Tratado Sobre el Fuego Cósmico - Segunda Parte - Sección E
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Libros Azules SECCIÓN E EL MOVIMIENTO EN EL PLANO DE LA MENTE [e808] [i1027]
Hemos finalizado la consideración de las formas mentales,
contemplando a todo el universo, incluso al hombre, como un pensamiento
corporificado, y hemos tratado la capacidad que posee [i1028]
el hombre para crear formas a fin de
revestir sus ideas.
[e809] Retomaremos una vez más el campo de los tecnicismos y la parte más científica de nuestra tesis. Uso la palabra "científico" porque lo que se dirá concierne a aquello que ya ha sido comprobado y conocido por los ocultistas, tratándose de hechos corroborados. La comprobación moderna del científico de hoy lo constituye su acercamiento a una parte, frecuentemente a una parte infinitesimal de un todo mayor, y aún así, sólo en relación con la parte más objetiva de la manifestación, porque aquello que constituye la esencia, no la consideran una realidad, como lo hace el verdadero conocedor ocultista. Lo que vemos y podemos tocar es sólo un efecto de causas internas subyacentes. El ocultista no se ocupa de los efectos, sino de las causas que los originan. El científico moderno, no se ocupa aún de las causas; durante el pasado sólo se acercó al reino de dichos impulsos iniciales cuando comenzó a comprender el aspecto energía de la materia y a considerar la naturaleza del átomo. Cuando sus pensamientos puedan ser aplicados más directamente a esclarecer y considerar los substratos etéricos que subyacen en lo tangible, sólo entonces penetrará en el dominio de las causas y, aún en ese caso, únicamente penetrará en esas causas físicas que subyacen en la objetividad burda, pero no habrá comprobado realmente cuáles son los impulsos vitales que producen el Ser. Sin embargo habrá dado un gran paso adelante, porque de acuerdo a la Ley de Analogía, se hallará en posición de comprender algunos de los secretos mayores de la manifestación solar, pues los planos de nuestro sistema solar constituyen, como sabemos y como pretende demostrarlo este tratado, los siete subplanos del plano físico cósmico. Será evidente para todos los estudiantes conscientes de este Tratado sobre el Fuego, que esta sección se ocupa: Primero, de esa actividad que distingue el aspecto Vishnu de la Deidad o el movimiento de los divinos Manasaputras. [i1029] Esto implica, por lo tanto, considerar los efectos de dicho movimiento:
Segundo, de ese impulso, base de la Ley de Periodicidad, que da por resultado la encarnación cíclica de todos los seres y que se manifiesta en tres ciclos o en tres vueltas de la rueda del Ser.
Tercero, de esa actividad que causa la interacción -la atracción y la consecuente repulsión- entre todos los átomos, desde el gran átomo cósmico, un sistema solar, hasta el minúsculo átomo del químico o del físico. Esta actividad, por consiguiente, puede ser vista como:
Los estudiantes deben recordar que estamos considerando la energía o actividad que produce las formas y, [i1030] por lo tanto, las fuerzas que tienden a la coherencia, la concreción y la estabilización del trabajo de los constructores. La comprensión de la anterior clasificación, contiene la clave, para gran parte de lo que está vinculado a la producción de formas, el Hijo o segundo aspecto, pues toda la naturaleza se mantiene unida y la vida de cualquier esquema, globo, reino o átomo, se convierte a su vez en el principio animador de otro esquema, globo, reino o átomo. En el sistema solar todo está en estado de flujo como en el universo, y la energía vital circula del mismo modo que la sangre o energía nerviosa circula por todo el sistema corpóreo. En esto se basa el hecho oculto de que todo lo que existe en la naturaleza pasará, pasa o ha pasado a través del reino humano.(2) Bajo este tipo de actividad solar se obtiene el máximo bien mediante la interacción, el intercambio y la atracción y repulsión mutuas. Sería aconsejable que los estudiantes examinaran lo que se dijo en la primera parte, sección E de este tratado, respecto al movimiento en los planos físico y astral. De acuerdo a la Ley de Analogía, se observará que gran parte se traslada lógicamente al plano superior para ser transmutado en la energía del impulso constructor de la forma. Vamos a denominar con los siguientes títulos lo que consideraremos en esta parte:
II. LA NATURALEZA DE ESTE MOVIMIENTO [i1032] Como bien sabemos, la naturaleza del movimiento en el plano de la materia es giratoria. Todo átomo de materia gira sobre su propio eje, y cada átomo mayor, desde el punto de vista puramente [e812] físico, hace lo mismo; un átomo cósmico, un sistema solar, un átomo planetario y un átomo humano, el hombre, pueden verse igualmente girando a diferentes velocidades sobre sus propios ejes o alrededor de su propio polo. Se evidencia un tipo diferente de fuerza o movimiento cuando llegamos al plano mental, por lo tanto tenemos que considerar la actividad del segundo aspecto de la divinidad, aquello que construye y mantiene las formas en coherencia, base del fenómeno que llamamos tiempo (textualmente, la percepción de la forma). Este tipo de energía de ninguna manera rechaza o inutiliza la de tipo atómico giratorio, sino que lo abarca y al mismo tiempo pone todo tipo de átomos bajo la influencia de su propia actividad, de manera que en todas las formas existentes se manifiestan los dos tipos. El estudiante debiera recordar aquí que estamos considerando principalmente las fuerzas del segundo aspecto en lo que conciernen a los reinos humano y superhumano, o a los Manasaputras y sus diversos grupos. En el arco involutivo se siente en forma similar la fuerza de Vishnu, pero hasta que la naturaleza del alma grupal sea mejor comprendida y se conozca con mayor exactitud la cualidad de la vida que da forma a cada reino subhumano de la naturaleza, no tendrá objeto ocuparnos de la fuerza cuando afecta al ser humano, al planeta en que pueda encontrarse y al sistema en que el planeta está desempeñando su parte. La actividad del segundo aspecto ha sido llamada cíclica-espiral, lo que involucra en sí el concepto de dualidad. Esta actividad es la causa de toda evolución cíclica, y en la terminología oculta se la denomina "La actividad del año de Brahma". Es lo que produce la [i1033] aparición y desaparición periódica de todas las existencias grandes o pequeñas. Está íntimamente vinculada con el aspecto voluntad de la Divinidad y con los Señores Lipika de un grado más elevado, por lo tanto, resulta difícil comprender su origen. Quizás todo lo que puede decirse al respecto es que su origen se debe, en gran parte, a ciertos impulsos que (en lo que atañe a nuestro sistema solar) emanan del Sol Sirio. Dichos impulsos tienen su analogía en los que emanan cíclicamente del cuerpo causal del hombre y hacen que aparezca éste temporariamente en el plano de maya. Aquí puede hacerse una insinuación al estudiante atento; en el triple Ego (las vidas que forman el capullo central, las vidas de los pétalos y el triple grupo de vidas que forman los tres átomos permanentes) se observa su analogía en los tres grupos de Señores Lipika, quienes son la causa kármica de la manifestación solar, controlando dicha manifestación periódicamente. Los tres grupos están vinculados a Sus Inteligencias rectoras existentes en Sirio. La Ley de Periodicidad es el efecto producido por la [e813] amalgamación de estos dos tipos de fuerza con un tercero. Los dos tipos de fuerza o energía constituyen la actividad del primer Aspecto, la voluntad logoica o propósito, y la energía del segundo aspecto. Este propósito se halla oculto en la presciencia del Logos e incluso totalmente oculto para el Adepto de quinta Iniciación, quien ha llegado a comprender el propósito del Hijo, y tiene aún el problema de conocer el propósito del Padre. Uno constituye el impulso que existe detrás del movimiento progresivo de toda vida, y el otro el impulso que se halla detrás de su actividad cíclica, denominado cíclico espiral. Cuando esta fuerza dual fusionada se pone en contacto con la actividad giratoria de la materia misma, tenemos la triple actividad del Ego, por ejemplo la cíclica-espiral-giratoria, que da como resultado la estimulación del átomo "autocontenido" durante el surgimiento periódico de la forma y en el [i1034] constante aunque lento, progreso hacia una meta. Podemos, por razones de claridad, diferenciar los efectos de la manera siguiente:
Una de las primeras cosas que el estudiante de ocultismo debiera recordar, al considerar la naturaleza de la actividad cíclica-espiral, es que tiene dos efectos. Primero, es una fuerza de atracción que agrupa los átomos giratorios de la materia en tipos y formas definidos, manteniéndolos así mientras lo exija la necesidad. Segundo. Gradualmente va siendo dominada por una vibración superior y distinta; por medio de su progreso en espiral, a través de la materia astral, sistemáticamente impele a esas formas a que se acerquen a un punto más fuerte de energía. Dichos efectos se manifiestan claramente en la evolución del hombre, cuando a través de los ciclos se acerca uniformemente al [e814] centro de energía cíclica en espiral [i1035] y por consiguiente a ese centro aún más grandioso, el de su "Padre en el Cielo". El Ángel atrae primero al hombre animal, actuando cíclicamente sobre las envolturas materiales, otorgándoles coherencia e impulsándolas siempre a una relación más íntima con él. Más tarde, a medida que se acrecienta el impulso, el hombre es impelido a relacionarse más definidamente con el aspecto monádico hasta serle impuesto ese ritmo superior. Esto también puede afirmarse de un Logos planetario y de un Logos solar. La fuerza cíclica en espiral se manifiesta, como es de esperar, de siete maneras; las tres manifestaciones principales están simbolizadas por el Cetro de Iniciación de Sanat Kumara. El cetro que conocen más los hombres es el del Hierofante, el Bodhisattva, y consiste en una serpiente erecta y dos serpientes entrelazadas a su alrededor, representando entre otras cosas a. las tres emanaciones, b. los tres mundos, c. la columna vertebral y sus canales, o esos factores principales que conciernen al iniciado, quien debe comprender algo de la naturaleza de la materia y lo que se halla ocultamente involucrado en esa expresión, su triple constitución, los tres mundos en los que tiene que desempeñar su papel y el instrumento que ha de utilizar. El cetro del Bodhisattva está coronado por un diamante, no tan grande como el "Diamante Flamígero" del primer Kumara, pero sí de rara belleza. En el momento de la iniciación, cuando se extraen las fuerzas eléctricas, este diamante gira sobre su eje, representando la naturaleza giratoria de la materia atómica. El Cetro de Sanat Kumara es mucho más complicado, y en vez del Cetro o Serpiente central erguida sobre la punta de su cola, tiene tres serpientes entrelazadas en espiral, y el Diamante Flamígero que lo corona [i1036] irradia de tal manera que produce el efecto de un aura esferoidal que se extiende alrededor de las serpientes entrelazadas, simbolizando el aspecto constructor de formas de la actividad de Vishnu. De acuerdo a la iniciación que se recibe, en una parte de las serpientes entrelazadas se verá un reflejo, creando la ilusión de que el diamante asciende y desciende cíclicamente de la cúspide al lugar donde éste se refleja. Al mismo tiempo, cada serpiente gira sobre sí misma y también alrededor de las otras, produciendo un efecto de belleza y brillo extraordinarios, simbolizando la fuerza giratoria-cíclica-espiral. Los siete tipos de energía cíclica-espiral sugieren la naturaleza [e815] del Logos planetario que ellos representan y motivan las diferencias que existen entre los hombres, siendo responsables de la naturaleza de los ciclos, algo que a menudo pasa por alto. Con frecuencia los estudiantes discuten los períodos de duración de los Rayos, estableciendo fechas arbitrarias, tal como 2.500 años para que se manifieste determinado rayo. Solamente un rayo atraviesa su ciclo en ese período de tiempo, mientras que los otros son más extenso o más breves. Esta diferencia produce un gran efecto en los ciclos egoicos, y es responsable del tiempo que transcurre entre encarnaciones. Algunos Egos cumplen sus ciclos de encarnaciones y pralayas muy rápidamente, otros emplean incontables eones, por lo tanto es imposible determinar el "promedio" que existe por ejemplo, en la aparición de los Egos en el plano astral. Este hecho tiene relación con la afirmación de H. P. B. respecto al esfuerzo que efectúa la Logia cada cien años. Su más alto nivel de actividad se produce una vez cada siete ciclos bajo determinado tipo de fuerza cíclica que emana de la Logia. Todo lo que se origina en ese Rayo está controlado por el esfuerzo cíclico-espiral basado en el número 10 y sus múltiplos, hallando coincidentemente su más elevada vibración cíclica durante el último [i1037] cuarto de cada siglo. Nuestros estudiantes modernos están propensos a olvidar que dicha actividad sólo demuestra uno de los siete posibles tipos de fuerza, y concierne principalmente a ese grupo de adeptos que pertenecen a esa línea particular de energía que afectará grandemente a todos los discípulos y personas que pertenecen a una línea similar. Al mismo tiempo, el trabajo iniciado ha sido aprobado por toda la Logia, porque es parte de la emanación de fuerza del Logos planetario. Lógicamente tiene gran importancia debido a que esta energía de rayo es energía de uno de los tres Rayos mayores; pero en el proceso equilibrador será equiparada con una análoga actividad cíclica que emana de los otros dos Rayos mayores. Podría agregar aquí que cuando se reconozca esto, llegará a ser evidente que los descubrimientos científicos revolucionarios, que han tenido lugar en el transcurso de los siglos, tal como la formulación de la Ley de Gravedad, la circulación de la sangre, el descubrimiento de la naturaleza del vapor, esa forma de fenómeno eléctrico que el hombre ha controlado, y el más reciente descubrimiento del radio, constituyen en su propio sector (el del Mahachohan) algo análogo al esfuerzo hecho durante el último cuarto de cada siglo para estimular la evolución de los hombres por medio de la revelación de una parte de La Doctrina Secreta. Newton, Copérnico, Galileo, Harvey y los Curie, son, en su propia línea de fuerza, portadores de luz de igual categoría que H. P. B. Todos revolucionaron el pensamiento de su época, todos dieron un gran [e816] impulso a la capacidad del hombre para interpretar las leyes de la naturaleza y comprender el proceso cósmico; sólo aquellos que poseen una visión limitada no reconocerán la unidad de los innumerables impulsos de fuerza que emanan de la Logia. Estos ciclos no coincidirán pues todos no duran cien años como el cíclico-espiral. Una idea del ciclo de impulsos emanantes del Mahachohan podrá [i1038] obtenerse si consideramos las fechas de los más prominentes descubrimientos científicos desde la época de Platón; puede también establecerse el promedio en que ocurren los ciclos del segundo rayo, resumiendo las apariciones de los grandes Instructores en el transcurso de las épocas: Las emanaciones de fuerza provenientes del Manu, las del primer Rayo, son fácilmente ubicadas cuando se trata de las razas, y esto se hizo cuando se reconocieron las razas y subrazas. Lo que a menudo se pasa por alto es que cada uno de estos rayos de energía se demuestra constructivamente por medio de los agentes constructores de formas, y destructivamente por la capacidad de la fuerza para destruir antes de construir. De esta manera los ciclos pueden ser considerados desde dos ángulos. Los estudiantes de una rama del movimiento teosófico han de reconocer que así como H. P. B. surgió de una oleada cíclica de energía con el fin de destruir las formas restrictivas existentes en los mundos de la ciencia y la religión, también su trabajo debe adaptarse en la actualidad al de otras emanaciones de fuerza, tales como el trabajo constructivo del segundo Rayo conjuntamente con la energía del séptimo Rayo. Cuando los estudiantes aprendan a fusionar los ciclos de cien años del primer tipo de energía con los igualmente poderosos impulsos del segundo y tercer Rayos, entonces se terminarán la mayoría de las controversias. De la Logia no surgirá, hasta fines del siglo, ningún gran impulso en la línea del primer Rayo de Voluntad o Poder. Un impulso casi similar emanó de otra línea de fuerza cuando se descubrió la naturaleza del átomo, a través del estudio de la electricidad y de las sustancias radiactivas, y es inminente que ha de emanar un impulso del segundo aspecto. Es peligroso que los estudiantes de visión limitada dogmaticen respecto a esta cuestión de los ciclos. Aparte de los impulsos cíclicos, que surgen continuamente y se superponen, correlacionan y entremezclan, hay muchos que podríamos llamar impulsos menores (y el ciclo de cien años a que se refiere H. P. B. [i1039] es sólo uno de los impulsos menores, existiendo un ciclo de mil años mucho más importante). Hay ciclos más vastos, de 2.500 años, de 7.000 años, de 9.000 años, de 15.000 años y muchos otros que sólo los iniciados avanzados los conocen o pueden comprenderlos; pueden irrumpir durante cualquiera de [e817] los impulsos menores y aparecer inesperadamente, dentro de lo que el hombre común entiende; sin embargo, sólo son esos impulsos en retroceso puestos en movimiento cíclico hace quizás miles de años. La afirmación de H. P. B. es correcta respecto al impulso de primer rayo, pero no la de sus seguidores, porque niegan y pasan por alto los otros seis tipos de impulsos, de igual o mayor importancia, que pueden emanar cíclicamente de la Logia, y a los cuales responderán aquellos que vibran con ese particular tipo de energía. III. RESULTADOS DE SU ACTIVIDAD Estos resultados pueden ser estudiados de cuatro maneras, considerando a cada uno como una Ley subsidiaria de la Ley fundamental de Atracción y Repulsión. Todo movimiento es literalmente el resultado del impacto o interacción, producido entre los átomos, y ningún átomo escapa a esta fuerza. En el caso del movimiento giratorio que rige la actividad del átomo de sustancia, el impulso emana desde el "círculo no se pasa", y es producido por el impacto que hace la carga positiva sobre las cargas negativas. Esto es lo que sucede con todo átomo ya sea cósmico, solar, individual, químico, etc. Sin embargo, cuando el efecto de rotación del átomo es tan fuerte que comienza a afectar a otros átomos fuera de su "círculo no se pasa" individual, empieza a hacerse sentir otra influencia que reúne o disipa a los átomos que están en contacto o coligados. Así se construyen las formas, bajo el impulso de las fuerzas conjuntas de determinado tipo, y estas formas a su vez producen efecto en otras formas atómicas y coherentes, hasta que se inicia el ritmo y se establece una vibración [i1040] que es la continuación del movimiento giratorio de los átomos individuales y la modificación producida en ellos por su actividad grupal. Esto causa la rotación progresiva y simultánea. El movimiento progresivo se modifica considerablemente por la actividad atómica interna, y esto es lo que produce el movimiento que llamamos cíclico-espiral. Se manifiesta en todas las formas como una tendencia a la repetición, debido a la atracción retrógrada de los átomos giratorios, siendo sin embargo contrarrestada por el fuerte impulso progresivo de la actividad de la forma. Los estudiantes pueden resolver esto en conexión con: El Logos planetario, cuando Se manifiesta por medio de las rondas y cuando cada una, en sus primeras etapas, recapitula todo lo que ha ocurrido previamente. Hombre, en el periodo prenatal, en que repite las distintas etapas de desarrollo.[e818] El hombre espiritual, cuando crea aquello que destruirá al "Morador del Umbral". La actividad cíclica-espiral característica de todas las formas, quizá podrá ser comprendida más prácticamente si la estudiamos como la expresión de cuatro leyes y consideramos brevemente cada una:
La ley que rige la gradual expansión evolutiva de la conciencia inmanente en toda forma es responsable de la forma esferoidal que posee toda vida en el sistema solar. Es un hecho en la naturaleza que todo lo que tiene existencia habita dentro de una esfera. (3) El átomo químico es esferoidal; el hombre [i1041] habita dentro de una esfera igualmente que el Logos planetario y el Logos solar, siendo esta esfera la forma que toma la materia cuando su propia [e819] actividad interna y la actividad de la forma trabajan al unísono. Para producir esto requiere dos tipos de fuerza: giratoria y cíclica-espiral. Los científicos comienzan más o menos a reconocer y comprender que la Ley de la Relatividad, o la relación que existe entre los átomos, produce lo que se denomina Luz y su conjunto fenoménico constituye esa esfera compuesta, un sistema solar. El movimiento de las constelaciones externas a la esfera solar es responsable de su forma, conjuntamente con su propio movimiento giratorio en el espacio. Cuando la longitud de onda de luz de las constelaciones y su relación con el sol y también el efecto de esa longitud de onda o vibraciones de luz (atractivas o repulsivas con respecto al sol) sean mejor comprendidas, mucho será revelado. Poco ha sido todavía captado con respecto al efecto [i1042] que esas constelaciones celestiales (antagónicas al sistema solar) producen sobre él, cuyas longitudes de onda no son transmitidas, ni sus rayos de luz atraviesan (si es posible expresarse en forma tan poco científica) la periferia solar. En La Doctrina Secreta se dice que "los siete Rayos solares se dilatan hasta convertirse en siete soles e incendian todo el cosmos". (4) Esto es lo que produce ese incendio final que anuncia el gran pralaya y lleva a su término la encarnación logoica. Se produce de acuerdo a esta Ley de Expansión que causa la mezcla y fusión eventuales de los siete esquemas planetarios sagrados e indica que han llegado a la perfección final. En la literatura esotérica este término "Ley de Expansión" está limitado a la dilucidación de los siete Rayos y al tema de las iniciaciones planetarias. Cuando tratamos las expansiones de conciencia del ser humano y sus iniciaciones, las agrupamos bajo una segunda ley, la "Ley del Retorno monádico". Los estudiantes deberán recordar que estamos analizando las expansiones de conciencia de un Logos planetario por medio de
[e820] Se recordará que la conciencia que Él está en proceso de desarrollar es la voluntad y el propósito absoluto del Logos solar, porque expresa el deseo del Logos cósmico. (5) Por lo tanto, las expansiones podrían agruparse de la manera siguiente: [i1043]
Esto puede estudiarse en conexión con el globo de una cadena (tal como el de nuestra cadena terrestre) de la manera siguiente: El señor del mundo, el Logos planetario en encarnación física, se ocupa de su propio problema, llevar (a la manifestación física en el planeta) el propósito o voluntad del Logos solar a cualquier esquema determinado. Esto lo logra por medio de la meditación. La totalidad de los Dhyan Chohanes del quinto reino o espiritual se ocupa de manifestar activamente la voluntad y propósito del Logos planetario. La familia humana o cuarto reino, trata de manifestar el deseo o naturaleza amor del Logos planetario. Los tres reinos subhumanos tienen por objetivo [i1044] manifestar la naturaleza inteligente del Logos planetario. Cuando esto se realiza de acuerdo a la Ley de Expansión, empleando el método de progresión espiral, el crecimiento cíclico, la repetición giratoria y la síntesis de cada espiral mayor, ello [e821] constituye la expansión de la conciencia hasta abarcar esa esfera que incluyó al ovoide menor y también la evasión de la vida aprisionada en la esfera. Ésta se sumerge en su todo mayor. Cuando los fuegos de la esfera en cuestión arden, el "fuego por fricción", que produce el movimiento giratorio, y el "fuego solar", base de la actividad cíclica-espiral se fusionan y mezclan. El "círculo no se pasa" de la pared esferoidal confinadora es anulado, produciéndose una llamarada. El Antiguo Comentario lo expresa, refiriéndose a los planetas, aunque igualmente es aplicable al átomo de sustancia o al átomo solar, de la manera siguiente:
Por el estudio de estas significativas palabras los estudiantes podrán aprender algo respecto a la "afinidad polar", el "Matrimonio en los Cielos", la transferencia de los gérmenes de vida del atrayente planeta masculino al receptivo y negativo y, finalmente, en un período posterior, la absorción de la vida de los dos planetas por un tercer planeta, que se denomina esotéricamente "el Hijo". Esto se refiere al planeta sintetizador que constituye la cúspide del triángulo solar. Resumiendo el efecto producido por la unión del movimiento atómico giratorio individual y la actividad cíclica-espiral de todos [i1045] los grupos atómicos, es necesario señalar las unidades que son afectadas. El átomo esencial individual. Su progreso evolutivo hacia la autodeterminación se lleva a cabo por el efecto de su actividad grupal o por el movimiento de la forma, cuando modifica su propia acción innata. La forma atómica, que es también una unidad atómica, girando sobre su propio eje, influenciada e impulsada hacia el centro de fuerza de un macrocosmos superior por la actividad de su reino envolvente. El átomo humano, individual y autodeterminado, aunque todavía impulsado progresivamente adelante por la influencia de su grupo, o por la potente actividad del Hombre celestial de Cuyo cuerpo es una célula. [e822] El átomo planetario, igualmente autodeterminado, un conjunto de todos los grupos planetarios que giran sobre su propio eje, sin embargo lo hace, de acuerdo a la acción cíclica-espiral, inducido por la actividad de la esfera mayor donde está ubicado. El átomo solar, que también es una Vida individual, el Hijo en encarnación por intermedio del Sol, persiguiendo su propio e innato ciclo, aunque moviéndose en forma cíclica-espiral a través de los cielos y progresando debido al efecto producido por las Vidas activas extracósmicas que lo atraen o rechazan. Este es el principal conjunto de los grupos atómicos, pero hay muchas otras formas intermedias las cuales no es posible todavía tratar. Todo lo que existe afecta aquello con lo cual entra en contacto, y estos efectos actúan como impulsos:
Todos pueden expresarse en términos de fuerza positiva y [i1046] negativa, manifestándose como actividad giratoria y en espiral. El ciclo menor desde cierto punto de vista puede considerarse como perteneciendo a la actividad giratoria de ciertas formas atómicas, y los ciclos mayores, tan difíciles de comprender para el hombre, se relacionan con la actividad en espiral de la Vida omnincluyente de la esfera mayor. Cada átomo es parte de un todo mayor; el átomo solar no es una Vida separada, sino sólo un fragmento de una grandiosa Existencia que está más allá de la comprensión del hombre y que apenas la concibe vagamente el Dhyan Chohan más avanzado.
