Los Rayos y las Iniciaciones - La Vida Dual del Proceso Iniciático

      


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SEGUNDA PARTE - SECCION PRIMERA

EL ASPIRANTE Y LOS MISTERIOS DE LA INICIACION

LA VIDA DUAL DEL PROCESO INICIATICO

 

     En los numerosos libros que he escrito, he dicho relativamente poco sobre el cerebro y su relación con la personalidad y el alma. No puedo aquí extenderme mucho sobre este tema, pero haré ciertos enunciados, sin los cuales sería difícil explicar todo el proceso de la vida dual. En tres enunciados básicos resumiré lo que tengo que decir:

1. El cerebro es un delicado mecanismo de recepción y transmisión.

a. Responde a la información que, desde el plano emocional y el de la mente, le llega por intermedio de los sentidos.

b. Por su intermedio el yo personal inferior adquiere conciencia de su medio ambiente, de la naturaleza de sus deseos y de sus peculiaridades mentales, así como de los estados emocionales y de los pensamientos de las personas con quienes establece contacto en el medio ambiente.

2. El cerebro está ampliamente condicionado por el sistema endocrino, y esto mucho más de los que admiten los endocrinólogos:

a. Está poderosamente condicionado por tres glándulas principales, que se hallan en estrecha relación con la sustancia cerebral, y son: el cuerpo pituitario, la glándula pineal y la glándula carótida.

b. Ellas forman un triángulo, prácticamente sin relación en el hombre primitivo, en relación ocasional en el hombre común, y en estrecha relación en el hombre espiritual.

c. Estas glándulas son analogías objetivas de los tres centros de energía por medio de los cuales el alma, o el hombre espiritual que mora internamente, controla su vehículo físico.

d. Donde existe una estrecha relación entre las tres glándulas -como sucede acrecentadamente en el caso de los [e357] discípulos- se establece siempre un triángulo de energías circulantes.

e. Este triángulo, por intermedio de la glándula carótida, en la médula [i432] oblongada, se relaciona con las otras glándulas y centros.

3. El cerebro, como transmisor, se convierte en un poderoso agente directriz:

a. Como receptor y transmisor de energía pura o vida, emplea la glándula carótida controlada por el centro alta mayor, y establece estrecha relación con el corazón y el centro cardíaco.

b. Como receptor de energía mental o energía del alma, el centro ajna se convierte en agente directriz; este centro controla al cuerpo pituitario.

c. Estas energías son recibidas vía el centro coronario, que controla a la glándula pineal. La energía emocional penetra en el sistema de la personalidad vía el centro plexo solar, donde ejerce control o es trasmutada y elevada.

     Este triple mecanismo en la cabeza -objetivo y subjetivo- emplea al cerebro físico como agente receptor o transmisor, el cual es llevado a la actividad creadora, y así es controlado por el discípulo en entrenamiento o en preparación para la iniciación. Hasta ahora no he acentuado esto, ni deseo hacerlo, pues no es deseable para el discípulo o aspirante, ocuparse consciente y deliberadamente del mecanismo de la cabeza. Debe aprender a controlar, a emplear conscientemente la mente y entrenarla para recibir comunicaciones desde tres fuentes:

     Los tres mundos de la vida común, permitiendo a la mente actuar como "sentido común".

     El alma, y así convertirse conscientemente en discípulo, en trabajador en un ashrama, iluminado por la sabiduría del alma y reemplazando gradualmente el conocimiento obtenido en los tres mundos. Ese conocimiento, correctamente aplicado, se transforma en sabiduría.

     La Tríada espiritual, que actúa como intermediaria entre el cerebro de la personalidad y la mónada. Esto puede tener lugar eventualmente, porque el alma y la personalidad [i433] están fusionadas y mezcladas en una unidad funcionante, reemplazando nuevamente a lo que queremos significar cuando empleamos la frase errónea "el alma". La dualidad toma entonces el lugar de la triplicidad original.

     Fue necesario hacer estas observaciones algo elementales y aclarar estos puntos, si queremos tener una verdadera comprensión de lo [e358] que constituye la vida dual del discípulo o del Maestro y en qué difieren.

