La Exteriorización de la Jerarquía - El Único Camino Hacia la Victoria
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Untitled Document Abril de 1942 He estado trabajando con A.A.B., mi amanuense, desde noviembre de 1919. Durante
ese período, el mundo ha presenciado grandes y significativos cambios,
siendo el más significativo el aumento -el fenomenal acrecentamiento-
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de la percepción espiritual. Esto lo demuestra
el hecho de que a pesar de la catástrofe mundial, del prevaleciente horror,
del mal que acecha a nuestro planeta, del dolor, del terror, del suspenso y de la incertidumbre
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humana,
hay ahora dos factores presentes en la conciencia humana: la visión de
un futuro mejor y una determinación fija e inalterable de convertir esa
visión en una realidad, en la experiencia humana. En este mundo
se controlarían mejor los valores espirituales, si se los considera como lo
bueno y correcto para toda la humanidad, y no simplemente como interpretaciones
religiosas y teológicas. La percepción espiritual es ahora incluyente
y se ocupa del plano físico y también del metafísico.
Esto involucrará la Voluntad al bien.
De esta manera, en los tres niveles de la vida humana, el género humano estará condicionado por la tendencia hacia el bien, lo bello y lo verdadero. Hablando esotéricamente, la personalidad de la humanidad se integrará y reorientará hacia modos de vivir [i342] buenos y nuevos. Para lograr estos objetivos los insto hoy a ustedes y a todos aquellos que pueden establecer contacto.En este punto, quisiera incluir algo de lo dicho en otra parte. Deben tener constantemente presente una cosa. Cuando termine la guerra, cuando llegue a su fin este momento de prueba aguda y de tribulación, llegará un gran despertar espiritual (cuya cualidad y naturaleza es ahora totalmente impredecible). La guerra habrá enseñado muchas lecciones a la humanidad, arrancando de muchos ojos el velo del yo personal. Valores que hasta ahora han sido expresados y comprendidos sólo por aquellos cuyos "ojos están puestos en Dios", constituirán la meta y el deseo de innumerables miles de personas. El verdadero entendimiento entre hombres y naciones será el objetivo anhelado, y lo que la humanidad decide poseer siempre lo logra. Ésta es una ley oculta, porque el deseo es todavía la fuerza más poderosa del mundo; el deseo unificado y organizado, fue la razón básica para los abrumadores éxitos del Eje. El único factor que puede exitosamente oponerse al deseo es la voluntad, empleando la palabra en su significado espiritual y como expresión del primer gran aspecto divino. Pero las naciones que se aliaron, demostraron muy poco de esa voluntad espiritual organizada; lógicamente, los aliados están animados por el deseo de la victoria, deseo de que llegue el fin de este cataclismo mundial que engolfa todo, por el deseo de paz y el retorno a la estabilidad, el deseo de terminar la guerra una vez por todas, y romper su ciclo que ocurre constantemente, y el deseo ascendente y constante de llevar a un fin el terrible tributo del sufrimiento, [e287] la crueldad, la muerte, el hambre y el temor, que estrangulan a la humanidad en una tentativa de asfixiarla. Pero esta decisión en la mayoría de los casos, es simplemente la expresión de un deseo fijo y unido. No es la aplicación organizada de la voluntad. El secreto de la voluntad reside en el reconocimiento de la naturaleza divina en el hombre. Sólo ello puede evocar la verdadera expresión de la voluntad. En efecto, la voluntad debe ser evocada por el alma, porque domina la mente humana y controla a la [i343] personalidad. El secreto de la voluntad está también estrechamente ligado al reconocimiento de que la bondad es invulnerable y al inevitable triunfo final del bien. Esto no implica decisión ni excitar y estimular el deseo para que sea trasmutado en voluntad; tampoco es un enfoque implacable, inmutable e inamovible de todas las energías, por la necesidad de triunfar (los enemigos de las Fuerzas de la Luz son expertos en eso). Para las Naciones Aliadas la victoria no reside en el esfuerzo por obtener este enfoque con mejores resultados que el enemigo. La voluntad no se expresa por la férrea decisión de permanecer