Los Rayos y las Iniciaciones - Significado de proceso Iniciático

      


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SEGUNDA PARTE - SECCION PRIMERA

EL ASPIRANTE Y LOS MISTERIOS DE LA INICIACION

SIGNIFICADO DEL PROCESO INICIATICO

 

     Antes de proseguir con el siguiente punto, respecto a la fusión de la conciencia del Maestro con la de Su discípulo, quisiera referirme al significado de las palabras que acentué anteriormente, "el proceso iniciático". He considerado extensamente el tema de la iniciación en muchos de mis libros, y me he esforzado por presentarlo en forma tal, de evidenciar que encaja en el proceso evolutivo como un procedimiento normal e inevitable. La iniciación ha sido frecuentemente presentada como una ceremonia, y he creído necesario contrarrestar fervientemente ese significado erróneo. Sin embargo, si quieren captar lo que tengo que decir, tendrán que recurrir a la compresión iluminada que posean.

     La iniciación es considerada una ceremonia cuando llega a un punto culminante en el proceso iniciático donde la conciencia del discípulo es dramáticamente consciente de los miembros de la Jerarquía y de su propia posición, en relación con la misma. El discípulo hace de esta comprensión un símbolo -sucesivamente y en creciente gran escala- como si fuera una gran [i531] ceremonia rítmica de revelación progresiva, en la cual él, como candidato, es el centro del escenario jerárquico. Esto definidamente es así (desde el ángulo ceremonial) en las primeras dos iniciaciones y en relación con el Cristo como Iniciador. Después de la tercera iniciación, el ángulo del ceremonial va desapareciendo en su [e437] conciencia, porque las iniciaciones superiores no son registradas por la mente (con su capacidad para reducir el conocimiento a una forma simbólica) y trasmitidas al cerebro, sino que llegan al cerebro y allí son registradas por medio del antakarana; los resultados de la experiencia de expansión son de naturaleza tan definida que no pueden ser reducidos a símbolos o a acontecimientos simbólicos; son amorfos y permanecen en la conciencia superior.

     No quiero significar que las enseñanzas dadas en el pasado por los distintos grupos ocultistas, o en mi libro Iniciación Humana y Solar, son incorrectas y no relatan con exactitud lo que el candidato cree que tuvo lugar. Trato de explicar que el aspecto ceremonial se debe a la capacidad del discípulo para construir formas mentales, y (lo que es de mayor importancia), constituye su contribución a la futura exteriorización de las primeras etapas del proceso iniciático. Cuando un adecuado número de discípulos consiga relacionar la Tríada espiritual con la personalidad fusionada con el alma y ocultamente "precipite" las energías de la mónada por intermedio del antakarana, entonces la primera y segunda iniciaciones pueden ser "ceremoniosamente" efectuadas en la Tierra.

     Las iniciaciones superiores no pueden ser presentadas así, lo serán en el plano mental por medio de símbolos y no por detallados acontecimientos ceremoniales. Tal presentación simbólica tendrá validez para la tercera, cuarta y quinta iniciaciones. Cuando hayan tenido lugar estas cinco grandes expansiones, las iniciaciones ya no serán registradas como ceremoniales efectivos en la Tierra o como visualizaciones simbólicas en el plano mental. Resulta difícil encontrar una palabra o frase que pueda expresar lo que ocurre; lo que más se acerca a la verdad es la "existencia de la iluminación por medio de la revelación". A este respecto, [i532] observarán que a la quinta iniciación se le da el nombre de Revelación. Por lo tanto, tenemos una secuencia de las consecuencias o resultados de la realización espiritual y es:

1. Ceremonial efectivo, basado en la exteriorización.

Primera iniciación - El Nacimiento.
Segunda iniciación - El Bautismo.

2 Representación simbólica, basada en la visualización espiritual.

Tercera iniciación - La Transfiguración.
Cuarta iniciación - La Renunciación.
Quinta iniciación - La Revelación. [e438]

3. Iluminación por medio de la Revelación, basada en la Luz viviente.

Sexta iniciación - La Decisión.
Séptima iniciación - La Resurrección.
Octava iniciación- La Transición.
Novena iniciación- La Negación.

     Será evidente que estas tres tentativas de definir el proceso de la iniciación presentan sólo el aspecto externo de la forma; cada iniciación tiene tres aspectos, como lo tiene todo lo que existe en la naturaleza, pues la iniciación es un proceso natural. Tenemos ante todo su aspecto forma; luego su aspecto alma o conciencia, y finalmente su aspecto vida.

     En el aspecto forma culmina la experiencia y se presenta a la comprensión del discípulo el proceso iniciático; el aspecto conciencia indica en forma misteriosa el grado de expansión cuando el discípulo ha pasado por el proceso; el aspecto vida permite el contacto extraplanetario, indicando así un posible futuro y los eventuales procesos de identificación. Podría agregarse que el ceremonial efectivo admite al discípulo en pleno compañerismo con la Jerarquía; la representación simbólica indica al discípulo el Camino a Shamballa, y la revelación iluminada presenta al iniciado el puente entre nuestro plano físico cósmico y los mundos internos subjetivos y cósmicos; esta entrada en el puente (hablo en símbolos) [i533] revela la existencia del Antakarana cósmico, creado por el Señor del Mundo y Su Grupo de Ejecutivos.

     Esta información relativa al proceso iniciático es de naturaleza coordinadora y sólo de utilidad para ustedes a este respecto. La síntesis solar subyacente demuestra ser la plataforma fundamental dada en Tratado sobre Fuego Cósmico. Fuera de esa implicación, la información no tendrá ninguna utilidad. Sin embargo, permitirá comenzar a desarrollar el sentido esotérico de síntesis.

     Estos tres grados de apreciación o comprensión del proceso iniciático están insinuados en el trabajo masónico. El aspecto ceremonial puede relacionarse con el grado de Aprendiz Aceptado, el grado de Compañero, más ciertos grados poco practicados, como por ejemplo el grado de Masón de la Marca y uno o dos más, siendo expansiones de la enseñanza implicada. Las iniciaciones comprendidas por el término representación simbólica, encuentran su primera insinuación en el sublime tercer grado, el del Maestro Masón, en la Santa Arca Real y en uno o dos grados sucesivos; los grados superiores del Rito Escocés constituyen una tentativa vaga y nebulosa por mantener ante los masones del mundo esas expansiones de conciencia y crecimiento en la luz, experimentadas en las restantes iniciaciones superiores [e439] -las sometidas al proceso llamado de iluminación por medio de la revelación.

