Los Rayos y las Iniciaciones - Regla X
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PRIMERA PARTE CATORCE REGLAS PARA LA INICIACIÓN GRUPAL REGLA X |
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Hemos llegado a la más abstrusa y difícil regla para iniciados, siendo al mismo tiempo la de aplicación más práctica y de mayor utilidad. Concierne a los niveles etéricos de actividad. Observen que no he dicho etéricos de conciencia, pues no existe tal [e155] conciencia en los planos etéricos. Los cuatro planos que constituyen los niveles etéricos del plano físico son las analogías inferiores de los cuatro planos donde la Mónada y la Tríada espiritual están activas y -como he dicho frecuentemente- en esos niveles nada existe que pudiéramos llamar conciencia, tal como la entendemos. Sólo existe un estado del ser y de actividad, para el cual no tenemos palabras adecuadas o ilustrativas. Los cuatro planos etéricos de nuestro sistema solar son los cuatro planos etéricos cósmicos; una de las líneas de desenvolvimiento (que enfrenta al iniciado) consiste en actuar adecuadamente en respuesta a la vida del Logos planetario en esos planos. En último análisis constituye el campo principal de desenvolvimiento y adquisición de sabiduría para los iniciados que ya han recibido la tercera iniciación. En el párrafo que antecede he dado un nuevo concepto sobre la iniciación -concepto que siempre ha estado implícito en la enseñanza, pero no ha sido abordado en ninguna polémica sobre el entrenamiento iniciático. La regla para aspirantes, advierte al discípulo que en esos niveles debe trabajar de acuerdo con los métodos [i179] de la evolución dévica o angélica, y es la siguiente:
Estos devas particulares en "sus graduadas filas" son los agentes directrices de la energía divina que complementa los propósitos de la Deidad en el plano físico. Trabajan únicamente en niveles esotéricos -ya sea en nuestro plano físico o en los niveles etérico cósmicos. Por consiguiente, están activos tanto en el reino de maya, el plano etérico como usualmente lo comprendemos, como en los planos de la Tríada espiritual. No se hallan activos en los tres niveles físico densos, o en los planos astral o mental, ni tampoco en el plano más elevado o logoico. Están implícitos o latentes, pero no activos. Constituyen los grandes "factores impulsores" de la manifestación, organizando la sustancia, dirigiendo la multiplicidad de vidas y seres que constituyen las formas a través de las cuales Dios expresa la divinidad. En un, sentido peculiar, personifican el propósito divino en los planos de la Mónada y de la Tríada, análogamente o como el conjunto de energías existentes en el cuerpo etérico del hombre es el resultado de su dirección-interna y la causa de su manifestación externa. Para comprender más plenamente la función de las fuerzas dévicas, el hombre debe conocer algo sobre las fuerzas existentes en su cuerpo etérico, que a su vez son la consecuencia de su [e156] etapa de realización -realización demostrada por su naturaleza actividad astrales (emocionales) y mentales. Ellas indican su etapa de desarrollo. Los devas constituyen los agentes de la voluntad divina, porque son la consecuencia de la etapa de realización, alcanzada por nuestro Logos planetario, que existe fuera de los siete planos de nuestra esfera de existencia, el plano físico cósmico. Están condicionados por Sus vehículos astral y mental cósmicos. En un sentido definido, constituyen los agentes de la Mente Universal aunque no son mentales, tal como entendemos el término. A veces se los considera como fuerzas ciegas, y ello se debe a que la inspiración les llega desde los niveles de [i180] la percepción divina, fuera del alcance de la conciencia humana, no importa cuán elevada sea o si se la emplea en su más amplia acepción. El Triángulo de energía que denominamos los "Tres Budas de Actividad" constituye, en la manifestación, el Agente que lo controla. Por lo tanto, están estrechamente vinculados con el tercer aspecto de la divinidad. Esencialmente son "el ojo dentro del Triángulo" -símbolo muy conocido por la mayoría. Expresan activamente la función del "Ojo que todo lo ve", y por cuyo intermedio Dios ve, y por medio de ellos y de la energía dirigida a través de ellos, Dios dirige el proceso creador. Están regidos totalmente por los Budas de Actividad, Prototipos Cósmicos de los Señores de los tres rayos mayores, pero no en el sentido que entendemos comúnmente cuando se considera a los rayos en relación con el hombre. Los Budas de Actividad son la analogía de esos tres rayos y los responsables del universo manifestado, pero únicamente dentro de la órbita del tercer aspecto, la expresión de la Mente Universal. Provienen del plano mental cósmico, así como la energía -característica del segundo aspecto -proviene del plano astral cósmico. Dios es mente. Dios es actuación inteligente. Dios es actividad creadora. Éstas son las cualidades de la evolución dévica. Dios es amor, Dios es relación, Dios es conciencia, son las tres cualidades de la evolución crística, evolución que se lleva a cabo dentro de la creada esfera de influencia del tercer aspecto. Dios es vida, Dios es fuego, Dios es el ser puro, son las cualidades del aspecto espíritu, aspecto omnipotente de la Deidad. Los tres aspectos se enfocan y se expresan en los niveles de los planos etérico cósmicos y en los niveles de los planos etéricos que la humanidad conoce en los tres mundos. La Ley de Analogía es infalible cuando se la considera y aplica correctamente. Si queremos comprender debidamente la regla para discípulos e iniciados debemos también captar correctamente esta amplia y general presentación. [e157] Se ha enseñado que el iniciado [i181] debe vencer la ilusión cuando se "evade" esotéricamente de los tres mundos, mediante el plano mental *. Se dice que el espejismo es la característica del plano astral y el discípulo debe disolverlo cuando se "evade" místicamente y penetra en el Sendero de la Iniciación, análogamente a como el iniciado (después de vencer la ilusión) penetra en el Sendero de Evolución Superior. Maya es el factor que condiciona los niveles etéricos, y el discípulo en probación debe eludir y vencer cuando se "evade" de la esclavitud del plano físico. Así aprende a hollar el sendero del discipulado. Estas características son, sin embargo, la reacción de la humanidad a las actividades de la evolución dévica, la cual prosigue divina y correctamente la tarea de complementar la voluntad divina. Cuando la esfera de su actividad entra en contacto con la inteligencia humana, el efecto sobre la humanidad es impulsar al hombre (antes de lograr dominarlos) a "divagar por los campos de maya, a ahogarse en el mar del espejismo y a responder al llamado de la ilusión". En esta enseñanza he presentado en forma algo distinta el antiguo problema de la dualidad que involucra, como lo hace, la enorme potencia de la evolución dévica. Ésta afecta definidamente a la humanidad, debido a que es una expresión del aspecto voluntad de Shamballa. A medida que el hombre desarrolla el aspecto voluntad, aprende a desprenderse del aura de la evolución dévica, y la principal tarea de la Jerarquía (en lo que respecta a las esencialidades básicas) consiste en "proporcionar un santuario" para quienes se han liberado del océano de las energías dévicas, donde sus vehículos forzosamente se mueven, viven y tienen su ser, pero con los cuales no tienen ningún otro punto de contacto una vez que se han liberado de "los ángeles", por su propia voluntad y esfuerzo. Proseguiremos con la regla siguiente: Regla Diez.