     Hay una prueba del proceso iniciático, hasta ahora totalmente inesperada. Las pruebas que se esperan y para las cuales se realiza una preparación, no son las verdaderas, en el sentido real de la palabra, esotéricamente entendido. Es una prueba -impuesta con creciente rigidez a medida que se recibe una iniciación tras otra- para ver simplemente hasta qué punto el iniciado es capaz de retener o conservar en su conciencia cerebral los hechos registrados de distintos mundos o planos de conciencia; es decir, los tres mundos del esfuerzo humano y el mundo de la conciencia egoica, o ambos y el mundo del ashrama; o también éstos y la actividad de la Jerarquía, considerándolos como un todo completo; o sino todos ellos y el mundo de la experiencia triádica, hasta llegar a la etapa donde se puede registrar y mantener una ininterrumpida continuidad de conciencia, directamente desde la Cámara del Concilio del Señor del Mundo hasta los Maestros que actúan en un cuerpo físico y, por lo tanto, emplean un cerebro físico. En cada caso la prueba (a fin de ser pasada correctamente) debe involucrar a la conciencia cerebral; los hechos registrados en los planos más sutiles, deben ser correctamente registrados, reconocidos e interpretados simultáneamente en el plano físico.

     Por sí mismos podrán ver que ésta es una indicación esencial y necesaria respecto a una percepción en desarrollo; un Maestro debe ser consciente, a voluntad, en todo momento y en cualquier plano. También podrán ver que esto es una percepción progresiva y creciente para la cual las etapas intermedias, entre iniciaciones, preparan al iniciado. Gradualmente, cada uno de los cinco sentidos, más el sentido común (la mente), demostrará la efectividad de su analogía superior [i434] y también la de un mecanismo sutil en desarrollo. Por medio de este mecanismo, el iniciado se pone en contacto con zonas, en expansión, del divino "estado de la mente" o con la conciencia planetaria, hasta que la mente del iniciado se convierte realmente en "la mente que está en Cristo", con todo el significado y significación esotéricos que esas palabras implican. Conciencia, Sensibilidad, Percepción, Relación Planetaria, Conciencia Universal -palabras que debemos considerar y desarrollar secuencialmente y en su verdadero sentido esotérico.

     Tienen aquí un cuadro amplio y general que involucra la meta, el medio o método, el punto de prueba y el cerebro físico, cuatro factores que han merecido poca o ninguna atención, cuando se ha considerado la iniciación en los escritos ocultistas. Sin embargo tienen mucha importancia. Me ocupo de ellos debido a la etapa de desarrollo alcanzado hoy por la mente humana, a su creciente y estrecha relación con el cerebro físico y a que hay tantos [e359] aspirantes preparados para hollar el sendero del discipulado, el sendero del entrenamiento iniciático. Están en posición de trabajar conscientemente en la tarea de establecer un proceso dual y constante de reconocimientos espirituales y físicos.

La Vida Dual del Discípulo.

     He dividido este tema en dos partes, debido a que el dualismo desplegado por un Maestro y el demostrado por un discípulo no son idénticos ni la misma cosa, en los puntos de diferencia más avanzados. Cuando el tema es encarado por primera vez, parece de relativa simplicidad, pero una estrecha consideración del mismo presentará grandes e inesperadas desigualdades.

     Respecto a la vida dual del discípulo, los factores involucrados son: la triple personalidad (con una incipiente u observadora conciencia centrada o enfocada en el cerebro), el alma, que al principio parece ser la meta final de la realización, pero que más tarde es considerada un mero sistema o cúmulo de atributos espirituales, que se están fusionando, y el aspecto inferior de la Tríada espiritual, la mente abstracta. El discípulo cree que si puede lograr inmediatamente la fusión de estas tres [i435] conciencias, habrá alcanzado la realización; comprende también que ello involucra la construcción del antakarana. Todos estos factores, para quien ha sido aceptado en el sendero del discipulado y recién encuentra su lugar en un ashrama, parecen una empresa difícil que absorbe todo el poder que posee.