Aquí podemos estudiar la Mónada desde el punto de vista cíclico y energético, y apartar nuestras mentes momentáneamente de ese aspecto de la manifestación que llamamos humano u hombre. Al considerar al "Divino Peregrino", podemos estudiarlo expresándose en forma de:
[e823] En la relación con un sistema solar, a estos tres fuegos en los planos cósmicos se los denomina (6) [i1047]
y este mismo concepto puede ampliarse hasta abarcar la manifestación monádica. Los centros monádicos se caracterizan por diferentes tipos de energía:
El primero produce luz, el segundo calor y el tercero humedad o concreción. Mediante la interacción de los tres tipos de fuerza que [e824] constituyen los tres aspectos monádicos, se establece un ritmo que oportunamente forma: Un "círculo no se pasa o esfera ovoide, donde se halla confinado el peregrino, conteniendo en sí tres centros mayores de fuerza que corresponden a:
Una pulsación cíclica, causa de todo impulso evolutivo. [i1048] Puede considerarse que los impulsos evolutivos para un sistema solar o para una Mónada son tres: Tenemos el impulso que impele a todo átomo a la autodeterminación, siendo el secreto del fenómeno llamado individualización. Constituye, en gran medida, la fuerza llamada Brahma. Tenemos el impulso que obliga al átomo individual a la determinación grupal, siendo el secreto del fenómeno denominado "Iniciación", o el proceso de pasar de la Vida humana autodeterminada e individualizada, al reino superior. Es la suma total de la fuerza de Vishnu o segundo aspecto, y produce los estados de conciencia superiores. Tenemos finalmente el impulso que obliga a los grupos planetarios, la suma total de todos los átomos y formas, a comprender conscientemente la naturaleza del grupo omnincluyente, el átomo solar. La Mónada, influenciada por el Hombre celestial, forma inteligentemente su "círculo no se pasa". Cesa allí su trabajo desde un punto de vista estrictamente monádico; la vida inherente a la materia atómica así constituida produce el fenómeno posterior. La vida giratoria de los átomos y su interacción, modificada por la Vida del grupo planetario u Hombre celestial, llevada a cabo durante eones, causa el fenómeno de las diversas etapas involutivas llegando al punto en que ciertos átomos han evolucionado hasta adquirir la conciencia del hombre-animal. A través de todo este inconcebible período (es decir, en conexión con nuestra esfera terrestre), millares de vidas atómicas han proseguido su curso, energetizadas por la Vida de la Mónada a medida que palpita por intermedio del corazón monádico en el plano espiritual, respondiendo similarmente al ritmo mayor del Hombre celestial. Esto ha producido la gradual concreción, y ha llevado al hombre-animal a la etapa donde comienza a sentir la atracción ascendente de la Mónada. Al mismo tiempo la Mónada, en su [i1049] propio plano, empezó a responder a la energía autoengendrada de la forma inferior, los [e825] dos ritmos hicieron contacto, se produjo la individualización y el peregrino manifestó su verdadera naturaleza. Luego -en lo que concierne a la Mónada- comienza la vida progresiva, la cual es realmente cíclica, periódica y en espiral. Al principio la acción o la interacción, entre la forma atómica inferior giratoria y la influencia de la Mónada, es aletargada, lenta y pesada; la forma retarda la acción de la Mónada, y su pesada vibración tiende a contrarrestar la superior. Paulatinamente, a medida que las activas espirillas desempeñan su parte, se hace sentir la vibración superior y la actividad o movimiento es más equilibrado, aunque más liviano. Así transcurren los ciclos hasta que el ritmo o vibración superior es tan dominante que la influencia de la forma es anulada y conduce a ser rechazada. Simultáneamente se hace sentir un ritmo aún más elevado, se acrecienta la actividad en los planos superiores y el Ego se niega con el tiempo a vivir en la envoltura. Como se dice en El Antiguo Comentario: "Las gotas de humedad se hacen más pesadas. Caen como lluvia en el plano más inferior. Se hunden en la arcilla y la hacen florecer. Así las aguas cubren la tierra y todos los ciclos. Dos son los objetivos de las gotas progenitoras y cada uno se logra en ciclos muy distantes; uno consiste en hundirse y perderse en el oscuro suelo de la tierra; el otro en elevarse y mezclarse con el aire límpido del cielo. Entre los dos vastos períodos el calor desempeña su parte. Pero cuando el calor se intensifica y los fuegos que están dentro de la tierra y debajo de las aguas queman y fluyen, la naturaleza de las incontables gotas sufre un cambio. Se disipan en vapor. Así el calor cumple su función. Luego, relampaguea nuevamente el fuego eléctrico, y transforma el vapor en aquello que permitirá su paso a través del aire." Resumiremos ahora brevemente los diversos impulsos vibratorios que tienen efecto definido sobre la Mónada, y deben tenerse en cuenta cuando consideramos la evolución [i1050] del Divino Peregrino. Este tratado no tiene por finalidad extenderse sobre cada impulso característico, sino que procura sugerir, dejando que posteriores estudiantes amplíen individualmente las ideas impartidas.
Hay otras corrientes de fuerza energética que tienen un efecto sobre el Peregrino, pero la enumeración anterior servirá para mostrar la complejidad del tema y la vastedad del esquema evolutivo. Todas estas emanaciones vibratorias atraviesan la esfera en forma cíclica; vienen y van, y de su presencia o ausencia y de la etapa de evolución de la Existencia emanante dependerá el carácter fenoménico de toda vida, la naturaleza de cualquier período específico y la cualidad de las Mónadas manifestadas. La aparición o desaparición de estas olas de vida-fuerza (planetaria, interplanetaria, del sistema, cósmica e intercósmica) es lo que impele a la encarnación a los peregrinos divinos y lo que produce la cíclica manifestación de grandes Vidas tales como el "Observador Silencioso" y el "Gran Sacrificio"; es también la causa de la disolución y reaparición de un esquema, y es responsable del traslado de las simientes de vida de un esquema a otro o de un sistema solar a otro. Esta gran oleada de fuerza arrastra a las Mónadas; al conjunto de fuerzas se lo denomina "fuerza evolutiva", y la vida y persistencia del Ser iniciador establece el término de su duración. El hombre es sólo el juguete de las fuerzas que lo traen y llevan, así como el átomo constituye en la estructura humana sólo el servidor que obedece la imposición del hombre; sin embargo, dentro de ciertos límites, el hombre controla su destino, [i1054] maneja fuerzas y energías, manipula vidas inferiores y controla centros menores de energía, y a medida que transcurre el tiempo su radio de control se hace cada vez más extenso. El átomo controla su propia vida central; el hombre puede controlar los conjuntos de vidas que forman sus tres cuerpos; el iniciado y el adepto controlan muchos tipos de energías en los tres mundos, así como lo hace el Chohan en los cinco planos de la evolución. De esta manera el plan es llevado a cabo hasta que la Hueste de la Voz se convierte en Aquel que pronuncia las Palabras, y Quienes pronuncian las Palabras se convierten en la Palabra misma. Por lo tanto, será evidente que la "Ley del Retorno monádico", recién considerada, es la suma total de esas influencias que afectan directamente a los átomos monádicos y también a su progreso cíclico, estimulándolo o retardándolo en su actividad, de acuerdo a la fortaleza de la vida iniciática. Sólo después de la iniciación el átomo humano alcanza una etapa de desarrollo en que las fuerzas y las influencias comienzan a ser captadas. Cuando se comprendan [e829] los métodos por los cuales se lleva a cabo conscientemente el reajuste de las corrientes de fuerza externas, se iniciará conscientemente y con exactitud científica la oposición a las fuerzas retardatorias, y el hombre se pondrá también conscientemente en línea con las fuerzas que lo impelirán al sendero de retorno. Este concepto no es muy complejo ni debe causar desaliento, porque la poderosa fuerza de la energía eléctrica eliminará siempre a la vibración más aletargante del fuego solar, y el fuego solar, a su debido tiempo, anulará los efectos del "fuego por fricción". 3. La Ley de La Evolución Solar. Por supuesto es verídica la afirmación que la Ley de la Evolución solar es la suma total de todas las actividades menores. [i1055] Podríamos considerar este punto en conexión con los átomos planetario y solar. El átomo planetario desarrolla, como todo en la naturaleza, tres actividades principales: Primero. Gira sobre su propio eje y también cíclicamente dentro de su propio "círculo no se pasa", desplegando así su propia energía innata. ¿Qué significa esta frase? Seguramente que los millones de átomos que componen el cuerpo planetario (sea denso o sutil) siguen un curso orbital alrededor de la unidad positiva energética central. Dicho centro de fuerza dinámica puede ser considerado como que subsiste en forma natural en dos lugares (si se permite un término tan inadecuado) de acuerdo a la etapa, aplicación y tipo particular de la entidad planetaria inmanente, la cual corresponde:
El centro laríngeo, por supuesto, vibra siempre en cada Logos, pues todos son Creadores planetarios inteligentes, habiendo perfeccionado esta capacidad en un sistema solar anterior. Los estudiantes deben tener en cuenta aquí que estos centros de fuerza están representados en los Triángulos centrales del diagrama VI de la página 317, aunque no se hallará indicación alguna por medio de su estudio respecto a la relativa realización del Logos planetario. Análogamente en las cadenas se encuentran los correspondientes centros de energía y también dentro del cuerpo físico denso del Logos de cualquier esquema, el planeta físico. Un centro similar existe en el Polo norte, y hay dos más ubicados dentro de la esfera planetaria y la afluencia de fuerza o energía hacia esos centros internos (vía el centro polar) [e830] frecuentemente provoca esos desastres que llamamos terremotos y erupciones volcánicas. Como sabemos, existe una mutación cíclica de la inclinación polar [i1056] debido a la respuesta gradualmente creciente del Logos planetario a su Prototipo celestial, mediante el cual las influencias de la Osa Mayor, extraen u ocultamente "atraen" la atención del Logos y lo supeditan a una Voluntad impulsiva mayor. Esta mutación produce la destrucción de Su manifestación inferior, condición del Sendero cósmico de Iniciación, análoga al que sigue un discípulo. El átomo planetario gira sobre su eje y queda periódicamente bajo influencias que producen efectos definidos. Dichas influencias son las que provienen de la Luna y de los dos planetas que se hallan a ambos lados de ella -uno cerca del Sol, el otro lejos. La influencia de la Luna es excesivamente fuerte, y tiene un curioso parecido (en lo que concierne al planeta físico) con el "Morador del Umbral" que ejerce un efecto tan familiar y poderoso sobre el átomo humano. No se ha de llevar muy lejos esta cuestión del parecido porque se ha de tener en cuenta que la Luna no afecta al Hombre celestial, pues Su estado de evolución anula tal cosa, pero la influencia es sentida por la Entidad planetaria -suma total de las esencias elementales del planeta. Los estudiantes ocultistas científicos aprenderán mucho respecto al esquema planetario cuando consideren la influencia que ejerce la atracción kármica de la Luna sobre la tierra, conjuntamente con el efecto que producen, en sentido esotérico, los dos planetas vecinos. Segundo. El átomo planetario también gira orbitalmente alrededor de su centro solar. Esta es la expresión de la acción cíclica espiral y giratoria y su reconocimiento del imán divino central, que es impresionado constantemente por otros esquemas, produciendo cada uno efectos sobre el planeta. También pone al átomo bajo la afluencia de corrientes de energía, provenientes de lo que se denomina constelaciones zodiacales, que llegan hasta el esquema planetario vía el gran centro, el Sol. Cualquier estudiante [i1057] que haya desarrollado, aunque sea ligeramente, el poder de la visualización y tenga alguna comprensión de las corrientes de fuerza del sistema solar, le será evidente que todo puede considerarse como remolineantes oleadas de corrientes entremezcladas, con numerosos puntos focales de energía que se manifiestan en cualquier parte, aunque no permanecen estáticos en ningún lugar. La tercera actividad que despliega el átomo planetario lo conduce a través del espacio conjuntamente con todo el sistema solar y personifica la "mutación" o inclinación hacia la órbita del sistema en los cielos. [e831] Puede decirse que el átomo solar despliega análogas líneas de actividad haciéndolo en vasta escala en forma paralela a la evolución del átomo planetario. Toda la esfera solar, el "círculo no se pasa" logoico, gira sobre su eje, y así todo lo que está incluido en la esfera es arrastrado en forma circular a través del firmamento. Los guarismos exactos respecto a los ciclos que abarca la enorme rotación aún deben permanecer esotéricos, pero puede decirse que es aproximadamente de cien mil años, estando, como es de suponer, controlados por la energía del primer aspecto y, por consiguiente, del primer Rayo. Esto por sí solo es suficiente para explicar las variadas y diversas influencias que pueden observar los "videntes" durante vastos períodos, y hacen que las distintas partes de la esfera giren de acuerdo a las diferentes constelaciones zodiacales. Esta influencia (en conexión con los planetas) aumenta o disminuye según el lugar que ocupan los planetas en sus distintos senderos orbitales. De allí la inmensa complejidad del tema y la imposibilidad de que el astrónomo común y el estudiante de astrología hagan cómputos u horóscopos exactos. En el Aula de la Sabiduría, existe un sector cuyo tenue e indefinido reflejo lo constituyen las modernas y variadas organizaciones astrológicas. Los adeptos vinculados con él, no trabajan con la humanidad sino que Se ocupan específicamente de "hacer los horóscopos" (conociendo [i1058] así inmediatamente la naturaleza del trabajo a realizar) de las distintas grandes vidas que dan forma a los globos y a los reinos de la naturaleza y también investigan la naturaleza de las influencias kármicas que actúan en la manifestación de tres de los Logos planetarios:
Más allá de esto no pueden ir. Efectúan la progresión de los distintos horóscopos para el próximo ciclo establecido, y Sus datos son de profundo y significativo interés. Quisiera pedirle a los estudiantes que se abstengan (en los próximos años) de formular cómputos cíclicos de cualquier tipo, porque aún las innumerables constelaciones, que existen sólo en materia física de naturaleza etérica, son desconocidas e invisibles. Sin embargo, su influencia es poderosa, y hasta que no se desarrolle la visión etérica todos los cálculos estarán equivocados. Al hombre le basta por ahora cumplir su propio dharma, agotar su karma grupal y dominar lo que se ha llamado "sus estrellas". El átomo solar no sólo gira sobre su propio eje como el átomo [e832] planetario, sino que también se mueve cíclicamente en espiral a través del firmamento. Ésta es una actividad distinta a la mutación o movimiento dinámico progresivo a través de los Cielos. Se refiere a las revoluciones de nuestro Sol alrededor de un punto central, y a su relación con las tres constelaciones mencionadas tan frecuentemente en este tratado: La Osa Mayor. Estos tres grupos de cuerpos solares tienen preponderante influencia en lo que concierne a la actividad cíclica-espiral de nuestro sistema. Así como en el átomo humano la actividad [i1059] cíclica-espiral es egoica y controlada desde el cuerpo egoico, así también en conexión con el sistema solar estos tres grupos están relacionados con la Tríada espiritual logoica, atma-budi-manas, y su influencia predomina en lo relativo a la encarnación, evolución y progreso solares. Más aún, podría agregarse que el tercer tipo de movimiento al que está sujeto nuestro sistema, el de progresión progresiva, es el resultado de la actividad unida de las siete constelaciones (formando una de las siete nuestro sistema solar), que a su vez son los siete centros del Logos cósmico. Esta actividad unida produce un empuje (si cabe la expresión) uniforme y constante hacia un punto en los cielos desconocido hasta para el Logos planetario. Los confines de los Cielos son ilimitados y enteramente desconocidos. Lo único posible para las minúsculas y finitas mentes de los hombres es especular desenfrenadamente y no es conveniente ocuparnos de ello. Al observar las estrellas en una noche clara, traten de comprender que en los muchos millones de soles y constelaciones visibles, para el ojo humano, y en las decenas de millones que revela el telescopio moderno se contempla la manifestación física de incontables millones de existencias inteligentes; de esto se infiere que lo visible constituye simplemente esas existencias que están encarnadas, pero sólo una séptima parte de las que pueden aparecer están encarnando. Seis séptimas partes están fuera de encarnación, esperando su turno para manifestarse, y absteniéndose de hacerlo hasta que en el girar de la rueda se produzcan condiciones mejores y más adecuadas. Comprendan también que los cuerpos de estos sensibles e inteligentes Logos planetarios, solares y cósmicos, están formados de seres vivos y sensorios; el cerebro se anonada y la mente se consterna ante un concepto tan inconcebible. Sin embargo es así, y todo avanza hacia alguna consumación insondable y magnífica que sólo imaginaremos en parte cuando nuestra conciencia [i1060] se haya [e833] expandido más allá del plano físico cósmico y del astral cósmico, hasta que pueda "concebir y pensar" en el plano mental cósmico. Esto implica poseer una comprensión mayor que la de los Budas que poseen conciencia del plano físico cósmico, y más grande que la de los Logos planetarios. Constituye la conciencia y el conocimiento de un Logos solar. Para el estudiante esotérico que ha desarrollado el poder de la visión interna, la bóveda celeste puede ser vista, por lo tanto, como un brillante fuego de luz, y las estrellas como "puntos focales de la llama" de la cual irradian corrientes de energía dinámica. La oscuridad es luz para el Vidente iluminado, y el secreto de los Cielos puede leerse y expresarse en términos de corrientes de fuerza, centros de energía y periferias dinámicas e ígneas del sistema. 4. La Ley de la Irradiación. Observarán que a esta expresión de la actividad divina se le dedicará más tiempo que a cualquier otra, porque es la de mayor utilidad práctica. La Ley de la Irradiación empieza ser reconocida por los científicos desde que aceptaron la radiactividad de ciertas sustancias, y cuando accedan a aceptar el concepto oculto de la irradiación o condición emanante de todas las sustancias en una etapa específica de la evolución, entonces se acercarán definitivamente a la Realidad. La irradiación es el efecto externo producido por las formas de todos los reinos cuando su actividad interna ha alcanzado tal grado de actividad vibratoria que los muros que confinan a la forma ya no constituyen una prisión, sino que permite la evasión de la esencia subjetiva. Esto marca una etapa específica de realización en el proceso evolutivo, siendo también verdad respecto al átomo de sustancia con el que tratan el químico y el físico cuando trabajan con los elementos, como también lo es respecto a las formas de los reinos vegetal, [i1061] animal, humano y además el reino divino. Desde cierto punto de vista podría considerarse como la "forma verdadera" (esotéricamente se ha considerado como la forma etérica de la energía) que hace sentir su presencia de tal manera que hasta es evidente para el científico. Los estudiantes deben recordar aquí dos cosas: Primero, que en todas las conclusiones ocultas, es tenido en cuenta el cuerpo de energía y reconocida como de suprema importancia la vida subjetiva que se halla detrás de la forma. Segundo, que la manifestación objetiva densa, como ha sido reiterado frecuentemente, no es considerada como un principio; el ocultista trata sólo con principios. [e834] Sería bueno recordarle al estudiante que en toda manifestación deben ser reconocidas tres cosas: Primero, que lo externo, objetivo, tangible, negativo, receptivo y esotéricamente desorganizado, es amorfo e inútil cuando está separado de la energía interna. Segundo, que la "forma verdadera" o vehículo de fuerza, energetiza y produce la cohesión de lo que está desorganizado. Tercero, que la "esencia volátil" o la Vida esencial espiritual, se enfoca en algún lugar dentro de la "verdadera forma". (7) [i1062] Al estudiar el tema de la actividad de la irradiación, tratamos con el efecto producido por la esencia interna a medida que hace sentir su presencia a través de la forma, cuando la forma ha llegado a una etapa de tal refinamiento que lo hace posible. [e835] Cuando esta comprensión se aplique a las formas de todos los reinos, se podrán eliminar las separaciones existentes entre las distintas formas de vida y los "elementos" de cada reino, y se hallarán esos centros irradiantes unificadores. La palabra "elemento" se emplea todavía para definir las sustancias básicas que existen en lo que se llama materia esencial; de estas vidas se ocupan el químico y el físico; pero su analogía (en el sentido oculto del término) se encuentra en todos los reinos de la naturaleza; existen formas de vida en el reino vegetal que son ocultamente consideradas "radiactivas", siendo el eucalipto una de ellas. Hay también formas de vida animal que se hallan en una etapa análoga y el ente humano (cuando se aproxima a la "liberación") manifiesta un fenómeno similar. Del mismo modo, cuando un esquema planetario se acerca a su consumación se hace "radiactivo", y a través de la irradiación transfiere su esencia a otro "planeta absorbente" o planetas, como sucede también en un sistema solar. Su esencia o verdadera Vida es absorbida por una constelación receptora, y el "casco externo" vuelve a su condición original desorganizada. [i1063] En esta elucidación de la ley de la irradiación, vamos a considerar primero la causa de la irradiación. a. La causa de La irradiación. El estudiante podrá tener una verdadera perspectiva de este tema si únicamente lo observa en forma amplia. Dos aspectos de la materia se presentan lógicamente ante su visión mental, que han de estudiarse si se quiere formar un concepto adecuado acerca de este asunto -del cual se han ocupado, consciente o inconscientemente, durante siglos, los filósofos, científicos y alquimistas. Por lo tanto, debemos considerar
