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CAPITULO
II DEFINICIÓN
DE LA INICIACIÓN |
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El
tema de la iniciación se está generalizando cada vez más entre el
público. No pasarán muchos siglos sin que se restauren los antiguos
misterios y la iglesia posea un grupo interno; en la iglesia del futuro,
cuyo núcleo interno se está formando, la primera iniciación será
exotérica, vale decir, que la primera iniciación constituirá antes
de mucho tiempo, la ceremonia más sagrada de la iglesia y será celebrada
en forma exotérica, por ser uno de los misterios revelados en determinados
períodos, y a ella asistirán quienes estén implicados. También ocupará
un lugar similar en el ritual de los masones. En esta ceremonia, quienes
estén preparados para la primera iniciación, serán admitidos públicamente
en la Logia por uno de sus miembros, autorizado para ello por el gran
Hierofante Mismo. Definición
de cuatro palabras. Al
hablar de la iniciación, la sabiduría, el conocimiento o el sendero
de probación, ¿qué queremos significar? Empleamos las palabras con
mucha ligereza sin considerar el significado involucrado. Tomemos,
por ejemplo, la primera de las palabras mencionadas. Muchas son las
definiciones y explicaciones respecto a su alcance, a los pasos preliminares
al trabajo que debe realizarse entre iniciaciones y a sus resultados
y efectos. Una cosa es evidente para el estudiante más superficial,
y es que la magnitud del tema es tal que, a fin de dilucidarlo adecuadamente,
[i10]
habría que escribir desde el punto de vista de un iniciado.
En caso contrario, todo cuanto se diga podrá ser razonable, lógico,
interesante, sugestivo, pero no concluyente.
La palabra iniciación, deriva de dos palabras latinas:
In en, Ire ir; por lo tanto, es la iniciación de un
comienzo o la entrada en algo. En el caso que estamos estudiando
significa, en su más amplio sentido, la entrada en la vida espiritual
o en una nueva etapa de esa vida. Es el primer paso y los subsiguientes
en el sendero de santidad. Por lo tanto, quien recibió la primera
iniciación dio literalmente el primer paso en el reino espiritual,
saliendo [e24]
del reino puramente humano, para entrar en el superhumano.
Así como salió del reino animal y entró en el humano, en la individualización,
así entra en la vida del espíritu y, por primera vez, tiene el derecho
de llamarse "hombre espiritual", en el significado técnico
de la palabra. Entra en la quinta etapa, la última, de nuestra actual
quíntuple evolución. Después de haber palpado su camino a través del
Aula de la Ignorancia, durante muchas épocas, e ingresado en la escuela
en el Aula del Aprendizaje, ingresa en la Universidad o Aula de la
Sabiduría. Cuando egrese de ella se graduará con el grado de Maestro
de Compasión. Podría
ser de beneficio estudiar primero la diferencia o conexión entre
Conocimiento, Comprensión y Sabiduría. Aunque en el
lenguaje común estos términos parecen sinónimos, son técnicamente
diferentes. Conocimiento
es el resultado del Aula del Aprendizaje. Podría decirse que constituye
la totalidad de los descubrimientos y experiencias humanos y lo que
puede ser reconocido por los cinco sentidos y correlacionado, diagnosticado
y definido por el [i11]
intelecto humano. Es aquello de lo que estamos mentalmente seguros
o podemos corroborar por el experimento. Es un compendio de las artes
y las ciencias. Concierne a todo lo que trata de la construcción y
el desarrollo del aspecto forma de las cosas y, por lo tanto, del
aspecto material de la evolución, la materia de los sistemas solares
en el planeta, en los tres mundos de la evolución humana y en los
cuerpos humanos. Sabiduría
es
el resultado del Aula de la Sabiduría. Concierne al desarrollo de
la vida dentro de la forma, al progreso del espíritu a través de los
vehículos, siempre mutables, y a las expansiones de conciencia que
se suceden una vida tras otra. Trata del aspecto vida de la evolución.
