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LA VIDA ESPIRITUAL DE LA NUEVA ERA

[e81] [i107] Hay un punto sobre el que quisiera llamarles la atención y es que los dos grandes grupos de agentes divinos ‑la Gran Hermandad Blanca y la Logia de las Fuerzas Materialistas‑ tratan de desviar las energías hacia ciertos canales que servirán a los fines para los cuales trabajan, se formaron y existen. Por lo tanto les pediría recordar que tras los acontecimientos externos están estos dos agentes directrices. En consecuencia, tenemos:

1 . Dos grupos de Mentes avanzadas, ambos igualmente iluminados por la luz del intelecto, formulando claramente sus objetivos, pero difiriendo en su orientación y énfasis. Un grupo, de acuerdo al plan divino, trabaja enteramente con el aspecto forma, estando ausente en este grupo la luz del amor y del desinterés. El otro trabaja únicamente con el aspecto alma o conciencia, y en este grupo controlan la doctrina del corazón y la ley del amor. A este respecto, ambos grupos trabajan por lo tanto en oposición en el plano mental. 2.  A los planes que incorporan estos dos ideales y divergentes objetivos se los hace descender al plano astral, entrando así en el mundo de deseos. Las líneas demarcatorias son siempre claras en lo que concierne a los trabajadores de ambos grupos, pero no resultan tan claras para los seres humanos comunes ni para los discípulos mundiales y los iniciados. El caos reina en el plano de los deseos, y el Arjuna mundial permanece hoy perplejo entre las dos fuerzas o campos opositores, reconociendo [i108] su relación con la forma y con el alma, haciendo conjeturas al mismo tiempo dónde reside su deber. Su etapa de evolución determina su problema. Así ambos grupos trabajan en oposición en el plano del deseo. 3.  La materialización de los planos de estos dos grupos de mentes iluminadas prosigue constantemente de acuerdo a las leyes divergentes de su ser ‑las leyes de la vida de la forma y las leyes del vivir espiritual. En esta etapa inicial y mientras se libra la batalla en el campo del deseo (porque allí es donde se libra el conflicto principal, y todo lo que ocurre en el plano físico es sólo el reflejo de un conflicto interno), las fuerzas de ambos grupos, trabajando con las energías de los rayos sexto y séptimo, han producido en el campo del vivir humano un estado de total cataclismo. La situación económica y los odios religiosos son los dos instrumentos principales. Sobre este tema debería reflexionarse.

[e82] En consecuencia, tenemos dos grupos, dos objetivos, dos grandes ideales formulados, dos corrientes de energía activa y dos rayos predominantemente en conflicto, que producen las divergentes ideologías. El resultado de este dualismo es el caos externo, la diferenciación de ambos ideales grupales en los muchos experimentos humanos, y el alineamiento resultante de toda la familia humana agrupada bajo diversas banderas, testimoniando los variados puntos de vista en los numerosos campos del pensamiento ‑político, religioso, económico, social, educativo y filosófico. Diré que el resultado de este conflicto es definidamente bueno, y demuestra la constante realización de la Gran Logia Blanca. La conciencia de la humanidad se ha expandido definidamente, y en la actualidad todos los hombres piensan. Esto constituye un fenómeno totalmente [i109] nuevo y una fresca experiencia en la vida del alma humana. El primer resultado de todo este disturbio ha sido el traslado del foco de atención humano al plano mental, por lo tanto más cercano a las fuentes de luz y de amor.

Aquí, en conexión con este cambio memorable de enfoque, los discípulos del mundo pueden hacerse cargo de la responsabilidad e iniciar el trabajo activo. Al hablar de discípulos empleo el término refiriéndome a todos aquellos que aspiran a la verdadera humanidad, a la hermandad y a la expresión viviente de los valores más elevados espirituales. No lo empleo en el sentido técnico, que involucra el reconocimiento de la relación con la Jerarquía a través de los diversos grados de probacionista o de discípulo aceptado, aunque los incluyo en mi pensamiento. Me refiero a todos los aspirantes y a quienes poseen algún sentido de los verdaderos valores, más el anhelo de satisfacer la necesidad del mundo.

Para comprender un poco el problema involucrado y los distintos métodos de trabajo que caracterizaron, tanto a quienes lo hacían en el pasado, bajo la influencia de sexto rayo, como a los que aprenden hoy a trabajar bajo la influencia del entrante séptimo rayo, podría ser de utilidad comparar brevemente los dos sistemas de actividad. Les pediré recordar que ambos sistemas y métodos de trabajo son igualmente correctos para su época y lugar, pero que el discípulo moderno debería descartar los viejos métodos y aprender a emplear progresivamente los más modernos, nuevos y efectivos. El discípulo debe aprender a hacer todo esto en forma optimista y confiada, sabiendo que los beneficios y la experiencia adquiridos bajo el sistema de disciplina de sexto rayo, son aún su más valiosa posesión, porque ha trasmutado los métodos y modos en características y en hábitos establecidos. El discípulo de la era actual debe dominar los nuevos sistemas de trabajo y las nuevas [i110] fuerzas y objetivos, confiando en las lecciones aprendidas en el [e83] pasado, y basar su nueva estructura de la verdad sobre los cimientos de las orientaciones estabilizadas, a establecerse ahora.