Como recordarán estamos considerando el trabajo que debe realizar el iniciado y no el esfuerzo hecho por el animoso aspirante cuando enfrenta y maneja esas fuerzas que han logrado llegar a la expresión física, las cuales esperan precipitarse al manifestado [e158] mundo físico denso, desde los niveles de los cuarenta y ocho subplanos. El aspirante debe trabajar siempre de afuera adentro y esforzarse por dirigir su vida de arriba abajo, si quiere dominar dichas fuerzas y no ser controlado por ellas. En cambio el iniciado trabaja "desde adentro del círculo", o sea el campo o círculo de maya. Por lo tanto debe desarrollar su actividad desde el propio núcleo del misterio que encierran dichas fuerzas, y puede hacerlo porque está en una posición donde sabe con qué tipo de energías debe habérselas, comprende la naturaleza de las fuerzas con las cuales puede y debe manipular las "energías de maya" y dominar así al plano etérico; también es consciente de dónde termina un velo y comienza otro y, desde ese nivel puede, con todo éxito, adaptar las arremolinadas y vivientes energías al canon divino. Debe observarse también que el iniciado proyecta las energías al mundo de maya, las dirige desde varios centros existentes en su cuerpo y desde el punto central de energía correspondiente a cada centro empleado. El iniciado actúa desde la "joya central en el loto", y estos siete centros focales, las denominadas siete joyas, son la analogía de la joya en el loto egoico. Por consiguiente, esto significa que el trabajo exitoso "dentro de los velos de maya" involucra siempre el empleo del aspecto voluntad y el consiguiente uso de esa porción de fuerza shambállica que el iniciado es capaz de apropiarse y usar, porque ya ha comenzado a actuar como agente de enfoque para la Tríada espiritual, y no actúa como [i183] alma o personalidad controlada por el alma. Esto es algo importante para recordar. La fuerza empleada debe afluir a través del antakarana y, de acuerdo a la índole del trabajo a realizar, así será el particular hilo o hebra del arco iris que el iniciado empleará. Estos son los cuatro velos de maya, necesariamente construidos de siete fuerzas, que producen el aspecto real y fenoménico (en tiempo y espacio) de la Gran Ilusión en sus tres formas: ilusión, espejismo y maya. Existen siete puntos de energía a través de los cuales afluyen los distintos aspectos de la fuerza necesaria para producir los efectos deseados dentro de los velos de maya, correspondientes a los siete tipos o cualidades de rayo. Pero el tipo principal de energía con la cual trabaja el iniciado en el plano físico es la séptima, el rayo o energía del ritual, del ceremonial, del orden y de la ley. El trabajo que se lleva a cabo dentro de los velos de maya es de reajuste, ordenamiento y coordinación de las fuerzas que existen como maya, proporcionando en tiempo y espacio las formas por cuyo intermedio podrán materializarse los planes de la Jerarquía; el alma de cada forma adquirirá la experiencia necesaria y así progresará el cumplimiento de la voluntad de Dios. [e159] Maya no es algo que debe ser destruido, disipado, disuelto o rechazado. En realidad es un aspecto del tiempo, y constituye para el iniciado el conjunto de fuerzas creadoras con las cuales debe trabajar; éstas son impelidas a la generación y activación de las formas y en el actual momento transitorio y efímero personifican la etapa fenoménica de evolución alcanzada por la vida de Dios. El trabajo del iniciado, actuando bajo la inspiración jerárquica, consiste en cambiar las formas actuales por otras más adecuadas, que la vida descendente y su actividad dinámica demandan. Se refieren, en consecuencia, al aspecto del divino proceso evolutivo, que se ha precipitado. Concierne a la relación que existe entre la Hueste de la Voz y el SONIDO que condiciona la evolución, y a la tarea de supervisión que ejerce la Jerarquía al sustentar el trabajo del [i184] alma que mora en todas las formas -construidas por la Hueste de la Voz y por los devas en sus graduadas filas. El trabajo directriz y supervisor que realiza la Jerarquía, llevado a cabo por los Maestros y Sus grupos y por los iniciados que pertenecen a dichos grupos, rara vez se tiene en cuenta; sin embargo, es de suma importancia y a él se refiere definidamente esta regla. La tarea encomendada a la Jerarquía consiste, fundamentalmente, en permitir "que entre la luz", pero esta vez no como revelación, visión o iluminación, pues éstas son aspectos de la luz egoica; el trabajo del iniciado consiste en ayudar a construir el cuerpo planetario de sustancia-luz, que revelará finalmente la naturaleza de la Deidad y la gloria del Señor, constituyendo la analogía planetaria del cuerpo-luz por cuyo intermedio se manifiestan finalmente el Cristo y todos los Hijos de Dios que han alcanzado la perfección, vehículo creado por la energía de la Voluntad, complementada y "sujeta a la existencia" por la Voluntad. Exotéricamente se expresa a sí mismo mediante la proyección de esa energía volitiva, por conducto del punto central de cada uno de los siete chakras o lotos. Al estudiar las reglas para iniciados debemos recordar siempre que conciernen primordialmente al empleo de la voluntad o primer aspecto. Es la energía de la mónada utilizada por medio de la Tríada espiritual y relacionada con la personalidad a través del antakarana. Las interpretaciones secundarias y las analogías terciarias son siempre posibles, pero el principal significado de estas reglas se relaciona con el primer aspecto divino. Por lo tanto, cuando reflexionan, piensan, estudian y correlacionan, deben siempre tener presente:
Podrán relacionarse otros septenarios pero no son necesarios para el iniciado que ha desechado conscientemente todos los septenarios inferiores y trabaja ya [i185] con las siete energías mayores, con el séptuple campo de su actividad y el séptuple aspecto del instrumento complementario, ya sea planetario o individual. Cuando nos acercamos a la meta del espíritu, prosigue rápidamente la simplificación. La voluntad se ocupa invariablemente de las cosas esenciales y no de los detalles de la manifestación. El amor tiene que ver con los fundamentos transitorios y evolutivos, en cambio la inteligencia se ocupa de los detalles y su coordinación coherente en respuesta al impulso y fuerza atractiva del amor divino y al impulso dinámico del espíritu. Después de estas observaciones preliminares tomaremos la décima regla, frase por frase, las cuales son cinco:
No deben olvidar los estudiantes que el trabajo de la Jerarquía está condicionado constantemente por la etapa evolutiva alcanzada por la Jerarquía humana. En los albores de la historia humana prácticamente no existía el progreso, por lo tanto el proceso de pensar, poco o nada afectaban a las fuerzas y energías activas en los niveles etéricos. En ese periodo estaban en un estado de relativa pasividad o eran arrastradas a la actividad por la definida y planeada impronta de la Jerarquía; cualquier efecto proveniente del reino humano se debía exclusivamente al impulso o impresión masiva, que era exiguo, debido a la carencia de relación coordinada entre entes y grupos de la familia humana. Posteriormente, a medida que se agrupaban las unidades familiares formando tribus y éstas se unían a otras, a fin de formar tribus mayores o naciones en embrión, acrecentábase el efecto masivo, pero aún había poca actividad mental o dirección vinculada al mismo, siendo en gran parte instintivo y -si puedo expresarlo así -el plano etérico constituye en realidad una especie de matriz que circundaba una valiosa creación, esencialmente protectora, separadora y ligeramente energetizadora. En los días atlantes, el plano donde la humanidad recibía su principal orientación o desarrollo era de tal índole, que las [i186] naturalezas emocional e impulsiva y el campo donde maduraban deseos, entraron en actividad en forma predominante. Luego comenzó la verdadera dificultad en el reino de maya. Hasta [e161] entonces sólo se habían sentido dos energías en el plano etérico: primero, la energía de la vida misma, por intermedio del sutratma, cuando atravesaba el plano etérico, a fin de producir vivencia exotérica en el plano físico, y segundo, la energía de la Jerarquía, en conjunto, estableciendo una organización lenta y amplia, aunque algo negativa, de las fuerzas prevalecientes. Después comenzó a hacer impacto sobre las fuerzas etéricas una tercera y muy poderosa fuerza engendrada por la humanidad. En ese primitivo período de la historia humana el hombre comenzaba a desear, pero su deseo no era como lo fue hasta entonces, de naturaleza puramente animal, emanado por lo tanto de la sustancia físico densa (en consecuencia no estaba relacionada con ningún principio), sino que personificaba un nuevo tipo de energía, siendo, en realidad, la primera expresión, por parte del hombre, del más elevado aspecto divino. El deseo constituye el reflejo inferior del aspecto voluntad en la conciencia humana. Esta potente vibración del deseo la evocaron los hombres que aún no poseían visión espiritual de ninguna especie; sus reacciones instintivas eran estrictamente materiales (lo cual era correcto en esa época particular) y llamaron la atención de ciertas energías o Seres netamente malignos. Dichos Seres aprovecharon la situación con la finalidad de satisfacer sus deseos de poder -otra distorsión del aspecto voluntad o primer aspecto. Así se fundó la Logia Negra. Se nutrió del deseo humano, asemejándose a un enorme vampiro que está al acecho. Vició el vivir humano y aumentó el deseo, más allá de lo que normalmente se esperaba, se proyectaba o planeaba jerárquicamente, creando de esa manera falsas metas y normas. erigiendo una barrera entre el centro planetario inferior, la Humanidad, y el centro o "punto medio", la Jerarquía. Por lo tanto, es evidente que fueron liberadas dentro del reino de maya, las energías siguientes:
Durante todo ese período se llevó a cabo la organización del plano etérico, sometido al impacto de las energías y fuerzas ya enumeradas, además de otras energías (latentes o en potencia) con cuales nada tenemos que ver en forma inmediata. La gran Logia Blanca y su opositora, la Logia Negra, acrecentaron constantemente su potencia. En forma gradual, las fuerzas se organizaron y los cuatro "velos de maya" o las siete energías separadoras, se definieron nítidamente. Cuando dicha diferenciación quedó totalmente establecida, culminaron dos grandes acontecimientos planetarios (si puedo denominarlos así): [i188]
Paralelamente a esta actividad, y complementado, nutrido y sustentado por la Logia Negra, apareció el espejismo en el plano astral, y a este espejismo, cada vez más denso, la humanidad ha contribuido y respondido constantemente. Luego, a medida que la evolución progresaba y el intelecto humano comenzaba a hacerse sentir, "los cuatro velos de maya" y el gran "telón del espejismo" condicionaron al plano mental. Apareció la ilusión y las diferencias entre verdad y la falsedad, el bien y el mal, y el sendero de la izquierda y el de la iniciación se hicieron evidentes a la humanidad avanzada [e163] de esa época, La Jerarquía no ignoraba dichas diferencias, pero los seres humanos se vieron enfrentados con ellas y las reconocieron; la humanidad debió encarar la poderosa elección intelectual, y la raza aria (apelativo aplicado correctamente a la inteligente humanidad moderna) vino a la existencia. En el transcurso de las edades, los hombres han contribuido acrecentadamente al problema y solución de maya, del espejismo y de la ilusión. Comenzó a hacerse sentir el poder del pensamiento humano; los hombres en número creciente buscaron el Sendero de Liberación, y de esa manera ingresaron en la Jerarquía, convirtiéndose en activos e instruidos opositores de la Logia Negra, y en inteligentes manipuladores de energía, la cual puede ser proyectada hacia abajo y utilizada para destruir los cuatro velos, disolver el espejismo y disipar la ilusión. La humanidad respondió con mayor sensibilidad a los impactos -subjetivos y objetivos- y su colaboración comenzó a ser [i189] eficaz y útil para la Jerarquía, viéndose obligada a realizar algunos cambios en las técnicas jerárquicas, liberando algunos trabajadores jerárquicos a fin de que se dedicaran a otras y distintas actividades, complicando grandemente el problema existente y amenazando también la seguridad y estado de la Logia Negra. Uno de los resultados del desarrollo mental consistió en enviar grandes cantidades de discípulos al mundo de los hombres, los cuales mantenían al mismo tiempo su vínculo consciente con el ashrama al que estaban afiliados, y se podía confiar en que vivirían como hombres entre los hombres y harían afluir su potencia de abajo arriba, sobre los problemas de maya y del espejismo. El trabajo debían realizarlo los discípulos capaces de resistir la presión, que a despecho de todas las dificultades vivieran con nobleza y se prepararan y recibieran la iniciación, constituyendo para ellos el paso siguiente. Varios cientos de años atrás, en muy pocos se podía depositar tal confianza. Hoy (1944), en todos los países hay muchos de ellos, aunque muy pocos en Alemania, debido a que en ese desdichado país se ha concentrado el poder de la Logia Negra, y también al mal uso de la fuerza shambállica. Dicha fuerza ha sido aislada, utilizándose su aspecto destructivo en Alemania, sin equipararla con la actividad de la energía de amor de la Jerarquía. Este hecho ha imposibilitado (desde 1933) la entrada de los discípulos que pertenecen a la Logia Blanca. Sin embargo, en todas partes la concentración de discípulos activos es mayor que en ningún otro momento de la historia humana. He acentuado esto porque la segunda frase, "que el grupo amplíe las rasgaduras en esos velos", se refiere a los discípulos y grupos reunidos a su