Debido a que se refiere a la esencia de las cosas y no a las cosas
mismas, es la captación intuitiva de la verdad, independiente de la
facultad razonadora; la innata percepción, capaz de diferenciar lo
falso de lo verdadero, lo real de lo irreal. Es algo más que eso,
constituye la creciente capacidad del Pensador para penetrar cada
vez más dentro de la mente del Logos, comprender la verdadera interiorización
del gran espectáculo del universo, ver el objetivo y armonizarse
progresivamente con la medida superior. Puede ser descrito para nuestro
propósito (que consiste en estudiar el Sendero de Santidad y sus
diversas etapas), como el conocimiento del "Reino del Dios interno"
y la captación del "Reino del Dios externo" en el sistema
solar. Quizás podría decirse que es la gradual fusión de los senderos
del místico y del ocultista -la construcción [e25]
del templo de la sabiduría sobre los cimientos del conocimiento. La
sabiduría es la ciencia del espíritu, así como el conocimiento es
la ciencia de la materia. El conocimiento es separatista y objetivo,
mientras que la sabiduría es sintética y subjetiva. El conocimiento
separa, la sabiduría une. El conocimiento hace diferencias,
[i12]
mientras que la sabiduría fusiona. Entonces, ¿qué significa
comprensión? Comprensión
puede definirse como la facultad del Pensador, en el tiempo, para
apropiarse del conocimiento como base de la sabiduría, aquello que
permite adaptar las cosas de la forma a la vida del espíritu, recibir
destellos de inspiración, provenientes del Aula de la Sabiduría, y
vincularlos a los hechos del Aula del Aprendizaje. Quizás la idea
podría ser mejor expresada si se dijera que: La
sabiduría concierne a1 yo y el conocimiento al no-yo, mientras que
la comprensión es el punto de vista del ego o pensador, o la relación
entre el yo y el no-yo. En
el Aula de la Ignorancia controla la forma y predomina el aspecto
material de las cosas. El hombre se centraliza así en la personalidad
o yo inferior. En el Aula del Aprendizaje el yo superior o ego lucha
por dominar esa forma, hasta que gradualmente alcanza un punto de
equilibrio, donde ninguno de los dos controlan totalmente al hombre.
Luego, el ego controla cada vez más, hasta que en el Aula de la Sabiduría
domina en los tres mundos inferiores y, acrecentadamente, la divinidad
inherente asume el control. Aspectos
de la Iniciación La
iniciación o el proceso de experimentar la expansión de conciencia
es parte del proceso normal del desarrollo evolutivo, considerado
en amplia escala y no desde el punto de vista del individuo. Observado
desde el ángulo individual, llega a reducirse hasta el instante en
que el ente evolucionante comprende que (por su propio esfuerzo y
ayudado por el consejo y sugerencia de los Instructores observadores
de la raza) ha llegado a una etapa donde adquiere cierto grado de
conocimiento [i13]
subjetivo, desde el punto de vista del plano físico. La
experiencia es similar a la del alumno en la escuela, cuando se da
cuenta repentinamente que domina la lección y que el tema y el método
del proceso le pertenecen a fin de aplicarlos inteligentemente. Estos
instantes de captación inteligente siguen a la mónada evolucionante
en su largo peregrinaje. Lo que ha sido parcialmente mal interpretado
en esta etapa de comprensión, es el hecho de que en los distintos
[e26]
períodos se acentúa la importancia de los variados grados
de expansión y la Jerarquía se esfuerza en llevar a la raza a la
etapa en que sus entes tengan alguna idea del próximo paso a dar.