     El trabajo masónico es una tentativa antigua y laudable de conservar, en forma germinal, la verdad espiritual respecto a la iniciación. A pesar de la distorsión, de la pérdida de algunos antiguos jalones y de la deplorable cristalización, la verdad está ahí, y en fecha posterior (en la primera parte del próximo siglo) un grupo de masones iluminados reordenará los rituales y adaptará las actuales formas y fórmulas de tal manera, que las posibilidades espirituales, simbólicamente señaladas, emergerán con mayor claridad y más profunda potencia espiritual; la forma venidera de la masonería en la nueva era descansará necesariamente sobre la base de una cristiandad recientemente interpretada e iluminada, sin tener relación alguna con la teología, y será de naturaleza [i534] universal. Su forma actual, que se apoya sobre una base judía, que data de casi cinco mil años, debe desaparecer. Esto tendrá lugar, no por ser judía, sino porque es antigua y reaccionaria y no ha seguido el paso evolutivo del sol por el zodíaco. Este paso debe simbolizar, y en efecto simboliza, la evolución humana, y así como la vuelta al pecado de los hijos de Israel en el desierto, constituyó su retorno a una dispensación y un ritual religioso caduco y desaparecido (la religión de los pueblos en la era de Tauro, el Toro, simbolizada por su caída y adoración al becerro de oro), también la masonería moderna está actualmente en camino de hacer lo mismo y las antiguas costumbres y formas, consistentes y correctas en la dispensación judía, han caducado y deben ser abrogadas. Lo mismo puede decirse de la raza judía que, al rechazar al Cristo como el Mesías, ha permanecido, metafórica y prácticamente, en el signo de Aries, el Carnero o la Víctima Propiciatoria; ahora debe entrar en el signo (hablando también simbólicamente) de Piscis, los Peces, y reconocer a su Mesías cuando vuelva en el signo de Acuario. De lo contrario, repetirán el antiguo pecado de no responder al proceso evolutivo.

     Consideremos ahora lo que significa el proceso iniciático para el discípulo, cuando trata de llevar la vida dual que ello exige. Observarán que lo denomino proceso, en contradicción con la definición teosófica que lo considera como la ceremonia culminante de un período de entrenamiento.

     El proceso iniciático es en realidad el resultado de la actividad de tres energías:

1. La energía generada por el discípulo, cuando trata de servir a la humanidad. [e440]

2. La energía puesta a disposición del discípulo, cuando logra construir el antakarana.

3. La energía del Ashrama jerárquico en el cual está siendo "absorbido" o integrado.

     Estas tres energías, cada una con su propio modo de expresión y produciendo sus propios resultados específicos, que complementan o dirigen el proceso iniciático, [i535] son evocadas por el mismo discípulo, y su creciente fortaleza y capacidad reveladora dependen ampliamente de su determinación, de su propósito y de su voluntad; de su persistencia y de su integridad espiritual. Por la comprensión de la palabra "proceso" el discípulo descubre el verdadero significado del enunciado oculto: "antes de que el hombre pueda hollar el sendero, debe convertirse en el Sendero mismo". El discípulo descubre cada vez más lo que significa llegar a ser un agente creador, empleando la facultad creadora de la mente y adaptándose acrecentadamente (a medida que crea) al Plan del Creador, el Señor del Mundo.

     Las primeras tres iniciaciones en el ser humano están en forma definida y muy misteriosa, relacionadas con el trabajo creador y con la expresión espiritual del tercer aspecto de la divinidad, la actividad inteligente. La cuarta, quinta y sexta iniciaciones se relacionan definidamente con el segundo aspecto de amor-sabiduría, cuando se expresa por intermedio de las formas creadas; las séptima, octava y novena iniciaciones están ocultamente "inspiradas" por el primer aspecto divino, la Voluntad. Por lo tanto, sólo en la novena iniciación el ser humano es la plena y verdadera expresión de la divinidad; entonces comprende que en él se unen todos los aspectos divinos. Por intermedio de ellos, está consciente, creativa y constructivamente en armonía con la conciencia del Uno, en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Todo esto es el resultado de un proceso y el efecto de una vivencia inherente que se encuentra en todas las formas de vida, desde el diminuto átomo hasta esas grandes Vidas que constituyen algo más que nombres para el discípulo.

     Este proceso iniciático rige la vida dual del discípulo, de tres maneras:

1. Se expresa en los resultados obtenidos en los tres mundos y en la prueba tangible y creciente que proporciona zonas de realización definitivamente definidas.

2. Se demuestra como efectos en su conciencia, en la forma de creciente fusión del alma y de la personalidad, así como también en creciente poder para invocar la afluencia de la luz superior, por intermedio del antakarana. [e441] [i536]

3. Se revela tanto por la Tríada espiritual como por la personalidad fusionada con el alma, cuando comprueban conjuntamente la vivencia de la divina Naturaleza-Amor. Cuando esta revelación se aferra a la conciencia del discípulo y condiciona su expresiva forma de servicio, lo inicia en esa misteriosa zona de la conciencia divina que llamamos el "corazón de Dios"; ésta es nuestra analogía planetaria para el "Corazón del Sol". El Corazón de Dios, es decir, de nuestro Logos planetario, y el corazón del Sol, es decir, del Logos solar, están misteriosamente relacionados, y por medio de esta sostenida relación les es posible a los seres humanos ingresar en la Jerarquía. Recuerden que la Jerarquía es la expresión de la energía del amor. La relación también les permite eventualmente pasar desde el plano físico cósmico al plano astral cósmico.

     Cada aspecto divino tiene tres aspectos subsidiarios y, en nuestro planeta y en el plano físico cósmico, es revelado el aspecto inferior del amor (lo que denominamos la voluntad al bien). Para la humanidad, que lucha en este plano físico cósmico, subdividimos inconscientemente esta voluntad al bien en tres aspectos; actualmente, recién estamos empezando a comprenderlas como posibilidades existentes. Llamamos buena voluntad al aspecto inferior, comprendiendo muy poco la actitud que podría establecerse para obtener la meta universal; al segundo aspecto llamamos vagamente amor, y esperamos demostrar que efectivamente manifestamos amor por medio de nuestra afiliación con la Jerarquía; al aspecto más elevado lo denominamos voluntad al bien y no lo definimos porque no es posible, aún para iniciados de la quinta iniciación, comprender verdaderamente la naturaleza y el propósito de la voluntad al bien que condiciona a la actividad divina.