firmes y no ceder a las fuerzas del mal. La determinación, el enfoque de la energía y la demostración de un esfuerzo total, hacia la victoria, son sólo (en cuanto a las Naciones Aliadas se refiere) la expresión de un centralizado deseo de paz y de dar fin a las dificultades. Éste es un esfuerzo que pueden hacer las masas y lo realizan en ambos lados del conflicto. Sin embargo, existe un plus, un algo que cambiará el curso de la victoria de parte de las Naciones Aliadas, lo cual vendrá por el esfuerzo de comprender y expresar la cualidad de la voluntad espiritual; manifestará esa energía que hace que el primer aspecto divino de Voluntad o Poder, sea lo que es; constituye ese rasgo característico de la fuerza shambállica; esa cualidad peculiar característica de la divinidad, tan distinta, que hasta el Mismo Cristo tuvo dificultades para expresar y comprender. Por eso se produjo el episodio en Getsemaní. Me resulta difícil expresar su significación en palabras. Dos mil años pasaron desde Getsemaní y desde que Cristo hizo Su contacto inicial con la fuerza shambállica, por cayo intermedio y en bien de la humanidad estableció una relación que aún después de dos mil años no es más que una fina y débil línea de energía vinculadora. Esta fuerza de la Voluntad está, sin embargo, disponible para ser aplicada correctamente, pero el poder de expresarla reside en su comprensión (hasta donde sea posible en este punto medio en la evolución humana) y su aplicación grupal. Es una fuerza sintética, unificadora, pero puede ser empleada como fuerza para regimentar y reglamentar. Quisiera [i344] repetir las dos palabras clave [e288] para el empleo de esta energía de Shamballa: aplicación y comprensión grupales. El género humano ha tenido mucha dificultad en comprender la significación del Amor. Si es así, el problema en relación con la Voluntad será, lógicamente, más difícil aún. Para la vasta mayoría de los hombres; el verdadero amor sigue siendo sólo una teoría. El amor (tal como generalmente lo interpretamos) se expresa como bondad, pero es bondad hacia el aspecto forma de la vida, hacia las personalidades de quienes nos rodean y generalmente se satisface asimismo por el deseo de cumplir las obligaciones sin obstruir en manera alguna esas actividades y relaciones que tienden al bienestar de nuestros semejantes. Se expresa como el deseo de terminar con los abusos y obtener mejores y más felices condiciones materiales en el mundo; se manifiesta como amor materno, como amor entre amigos, pero raras veces todavía, como amor entre grupos y naciones. Es el tema de la enseñanza cristiana, así como la voluntad, divinamente expresada, será el tema de la futura religión mundial; fue el impulso subyacente en gran parte del buen trabajo realizado en los campos de la filantropía y del bienestar humano, pero, en forma efectiva, el verdadero amor nunca ha sido expresado -excepto por el Cristo. Quizás se pregunten, ¿si esto es así, por qué se pone énfasis sobre este aspecto superior? ¿Por qué no esperar a que sepamos más sobre el amor y cómo manifestarlo en nuestro medio ambiente? Porque hoy, la voluntad en su verdadera expresión, es necesaria como fuerza impulsora y expulsora, y también como agente esclarecedor y purificador. Por lo tanto la energía de Shamballa está relacionada con la vivencia (por medio de la conciencia y la forma) de la humanidad; no es necesario considerar su relación con el resto del mundo manifestado; concierne al establecimiento de rectas relaciones humanas, siendo ese modo de ser que oportunamente anula el poder de la muerte. En consecuencia, es incentivo y no impulso; es un propósito conocido y no la expresión de un deseo. El deseo actúa desde la forma material y a través de ella, hacia arriba; la voluntad actúa hacia abajo, hacia la forma, doblegándola conscientemente al propósito divino. Uno es invocador, la otra evocadora. Cuando el deseo es masivo y está enfocado, puede invocar a la voluntad, cuando la voluntad es evocada, pone fin al deseo [i345] y se convierte en fuerza inmanente, propulsora e impulsora, que estabiliza, aclara y, finalmente, destruye. Y mucho más, pues es todo lo que el hombre puede captar en la actualidad, para lo cual solo posee, por ahora, el mecanismo de comprensión. Esta [e289] voluntad -despertada