El primer paso que el aspirante sincero debe dar es detenerse por un instante a fin de averiguar y cerciorarse si está trabajando principalmente bajo el impulso de sexto rayo o con la influencia de séptimo rayo. Empleo deliberadamente los términos "impulso e influencia" porque describen el efecto general de las dos energías actuantes. Hay algo en que todos los discípulos y aspirantes pueden confiar, y es en el efecto básico y duradero de todas las potencias de sexto rayo, establecidas en los últimos dos mil años. Deben tenerse en cuenta, contrarrestarse y ser comprendidas, luego estudiarse las nuevas influencias, investigarse y dominarse los nuevos métodos y llevar las nuevas ideas e idealismos a la objetividad, para expresarlos en forma nueva. Sólo así podrá erigirse inteligente y sensatamente la nueva civilización y cultura, y sentarse las bases para el desarrollo de la familia humana en líneas correctas en la era venidera. Por lo tanto, será de valor comparar los sistemas antiguos y modernos de disciplina y entrenamiento, de atributo y cualidad, de métodos y objetivos. Abordaremos ante todo, los métodos de actividad de sexto rayo y sus principales características. Son para nosotros los más familiares y podemos considerarlos rápidamente y ello nos permitirá aplicar los nuevos sistemas para demostrar y descubrir la sabiduría antigua y comprender los nuevos modos de trabajo que proporcionarán una nueva vitalidad a la obra de la Jerarquía en el plano físico. La característica sobresaliente del discípulo y del aspirante en el antiguo régimen era la devoción. La raza tenía necesariamente [i111] que alcanzar una orientación distinta y correcta en el mundo de los valores espirituales, de allí el esfuerzo de la Jerarquía, que durante los últimos veinte siglos consistiera en poner el énfasis en el sector de los valores espirituales. Las religiones del mundo han mantenido un lugar preponderante durante varios miles de años, procurando que la humanidad busque unilateralmente al  alma y se prepare para la aparición del quinto reino de la naturaleza. Esto está designado (si puedo usar una palabra tan especializada) para entrar en manifestación en la inminente era de Acuario. Dicha era será predominantemente la del discipulado mundial, que posteriormente conducirá a la era de la iniciación universal en la época capricorniana. De allí que las grandes religiones mundiales hayan ejercido un dominio autoritario durante largo tiempo; sus peculiares principios adaptados a una nación, raza o período específico, contenían cierta verdad, establecida por intermedio de un instructor [e84] determinado, que atraía hacia sí a individuos de todo el mundo, espiritualmente orientados, y que para ellos expresaba la más elevada meta a que podían aspirar. Todas las religiones del mundo han sido construidas alrededor de una Idea encarnada, que en la propia Persona del instructor expresaba el ideal inmediato de ese tiempo y época. Demostraba ciertos atributos y conceptos divinos que era necesario presentar a la visión de los hijos de los hombres, como meta posible e inmediata. En dichas manifestaciones, como he indicado, puede observarse fácilmente la influencia de sexto rayo. No obstante, cuando una influencia individual de sexto rayo es constatada en una era en que el mencionado rayo se halla excepcionalmente  activo, podemos apreciar claramente a qué se debe la potencialidad de la idea religiosa, expresada en las doctrinas y dogmas teológicos y en la autoridad universal de las Iglesias. 

Esta orientación del hombre hacia el mundo de los valores superiores, ha sido el objetivo principal de la era de Piscis, que está finalizando [i112] ahora, y de la influencia de sexto rayo que va desvaneciéndose rápidamente. Aunque en ningún momento esta orientación básica deja de avanzar constantemente, es conveniente tener en cuenta que durante los últimos dos mil años se le han presentado a la raza procesos de orientación mucho más elevados, raros y difíciles, y ello por la siguiente razón: El cuarto reino de la naturaleza ha sido atraído hacia arriba, definidamente hacia el emergente quinto reino, lo cual hizo necesario también el traslado de la atención, desde los tres mundos del esfuerzo y expresión humanos, al mundo superior de la conciencia del alma. Así mismo fue necesario reenfocar la atención instintiva e intelectual, principal factor para el desenvolvimiento de la percepción divina, la cual puede ser instintiva, intelectual (y en consecuencia humana) y también espiritual. Pero los tres aspectos son igualmente divinos, cosa que a menudo se olvida.

El segundo objetivo del discípulo de sexto rayo, o del hombre que está saliendo de la influencia de este rayo, pero que aún está condicionado por él (siendo como ser humano representativo del actual ángulo evolutivo), ha sido el desarrollo de la "capacidad de abstracción", como se la denomina. La cualidad sobresaliente de nuestro día y época, como resultado de la trasmutación del carácter y la cualidad humana, en los discípulos y por intermedio de ellos, ha sido la expresión de la naturaleza idealista del hombre o de su respuesta instintiva a los valores intuitivos superiores. En el pasado, personas altamente desarrolladas, aunque muy pocas, demostraron aquí y allá este poder de abstraer la conciencia del aspecto material o forma de la vida, y enfocarlo en el ideal y en la expresión amorfa de la verdad viviente. Hoy están regimentadas [e85] masas enteras y naciones, por ciertas formas de idealismo, y pueden apreciar y aprecian, las ideas formuladas en ideales. Podemos ver aquí nuevamente el éxito del proceso evolutivo y de la tarea [i113] de la Jerarquía, que demuestra su eficacia en el esfuerzo por expandir la conciencia humana.

Debido a la potente actividad de sexto rayo, durante su largo período de expresión, la reacción del ser humano común ha sido una intensa devoción a su propio y particular ideal, unido al esfuerzo de imponer fanáticamente su sueño idealista (pues eso es en potencia) a sus semejantes, realizándolo de tal manera que la idea original se pierde lamentablemente y se destruye el ideal primitivo, y en vez del ideal mismo se ha ocupado demasiado de las formas de aplicarlo. Así la idea se pierde en el ideal, y el ideal a su vez, en el método de aplicación. El hombre se hace devoto de un ideal que puede o no encarnarse en una expresión individual, y esto controla sus pensamientos, preordena sus actividades y lo conduce, con frecuencia, a despiadados excesos en bien de su peculiar idea formulada. Bajo la expresión inmediata de sexto rayo, el divino principio del deseo se ha apartado fundamentalmente del deseo por la forma material, y se dirige al reino del deseo superior. Aunque todavía prevalece el materialismo, hay pocas personas que no estén animadas por ciertas aspiraciones idealistas y definidas, por las que estarían dispuestas a sacrificarse si fuera necesario. Éste es un fenómeno relativamente nuevo que debería ser cuidadosamente observado. En el trascurso de las edades, grandes hijos de Dios han estado dispuestos a morir por una idea; hoy existen masas enteras de hombres igualmente dispuestos a morir y lo han hecho, ya sea por la idea de un estado, imperio o nación superhumanos, por una respuesta a una necesidad mundial fundamental, o por una marcada adhesión a alguna ideología actual. Esto indica una extraordinaria [i114] realización racial y el destacado éxito de la Jerarquía al trasladar la atención humana al mundo de donde surgen las ideas, elevándola hacia valores más altos y menos materialistas. El instinto que ha caracterizado a este saliente período de sexto rayo y ha sido notablemente fomentado bajo su influencia, es el del gusto ‑gusto por el alimento, el intercambio humano, el color, la forma, el arte, la arquitectura y todas las ramas del conocimiento humano. Este gusto discriminador ha alcanzado una etapa relativamente elevada de desarrollo durante los últimos dos mil años, y "el buen gusto" constituye hoy una virtud masiva muy apreciada y objetiva. Esto es algo totalmente nuevo, que hasta ahora ha sido la prerrogativa de pocas personas cultas. Reflexionen [e86] sobre ello. Significa una realización evolutiva. Para los discípulos del mundo, el sentido del gusto debe trasmutarse en su analogía superior, el discriminador sentido de los valores. De allí el hincapié que se hace en todos los textos referentes al discipulado, sobre la necesidad de desarrollar la discriminación. Deseo-gusto‑discriminación, son los valores, bajo el sexto rayo, de todo desenvolvimiento evolutivo y particularmente la meta de todo discípulo.