Cada, iniciación indica el paso del estudiante por el Aula de la Sabiduría
hacia un grado superior y además el claro resplandor del fuego interno
y la transición de un punto de polarización a otro; implica la comprensión
de la creciente unidad con todo lo que vive y la esencial unicidad
del yo con todos los yoes; da por resultado un horizonte que se ensancha
continuamente hasta incluir la esfera de la creación, o la creciente
capacidad de ver y oír en todos los planos. Es poseer una acrecentada
conciencia de los planes de Dios para el mundo y la capacidad de desarrollar
dichos planes. Es el esfuerzo de la mente abstracta para aprobar
un examen. Es figurar en el cuadro de honor de la escuela del Maestro,
dentro de la realización de esas almas cuyo karma lo permite y su
esfuerzo es suficiente para alcanzar la meta. La
iniciación conduce al monte en que se puede obtener la visión; la
visión del Eterno Ahora, donde el pasado, el presente y el futuro,
existen como uno; la visión de la historia de las razas con el hilo
de oro de su genealogía, seguida a través de numerosos tipos; la visión
de la dorada esfera que mantiene al unísono las múltiples evoluciones
de nuestro sistema: dévica, humana, animal, vegetal, mineral y elemental,
a través de las cuales puede verse claramente que la vida palpitante
late con ritmo regular; [i14]
la visión de la forma mental del Logos en el plano arquetípico,
visión que se acrecienta de una iniciación a otra hasta abarcar todo
el sistema solar. La
iniciación conduce a esa corriente que, cuando se ha penetrado en
ella, arrastra al hombre hasta llevarlo a los pies del Señor del
Mundo, a los pies de su Padre en los Cielos, a los pies del triple
Logos. La iniciación conduce a la caverna en cuyos muros limitadores
se conocen los pares de opuestos y se revela el secreto del bien y
del mal. Conduce a la Cruz y al total sacrificio que debe consumarse
antes de lograr la perfecta liberación, donde el iniciado se libera
de todas las cadenas terrenales y nada lo retiene en los tres mundos.
Lleva a través del Aula de la Sabiduría y pone en las manos del hombre,
en forma gradual, la clave de toda información cósmica y del sistema.
Revela el misterio oculto subyacente en el corazón del sistema solar.
Conduce de un estado de conciencia a otro. A medida que entra en cada
estado, el horizonte se ensancha, la vista se extiende y la comprensión
es más incluyente, hasta que la expansión alcanza el punto en que
el yo abarca todos los yoes, incluso todo lo móvil e inmóvil, según
una antigua escritura. [e27]
La
iniciación implica ceremonia. Este aspecto es el que más se ha hecho
resaltar en la mente de los hombres, omitiendo algo de su verdadera
significación. Primordialmente implica la capacidad de ver, oír y
comprender, de sintetizar y correlacionar el conocimiento, aunque
no necesariamente el desarrollo de las facultades psíquicas, pero entraña
la comprensión interna que ve el valor subyacente en la forma y reconoce
el propósito de las circunstancias prevalecientes. Es la capacidad
de presentir la lección que se ha de aprender en cualquier acontecimiento
dado, y esta comprensión y reconocimiento da por resultado, cada hora,
cada semana [i15]
y cada año, un progreso y expansión. Este proceso de gradual
expansión -resultado del esfuerzo definido y de una ardua vida y
correcto pensar del aspirante, y no de algún instructor esotérico
que celebra un rito oculto- conduce a lo que podría llamarse una crisis. En
esta crisis, donde es necesaria la ayuda de un Maestro, se efectúa
un definido acto de iniciación, que (actuando sobre un centro particular)
produce resultados en alguno de los cuerpos, e incita a los átomos
a alcanzar cierta vibración y permite obtener un nuevo ritmo. La
ceremonia de la iniciación señala un punto de realización, pero no
la realización que a menudo se cree sino simplemente la que los Instructores
que vigilan a la raza, reconocen como una etapa definida en la evolución
alcanzada por el discípulo, la cual proporciona dos cosas: 1.
Una expansión de conciencia, que permite a la personalidad
penetrar en la sabiduría lograda por el Ego, y en las iniciaciones
superiores, en la conciencia de la Mónada. 2.