Podría explicarse muy brevemente que cuando alguna forma se hace radiactiva, es porque imperan ciertas condiciones y se han producido ciertos resultados, que pueden resumirse de la manera siguiente: La forma radiactiva es aquella que ha recorrido sus ciclos designados a través de su rueda de la vida, grande o pequeña, y a girado con adecuada frecuencia, de manera que la volátil esencia -vida está preparada para abandonar esa forma y mezclarse con la forma mayor de la cual la menor es una parte. Debe recordarse a este respecto que la irradiación ocurre cuando la forma etérica o verdadera, responde a ciertos tipos de fuerza. La irradiación, tal como se entiende esotéricamente, no tiene que ver con la evasión de la esencia de la forma física o densa, sino con ese período de la [e836] vida de cualquier entidad viviente (atómica, humana o divina) en que el cuerpo pránico o etérico, por el estado en que se encuentra, ya no puede limitar o confinar por más tiempo la vida inmanente. La irradiación tiene lugar cuando la vida interna autosuficiente de cualquier átomo es contrarrestada por un impulso o atracción más fuerte emanada de la envolvente existencia mayor de cuyo cuerpo forma parte. Sin embargo, esto sólo es verdad cuando ha sido producido por la atracción ejercida sobre la vida [i1064] esencial, la vida esencial de la forma mayor; no se debe al poder atractivo del aspecto forma de esa vida mayor. Hay que establecer una diferencia muy definida. El no querer reconocer esto ha conducido a muchos estudiantes alquimistas e investigadores científicos a extraviar su camino y a rechazar las conclusiones a las cuales han llegado después de años de estudio. Confunden la tendencia del átomo a responder a la atracción vibratoria magnética más poderosa y abarcante de la forma, con esa verdadera atracción esotérica que ella sola produce la "irradiación oculta" -la de esa vida central esencial de la forma en que ese elemento en consideración, puede tener su lugar. Es muy necesario aclarar esto desde el comienzo. Quizás la totalidad del tema pueda esclarecerse si lo consideramos de la siguiente manera: El átomo de la forma gira sobre su propio eje, sigue sus propias revoluciones y vive su propia vida interna. Esto concierne a su percepción primaria. A medida que transcurre el tiempo se hace magnéticamente consciente de la naturaleza atractiva de aquello que lo circunda, y llega a tener conciencia de la forma que lo rodea. Esta es su percepción secundaria, aunque todavía concierne a lo que podríamos llamar materia, a falta de mejor término. Por lo tanto, el átomo interactúa con otros átomos. Más tarde, el átomo de una forma llega a ser consciente de que no sólo gira sobre su eje sino que sigue también una órbita alrededor de un centro de fuerza mayor dentro de una forma mayor. Esta es la percepción terciaria, causada por la atracción magnética que se hace sentir desde el centro mayor, provocando así un impulso dentro del átomo que lo impele a moverse dentro de ciertos ciclos específicos. Dicha percepción, comprendida esotéricamente, concierne a la sustancia o a la forma verdadera dentro de la forma objetiva. Finalmente, la fuerza atractiva del centro mayor llega a ser tan poderosa que la vida positiva dentro del átomo (cualquiera sea su tipo o reino) siente la fuerza de la energía central que lo sujeta [i1065] a otros átomos en forma coherente, cumpliendo su función. Esta energía penetra a través del "círculo no se pasa sin evocar respuesta de lo que podría llamarse las vidas electrónicas o negativas [e837] dentro de la periferia atómica, sino que evoca una respuesta del núcleo positivo esencial del átomo. Esto se debe al hecho de que la vida esencial de cualquier átomo, su aspecto positivo más elevado, es siempre de la misma naturaleza que la vida mayor que lo atrae hacia sí. Cuando esto se siente con suficiente fuerza, se completa el ciclo atómico, la forma densa es expelida, la forma verdadera disipada y la vida central huye para encontrar su punto focal magnético mayor. Por medio de este proceso (que se lleva a cabo en todos los sectores del sistema solar) cada átomo a su vez se convierte en un electrón. La vida positiva de cualquier átomo en su debido curso evolutivo, se convierte en negativa para la vida mayor hacia la que es impelida o atraída, y así el proceso evolutivo lleva a toda vida en forma invariable a través de las cuatro etapas ya mencionadas. En los tres reinos inferiores de la naturaleza este proceso se lleva a cabo inconscientemente, de acuerdo al significado humano de ese término; pasa conscientemente a través del reino humano, y en las esferas superiores de existencia se realiza por medio de una conciencia envolvente que sólo puede insinuarse aplicando el término ambiguo de "comprensión grupal autoconsciente". Este es el proceso de transmutación al cual se hallaban abocados los antiguos alquimistas; pero raras veces llegaron a la etapa en que podían ocuparse de la respuesta mutua de los dos tipos de energía positiva y la consiguiente liberación de una fuerza positiva menor hacia su centro atractivo mayor. Cuando lo hicieron (en raras excepciones) se encontraban ante un muro, aunque habían logrado localizar el principio irradiante de la sustancia o de la verdadera forma, y llegado a penetrar (o negar) el cuerpo físico [i1066] denso y la forma etérica, pero aún no habían podido percibir la naturaleza de la fuerza central que extraía la vida de la cual ellos se ocupaban, sacándola y llevándola de una aparente y legítima esfera a una nueva zona de actividad. Unos cuantos poseyeron este conocimiento pero (comprendiendo el peligro de sus conclusiones) rehusaron dejar escrito el resultado de sus investigaciones. Si los estudiantes analizaran las leyes de la transmutación (8) como ya han sido captadas, y ante todo, incorporadas a los escritos, [e838] de Hermes Trimegisto, podrían lograr, si lo tienen en cuenta, algunos resultados interesantes. Recuerden que lo que "busca liberarse" es la chispa eléctrica central; que esta liberación se alcanza primeramente debido a los resultados obtenidos por la actividad del "fuego por fricción", que acelera su vibración interna; luego, por su acción sobre el átomo, o la sustancia del fuego solar, que produce
hasta que finalmente hace contacto con el fuego eléctrico. Esto es verdad para todos los átomos: [i1067]
En todos los casos los tres fuegos o tipos de energía desempeñan su parte, pasando por las cuatro etapas, y también tiene lugar la transmutación, transferencia o irradiación, lográndose la liberación de la energía positiva central y su absorción en una forma mayor, que será mantenida en su lugar, durante un ciclo específico, por una energía más fuerte. Como hemos visto, este proceso de convertir en radiactivos a todos los elementos, ha absorbido la atención de los estudiantes en el transcurso de las épocas. Los alquimistas de la edad media empezaron con los elementos más simples, y comenzando con el reino mineral, trataron de hallar el secreto del proceso liberador, conocer el método de la liberación y comprender las leyes de la transmutación. En la mayoría de los casos no triunfaron debido a que, habiendo localizado la esencia, no sabían cómo dominarla una vez liberada, ni (como ya se ha visto) poseían un concepto respecto a la fuerza magnética que atraía hacia sí la esencia liberada. [e839] Con el objeto de comprender la ley y estar, por lo tanto, capacitado para trabajar perfectamente con ella, el estudiante investigador debe ser capaz de liberar la esencia de su forma. Tiene que conocer las fórmulas y palabras que la dirigirán hacía ese punto focal particular del reino mineral que guarda análoga relación con la mónada mineral, como el Ego en su propio plano guarda con el hombre que elimina la forma física y las formas verdaderas por medio de la muerte. Esto implica poseer ese conocimiento que sólo se confía al discípulo juramentado; si estudiantes fortuitos llegaran a conocer la ley y el proceso teóricamente, harían bien en detenerse hasta no haber aprendido [i1068] a protegerse de la interacción de las fuerzas. Como bien sabemos, los que trabajan con radio y experimentan en los laboratorios, frecuentemente pierden la vida o algún miembro del cuerpo, debido a que desconocen las fuerzas que están manipulando. Las esencias liberadas se convierten en conductores de la fuerza mayor, su centro magnético, debido a que responden a éste, y dicha fuerza produce las penosas consecuencias que a veces se presentan en conexión con las sustancias radiactivas. Todo átomo radiactivo se convierte, por medio de esa facultad conductora, en un agente de liberación, produciendo en consecuencia lo que llamamos quemaduras, las cuales se deben al proceso de liberar la vida esencial del átomo de sustancia física. Podría destacarse aquí el curioso fenómeno, en el reino humano, que se denomina erróneamente la prolongación de la vida, lo cual podría llamarse con más exactitud la perpetuación de la forma. La ciencia médica extrema hoy los esfuerzos para retener la vida en formas enfermas e inadecuadas, que si se dejara actuar a la Naturaleza, hace tiempo las hubiera eliminado. Por lo tanto aprisionan la vida y repetidas veces hacen volver la esencia de la vida una y otra vez a la envoltura en el momento de la liberación. Con el correr del tiempo cuando haya un mayor conocimiento, la verdadera ciencia médica será puramente preventiva. Concentrará su capacidad en preservar la vida atómica del átomo humano y en aumentar los procesos protectores preventivos y el funcionamiento correcto de la vida giratoria atómica, llevándonos a seguir debidamente el sendero orbital humano. Pero no irá más allá de eso; cuando haya sido recorrido el curso de la naturaleza, girado la rueda de la vida y llegada la hora de la liberación y el momento en que retorna la esencia a su centro, entonces se considerará que el trabajo ha concluido y será abandonada la forma. Sin embargo esto no será posible hasta que la familia humana haya llegado a una etapa [i1069] donde por medio de la vida pura y los correctos pensamientos logre eliminar la presente corrupción. Entonces los hombres se mantendrán activos hasta la vejez o hasta que el Ego, [e840] comprendiendo que ha realizado la tarea determinada para un ciclo, llegue a sustraer la chispa inferior de vida y a extraer el punto central de fuego. Esto lógicamente presupone poseer conocimientos y facultades que no se tienen en la actualidad. Estos conceptos pueden ampliarse hasta incluir todos los reinos de la naturaleza, los globos de una cadena, las cadenas, un esquema planetario y un sistema solar. La Luna es un ejemplo interesante del proceso de liberación o transmutación prácticamente completado en un globo, en ella la vida esencial del reino humano se ha retirado y ha encontrado un nuevo campo de manifestación. Toda vida animal ha sido absorbida igualmente por un centro mayor en otra cadena. Prácticamente puede decirse lo mismo del reino vegetal que existe en la Luna, aunque todavía hay algunas formas inferiores de vida vegetal (de un tipo desconocido para nosotros), mientras que el reino mineral es radiactivo y la esencia de todas las formas minerales se está liberando rápidamente. En conexión con los reinos de la naturaleza debe recordarse que su crecimiento y radiación oportuna dependen del propósito cíclico del Logos planetario y de las corrientes de fuerza emanantes de otros esquemas planetarios que actúan sobre Su cuerpo planetario. Todos los átomos se hacen radiactivos como resultado de la respuesta dada a un centro magnético más fuerte, respuesta producida por el desarrollo gradual evolutivo de cualquier tipo de conciencia. Esto en menor medida es verídico en relación con el reino mineral, aunque los científicos no han aceptado que la radiación se produce de esta manera. Más adelante lo harán, pero sólo cuando acepten la teoría general que aquí se expone respecto a los átomos y la consideren como una hipótesis [i1070] plausible. Entonces habrán cambiado en parte su objetivo, tratando de desentrañar, por medio del claro pensar y el estudio de la analogía involucrada, qué punto focales de energía magnética existen y en qué forma afectan a los átomos de su medio ambiente. Aquí sólo puede darse un indicio. Estos oscuros problemas se solucionarán de dos maneras: Primero, estudiando el lugar que ocupa el sistema solar en el universo y el efecto que producen sobre él ciertas constelaciones; segundo, estudiando profundamente el efecto que tiene un esquema planetario sobre otro, y el lugar que ocupa la Luna en nuestra propia vida planetaria. Esto conducirá a una profunda investigación de las condiciones polares de la tierra, de las corrientes magnéticas planetarias y de la interacción eléctrica que existe entre nuestra tierra y los esquemas planetarios venusiano y marciano. Cuando esto se logre se revolucionarán la astronomía y la astrología [e841] esotérica y será reconocida la naturaleza de la energía solar como la expresión de una Entidad de cuarta categoría. Esto ocurrirá al final de este siglo después de un descubrimiento científico aún más importante que el de la naturaleza del átomo. Hasta ese momento será tan difícil expresar que el concepto hilozoísta constituye una ciencia exacta como hubiera sido para un antepasado del siglo dieciséis, concebir el átomo como un simple aspecto de fuerza que ni siquiera es objetivamente tangible. Por eso una mayor elucidación traerá sólo confusión. Al considerar este amplio tema de la irradiación, resultado del movimiento en espiral progresivo, podría ser de interés puntualizar aquí que en cada reino de la naturaleza existen ciertos puntos focales de energía, los cuales, en el transcurso gradual de los eones, llevan a la sustancia atómica, de que están compuestas las formas en todos los reinos de la naturaleza, al punto donde se convierten en radiactivas y logran [i1071] su liberación. (El término "liberación" en realidad significa la capacidad que posee cualquier átomo para salir conscientemente de una esfera de influencia energetizada y penetrar en otra de vibración superior, donde existe una más grande y amplia expansión de realización consciente). En términos generales podría decirse que: El reino mineral responde al tipo de energía, el aspecto inferior del fuego, de esas hogueras internas que ejercen influencia sobre los elementos del mundo mineral, y dividen estas vidas atómicas en series graduadas de tipo cada vez superior de energía mineral. Por ejemplo, el tipo de energía que actúa sobre el mineral de hierro o que produce el estaño, emana de un centro diferente de aquel que -en el cuerpo de la Entidad que da forma al reino mineral- convierte los elementos en maravillosas joyas, como ser el diamante, el zafiro, la esmeralda o el rubí. La energía de ese centro particular involucrado responde igualmente a la fuerza que se origina en ese centro del cuerpo del Logos planetario -el cual depende del reino que ha de vivificar. Al tratar de estos reinos, por lo tanto, podría indicarse brevemente la relación que existe entre ellos.
El centro planetario egoico es, por supuesto, el transmisor de los demás, y debiera tenerse en cuenta a este respecto que cada centro transmite tres tipos de fuerza, excepto el bazo que distribuye pura y simplemente los fuegos solares y la fuerza pránica. Los [e842] estudiantes sabrán oportunamente cómo agrupar los diversos tipos en los diferentes reinos de acuerdo al tipo de energía desplegada en mayor medida, recordando que sólo en el cuarto reino, el humano, se manifiesta el más elevado de los tres tipos (el que produce la autoconciencia) [i1072] y en los demás está latente. Esto se pondrá de manifiesto si se estudia el método de la individualización lunar. El reino vegetal responde al tipo particular de energía que produce el fenómeno del agua o humedad. Cualquier tipo superior de vida vegetal evoluciona por efecto del agua y por la combinación del calor y el agua se producen nuevos tipos. El botánico científico que desarrolla nuevas especies se ocupa del efecto que produce la energía sexual en el segundo reino de la naturaleza, y haría bien en considerar a toda vida vegetal como puntos de energía que responden a otros centros mayores de energía. Mucho se aprenderá a este respecto cuando se apliquen libremente la electricidad y las luces de colores en los laboratorios experimentales. Sexo o afinidad química en el reino mineral significa el despliegue, en ese reino, del segundo tipo de fuerza magnética; lo mismo puede observarse en el reino vegetal en la vida de la semilla y en los procesos de fertilización de todas las plantas. Neptuno, el Dios de las Aguas, tiene una curiosa relación con nuestro Logos planetario y también con esa Entidad cuya vida da forma al segundo reino. El reino animal responde a un tipo de energía que no es ni fuego ni agua sino una combinación de ambos, siendo el primer reino del plano físico que responde al sonido o a la energía que emana de lo que se denomina ruido. Este es un hecho oculto digno de la mayor atención. La energía que emana de esa Entidad cuya vida da forma al tercer reino de la naturaleza tiene cinco canales de acercamiento o sea cinco centros. La Entidad que anima al cuarto reino tiene siete, porque le han sido agregados la mente y la intuición. En el segundo reino existen tres centros, pero su manifestación es tan oscura que para la mente humana prácticamente no existen. En el primer reino o mineral, el acercamiento está limitado a un centro. [i1073] Por lo tanto se observará que el estímulo de la energía magnética procede, podría decirse, a saltos 1-5-7. Cada reino se inicia con un equipo específico, y en el proceso evolutivo lo va acrecentando de manera que la vida liberada pasa al próximo reino con otro equipo además del primitivo. El reino humano responde similarmente a la energía, pero a la energía del fuego en su manifestación más elevada en los tres mundos. Debe tenerse en cuenta que nos referimos a la energía positiva del Todo mayor cuando afecta a los puntos energéticos positivos menores y no a la energía de la forma. El átomo llega a responder a la energía de la forma o a [e843] aquello que lo circunda. Llega a ser consciente y luego responde a la fuerza del reino del cual forma parte. Gradualmente responde a influencias más fuertes o a la fuerza que emana de esa Entidad que constituye la vida de ese reino. Finalmente, el átomo llega a ser consciente de la energía planetaria, o a responder al Hombre celestial. Entonces trasciende el reino al que ha pertenecido, ascendiendo a otro reino, donde repite el ciclo. Todo esto puede ser expresado en términos de conciencia, pero en esta sección limitaremos el pensamiento al aspecto energía. Resumiendo, puede decirse que:
b. La irradiación en los cinco reinos. Hemos visto que lo que produce la irradiación es la respuesta de la vida positiva de cualquier átomo al poder atractivo de la vida positiva de un átomo mayor. Expresado en otras palabras podría decirse que la vida dévica de cualquier forma atómica prosigue su evolución, y por una serie de "liberaciones" se traslada, durante los ciclos manvantáricos, de un reino a otro, hasta que cada átomo ha logrado la autodeterminación, cumpliéndose así satisfactoriamente el propósito del Hombre celestial para un particular mahamanvantara. Por lo tanto, como es de esperar, al observar el tema como un todo y no desde el punto de vista de un reino, durante el proceso evolutivo se llevan a cabo cinco unificaciones con:
Durante estas cinco etapas una de ellas es considerada como la más importante de este sistema solar, constituyendo la etapa de [e844] unificación con el reino humano. El hombre es la meta de la evolución para este particular ciclo mayor; cuando ha alcanzado la individualización y ha despertado la autodeterminación, la Mónada o el divino Peregrino logra realizar aquello que expresa más perfectamente el propósito logoico. Las [i1075] etapas posteriores constituyen la consagración del vencedor, y la unificación final con el Yo divino es sólo la consumación de la cuarta etapa. Los estudiantes hallarán interesante comparar la analogía entre las cinco iniciaciones y estas cinco unificaciones. Hay una estrecha conexión entre ambas. Comprendiendo las leyes de los diferentes reinos se puede aprender mucho respecto a los requisitos que rigen las cinco Iniciaciones. Se hallará que las iniciaciones marcan etapas en que se responde al contacto y a la realización, las cuales tienen sus interesantes gérmenes en los cinco reinos. Podría aquí destacarse con propiedad que la irradiación es el resultado de la transmutación, la cual marca la terminación de un ciclo de actividad giratoria-espiral. Ningún átomo llega a ser radiactivo hasta que su propio ritmo interno haya sido estimulado a un grado en que la vida central positiva esté lista para imponer una actividad vibratoria superior; cuando las vidas negativas, dentro de la periferia atómica, son repelidas por la intensidad de su vibración, ya no son atraídas por su cualidad atractiva. Esto se debe a la entrada en, y su consiguiente respuesta a la vibración magnética de una vida positiva más fuerte que libera la chispa central aprisionada, produciendo lo que podría denominarse desde cierto aspecto, la dispersión del átomo. Sin embargo, este proceso cubre en la mayoría de los casos tan vasto período de tiempo que la mente humana es incapaz de seguirlo. El período radiactivo es el más largo en el reino mineral y el más corto de todos en el reino humano. Como no estamos considerando la irradiación en el reino espiritual al final del mahamanvantara, no se hará aquí ningún comentario. Es interesante observar que durante esta ronda, debido a una decisión planetaria, el proceso de producir irradiación humana o "liberación" está siendo estimulado artificialmente por medio del método denominado iniciación, y el [i1076] camino más corto para alcanzar la plena purificación y el estímulo se halla abierto para aquellos que están dispuestos a atravesar el fuego de la alquimia divina. Simultáneamente, en los otros reinos de la naturaleza, se intenta un proceso algo similar, pero no de grado. La grandiosa manipulación de los minerales, el trabajo científico del químico y la investigación científica son similares en el reino mineral a los procesos mundiales que se aplican para liberar la chispa humana. Por ejemplo, del caos y la hecatombe de la Guerra mundial y del peso del [e845] metal que sufrió una violenta desintegración, la mónada mineral surgió como de una prueba iniciática, por incomprensible que esto parezca. Es evidente que un gran movimiento simultáneo está en vías de producir una irradiación más rápida en todos los reinos de la naturaleza, para que al término del ciclo se haya consumado el proceso de la irradiación planetaria. La intensificación de este conocimiento no se lleva a cabo en todos los planetas sino en muy pocos. Los otros recorrerán un ciclo más extenso. El proceso educativo iniciático que tiene por objetivo estimular la irradiación magnética o transmutarla, constituye sólo un experimento. Primero fue probado en Venus, con éxito, dando por resultado la consumación del propósito planetario en cinco rondas en vez de siete. Esto fue lo que hizo posible utilizar la energía venusiana en la cadena y en el globo de Venus de nuestro esquema y provocar así el fenómeno de la individualización forzada en la época lemuriana. El estímulo intensivo del tercer reino de la naturaleza, durante la tercer raza raíz, unificó en forma artificial los tres aspectos. El proceso de estimulación, por medio de la energía venusiana, comenzó realmente en la tercera ronda cuando se completó el triángulo de fuerza y estuvo listo para funcionar. Este factor hace que ocultamente la tercera Iniciación sea tan importante. En ella se vincula el triángulo humano: la Mónada, el [i1077] Ego y la personalidad o Venus, el Sol y la Tierra están simbólicamente aliados. Se han dado ya suficientes indicaciones al estudiante para que tenga la oportunidad de pensar, aunque podría agregarse una palabra más a este respecto. En las cualidades potencialmente radiactivas de los cuatro reinos de la naturaleza, que más nos interesan, encontraremos que tienen una curiosa analogía con las funciones de los cuatro esquemas planetarios que, en su totalidad, forman el cuaternario logoico. Esto también se aplica en grado menor a las cuatro cadenas que forman el cuaternario planetario. Todos deben llegar a ser radiactivos y sus principios tienen que ser transmutados y haber trascendido la forma de la cual son responsables. Cuando el tema de la irradiación sea mejor comprendido nos proporcionará otro ejemplo más de la unidad de toda vida y otra corroboración de la naturaleza sintética de todo el proceso evolutivo. En todos los casos lo que irradia de cada reino de la naturaleza es una y la misma cosa. El ser humano radiactivo es de igual naturaleza que el mineral radiactivo (difiriendo sólo en grado y en respuesta consciente); en todos los casos lo irradiado es la vida central positiva, la chispa eléctrica o aquello que es su analogía. Existen por lo tanto siete analogías en conexión con el sistema solar, siete entidades que irradian o siete tipos de entes que de muestran capacidad para trascender su movimiento normal y [e846] oportunamente trasladarse a una esfera mayor en la evolución. Estas son:
Cada una de éstas posee en primer lugar actividad giratoria o autocentrada; luego, cada una simultáneamente con su movimiento original, despliega una actividad cíclica-espiral. Con ello se hace "consciente" de la forma, hasta que finalmente llega a ser radiactiva. Durante el período final trasciende la forma, se libera de ella, llegando a ser así consciente y capaz de participar en la actividad de un todo aún más grande y omniabarcante. c. La irradiación y la ley cíclica. Dispersas en este tratado hay innumerables indicaciones de la naturaleza cíclica de este fenómeno; los estudiantes deben recordar que respecto a la irradiación, como en todas las demás cosas, existen períodos de pasividad y actividad intensas. Esto se observa con toda claridad en conexión con el cuarto reino de la naturaleza. Se está entrando ahora en un período de radiactividad donde hombres y mujeres lograrán una comprensión más amplia; comenzarán a trascender sus limitaciones humanas y a penetrar uno a uno, unidad por unidad, en el quinto reino. Este período en lo que respecta al ciclo mayor, se inició cuando la Puerta de la Iniciación fue abierta en la época atlante, aunque numerosos ciclos menores ya se sucedieron, puesto que la afluencia en el quinto reino se rige también por la ley cíclica, el flujo y reflujo periódicos. Al término de la cuarta raza raíz hubo un período de característica radiactividad, y centenares de hombres pasaron de la cuarta Jerarquía creadora a otra superior. Muchos cargos ocupados por Entidades venusianas fueron abandonados para que nuestra humanidad pudiera ocuparlos, y siguió una vasta irradiación [i1079] intercadenaria en que muchos Kumaras y ciertas existencias menores abandonaron nuestra cadena terrestre y pasaron a realizar un trabajo más sutil y avanzado. Entonces la actividad menguó gradualmente, hasta que en ciclos periódicos acarreó [e847] influencias que produjeron una nueva irradiación, aunque no poseía la fuerza del período precedente. Otro período de radiactividad tuvo lugar durante la época del Buda y muchos alcanzaron el grado de Arhat en esa época. Ese período fue el punto culminante de lo que se ha denominado esotéricamente "un ciclo de tercer grado", y desde esa época no se ha logrado un grado similar de actividad radiactiva. Una tenue irradiación humana se sintió en la época de Cristo, pero sólo duró unos doscientos años y aunque algunos individuos han alcanzado desde entonces la meta, sin embargo pocos han logrado pasar a través de los fuegos de la transmutación y trascender el cuarto reino. El ciclo se halla nuevamente en la vuelta ascendente; alrededor del siglo catorce el reino humano empezó a ser notablemente radiactivo, estando en camino de completar un "ciclo de segundo orden" o un período donde se trascenderá una actividad aún mayor que la desarrollada en la época de Buda, y manifestará su magnitud cuando se hayan cumplido ciertas condiciones. Primero, cuando se haya esclarecido el actual caos mundial. Segundo, cuando la presente generación haya consumado su tarea de reconstrucción. Tercero, cuando el gran Señor haya iniciado Su misión en la tierra, incrementando así la vibración en todos los reinos de la naturaleza, particularmente en el segundo y en el cuarto. Cuarto, cuando el movimiento, inaugurado en la terminación de cada siglo por la Logia Transhimaláyica, esté en marcha y los Egos sico-científicos, sus agentes, hayan hecho sentir su presencia. Finalmente, cuando la Logia, trabajando en conexión con la cuarta raza raíz, haya instituido un determinado movimiento [i1080] que formará parte del proceso estimulador, traerá como resultado que los más destacados pensadores de esa raza se convertirán en radiactivos. Tendrán una gran oportunidad, y de tanta importancia que un Miembro de la Logia, Confucio, como se lo llamó en el pasado, encarnará para dirigir el trabajo. Ya se están dando los pasos preliminares y han comenzado a encarnar Egos que tratarán de canalizar las energías de esta raza en la correcta orientación, aunque la culminación del ciclo estimulador no se alcanzar hasta mediados del siglo próximo. Es innecesario señalar que dicho movimientos al principio provocarán disturbios; sólo cuando el polvo de la lucha y el ruido de las fuerzas combatientes se haya extinguido, se verá surgir el propósito. Esto es muy evidente en Rusia en la actualidad. Un imperante factor, muy difícil de explicar para que pueda comprenderlo el pensador común, es el advenimiento cíclico de egos que han alcanzado el suficiente grado de evolución, y ya están preparados para iniciar su primera vida radiactiva. En un gran [e848] sector del esfuerzo jerárquico todos los Egos están divididos en dos grupos, de acuerdo a su ciclo y a su tipo de energía. Dichos grupos están a su vez subdivididos de acuerdo a la cualidad y al efecto vibratorio que han de producir en cualquier reino de la naturaleza, encarnando en forma simple y unida. Esto podría ilustrarse destacando que mediante el gradual advenimiento de seres humanos vegetarianos por inclinación natural y por la aparición de egos que están específicamente interesados en el bienestar y cuidado de los animales (como es tan notable ahora), aparece cíclicamente un grupo de entes humanos que tiene una definida relación kármica con el tercer reino. Esta relación se diferencia específicamente de los grupos carnívoros y a veces inhumanos de los últimos quinientos años. Sería útil e interesante mencionar aquí algunos de los términos esotéricos aplicados a algunos de estos [i1081] grupos, recordando que sólo constituyen unos cuantos de un vasto número, enumerando aquellos cuya terminología pudiera ser educativa e informativa para el estudiante:
Podrían darse muchos nombres más, pero los anteriores bastarán para indicar la naturaleza general de este conjunto de energía, bajo los cuales se reúnen todos los miembros de la familia humana, estando ubicados de acuerdo a:
[e849] Esta clasificación es una ampliación de otra más importante que agrupó a todos los Egos de acuerdo al color, sonido y vibración. Una enumeración similar ha agrupado también a los átomos en los otros reinos; [i1082] también los Dhyan Chohanes de categoría más elevada tienen su lugar en los archivos jerárquicos de este quinto o tercer sector. Una clasificación cíclica es de igual interés, pero de naturaleza totalmente diferente, dando al iniciado y al investigador intuitivo numerosas indicaciones de valor evolutivo e histórico. Nuevamente podemos agregar un breve epítome de algunos nombres y expresiones empleados bajo los cuales los seres humanos están agrupados en los archivos de este séptimo sector:
Cada nombre imparte a la mente del iniciado algún conocimiento respecto al lugar que ocupa en la evolución la Mónada implicada, a la naturaleza de sus encarnaciones y a su lugar en la evolución cíclica. [i1083] El mismo método de agrupamiento se usa en conexión con todos los reinos aunque sólo en el caso de los reinos cuarto y quinto se trata de átomos individuales; las clasificaciones y registros para los otros reinos conciernen a los grupos. Cuando un grupo es conocido, la naturaleza, vibración y ritmo del átomo dentro de ese grupo se evidencia de inmediato. [e850] IV. EL GIRAR DE LA RUEDA(9) Llegamos ahora a considerar un punto de verdadera importancia; surge de lo que hemos dicho acerca de los ciclos y fundamenta todo fenómeno que ocurre periódicamente. Una de las verdades científicas más elementales es que la tierra gira sobre su eje y que se mueve alrededor del sol. Una de las verdades menos conocidas, aunque de igual importancia, es que todo el sistema solar gira igualmente sobre su eje, durante un ciclo tan vasto que está más allá de la comprensión del hombre común, y necesitaría fórmulas matemáticas muy complicadas [i1084] para comprenderlo. El sendero orbital del sistema solar en los cielos, alrededor de su centro cósmico, ya se está percibiendo y el desplazamiento general de nuestra constelación se está considerando como una plausible hipótesis. Los científicos todavía no han dado cabida, en sus cálculos, al hecho de que nuestro sistema solar gira alrededor de un centro cósmico conjuntamente con otras seis constelaciones de magnitud superior a la nuestra, en la mayoría de los casos. Sólo una es aproximadamente de la misma magnitud que nuestro sistema solar. Este centro cósmico forma parte a su vez de una gran rueda y -para el ojo del vidente iluminado- parece que toda la [e851] bóveda celeste está en movimiento. Todas las constelaciones, observadas en conjunto, son impelidas en una dirección. El Antiguo Comentario expresa esta oscura verdad de la manera siguiente: "La rueda gira. Ha dado una sola vuelta, y cada esfera y soles de todo grado, siguen su curso. La noche del tiempo se pierde en él, y los kalpas son más cortos que los segundos en el pequeño día del hombre. "Pasan diez billones de kalpas, y veinte billones de ciclos de Brahma y aún no se ha completado una hora de tiempo cósmico. "Dentro de la rueda; formando ésta, se hallan todas las ruedas menores desde la primera hasta la décima dimensión. Ellas en su vuelta cíclica mantienen en sus esferas de fuerza otras ruedas menores. Aunque numerosos soles componen el Uno cósmico. "Ruedas dentro de ruedas, esferas dentro de esferas, cada una sigue su curso y atrae o rechaza a su hermano, aunque no puede escapar de los brazos envolventes de la madre. "Cuando las ruedas de la cuarta dimensión, de las cuales nuestro sol es una y todo lo que es de fuerza menor y número superior, tales como los grados octavo y noveno, giren sobre sí mismos, se devoren unos a otros, se vuelvan desgarrando a su madre, entonces la rueda cósmica estará preparada para girar más rápidamente." Se evidenciará por lo tanto que el poder del hombre no es todavía suficientemente grande para concebir estas constelaciones giratorias, medir su interacción y comprender su unidad esencial. Se nos dice que aún para el [i1085] liberado Dhyan Chohan el misterio de lo que se halla más allá de su propio "Círculo No se Pasa" solar, permanece oculto. Algunas influencias Le indican y ciertas líneas de fuerza Le demuestran el hecho de que determinadas constelaciones están entrelazadas con Su sistema en una íntima y corpórea unión. Sabemos que la Osa Mayor, las Pléyades, Draco o el Dragón, están asociadas de cierta manera con el sistema solar, pero éste todavía desconoce su función y la naturaleza de las demás constelaciones. También hay que recordar que el girar de nuestra minúscula rueda del sistema y el de una rueda cósmica puede acelerarse o retardarse, por las influencias que emanan de constelaciones desconocidas o incomprendidas, cuya asociación con un Logos del sistema o del cosmos, es relativamente tan misteriosa como el efecto que producen entre sí los individuos de la familia humana. Este efecto se halla oculto en el karma logoico, estando más allá del alcance del hombre. Las ruedas pueden enumerarse de acuerdo a su importancia, de la manera siguiente: La rueda del universo o la suma total de todas las estrellas y; sistemas estelares. [e852] Una rueda cósmica o un grupo de siete constelaciones. Se agrupan de acuerdo a
Dichas ruedas cósmicas, de acuerdo a los libros esotéricos, están divididas en cuarenta y nueve grupos, comprendiendo cada uno millones de constelaciones séptuples. A fin de facilitar el estudio a los Adeptos, cada grupo es conocido por un símbolo, y los cuarenta y nueve símbolos encarnan todo lo que puede Conocerse acerca del tamaño, magnitud, cualidad, actividad vibratoria y finalidad de esas grandes formas por cuyo intermedio una Existencia adquiere experiencia. Los Chohanes de grado superior [i1086] conocen los cuarenta y nueve sonidos que otorgan la cualidad del aspecto conciencia de estos grandes Seres que se hallan tan alejados de la conciencia de nuestro Logos solar como la del hombre con respecto a la del cristal. El conocimiento percibido por los Chohanes es sólo teórico y únicamente imparte a su conciencia comparativamente limitada, la naturaleza general del grupo de constelaciones, debiendo tenerse en cuenta a veces la fuerza que ocasionalmente emana de ellas. Por ejemplo, el interés despertado recientemente en el público por la gigantesca estrella Betelgeuse de la constelación de Orión se debe a que en esta particular época ha habido una interacción de fuerza entre nuestro minúsculo sistema y ese gigante, y se han comunicado entre las dos Existencias que les dan forma. Ruedas del sistema o la vida atómica de las constelaciones individuales. Se dividen a su vez en 343 grupos, conocidos también por el Adepto a través de una serie de caracteres que forman una palabra, la cual -mediante la naturaleza de su ideografía- transmite esencial información al Adepto. La ideografía de nuestro sistema solar puede ser revelada en parte -no los propios caracteres, sino un resumen de aquello que los caracteres representan. Nuestro sistema solar se describe como:
En el girar de la Rueda monádica, abarcando el período de [e855] tres sistemas solares, permanece oculto el misterio de la propia voluntad monádica y el secreto por el cual algunas de las mónadas rehusaron encarnar, mientras que otras "cayeron" y continuaron en las actuales líneas de evolución. Rehusaron encarnar debido a las condiciones internas grupales producidas por los procesos evolutivos en kalpas pasados. Por lo tanto será evidente que lo que constituye el pecado y el mal es una cuestión mucho más compleja de lo que parece superficialmente. Desde nuestro [i1090] limitado punto de vista, parece ser un "pecado" venir a la encarnación y también un pecado, o la voluntad y satisfacción propia, permanecer en los planos superiores sin evolucionar. Sin embargo ambos grupos siguieron la ley de su ser, y la solución del misterio reside en lo que vendrá. Si el estudiante meditara cuidadosamente sobre el hecho de que los tres planos inferiores -mental, astral y físico- forman el cuerpo físico denso del Logos planetario y, por lo tanto, no constituyen un principio, le será evidente que, debido a la necesidad, ciertas unidades o células del cuerpo son más activas en tiempo y espacio que otras. Debe también tenerse en cuenta que los grupos de Mónadas llegan a la encarnación de acuerdo al centro de un Hombre celestial, en un esquema planetario particular, o al centro del Logos solar que está en proceso de vivificación o actividad cíclica, y que algunos centros de un Logos solar y del actual particular sistema solar están en estado de pralaya parcial debido a que los centros de vitalidad superior absorben las fuerzas vitales inferiores solares. Tenemos que recordar también que el aspecto total de la Vida divina no está destinado a alcanzar, en ningún momento, su pleno desarrollo en el actual sistema solar, sino que debe esperar los impulsos vitalizadores de un sistema posterior. Esto se debe a que existen en este sistema solar efectos de causas originadas en kalpas anteriores o -expresándolo de otra manera- en las semillas kármicas de actividades logoicas anteriores. Nuestro Logos solar no posee aún Su verdadero ritmo, sino que durante millones de ciclos tiene que seguir el proceso equilibrador. Tampoco nuestro Logos planetario ha alcanzado el equilibrio ni nivelado las fuerzas, por lo tanto, hasta que no se conozca Su grado de evolución y visión objetiva y también el centro del cuerpo solar que es vitalizado por Su vida, será inteligente abstenerse de hacer afirmaciones dogmáticas y pronunciamientos demasiado liberales en conexión con las Mónadas que encarnan y las que no encarnan. Todas giran en la rueda monádica cósmica; siendo cada una [i1091] impulsada a realizar alguna actividad en las revoluciones menores de esta particular rueda del sistema, pero no todas las que pertenecen a un ciclo particular giran en una rueda planetaria [e856] específica. Muchas aguardan en los espacios interplanetarios el desarrollo y las épocas más apropiadas, y algunas deben esperar la llegada de un nuevo mahamanvantara. El estudiante debe tener en cuenta las palabras de H.P.B., cuando dice a los lectores de La Doctrina Secreta que las estanzas y su comentario tratan principalmente de nuestro particular Logos planetario. Esto se olvida con frecuencia. Será de interés para el estudiante saber que existen ciertos colores en la actualidad, totalmente desconocidos por la humanidad, que velan dichos grupos de Mónadas que no encarnan, los cuales serán impulsados a adquirir la conciencia del ser humano en otro sistema solar, o después de recibir la sexta Iniciación. Todo lo que existe en la tierra es el reflejo de los colores verdaderos, y también del aspecto más inferior. Cada color en el cosmos aparece de tres maneras:
Con el reflejo estamos familiarizados; la apariencia o lo que vela la realidad se percibe y conoce cuando vemos con el ojo del alma, el Ojo de Shiva, y el verdadero color (11) se percibe después de haber pasado por el quinto reino, cuando la conciencia grupal se fusiona con la divina. Por consiguiente el estudiante observará que la rueda cósmica monádica puede ser [i1092] visualizada en términos de "verdadero color", y vista por el vidente iluminado como la fusión combinada de los colores primarios de los tres sistemas solares. La rueda monádica del sistema, que concierne únicamente a este sistema solar, se caracteriza por constituir la totalidad de los siete colores de los siete Hombres celestiales, y desde el punto de vista del Adepto de quinta Iniciación, constituye la suma total de los colores primarios que corresponden a los grupos egoicos en los distintos esquemas planetarios. La rueda planetaria monádica, que concierne al grupo particular de Mónadas encarnantes en un esquema particular, es percibida por el vidente como la fusión de grupos egoicos, pero con la [e857] diferencia de que el color es dual, viendo también la coloración del rayo de la personalidad del Ego encarnante. El ciclo egoico o el girar de la rueda del Ego encarnante, es de interés práctico para el hombre, y ya ha sido dilucidado en cierta medida. A fin de esclarecer la idea, esta rueda puede verse también que gira en tres ciclos y efectúa tres tipos de revoluciones, abarcando variados períodos de tiempo. Tenemos primeramente la Rueda de la cadena, o la circulación cíclica de la Mónada alrededor de toda una cadena, y su paso a través de todos los reinos y globos. Su estudio se complica debido a que en ninguna cadena las Mónadas comienzan y terminan su evolución, sino excepcionalmente; pocas veces surgen, recorren su ciclo y logran su objetivo. No es posible disociar una cadena de su cadena anterior o de la siguiente. Innumerables Mónadas que alcanzaron la autoconciencia en la cadena lunar sólo entraron en renovada actividad a mediados de la cuarta raza raíz; otras que se han individualizado en esta tierra no podrán alcanzar su meta en este planeta. Hay aquí una analogía con la evolución del sistema y puede apreciarse otra entre las Mónadas que rehusaron [i1093] encarnar y los Egos que no estaban capacitados para tomar cuerpos en la tercera raza raíz o Lemuria. Existe además la Rueda de un globo, o el proceso de evolución de determinado globo. El estudiante debe recordar que la Mónada, después de la disolución planetaria, pasa el tiempo entre cada encarnación en globos más sutiles, que son la analogía de la esfera interplanetaria o intersistemática. También existe la Rueda de una raza, o el ciclo menor de encarnaciones, de una serie definida, donde la Mónada encarnante pasa cíclicamente un periodo de vidas en determinada raza. Estos ciclos de manifestación periódica están relacionados principalmente con la aparición o manifestación de las "chispas" en uno de los tres planos de los tres mundos, o en alguna parte del cuerpo físico del Logos planetario. Los ciclos menores se ocupan de ellos; los ciclos mayores de la rueda conciernen también a la aparición o surgimiento de las chispas en el cuerpo etérico planetario o del sistema, o en los cuatro planos superiores de nuestro sistema solar. Podríamos imaginarnos la gloria de este concepto en la precipitación de corrientes de chispas ardientes en el fulgor de puntos de fuego intensificados a medida que reúnen las condiciones que producen "combustión" oculta, y en la constante circulación de los cuarenta y nueve fuegos constituidos por sesenta mil millones de Mónadas humanas e incontables corrientes de mónadas dévicas; fuego por todas partes -una red de ríos ígneos de energía viviente, puntos focales de intensificado brillo y chispas por doquier. [e858] Pueden hacerse algunas observaciones más referentes al girar de las diversas ruedas, y luego podemos dedicarnos a considerar el movimiento y las envolturas. Dentro de todas las ruedas enumeradas, hay numerosas ruedas menores regidas por las mismas leyes, impulsadas por las mismas formas de actividad, formando en su totalidad un gran todo. Será evidente [i1094] para todo estudiante consciente que los fundadores del método del simbolismo lograron impartir, por medio del símbolo de la rueda, la idea de la triplicidad de toda actividad atómica:
Si el estudiante puede imaginar esas ruedas de actividad, visualizar todas las partes de la rueda como compuestas de ruedas vivientes menores, y si puede agregar a su imagen un indicio de la interacción de todas estas esencias ígneas, coloreadas con ciertos matices predominantes, percibirá ciertas condiciones y tendrá ante sí un cuadro de lo que siempre percibe el vidente iluminado. Si antes de hacerlo puede visualizar toda la rueda del sistema en constante circulación, donde las minúsculas vidas menores son impelidas por la fuerza de la vida solar central para que pasen a través de toda la extensión de la rueda, entren en contacto con todas las partes de la misma y sean impresionadas por los distintos tipos de "sustancia-poder", entonces podrá comprobarse algo de la naturaleza general del método. Empleamos el término "movimiento", pero ¿qué queremos significar realmente? Sencilla y textualmente, la manifestación de la energía generada mediante la conjunción de ciertos aspectos de energía y el triple resultado producido por su intermedio; las actividades resultantes de esta corriente de energía eléctrica dinámica que emana de algún centro, evoca respuesta de todo lo que entra en contacto y hace que las unidades que responden se mantengan unidas en la forma que ellas componen. Desde el punto de vista esotérico, todo lo que se manifiesta es de forma esferoidal y adecuadamente denominado rueda, aunque (en la manifestación física densa) las formas son diversas y numerosas, y sin la visión etérica la forma esferoidal de cada vida no es percibida. ¿Cómo puede [i1095] explicarse esto? Existen tres razones principales para que se produzca esta ilusión, y podemos tratarlas [e859] brevemente hallando en la palabra "ilusión" (12) la clave del misterio. Se nos ha dicho, con respecto al cuerpo físico denso, que no es considerado un principio ni expresa (en este segundo sistema solar) las cualidades características del Logos solar y Su actual encarnación y que las formas de sustancia densa más grosera, todo lo que es objetivo y tangible en el plano físico, vibra con la clave característica del sistema precedente, siendo el residuo (si pudiera expresarse así) también de un kalpa anterior. Estos dos puntos deben tenerse muy en cuenta y permitirse además cierta libertad cuando se intente expresar la verdad sobre el movimiento. Por lo tanto, cierto número de átomos de materia están aún regidos por una vida interna que tiene como principal rasgo característico la facultad de lograr más estrecha adherencia y una firme decisión de agruparse, característica ingénita del actual cuerpo de manifestación del sistema solar. Debe recordarse al considerarlo, que todo lo que en las formas es denso y grosero se refiere solamente a esas formas que pertenecen a los tres subplanos inferiores correspondientes a los planos inferiores del sistema; las formas están constituidas de materia de todos los planos, pero el porcentaje de materia grosera, como podrá verse, es pequeño. Existe interacción para la mónada mineral, haciendo totalmente negativa la vibración de los tres subplanos inferiores del plano físico; finalmente penetra en las formas que están más estrechamente aliadas a la "verdadera forma". La mónada mineral tiene un problema algo distinto a la de otros reinos, porque específicamente [i1096] expresa las vidas que fueron clasificadas como los fracasos de un sistema solar anterior, siendo condenadas a sumergirse en las formas del reino mineral. El hombre se libera cuando logra librarse de la vibración de los planos inferiores de nuestro sistema solar, esa parte de la manifestación logoica que constituye Su cuerpo denso y, en consecuencia, no lo considera un principio. Por lo tanto, será notorio, que hay una analogía digna de estudio en la relación que existe entre la forma mineral, un ser humano y un Logos solar. Viendo a éstos como una triplicidad esotérica, podrá obtenerse mucha luz meditando sobre ellos como si fueran [e860]
