La reaparición de Cristo - Capítulo 1
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El propósito del Estudio del mito de Hércules * |
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[e175] Las primeras escrituras para la raza humana fueron escritas por Dios en la Tierra y en los Cielos. La lectura de estas Escrituras es la Ciencia. La familiaridad con la hierba y los árboles, los insectos y los infusorios, nos enseña más profundas lecciones de amor y fe que lo que nosotros podamos recoger de los escritos de Fenelón y San Agustín. La gran Biblia de Dios está siempre abierta ante la humanidad. - Albert Pike Los cielos declaran la gloria de Dios; y el firmamento muestra la obra de sus manos. -Salmos 19:1 [i205] El progreso de un discípulo del mundo está ilustrado en los cielos por los Trabajos de Hércules a través de los signos zodiacales. Es como si Dios hubiera dibujado en el espacio su Plan para lograr la evolución del espíritu humano de regreso a su fuente. * * * El intenso interés revelado en este tiempo por la vida espiritual, es en sí mismo, la garantía para un estudio tal como los Trabajos de Hércules. La religión académica, dogmática y teológica, no tiene más su antigua atracción pero, a pesar de una rebelión general contra la religión organizada o eclesiástica, el impulso hacia las realidades espirituales, no ha sido nunca más agudo de lo que es hoy en día. El período de experiencia empírica en larga escala, está con nosotros. Los hombres y las mujeres en todas partes rehusan seguir creyendo en las declaraciones autoritarias de las iglesias, o aceptar ciegamente las sentencias de cualquier teología. Ellos están determinados a conocer por sí mismos los hechos de la experiencia mística interior, si tales hechos pueden ser descubiertos, y entender la naturaleza de esa identidad que llamamos alma. [e176] El mundo circundante está maduro para la renovación de una fe viviente y de la religión que estará basada en un conocimiento personal y no en las declaraciones y las interpretaciones de las mentes limitadas. El Dr. Rufus Jones, el gran líder cuáquero, llama la atención sobre este hecho en palabras que merecen ser citadas: "...un brote de misticismo es siempre un signo de que el alma del hombre está expresando una vigorosa protesta contra la intrusión de algún sistema de vida organizado que amenaza dejar un campo y área insuficientes para su propia, libre iniciativa y su espontánea actividad creadora. Es un axioma que el alma tiene ciertos derechos inherentes y capacidades, un dominio de sí misma, que debe ser respetado y sostenido como sagrado. A veces el misticismo ha sido la protesta del espíritu del hombre contra la corteza endurecida del dogma, a veces una rebelión contra el clericalismo". The Philosophic Basic of Mysticism TH. Hughes, página 46 [i206] En días de oscuridad y aparente inercia espiritual, este renacimiento del interés en las realidades superiores, aparece inevitablemente, garantizando que el espíritu del hombre está en su camino, y que la realidad permanece inalterada detrás de la superficie cambiante de los sucesos materiales. La verdadera necesidad de la hora requiere el sonido de una nota clara, y a la nueva mística que emerge y al conocedor, se le da la tarea de emitir este sonido. "Lo que encontramos en la mística es un órgano intensificado para la afirmación de la realidad de Dios y para la más rica interpretación de Su carácter". Con estas claras palabras, el Dr. Jones llama nuestra atención sobre el trabajo hecho eternamente en el campo espiritual por el despierto buscador. La verdad está, como el ave fénix, surgiendo de nuevo en el campo de la experiencia humana, pero será la verdad que se siente y se conoce y no la verdad que es exigida por la fuerza a través del autoritarismo y la antigua tradición; pues la verdad, como nos dice Bernard Shaw, es "lo que por tu experiencia tú sabes que es verdad y en tu alma sientes que es la verdad". Estas renovaciones de la vida espiritual de la raza, son recurrentes y cíclicas; ellas pueden ser de una naturaleza emocional o intelectual, pero sirven para conducir la vida subjetiva de la raza a una nueva y más rica fase de experiencia, y para compensar y a veces para interpretar las más materiales y científicas tendencias paralelas que se puedan ver. [e177] El problema de todo maestro y escritor hoy en día es descubrir nuevas formas para expresar las mismas verdades