Los métodos por los cuales la actividad de sexto rayo y sus objetivos, han sido impuestos en la raza, son tres:

1. El desarrollo del instinto. A esto le sigue el deseo inteligentemente reconocido, produciéndose así el constante aumento de los requisitos, de la comprensión y luego de la reorientación. 2.El consiguiente estímulo de la conciencia humana hacia la expansión, conduce finalmente a la aspiración espiritual.

3.Después sigue el reflejo de la realidad en la conciencia mental, y esto se siente, se exige y se busca, por medio del trabajo grupal.

[i115] El mecanismo del ser humano por el cual el alma hace contacto con los tres mundos, que de otra manera (de acuerdo al actual plan) quedan sellados y ocultos a la experiencia y experimentación del alma, ha sido más agudamente sensibilizado y desarrollado durante los últimos dos mil años que en el período anterior de diez mil años. La razón estriba en que la mente del hombre ha ayudado conscientemente en el proceso de coordinar los instintos y trasmutar la reacción instintiva, traduciéndola en una percepción inteligente. En el caso de los discípulos mundiales, el proceso se llevó hasta la siguiente etapa de desenvolvimiento, denominada conocimiento intuitivo. La contraparte de los cinco sentidos y sus analogías superiores, en los planos más sutiles, se están desarrollando, organizando y reconociendo rápidamente, y mediante estos sentidos internos ha sido posible el descubrimiento espiritual, así como también los más conocidos descubrimientos síquicos. En las tres fases,

a. el instinto de aspiración,

b. el estímulo del deseo divino, c. el reflejo de la realidad,

tenemos la historia de la actividad de sexto rayo y su relación, durante los últimos siglos, con su principal campo de expresión, el plano astral. Podemos ahora considerar el séptimo rayo en la misma forma que el sexto, en relación con la situación actual. Al hacerlo, se [e87] desarrollará en nuestra conciencia una idea del proceso de desarrollo y de los emergentes eventos e inminentes acontecimientos que pueden lógicamente esperarse. Existe, como podrá comprenderse, [i116] dos maneras de considerar cualquier rayo determinado. Ante todo puede ser estudiado desde el ángulo de la energía, que siempre entra en relación con otras energías y fuerzas, y su encuentro produce frecuente conflicto, una situación cambiada y totalmente distinta de la que existía antes del contacto. Estas importantes etapas podrían describirse brevemente con las siguientes palabras: contacto, conflicto, adaptación, equilibrio (una forma de estancamiento o condición estática alcanzada, que imperó en el siglo XIX), absorción y desaparición final de la energía saliente mas débil. La conclusión a que se llega es siempre inevitable, porque los rayos no son los que están en conflicto, sino la sustancia y las formas implicadas en el período. En segundo término, puede considerarse la cualidad del rayo. En realidad es la expresión de su alma y naturaleza intrínseca que ‑haciendo impacto sobre las condiciones existentes, cuando el rayo viene a la manifestación‑ realiza definitivamente tres cosas:

1.  Cambia la naturaleza de la civilización y la cultura de la humanidad en un período dado. La Jerarquía utiliza esta fuerza cuando tiene lugar cualquier encuentro de energías de rayo. La cultura es la primera en cambiar, porque toda cualidad básica cambia siempre de arriba abajo, y los intelectuales son los primeros en ser sensibles a las diferencias entrantes. Entonces los cambios de la forma invierten automáticamente el proceso. De esta manera se producen inevitablemente puntos de unión en todo el proceso evolutivo. Cuando los científicos, que se ocupan de la teoría y procesos de la evolución, acepten y estudien el procedimiento de los rayos, se producirán definitivos cambios en la actitud y habrá un acercamiento más estrecho a la verdad. Este concepto se halla también detrás de la enseñanza que he impartido sobre los Grandes Acercamientos que deben tener lugar (y que lo tendrán dentro de breve [i117] tiempo) entre los reinos cuarto y quinto de la naturaleza. La Jerarquía es el núcleo dinámico y viviente del quinto reino. 2.  Cambios en los otros reinos de la naturaleza, produciendo una cualidad distinta en la manifestación del alma de cualquier reino (porque todos difieren en la cualidad del alma) y como consecuencia, en el aspecto forma. 3.  Cambios en el tipo de egos o almas que encarnan durante determinado período de rayo. Con esto quiero significar que así como durante la era que está finalizando, el conjunto de las almas encarnadas es predominantemente de la cualidad de [e88] sexto rayo, es de esperar ahora la aparición de un crecido número de egos de séptimo rayo. El desarrollo de la futura civilización de séptimo rayo, de síntesis, fusión y acrecentada expresión del alma, y además el desarrollo de la nueva etapa en la que está entrando la magia blanca de la Jerarquía, es por lo tanto inevitable y para esta etapa deberá haber una definida preparación y entrenamiento.

Los poderes de la era de la magia son numerosos, y una de las razones por las cuales  está apareciendo ahora el séptimo rayo, se debe a la rápida integración y perfeccionamiento de la personalidad humana; lograr la integración superior del alma con la personalidad resulta hoy más posible y fácil que nunca. Las nuevas formas, por las cuales la tan deseada consumación puede efectuarse, deben desarrollarse, en consecuencia, de manera gradual y científica. Esto, como puede fácilmente concebirse, se realizará mediante la intensificación de las fuerzas que funcionan a través del cuerpo etérico, mediante la coordinación de los siete centros mayores y el establecimiento de sus relaciones rítmicas. El séptimo rayo rige predominantemente los niveles etéricos del plano [i118] físico. No rige la forma física densa, que está controlada por el tercer rayo. El cuerpo etérico o vital, responde y se desarrolla bajo las influencias entrantes de séptimo rayo.