     Esto es verdad momentáneamente, y dichos objetivos -hasta la tercera iniciación-, su fusión consciente, más un reconocimiento de los divinos planos de la percepción, que permiten ingresar al discípulo, le indican la tarea a realizar y lo mantienen plenamente ocupado. A los reconocimientos implicados él debe agregar una creciente capacidad para trabajar en los niveles de conciencia involucrados, recordando siempre que un plano y un estado de consciencia son términos sinónimos, y que su progreso se hace consciente, construye el antakarana, se entrena como trabajador jerárquico dentro de un ashrama, se familiariza con los nuevos ambientes espirituales que se van abriendo, amplía su horizonte, se estabiliza en el sendero y vive en el plano físico la vida de un hombre inteligente en el mundo de los hombres. No manifiesta ninguna peculiaridad extravagante, sino que representa un hombre de buena voluntad, de inteligencia benevolente, de bondad inalterable y de propósito espiritual austero e inmutable. ¿Es esta meta suficiente para un discípulo? ¿Les parece imposible de alcanzar? ¿Pueden aceptar tal proposición y cumplir con su empresa?

     Con toda seguridad pueden, porque aquí entra el factor [e360] tiempo y el discípulo tiene libertad para someterse a su condicionamiento, particularmente en las primeras etapas del discipulado. Esto generalmente lo hace al principio sabiendo que no puede hacer otra cosa, pero la velocidad o la naturaleza sátvica o rítmica de la vida espiritual cambia con el tiempo esta actitud; entonces trabaja sin tener verdadera conciencia del tiempo, excepto en lo que afecta a otras personas y sus asociados en el plano físico.

     Al principio registra lentamente lo que siente o ve en los planos más sutiles o del alma; los contactos y el conocimiento obtenidos tardan en penetrar, desde los niveles superiores, en su cerebro físico. Este hecho (cuando [i436] lo descubre) tiende a desequilibrar su conciencia del tiempo; por lo tanto el primer paso se da en el sendero donde no existe el tiempo, hablando simbólicamente. Obtiene también la capacidad para trabajar con mayor rapidez y coordinación mental que el hombre inteligente común; de este modo, sabe que las limitaciones del tiempo son una condición del cerebro, aprende a contrarrestarlas y a trabajar de tal manera que puede ejecutar más cosas, dentro de un lapso determinado, que lo que podría realizar el hombre común por mucho que se esfuerce. La anulación del tiempo y la manifiesta rapidez espiritual, indican que la vida dual del discipulado reemplaza a la vida integrada de la personalidad, aunque conduce, a su vez, a una síntesis mayor y a una integración superior.

     La vida dual que llevan los discípulos logra una rápida interpretación mental, esencial para registrar sensatamente la vida fenoménica de los variados planos y estados de conciencia superiores. Recuerden que nuestros planos son subplanos del plano físico cósmico, por lo tanto son de naturaleza fenoménica. Cuando se establece contacto con ellos y se registra y trasmite el conocimiento al cerebro físico, por intermedio de la mente, debe ir acompañado siempre de una verdadera interpretación y un correcto reconocimiento de las "cosas tal como son". Es aquí donde los síquicos y quienes no son discípulos se desvían, porque su interpretación es casi siempre fundamentalmente errónea, y toma tiempo (lo cual cabe dentro del ciclo de limitación) interpretar con inteligencia y registrar con veracidad aquello con lo que la conciencia perceptora ha hecho contacto. Cuando el factor tiempo ya no rige, las interpretaciones registradas por el cerebro son infaliblemente correctas. He dado aquí una información muy importante.

     Por lo tanto, verán que en el proceso iniciático anterior, el factor tiempo es observado por el iniciado y también por los Maestros que lo presentan. Un ejemplo de la lenta penetración en el cerebro físico, de la información que proviene del plano de la iniciación, puede observarse en que muy pocos aspirantes y discípulos [e361] registran el hecho de haber recibido la primera iniciación, el nacimiento del Cristo en la caverna del corazón. Se evidencia que ha sido recibida porque recorren [i437] deliberadamente el Camino, por su amor a Cristo -no importa con qué nombre lo denominen- y por su esfuerzo en servir y ayudar a sus semejantes; sin embargo, se sorprenden cuando se les dice que han dejado atrás la primera iniciación. Esto se debe totalmente al factor tiempo, que los incapacita para "traer con exactitud a la memoria", los acontecimientos pasados, debido a esa falsa humildad (inculcada por la iglesia cristiana, que trata de mantener subyugada a la gente mediante la idea del pecado) y a la conciencia premonitoria intensamente futurista, del aspirante común. Cuando ha obtenido una verdadera perspectiva y un punto de vista equilibrado, y alguna percepción del Eterno Ahora, empieza a penetrar en su comprensión; entonces el pasado, el presente y el futuro se perderán de vista en la conciencia de la inclusividad del momento que ES; así terminarán las limitaciones del tiempo, y la Ley del Karma, hoy muy estrechamente relacionada con el pasado y el futuro, será negada. La vida dual del discípulo llegará a su fin, cediendo su lugar al dualismo cósmico del Maestro. El Maestro está libre de las limitaciones del tiempo, aunque no del espacio, porque el espacio es una Entidad eterna.