fundamentales, y así presentar las antiguas fórmulas y reglas del camino que conducirán al hombre a la próxima etapa en su desarrollo espiritual. Las viejas verdades adquirirán entonces nuevos significados y vibrarán con nueva vida. Ha habido muchos libros escritos sobre el tema del Sendero del Discipulado. Una nueva presentación de los problemas que se encontrarán en el Sendero universal, y un análisis de las dificultades que se encontrarán mientras se marcha por él, no está garantizada como valedera, a menos que la aplicación pueda ser general, práctica y expresada en tales términos que satisfaga la necesidad del moderno [i207] estudiante. Un estudio de los Doce Trabajos de Hércules, cubriendo, como ellos lo hacen, cada aspecto de la vida del discípulo puede capacitarnos para lograr una actitud diferente y liberarnos dentro de esa alegría en el Sendero y esa libertad en el servicio, que es una compensación más que adecuada por las pérdidas temporarias y las angustias momentáneas que pueden poner a prueba la naturaleza inferior. Una de las grandes revelaciones que han pasado casi inadvertidas para la humanidad durante el último siglo, ha sido la lenta alborada sobre nuestras conciencias del hecho de nuestra propia inherente divinidad esencial. Los hombres están reconociendo que ellos son en verdad "hechos a imagen de Dios", y son uno en naturaleza con su Padre en el Cielo. También hoy en día, los propósitos y planes subyacentes en el trabajo creador de Dios, están siendo ampliamente estudiados tanto desde el punto de vista científico como desde el religioso, trayendo cambios definidos en la actitud del hombre hacia la vida en general. Es este plan de desarrollo para el hombre, individual y racial, que se revela en la historia de este antiguo Hijo de Dios. Se nos da un cuadro sintético y completo del progreso del alma desde la ignorancia a la sabiduría, desde el deseo material a la aspiración espiritual, y desde la ceguera de la humanidad infantil a la visión pura de aquellos que ven a Dios. Se llega a un punto en la historia en que la cooperación inteligente con el propósito del alma toma el lugar de la lucha y esfuerzo ciegos, y Hércules, que es un hijo de Dios como así también un hijo de hombre, puede avanzar por el camino con su rostro vuelto hacia la luz, irradiada por la alegría de aquellos que saben. Este viejo relato, no deja sin tocar ninguna de las fases en la vida del aspirante y aun lo vincula incesantemente con la empresa cósmica. Se encontrará que su tema es tan inclusivo que todos nosotros, inmersos en los problemas de la vida, podemos aplicar a nosotros mismos las pruebas y ensayos, los fracasos y logros de esta heroica figura, que se esforzó, hace [e178] siglos, hacia la misma meta por la que estamos esforzándonos. A través de la lectura de esta historia, un nuevo interés en la vida espiritual puede ser evocado en la mente del perplejo aspirante, y él avanzará con nuevo coraje a medida que logra [i208] un cuadro secuencial del desarrollo universal y del destino. Nosotros encontramos, a medida que estudiamos este antiguo mito, que Hércules emprendió ciertas tareas, simbólicas en naturaleza pero universales en su carácter, y que él pasó a través de ciertos episodios y sucesos que retratan, para siempre, la naturaleza de la disciplina y de los logros que deben caracterizar a un hijo de Dios, marchando hacia la perfección. El permanece como el encarnado pero todavía no perfeccionado Hijo de Dios, el que, en una etapa particular en el ciclo evolutivo, se hace cargo de su naturaleza inferior y voluntariamente se somete a la disciplina que eventualmente dará lugar al surgimiento de su innata divinidad. De un errado pero sinceramente cuidadoso ser humano, inteligentemente conocedor del trabajo que hay que realizar, se crea un Salvador del Mundo, y nosotros vemos en los dos últimos trabajos cómo se llevó a cabo ese trabajo de salvación. Tres grandes y dramáticas historias han sido narradas constantemente a la humanidad a través de los siglos: la de Hércules, la de Buda y la de Cristo, cada una de ellas pintando una de las etapas en el Sendero de la Divinidad. En la historia de Hércules, hemos pintado para nosotros las experiencias del Sendero del Discipulado y las primeras etapas del Sendero de la Iniciación. En el caso de Buda, la historia empieza después de la de Hércules y nosotros vemos que Buda logra la iluminación final, pasando