alrededor en todas partes. Esos grupos, en [e164] gran número y de distintas potencias de rayo, guiarán al mundo hacia la nueva era, en el período de posguerra. La presión que ejercen sobre el plano físico ha precipitado la crisis entre la gran Logia Blanca y la Logia Negra. Su trabajo consiste en permitir entrar la luz, y donde va la luz la Logia Negra debe disolverse y desaparecer. Se nutre del espejismo y la ilusión y emplea los [i190] velos de maya como protección. Los estudiantes no deberían nombrar ni diferenciar los cuatro velos, los cuales en sí son transitorios y variables. Difieren cuando reciben el impacto de los siete rayos. No es posible ni práctico distinguir uno del otro, excepto desde el ángulo de la Jerarquía, y en la actualidad su destrucción (anteriormente no fue así) debe producirse desde el plano físico denso y el ataque deben realizarlo las personalidades e individuos en cuerpos físicos. En cierto modo es un nuevo acercamiento, pues hasta ahora muy pocos discípulos e iniciados han sido capaces de trabajar de esta manera. Hoy trabajan centenares y millares de discípulos, aprendiendo así a aplicar las antiguas reglas para el trabajo que debe realizarse dentro de los velos de maya. A medida que pueda traducirlas, expondré algunas de las reglas o fórmulas, tal como aparecen en el Libro de Reglas del Maestro. Algunas de ellas son intraducibles:
Existen otras reglas, pero estas les proporcionarán [i191] los datos necesarios para realizar este tipo de trabajo, reglas que el audaz discípulo necesita conocer. Han sido ya aplicadas y la mente inferior no debe interpretarlas sin la ayuda de la conciencia iniciática. [e165] La segunda frase es la siguiente:
Llegamos ahora a un definido mandato o instrucción grupal. Se invoca la ayuda del grupo en forma tal que parece una orden. Lo esencial del mandato formulado reside en que durante la nueva era y en el intervalo entre el pasado (cuando prominentes discípulos trabajaron dentro de los velos de maya) y la nueva era (donde la humanidad actuará conscientemente en el plano etérico), será necesario el trabajo de los grupos esotéricos dirigidos por el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, los cuales serán capaces de diferenciar los distintos velos, constituyendo esto el imprescindible y siguiente desarrollo. Los grupos deben enfocar la energía en el centro del ser grupal; el grupo debe llevar la fuerza de un punto a otro y de un velo a otro; proyectar la energía destructora y, en conjunto, llegar a percibir lo que oculta cada velo; desempeñar actividades purificadoras (siete en total); enfrentar, aceptar y distribuir, la descendente energía espiritual que finalmente consumará el trabajo realizado. El grupo -mediante el empleo de esa corriente descendente- hará retroceder las fuerzas del mal hasta el plano astral, y trabajará unido con los tres aspectos del primer rayo, tipificado por la Voz, el O.M. y el Sonido. Lo antedicho contiene una magistral fórmula para la actividad grupal y también un poderoso método (una vez que el grupo pueda trabajar en forma unida) para la depuración y reorganización de las fuerzas que están activas hoy en el mundo. En la actualidad dichas fuerzas predominan en forma incontrolada; su efecto es casi tangible (en sustancia etérica) y están real y visiblemente presente y controladas por la Logia Negra, [i192] que utiliza las voces de la engañosa propaganda, la Palabra de la muerte (la cual no impartiré porque el O.M., la palabra de la Vida, es suficiente) y el Sonido del aspecto más denso de la manifestación -sonido poderoso del reino mineral. Ello constituye una condición sin paralelo y crea una excepcional concentración de las fuerzas del bien y del mal sobre el plano etérico. La tarea de los grupos que trabajan dirigidos por los Maestros de Sabiduría, consiste en permitir la entrada de la luz, utilizando las rasgaduras existentes en los velos de maya. Mencionaré tres grandes rasgaduras producidas en los velos. La Biblia se refiere a ellas en forma simbólica, aunque no ha sido observado ni comprendido su significado esencial. La primera fue producida por el establecimiento de la Ley de Dios, que El Antiguo Testamento describe simbólicamente en el episodio de Moisés, cuando ascendió al Monte de Dios, y allí [e166] recibió los Diez Mandamientos; expresión de la ley divina adaptada a la humanidad y necesaria para proyectar las fuerzas que destruyen, purifican y reorganizan. Moisés, el Codificador, penetró en una de las aulas dentro de los velos de maya y allí encontró la gloria del Señor. Su resplandor era de tal magnitud que, según El Antiguo Comentario:
La segunda y muy importante rasgadura la produjo el poder del segundo aspecto, cuando Cristo sometió al Maestro Jesús a la cuarta iniciación, y su influencia conjunta triunfó sobre la muerte. Leemos [i193] que el velo del Templo se rasgó de arriba abajo. El codificador estuvo presente al producirse la primera rasgadura, como culminación de la tercera iniciación, teniendo lugar un proceso similar de glorificación. Un acontecimiento análogo se produjo en la Transfiguración de Cristo, ejerciendo influencia o, mejor dicho, actuando a través del Maestro Jesús. Pero, durante el triunfo sobre la muerte y debido al episodio de la Gran Renunciación o Crucifixión, se produjo un grande e importante desgarramiento. Cuando se acata e interpreta correctamente la Ley, se define la actitud del hombre en el plano mental y sirve para producir una rasgadura en el velo etérico, separando de la forma físico densa el vehículo etérico, en su cuádruple aspecto. El desgarramiento del segundo velo, durante la Crucifixión, permitió la entrada de la luz en el segundo nivel del plano etérico. y un nuevo tipo de iluminación se difundió sobre la tierra. La Ley y el Amor pudieron entonces penetrar en la conciencia de la humanidad en forma directa y nueva, pues con ello quedaba involucrado el cerebro del hombre, por medio de la contraparte etérica de la sustancia del cerebro físico; el instinto de autopreservación (uno de los aspectos inferiores de la Ley) y la tendencia a la sensibilidad (sentimiento o emoción, una de las formas inferiores del amor) podían ser expresados en forma más comprensible. Otra rasgadura del velo, relativamente de menor importancia, tuvo lugar cuando Saúl de Tarso contempló la gloria del Señor y se trasformó en Pablo, el Apóstol. Su empuje y poderosa rectitud y sinceridad, su apresuramiento en el "camino a Damasco", lo [e167] impelieron a atravesar uno de los velos separadores. El Reino de los Cielos "sufrió la violencia", y los violentos lo toman por la fuerza. Dicha fuerza, actuando en Saúl, lo impelió a través del velo que impedía la visual, y la rasgadura producida le trajo una nueva revelación. Se ha dicho que quedó ciego durante tres días, y ello está corroborado en los registros esotéricos; la bien conocida analogía de los tres días en el sepulcro, reconocida