     Por lo tanto, en esta etapa del entrenamiento del aspirante común, verán la gran urgencia de poner un constante énfasis sobre la necesidad del alineamiento, o la creación de un canal de relación directa desde el cerebro al punto de contacto deseado. A este alineamiento entrenado debe añadirse eventualmente la construcción del antakarana y su empleo consiguiente en un creciente sistema de alineamientos. El antakarana debe estar concluido y establecido el contacto directo con la Tríada espiritual en el momento de recibir la tercera iniciación. Luego sigue la cuarta iniciación, con su destrucción del cuerpo egoico, causal o del alma, debido a la completa fusión del alma y la personalidad. Así termina la vida dual del discípulo.

La Existencia Dual del Maestro.

     Quisiera que observen aquí la diferencia entre el encabezamiento anterior y éste. En uno me refiero a la vida dual del [i438] discípulo y en el otro a la existencia dual del Maestro. La diferencia es deliberada e intencional. El discípulo vive en los tres mundos y, hasta la tercera iniciación, demuestra su vivencia estrictamente en relación con el alma y la personalidad y, por lo tanto, con el mundo fenoménico y los diversos niveles del plano denso físico cósmico.

     El Maestro funciona en el plano del SER, demostrando el hecho que el Él eternamente ES, que existe como un aspecto divino en [e362] los niveles amorfos de los planos etérico cósmicos; esto es algo muy distinto de la vida del discípulo, a la cual se le ha prestado muy poca atención. Existencia, Ser, Vida Esencial, Energía Dinámica, Fuego Eléctrico, son todas características de las iniciaciones superiores; producen diferencias básicas entre su constitución y modo de expresión de la vida y la de aquellos que viven, están en proceso de llegar a ser, expresan cualidad y fusionan y mezclan el fuego solar y el fuego por fricción. Ser y Existencia no son lo mismo que llegar a ser, o sea apariencia cualificada. Es mayormente una cuestión de énfasis. Un Maestro ha sintetizado en Sí Mismo todo lo que el discípulo que progresa, anhela expresar, todo lo que es posible como expansión, más el énfasis sobre el aspecto dinámico de la vida, y además la capacidad de permanecer inmutable en el Ser puro. Nuevamente me resulta difícil describir aquello para lo cual no existen palabras.

     Todos los aspectos divinos del Maestro pueden expresarse en concordancia con la época actual, en esta ronda y cadena particulares (aplicando el antiguo simbolismo de La Doctrina Secreta) y mediante determinada expresión racial. Estas características divinas -consideradas desde el ángulo de tiempo y espacio- se manifiestan en forma definidamente relativa; en posteriores ciclos y períodos de tiempo se demostrarán estos aspectos en forma aún más perfecta. Pero la relatividad de estos asuntos realmente no nos conciernen y la perfección es -desde el ángulo del discípulo humano actual- exactamente lo que entendemos por perfección. Sin embargo, los Maestros saben que potencialmente es posible una manifestación superior, más profunda e intensa, de la divinidad, pero no les [i439] preocupa ni les produce tensión, ansiedad o ardiente aspiración; conocen, como no puede hacerlo ningún discípulo, las actuaciones de la Ley de la Inevitabilidad. Esta Ley libera a los Maestros (de acuerdo a la Ley del Servicio) en la sexta iniciación, a fin de entrar en un campo más amplio de experiencia, con todo el acerbo divino y cualidades desarrolladas en tal medida que saben que Su equipo es adecuado para la empresa, y que sin vacilación ni preocupación pueden dar los siguientes pasos requeridos.