Al considerar los métodos por los cuales se realizan los propósitos del séptimo rayo, quisiera señalar que precisamente aquí me encuentro limitado y obstaculizado por el idioma, pues estamos tratando con algo nuevo y por lo tanto aún no verdaderamente comprendido, y con esos desenvolvimientos que eventualmente se producirán por medio de una magia científica y verdadera. Esta nueva magia tendrá la misma relación que las que podrían tener las siglas g‑a‑t-o, en una fórmula algebraica, con las burdas tentativas y a menudo ridículas empresas de los magos, alquimistas y prestidigitadores del pasado. Además quisiera recordarles que la magia que se realizaba en Egipto ‑lugar en que originó la antigua magia‑  estaba definidamente concentrada en la producción de efectos físicos y resultados materiales y el centro de la atención de los magos de esa época puede observarse en la estupenda producción de esas antiguas y gigantescas formas que se yerguen hoy, silentes e inmóviles, conservando toda su prístina magnificencia, las cuales llaman la atención de los arqueólogos y viajeros; las formas menores de la magia estaban dedicadas a la protección mágica de la forma física y a las cuestiones relacionadas con ella. Más tarde apareció la alquimia con sus variadas formas, y también la búsqueda de la piedra filosofal [e89] y la enseñanza sobre los tres elementos minerales básicos. Los alquimistas eran impulsados esotéricamente, y desde el aspecto subjetivo de la vida trataban de descubrir lo que pudiera unificar los tres niveles físicos inferiores, haciéndolo en la naturaleza profundamente simbólica del desenvolvimiento racial. Dichos niveles simbolizan al hombre integrado ‑físico, astral y mental. Si agregamos [i119] a estos elementos la piedra filosofal, que ha realizado su trabajo mágico, tenemos la representación simbólica del control ejercido por el alma en los cuatro niveles superiores del plano físico, los niveles etéricos o de energía. La piedra filosofal es el emblema de esta deseable culminación. Digo "emblema" y no "símbolo". Un símbolo es el signo externo y visible de una realidad interna y espiritual, llevada a la expresión en el plano físico por la fuerza de la vida interna ya encarnada. Un emblema es la formulación y creación de un concepto por parte del hombre, personificando para él la verdad tal como la percibe y comprende. Un símbolo tiene más grandes implicancias que un emblema.

Los niveles etéricos constituyen también el campo de expresión del alma, ya sea el alma humana o su expresión como Tríada superior, la vida monádica. Me pregunto si alguno de ustedes tiene la menor idea de lo que le ocurrirá a la humanidad cuando la realidad subjetiva interna, actuando por medio del cuerpo etérico y derramando sus fuerzas libremente a través de los centros de ese cuerpo, logre su mayor integración con el mecanismo físico denso, y lo controle, reduciéndolo a la más completa subordinación, como resultado de la integración superior consumada entre el alma y la personalidad.

Nos encontramos, en consecuencia, en un período crucial e interesante de la historia racial y planetaria, período distinto de cualquier otro precedente, debido a que el proceso evolutivo ha sido definidamente exitoso, pese a todos los fracasos, errores y demoras; las demoras que abundaron, debido a la negativa (para ustedes curiosa y difícil de entender) de las Energías concentradas en Shamballa, de imponer la fuerza de la voluntad sobre la materia y la forma, hasta el momento de poder hacerlo con la cooperación de la familia humana. Hasta ahora nunca fue posible [i120] porque el hombre no estaba preparado para la tarea ni tenía conocimiento del Plan. El Señor de Shamballa y Sus Colaboradores tuvieron que esperar hasta que penetrara por lo menos un tenue delineamiento del Plan en la conciencia de la raza, lo cual está sucediendo con creciente frecuencia, y cada día que pasa, mayor número de hombres y mujeres inteligentes entran en contacto (o son puestos en contacto) con las ideas que emergen de la Jerarquía. En consecuencia podemos esperar que aparezca firmemente [e90] y se aplique gradual y cautelosamente la energía volitiva proveniente del centro más elevado que existe en nuestro planeta, Shamballa. Dicho centro corresponde al monádico, el que hace sentir su poder en la conciencia del discípulo que está preparado para recibir la tercera iniciación. Una vez recibida la segunda iniciación, la atenta Jerarquía puede empezar a observar la constante reorientación del alma ‑ hacia lo mónada y el poder de atracción que ejerce ese aspecto superior sobre el iniciado. En la actualidad son tantos los miembros de la familia humana ‑encarnados o no‑ que han recibido las dos primeras iniciaciones, que la atención de Shamballa se dirige cada vez más hacia la humanidad, vía la Jerarquía; mientras tanto, en forma simultánea, los pensamientos de los hombres se encaminan hacia el Plan y hacia el empleo de la voluntad, al dirigir y guiar la naturaleza de la fuerza dinámica. La cualidad de la guerra en este siglo, por ejemplo, de naturaleza dinámica y explosiva, es índice de lo antedicho porque la expresión de la muerte y la destrucción, es uno de los aspectos de la energía volitiva, y el primer rayo es el del destructor. Lo que se ve, en consecuencia, es el efecto que produce la fuerza de Shamballa en las formas de la naturaleza, debido al mal uso que el hombre hace de esta entrante energía. Antiguamente las guerras, hablando en forma esotérica y general, se basaban indefectiblemente en el atrayente poder de las posesiones, conduciendo a la formación del carácter agresivo y codicioso de [i121] los móviles que llevaban a la guerra. Gradualmente se ha ido produciendo un cambio, y últimamente las guerras han tenido su fundamento en móviles más elevados, y la adquisición de más territorios y posesiones no han constituido el principal y real motivo. Las guerras han sido desatadas por la necesidad económica o por la imposición de la voluntad de alguna nación o grupo de naciones sobre otras, por el deseo de implantar alguna ideología en determinado país o por deshacerse de un caduco sistema de pensamiento, gobierno o dogma religioso, que detiene el desarrollo racial. Esto se está haciendo ahora conscientemente, pues es una expresión de la fuerza de Shamballa o volitiva, que en definitiva no es la fuerza del deseo como en el pasado.