     En la enseñanza anterior, el énfasis fue puesto sobre el carácter como factor determinante para decidir si un hombre podía "recibir la iniciación" (como se la denominaba), y ha sido otra de las presentaciones que han desviado grandemente a los aspirantes. El carácter es de principal importancia -de importancia tan reconocida que resulta innecesario explayarme sobre él. Permite al hombre convertirse en discípulo con el objeto de entrar eventualmente [i537] en el ashrama de un Maestro y pasar entonces por los procesos de la iniciación. El carácter es, correctamente considerado, el primer requisito, cuando un hombre pasa del sendero de probación al sendero del discipulado. No obstante, sigue estando muy lejos de su meta y también de ser aceptado como discípulo de un Maestro. La verdad podría ser expresada de esta manera: Cuando los ojos del discípulo se apartan de sí mismo y su actuación en los tres mundos es controlada espiritualmente (o está en [e442] proceso de serlo), entonces enfrenta la necesidad de convertirse en un ser verdaderamente mental, con el enfoque de su vida en el nivel mental, donde está sujeto al control del alma, que a su vez se convierte en agente directriz del hombre en el plano físico, y ello no significa que el hombre se ocupe de que su mente inferior concreta, dirija y esté activa e iluminada, lo cual tiene lugar gradual y automáticamente debido a la presión de las influencias superiores que afluyen a él y a través de él. Se ocupará en cambio de la tarea de llegar a ser consciente de las actividades de su mente superior o abstracta, y de la razón pura que controla y anima al plano búdico, que es susceptible a la impresión desde la mónada. Ese lugar debe convertirse en el plano hacia el cual mira y enfoca su atención la conciencia mental. Debe polarizarse allí, en el mismo sentido que la conciencia de la humanidad común está hoy polarizada en el plano de las emociones y de la actividad astral, aunque se está trasladando rápidamente al plano mental.

     Esto involucra una actividad dual; la mente inferior se convierte en potente factor para dirigir las actividades de servicio del discípulo. Tales actividades se trasforman en la potencia motivadora principal de su vida, siendo consecuencia de la creciente fusión del alma con la personalidad, desarrollando y desenvolviendo así su sentido de inclusividad. La inclusividad es la clave suprema para la comprensión de la conciencia. La mente superior impresiona simultáneamente a la mente inferior y la atrae a una fusión superior consigo misma.

     Este proceso de desenvolvimiento crea ciertos puntos principales de sucesivas fusiones, con los consiguientes puntos de tensión; [i538] cuando estos puntos (conscientemente obtenidos) se convierten en energía actuante, permite al discípulo "permanecer en la luz y en esa luz ver la Luz mayor, y dentro de la Luz mayor conocer y ver, captar y absorber aquello que hasta entonces ha sido confuso, secreto e ignoto". Esto es iniciación.

     Períodos de investigación, de sufrimiento, de desapego, de revelación, que producen puntos de fusión, de tensión y de proyección de energía, tal es la historia del sendero de la iniciación.

     La iniciación es en verdad el nombre dado a la revelación o nueva visión que impele siempre al discípulo adelante, hacia una luz mayor; no es algo que se le confiere o se le da. Es un proceso de reconocimiento de la luz y la utilización de esa luz a fin de entrar en una luz siempre más clara. El progreso efectuado desde una zona débilmente iluminada, en la manifestación divina, a otra de gloria suprema, es la historia del sendero de evolución.

     En los Archivos de los Maestros hay algunas Reglas para Discípulos de origen muy antiguo. Entre esas hay una tan antigua y [e443] tan abstrusa que sólo ahora es posible llevarla a la atención de la humanidad, debido a la acrecentada percepción mental y espiritual del aspirante moderno. Podría ser inadecuadamente traducida así:

"La luz es vista como un punto diminuto de luz penetrante. Esta luz es cálida y roja. Se va acercando a medida que revela las cosas que existen y las cosas que pueden existir. Horada el tercer centro y remueve todo espejismo y deseo."

"Una luz es vista por medio de la luz inferior -luz de calor y calidez. Horada el corazón, y en esa luz todas las formas son vistas como compenetradas por una fulgurante luz. El mundo de las formas iluminadas, unidas entre sí por la luz, es ahora percibido. Esta luz es azul, y su naturaleza flamígera. Entre la luz cálida y rojiza y esta clara luz, arde un fulgor de llama -llama que debe ser penetrada, antes de ser utilizada y penetrar en la luz azul." [i539]

"Entonces se percibe otra luz, la luz clara y fría que no es luz sino oscuridad en su más prístina pureza -la Luz de Dios Mismo. Oscurece todo lo que está alrededor de Sí Misma; todas las formas desaparecen, y sin embargo la totalidad de la vida está allí. No es luz, tal como la conocemos. Es la pura y esencial esencia de esa Luz que Se revela a Sí Misma por medio de la luz".

     Buda y Cristo se refirieron a la segunda luz cuando exclamaron: "Yo soy la luz del mundo". Ésa es la Luz de Dios Mismo, el Señor de los Mundos, en la cual las Vidas de la Cámara del Concilio de Shamballa viven, se mueven y tienen Su Ser.

     El reconocimiento de las diversas "luces" en el Camino Iluminado significa estar preparado para la iniciación. El iniciado entra en la luz en un sentido peculiar, y ésta compenetra su naturaleza, de acuerdo a su desarrollo, en cualquier etapa en tiempo y espacio, permitiéndole hacer contacto y ver lo que hasta entonces era invisible y, basado en el conocimiento recién adquirido, dirigir sus pasos adelante.