Comprender esto y entender que existen fuerzas presentes en la naturaleza que son de tipo residual, significa tener la clave de la parte enigmática de la manifestación, de la crueldad y la muerte, del sufrimiento y la agonía que se ve en los reinos vegetal y animal. En los términos reino animal incluyo el cuerpo físico del hombre. Tenemos la clave de algunos aspectos del Sendero de la izquierda y además la clave para resolver el problema de la causa fundamental de la aparición de esas existencias tales como los magos negros. Así como ningún ser humano puede evadir los efectos de la energía que ha generado en una vida anterior, el Logos solar también está agotando energías y se halla impedido por ciertas influencias, resultantes de Sus anteriores actividades, en el primer sistema. Las formas físico densas constituyen una ilusión, porque son el producto de la reacción del ojo a esas fuerzas de las cuales hemos estado hablando. La visión etérica o el poder para ver la energía-sustancia, es la verdadera vista del ser humano, de la misma manera que la etérica es la verdadera forma. Pero hasta [i1097] que la raza no esté más evolucionada, el ojo sólo percibirá y responderá a las vibraciones más pesadas. Gradualmente se desprenderá de las reacciones inferiores y groseras, y llegará a ser un órgano de verdadera visión. Sería interesante recordar aquí el hecho oculto de que a medida que los átomos en el cuerpo físico del ser humano continúan evolucionando, ocupan formas cada vez mejores, ubicándose finalmente dentro del ojo, primero en el de los animales y luego en el del hombre. Esta es la forma densa más elevada en que pueden ser construidas, y señala la consumación del átomo de materia densa. Comprendido esotéricamente, el ojo se forma por la interacción de ciertas corrientes de fuerza, y existen tres en el animal y cinco en el ser humano. Mediante su conjunción e interacción, forman lo que se llama "la triple abertura" o "quíntuple puerta", mediante las cuales el alma animal o el espíritu humano puede "ver la ilusión del mundo". La razón final por la cual no se puede ver en el planeta la verdadera forma esferoidal de todas las cosas sólo podrá explicarse citando un párrafo de un viejo manuscrito esotérico que se halla en los archivos del Maestro: "La visión de la esfera superior está oculta en el destino de la cuarta forma de sustancia. El ojo mira hacia abajo y, he aquí, el átomo se pierde de vista. El ojo mira hacia los costados y las dimensiones se fusionan, y nuevamente el átomo desaparece. 1. El Movimiento en el Cuerpo Mental. En la primera parte de este tratado nos ocupamos algo de los diversos aspectos de la actividad, al considerar el "fuego por fricción" y el movimiento ígneo de la propia sustancia. Tocaremos brevemente algunos aspectos del tema, pues es necesario que el estudiante tenga presente ciertas [i1098] cosas. Debe esforzarse por determinar la relación existente entre la mente universal (la mente del sistema) y la mente cósmica y tratar de comprender el propósito del cuerpo o envoltura mental, el más interesante de los distintos cuerpos a causa de su constitución ígneo gaseosa. También debiera tratar de lograr, por medio de la meditación, ese control mental y alineamiento que traerá estabilización y respuesta a la impresión causal, lo cual hará que le sean transmitidas instrucciones egoicas al hombre en el plano físico. Ciertos puntos, en conexión con el cuerpo mental, requieren ser puestos de relieve, aunque nuestro propósito consiste en llamar la atención sobre su naturaleza. De acuerdo a la Ley de Analogía, el estudiante debe estar capacitado para llegar a ciertas conclusiones y juzgar inteligentemente la asignación del propósito y lugar que le corresponde en el conjunto particular de pitris lunares que forman dicho vehículo. El cuerpo mental está compuesto sólo de cuatro tipos de esencia, mientras que el cuerpo astral y el físico están formados de siete tipos. Los devas que componen este cuerpo están agrupados y forman "la hueste de cuarto orden", teniendo íntima conexión con ese grupo de Vidas cósmicas que (por la impresión de su influencia sobre la materia solar) son responsables de que nuestro sistema solar sea de cuarto orden. Este grupo de Vidas es manejado y controlado, en sentido macrocósmico, desde niveles mentales cósmicos, vía el sol espiritual central, y a través de aquello que, en el lenguaje esotérico, se denomina "la cuarta cavidad solar". Si el estudiante meditara sobre la naturaleza del corazón humano, sus distintas divisiones, especialmente sobre una de las válvulas, obtendrá luz sobre este complejo problema. Afluye constantemente energía de estas grandes Entidades en los niveles mentales cósmicos; esta afluencia es la vida misma de las unidades solares, suma total de los cuatro subplanos inferiores del plano mental, y en consecuencia la vida [i1099] de las unidades individuales que forman los cuerpos mentales de todos los seres humanos. [e862] Será evidente para el estudiante cuidadoso, que en todos los planos el cuarto subplano tiene una íntima y peculiar relación con la cuarta Jerarquía creadora, las mónadas humanas, y esto es peculiarmente así en relación con el cuerpo mental. Por medio del número del plano (cinco) y el número del subplano (cuatro), la posibilidad de que el ser humano reciba la iniciación se convierte en una realidad, realizándose esa particular forma de actividad que caracteriza su progreso. Por lo tanto, dos corrientes principales de energía son responsables de la forma que tienen los cuerpos mentales, y ellas emanan:
La fusión de estas dos corrientes de fuerza (dentro de los confines de los tres mundos) da como resultado la progresiva actividad del hombre. Cuando esto va acompañado por la actividad autoengendrada de los átomos individuales de cualquier envoltura tenemos el movimiento progresivo-espiral. Esto es verdad macro y microcósmicamente, porque la actividad del plano físico cósmico (nuestros siete planos del sistema), depende en gran medida de la actividad de ciertas manifestaciones de fuerza que pueden ser enumeradas de la manera siguiente:
Cuando esto haya sido completado, la meta universal habrá sido alcanzada y el Logos habrá asumido el control deseado sobre Su cuerpo físico; entonces las unidades humanas actuarán en el plano búdico, y los grupos de vidas que forman los cuerpos mentales de los seres humanos (numéricamente ligados a la progresión anterior) también lo habrán logrado. Ciertas influencias y fuerzas actúan sobre la envoltura mental de cualquier ser humano, y producen en él esa actividad que se denomina "espiral-progresiva". Puede considerarse en forma breve que estas fuerzas contienen:
El efecto producido por la acción mutua de estos cinco tipos de energía, produce (por medio de la unidad mental) aquello que llamamos el cuerpo mental. Después de todo, esta envoltura es sólo la acumulación de esos átomos de una zona específica con la cual tiene que ver el Pensador, manteniéndola magnéticamente dentro de su "círculo no se pasa", sirviéndole de medio para su expresión mental, de acuerdo a su grado de evolución. Esta misma definición es aplicable a todas las envolturas atómicas, y una de las cosas que el estudiante de las ciencias ocultas debe hacer oportunamente es investigar la naturaleza de las vidas que conforman los cuerpos, las cualidades de las energías que influencian tales vidas y el carácter y la fuerza de los principios subyacentes. Entonces arribará a hechos de inestimable valor, concernientes a las energías del reino humano. [e864] A fin de mantener la idea fundamental correlacionada con las distintas secciones de este tratado, les llamo la atención sobre los cuatro puntos que hemos considerado referentes al movimiento [i1102] de los cuerpos físico y astral. Vemos que los efectos de ese movimiento pueden considerarse cuatro en total: Separación. Separación. Se efectúa por medio de la actividad inicial del Ego, produciendo la primera de esas formas que intenta usar durante el ciclo de encarnación mediante el agrupamiento de dichas energías por medio del impulso autoengendrado. A fin de evolucionar, el Ego se identifica con esa forma, separándose temporariamente de su propio Yo verdadero. A través del velo de materia mental conoce ante todo la separación, sufriendo la primera experiencia en los tres mundos. Esto significa separarse del aspecto más elevado. Desde el punto de vista de la personalidad también se observa la separación, porque la actividad de la envoltura monádica, su propia volición interna, produce la formación de una esfera de actividad de naturaleza distinta, regida por leyes propias y -hasta que se halla logrado cierto alineamiento durante la evolución- viviendo su propia existencia separada, alejada de las dos envolturas inferiores astral y física. De esta manera puede afirmarse que "la mente mata lo Real" (13) y oficia de "gran Engañadora" del Yo en un caso, y de "gran Separadora" en otro; se ubica entre la vida egoica centralizada y la existencia de la personalidad. Esta vida separada va fortaleciéndose a medida que la acción giratoria-espiral del cuerpo mental se intensifica durante los ciclos de manifestación y la Idea [i1103] "individualizada" predomina diariamente cada vez más. El principio "Ahamkara" (14), como se lo denomina en La Doctrina Secreta, realiza su trabajo, y el hombre se centraliza más fuertemente, haciéndose autoconsciente en el significado más inferior del término. Más tarde, a medida que entran en acción energías superiores y se realiza el esfuerzo para equilibrar, en los tres mundos, los tres tipos de manifestación de fuerza a través de los tres vehículo, el Ego se hace consciente del engaño, liberándose finalmente. Cuando esto está en proceso de consumación, durante las etapas finales de la evolución, el cuerpo mental se convierte [e865] en un transmisor de las corrientes de fuerza que provienen de la mente egoica, se construye el antakarana entre la mente superior y la envoltura mental, y el "cuerpo mental transmisor" se fusiona con el "cuerpo astral reflector". Así se elimina la separación. El estudiante observará, por lo tanto, que la meta para el cuerpo mental es simplemente llegar a ser un transmisor de los pensamientos y deseos del Ángel solar y actuar como agente de la Tríada. La meta para el cuerpo astral es poder llegar a ser en forma similar el reflector de los impulsos búdicos que llegan al cuerpo emocional por conducto de ciertos pétalos del loto egoico y del átomo astral permanente. El proceso de equilibrar las fuerzas de la personalidad (produciendo estabilidad y alineamiento) es llevado a cabo mediante la científica manifestación de las reacciones eléctricas de los tres cuerpos o envolturas. Se considera que la fuerza de la envoltura mental es positiva. El cuerpo físico es considerado negativo para el mental. El vehículo astral es el punto de unificación de las energías, el campo de batalla donde las dualidades se ajustan entre sí, obteniéndose el equilibrio. Tal es la idea subyacente en las palabras cuerpo "kama-manásico", pues éste durante dos tercios de la jornada del peregrino tiene dos propósitos. Técnicamente en la última etapa el [i1104] hombre establece la diferencia entre voluntad y deseo y entre su cuerpo mental y de deseos. Impulso. La actividad desplegada por el cuerpo mental y el grado de vibración en progresivo crecimiento se efectúa por la afluencia de energías de distintos tipos. A medida que estos diversos factores presionan sobre la envoltura mental producen acrecentada actividad y velocidad del movimiento giratorio en los átomos individuales, acelerando también el progreso de todo el vehículo. Esto significa transferir, con mayor rapidez, los átomos de baja vibración de la envoltura, por átomos de calidad superior. Implica también la transición más rápida de las diversas energías o la acción en espiral acrecentada. Este factor permite reencarnar con mayor rapidez y asimilar más rápidamente las experiencias aprendidas. En forma curiosa, desde el punto de vista del pensador común, dicho factor produce períodos devachánicos más extensos, porque estos ciclos de reflexión mental interna aumentan siempre su actividad. Constituyen ciclos de intenso ajuste mental, y de generación de fuerza, hasta que (al finalizar el ciclo de encarnación) la actividad que ha sido generada es tan fuerte que la continuidad de conciencia llega a ser un hecho consumado. Entonces el hombre con frecuencia supera el devachán, pues no lo necesita. Otros resultados obtenidos son la actividad cuadridimensional de las diversas "ruedas", las que comienzan no sólo a rotar sino a [e866] "girar sobre sí mismas", y la vivificación de las cuatro espirillas de la unidad mental. Podrían enumerarse algunas de las energías que producen acrecentado impulso en la envoltura mental, y cuando sean consideradas por el estudiante, volverá a ponerse de manifiesto lo complicado que es realmente el desarrollo humano. Estas energías son:
y muchos otros factores demasiado numerosos para ser mencionados. Dichas energías tienen su efecto y sirven para apresurar o retardar el proceso evolutivo. Los estudiantes deben tener en cuenta que todos los grupos egoicos están regidos por la Ley del Karma, pero sólo en lo que puede afectarlo al Hombre celestial, no cuando la ley se manifiesta en los tres mundos. Esta ley kármica, impulso que rige a Sus centros, se manifestará de modo peculiar cuando las mónadas humanas formen parte de dichos centros, entonces cada grupo tendrá sus propios problemas relacionados con la "actividad" y recorrerán en espiral la ronda del Ser en su propia y peculiar modalidad, manifestando cualidades y movimientos diferentes a los de sus hermanos. Por ejemplo, por el retiro de la energía, no por la inercia básica, las mónadas, la suma total de los centros de fuerza creadora del Hombre celestial, reaccionan [i1106] violentamente, en el plano físico, en contra de ciertas "leyes de la naturaleza", y en el período de su transición desde el centro más inferior al centro laríngeo del [e867] Hombre celestial, revelan cualidades revolucionarias que las convierte en un enigma para sus hermanos. Debemos considerar ahora la "fricción activa" del cuerpo mental, y la actividad del mismo cuando se manifiesta como absorción. Recordemos que ambas conciernen al movimiento de la envoltura mental como un todo. El resultado de esta actividad es acción giratoria-espiral-progresiva. Fricción activa . Como se deduce, estas palabras tratan del aspecto "fuego por fricción" de la sustancia y, por lo tanto, del aspecto inferior de la energía del cuerpo mental. La fuerza de la Vida dentro de la envoltura se manifiesta en la acción atractiva y repulsiva de los átomos individuales, y esta constante e incesante interacción produce el "calor oculto" del cuerpo y su creciente irradiación. También constituye uno de los factores que trae la gradual formación de nuevos átomos de sustancia (los cuales son cada vez de mejor y más adecuada cualidad) y la exclusión de aquello que no es satisfactorio como medio de expresión inteligente. La unidad mental es la síntesis de los cuatro tipos de fuerza y sus cuatro expresiones que estamos considerando. Cada uno de los grupos de vidas, esencia viviente de cuatro subplanos, se enfoca a través de una de las espirillas del ente, influenciando a
y expresando en mayor o menor grado las cuatro cualidades. Puede observarse que algunos instructores ocultistas aplican a estos grupos, nombres que expresan [i1107] la idea de la empresa en actividad que constituye su función predominante. A las "Vidas" del cuarto subplano (donde se halla la unidad mental) se las denomina "Absorbentes de lo superior y de lo inferior" o "aspectos transmisores de cuarto orden". Reciben energía, por un lado la absorben del Ego durante la primera etapa del proceso de encarnación y por otro absorben las energías de la personalidad al finalizar el período de manifestación. Por lo tanto desempeñan una actividad que podría considerarse correspondiente al primer aspecto. Cuando se recuerde que el proceso cósmico se repite en cada plano y que el Ego permanece inmanifestado en los tres mundos, se comprenderá que esas vidas constituyen los separadores primordiales y los "destructores" finales. A las vidas del siguiente plano (que utilizan la segunda espirilla de la unidad mental) se las denomina "puntos de interacción del impulso cíclico"; acumulan el impulso por medio del proceso [e868] de atracción y repulsión y representan la fuerza dual, en el cuerpo mental, pues sólo por medio de la unión y separación de los átomos grandes y pequeños, macro y microcósmicos, es posible producir cualquier clase de manifestación. En el subplano formado por las vidas que funcionan a través de la tercera espirilla se encuentran "los puntos de fricción activa" o los "productores de calor" y todos -los absorbentes, los puntos de impulso y los productores de calor- derraman sus fuerzas a través de las "vidas separadas" que forman la verdadera barrera entre el próximo cuerpo y la envoltura mental. Esto sólo es posible cuando su trabajo está unificado y sintetizado. El estudiante debe recordar que las vidas son la expresión de una Vida, y que una de las espirillas será el medio para expresar determinadas cualidades de esas vidas. Estamos tratando específicamente con el cuarto efecto del movimiento de [i1108] la envoltura mental a medida que se manifiesta a través de todo el vehículo. Absorción: Esta facultad produce las formas del "círculo no se pasa" mental (al final del ciclo), principio activo que se halla detrás de la manifestación devachánica. El estudiante, por medio de una consideración del proceso macrocósmico, puede llegar al conocimiento de la separación del cuerpo mental y su funcionamiento individual. Nos referimos al proceso del "retiro celestial"; bajo la ley de analogía no es fácil seguir los distintos pasos y etapas, debido a las siguientes razones: A que todos nuestros planos son subplanos del físico cósmico, formando el cuerpo físico logoico. Cuando el Logos se retira finalmente de la manifestación funciona en Su cuerpo astral cósmico, estando el devachán cósmico aún lejos de Él, resultando imposible concebirlo. En consecuencia, todo lo que podemos considerar son ciertos puntos referentes al "descanso en el Cielo", del hombre. Absorción en el devachán significa ser absorbido en un definido estado de conciencia dentro del cuerpo físico logoico; el devachán es esotéricamente un estado de conciencia, pero donde se piensa conscientemente en términos de tiempo y espacio en los tres mundos. Por lo tanto no tiene un lugar designado para la unidad de conciencia, pero sí lo tiene desde el punto de vista del Hombre celestial. Prakriti (materia) y conciencia son en la manifestación- inseparables. El "devachán", mencionado en los libros ocultistas, está conectado con la conciencia del cuerpo planetario logoico y con el subplano gaseoso del plano físico cósmico. En consecuencia, es trascendido en el momento en que el hombre empieza a actuar en los éteres cósmicos, tales como el cuarto éter cósmico, el plano búdico. Se halla estrechamente vinculado con ciertas fuerzas [e869] kármicas porque es allí donde el hombre se ocupa del cúmulo de formas mentales que ha construido, [i1109] y son esencialmente de naturaleza esotérica, mental y sustancial. En el devachán el hombre da forma y pule las piedras con que edifica el Templo de Salomón. Es el taller adonde se llevan las piedras individuales (buenas acciones y pensamientos) para ser modeladas después de haber sido extraídas de la cantera de la vida personal. Por ser de materia mental, puede considerárselo como un centro o corazón de paz, dentro de la periferia de la esfera de influencia de la unidad mental. Las cuatro espirillas forman cuatro corrientes de fuerzas protectoras. Una analogía de esta corriente de fuerza puede observarse en los cuatro ríos que emanaron del Jardín del Edén. De allí es expulsado el hombre al mundo de la encarnación física, y el Ángel de la espada flamígera cuida la entrada cerrándole el paso hasta el momento de haber evolucionado en tal grado que pueda llegar al portal cargado con piedras, capaces de resistir la acción del fuego. Cuando somete estas piedras al fuego y resisten la prueba, puede entrar de nuevo al "Cielo", aunque su tiempo está limitado por la naturaleza y cualidad de lo que ha traído. Cuando, en el devachán, la conciencia ha absorbido toda la esencia de la experiencia de la vida, entonces ese lugar o aspecto de materia no puede absorberlo y, evadiendo toda limitación, penetra en el vehículo causal. 2. El Movimiento en el Cuerpo Causal. Hemos estudiado en parte esta actividad al manifestarse la forma cuádruple en la envoltura o cuerpo mental; la razón por la cual no se ha dicho mucho respecto a este tema se debe a que el cuerpo mental está regido por las leyes del aspecto materia y sujeto a las mismas reglas que rigen a los vehículos materiales de todo lo existente; sólo que es materia de grado más refinado. En consecuencia, el estudiante puede aplicar al cuerpo mental lo que se ha dicho anteriormente respecto a los cuerpos astral y físico, [i1110] y evitar así la necesidad de tratar el tema con más detalles. El cuerpo causal difiere del aspecto Brahma en que éste es una personificación más plena de la vida del segundo aspecto, predominando las características de éste. Estudiar la naturaleza del movimiento en el vehículo causal requiere mucha claridad mental y adecuada apreciación de la naturaleza de ese cuerpo. Debe recordarse que al considerar el cuerpo causal, tratamos específicamente con el vehículo de manifestación de un Ángel solar, que es la vida que le da forma y lo construye, perfecciona y [e870] expande, reflejando así en pequeñísima escala el trabajo del Logos en Su propio plano. Cada parte del cuerpo causal es impulsada por un tipo de fuerza que emana de un gran centro; quizás sea de interés considerar las partes componentes del "Templo del Alma", si estudiamos el tipo de actividad animadora y llegamos a un conocimiento de las fuerzas que actúan sobre él y a través del mismo. Las consideraremos separadamente, comenzando por la hilera externa de pétalos. Los Pétalos de Conocimiento. Representan el aspecto inferior de la Tríada y responden a las formas inferiores de fuerza egoica. Estos pétalos son tres y están influenciados por ciertas corrientes de actividad.