El séptimo rayo constituye una de las líneas directas que puede recorrer la energía de primer rayo y en ello reside otra de las causas de su aparición en estos momentos, pues al liberar la vida para penetrar en las nuevas y mejoradas formas, los anticuados sistemas de vida, cultura y civilización, deben ser destruidos o modificados. Todo esto es el trabajo del primer Rayo de Voluntad, expresándose predominantemente en la época actual por medio del séptimo rayo de Organización y Relación. [e91] Al estudiar el sexto rayo hemos considerado ante todo su efecto producido en el trabajo y entrenamiento, la vida y los planes del discípulo, condicionando, como lo hace inevitablemente, las actividades y rendimiento de su vida. Después vimos el principio motivador del deseo a este respecto, y finalmente tocamos los tres tipos de la prevaleciente actividad de rayo. Sigamos ahora el mismo procedimiento y obtendremos una idea de la relación existente entre los rayos sexto y séptimo, y el modo en que la potencia de sexto rayo ha preparado a la humanidad para los inminentes acontecimientos que enfrenta. [i122] Lo que diré ahora, no será fácilmente comprendido o debidamente apreciado, por el discípulo de sexto rayo, pues los métodos empleados por Quienes manejan y dirigen las nuevas energías, resultarán incomprensibles para él, como conocedor de sistemas antiguos, de ahí la aparición de las escuelas fundamentalistas que existen en todos los campos del pensamiento ‑religioso, político y hasta científico. Agregaré que cuando el discípulo de sexto rayo intenta emplear las nuevas energías entrantes, para él se expresan en el plano astral, y el resultado es magia astral, profundo espejismo y honda decepción. A este hecho debemos atribuir la aparición de instructores que pretenden enseñar magia, obtener ciertos resultados mágicos, trabajar con rayos de distintos colores, utilizar Palabras de Poder, dictar leyes y ser custodios de anhelos y secretos, hasta ahora no revelados, de los Maestros de la Sabiduría. Todo ello es una especie de espejismo astral; también el contacto establecido en el plano astral precipitará posteriormente en la tierra lo que han podido captar allí. Aún no es el momento ni la hora de emplear tales cosas. El sentido del tiempo y la comprensión del momento exacto en que se llevará a cabo el Plan con sus futuros detalles, no ha sido captado por esas personas sinceras pero ilusas, que ‑enfocadas como lo están en el plano astral y mentalmente subdesarrolladas‑ interpretan mal, para sí y los demás, lo que allí perciben síquicamente. Saben excesivamente poco, pero creen saber mucho. Hablan con autoridad, pero es la autoridad de una mente sin expansión. Hoy prevalece la expresión de las antiguas formas de magia, la búsqueda de indicios e indicaciones de métodos caducos y cristalizados, responsables, en el remoto pasado, del gran engaño de las masas y la consiguiente ilusión masiva. [i123] Quisiera que recuerden que la magia blanca se ocupa del desenvolvimiento del alma en la forma para adquirir la experiencia necesaria. La magia blanca no se ocupa de actuar directamente sobre la forma, sino por la influencia indirecta del alma, que actúa en cualesquiera de las formas de todos los reinos de la naturaleza, [e92] cuando somete la forma a su control, efectuando así los necesarios cambios en el desarrollo del mecanismo. El mago blanco sabe que cuando se aplica adecuada y correctamente el estímulo de rayo al centro que llamamos el alma de cualquier forma, no a la forma misma, entonces el alma, así estimulada, realizará su propio trabajo de destrucción, atracción y reconstrucción, y la consiguiente renovada manifestación de la vida. Esto atañe al alma de un hombre, de una nación y al alma de la humanidad misma. Recuérdenlo, porque he expuesto aquí una regla básica y fundamental que rige eternamente a la magia blanca.

Por esta razón se dice que el séptimo rayo rige al reino mineral, mediante el cual manifiesta esa significativa característica y cualidad del alma que llamamos radiación. El término describe exactamente el resultado del estímulo del alma sobre cada forma y dentro de ella. La vida del alma oportunamente se irradia más allá de la forma, y dicha radiación produce efectos definidos y calculados. El sexto rayo, como bien se sabe, está estrechamente relacionado con el reino animal, y su efecto allí consiste en desarrollar la cualidad y expresión de la domesticidad en las formas superiores de la vida animal, y la adaptabilidad del animal al contacto humano. Los rayos séptimo, tercero y sexto, controlan al reino animal. De allí que podemos deducir fácilmente que la relación existente entre los animales superiores y el hombre, es de rayo y por lo tanto de utilidad según la ley de evolución, e inevitable en sus resultados. Los rayos sexto, segundo y cuarto, rigen [i124] al reino vegetal, existiendo aquí también una relación entrelazada por medio del sexto rayo. El reino humano está regido por los rayos cuarto y quinto, y nuevamente por el cuarto, lo cual indica relación. Algún día esas relaciones y líneas de fuerza interconectadas serán mejor comprendidas, se estudiarán científicamente y se investigarán las líneas de energías relacionadas. Este conjunto de energías directrices entrelazadas ocupará la atención de algunas de las mejores mentes, y cuando ello ocurra se aprenderá mucho. Tal información, sin embargo, es hoy de muy poca utilidad, y continuará así hasta que los hombres se hagan sensibles a la vibración de los distintos rayos y lleguen a aislar el ritmo de un rayo en su conciencia. Cuando se desarrolle dicha sensibilidad, se realizarán numerosos y rápidos descubrimientos revolucionarios y significativos.

Uno de los inevitables efectos de la energía de séptimo rayo será relacionar y unificar en estrecha síntesis, los cuatro reinos de la naturaleza, debiendo hacerse como preparación para realizar el trabajo largamente preordenado para la humanidad, que consiste en ser el agente distribuidor de la energía espiritual para [e93] los tres reinos subhumanos. Esta es la principal tarea de servicio que debe emprender el cuarto reino por medio de sus almas encarnadas. La radiación proveniente del cuarto reino será algún día tan poderosa y sus efectos tendrán tan largo alcance, que compenetrarán las mismas profundidades del mundo fenoménico creado, llegando incluso hasta el reino mineral. Entonces veremos los resultados a que se refiere el gran iniciado Pablo, cuando dice que toda la creación espera la manifestación de los Hijos de Dios. Tal manifestación es la irradiación de la gloria, el poder y el amor.

Incidentalmente quisiera indicar que la influencia de séptimo rayo tendrá tres efectos definidos sobre el tercero y cuarto reinos de la naturaleza, y son: [i125] 1. Todos los cuerpos animales serán progresivamente refinados y en el caso de la humanidad serán conscientemente refinados, llevándolos así a un estado de desenvolvimiento superior y más especializado. Esto se realiza hoy con toda rapidez. La dieta y el atletismo, la vida al aire libre y al sol, están haciendo mucho por la raza, y en las dos próximas generaciones cuando aparezcan cuerpos refinados y naturalezas sensibles, el alma tendrá mejores instrumentos para trabajar. 2. La relación entre los reinos animal y humano será cada vez más estrecha. Es bien conocido el servicio que el animal presta al hombre, en incesante expresión, pero el servicio que presta el hombre a los animales todavía no es comprendido aunque se están dando algunos pasos correctos en ese sentido Oportunamente debe producirse una estrecha síntesis y una coordinada simpatía entre ellos, y cuando ocurra, tendrán lugar casos extraordinarios de mediumnidad animal bajo la inspiración humana. Por ese medio, el factor inteligencia del animal (del cual el instinto es la manifestación en embrión), se desarrollará rápidamente, siendo éste uno de los resultados descollantes de la denominada relación animal‑humana. 3.  Como consecuencia de esta evolución acelerada, habrá una rápida destrucción de ciertos tipos de cuerpos animales. Desaparecerán los cuerpos humanos de grado muy inferior, causando un cambio general en los tipos raciales, hacia un nivel superior. Muchas especies de animales también desaparecerán, y ya están desapareciendo, de allí el creciente hincapié sobre la conservación de los animales y el establecimiento de cotos de caza.