por la invocación- debe ser enfocada en la luz del alma y dedicada a los propósitos de la luz y al establecimiento de rectas relaciones humanas; debe ser empleada (con amor) para destruir todo lo que obstaculiza la libre afluencia de la vida humana y ocasiona la muerte (espiritual y real) de la humanidad. Esta voluntad debe ser invocada y evocada. Hay dos grandes impedimentos para la libre expresión de la fuerza volitiva, en su verdadera naturaleza. Uno, es la sensibilidad de la naturaleza inferior a su impacto y su consiguiente prostitución para fines egoístas, como en el caso del sensitivo y negativo pueblo alemán y su empleo por las naciones del Eje, para objetivos materiales. El otro, es la oposición bloqueadora, obstaculizadora, confusa, pero masiva, de la gente bien intencionada del mundo que habla vaga y bellamente sobre el amor, pero se niega a considerar las técnicas, en actuación, de la Voluntad de Dios. Según esas personas, nada quieren saber sobre esa Voluntad; se niegan a reconocer que Dios cumple. Su voluntad por intermedio de los hombres, así como trata siempre de expresar. Su Amor por intermedio de los hombres; no quieren creer que esa voluntad podría expresarse posiblemente por medio de la destrucción del mal con todas las consecuencias materiales de ese mal; tampoco pueden creer que un Dios de Amor podría emplear posiblemente el primer aspecto divino para destruir las formas que obstruyen la libre actuación del Espíritu divino, pues la Voluntad no se debe inmiscuir en su interpretación del Amor. Tales personas son individualmente insignificantes y de poca importancia, pero su negatividad masiva es un detrimento real para la terminación de esta guerra, así como la negatividad masiva del pueblo alemán y su incapacidad de emprender la correcta acción. Cuando se conocieron los propósitos de Hitler, posibilitó la gran afluencia del antiguo y enfocado mal que llevó al hombre a la catástrofe actual. Tales personas son como piedra de molino alrededor del cuello de la humanidad, malogrando el verdadero esfuerzo, susurrando, [i346] "Amemos a Dios y amémonos mutuamente", pero murmurando plegarias y trivialidades, mientras la humanidad muere. Podrá apreciarse fácilmente el hecho de que la evocación de la energía de la Voluntad y su efecto sobre la persona inculta, de mente materialista, podría ser y sería un desastre. Serviría simplemente para enfocar y fortalecer la propia voluntad inferior, nombre aplicado al deseo conocido y decisivo. Entonces, podría crear una fuerza tan impulsora, dirigida hacia fines egoístas, que la persona podría convertirse en un monstruo de maldad. En la historia de la raza, una o dos personalidades evolucionadas hicieron esto con terribles resultados, tanto para ellos como para [e290] los pueblos de su época. Una de tales figuras en la antigüedad fue Nerón; el ejemplo moderno es Hitler. Éste, sin embargo, se ha convertido en un enemigo tan peligroso de la familia humana, porque durante los últimos dos mil años el género humano ha llegado a una etapa en que puede también responder a ciertos aspectos de esta fuerza de primer rayo. Por lo tanto, Hitler encontró asociados y colaboradores que sumaron su receptividad a la suya, de manera que todo el grupo se trasformó en agentes que respondieron a la energía destructora, expresada en su aspecto más bajo. Esto les permitió trabajar despiadada, poderosa, egoísta, cruel y exitosamente, para la destrucción de todo lo que trataba de impedir sus proyectos y deseos. Hay una sola manera de vencer esta maligna voluntad enfocada que responde a la fuerza de Shamballa, es oponiéndole una voluntad espiritual igualmente enfocada, desplegada por hombres y mujeres de buena voluntad que respondan y puedan ser entrenados para llegar a ser sensibles al nuevo tipo de energía entrante y aprender a invocarla y evocarla. En consecuencia, habrán observado que en mi mente había algo más que el empleo casual de una palabra común, cuando les hablé en términos de buena voluntad y de voluntad al bien. Durante todo el tiempo no sólo pensaba en la bondad y buena intención, sino también en la voluntad al bien centralizada, que puede y debe evocar la energía de Shamballa y emplearse para detener las fuerzas del mal. |
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