     Aquí no estoy hablando en símbolos. Cada iniciación oscurece la luz ya adquirida y empleada, y sumerge entonces al iniciado en una luz más elevada. Cada iniciación capacita al discípulo para percibir una zona de la conciencia divina hasta entonces desconocida, pero cuando el discípulo se ha familiarizado con ella y sus fenómenos, su cualidad vibratoria e interralaciones excepcionales, se convierten para él en un campo normal de experiencia y actividad. De esta manera (si puedo expresarlo así) "los mundos de las formas vivientes y de las vidas amorfas le pertenecen". Nuevamente la dualidad penetra en su percepción mental, porque ya es [e444] consciente de la zona iluminada, por la cual llega a un punto de tensión o de iniciación; mediante el proceso iniciático descubre una zona nueva y más brillantemente iluminada en la cual puede ahora penetrar. Esto no significa que debe abandonar el campo de actividad anterior en el que ha trabajado y vivido, sino que simplemente enfrenta nuevos campos de responsabilidad y oportunidad, pues -por su propio esfuerzo- puede ver más luz, caminar en una luz mayor y aplicar sus facultades más adecuadamente que [i540] hasta ahora, dentro de la zona, grandemente ampliada, de las posibilidades.

     La iniciación es, por lo tanto, una constante fusión de las luces, a las cuales se penetra progresivamente, permitiendo al iniciado ver más lejos, con mayor profundidad y más incluyentemente. Como ha dicho uno de los Maestros: "La Luz debe penetrar verticalmente y ser difundida o irradiada horizontalmente". Esto crea la cruz del servicio, de la cual pende el discípulo, hasta que le es revelada la Cruz de Sanat Kumara; sabe entonces por qué este planeta es -por razones sabias y adecuadas- el de la aflicción, del desapasionamiento y del desapego. Cuando lo sabe, conoce todo lo que nuestra vida planetaria puede decirle y revelarle. Ha trasmutado el conocimiento en sabiduría.

     En el centro de esta cruz de servicio tenemos los puntos de fusión y tensión. El punto de fusión se crea en el plano mental por el enfoque dinámico del poder del discípulo, sus objetivos y deseos; el punto de tensión se crea cuando el poder invocador de este punto focal puede evocar respuesta de aquello que es invocado. Para el aspirante común y el discípulo, esto constituye el alma o la Tríada espiritual. El encuentro de las dos energías enfocadas produce un punto de tensión. Los discípulos no deben enfocar su atención sobre la tarea de producir un punto de tensión. Deben recordar la vida de la actividad dual, es decir, en la que se encuentran en un momento dado del esfuerzo y con la cual pueden fusionar y mezclar la suma total del desarrollo alcanzado. La potencia de su pensamiento en estas líneas duales producirá automáticamente el punto de tensión, mediante la fusión de las dualidades apropiadas. Por medio de la actividad de la mente inferior se produce la fusión con el alma, y los sucesivos e intensificados puntos de tensión; por medio de la actividad establecida entre las mentes superior e inferior es posible lograr la fusión con la Tríada espiritual, con puntos de tensión que surgen de muchas etapas a lo largo del puente, el antakarana; por medio de la actividad de la razón pura es posible la fusión con la Jerarquía y [i541] aquello que produce esos puntos de tensión que denominamos iniciaciones. Hay necesariamente otros puntos más elevados de tensión, pero ahora nos ocuparemos de lo que llamamos iniciaciones.

     [e445] A este respecto, la luz entrará en su mentes si recuerdan con frecuencia la dualidad esencial de la manifestación misma, los polos negativo y positivo presentes dentro de la conciencia de cada forma. El punto de fusión alcanzado (el resultado del trabajo y esfuerzo activos y positivos) se hace negativo para lo que se está invocando y, por este medio, puede ser realizado otro punto de tensión positivo. La iniciación -un dramático y principal punto de tensión- significa esencialmente la fusión de los aspectos negativo y positivo. Debido a ello, en todos los procesos iniciáticos, la voluntad del discípulo está activa y produce, ante todo, una fusión y, como consecuencia, la aparición de un punto de tensión.

     Permítanme ilustrarlo. Durante la creación del antakarana, el discípulo, ante todo y hasta donde le es posible, por medio del trabajo mental positivo, se enfoca en el plano mental. Tenemos entonces la fusión del alma y de la personalidad, siendo el resultado de una actividad positiva. La cualidad y la naturaleza vibratoria de ese punto focal positivo, se hacen entonces negativas a esa vibración o contacto superior invocado por la potencia y radiación existentes. La respuesta del polo opuesto (si el discípulo sólo se diera cuenta) determina de inmediato, y en la mayor medida posible, el punto de realización del discípulo.

     Esta actividad invocadora-evocadora produce un punto de tensión, pero todavía no un punto de fusión con el polo positivo. Desde ese punto de tensión el discípulo trabaja en la creación del antakarana, que creará oportunamente la fusión deseada entre la personalidad fusionada con el alma y la Tríada espiritual. El mismo proceso general dictamina todas las fusiones deseadas y produce esos puntos de tensión, secreto de todo crecimiento. El discípulo conscientemente se esfuerza por crear estos [i542] puntos de fusión y tensión.

     Éstas son las líneas amplias y generales que rigen el proceso iniciático; el trabajo indicado aquí es seguido por los discípulos-iniciados de todos los grados y hasta por el Mismo Señor del Mundo. Él, en Su Lugar elevado, mantiene el mundo manifestado de energías en un estado de fusión; sucesivamente ocurren puntos de tensión como consecuencia de una creciente realización divina dentro de estas formas de actividad inteligente, de amor-sabiduría y de voluntad al bien. Tales puntos de tensión varían de acuerdo al propósito divino y al problema iniciático individual de Sanat Kumara Mismo, cuando Se somete a un proceso iniciático cósmico. Dicho punto de tensión, de estupenda magnitud, está presente en el mundo actual; la intención detrás de esta fusión y tensión conocidas, consiste en permitir a la humanidad (como parte integrante del cuerpo de manifestación divina) avanzar hacia una luz mayor y más cercana al "corazón de amor", que es la Jerarquía.

     [e446] Cuando esto tiene lugar -y ya lo está teniendo- la Jerarquía Misma se va acercando más a una fusión consciente con la Humanidad. El punto de tensión alcanzado por este medio, producirá el reino de Dios en la Tierra, que aún no ha aparecido en forma exotérica.

     Consideraremos ahora una de las fusiones menores, aunque esencial, que debe lograr el discípulo, produciendo en consecuencia, durante su vida, un punto o puntos de tensión.