En este estudio comparativo, aunque inadecuado, de los antiguos y nuevos estilos de  discipulado uno de los problemas que la [i126] Jerarquía debe afrontar es cómo lograr los cambios necesarios [e94] en la técnica y método de desarrollo, que requerirá el sujeto de séptimo rayo, y al mismo tiempo condicionar esos cambios para producir suavemente el proceso de reajuste e interacción entre la Jerarquía y los aspirantes del mundo. Dicho reajuste debe incluir a ambos grupos (uno de ellos es hoy numeroso, el otro reducido) de discípulos que pertenecen a los rayos sexto y séptimo. Los problemas de la Jerarquía no interesan, por supuesto, a quienes no alcanzaron la liberación y, por lo tanto, no pueden contemplar la vida con los mismos ojos de quienes ya no están sujetos a las fuerzas de los tres mundos; sería de utilidad para los discípulos reflexionar ocasionalmente sobre las relaciones existentes en el caso de los Maestros y cavilar menos sobre sus propias y peculiares dificultades individuales. Una de las principales características del discípulo de séptimo rayo es un intenso sentido práctico. El discípulo trabaja en el plano físico teniendo un constante y firme objetivo, a fin de lograr resultados efectivos en la determinación de las formas que asumirán la cultura y civilización futuras; al finalizar el ciclo del séptimo rayo, trabajará arduamente para perpetuar lo que ha realizado. Manejará fuerza para construir las formas que satisfarán sus necesidades, haciéndolo más científicamente que los discípulos de otros rayos. El devoto de sexto rayo es mucho más abstracto y místico en su trabajo y pensamiento, y pocas veces llega a comprender realmente la correcta relación que existe entre forma y energía. Piensa casi totalmente en términos de la cualidad y presta poca atención al aspecto material de la vida y a la verdadera significación de la sustancia cuando produce fenómenos. Tiende a considerar a la materia como de naturaleza maligna y a la forma una limitación, poniendo el énfasis únicamente sobre la conciencia del alma, considerándola de suma importancia. El [i127] fracaso de trabajar inteligentemente, y agregaría yo, amorosamente, con la sustancia, a fin de relacionarla correctamente con la densa forma externa, produjo en los últimos dos mil años un mundo tan desastrosamente dirigido que ha llevado a los habitantes del planeta a la grave situación actual. El trabajo llevado a cabo en forma ignorante, en el plano físico, por quienes están bajo la influencia de la fuerza de sexto rayo, ha creado un mundo que padece separaciones, en forma análoga al individuo que sufre de doble personalidad. Las líneas demarcatorias entre la ciencia y la religión, constituyen un ejemplo destacado y han sido trazadas con toda claridad y fuerza. La separación a que me refiero ha sido creada por los eclesiásticos del pasado y por nadie más; las líneas separatistas fueron trazadas por los místicos imprácticos y visionarios, así como también por los fanáticos devotos de alguna idea [e95] que no obstante eran incapaces de ver las amplias implicaciones y la naturaleza universal de esas reconocidas ideas. Estoy generalizando, porque hubo muchos devotos y santos hijos de Dios que jamás fueron culpables de las estupideces y tendencias separatistas mencionadas. Con esto también debemos reconocer que la religión ortodoxa ha separado, temporariamente, los dos grandes conceptos espíritu y materia en su pensamiento y enseñanza, con lo cual separó la religión de la ciencia.

La tarea de los trabajadores de la nueva era es reunir esos dos aparentes opuestos y demostrar que espíritu y materia no son antagónicos entre sí, y que en todo el universo sólo existe sustancia espiritual, actuando sobre las formas tangibles externas y luego creándolas.

Cuando clasificamos como "malas" una forma y actividad, se debe solamente a que la energía motivadora detrás de la forma, responsable de la actividad, está erróneamente orientada, egoístamente impulsada e incorrectamente empleada. Aquí nuevamente son importantes dos verdades básicas del ocultismo moderno (se [i128] impartirán otras cuando estas dos sean dominadas y aplicadas correctamente):

1.La energía sigue al pensamiento.

2. El objetivo correcto crea la acción adecuada y la forma conveniente. Ambas afirmaciones son de origen muy antiguo, pero hasta ahora han sido muy poco comprendidas. Por eso lo primero que un discípulo debe conocer es la naturaleza de la energía y aprender a controlarla y dirigirla; esto lo realiza trabajando con las causas originantes, aprendiendo la naturaleza del reino de las causas y desarrollando la capacidad de ver, detrás del efecto, la causa que lo generó y produjo. En el caso individual del discípulo y en la etapa preliminar de su entrenamiento, ello involucra una constante investigación de sus móviles, hasta llegar a descubrir en qué consisten, pues ha dirigido en tal forma su pensamiento que, en todos los casos, se podrá confiar en que dichos móviles actuarán automática y dinámicamente dirigidos por el alma.