Un breve período de iluminación, donde el iniciado ve la parte
del sendero que debe hollar y también participa conscientemente en
el gran plan evolutivo. Después
de la iniciación, el trabajo que se debe realizar consiste mayormente
en convertir esa expansión de conciencia en parte del equipo de la
personalidad para ser utilizado en forma práctica, y en dominar esa
parte del sendero que aún debe recorrerse. Lugar
y efecto de la Iniciación. La
ceremonia de la iniciación tiene lugar en los tres subplanos superiores
del plano mental y en los tres planos superiores, de acuerdo a la
iniciación. Durante las iniciaciones en el plano mental brilla sobre
[i16]
la cabeza del iniciado la estrella de cinco puntas. Esto
corresponde a las primeras iniciaciones que se reciben [e28]
en el vehículo causal. Se ha dicho que las dos primeras
iniciaciones se efectúan en el plano astral, pero esta afirmación
es inexacta y ha dado origen a una mala interpretación. Ambas se hacen
sentir profundamente en los cuerpos físico, astral y mental inferior,
afectando su control. Debido a que el efecto principal se siente en
estos cuerpos, el iniciado puede interpretar que han tenido lugar
en los planos implicados, pues el vívido efecto y el estímulo de las
dos primeras iniciaciones se producen principalmente en el cuerpo
astral. Pero debe tenerse en cuenta que las iniciaciones mayores tienen
lugar en el cuerpo causal o -fuera de éste- en el plano búdico o
en el átmico. En las dos iniciaciones finales que liberan al hombre
de los tres mundos, se le permite actuar en el cuerpo vital del Logos
y manejar esa fuerza, entonces el iniciado se trasforma en la estrella
de cinco puntas, la cual desciende sobre él, se fusiona en él y a
él se lo ve en el centro mismo de la estrella. El descenso se realiza
por acción del Iniciador que empuña el Cetro de Poder y pone al hombre
en contacto, en forma consciente, con el centro en el cuerpo del
Logos planetario, del cual es parte. Las dos iniciaciones llamadas
sexta y séptima, tienen lugar en los planos búdico y átmico. La estrella
de cinco puntas "fulgura desde adentro de sí misma", según
dice una frase esotérica, y se trasforma en "la estrella de siete
puntas", descendiendo sobre el hombre, y éste penetra en la llama. Además,
las cuatro iniciaciones anteriores a la de adepto, señalan, respectivamente,
la adquisición de determinadas proporciones de materia atómica en
los cuerpos , por ejemplo, en la primera iniciación, una cuarta parte
de materia atómica; en la segunda, una mitad; en la tercera, tres
cuartas partes, y así hasta completar. Puesto que el principio búdico
es el unificador (o el fusionador de todo), en la quinta iniciación
el [i17]
adepto se desprende de los vehículos inferiores y se afirma
en el búdico, desde donde crea su cuerpo de manifestación. Cada
iniciación otorga mayor control sobre los rayos, si esto puede expresarse
así, aunque no da la idea exacta. Las palabras a menudo confunden.
En la quinta iniciación, cuando el adepto es un Maestro en los tres
mundos, controla más o menos (de acuerdo a su línea de desarrollo)
los cinco rayos que se manifiestan especialmente en el momento en
que recibe la iniciación. En la sexta, si pasa al grado superior,
adquiere poder en otro rayo y, en la séptima, ejerce poder en todos
los rayos. La sexta iniciación señala el punto de realización del
Cristo y pone al rayo sintético del sistema bajo Su control. Debemos
tener presente que la iniciación da al iniciado poder en los rayos
y no poder sobre los rayos, una diferencia bien marcada.
Cada iniciado [e29]
lógicamente posee uno de los tres rayos mayores como rayo primario
o espiritual, y en el rayo de su mónada es donde finalmente adquiere
poder. El rayo de amor o rayo sintético del sistema, es el último
que se adquiere. Quienes
desencarnan después de la quinta iniciación, o quienes no llegan
a ser Maestros en encarnación física, reciben sus siguientes iniciaciones
en otra parte del sistema. Todos están, en la Conciencia del Logos.