Fusión de la Conciencia del Maestro con la del discípulo

     Anteriormente enuncié que la vida privada del discípulo se clasifica automáticamente (una vez que ha sido aceptado por el Maestro) en tres etapas:

a. La etapa donde la mente concreta inferior y la mente superior se relacionan de tal manera, que la inferior no sólo está iluminada por el alma, sino también sujeta a la impresión de la Tríada espiritual.

b. La siguiente, y a veces paralela etapa, es su relación con el Maestro e involucra la unión [i543] de la conciencia del Maestro con la suya, lo cual debe ser desarrollado con lentitud y captado conscientemente, y con muy interesantes consecuencias.

c. Posteriormente llega la etapa en que la conciencia del discípulo puede ser puesta gradualmente en armonía con la totalidad de la Jerarquía. Podría mencionarse, a fin de aclarar parcialmente esta afirmación algo vaga, que el discípulo es absorbido en la Jerarquía y -al mismo tiempo- asimila, en forma nueva y misteriosa, ciertas impresiones jerárquicas conjuntas.

     El discípulo ha hecho su acercamiento al ashrama, ha demostrado su capacidad para servir y utilizar cualquier energía ashrámica, con la que podrá entrar en contacto e incluirla ocultamente. En forma lenta va dándose cuenta de tres impresiones vibratorias que son ligeramente diferentes, aunque están matizadas por el rayo que expresan. Ante todo, es consciente de la vibración de su propia alma; luego registra la vibración del ashrama, que en etapas anteriores se enfocaron para él, por intermedio de algún discípulo más avanzado, y finalmente se hace consciente de la vibración del Maestro. Poco a poco aprende a distinguirlas y conocerlas como constituyendo tres canales diferentes por medio de los cuales le llega la energía, estableciendo contacto con su conciencia en el plano mental; después descubre que el contacto es más fácil cuando puede registrarlas conscientemente en el plano apropiado y por medio del centro apropiado, pero naturalmente toma tiempo desarrollar tal facilidad y (hasta no recibir la tercera iniciación, donde se [e447] producen cambios mayores) se espera de él la "retención de la impresión" en el plano mental.

     Este desarrollo de la sensibilidad al contacto y el registro de "aquello que es algo más que el yo y, sin embargo, es el yo mismo", forman parte de la gran Ciencia de Impresión. Dicho desarrollo -en las primeras etapas de la evolución humana- se lleva a cabo por medio de los cinco sentidos, produciéndose también en el reino animal. No trataré de este desarrollo tan conocido y estudiado, excepto para decir que estos cinco sentidos (en realidad [i544] siete) constituyen avenidas de acercamiento espiritual a los diversos aspectos de la manifestación divina en los tres o cinco mundos de la evolución humana. Puede señalarse aquí que (en forma misteriosa) los siete centros en el cuerpo etérico, son analogías de los siete sentidos, pues responden a vibraciones que llegan del alma mundial o alma humana, del ashrama y del Maestro, así como también registran eventualmente las energías de los siete rayos que afluyen al discípulo dentro y a través de él, como parte del gran sistema circulatorio de la séptuple energía divina, base de la manifestación. Sobre estos sentidos y las energías circulantes, me he ocupado con más detalles en Tratado sobre Fuego Cósmico.

     En otros escritos y en la enseñanza sobre el antakarana me he extendido adecuadamente sobre el tema de la fusión del alma y la personalidad. Aquí me limitaré a la fusión de la conciencia del Maestro (condicionada para el reino humano) con la del discípulo. No existe fusión posible o comprensible, entre la conciencia superior o conciencia shambállica de un Maestro y la de un discípulo que no ha recibido la cuarta iniciación. La total fusión a la cual me refiero, no es posible en las primeras etapas del desarrollo del discípulo; aquí también la enseñanza presentada hasta ahora por grupos esotéricos, respecto a la relación de un Maestro con Su discípulo, ha sido errónea y el resultado de un ansioso pensamiento.

     Al discípulo sólo se le permite hacer contacto con la mente del Maestro cuando su propia vida espiritual ha llegado a ser normal para él y cuando puede, a voluntad, inundar su personalidad con la energía del alma. Quienes establecen ocasionales y raros contactos con el alma (y muchos lo hacen) durante la meditación, no tienen ese privilegio. El discípulo que ha establecido un provechoso contacto con su alma, del cual podrá disponer en cualquier momento que lo desee, puede empezar a registrar impresiones que le llegan directamente del Maestro.

     Los aspirantes no deben confundir la enseñanza impartida por el Maestro en el ashrama, con esta última [i545] fusión de la conciencia. Los discípulos a veces se reúnen en forma grupal para recibir instrucción en momentos determinados, y están así protegidos, dentro del [e448] aura grupal, de la enorme potencia de la presencia del Maestro. Resulta difícil para el aspirante común comprender esta necesidad, ya que los mismos discípulos, y en las primeras etapas de su admisión en el ashrama y de su entrenamiento, tienen un potente efecto sobre aquellos con quienes pueden entrar en contacto. El efecto no se produce intencionalmente, es causado por la cualidad superior de la vibración o irradiación del discípulo sobre la persona o grupo con quien entra en contacto. Su impresión estimula -es un estímulo para la persona, frecuentemente difícil de manejar, evocando no sólo efectos buenos sino también malos.

     La aplicación de esta energía radiante es una forma definida de servicio y actividad espirituales, pero hasta que el discípulo no posea más conocimiento y pueda controlar su radiación (permitiendo que de él surjan únicamente esas corrientes de energía adecuadas a la necesidad), por el sólo hecho de pasar cerca, puede producir grandes dificultades tanto al individuo como al grupo.

     Por lo tanto, es evidente que la presencia de un Maestro tendrá un poderoso efecto en lo que concierne a un discípulo individual. He empleado este término separatista "discípulo individual", porque indica la causa de la posible dificultad y hasta el peligro. Tal dificultad es siempre posible mientras exista en el discípulo cualquier instinto separatista o autocentrado; se necesita mucho tiempo para que un discípulo alcance ese desinterés y espíritu incluyente que le permita permanecer ante la presencia del Maestro sin anteponer barreras al contacto directo con la mente del Maestro. El contacto, que conduce a la fusión deseada, se divide en ciertas etapas claramente definidas:

1. Ocasionalmente en las horas de meditación del discípulo, en un momento de gran tensión o en una crisis (relacionada con sus actividades de servicio), puede tener lugar una fusión momentánea de las mentes del discípulo y del Maestro. Esto sucede [i546] sólo cuando el enfoque mental es tan constante y la intención tan firmemente dirigida, que las reacciones emocionales o la intromisión de los asuntos de la personalidad son eliminadas.