por los esoteristas, es análoga también a la entrada en el tercer cielo, que posteriormente Pablo testimonió durante su vida. Comprendió la naturaleza de la Ley, como lo demostraron sus posteriores epístolas; el efecto del amor lo condujo [i194] hasta los pies del Iniciador, aprovechando así las dos rasgaduras anteriores. Mientras se esforzaba por alcanzar la luz escribió la Epístola a los Hebreos que ha desatado tanta controversia. En ella los resultados del desgarramiento del tercer velo proporcionan la nota clave y expresan el primero y más elevado aspecto, así como las dos primeras rasgaduras condujeron a la revelación de la tercera y segunda cualidades divinas. El primer aspecto puede ser considerado una síntesis, la Comunión de los Santos, y relacionado con el Señor del Mundo, Melkisedek. Lean la epístola a la luz de estas observaciones, y observen cómo un gran iniciado se esforzó por revelar algunos hechos inherentes al aspecto voluntad o poder. Sin embargo, estaban más allá de la comprensión de los discípulos y aspirantes de esa época, pero hoy forman parte real del conocimiento humano. La Ley, el Amor, la Unión o Síntesis, las grandes energías que se han infiltrado en la conciencia humana, proporcionan hoy la estructura sobre la cual se fundará la nueva civilización, se originará un nuevo acercamiento a Dios y se desarrollarán nuevas relaciones humanas. Por lo tanto, las tres grandes rasgaduras aún existen, además muchas otras de menor importancia a las cuales no me referiré ni es necesario que lo haga. En el momento de la iniciación tres grandes Hijos de Dios aportaron sustancialmente a la conciencia humana, mediante su determinada voluntad de acatar la ley, su voluntad de amar y su voluntad de síntesis, ayudando así a la humanidad a avanzar con menor dificultad en el "camino iluminado", pasar por las aulas de maya, con la ayuda de la luz vertida a través de las rasgaduras que produjeron en los velos separadores los perfectos Hombres divinos, en el momento de Su triunfo. Aún falta una cuarta gran rasgadura resultante de las energías liberadas y del bien adquirido, que posibilitaron las tres rasgaduras anteriores. Esta cuarta rasgadura la hará la humanidad misma, con "intención masiva" enfocada a través de los grupos que constituyen la exteriorización de los ashramas de los Maestros. Por lo tanto, la rasgadura se producirá cuando nuevamente la Jerarquía adquiera forma física en la tierra. [e168] [i195] Tengan presente la naturaleza simbólica de esta enseñanza; Los velos no existen en realidad, según el sentido usual del término. Son energías y fuerzas opositoras que actúan sobre el aspirante como factores inhibidores, cuando trata de progresar, y sobre toda la familia humana cuando avanza en el Sendero de Evolución. Básicamente no tienen relación con la conciencia, pues en la mayoría de los casos los velos "se hallan en el aspecto terrenal del ser y no en el aspecto luz"; esencialmente constituyen fuerzas físicas y, aunque resultan de los propios esfuerzos y actividades del hombre en el transcurso de las épocas, son mayormente obstáculos, invisibles e incomprendidos, a su progreso. Constituyen la concentración más inferior de fuerzas precipitadas desde otros niveles de actividad superiores al físico, tal como ustedes entienden la sustancia física. Podría decirse, por medio de una frase verídica, aunque engañosa, que están colocadas entre el sutil hombre interno, mental y astral, y su cerebro físico. Impiden que el cerebro registre el mundo de causas y significados. Dicho mundo interno puede ser emocional o mental en su enfoque y precipitación de su fuerza en el plano etérico. También puede ser el resultado fusionado de la integración de la personalidad y una combinación de energías, o estar bajo el dominio de los efectos de la energía del alma. Si son evocadas, pueden esotéricamente penetrar, expulsar o desintegrar, y atravesar los velos de fuerzas separadoras, trayendo, con el tiempo, coordinación entre el alma y el cerebro. Dichos velos parecen cortinas que cubren las ventanas de la visión. Evitan conocer lo que está más allá del ámbito o zona de la experiencia común o mediocre, e impiden que penetre la luz. El mencionado trabajo realizado por los Hijos de Dios nada tiene que ver con el desgarramiento de los velos de sus propias fuerza y vida interna, que produce el contacto directo y claro con el alma o con la iluminación adquirida por la experiencia en el plano físico. En el caso especial de los tres Hijos de Dios, esto se efectuó hace mucho tiempo. Prestaron servicio a la humanidad, produjeron las rasgaduras en los velos que separaban al género humano de la experiencia [i196] espiritual superior e impedían registrar la realidad de la existencia de la Jerarquía. Su servicio fue universal, e hizo posible a la humanidad obtener más progreso, porque de no permitirse una mayor entrada de luz, el hombre no hubiera podido ver ni comprender la necesidad de destruir los obstáculos que la impedían. El aspirante común no puede percibir los velos hasta filtrarse alguna luz a través de las rasgaduras en "la cortina de obstáculos". La gloria de Cristo y lo excepcional de Su realización estriba en el hecho de haber sido el primero en rasgar los velos de "arriba abajo". Pudo hacerlo porque actuó como Salvador del Mundo, en [e169] forma separada e independientemente de la humanidad; se liberó del aura de la familia humana y -citando nuevamente El Antiguo Comentario, hasta donde puedo traducir las arcaicas palabras:
Permítanme citar otra vez la misma fuente y darles los antiguos nombres de los velos:
Dejaré que ustedes diluciden debidamente este párrafo [i197] que contiene aseveradas verdades y conocimiento compendiados. Les recordaré que para el aspirante la concentración es una cosa y otra muy distinta para el iniciado, y la elección del iniciado no es igual a la del aspirante. La fuerza cegadora mencionada abarca desde la profunda oscuridad espiritual en la que actúa el hombre común, pasando por la ceguera de la cual Saúl de Tarso fue el exponente, hasta esa condición que abruma al Iniciado más elevado cuando espera su aceptación en la Cámara del Concilio del Señor. La ceguera constituye el preludio de la iniciación en cualquier grado que sea. Durante la última y más elevada iniciación llega a su fin la "tendencia a la ceguera". La ceguera es natural, innata, inevitable e impenetrable, en las primeras etapas de la evolución. Durante edades el hombre camina en la oscuridad. Luego llega la etapa donde la ceguera normal constituye una protección, pero también entra en una fase donde puede vencerla. La ceguera a que me he referido, técnicamente hablando, es algo diferente. En cuanto el ser humano obtiene la primera tenue vislumbre de ese "otro algo", y se ve a sí mismo como yuxtapuesto a esa realidad distante e imperceptiblemente sentida, la ceguera mencionada [e170] es algo impuesto por el alma al