por las iniciaciones de las que Hércules nada sabía, luego viene el Cristo histórico encarnando en sí mismo algo tan inefable, que nosotros lo vemos, de una manera única, como al representante de Dios. Estas tres historias revelan progresivamente el plan de Dios para el desarrollo del hombre, y nos convocan a seguir los pasos de Hércules, quien, caminó el Sendero del Discipulado y alcanzó su meta. El oráculo ha hablado y a través de los siglos ha salido el grito: "Conócete a ti mismo". Este conocimiento es el logro sobresaliente en el Sendero del Discipulado, y se ve cuán secuencial e inteligentemente alcanzó Hércules este conocimiento. Lo vemos pasando alrededor de la gran senda de los cielos y realizando en cada signo uno de los doce trabajos, los que todos los discípulos están llamados a realizar. Lo vemos desde dos [i209] puntos de vista: el del discípulo individual y el de la humanidad en conjunto, el gran discípulo del mundo del cual él es el prototipo. Es posible mirar a la humanidad como habiendo alcanzado, en masa, la etapa del aspirante, y mirar a la raza como estando en el sendero probatorio, el sendero de la purificación. Si el sufrimiento es el [e179] gran purificador, entonces lo arriba manifestado es ciertamente verdadero. Los hombres hoy en día son inteligentes, buscando seriamente una salida del presente atolladero material y aprendiendo a coordinar sus habilidades y capacidades mental, emocional y física en un esfuerzo para elevarse por sobre todo lo que hasta ahora los sujetó a la tierra. Esta etapa ha sido siempre expresada por los tipos más avanzados de hombres, pero nunca antes ha estado toda la familia humana en esta condición. Aquí reside la maravilla de la realización pasada, y aquí está la hora de nuestra maravillosa oportunidad. Nosotros encontramos a Hércules empezando en este punto y pasando por diversas experiencias hasta que llega a la puerta abierta en Leo, a través de la cual él puede pasar al Sendero del Discipulado. Lo vemos aprendiendo las lecciones del equilibrio, de la abnegación y de la victoria sobre la naturaleza de deseos hasta que llega a ser el discípulo unidireccional en Sagitario, antes de pasar por la puerta que conduce al monte de la iniciación. Lenta y dolorosamente, él aprende la lección de que la competencia y el egoísmo codicioso deben desaparecer, y que el aferrarse a cualquier cosa para el separado yo interior, no es parte de la misión de un hijo de Dios. El se encuentra como un individuo, sólo para descubrir que el individualismo debe ser inteligentemente sacrificado para el bien del grupo; él aprende que la codicia personal no tiene lugar en la vida del aspirante que está buscando la liberación del siempre recurrente ciclo de la existencia y de la constante crucifixión sobre la cruz de la materia y de la forma. Las características del hombre inmerso en la vida de la forma y bajo la regla de la materia son el temor, la competencia individual y la codicia. Estos tienen que dar lugar a la confianza espiritual, la cooperación, el conocimiento del grupo y el desinterés. Estas son las lecciones que Hércules nos aporta. [i210] Esta es también la historia del Cristo cósmico, crucificado desde el principio de la creación sobre la cruz fija de los cielos. Esta es la historia del Cristo histórico, dada a nosotros en la historia del evangelio y establecida para nosotros hace dos mil años en Palestina, cuando nuestro sol entró en el signo del Salvador del mundo, el signo de piscis, los peces. Esta es la historia de cada hombre individual, crucificado sobre la cruz de la materia y de la existencia, y descubriendo que él es en verdad un hijo de Dios encarnado en cada ser humano. Dios, encarnado en la materia. Tal es la historia del sistema solar, la historia de nuestro planeta, la historia de todo hombre. Mientras miramos los cielos estrellados arriba de nosotros, tenemos este gran drama, eternamente representado para nosotros. * El siguiente material fue preparado por Dorothea Cochran a pedido de la Sra. Bailey y fue encontrado entre sus papeles. Este extracto parece proveer una apropiada nota concluyente para la serie de Hércules. Resumen de las lecciones aprendidas en cada Signo Zodiacal [e180] El siguiente compendio de notas en los signos zodiacales se ofrece como una base para un estudio más amplio y una más rápida referencia. Aries, El Carnero
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