2. Luego durante el entrenamiento, el Maestro podrá tratar de impresionar su mente inesperadamente, y así entrenarlo para reconocer lo que podríamos considerar un llamado directo desde el Centro del Ashrama.

3. Cuando el discípulo prueba su valor y demuestra que no desea nada para el yo separado, la interrelación entre las dos mentes -la del Maestro del ashrama y la del discípulo- no encuentra impedimentos; por lo tanto, no hay riesgo de sobrestímulo, autosatisfacción o la aparición de defectos que podrían perturbar el ritmo del ashrama. Puede tener lugar entonces (si lo decide el [e449] Maestro) una corriente de pensamiento entre ambos. Al principio la impresión es efectuada enteramente por el Maestro, y el discípulo es simplemente un agente que puede ser impresionado por ideas e instruido en alguna línea particular, que podría ser de servicio para la humanidad; sin embargo, quizás no afluya ninguna corriente de pensamiento hacia el Maestro. Más tarde, cuando un discípulo avanza hacia la luz y es simultáneamente un servidor, por su propia reacción a la impresión, se le permitirá llegar hasta el Maestro.

4. Luego llega la etapa final en la cual se puede confiar en que el discípulo sea el agente que inicia la impresión y el contacto, permitiéndosele evocar la atención del Maestro y penetrar en el centro del ashrama. Los estudiantes harían bien en relacionar estas cuatro etapas con las Seis Etapas del Discipulado, tratadas en la última parte de Discipulado en la Nueva Era, Tomo I, correspondiendo a las cuatro últimas consideradas en ese libro.

     Estos contactos se producen lógicamente en el campo de la telepatía, que es un aspecto de la Ciencia de Impresión, y pertenecen totalmente al reino de la interacción mental. En el libro Telepatía y el Vehículo Etérico, me he ocupado de esta ciencia básica. La relación considerada más arriba es entre el instrumento de contacto empleado por el Maestro -la mente superior o abstracta, pues los Maestros no trabajan [i547] en absoluto por intermedio de la mente inferior- y la mente inferior o concretizadora del discípulo. Por consiguiente los Maestros dependen del uso del antakarana, que el discípulo está en proceso de construir, y está convirtiéndose rápidamente en parte del antakarana grupal, construido por los discípulos (que trabajan en los tres mundos, pero en niveles mentales) aceptados en el ashrama. En consecuencia pueden ver por qué la enseñanza sobre el antakarana fue juzgada por nosotros oportuna e inteligente. La relación con el ashrama y el contacto con el Maestro dependen de la existencia del antakarana. En las primeras etapas de su construcción creadora, el antakarana es adecuado para establecer algún contacto con el ashrama y con algunos de los discípulos, pero no con los de grado elevado. Más tarde, cuando el antakarana se perfeccione, serán posibles contactos más elevados y perdurables.

     Los resultados de estos contactos desarrollados y registrados se manifiestan finalmente en la total impresionabilidad -en cualquier momento y sin ningún esfuerzo por ambas partes- de la mente del discípulo. Su mente está tan sintonizada con el ashrama y con la cualidad de rayo del Maestro, que se une con la del Maestro, en el centro. Entonces la actividad recíproca se hace posible.

     Seguramente no será necesario señalar que el servicio al Plan, los problemas relacionados con el trabajo grupal en la era [e450] acuariana, o con la vida y las relaciones dentro del ashrama, constituyen el tema de las impresiones provenientes del Maestro al discípulo y del discípulo al Maestro. Recuerden que éste tiene sus propios objetivos, intenciones y técnicas internas, que no se relacionan con la vida y el servicio del discípulo en los tres mundos. El trabajo del discípulo, en preparación para la iniciación, no concierne básicamente a su servicio mundial cotidiano, aunque no habría para él iniciación si faltara esa vida de servicio. En realidad su vida de servicio es una expresión de la iniciación particular para la cual está siendo preparado. Éste es un tema demasiado vasto para ser considerado aquí, pero da una idea sobre la cual será bueno reflexionar.

     [i548] Haré aquí una insinuación, basada en la vida del Cristo. Raras veces se ha relatado la historia de la vida y experiencias de los grandes iniciados, pero mucha información sobre la vida del Cristo, se ha dado en los Evangelios y en conexión con sus encarnaciones anteriores. Como bien saben, Cristo recibió una de las más grandes iniciaciones (la sexta iniciación, la de la Decisión). Esta iniciación está relacionada con el centro laríngeo y también con su analogía superior, el centro laríngeo del Logos planetario, centro denominado Humanidad. De esta manera fue "emitida la PALABRA". Tuvo que cumplir una misión dual, a fin de comprobar Su aptitud (si se puede emplear una palabra en conexión con un iniciado de Su excelsa posición). Ante todo tuvo que proporcionar un gran ímpetu a la evolución humana, proclamando dos cosas:

1. Que "la sangre es la vida".
2. Que los hombres de todas partes son hijos de Dios, y por lo tanto divinos.

     Luego tuvo que llevar a un fin la dispensación judía, la cual debió haber culminado y desaparecido con el tránsito del sol de Aries a Piscis. Entonces, Se presentó ante ellos como su Mesías, razón para lo cual Se manifestó por medio de la raza judía. Ellos no sólo Lo rechazaron, sino que consiguieron perpetuar la dispensación judía mediante la presentación religiosa, a través de la era de la dispensación cristiana. Ésta es la raíz de sus dificultades y la causa de su constante énfasis sobre el pasado -un pasado basado en sus experiencias sufridas en Aries y no en su crecimiento en Piscis.

     Todo este tema de interacción telepática entre el discípulo y el ashrama, y entre el Maestro y el discípulo, es de excepcional interés. Forma parte de la vida dual que deben llevar todos los discípulos. Intensifica la vida de introspección, la cual se comprende y realiza correctamente sólo cuando el hombre es en verdad una [e451] personalidad fusionada con el alma. Es la fuente u origen de la vida extrovertida que el discípulo debe también llevar, produciendo una intensa actividad en los tres mundos -actividad [i549] que de ninguna manera perturba la calma de los procesos en la vida de contactos ashrámicos. Correctamente seguida hace posible aquello de lo cual se ocupa nuestro tercer punto.