Los Pétalos de Amor Sabiduría. Las corrientes de energía que actúan sobre, y a través de esta segunda hilera de pétalos, son muy semejantes a las ya tratadas, pero se originan de diferentes grupos de vidas (lunar y solar).
Esto, lógicamente, atañe solo a nuestro sistema solar, siendo el sistema de amor regenerador. b. Otra forma de energía influyente se origina en la hilera interna de pétalos, punto focal [i1115] de fuerza para la mónada, considerada como atma. Debe destacarse que las corrientes de fuerza que forman los "pétalos de voluntad" tienen una actividad dinámica y (cuando éstos están activos) producen un desarrollo muy rápido. De los dos tipos de fuerza existente ésta constituye la interna; su mutua interacción provee el estímulo necesario y da como resultado la apertura del capullo y la revelación de la Joya.
Esta energía búdica es la suma total de la fuerza de vida de Vishnu o el Hijo, transmisor y representante de una Deidad cósmica aún mayor. Lo anterior sirve para demostrar la unicidad del ente más ínfimo con la gran Vida que le da forma, mostrando la belleza integral del esquema. La vida más grande del Señor de Amor cósmico palpita en grado infinitesimal [i1116] en el corazón de Su más ínfimo reflejo, y por esta razón el átomo hombre puede también decir "yo también soy Dios; Su Vida es mía". Los Pétalos de Sacrificio. Las energías o fuerzas que afluyen, iniciando así la actividad de la hilera interna de pétalos, y los Pétalos de Sacrificio, además de poseer un definido y doble estímulo de poder, son también de naturaleza análoga a los ya enumerados. Una influencia estimuladora proviene del aspecto Voluntad de la Mónada y, por consiguiente (a través de la transmisión), del primer Aspecto del Logos planetario; la otra emana del "sagrado Capullo que oculta la Joya". Ésta es una vibración particularmente fuerte debido a que, cuando la hilera interna se abre, la joya es revelada y los tres "velos" o "pétalos sagrados" se abren sucesivamente al desplegarse las tres hileras. De esta manera se pone de manifiesto que numerosos centros energetizantes son responsables del "movimiento", esotéricamente comprendido, del loto egoico. Tenemos la vida innata de las unidades atómicas que forman cada pétalo y la vida circulatoria del pétalo mismo, considerado como unidad individual, y también la vida de la hilera de tres pétalos, y a esto podemos agregar la actividad unificada de los tres círculos externos o la fusión de las fuerzas de conocimiento que han sido absorbidas del yo personal, las fuerzas de amor que son las energías naturales del Ángel solar y las fuerzas de sacrificio que afluyen desde la Mónada. Tenemos así un maravilloso conjunto de corrientes de energía que representan las energías internas y las que (por ser cósmicas) son aún mayores. [e875] Finalmente, tenemos la fuerza dinámica de la "Joya" en el Corazón, que es en sí el punto focal para la vida del Logos planetario, y por medio del Logos planetario, para los demás Logos. De esta manera las potencialidades latentes en el jiva encarnante son estupendas, pudiendo llegar a ser igual a Dios, siempre que se someta al proceso evolutivo y no se "abstenga [i1117] de tenderse sobre la rueda". De esta manera las expansiones de conciencia, que en el concilio aceptan un punto de vista individual respecto a la vida espiritual y también a la Sabiduría de la Deidad, no representan una vana promesa sino que constituyen una garantía por la misma constitución del vehículo empleado, y el lugar que ocupa en el esquema el "Punto en desarrollo", como se lo denomina a veces al Ego. Nada, en tiempo y espacio, puede impedir que cada forma, que es simplemente un expresión de vida energetizada, tienda a servir a todas las demás formas. Alguna clase de estímulo, la tendencia a incrementar la vibración para establecer contacto con corrientes de energía, la acentuación de la actividad de cada punto centralizado, a medida que hace contacto con otros puntos en la elevación general de la vibración por la interacción de esas fuerzas, impulsa a todo el sistema hacia su consumación y hacia la revelación de la "gloria que algún día será revelada".(15) Dichas fuerzas forman el conjunto de lo que se llama "vida fohática". A medida que el sistema o el cuerpo del Logos es llevado adelante mediante la energía contenida en todas sus partes, cada parte infinitesimal marcha hacia una glorificación individual similar. Los muchos que forman el Todo y los entes que constituyen el Uno, no pueden diferenciarse mientras se alcanza la consumación. Se confunden y pierden en la "luz beatífica" general, como se dice a veces. Más adelante ampliaremos algo este concepto, y comprenderemos la interacción cósmica que se lleva a cabo en forma análoga. Podemos imaginar que el estímulo y la intensificación cósmica tienen lugar cuando en vez de planetas o átomos humanos son constelaciones las que forman las unidades del Todo. Los soles con sus sistemas representan en su inmensidad el papel de átomos. Puede así obtenerse una idea del propósito unificado subyacente al girar la gran Rueda del Cielo cósmico, y el desarrollo del propósito vital de esas estupendas existencias que [i1118] mantienen una posición en la Jerarquía cósmica, similar a la de "AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE". No es posible dar a los estudiantes una idea adecuada de la belleza del loto egoico cuando ha alcanzado la etapa de completo desarrollo. No me refiero aquí a la brillantez del color, sino al brillo de los fuegos y el rápido centelleo del incesante movimiento de [e876] corrientes y puntos de energía. Cada pétalo palpita en trémulos "puntos" de fuego, y cada hilera de pétalos vibra con vida, mientras que en el centro fulgura la Joya, irradiando corrientes de energía desde el centro hasta la periferia del círculo más externo. Los fuegos de la energía viviente circulan alrededor de cada pétalo individual, y el método de entrelazamiento y la circulación de los fuegos es (como se comprenderá) de naturaleza séptuple de acuerdo con la séptuple naturaleza del Logos implicado. Cada círculo de pétalos, a medida que prosigue la evolución, se activa, y gira alrededor de la Joya central, de manera que tenemos no sólo la actividad de los pétalos, de los puntos vivientes o las vidas dévicas dentro de la circunferencia de pétalos, sino también la actividad unificada de cada hilera del triple loto. En una etapa específica de la evolución, antes de abrirse el encubridor capullo central, las tres hileras de pétalos, consideradas como una unidad, comienzan a girar, de manera que todo el loto parece estar en movimiento. En las etapas finales, el círculo central de pétalos se abre revelando lo que oculta y girando alrededor de la Joya, pero en dirección contraria a la del loto externo que lo hace rápidamente. La razón de ello no puede revelarse aquí porque se halla oculta en la naturaleza del Fuego eléctrico o Espíritu. La Joya permanece ocultamente estática, no circula. Es un punto de paz; palpita rítmicamente, como el corazón del hombre, y desde allí irradia ocho corrientes de fuego viviente que se extienden hasta las puntas de los cuatro pétalos de amor y los cuatro pétalos de sacrificio. Esta óctuple [i1119] energía es atma-budi. La irradiación final produce la desintegración del cuerpo del Ego. Los pétalos de conocimiento, por no estar sujetos a la atención de este fuego central, a su debido tiempo cesan su actividad; el conocimiento es reemplazado por la divina sabiduría, siendo similarmente absorbidas las fuerzas de los pétalos de amor. Finalmente nada queda excepto el deseo de "sacrificarse", y debido a que el impulso vibratorio es afín con la naturaleza de la Joya viviente, se sintetiza en la unidad viviente central y sólo queda la Joya de fuego. Cuando todos los pétalos han fusionado sus fuerzas en otro lugar, se completa el proceso de la revelación. Los fuegos inferiores se apagan; el fuego central es absorbido; sólo persiste el radiante punto de fuego eléctrico. Aparece entonces un curioso fenómeno en la última iniciación. La Joya de fuego resplandece como siete joyas dentro del uno, o como la séptuple chispa eléctrica y, en la intensidad de la llamarada así creada, es reabsorbida en la Mónada o el Uno. Este proceso se repite en la consumación final de la evolución solar cuando los siete Soles resplandecen antes del gran Pralaya. Estos modos de expresión sólo son figuras que sirven para dar [e877] una pequeña idea de la belleza y complejidad del divino proceso a medida que es llevado adelante en el micro y en el macrocosmos. Sirven para limitar y circunscribir la realidad, pero para el hombre cuyo Ojo divino está en proceso de abrirse, y para quien ha despertado la facultad de la intuición superior, tales figuras sirven como clave o llave para una interpretación superior, revelando al estudiante ciertas ideas sobre la naturaleza del fuego. Para concluir lo que queda por decir, respecto al movimiento en el cuerpo causal, quisiera destacar que también éste -en su propio plan posee las características de inercia, movilidad y ritmo. Inercia, caracteriza la etapa previa a la rotación de las diferentes hileras de pétalos, y sólo empieza [i1120] a percibirse cuando los pétalos se hacen activos, Puede afirmarse que el tránsito del Peregrino a través del Aula de la Ignorancia corresponde al período de inercia egoica". Durante este período, los átomos permanentes son los puntos de luz más notables del loto; constituyen los "alimentadores de energía" del pétalo. Más tarde, cuando el Peregrino en el plano físico se hace más activo y el loto egoico se despliega con mayor rapidez, sobreviene la etapa de movilidad, comenzando la rotación de las hileras. Finalmente, cuando el hombre huella el Sendero e intensifica su propósito, se abre el capullo central, la rotación se unifica y mediante la irradiación de los fuegos de la Joya se impone un ritmo específico en el loto, estabilizándose sus energías. Este ritmo es diverso de acuerdo al tipo de Mónada o a la naturaleza del Logos planetario del rayo a que pertenece el hombre, su divino Prototipo. Mediante el uso de ciertos términos es transmitida cierta información a los Trabajadores del planeta, la Fraternidad de la Luz, respecto a la naturaleza del Ego implicado, la cualidad de su Rayo, el número de su vibración y el grado de evolución alcanzado. Se evidenciará por qué no es posible publicar aquí los nombres de los siete grupos rítmicos. Uno de los efectos producidos en el hombre inferior por intermedio del centro, a través de la actividad unificada del cuerpo causal, es la coordinación de las energías inferiores del ser humano. Éstas, como sabemos, se ponen de manifiesto por medio de:
No nos referimos aquí al trabajo de dichos centros, pues es [e878] autoiniciado e inherente a su misma naturaleza, [i1121] sino a los efectos que se observará en ellos cuando las tres hileras de pétalos funcionen con acrecentada coherencia, y la fuerza latente en la Joya haga sentir su presencia. Puede decirse específicamente que estos efectos se demuestran de triple manera: Primero, el grupo de "ruedas" o centros de cada plano (o en cada uno de los vehículos más sutiles) se convierten en cuadridimensionales y funcionan como "ruedas que giran sobre sí mismas Podría ser de utilidad para el estudiante recordar que cada centro puede ser considerado como que evidencia la energía solar o fuego, manifestándose como un medio para la energía inferior o fuego por fricción. Estos centros permiten al Ángel solar imponer gradualmente su ritmo y vibración sobre aquello que vibra a un ritmo inferior. Así paulatinamente va controlando toda la sustancia inferior de la forma. Antes de obtener la liberación final, pero después de completar la mayor parte de los procesos de purificación y alineamiento, los vehículos del iniciado tienen una maravillosa apariencia, debido a las corrientes de energía que le llegan desde el cuerpo egoico. [i1122] El loto egoico se abre, desplegándose el "fuego" central. Cada pétalo y cada hilera de pétalos palpita con vida y color, está en constante movimiento, gira con gran rapidez, circulando la corriente de energía vital por todas partes del loto. Los tres átomos permanentes brillan y resplandecen, formando, a través de su rápida rotación e interacción, lo que parece ser un resplandeciente punto de fuego, siendo denominado "el reflejo de la Joya en la frente de la Madre". Los dieciocho centros que corresponden a los tres planos (cuatro en el mental y siete en cada uno de los dos planos inferiores) son ruedas radiantes de fuego, caracterizándose [e879] cada grupo por un color específico y girando con tal rapidez que el ojo apenas puede seguirlas. Los cuerpos están formados por la sustancia de grado más elevado, por lo tanto cada átomo individual es capaz de vibrar en forma intensificada y brillar con la luz de su propio fuego central. El cuerpo etérico en esta etapa es especialmente notable, pues constituye el transmisor del tipo más puro de prana y merece el nombre de "el cuerpo del Sol" que a veces se le da. Es la envoltura que cubre los fuegos del sistema microcósmico; en él se centran no sólo los fuegos pránicos, sino esos siete centros que transmiten las energías superiores del Ego y de los dos cuerpos materiales superiores. Todo está allí centralizado, y el vehículo etérico espera ser utilizado en el plano físico en colaboración con su medio ambiente denso, hasta que el hombre pueda vincular la conciencia de los dos aspectos del cuerpo denso a fin de mantener la continuidad. Una vez realizado esto, los tres centros, que son de naturaleza estrictamente física -la glándula pineal, el cuerpo pituitario y el bazo- se hacen luminosos y radiantes, y todos los fuegos del cuerpo son tan estimulados que los átomos que forman la envoltura física, parecen irradiar. Ésta es la verdad esotérica que subyace en la creencia de que todo mensajero de la Logia y Salvador [i1123] del hombre, naturalmente es un sanador. Las fuerzas que fluyen a través del hombre cuyos átomos, centros, envolturas y cuerpo causal forman una unidad coherente en plena y radiante actividad tienen tal poder y pureza, como para producir un efecto definido sobre la naturaleza de aquellos con quienes se pone en contacto. Curan, estimulan y acrecientan la vibración de sus semejantes. Todo esto tiene que ser parcialmente comprendido y visualizado antes que el hombre, en el plano físico, esté dispuesto a emprender la disciplina de purificación y a ollar el Sendero mediante el cual hallará su centro y trabajará desde ese punto de poder. Tiene que alinear estos factores o centros de energía, y llevar así poder al plano físico para utilizarlo en la curación de las naciones. Cuando se ve la gloria del Dios interno en el hombre y cuando resplandece su radiación, entonces se dirá de él lo mismo que se ha dicho respecto a los que lo han precedido en el Sendero: "Nacerá el Sol de Justicia y en sus alas traerá salud."(16) Existen ciertos factores, en conexión con la evolución humana, que producen resultados definidos e importantes cuando están conectados entre sí mediante corrientes de energía vinculadoras, en consecuencia funcionan conscientemente. Dividiendo en dos grupos estos factores y acentuando cada uno la dualidad de la manifestación microcósmica podrían enumerarse como: [e880] 1er Grupo.
2do. Grupo.
Estos diversos alineamientos (cuando funcionan debidamente ajustados) dan como resultado la transmisión de energía desde el átomo manásico permanente, en el primer caso, y en el segundo, desde el átomo búdico permanente. Se pondrá entonces de manifiesto la importancia que tiene para el estudiante considerar debidamente el proceso de efectuar un alineamiento uniforme y apreciar conscientemente el proceso vibratorio de ambos grupos. A medida que lleve a cabo este reajuste, el efecto producido en el plano físico será manifestado por los poderes del Alma y la capacidad de curar, convirtiéndose el hombre en un punto focal para la energía egoica y en un servidor de la raza. El mago negro lleva a cabo resultados similares por medio del primer grupo, con la única excepción de que no puede alinear los pétalos de conocimiento en los dos grupos internos, debido a que en su caso el aspecto amor-sabiduría está atrofiado. Sin embargo, tiene que atraer la energía del átomo manásico permanente, porque la fuerza de Mahat (de la cual Manas es una expresión) está estrechamente conectada con lo que erróneamente se llama "mal". Mahat y Mal cósmico tienen una íntima conexión. Las grandes Existencias, que son el principio de Mahat en su sentido cósmico, están conectadas con las existencias menores que expresan el mal del sistema. Son la suma total del instrumento separativo, y donde hay separación de cualquier tipo se hallará ignorancia y, por lo tanto, el mal. La separación anula la comprensión o sea el conocimiento de aquello que se encuentra fuera de la conciencia separada, porque conocimiento separatista significa identificación con aquello que se está expresando por medio de una forma. Por lo tanto, los Hermanos de la Sombra pueden [e881] alcanzar, y lo hacen, elevados niveles de un aspecto de la conciencia y lograr ciertos niveles específicos del [i1125] mal espiritual, penetrando un gran trecho en la línea de Mahat o conocimiento, principio de la Mente Universal. Pueden alcanzar, en etapas posteriores, expansiones de conciencia y de poder que los llevará mucho más allá de los confines de nuestro sistema solar y les otorgará atributos y capacidades que serán una amenaza para el desarrollo del segundo Aspecto. El alineamiento del primer grupo, cuando no está equilibrado por el segundo, es la línea que sigue el mago negro, sacándolo finalmente de la corriente de energía quíntuple denominada manásica, y llevándolo al sendero cósmico de energía fohática, la estrictamente mahática. Una vez en el Sendero, tiene dos caminos a seguir, uno lo mantendrá en contacto con el aspecto de sustancia natural que concierne a las encarnaciones cósmicas de nuestro Logos solar; el otro lo empujará hacia ese centro del Universo donde se halla la fuente de origen del principio mahático, punto focal donde se genera ese tipo de energía que hace posible la manifestación física densa de Dioses y hombres. Es necesario tener en cuenta en esta afirmación que la envoltura física densa nunca se considera un principio. Se la juzga esotéricamente como mal. El asunto puede expresarse más simplemente mediante la afirmación de que el adepto negro está abiertamente relacionado con lo que se denomina "el residuo de lo que antes fue". Responde a la vibración del sistema solar de un gran ciclo anterior, en el cual el conocimiento o principio manásico era la meta de realización. No responde al impulso de este sistema solar, y la razón de ello está oculta en el karma de la manifestación anterior. Como sabemos, los Hijos de la Mente o los jivas encarnantes, son los nirvanas que retornan de una encarnación logoica anterior. Han adquirido el factor mente y necesitan amar. Algunos, mediante un misterioso ciclo de acontecimientos, inexplicables para el hombre en este sistema solar, rechazaron la oportunidad y se vincularon con esa gran existencia dévica, impulso [i1126] del físico denso, y no pueden liberarse. Su destino y el de dicha existencia está oculto en los planes de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE y en este sistema solar no hay esperanza para ellos. Afortunadamente, no es probable que ellos se den a conocer al hombre común; los Adeptos de la Buena Ley los encuentran muy a menudo. El tema es muy complicado, pero podrá obtenerse alguna luz si recordamos que manas se manifiesta de dos maneras en el plano mental: en el mundo de la forma como unidad mental, en los planos de lo amorfo como átomo manásico permanente. Puede considerarse que ambos tipos de manas personifican dos cualidades, [e882] blanca y negra. La unidad mental o aspecto mente de un hombre, por ejemplo, después de todo sólo es el sexto sentido, y tiene que ser trascendido por la mente superior y la intuición. El hermano negro lleva la evolución de los sentidos a un punto inconcebible para el hombre en la actualidad, y este sexto sentido mahático es de más vasta extensión y servicio para ellos que para el Adepto blanco. Por lo tanto, se comprenderá que, durante un largo ciclo, el mago negro puede persistir y desarrollar sus poderes debido a que un tercio de la fuerza del loto egoico le pertenece y sabe cómo utilizarla con mayor ventaja. Construye también el antakarana, pero con un objetivo y cualidad diferentes a los del estudiante de magia blanca. Se lo denomina "el sendero del mal manásico", y tiende un puente entre la unidad mental del mago implicado y ciertas analogías, en los niveles mentales, de los vehículos de los devas de ese plano. A través de este medio, y de la identificación con Los devas, puede escapar de los tres mundos a esferas del mal, incomprensibles para nosotros. Debe recordarse aquí que el mago negro es siempre un prisionero; no puede salir de la sustancia y de la forma. No es necesario dilucidar más este tema. Quisiera enumerar las líneas de alineamiento del [i1127] tercer grupo, el que eventualmente trasciende a los otros dos y trae la final iluminación y liberación del hombre. 3er. Grupo.