Se ha de tener en cuenta una gran realidad, que las iniciaciones
del planeta o las del sistema solar, sólo son preparatorias para ser
admitido en la Gran Logia de Sirio. Este simbolismo ha sido bien conservado
en la masonería y combinando el método masónico con lo dicho respecto
a los pasos en el Sendero de Santidad, obtendremos un cuadro aproximado.
Ampliemos su significado: Las
primeras cuatro iniciaciones del sistema solar corresponden a las
cuatro "Iniciaciones en el Umbral", previamente a [i18] la primera iniciación cósmica. La quinta iniciación corresponde
a la primera iniciación cósmica, la de "aprendiz aceptado"
en la masonería, que hace de un Maestro, un "aprendiz aceptado"
en la Logia de Sirio. La sexta iniciación es análoga al grado segundo
de la masonería, mientras que la séptima hace del adepto un Maestro
Masón de la Hermandad de Sirio. Maestro,
por lo tanto, es quien ha recibido la séptima iniciación planetaria,
la quinta iniciación solar y la primera iniciación cósmica o de Sirio. La
Unificación, resultado de la Iniciación. Debe
comprenderse que cada iniciación sucesiva produce la unificación más
completa de la personalidad con el ego y, en niveles más elevados,
con la mónada. La evolución del espíritu humano es una unificación
progresiva. En la unificación del alma con la personalidad yace oculto
el misterio de la doctrina cristiana de la Expiación, unificación
que tiene lugar en el momento de la individualización, cuando el hombre
se trasforma en una entidad consciente y racional, distinta de la
de los animales. A medida que prosigue la evolución, ocurren sucesivas
unificaciones. La
unificación en todos los niveles - emocional, intuicional, espiritual
y divino - consiste en un continuo y consciente funcionamiento. En
todos los casos está precedida por la combustión a través del fuego-interno
y la destrucción, por medio del sacrificio, de todo aquello que separa.
El acercamiento a la unidad se produce mediante la destrucción de
lo inferior y de todo lo que obstaculiza. Tomemos, por ejemplo, la
trama que separa los cuerpos etérico [e30]
y emocional. Cuando el fuego interno quema esta trama,
se produce una continua comunicación entre los cuerpos de la personalidad,
y los tres vehículos actúan como uno. [i19]
Algo semejante ocurre en los niveles superiores, aunque
el paralelismo no puede ser detallado. La intuición corresponde a
lo emocional y los cuatro niveles superiores del plano mental a lo
etérico. En la destrucción del cuerpo causal, al recibir la cuarta
iniciación (llamada, simbólicamente, la Crucifixión),
tenemos un proceso análogo al de la combustión de la trama, que conduce
a la unificación de los cuerpos de la personalidad. La desintegración,
que es parte de la iniciación del arhat, conduce a la unidad entre
el ego y la mónada, expresándose en la Tríada. Ésta es la perfecta
unificación. Por
lo tanto, el propósito del proceso consiste en que el hombre sea
conscientemente uno: Primero:
Consigo mismo y con quienes han encarnado con él. Segundo:
Con su Yo superior y con todos los yoes. Tercero:
Con su Espíritu o "Padre en los Cielos", y así con todas
las Mónadas. Cuarto:
Con el Logos, los Tres en Uno y el Uno en Tres. El
hombre se convierte en un ser humano consciente por mediación del
perpetuo sacrificio de los Señores de la Llama. El
hombre llega a ser un ego consciente, poseyendo la conciencia del
yo superior, en la tercera iniciación, por mediación de los Maestros
y del Cristo y por Su sacrificio, al encarnar físicamente para ayudar
al mundo. En
la quinta iniciación el hombre se une con la mónada por mediación
del Señor del Mundo, el Observador Solitario, el Gran Sacrificio. El
hombre se unifica con el Logos, por medio de Aquel
de Quien nada puede decirse.
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