apresurado aspirante, a fin de que las lecciones de la experiencia consciente, del discipulado y posteriormente de la iniciación, puedan asimilarse y expresarse correctamente; por su intermedio se protege el apresurado buscador contra un rápido y superficial progreso. Lo que espera descubrir el Instructor interno, y posteriormente el Maestro, es hondura y un profundo "enraizamiento" (si puedo emplear tal palabra), y la "ceguera oculta", su necesidad, su inteligente manejo y su ultérrima eliminación, forman parte del programa impuesto al aspirante. La Fraternidad Masónica reconoce esta verdad, pero no la interpreta correctamente. En una de sus más importantes y elevadas iniciaciones, el candidato penetra con los ojos abiertos, sin aplicársele una venda. Luego, a mitad de la ceremonia, es cegado, y en esas condiciones pasa terribles pruebas que simbolizan cierta etapa elevada del sendero. [i198] La ceguera es por lo tanto, esotéricamente hablando, el lugar del aprendizaje y está relacionada con la doctrina del ojo, de la garganta y del corazón. No lo está con la tenue visión, la percepción de verdades a medias y los balbuceos del aspirante cuando está aprendiendo a conocerse a sí mismo o cuando visualiza la meta y trata de recorrer el sendero, condición muy familiar a la cual están sujetos todos los principiantes sin poder evitarla, pues es inherente a sus naturalezas. La ceguera oculta es inducida espiritualmente y oscurece la gloria y la prometida realización y recompensa. El discípulo debe depender de sí mismo. Sólo puede ver su problema, su pequeño campo de experiencia y su -para él- débil y limitado equipo. Cuando el profeta Elías habla de dar al aspirante "los tesoros de la oscuridad" se refiere a esa etapa. La belleza de lo inmediato, la gloria de la oportunidad presente y la necesidad de abocarse a la tarea y al servicio, constituyen la recompensa para seguir adelante en la aparentemente impenetrable oscuridad. Para el iniciado, la ceguera es más esotérica; para él no existe en absoluto la luz -ninguna luz terrenal ni tampoco en los tres mundos. Sólo existe oscuridad. El místico lo denomina "la oscura noche del alma". La verdadera noche oscura (de la cual, paradójicamente hablando, la oscura noche del místico es sólo un tenue reflejo) marca un excelso estado del Ser y una etapa de desarrollo. Cristo penetró en la negrura y oscuridad cuando ejerció influencia sobre uno de Sus Maestros, el Maestro Jesús en la Cruz. Para la mayoría esto emitirá una nueva nota que sólo ahora puede ser revelada. Concierne a la facilidad con que un Maestro participa de la experiencia, subjetivamente llevada a cabo, del discípulo que Él ha preparado para la iniciación. Se relaciona también con la identificación aún más elevada del Cristo, con los iniciados que están recibiendo la cuarta y quinta iniciaciones, como el Maestro Jesús [e171] en la experiencia mencionada. Cristo ya no es el Iniciador sino que constituye para el iniciado lo que el Maestro para el discípulo, siendo una curiosa fase de "participación idéntica" que no evoca reacción del Maestro o del [i199] Maestro de Maestros, el Cristo, excepto en la medida que permite al Participante Divino enfrentar otra zona oscura que vela y oculta otra gloria aún más suprema. El párrafo que antecede está más allá de la comprensión del estudiante común, pero la comprenderán aquellos cuyos ojos están abiertos para ser cegados. Los estudiantes deben recordar que los cuatro velos del plano etérico son simbólicas analogías inferiores de determinadas grandes zonas de la expresión divina y que siempre deberá alcanzarse la gloria a través de la oscuridad. Tal es la Ley. Estos factores superiores de ocultamiento, puedo mencionarlos y enumerarlos, pero no dar mayor información concerniente a estos misterios y a esta oscuridad separatista que el iniciado enfrenta: PRIMER VELO. Enfrenta al discípulo cuando lucha contra el Morador en el Umbral y es consciente del Ángel de la Presencia, aunque aún no lo ve. SEGUNDO VELO. Enfrenta al iniciado durante la cuarta iniciación que, en su ceguera, lo obliga a exclamar: "Dios mío, porqué me has abandonado". Las palabras que pronunció Cristo en esa época como Participador, han sido olvidadas por el ortodoxo, aunque preservadas por el esoterista. A ellas se refiere H.P.B. en La Doctrina Secreta. TERCER VELO. Misteriosa ceguera que agobia al iniciado cuando -como Personificación de la totalidad de las fuerzas de la Tríada espiritual- enfrenta a la mónada y es impulsado adelante por la "devastadora voluntad" del primer aspecto. Sobre esto nada puedo escribir. Concierne a la sexta y séptima iniciaciones. CUARTO VELO. "Desconocido e impenetrable Vacío, absoluta oscuridad de la negación" que deben enfrentar Quienes pertenecen a la Cámara del Concilio del Señor del Mundo, enfocados en Shamballa, cuando Les llega el momento en que deben enfrentar la total "negación" de la expresión de nuestra vida y experiencia planetarias. Deben abandonar los siete planos de la experiencia espiritual y humana, [i200] seguir adelante y salir para penetrar en aspectos de la Vida y del Ser, para los cuales no tenemos palabras explicativas ni concepto alguno. Salen a través del cuarto velo de los niveles etérico-físico-cósmicos (en el plano más elevado de nuestros siete planos) y entran en el plano astral cósmico. Allí niegan que éste exista como plano, así como anteriormente negaron la existencia del plano astral, ilusión tan familiar para [e172] todos nosotros. El iniciado sigue adelante hacia el plano astral cósmico y encuentra: ¿Qué? ¿Quién lo sabe? Yo no. De esta manera los velos cumplen su cometido; la ceguera nutre y protege, siempre que sea innata y natural, impuesta por el alma o espiritualmente engendrada. Si ha sido ansiosamente autoinducida, si constituye una excusa por el conocimiento adquirido, si es asumida a fin de evitar responsabilidad, entonces penetra el pecado y surgen las dificultades, y todos ustedes deben protegerse de esto. Paso a paso, los Hermanos de la Luz y otros que han recorrido conscientemente el Camino Iluminado, se han apartado de la atracción de la forma; la Hueste de la Voz ya no logra desviar Sus pasos, ni los velos de la ilusión obstruyen Su visión y Su progreso. Han adquirido una libertad relativa y el iniciado se ha liberado de gran parte de lo que hasta entonces obstruía su progreso; el mundo de la forma, del espejismo y de la tentación ya no lo seduce. Comprende el significado del mandato que encierra la tercera frase de esta regla:
Para explicar la idea en términos esotéricos la frase podría exponerse de la manera siguiente: Las voces y la Voz desaparecen. El O.M. reemplaza al A.U.M. y en el centro de ese O.M. permanece el hermano. Ya no se perciben las numerosas voces terrenales de la carne y del demonio; nada existe en la conciencia del iniciado que pueda responder a ellas. Desaparece también la Voz del Silencio; tampoco puede oírse [i201] la Palabra. Solo el SONIDO permanece. Sonido que reverbera en los mundos amorfos; sonido al que responde la Tríada espiritual de la cual el iniciado es parte integrante, porque el sonido que emite cuando sigue su camino creador, forma parte del Sonido universal. Puntualizaré que, Quien permanece en el centro mismo en la Cámara del Concilio en Shamballa, pronuncia las palabras, la Palabra, y emite también el Sonido. Esto frecuentemente se olvida. Él es Quien entona el A.U.M., Y todas las cosas vienen a la existencia; Él es Quien pronuncia la Palabra, el O.M., y Dios encarnado en la humanidad aparece en la tierra; Él es Quien emite el SONIDO, y sobre ese exhalado Aliento mantiene vivas todas las cosas, y -en la ascendente y descendente cadencia- tenemos el cíclico ritmo del proceso creador. Él es Quien abstraerá el Sonido y, centrando la vibración en Sí Mismo, pondrá fin, algún día, a esta manifestación periódica y llevará el Sonido a otros lugares en el espacio, manteniéndolo en pasividad sobre el aliento retenido hasta [e173] que alboree un posterior ciclo de expresión. Entonces será exhalado nuevamente y enviado a proporcionar un nuevo campo de experiencia para las Vidas que en cíclico ritmo tratan de manifestarse. Todo el proceso de la encarnación está oculto en la comprensión del SONIDO y sus derivaciones, el O.M. y el A.U.M. Cuando el iniciado puede identificar el Sonido y ya no lo "conmueve" el O.M., entonces llega a ser un Cristo en expresión y hace su aparición ya sea en forma física o en los planos que podríamos denominar "zonas de no-aparición". Entonces podrá contener en sí y utilizar las energías custodiadas por la Tríada espiritual, la expresión de la voluntad y propósito de Dios. Aunque el iniciado no forme parte del gobierno planetario, ni tampoco sea miembro del Concilio de Shamballa (pues muy pocos iniciados lo son) tiene, no obstante, el derecho de actuar en idénticos niveles y prepararse para llevar a cabo esos procesos evolutivos que le permitirán entrar en el plano astral cósmico. Así podrá reconocer el "espejismo cósmico" y [i202] "ver a través" de él, proporcionándole la clave del mundo del sentimiento y de la sensibilidad, del cual nuestras respuestas sensoria y sensibilidad emocional e intuitiva, son tenues y distorsionados reflejos. Debemos recordar este factor bastante importante si queremos desarrollar un exacto sentido de proporción. El iniciado, en la tierra, ha aprendido que en realidad el plano astral no existe -por lo menos para los iniciados de alto grado. Dicho conocimiento constituye el primer paso para comprender el enigma de la negación, el verdadero conocimiento de los fundamentos de los perennes pares de opuestos y el conocimiento que está detrás de la significación de la negación. Probablemente la frase que antecede nada signifique para ustedes, no obstante, encierra una verdad para la cual las pruebas, las experiencias y las iniciaciones de la existencia planetaria preparan al iniciado. Otorgan esas cualidades que le permitirán hacer contacto con el mal cósmico; a pesar de ello permanecerá incólume y eventualmente desempeñará su parte, que consiste en llevar a un fin ignominioso a la Logia y Hermandad Negras. La Logia Negra tiene sus raíces en el plano astral cósmico, así como la Logia Blanca y su Hermandad las tienen en el plano mental cósmico, aunque esto es en realidad momentáneo, a fin de cerciorarse de la culminación y perfeccionamiento de ciertas actividades organizadas, llevadas a cabo en la estrella Sirio. Siempre he insinuado esto en mis escritos. "El Camino de Evolución Superior" conduce al plano astral cósmico, y la trascendental visión otorgada al hombre, en algunas de las iniciaciones superiores, lo conducen allí; la facultad búdica desarrollada constituye la cualidad que le permite actuar en la Gran Logia Blanca como factor creador. Empleando una metáfora muy [e174] conocida, aunque poco comprendida, viaja "en alas del Sonido" sólo cuando puede hacerlo.
[i203] Éstos son pensamientos profundos y solemnes, pero de poca utilidad para el lector común. Sin embargo, es esencial que no albergue la idea de que el logro de la iniciación más elevada en este planeta señala el fin o la culminación de una grande y ultérrima etapa. Indica únicamente el comienzo de la significación. Este enunciado tiene un valor esotérico. Así como el logro del control físico libera al neófito del aprendizaje de lecciones más avanzadas que lo prepararán para iniciaciones mayores, análogamente la superación de las condiciones presentadas por los siete planos de nuestra vida planetaria libera al iniciado (como el Buda y el Cristo) para circunstancias condicionantes más elevadas e importantes. Están por comenzar el verdadero trabajo, como Miembros de la Hermandad Blanca, y el real propósito de la existencia de la Gran Logia Blanca alborea imperceptiblemente en Sus asombradas y deslumbradas conciencias. Resultaría de gran valor esforzarse por captar la continuidad de la revelación y el vasto futuro o panorama maravilloso que, etapa tras etapa, grado tras grado y plano tras plano, se despliega ante la conciencia iniciática. Entraremos ahora a considerar la progresión de los reinos, de los cuales la humanidad avanzada no tiene la menor idea; tocaremos las metas y objetivos que enfrentan los Miembros avanzados de la Jerarquía; nos ocuparemos de ideas y conceptos para los cuales no tenemos una terminología adecuada, y que son de tal naturaleza que el mecanismo mental humano es incapaz de registrarlos. Por ejemplo, las palabras o frases "el Propósito Divino, Shamballa, el Señor del Mundo, estados de registro o de percepción, que no tienen relación con la sensibilidad cuando se expresa por medio de la conciencia, la Logia en Sirio" y conceptos similares, ¿imparten algo? Me aventuro a sugerirles que en realidad nada representan, y es así, porque la meta de quienes leen estas palabras consiste en establecer contacto con el alma, reconocer a la Jerarquía y ser reconocidos por Ella, y la iniciación. Si les digo que "el O.M., tal como es emitido por Aquel que permanece dentro de los confines de Shamballa", significa la emisión del Sonido uno, redondeado y pleno [i204] de la O., pero la omisión del sonido final, la M., ¿les impartiría algo a su inteligencia? Nuevamente me aventuraré a decir que no. Por lo tanto, carece de importancia que me explaye sobre esta fase de las reglas. Sería de mayor utilidad dilucidar parcialmente el significado de las palabras "la Cámara del Concilio del Señor". Tal [e175] vez se han forjado en sus mentes tres conceptos respecto a Shamballa, si han procurado adoptar la verdadera actitud esotérica:
Ha llegado el momento de que los esoteristas establezcan la diferencia entre las palabras "espiritual" y "divino". No son lo mismo; tampoco tienen el mismo significado. La cualidad de la espiritualidad es el Amor. La cualidad de la divinidad es la Voluntad. Existe una diferencia muy definida entre ambas, y el principio mediador (o lo que relaciona o une a ambas cualidades) es la Sabiduría. Buda fue la expresión de esa sabiduría en tiempo y espacio, lo cual significa que sólo había una relativa y limitada manifestación de ese principio fusionador y vinculador. Su gran realización, incomprendida [i205] por Él, fue el innato e inconsciente: (entonces, pero no ahora) reconocimiento de la diferencia existente entre el amor y la voluntad y la capacidad de expresar en Sí Mismo una energía fusionadora y unificadora, que pudo unir y unió, el amor y la voluntad, el alma y la mónada. El Cristo expresó -para enseñar a la humanidad- en esa misma época (y posteriormente lo hizo plenamente en Palestina) la unificación del amor y la inteligencia, el alma y la personalidad. Esto es algo muy importante que debe recordarse. Por lo tanto, hay un grupo de Vidas o Seres integrados y enfocados, que permanecen alrededor de Sanat Kumara, el Señor del Mundo, y personifican la divinidad en un sentido y forma incomprensibles para el discípulo, constituyendo la meta para los individuos tan evolucionados como el Cristo. Como ya he dicho, Sanat Kumara es para el Logos planetario lo que la personalidad, más el alma, para el discípulo. Sanat Kumara constituye la fuerza coherente dentro del planeta, que mantiene [e176] también dentro de la forma planetaria, mediante su fuerza irradiante, todas las formas y sustancias a fin de constituir un todo coherente, energetizado y activo. El equivalente de esto, aunque en menor escala, puede observarse en la influencia irradiante del Cristo cuando compenetra, energetiza y mantiene en coherente expresión a la Iglesia cristiana y sus numerosos aspectos en el mundo; otra analogía en escala aún menor puede observarse en la influencia ejercida por un discípulo, cuando se halla al frente de un grupo y lo mantiene en coherente y útil manifestación. Entre estos dos símbolos de la voluntad y el amor, unidos en la manifestación (el Cristo y un discípulo), tenemos el trabajo de un discípulo mundial, pues su influencia es más amplia y abarca mucho más que la de un discípulo, sin embargo, no tan poderosa y abarcante como la del Cristo. La coherencia que afecta a las vidas, formas y sustancias, constituye la expresión de la voluntad y propósito, motivada por el amor y complementada inteligentemente, a fin de llevar a cabo los planes mediante los cuales trata de expresarse el Propósito. No obstante, cuando se llega a comprender la potencia de un Ser como Sanat Kumara, se descubre que Su potencial individual ha sido realizado y [i206] ampliado por la capacidad fusionada de un grupo de Vidas mucho más avanzadas que los miembros más evolucionados de la Jerarquía, aunque no tanto como Él, en el Sendero de Evolución que se extiende ante el Logos planetario. Dichas Vidas constituyen el círculo más recóndito de la Cámara del Concilio del Señor del Mundo. Sus contactos normales son de carácter extraplanetario y, excepcionalmente, planetario. Se hallan en relación directa con el Logos planetario en Su propio plano, el plano mental cósmico; este grande y desconocido Ser utiliza a Sanat Kumara en la misma forma en que el alma emplea a una personalidad transitoria cuando ésta ha alcanzado una etapa avanzada de conciencia iniciática. Esto es un mero paralelismo y una analogía, y no debe elaborarse indebidamente al detallar la relación. La Voluntad o Propósito es la característica principal de esas Vidas. Personifican e inteligentemente valoran y conscientemente saben cuál es la idea motivadora que el Logos planetario -actuando conscientemente en Su propio nivel elevado- trata de desarrollar y realizar por medio de un planeta, durante Su proyectada encarnación. Cuando se halla en encarnación, actúa en el plano físico cósmico y personifica los siete principios ya conocidos, los cuales se enfocan en la Individualidad de Sanat Kumara y por medio de Ella, complementados y energetizados por los siete centros planetarios. Los tres Budas de Actividad (Miembros también del Gran Concilio) constituyen cada uno una contraparte, expresada en los niveles cósmicos, de las energías latentes de los tres átomos [e177] permanentes, en los tres mundos del esfuerzo humano. Esto también constituye un paralelismo peligroso porque -como símbolo- carece de una verdadera analogía. Los Siete Espíritus ante el Trono de Dios son también miembros del Concilio, y cada uno está en estrecha relación y contacto con cualquiera de los siete planetas sagrados de nuestro sistema solar, pudiendo así extraer las energías que ellos personifican. Se evidenciará, por inferencia, que muy pocos Miembros de nuestra Jerarquía han alcanzado un estado o condición, que justifique Su aceptación en [i207] el Gran Concilio, o les permita responder a la letra O, emitida por Sanat Kumara en intervalos de cien años, sonido que reúne, en el Concilio, a las Unidades que responden. El Concilio se celebra cada cien años y, en lo que a nuestra humanidad moderna concierne, se ha celebrado -según nuestras arbitrarias fechas- en 1725,1825 y 1925. En dichos Concilios, Quienes son responsables del desarrollo planetario de algunos aspectos predeterminados, exponen Sus informes; se decide respecto a los nuevos desarrollos; se pone a Su disposición ciertos tipos de energía cósmica y solar, a fin de llevar a cabo los Planes que desarrollan el Propósito; dedicándose lógicamente mayor atención a la evolución de la conciencia en los tres mundos. Recuerden que lo antedicho no sólo se refiere al reino humano y su desarrollo, sino también a los tres reinos subhumanos, que -desde muchos puntos de vista- tienen la misma importancia que el humano. Quizás éstas sean palabras duras y difíciles de ser aceptadas por la humanidad. Estas grandes metas se introducen lentamente en la conciencia del iniciado cuando avanza paso a paso en el sendero de iniciación. Obligadamente deben considerárselas aquí, aunque se trate de asuntos incomprensibles para el lector, pues de lo contrario podría considerarse que la iniciación es la obtención de una condición relativamente estática y conduciría al iniciado a un eterno punto muerto o callejón sin salida. En realidad, la iniciación es el reconocimiento de las metas, condicionadas desde Shamballa. No constituye un proceso por el cual el hombre llega a ser nada más que un Miembro de la Jerarquía espiritual. La iniciación (como la entiende el aspirante) es realmente incidental y preparatoria para el Sendero de Evolución Superior. Poco más puedo decir respecto a esta regla. Como verán, el tema es muy avanzado, incluso para el iniciado que dentro de pocas décadas lea y estudie estas instrucciones. Abrigo la esperanza y el deseo de que se expanda la visión de ustedes y se acreciente su poder de pensar y reflexionar en forma abstracta. Notas: * Espejismo: Un Problema Mundial. |
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