Por lo general el discípulo de sexto rayo hace descender su trabajo hasta el plano astral, y allí reside el foco de su atención, de su vida y de su pensamiento. Su naturaleza física responde por necesidad y automáticamente al impulso enviado desde el plano astral, motivado en el mental, y a veces dirigido por el alma. Pero la potencia de su deseo y su determinación de ver el fruto de su trabajo, ha causado mucha dificultad en el pasado, al detener [e96] la verdadera expresión del impulso originador. Queda detenido en el plano astral. Esto ha sido equilibrado por la intervención cíclica de otras fuerzas de rayo, de lo contrario la situación sería mucho peor de lo que es. El discípulo de séptimo rayo hará descender directamente al plano físico la energía que maneja, logrando con ello la integración, y el dualismo que lo caracteriza constituirá un centro de energía en el plano mental y otro en el [i129] plano físico. Los pares de opuestos del plano astral constituyen el dualismo del trabajador de sexto rayo. Es evidente, por lo tanto, que habiendo establecido los dos puntos de energía (mental y física), la siguiente tarea de quien trabaja con magia, consiste en producir, en el plano físico, una síntesis de las energías disponibles, concretarlas y conferir fuerza activa y persistente, a lo que ha sido construido. La energía así empleada, en la mayoría de los casos, será de tres tipos. 1 .La energía de la mente. Será la controladora energía dominante que se empleará durante el período del discipulado aceptado y hasta la segunda iniciación. 2. La energía del alma. Será manejada, utilizada y aplicada en forma creadora, desde la segunda hasta la tercera iniciación. 3. La energía del alma y de la mente, fusionadas y sintetizadas. Esta combinación es de enorme potencia. Después de la cuarta iniciación, su potencia aumentará debido a la energía proveniente de la mónada.  Aunque todo es energía, no debe olvidarse que también en la correcta enseñanza esotérica se llama energía a la actividad impulsora superior, y lo que está condicionado e impelido a la actividad, por su intermedio, se denomina fuerza. Los términos son relativos y movibles. Para el conjunto de la humanidad, por ejemplo, el impulso astral es la energía más elevada a la que normalmente aspira, y las fuerzas sobre las cuales actuará la energía astral, serán la física y la etérica. Las energias superiores pueden ejercer un control intermitente, pero por regla general el incentivo o impulso de la vida es astral, y ello puede ser denominado [i130] deseo o aspiración, de acuerdo al objetivo. La aspiración puede ser sencillamente una ambición mental o deseo de poder, y el término "aspiración" no debe limitarse únicamente a definir los llamados impulsos religiosos, anhelos místicos y demandas de liberación.

El discípulo de séptimo rayo trabaja conscientemente por medio de ciertas leves, las cuales rigen la forma y su relación con el espíritu o vida. En Tratado sobre Fuego Cósmico, dí las tres leyes mayores del sistema solar y las siete leyes subsidiarias por las [e97] cuales se expresan las tres mencionadas; también me referí a las leyes que rigen el trabajo grupal. Debe recordarse que los discípulos, que pertenecen a los diversos rayos, manejarán esas leyes de acuerdo a la cualidad de los impulsos de su rayo (estoy obstaculizado por falta de palabras apropiadas), interpretándolos en términos de obligaciones específicas de la vida o dharma, produciendo los resultados deseados mediante las distintas técnicas de rayo, sin embargo, de acuerdo siempre a la inevitabilidad de los resultados producidos por las energías que han liberado para actuar sobre las fuerzas, bajo las leyes de su ser. El discípulo de sexto rayo, cuando trabaja con las leyes de la naturaleza y las del alma, cualificará sus resultados y producirá sus formas creadoras en el plano astral; a menudo debe aprender a trabajar por medio de una personalidad de séptimo rayo, durante varias vidas (previas o posteriores al discipulado), antes de poder llevar al plano físico sus sueños y visiones. El discípulo de séptimo rayo no tiene tal problema. Por su conocimiento del ritual (que es el antiguo medio codificado mediante el cual son organizadas y relacionadas la naturaleza atrayente y expresiva de las energías a emplearse), por su comprensión de las "Palabras de Poder", que descubre mediante el experimento y el empleo de la potencia del sonido, el discípulo del futuro trabajará y construirá el nuevo mundo [i131] y su cultura y civilización. Una curiosa indicación del efecto del trabajo mágico de séptimo rayo, sobre la conciencia de la masa, es el empleo creciente de lemas y "frases persuasivas" (¿no es éste el término empleado?) para obtener resultados e impeler a los seres humanos a ciertos tipos de acción masiva. Constituye el empleo embrionario de las Palabras de Poder, y por el estudio del valor de sus tonos, por sus indicaciones numéricas y su potencia inherente, los hombres llegarán eventualmente a vastas creaciones y realizaciones mágicas, produciendo actividad grupal y logrando la aparición de ciertas formas de expresión en el plano externo. Después de todo, las fórmulas científicas han reducido a unos cuantos signos y símbolos los descubrimientos más abstrusos e intrincados. El paso siguiente es encarnar esos signos y símbolos en una palabra o palabras, impartiéndoles lo que esotéricamente se denomina "el poder de encarnar".  Podría expresarlo de esta manera: la antigua afirmación de que "Dios habló y los mundos fueron hechos", significa sencillamente que la fórmula de Dios para la creación, se redujo a una gran Palabra que El emitió, a la cual siguieron los inevitables resultados. Algo de este proceso, en la ínfima escala humana, será visto en la próxima era. Lo que termino de decir ahora parecerá fantasioso y fantástico al estudiante común. Resultará evidente que los discípulos de séptimo rayo manejan [e98] mucho poder, y por esta razón en toda la enseñanza que se les imparte, el énfasis se pone sobre la pureza del móvil. Antiguamente se hacía hincapié sobre la pureza del cuerpo, en el caso de discípulos de sexto rayo. Como era inevitable, llevaron la idea hasta el fanatismo, resaltando el celibato, el ascetismo y las más rígidas reglas para la vida física, convirtiendo a menudo en pecaminoso lo que es natural. Esta etapa fue necesaria para su desarrollo, porque era esencial que el plano físico se convirtiera en un factor importante en su conciencia, y su atención se apartara del reino de las [i132] abstracciones (su línea de menor resistencia) y se enfocara en el vivir físico, porque, nuevamente, la energía sigue al pensamiento. De este modo su actitud hacia la vida podrá hacerse más práctica, y tendrá lugar la necesaria integración. Los discípulos de la nueva era pondrán el énfasis sobre el principio mental, porque condiciona el pensamiento y la palabra. Todo el trabajo mágico se basa en la energía del pensamiento y en la palabra hablada (expresión de los dos centros mágicos mencionados), y la pureza en el reino de la mente y en el móvil, es considerada en consecuencia como una esencialidad básica.