     Le resulta difícil al discípulo -que lucha contra el espejismo y la ilusión- comprender que las iniciaciones superiores están libres de toda preocupación y reacciones emocionales o autocentradas, hacia el trabajo que tienen por delante o hacia el aspecto forma de la manifestación; es casi imposible para el neófito visualizar el momento en que se verá libre de todas las reacciones engendradas por la vida en los densos planos físico cósmicos y de todas las limitaciones de la vida en los tres mundos. La aspiración actualmente provee una fuente constante de ansiosos interrogantes, penosas deliberaciones y ambiciones espirituales de elevado [e363] voltaje, con sus consiguientes limitaciones y momentos en que se presiente el fracaso y la carencia de realización. El Maestro ha dejado atrás todo esto, sabiendo que incluso la denominada "responsividad espiritual" es una especie de actitud autocentrada. Eventualmente -y esta afirmación debe proporcionar valor y esperanza a los discípulos- esta dolorosa reacción causada por el anhelo espiritual quedará atrás. El Maestro conoce la ley y ya no considera más la ecuación tiempo en lo que a Él concierne, sino únicamente en lo que puede afectar la actuación del Plan en los tres mundos.

     La existencia dual del Maestro involucra lo que podríamos llamar los dos polos: el de la conciencia monádica, cualquiera sea, y el de la forma autocreada que pueda emplear, como miembro de la Jerarquía y trabajador en los tres mundos de la empresa humana. Quisiera recordar que existen muchos grupos y tipos de Maestros y la mayoría son completamente desconocidos para los estudiantes esotéricos, ya sea por Su trabajo, por los rumores propalados o por el conocimiento de los muchos procesos evolutivos de los cuales el humano es solamente [i440] uno. No todos los Maestros trabajan en los tres mundos, tampoco necesitan ni poseen cuerpo físico, ni han "dirigido Su rostro hacia el reino de la oscura luz, pero muchos de Ellos, durante eones, enfrentan la clara y fría luz de la existencia espiritual"; no todos los Maestros hacen, o se les pide que hagan sacrificios, que impliquen trabajar para el cuarto reino de la naturaleza. Tampoco todas las almas liberadas o limitadas constituyen el reino de Dios en el sentido que imparte esta frase; ese término está limitado al alma que anima las unidades de la familia humana; no todos los Maestros trabajan regidos por el gran Buda de Actividad, responsable ante Sanat Kumara del Plan que se desarrolla en relación con la humanidad. Este gran Buda de Actividad, actúa por intermedio de los tres Grandes Señores del Eterno Ashrama de Sanat Kumara, pero Sus dos Hermanos tienen que realizar un trabajo igualmente importante y son responsables -como lo es Él- ante la Cámara del Concilio. Cada uno también actúa por medio de un triángulo de energías con fuerzas subsidiarias agrupadas que trabajan en siete sectores, las cuales están también diferenciadas en cuarenta y nueve sectores menores, como lo está el Ashrama que denominamos la Jerarquía. Recuerden que hay muchas Jerarquías y la jerarquía humana es sólo una de ellas.

     Todo este tema es de gran complejidad y sin embargo al mismo tiempo tan sencillo que, cuando la simplicidad de la constitución planetaria sea verdaderamente captada y se superen las discusiones analíticas de la mente concreta, el Maestro liberado entrará [e364] en un mundo de esfuerzo espiritual, libre de formas y símbolos, o velos que ocultan la verdad básica y el misterio subyacente.

     El Ser es simple, libre, ilimitado, sin restricciones, y en ese mundo el Maestro se mueve y actúa. "Llegar a ser" es muy complejo, aprisionador, limitador, y está sujeto a impedimentos, y en ese mundo el discípulo y los iniciados menores viven, se mueven y tienen su ser. El Maestro actúa simultáneamente en dos mundos o estados de percepción, es decir, el que está relacionado con la existencia pura, con la vida sin trabas de los planos controlados por la mónada y además por la Jerarquía. Nada, sino el Plan, absorbe allí Su atención. Se ocupa sin peligro de "la simplicidad que es Shamballa" y su [i441] esfera o aura de influencia y "del campo de relaciones nutridas desde el Ashrama del Cristo". Estoy citando palabras de un Maestro que se esforzaba por explicar a un discípulo la sencillez de la vida que expresa un Maestro.


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