Impresión del Intento Jerárquico sobre la mente del Discípulo.

     Esto es algo mucho más grande e incluyente que la capacidad de la mente del discípulo para registrar el contenido de las mentes del ashrama al cual está afiliado e incluso la mente del Maestro. El aspecto propósito del Plan empieza a impresionar a su mente abstracta, ahora altamente iluminada, pues el propósito integrado -en lo que concierne a la Jerarquía- comienza lentamente a impresionarlo. Poco a poco va registrando impresiones desde Shamballa. No puedo ocuparme de esto, pues tiene que ver con el crecimiento producido después de la cuarta y quinta iniciaciones y, por lo tanto, con el entrenamiento dado a un Maestro. Nada tiene que ver con ustedes.

     La principal tarea como aspirantes, es cultivar la sensibilidad superior; llegar a ser tan puros y altruistas que sus mentes permanezcan imperturbables por los acontecimientos en los tres mundos; mantener alerta ese sentido espiritual que les permitirá ser impresionados y luego interpretar correctamente las impresiones recibidas.

     He dicho que la iniciación es, en realidad, un gran experimento hecho con las energías. La vida del estudiante ocultista es vivida conscientemente en el mundo de las energías, las cuales han estado siempre presentes, pues toda la existencia, en los reinos de la naturaleza, es energía manifestada, pero los hombres no se dan cuenta de ello. No son conscientes, por ejemplo, de que cuando sucumben a la irritabilidad y la exteriorizan con vociferaciones y pensamientos iracundos, extraen y emplean energía astral. El empleo de esta energía los lleva fácilmente a un nivel de vida astral inapropiada para ellos; el continuo uso de esta energía produce lo que el Maestro Morya ha denominado "hábitos de residencia que ponen en peligro al residente". Cuando el aspirante reconoce que él mismo está compuesto de unidades de energía -mantenidas en expresión coherente por una energía aún más fuerte, la de la integración- empieza a trabajar [i550] conscientemente en un mundo de fuerzas análogamente compuesto; entonces empieza a emplear energía de cierto tipo, y da selectivamente uno de los pasos iniciales para convertirse en verdadero ocultista. Este mundo de energía en el cual vive, se mueve y tiene su ser, es el vehículo viviente organizado de [e452] manifestación del Logos planetario. A través de ese mundo, las energías circulan en todo momento y están en constante movimiento, siendo dirigidas y controladas por el centro coronario del Logos planetario; crean grandes vórtices de fuerza o puntos principales de tensión, por todo Su cuerpo de manifestación. La Jerarquía espiritual de nuestro planeta es un vórtice de este tipo, la humanidad es otro y, actualmente, se halla en un estado de actividad casi violento, debido a que se está convirtiendo en un foco de atención divina.

     Ciertos grandes reajustes están teniendo lugar ya en ese centro, pues por fin está comenzando a adaptarse a la intención divina. En otra parte he señalado que, por primera vez en la larga historia del desarrollo humano, la energía de Shamballa hizo impacto directo sobre este tercer centro planetario, lo cual no se debió totalmente al punto de evolución alcanzado por el género humano; esta realización es sólo una causa o razón secundaria. Se debe a la voluntad de Sanat Kumara Mismo, al prepararse para cierta iniciación cósmica. Esta iniciación requiere la reorganización de las energías que forman y fluyen a través de ese "centro que llamamos la raza de los hombres", produciendo un reordenamiento dentro del centro mismo, trayendo así a la expresión manifestada ciertos aspectos y cualidades -siempre inherentes a esas energías- no reconocidos hasta ahora. Esta crisis creadora ha sido posible por tres acontecimientos principales:

1. La terminación de un ciclo o movimiento de veinticinco mil años alrededor de lo que se llama el zodíaco menor. Esto significa un ciclo mayor de experiencia en la vida de nuestro Logos planetario. Tiene relación con la interacción entre el Logos planetario y el Logos solar, al responder este último a energías que emanan de las doce constelaciones zodiacales. [i551]

2. El fin de la era pisceana. Significa simplemente que las energías provenientes de Piscis, durante los últimos dos mil años, son ahora rápidamente reemplazadas por energías provenientes de Acuario, dando por resultado cambios mayores en la vida del Logos planetario y afectando potentemente Su cuerpo de manifestación por intermedio de Sus tres centros principales: Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad.

3. La actividad acrecentadamente dominante del séptimo Rayo de Orden o Magia Ceremonial, como se lo denomina casi erróneamente. Este rayo está entrando ahora en la manifestación y colabora estrechamente con los dos factores mencionados; produce también la disminución del poder del sexto Rayo de Idealismo. Éste tuvo un ciclo largo y apresuró grandemente el proceso evolutivo; en el surgimiento actual de las grandes ideologías mundiales [e453] se ve su trabajo efectivo. Lógicamente considero a estas energías solo en relación con la conciencia humana.

     Hay otros factores presentes actualmente en nuestro planeta, pero los mencionados (en un vago sentido) significarán algo para ustedes, a medida que reflexionan y tratan de comprender.

     La gran iniciación cósmica por la cual está pasando nuestro Logos planetario (recuerden mis palabras, "proceso iniciático"), produce la total reorganización de las energías, de las cuales está compuesto Su cuerpo de manifestación; acentúa la cualidad o la vibración de algunas energías de rayo y disminuye la potencia de otras. Incluye también dirección; ciertos centros planetarios se hacen receptores (en forma nueva y vital) de las potencias de rayo redirigidas. Entre ellas, actualmente, la familia humana (o el tercer centro vital) se convierte en un objetivo principal. Los tres centros mayores en el cuerpo del Logos planetario son:

     El centro coronario - Shamballa - 1er. Rayo de la Voluntad.

     El centro cardíaco - La Jerarquía - 2do. Rayo de Amor. Sabiduría

     El centro laríngeo - La Humanidad - 3er. Rayo de Inteligencia Activa.

     El impacto sobre la Humanidad, de las nuevas energías entrantes, [i552] será el resultado de la redirección planificada. Esto traerá una era de actividad creadora grandemente acentuada; será una actividad de tal naturaleza como no se ha visto antes, y se expresará en cada sector del vivir humano.