La influencia del séptimo rayo originará en un sentido peculiar inesperado, la Escuela Occidental de Ocultismo, del mismo modo que el impulso de sexto rayo originó la Escuela Oriental de Ocultismo, la cual hizo descender la luz al plano astral y la nueva influencia entrante la hizo descender al plano físico. La enseñanza oriental afectó al cristianismo, e indicó y determinó las líneas de su desarrollo, siendo el cristianismo definidamente una religión de enlace. Eventualmente, los papeles se invertirán y la "Luz de Oriente" se trasladará a Europa y América. Esto traerá inevitablemente la tan deseada y necesaria síntesis del camino místico y el sendero ocultista, lo cual llevará más tarde a la formulación del camino superior, del que es inútil hablar por el momento, pues no lo comprenderían. Ninguna de las antiguas y fundamentales Reglas del Camino serán abrogadas o descartadas. Así como los hombres recorrían a pie las antiguas carreteras, de acuerdo a las necesidades de su época y tiempo, y hoy viajan por tren o automóvil (para llegar al mismo lugar), debe seguirse el mismo camino y alcanzarse la misma meta, pero habrá diferencia en los procedimientos, variarán las precauciones y cambiarán las medidas de protección. Las reglas pueden variar de vez en cuando a fin de proporcionar [i133] indicaciones más simples y la protección adecuada. El entrenamiento del discípulo en el futuro diferirá del entrenamiento en el pasado, pero las reglas básicas mantendrán su autoridad.

La nota clave que rige el desarrollo del discípulo de sexto rayo está expresada en las palabras de Cristo, cuando dijo: "Si [e99] fuere yo ascendido, atraeré a todos los hombres hacia Mí". El énfasis de todo trabajo de sexto rayo es Atracción y Repulsión, de allí que la división y separación producen eventualmente comprensión de la necesidad de una síntesis e integración, conscientemente emprendida y mentalmente motivada y producida. La historia del cristianismo (la historia de Europa) se iluminará, si se estudia la Ley de Atracción y Repulsión en conexión con su épico pasado. El empleo y mal uso de esta ley y sus constantes interpretaciones en términos de deseos materiales, ambiciones personales y control territorial, ha causado las diversas escisiones y separaciones y también gran parte de lo ocurrido. Bajo la influencia de séptimo rayo, terminarán esas separaciones, oportunamente, y tendrá lugar la síntesis.

La nota clave del discípulo de séptimo rayo es "Actividad Radiatoria". De allí que hayan surgido en el mundo del pensamiento ciertas nuevas ideas ‑la radiación mental o telepatía, el empleo radiatorio del calor, el descubrimiento del radio. Todo esto constituye la actividad del séptimo rayo. El principio divino que concernirá principalmente a la humanidad de séptimo rayo, será el de la vida, cuando se expresa por medio del cuerpo etérico. Por esta razón existe un creciente interés por la naturaleza de la vitalidad; se está estudiando la función de las glándulas y antes de mucho tiempo se observará su principal función como generadora de vitalidad. Esotéricamente serán consideradas como exteriorizaciones de la fuerza de los centros del cuerpo etérico en el plano físico, y su vivencia o falta de [i134] actividad indican la condición de esos centros. El interés mundial también va trasladándose al campo de la economía, que en definitiva es el campo del sustento de la vida. Por consiguiente, muchas cosas sucederán en estas interesantes esferas, y cuando el cuerpo etérico llegue a ser un hecho científicamente constatado y se hayan reconocido los centros, mayores y menores, como focos de toda energía al expresarse por medio del cuerpo humano en el plano físico, tendremos una gran revolución en el campo de la medicina, en la dieta y en la distribución de la actividad en la vida diaria. Esto producirá grandes cambios en los sistemas de trabajo y ocupación, y sobre todo en las actividades de la raza en los momentos libres.

Este pensamiento llama la atención sobre los tres métodos de actividad empleados por todos los trabajadores de rayo, y difieren para cada uno. Finalmente controlarán los tipos de séptimo rayo, los que gradualmente cambiarán las actividades hacia la vida y producirán diferentes métodos para el diario vivir, y son: [e100] 1. Actividad grupal para establecer la relación científica entre sustancia y energía.

2. Estimulación de las formas etéricas por medio de la fuerza correctamente dirigida.

3. Distribución correcta de la energía vital, mediante el estudio científico.

Estamos entrando en una era científica, pero será una ciencia que saldrá de la actual encrucijada en que se halla y ‑habiendo penetrado, como lo ha hecho, en el reino de lo intangible‑ comenzará a trabajar más subjetivamente que hasta ahora. Reconocerá la existencia de sentidos suprasensorios, como prolongación de los cinco sentidos físicos, y esto se impondrá a la ciencia debido a la gran cantidad de personas dignas de confianza que los poseerán [i135]  y que podrán vivir y actuar simultáneamente en los mundos de lo tangible y de lo intangible. El cúmulo de testimonios irrefutables será incontrovertible. En el momento en que se pruebe la existencia del subjetivo mundo de las causas (y a eso se llegará mediante la irrebatible evidencia de la prolongación de los sentídos del hombre), la ciencia entrará en una nueva era; su foco de atención cambiará; las probabilidades de efectuar descubrimientos serán inmensas y el materialismo (tal como se lo entiende ahora) desaparecerá. Hasta la palabra "materialismo" resultará anticuada y a los hombres del futuro les divertirá la limitada visión de nuestro mundo moderno y se preguntarán por qué pensábamos y sentíamos así.

En conexión con los cinco rayos que según hemos observado están actualmente influyendo o comenzando a influir sobre la humanidad (los rayos primero, segundo, tercero, sexto y séptimo). deberían recordar que su efecto varía de acuerdo al tipo de rayo o cualidad de rayo del individuo implicado y según su etapa en la escala de la evolución. Estos puntos a menudo se olvidan. Por ejemplo, si un hombre pertenece al segundo Rayo de Amor‑Sabiduría, puede esperarse que la influencia de este rayo y la del sexto (que está en la línea de poder de segundo rayo) sea fácilmente eficaz, constituyendo necesariamente la línea de menor resistencia. Esta situación puede por lo tanto producir una indebida sensibilidad y desenvolvimiento desequilibrado de las características. Nuestras características ejercen influencias sobre la conducta, y nuestras reacciones sobre las circunstancias. Esto significará también que la influencia de los rayos primero, tercero y séptimo, será fundamentalmente perturbadora y provocará resistencia o, por lo menos, una actitud no receptiva. En el mundo, los rayos que están hoy en la línea de la energía del primer Rayo de Voluntad o Poder [e101] (en el que se incluyen el tercero y el séptimo) se hallan en la proporción de tres a dos (en lo que concierne a la actual manifestación), [i136] en consecuencia podemos esperar una expresión más plena de los atributos y acontecimientos de primer rayo, que de otra manera no sería posible. Esto será especialmente así porque el sexto rayo está saliendo rápidamente de la manifestación.  Lo antedicho es una información de poco valor en la actualidad. Sus implicaciones se harán cada vez más evidentes a medida que trascurra el tiempo, por lo tanto las incluyo en mi enseñanza.


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