     A este respecto, quisiera recordar aquí la relación que existe entre el centro sacro (el centro creador físico) y el centro laríngeo, y también la enseñanza sobre la elevación de las energías desde ese centro inferior al centro laríngeo. Podemos observar que esto ya acontece en el ser humano al progresar en el sendero de evolución, estando igualmente presente en la vida y la experiencia del Logos planetario.

     Esta progresiva "elevación creadora" trae necesariamente un ciclo de enorme dificultad en la vida del aspirante a la iniciación, pues el microcosmos soporta -en el diminuto proceso viviente- lo que el Logos planetario soporta en un proceso cósmico. Cuando -como sucede actualmente- la Humanidad misma está en proceso de ser creadora, en sentido superior, y de sincronizarse con una mayor actividad creadora planetaria, entonces tiene lugar un ciclo de muy grandes perturbaciones que afecta necesariamente a cada individuo, en la "raza de los hombres". De allí la perturbación sexual observada en todas partes, con el libertinaje existente en [e454] cada país y el aparente derrumbe de la relación marital. Esto indica que oportunamente surgirá una creatividad de dimensiones tan maravillosas que asombrará al mundo, algo que nunca se ha visto hasta ahora. Un planeamiento creador para el bienestar humano y una expresión política, complementando este planeamiento, se manifestará en cada país; será evidente el pensamiento creador, que se expresará en las letras y la poesía; la imaginación creadora producirá el nuevo arte, los nuevos colores, la nueva arquitectura y la nueva cultura; una nueva respuesta creadora a la "música de las esferas" traerá la nueva música. Todo esto será en respuesta a la reorganización creadora y a las energías nuevamente dirigidas que ocupan la atención del Logos planetario actualmente.

     [i553] Toda esta reorganización y redirección de energías son llevadas a cabo en el reino del tercer aspecto divino, el de la inteligencia activa divina. Por lo tanto, el centro humano registra este aspecto mayor y se hace intensamente invocador; este llamado invocador, dirigido conjuntamente en forma unida hacia el segundo centro mayor, la Jerarquía, evoca inevitablemente una respuesta. Tal invocación, acompañada de la imaginación creadora, producirá esa nueva actividad creadora que traerá a la existencia "el nuevo cielo y la nueva tierra".

     Quisiera aquí indicar tres puntos, que tienen que ver definidamente con nuestro tema:

1. Esta intensa actividad creadora se divide en dos partes:

a. Un ciclo destructor, en el cual el antiguo orden desaparece y lo que ha sido creado -la civilización humana con las instituciones correspondientes- es destruido. De esta acción destructora se está ocupando ahora la humanidad, mayormente en forma inconsciente. Los principales agentes creadores son los intelectuales de la raza.

b. Un ciclo de restauración, con sus muchas correspondientes dificultades, en el que toman parte las masas bajo la influencia y la inspiración de una intelectualidad regenerada.

2. Este proceso recibió su impulso inicial como resultado de una decisión grupal dentro de la Jerarquía misma. Ciertos Maestros que enfrentaban la sexta Iniciación de la Decisión en ese momento -un grupo relativamente pequeño pero poderoso-, decidieron hollar juntos el sendero del servicio en la Tierra (técnicamente entendido), a fin de producir los cambios que creían deseables, ya existentes en la conciencia del Iniciador Uno, el Logos planetario. La decisión que tomaron a principios de este siglo, precipitó -en el centro que llamamos "la raza de los hombres"- esas potencias y energías estimulantes que produjeron el gran [e455] agente destructor, la guerra mundial (1914-45). Debido a que estas energías ocultamente "cayeron en el centro", el efecto producido fue tanto bueno como malo. La unidad y unanimidad humanas, el planeamiento humano para el bienestar grupal y la creatividad [i554] humana (expresada principalmente ahora por medio de la ciencia) recibieron un enorme estímulo. Simultáneamente las potencias entrantes, liberadas por esta decisión, produjeron la erupción del mal en el corazón de los hombres inclinados al mal, conduciendo a una análoga o paralela unidad, unanimidad y actividad creadora, llevada a cabo por el separatista y odioso mal. Y éste, a su vez, "abrió la puerta donde se halla el mal" y liberó sobre la tierra toda la furia de la Logia Negra.

Los Maestros sabían que éste sería el resultado cuando tomaron Su decisión; conscientemente asestaron un golpe al materialismo que ataba a la humanidad y aprisionaba al espíritu humano. Ello evocó una rápida reacción de las Fuerzas del Mal que habían creado y "mantenido en existencia" al moderno mundo materialista, con su énfasis sobre las formas y el dinero. Los Maestros confiaban en que el espíritu humano sería capaz de sobrevivir al período de perturbación y surgir eventualmente a la nueva era, preparado para construir el nuevo mundo y reorganizar todos los recursos humanos -materiales, mentales y espirituales.

3. La respuesta de la humanidad, desde el ángulo de una comprensión espiritual de la oportunidad presentada, fue la aparición del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Aparecieron en todos los países, conscientes de su tarea de cristalizar y hacer efectiva la buena voluntad humana, aunque generalmente inconscientes de su relación jerárquica. Su aparición evocó una reacción inmediata de la Jerarquía espiritual, y discípulos experimentados ingresaron en las filas del nuevo grupo de servidores del mundo, dirigiendo su esfuerzo, enunciando sus metas y estimulando su comprensión. El nuevo grupo trabajó en cada sector del pensamiento, del bienestar y del planeamiento humanos, y a través de ellos como resultado, y casi inmediatamente, los hombres de buena voluntad de todas partes del mundo fueron animados por la divina gracia (frase muy apropiada), y entraron en actividad.

     Los tres puntos enunciados demostrarán la naturaleza real de la circulación de las energías. Todos estos acontecimientos forman parte de un proceso de iniciación planetaria, [i555] iniciación que no puede tener lugar sin efectos importantes, tanto en la Jerarquía como en la familia humana. En los antiguos días atlantes, los Maestros (frente a la misma sexta iniciación) "decidieron" terminar con esa antigua civilización, por lo tanto, sacrificaron el aspecto forma de la manifestación y crearon una situación en la cual el alma de [e456] la humanidad fue liberada de la prisión en que se encontraba. En la actualidad no fue considerada necesaria una catástrofe material tal como el diluvio; se cree que la humanidad puede encontrar y encontrará, su propio camino para salir de las dificultades mundiales.


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