Estos tres grupos de fuerza cuando se sintetizan en el hombre, producen finalmente esa perfecta coordinación y adaptación de todas las condiciones, formas y circunstancias que acontecen en la liberación de la chispa vital. Ello se realiza técnicamente cuando el "capullo" se abre, y el Hierofante, durante la iniciación, puede liberar la energía de la Mónada y dirigirla (por medio del Cetro), para que finalmente circule, libre y sin trabas, por todas partes de la triple manifestación inferior. A medida que circula destruye quemando, porque cuando recibe la quinta Iniciación ha despertado totalmente el aspecto kundalínico. Así el aspecto destructor es subyugado y la forma "quemada sobre el altar". [e883] Estas ideas también pueden ser estudiadas en un aspecto más amplio; una clave para el misterio del mal cósmico puede hallarse en la diferencia existente entre los planetas sagrados y los no sagrados, y en el propósito y lugar, hasta ahora desconocidos, de las vidas de las existencias que dan forma a los numerosos planetas y planetoides del sistema solar. Algunas son puramente maháticas o de tercer Aspecto, dominadas por los devas. Otras (de las que son ejemplo los planetas sagrados) son controladas por el segundo Aspecto, y éste inevitablemente vendrá a la manifestación. [i1128] Hay unos pocos, como nuestro planeta Tierra, que son campos de batalla, estando en conflicto los dos Aspectos, pero hay indicios de que triunfará finalmente la magia "blanca". 1. Observaciones de Introducción sobre el Alineamiento. El efecto de la actividad sintética de los centros, envoltura y cuerpo causal, produce: Periodicidad en la manifestación. Vinculación de los Triángulos. Relación entre
Si resumimos los pensamientos transmitidos aquí, veremos que se refieren a algunos aspectos de ese necesario alineamiento que ha de efectuarse antes de obtener la plena capacidad para servir previamente al logro de la liberación final. Hemos estudiado desde muchos ángulos las partes componentes del hombre, el microcosmos, y el modo por el cual se puede manifestar en la tierra para expresar aquello que se halla oculto en él y hace sentir su energía en el grupo y en el lugar donde se encuentra. Se ha visto que la constitución del cuerpo causal consiste en tres tipos de energía y un cuarto tipo más dinámico de fuerza, latente en el corazón, preparado para manifestarse cuando los otros tres tipos estén activos, utilizándolos como vehículo. También hemos observado que hay tres tipos de energía que llamamos los cuerpos o envolturas del yo personal, y que deben estar funcionando activamente antes que la triple fuerza egoica pueda sentirse por su intermedio. Sumados a estos factores deben mencionarse los siete centros de materia etérica ubicados en el cuerpo etérico, despertándose y entrando en acción a medida que los cuerpos entran en actividad rítmica. Los tres centros mayores, son los más importantes en lo que [e884] [i1129] concierne al alineamiento egoico, y su fuerza Vital sólo empieza a hacerse sentir después que los cuatro inferiores estén plenamente activos. Un segundo factor aparece aquí en el esquema general y es el triple fuego kundalínico latente, el cual se despierta y asciende a través del triple canal vertebral, en el preciso momento en que los tres centros mayores (coronario, cardíaco y laríngeo) forman un triángulo esotérico, y así hacen pasar y circular la energía ígnea oculta en cada centro. Resumiendo: el alineamiento es perfecto tan pronto como los siguientes factores se hayan puesto en contacto mutuo, o su movimiento o actividad se sinteticen; éste es un tenia muy importante para los que estudian la meditación y para que lo consideren y comprendan prácticamente aquellos que huellan el Sendero de la realización.
Otro factor que debe tenerse en cuenta en las etapas avanzadas de desarrollo, es el tercer ojo, siendo para el ocultista y verdadero mago blanco, lo que el cuarto centro de energía (la joya en el loto) o las tres hileras de pétalos son para el loto. La analogía es interesante: La joya en el loto dirige la energía que proviene de la Mónada, mientras que el tercer ojo dirige la energía del Ego en el plano físico. Una de las principales funciones del Maestro en este ciclo (aunque no en todos) es enseñar a Su discípulo cómo reconciliar estos factores, sintetizar sus diversos modos de movimiento o expresión y coordinarlos de manera que la vibración sea uniforme. Cuando la energía del Ego controla o impone su ritmo sobre los diversos cuerpos por intermedio de sus respectivos centros mayores, cuando el triple fuego asciende ordenadamente por el triple canal y los tres centros de la cabeza están unidos en forma triangular, tenemos entonces la iluminación o irradiación de toda la vida de la personalidad; la oscuridad da lugar a la luz, y el Sol del conocimiento surge, disipándose la oscuridad de la ignorancia. Los centros menores se ocupan de la coordinación interna del cuerpo; los mayores, de la coordinación grupal o interrelación de los cuerpos. El hombre se convierte en una luz ardiente y brillante, irradiando la luz que arde desde adentro.. Cuando se da el próximo paso y la energía de la Mónada, enfocada en la joya, se hace sentir también en el plano físico, pasando a través del triple loto egoico por medio de los canales ya utilizados por el Ego, [i1131] tenemos un hombre "inspirado", un creador espiritual, "un Sol de Radiante Curación". Tales son los objetivos que tienen ante sí aquellos que recorren el sendero y es la meta para quienes siguen la necesaria disciplina de la vida y las etapas de desarrollo por medio de la meditación. Es innecesario decir que hay diversas maneras de trabajar y fórmulas mántricas conocidas por los Maestros, que les permiten acelerar (cuando es necesario) el proceso de Sus discípulos, pero son secretos que están escrupulosamente guardados y no se aplican con frecuencia. El método usual, lento y laborioso, consiste en permitir que el discípulo descubra por sí mismo cada paso del camino; enseñarle la constitución de su propio cuerpo, la naturaleza de los cuerpos y la función y el mecanismo de la energía, dejándolo que se haga gradualmente consciente de las fuerzas latentes en sí mismo. Lo que se quiere significar por las palabras "tres vehículos periódicos" y siete principios o cualidades de fuerza, le es revelado lentamente; por la experiencia y el experimento, los frecuentes fracasos y éxitos ocasionales, la madura reflexión e introspección y las frecuentes encarnaciones, es llevado al punto en que logra cierta medida de alineamiento por medio del esfuerzo autoinducido [e886] y continuo. Se le enseña entonces cómo utilizar ese alineamiento y cómo manipular conscientemente la energía para poder realizar en el plano físico su anhelo de servir a sus semejantes, que probablemente ha sido durante muchas vidas un sueño o una visión imposible. Cuando es experto en ambas cosas -estabilización y manipulación- sólo entonces le son confiadas las palabras y secretos que producen la demostración en el plano físico de las energías espirituales o monádicas por medio de la energía egoica o del alma, utilizando a su vez la energía de las formas materiales de los tres mundos, o lo que podría llamarse energía corporal. Esto ha sido expresado en la siguiente frase mística y oculta: "Cuando la joya centellea como el diamante, bajo la influencia de los rayos del sol ardiente, entonces el engarce también [i1132] fulgura e irradia luz. Cuando el diamante brilla con acrecentado fulgor se genera el fuego que enciende aquello que sujeta y encierra." 2. El Movimiento Causa la Manifestación Periódica. Aquí debemos tener presente que estamos considerando el alineamiento sintético en conexión con el segundo aspecto, y tratando por lo tanto, con la actividad de esas formas de la manifestación divina que se están acercando a su objetivo, el cual puede definirse como la capacidad de vibrar sincrónicamente con la unidad mayor de la cual forma parte. Por lo tanto el estudiante debe considerarlo de siete maneras. Las primeras tres conciernen a la relación entre las unidades perfectas o casi perfectas de los tres reinos de la naturaleza con el alma grupal inmediata, y su ininterrumpida manifestación en cualquier reino particular. Cuarto, la relación que tiene el discípulo o el hombre en el sendero con su grupo inmediato, y las leyes que rigen su reaparición o encarnación física. Quinto, la relación que existe entre un Espíritu planetario y Su grupo de planetas, y los procesos de la oscuración del hombre o retiro de la manifestación en el plano físico. Sexto, la relación que existe entre los tres principales Espíritus planetarios o los tres aspectos mayores del Logos y sus manifestaciones. Séptimo, la relación existente entre la Vida animadora de un sistema solar y el grupo de constelaciones de las cuales forma parte, y Su manifestación periódica. Esto ya lo hemos tratado cuando estudiamos el tema de la encarnación y, anteriormente, cuando consideramos el pralaya u oscuración, haciéndolo entonces en forma general. Ahora podemos ocuparnos más específicamente de las actividades finales o formas [e887] de movimiento de estos distintos conglomerados de vidas, y ver qué sucede durante las etapas finales de existencia consciente y de manifestación limitada. El tema [i1133] es peculiarmente abstracto, particularmente en lo que atañe a los grupos elementales, pero podrían ponerse de manifiesto ciertos puntos interesantes dignos de un cuidadoso estudio. Primeramente, consideraremos los tres reinos inferiores y luego los métodos y actividades desarrollados por un ser humano, un Logos planetario y un Logos solar. La aparición y desaparición del cualquier Vida manifestada está íntimamente relacionada con la posesión, el desarrollo evolutivo y la desintegración final de átomo permanente. Los átomos permanentes, tal como se comprende generalmente el término, son propiedad exclusiva de esas vidas que han adquirido autoconciencia o individualidad y relativa permanencia en tiempo y espacio. El átomo permanente puede ser visto como el punto focal de manifestación en cualquier plano particular. Sirve de ancla, si puedo emplear este término, para cualquier individuo en alguna esfera particular, y esto es aplicable a los tres grandes grupos de Vidas autoconscientes:
Debemos recordar aquí que todos los subplanos atómicos de los siete planos forman las siete espirillas del átomo permanente logoico, porque éste tiene una estrecha relación con el tema en consideración. Por lo tanto, las unidades en los tres reinos inferiores no poseen átomos permanentes, pero contribuyen a la formación de esos átomos en los reinos superiores. Podrían hacerse aquí algunas amplias generalizaciones, aun que no debe dárseles una interpretación demasiado textual o personal. Primero, puede decirse que el reino inferior o reino mineral, proporciona ese algo vital que es la esencia del átomo físico permanente del ser humano; proporciona esa energía, base negativa de la [i1134] afluencia de energía positiva, que puede verse entrar por la depresión superior del átomo físico permanente. Segundo, el reino vegetal proporciona similarmente la energía negativa para el átomo astral permanente del hombre y, tercero, el reino animal proporciona la fuerza negativa que, cuando es energetizada por la positiva, se ve como la unidad mental. La energía proporcionada en los tres reinos inferiores está formada por la vibración más elevada que ese reino es capaz de producir, y sirve [e888] de vínculo entre el hombre y sus diversas envolturas, ligadas a cualquiera de los reinos inferiores:
En el hombre estos tres tipos de energía se unen y sintetizan, y cuando se alcanza la perfección de la personalidad y el alineamiento de los vehículos, tenemos:
Entonces el hombre se vincula estrechamente con los tres reinos inferiores porque éstos le proporcionan lo mejor que poseen y literalmente le han dado sus átomos permanentes, permitiéndole manifestarse debido a su actividad. Los tres grupos anteriores pueden también estudiarse desde el punto de vista de los tres Gunas.(18) [i1135]
Éstos deben ser considerados sólo desde el punto de vista de la personalidad, el yo inferior o no-yo. Para ilustrar esta idea, podría señalarse que, cuando el cuerpo animal del hombre prehumano se ajustó rítmicamente y obtuvo su vibración más elevada o sáttvica, entonces fue posible la individualización y el verdadero ser humano se manifestó. [e889] Cada reino es positivo para el reino inmediato inferior, y entre ellos se encuentra ese período de manifestación que une a ambos y conecta lo positivo con lo negativo. El tipo de más intensa actividad o rajas, en el reino mineral se encuentra en esas formas de vida que no son ni minerales ni vegetales, pero que unen a ambas. Similarmente en el reino vegetal el período de Rajas aparece en su más plena expresión justamente antes de que la actividad se haga rítmica y el vegetal se fusione con el animal. En el reino animal se observa lo mismo en los animales que se individualizan, pasando del alma grupal a la identidad separada. Estos tipos de actividad deben ser considerados como actividad física para el mineral, actividad sensoria para el vegetal y actividad mental rudimentaria para el animal. Cuando esta triple actividad es alcanzada, puede observarse que el cuerpo físico denso del Logos solar o planetario, está plenamente desarrollado y puede hacerse entonces contacto [i1136] consciente con el cuerpo etérico o vital. Este contacto produce al hombre, porque Espíritu (tal como el hombre comprende el término) después de todo, únicamente es energía, vitalidad o vida esencial del Logos planetario o solar. Su analogía en el hombre es prana. Se llegará a comprender esto si el hombre se da cuenta de que todos los planos de nuestro sistema solar son sólo los siete subplanos del plano físico cósmico. Su comprensión traerá la unión de la ciencia y la religión, pues lo que el científico denomina energía, el religioso lo llama Dios, siendo ambos lo mismo, el propósito manifestado en materia física de esa gran Entidad externa al sistema. La naturaleza constituye la aparición del cuerpo físico del Logos, y las leyes de la naturaleza rigen los procesos naturales de ese cuerpo. La Vida de Dios, Su energía y vitalidad se encuentran en cada átomo manifestado; Su esencia mora en todas las formas. A esto lo llamamos Espíritu, aunque Él en Sí es distinto a esas formas, así como el hombre sabe que él no es sus cuerpos. Sabe que es voluntad y propósito, y a medida que evoluciona, ese propósito y voluntad se hacen más conscientemente definidos. Lo mismo le ocurre al Logos planetario y al Logos solar. Habitan dentro, pero se encuentran fuera del esquema planetario del sistema solar. Es útil recordar que en los tres reinos inferiores, la manifestación o aparición en el plano físico es siempre manifestación grupal y no la aparición de unidades separadas. Cada alma grupal, como se las llama, está dividida en siete partes que aparecen en cada una de las siete razas de un período mundial, y existe una interesante diferencia entre ellas y los entes humanos. Cuando alguna parte de las siete divisiones del alma grupal ha desencarnado, se encuentran en el plano astral, aunque el alma grupal [e890] materna se encuentre en el plano mental. Cuando han desencarnado los entes humanos del cuarto reino, pasan al mental a través del astral y descienden nuevamente a la encarnación desde niveles mentales. [i1137] Por lo tanto cada alma grupal forma subjetivamente un triángulo de fuerza con el punto superior en el plano mental, el inferior en los niveles etéricos del plano físico y el otro en el plano astral. El tercer punto para el alma grupal mineral se encuentra en el segundo subplano del astral, el vegetal en el tercero y el animal en el cuarto. Debido a que el centro de fuerza del alma grupal animal se encuentra en el cuarto subplano del plano astral es posible hacer oportunamente la transferencia de ese reino al cuarto. Ciertas leyes rigen la aparición periódica de los tres reinos de la naturaleza: las leyes de la involución, las de los reinos elementales y las de los tres grandes grupos que contienen los gérmenes y semillas de todas las formas manifestadas. Debemos considerar los siete grupos siguientes de la manifestación logoica: 1.2.3. Tres grupos de existencias superhumanas:
4. Un grupo de vidas solares que constituyen los manasaputras o el hombre. 5.6.7. Tres grupos de vidas elementales, que constituyen los tres reinos elementales involutivos. Estos tres grupos inferiores logran concretarse y entrar en el arco ascendente a través de los tres reinos inferiores. El cuarto grupo, en ciertos aspectos, es el más importante del actual ciclo, pues extrae algo de los otros seis grupos y, en consecuencia, constituye la síntesis de energías extraídas de cada uno y su manifestación. Los tres grupos superiores están estrechamente ligados, y hasta que el hombre no haya pasado el período de existencia, donde es controlado por [i1138] aquello que ha extraído de los tres reinos inferiores, no puede comprender la naturaleza y el propósito de los tres superiores. Podemos expresar el tema de la siguiente manera: Los tres grupos superiores son sáttvicos. Los tres grupos inferiores son tamásicos. El cuarto grupo, el humano, es rajásico. Más aún, los tres grupos superiores están energetizados por tres corrientes de fuerza que entran a través de las tres espirillas del átomo logoico permanente. Los tres grupos inferiores están [e891] energetizados por la energía que penetra a través de las tres espirillas inferiores (los tres planos inferiores) y ellas energetizan al cuerpo denso logoico, siendo vitalizadas en el sistema solar anterior y no constituyen, en forma alguna, factores de control en la existencia logoica. El cuarto grupo, el humano, es energetizado por la fuerza de la cuarta espirilla a la que damos el nombre de energía búdica, teniendo el problema de crear ciertas condiciones mediante las cuales las vibraciones búdicas puedan dominar a las tres inferiores. Esta imposición finalmente libera a los entes humanos y les permite pasar a un grupo superior. Las almas grupales elementales encuentran su analogía en lo superior -primeramente, en el reino humano en los tres principales grupos de Egos, en quienes predominan los tres tipos de energía; luego en los tres grupos planetarios principales o mayores y, finalmente, en los tres aspectos.
[i1139] El cuarto grupo o humano, une las tres vidas. La manifestación periódica de los tres grupos elementales (por intermedio de los tres reinos inferiores) está regida, por consiguiente, por factores ocultos en la naturaleza de esa gran vibración que llamamos tamásica o ritmo pesado. Es la vibración de Brahma, el tercer aspecto, la madre o aspecto materia. Por lo tanto su aparición es de manifestación muy lenta; las siete vibraciones subsidiarias traen a la manifestación en forma lenta y alternada, cualquiera de los siete grupos de cada alma grupal. No puede decirse cuáles son los ciclos, sólo pueden mencionarse dos cosas: primero, que la aparición de estos grupos como unidades en manifestación está controlada por tres factores:
Segundo, el karma y la historia de la vida de la entidad planetaria. Duerme y despierta; es la encarnación de tamas, y a medida que progresa y evoluciona también lo hacen los reinos inferiores. Los pitris lunares son para la entidad planetaria lo que los tres centros mayores para el hombre o el Logos. Los pitris lunares que contribuyen a la forma humana son (para la entidad planetaria) la analogía del centro coronario. Los padres de las formas [e892] vegetales corresponden a su centro cardiaco, mientras que los pitris del reino mineral son similares al centro laríngeo. Esto es muy confuso, pero contiene indicios de mucho valor. No es posible dar mayor información respecto a la aparición periódica de las formas de vida subhumana. El tema es demasiado oscuro, y sus detalles demasiado vastos. Hasta que el estudiante no se haya capacitado para comprender los escritos [i1140] simbólicos o jeroglíficos de los adeptos,(19) le resulta imposible captar el tema. Mucha enseñanza al respecto Se encuentran en los registros del Manu, porque concierne principalmente a las etapas iniciales de la construcción de la forma. Puede decirse que la aparición de cualquier vida en manifestación se debe a la actividad primaria por parte de alguna Entidad, cuya actividad es en gran parte la [e893] expresión del primer Rayo. Esto concierne a la manifestación periódica de la vida o vidas de cualquier ronda, como así también a la existencia efímera de una libélula; se relaciona con la forma a través de la cual evoluciona lo que llamamos raza y se ocupa de la minúscula vida de un individuo en esa raza. Las mismas leyes rigen todo, aunque la respuesta a la ley puede ser relativa y gradual. Esta ley tiene el nombre genérico de la "Ley de Ciclos", y se expresa en términos de tiempo; [i1141] pero el secreto de los ciclos no puede darse todavía pues impartiría al intuitivo demasiada información peligrosa. El conocimiento de esta ley, en lo que concierne a las rondas, razas, su brazas, grupos (evolutivos e involutivos) e individuos (humanos y superhumanos), permite a los Señores del Karma y a los Adeptos de la Buena Ley manipular fuerza o energía y llevar todo lo que existe a su triunfante culminación. En conexión con ello el estudiante puede obtener mucha iluminación sobre la difícil cuestión de la fuerza si recuerda que toda forma en cada reino, en el arco descendente y ascendente, es en sí una fuerza negativa impulsada a la actividad por una fuerza positiva, manifestándose como una combinación de ambas. Las diferencias radican en el hecho de que algunas formas son positivo-negativas, otras negativo-positivas, mientras que otras están en un punto de equilibrio. Esto incluye todas las etapas intermedias. Los Constructores del cosmos actúan bajo la ley cíclica conscientemente, y utilizan la acumulación de estas fuerzas en cualquier reino, grupo o unidad, para llevar a cabo la consumación del plan. Sería de gran interés para los hombres poder ver e interpretar algunos de los registros jerárquicos, porque en ellos, hombres y ángeles, minerales y elementos, animales y vegetales, reinos y grupos, Dioses y hormigas están especificados en términos de fórmulas de energía, y revisando estos archivos puede conocerse, en cualquier momento, el aumento aproximado de la vibración en cualquier tipo de forma. Esto también puede expresarse en términos de gunas; el discípulo hallará además (cuando se le permita tener acceso a los archivos) que él conjuntamente con toda expresión de vida divina, están descritos por una triple fórmula que transmite a la mente del iniciado las proporciones de tamas o inercia, rajas o actividad, sattva o ritmo de cualquiera de las formas. En consecuencia, a través de analogías, imparte conocimiento relativo a las realizaciones pasadas, la oportunidad presente y el futuro [i1142] inmediato de cualquier ente o vida encarnada, manifestándose en cualquiera de los tres aspectos. Otras series de registros en los archivos contienen datos -bajo una fórmula diferente de lo que esotéricamente se denomina "contenido calórico" de cualquier ente, la "luz radiante" de cualquier [e894] forma y la "fuerza magnética" de cada vida. Por medio de este conocimiento los Lipika controlan la aparición y tránsito de toda Vida divina, superhumana, solar y humana, y por el estudio de esa fórmula que constituye la fórmula básica para un sistema solar, se controla la aparición en el plano físico de un Logos solar y se determina la duración de un pralaya cósmico. No debe olvidarse que los Señores Lipika del sistema solar tienen Sus prototipos cósmicos y poseen a su vez débiles y oscuros reflejos humanos en los grandes científicos astrónomos que se esfuerzan por comprobar hechos respecto a los cuerpos celestes, dándose cuenta subconscientemente de la existencia de fórmulas cósmicas que imparten información respecto a la gravedad específica, constitución, irradiación, atracción magnética, calor y luz de cualquier sol, sistema solar o constelación. Muchos de ellos, en épocas futuras y remotas, llegarán a la plena comprensión y tendrán bajo su custodia las fórmulas, perteneciendo así a las filas de los Lipika. Es una línea peculiar que requiere ciclos de cuidadoso entrenamiento en las matemáticas divinas. Los Señores Lipika que controlan la manifestación periódica de la vida pueden clasificarse, hablando en general, en los grupos siguientes, los cuales sería interesante observar:
Los cuatro grupos corresponden, en la manifestación, al Inmanifestado, expresándose a través de los triples aspectos; regidos por Ellos trabajan una infinidad de agentes menores. Estos también pueden clasificarse más o menos; cada uno de los grupos enumerados se halla en todo esquema y emanación de rayo:
Todos trabajan con emanaciones de energías y unidades de fuerza bajo la ley cíclica, y todo tiene el mismo objetivo -producir la actividad perfecta, la intensificación de calor y la radiante luz magnética como expresión de la voluntad o el propósito de cada vida encarnada. La periodicidad de la manifestación consiste en la aparición cíclica de ciertas formas de energía específica, y esto es verdad ya sea que el hombre hable de un sistema solar, de un Rayo, de la aparición de un planeta en el espacio o del fenómeno del nacimiento humano. Ciertos factores extraños a cualquier unidad de energía, en consideración, afectarán inevitablemente su aparición y actuarán como agentes desviadores o rectores. La Ley de Ciclos ha sido considerada siempre como una de las más difíciles que el hombre pueda dominar y se ha dicho acertadamente que cuando un hombre ha dominado sus técnicas y puede comprender sus métodos de computación del tiempo, ha logrado la iniciación. Sus complejidades son tan numerosas y están tan ligadas a la ley mayor, la de causa y efecto, que prácticamente todo el posible campo de conocimiento es superado por su intermedio. Comprender esta ley implica capacidad para:
Cuando un hombre puede realizar todo esto y ha adquirido el derecho de conocer aquello que produce el fenómeno de la manifestación, tiene también el derecho de entrar en los concilios de la Jerarquía planetaria y dirigir él mismo las corrientes de energía a través y fuera del planeta. Puede obtenerse alguna idea de la complejidad que rige la manifestación periódica de un ser humano al considerar las fuerzas que traen a la manifestación a los entes humanos, las cuales producen la individualización; esto constituye, después de todo, la aparición de una tercer corriente de energía en conjunción con otra dos. El hombre es el punto de reunión de tres corrientes de fuerza, preponderando una u otra de acuerdo a su tipo particular. Enumeremos brevemente estos factores, obteniendo así alguna idea de la complejidad del tema: El primero y supremo factor es el rayo en el que se encuentra determinado ente humano. Esto significa que existen siete corrientes de fuerza especializada, cada una con su peculiar cualidad, tipo y ritmo. Aunque el Rayo de la Mónada es su [i1146] principal factor calificativo, el asunto se complica más porque tenemos también que considerar los dos Rayos subsidiarios, el del Ego y el de la personalidad. Segundo, debe tenerse en cuenta que los entes humanos, actualmente en este planeta, caen lógicamente en dos grandes grupos: aquellos que alcanzaron la individualización o se convirtieron en "entes de energía autodirigida" en la luna, y los que lograron la [e897] autoconciencia en la tierra. Existe gran diferencia entre ambos grupos, pues las unidades de la cadena lunar se caracterizan no sólo porque son más evolucionadas, debido al período de evolución más extenso, sino por esa gran cualidad de actividad inteligente, pues (como se ha de suponer) en la tercera cadena o lunar, el tercer Rayo era un factor dominante. En esta cuarta cadena domina el cuaternario o la síntesis de los tres que producen el cuarto, y ésta es una de las razones por la que poseen una naturaleza tan intensamente materialista quienes han ingresado al reino humano en este planeta. Las diferencias entre ambos grupos son muy grandes, y uno de los misterios que se halla detrás de las principales divisiones de la humanidad -dirigentes y dirigidos, capitalistas y trabajadores, gobernantes y gobernados- se encuentra justamente allí. Ningún sistema de reforma sociológica podrá desarrollarse con éxito sin la debida consideración de este importante hecho. Podrían enumerarse otros aspectos característicos, pero a esta altura sólo servirían para complicar el tema. Un tercer factor de diferenciación para los grupos de entes humanos que alcanzaron la autoconciencia en nuestro planeta se oculta en los métodos empleados por los Señores de la Llama en esa época. Según se dice, emplearon tres métodos. Primero, Ellos mismos tomaron cuerpo, energetizando así ciertas formas superiores del reino animal, aparecieron como hombres e iniciaron así un grupo particular. Sus descendientes pueden verse en los especímenes [i1147] más elevados de nuestra actual humanidad. Sin embargo, aún hoy no están tan avanzados como los grupos de entes provenientes de la cadena lunar que aparecieron en los días atlantes. Su herencia es peculiar. Implantaron un germen mental en el grupo secundario de hombre-animales que estaban preparados para individualizarse. Este grupo, durante mucho tiempo, fue incapaz de expresarse; estaba cuidado por los Señores de la Llama, y casi resultó un fracaso. Sin embargo, en la época en que la última subraza de la raza raíz Lemuria estaba en su apogeo, se pusieron repentinamente al frente de la civilización y justificaron el esfuerzo jerárquico. Tercero, fomentaron el germen del instinto en ciertos grupos de hombres-animales hasta que floreció la mente. Nunca debe olvidarse que los hombres tienen dentro de sí (fuera de todo estímulo extraño) la capacidad de llegar a obtener la plena autoconciencia. Estos métodos nos llevan al cuarto factor, el de los tres tipos de movimiento que afecta poderosamente a los jivas encarnantes. Los Hijos de la Mente caracterizados por las tres cualidades de la materia, como se explicó anteriormente, son denominados genéricamente: [e898]
Estas cualidades caracterizan a los tres Rayos mayores y a las tres personas de la Deidad, siendo cualidades de la conciencia -materialista, inteligente y divina. Son las características que predominan en las cadenas, de las cuales la tierra es una. Esquema Planetario Terrestre
Los factores considerados, que afectan a los diferentes entes encarnantes, tienen un efecto vital en su evolución cíclica; el rayo y los tres tipos principales producen la aparición periódica variable. En los libros de ocultismo se han hecho ciertas afirmaciones respecto a la variabilidad del tiempo transcurrido entre encarnaciones. Tales afirmaciones son en su mayoría inexactas, pues no tienen en cuenta la diferencia de Rayo ni permiten hacer cálculos sobre si el ente humano involucrado es una unidad de inercia, un punto sáttvico o una entidad rajásica. Ninguna regla fija ni rígida puede imponerse al público en esta época, aunque tales reglas existen y son regidas por siete fórmulas diferentes para los tres tipos principales. Dentro de esta séptuple diferenciación existen muchas menores; el estudiante avezado se abstiene de hacer aseveraciones dogmáticas sobre este tema tan peculiar y difícil. Aquí sólo se ha tocado la superficie. Debe recordarse que en las primitivas etapas de la encarnación, el ente estaba regido principalmente por la aparición grupal y venía a la encarnación conjuntamente con su grupo. A medida que transcurre el tiempo y su propia voluntad o propósito son más definidos, a veces se verá forzado a manifestarse independientemente de su grupo; también lo harán otros entes que pertenecen a otros grupos, lo cual conduce a la aparente confusión en detrimento de los cálculos superficiales del estudiante insustancial. Cuando esto sucede el ente en cuestión ha transferido su historial a otro registro en los archivos jerárquicos, y se convierte en lo que ocultamente se denomina "un punto de fuego autodirigido". Entonces posee una fuerte individualidad, totalmente [e899] autocentrada, sin ningún [i1149] sentido grupal, excepto las afiliaciones terrestres a las que se adhiere por instinto de autoprotección y bienestar personal. En esta etapa permanece durante un vasto período de tiempo, teniendo ante así la tarea de dominar una etapa posterior en la cual retorna al primitivo conocimiento del grupo en una vuelta más elevada de la espiral. Las reglas que rigen la encarnación del hombre común ya han sido consideradas, habiéndose dado mucha información en este tratado y también en el libro Cartas sobre Meditación Ocultista que, si son cotejadas, proporcionarán suficiente material de estudio durante mucho tiempo. Poco se ha dado respecto a las encarnaciones de los discípulos y a los métodos involucrados en las etapas posteriores de evolución. Debe tenerse presente que (para un discípulo) el alineamiento directo con el Ego, vía los centros y el cerebro físico, es la meta de su vida de meditación y disciplina. Esto se hace a fin de que el Dios interno pueda actuar con plena conciencia y controlar plenamente el plano físico. Así se ayudará a la humanidad y se fomentarán los asuntos grupales. Nuevamente debe recordarse que las fundamentales Leyes de Rayo y el tipo particular del discípulo determinan preeminentemente su aparición, aunque comienzan a imperar ciertas fuerzas que podrían tratarse aquí. Los factores que rigen la venida a la encarnación de un discípulo son los siguientes: Primero, su deseo de eliminar karma rápidamente a fin de librarse para prestar servicio. El Ego plasma este deseo, en el discípulo, durante la encarnación, eliminando así cualquier deseo por continuar en la bienaventuranza del devachán o trabajar en el plano astral. Por lo tanto, el objetivo del discípulo después de la muerte es desembarazarse de sus cuerpos sutiles y adquirir otros nuevos. No desea tener un período de descanso, y como el deseo es el factor que rige este sistema de deseos y particularmente este esquema planetario, si no hay deseo no existe incentivo para la realización. [i1150] Entonces el hombre se ausenta del plano físico por breve tiempo y es impelido por su Ego a tomar un cuerpo físico con gran rapidez. Segundo, su deseo de realizar alguna obra de servicio dirigido por su Maestro. Esto implicará algunos ajustes, y ocasionalmente la temporaria detención de su karma. Dichos ajustes son hechos por el Maestro con el consentimiento del discípulo, siendo únicamente posibles en el caso de un discípulo aceptado de cierta categoría. Ello no significa que el karma se ha dejado de lado, sino que ciertas fuerzas son mantenidas en suspenso hasta haber cumplido un determinado trabajo grupal. [e900] Tercero, un discípulo volverá a la encarnación ocasionalmente a fin de adaptarse al plan de un discípulo más avanzado que él. Cuando un mensajero de la gran Logia necesita un vehículo para expresarse y no puede usar un cuerpo físico debido a la sutilidad de su sustancia, utilizará el cuerpo de un discípulo. Tenemos un ejemplo, en la forma que Cristo usó el cuerpo del iniciado Jesús, al tomar posesión de él en el momento del Bautismo; otro ejemplo, cuando se ha de dar un mensaje al mundo durante repetidos ciclos, un discípulo de grado elevado aparecerá, en encarnación física, en el grupo de un Maestro y será "influenciado" o "inspirado" (en sentido esotérico-técnico) por un instructor más avanzado que él. Cuarto, un discípulo puede estar muy avanzado en ciertas líneas, pero, debido a su desarrollo incompleto, carece de lo que se llama pleno desenvolvimiento de un principio particular. Por lo tanto puede decidir (con pleno consentimiento de su Ego y de Su Maestro) tomar una rápida serie de encarnaciones consecutivas con la intención de trabajar específicamente para llevar cierta cualidad o serie de cualidades, a un punto elevado de vibración, completando así su esfera de manifestación. Esto explica que se encuentren a veces personas peculiares aunque poderosas; [i1151] son tan unilaterales que parecen estar desequilibradas y dedican toda su atención a una línea de desarrollo, en tal forma que otras líneas son casi imperceptibles. Sin embargo, aparentemente tienen gran influencia, fuera de toda proporción, en relación a su valor superficial. Una comprensión de estos factores disuadirá al estudiante inteligente de emitir juicios precipitados y llegar a rápidas conclusiones respecto a sus semejantes. Ocasionalmente aparece una variante en estas rápidas e inmediatas encarnaciones, cuando un iniciado (cuyo ciclo casi ha cumplido), reencarna expresando casi totalmente un principio perfecto. Esto lo hace para bien de determinado grupo que -a pesar de ocuparse en trabajar para la humanidad- fracasa en su objetivo por carecer de una cualidad particular o corriente de fuerza. Cuando esto se evidencia en el aspecto interno, algún discípulo avanzado pone a disposición de la Jerarquía la energía de esa cualidad particular y la envía para equilibrar al grupo; con frecuencia lo hace durante un período de rápida sucesión de vidas. Tales son algunas de las causas que rigen la manifestación periódica de quienes están clasificados en los archivos jerárquicos como "puntos alineados de fuego". Se caracterizan por la energía que fluye a través de ellos, la cualidad magnética de su trabajo, sus poderosos efectos grupales y su comprensión del plan en el plano físico. La entrada a la manifestación de las vidas superhumanas (las [e901] Existencias mayores liberadas o los rajas devas de un plano), la aparición del Logos planetario y el Logos solar en encarnación física son regidas por leyes similares a las que gobiernan al ente humano, pero en dimensión cósmica. Es notorio hasta para el estudiante más superficial, que un plano surge gradualmente de la oscuridad existente entre los sistemas, no sólo como resultado de la respuesta vibratoria de la Palabra pronunciada, sino como expiación del karma de una [i1152] Vida cósmica y la relación existente entre Ella y la Existencia cósmica denominada Brahma o la tercera Persona de la Trinidad. El deva Regente de un plano es una Entidad superhumana que viene por un gran impulso cósmico para proporcionar la forma vibratoria que hará posible la aparición de otras formas menores. Los Señores de los Rayos o Logos planetarios, están similar y kármicamente vinculados con el segundo aspecto logoico o con esa Vida en manifestación que llamamos Vishnu. Se verá así que tres impulsos principales, emanantes cada uno de la voluntad, plan o propósito consciente de una Entidad cósmica, son responsables de todo lo que se ve y conoce en nuestro sistema solar. Por supuesto, se ha hecho hincapié frecuentemente en distintos libros ocultistas, pero esta clasificación puede ser de utilidad:
Debería observarse aquí que esta clasificación es aplicable al micro y al macrocosmos, y los estudiantes hallarán interesante su análisis. 3. El Movimiento Causa la Vinculación Triangular. En este tratado ya se ha dicho bastante para demostrar el plan general subyacente y explicar la necesidad del surgimiento o encarnación del sistema; no intento extenderme mucho. Así como no es posible para un hombre, en las primeras encarnaciones, concebir los efectos que tendrá sobre él la evolución y comprender la naturaleza del hombre en el Sendero, tampoco es posible para las grandes [i1153] existencias del sistema concebir (excepto en los términos más amplios y generales) la naturaleza del Logos solar y el efecto que la evolución producirá sobre Él. Baste añadir, con respecto a esta materia, que cuando se hayan realizado algunos amplios alineamientos cósmicos, y la energía del ovoide causal logoico en los planos mentales cósmicos pueda afluir ininterrumpidamente hasta [e902] llegar al átomo del plano físico (nuestro sistema solar), tendrán lugar grandes acontecimientos e inconcebibles posibilidades. Ciertos fenómenos menos importantes que este evento principal, ocurrirán a medida que transcurran los ciclos, los cuales podrán resumirse en forma general de la manera siguiente: Primero. Se formarán ciertos triángulos en el sistema que permitirán la interacción de energía entre los distintos esquemas planetarios, llevando así a una madurez más rápida los planes y propósitos de las Vidas implicadas. Debe observarse aquí que cuando consideramos la transmisión de energía, por medio del alineamiento y la formación de ciertos triángulos, siempre se hace en conexión con la energía del primer aspecto. Concierne a la transmisión del fuego eléctrico. Es importante tener presente esto, pues preserva la exactitud de la analogía entre el macro y el microcosmos. Segundo. Se formará en el sistema un último triángulo que contendrá una fuerza suprema, porque será utilizado por la esencia y energías extraídas del septenario de esquemas como base negativa para la recepción de energía eléctrica positiva. Esta energía eléctrica es capaz de circular a través de los esquemas debido a la realización de un alineamiento cósmico. La introducción de esta terrible fuerza espiritual, durante las etapas finales de la manifestación, hará que los siete soles se incendien. (20) Aunque los siete se han convertido en los tres, esto sucede sólo en [i1154] conexión con los planetas físico densos. [e903] La ignición de que se habla en los libros ocultistas y en La Doctrina Secreta se produce en materia etérica; esta ardiente energía etérica lleva a una consumación (y por eso destruye) los tres esquemas mayores restantes. Tenemos su analogía en la ignición del cuerpo causal, en la cuarta Iniciación, mediante la fusión de los tres fuegos. Constituye sólo una analogía, y los detalles no deben ser llevados muy lejos. El esquema de Saturno es considerado esotéricamente como que ha absorbido los "fuegos por fricción del espacio del sistema"; Neptuno es visto como el custodio de las "llamas solares" y Urano como el hogar del "fuego eléctrico". Cuando estos tres esquemas sean estimulados en forma simultánea por medio de la actividad foránea al sistema, iniciada por
y esas formas pasen de uno a otro esquema en forma triangular, entonces ellos también entrarán en oscuración. Nada queda, excepto los ardientes soles etéricos, y ellos -por la misma intensidad del fuego- se disiparán con gran rapidez. 4. La Relación entre los Centros Laríngeos, Alta Mayor y Mental. [i1155] El tema de los centros ha sido siempre de gran interés para el hombre, y ha ocasionado mucho daño porque se han ocupado demasiado de los centros físicos, desgraciadamente los nombres dados a los centros tienen su contraparte en el físico, y debido a la habitual aptitud del hombre para identificarse con lo físico y tangible se han acumulado una gran cantidad de datos basados en el estudio del efecto que produce la meditación sobre los centros físicos más que en un conocimiento espiritual. Tal tipo de meditación sólo puede practicarse sin peligro cuando el hombre no está polarizado en el yo personal inferior, sino cuando observa todas ]as cosas desde el punto de vista del Ego, con quien está plenamente identificado. Entonces se reconoce que los centros de materia física tienen un uso definido y son simples puntos focales de energía ubicados en el cuerpo etérico. Son utilizados como transmisores de ciertas energías, conscientemente dirigidas por el Ego o Yo, con el fin de inducir al cuerpo físico (que no es un principio) a cumplir con el propósito egoico. Para ello el Ego tiene que seguir ciertas reglas, ajustarse a la ley y no sólo controlar conscientemente al cuerpo físico sino conocer las leyes que rigen la energía y la constitución del cuerpo etérico y u relación con el físico. Debe llamarse la atención a los estudiantes sobre ciertos hechos fundamentales referentes a los [e904] centros y así complementar, correlacionar y sintetizar lo dado en este tratado. Es de valor la repetición, y la información dada y las analogías indicadas deberían proporcionar a todos los partidarios del raja yoga una base para su sensata consideración, la sabia meditación y la más plena comprensión de las verdades involucradas. Debido al acelerado desarrollo de la raza y al rápido [i1156] desenvolvimiento de la futura visión etérica, será de positivo beneficio si los estudiantes de ocultismo tienen al menos un concepto teórico de la naturaleza de aquello que veremos relativamente pronto. Como ya se sabe, los centros son siete y están formados de materia de los subplanos etéricos del plano físico. Como se ha dicho, existen literalmente diez, pero a los tres inferiores no se los considera de utilidad para dirigir la energía egoica. Están relacionados con la perpetuación de la forma física y tienen íntima vinculación con:
Debe tenerse en cuenta que aunque los tres sistemas solares (el pasado, el presente y el futuro) se diferencian en tiempo y espacio en lo que concierne a la conciencia del hombre, desde el punto de vista del Logos representan con mayor exactitud lo superior, lo intermedio y lo inferior, expresándose los tres como uno solo. Al sistema anterior, por lo tanto, se lo considera esotéricamente el tercero, es el más inferior y está relacionado con la materia densa y negativa. Evidentemente el sistema solar anterior tiene en consecuencia una estrecha relación con el tercer reino o reino animal, el cual presumiblemente ha sido trascendido por el hombre. Los siete centros que conciernen al hombre se clasifican en dos grupos: los cuatro inferiores relacionados con los cuatro Rayos de Atributo o los cuatro rayos menores, íntimamente conectados con el cuaternario micro y macrocósmico, y los tres transmisores superiores de los tres rayos de aspecto. Estos centros transmiten energía de [i1157] muchas y variadas fuentes, las cuales podrán enumerarse brevemente como:
Estas distintas corrientes de energía pasan a través de ciertos grupos o centros acrecentando su actividad y afluyendo más libremente a medida que transcurre la evolución. En lo que concierne al hombre en la actualidad, todas estas energías convergen en su cuerpo físico y procuran energetizarlo y dirigir su actividad por medio de los siete centros etéricos. Dichos centros reciben la fuerza proveniente de:
Este hecho explica el gradual crecimiento y desarrollo del hombre. Al principio lo rige la fuerza proveniente del plano de la sustancia y hace que se identifique [i1158] con la sustancia más grosera, se considera un hombre, un miembro del cuarto Reino, y se convenza de que es el no-yo. Más adelante, cuando la fuerza del Ego afluye, prosigue su evolución síquica (uso aquí la palabra "síquico" en su significado superior) y empieza a considerarse como el Ego, el Pensador, el Uno que emplea la forma. Finalmente, responde a la energía de la Mónada y se da cuenta de que no es hombre ni ángel, sino una esencia divina o Espíritu. Los tres tipos de energía citados se demuestran durante la manifestación como Espíritu, Alma y Cuerpo, y por intermedio de ellos los tres aspectos de la deidad se unen y convergen en el hombre y están latentes en cada átomo. La séptuple energía de los planos y por consiguiente de la sustancia, llega a su consumación cuando los cuatro centros inferiores están plenamente activos. La séptuple energía de la síquis, el aspecto conciencia se manifiesta cuando las tres superiores de los tres mundos vibran con precisión. La séptuple actividad del espíritu se hace sentir cuando cada uno de estos siete centros no sólo están plenamente activos sino que rotan como "ruedas que giran sobre sí mismas, cuando son cuadridimensionales y no sólo vidas individuales, sino que están vinculados con el séptuple centro de [e906] la cabeza. El hombre es visto entonces como realmente es -una red de fuego con flamígeros puntos focales, transmitiendo y haciendo circular energía ígnea. Estos centros no sólo reciben la energía por la cúspide de la cabeza o, para ser más exactos, por un punto situado ligeramente encima de la cúspide de la misma, sino que la hacen salir a través de ese centro, siendo de distinto color y más brillante, y vibrando con mayor rapidez que aquello que entra. El cuerpo etérico está formado por un aspecto del fuego negativo y es el receptor del fuego positivo. A medida que los diversos tipos de fuego se fusionan, mezclan y circulan, adquieren y producen distintos efectos en los fuegos del sistema microcósmico. [i1159] El centro en la base de la columna (el inferior, del cual el hombre debe ocuparse conscientemente) es de particular interés, debido a que en ese centro se originan tres extensas corrientes de energía que ascienden y descienden por la columna vertebral. Esta triple corriente posee muchas analogías interesantes que pueden ser descubiertas por el estudiante intuitivo. Pueden darse algunos indicios. Dicho canal de triple energía tiene tres puntos de sumo interés, los cuales (expresándolo de modo que tenga algún sentido para el interesado) pueden ser considerados como:
Por consiguiente, constituye un panorama en miniatura de toda la evolución del espíritu y la materia porque:
En la evolución de los fuegos de la columna, tenemos una analogía con el sutratma y sus tres puntos interesantes, el huevo aúrico monádico, su punto de emisión; el huevo aúrico egoico, el punto medio; el cuerpo o forma grosera, su punto inferior. Otro detalle interesante se observa en el hecho de que existen allí, entre estos centros, ciertas brechas (si es que puedo expresarlo así) que deben ser salvadas (en el curso de la evolución) por la acción energética de la vibración rápidamente creciente de la unidad de fuerza. Entre la triple energía de la columna vertebral y el centro alta mayor existe un vacío, así como existe aquello que debe ser unido entre el triple hombre inferior y el cuerpo egoico, o entre la unidad mental del cuarto subplano del plano mental y el Ángel solar del tercer subplano. Aunque se dice que la triada [e907] atómica permanente está encerrada en la [i1160] periferia causal, sin embargo, desde el punto de vista de la conciencia, existe aquello que debe ser unido. Además entre el centro alta mayor y el centro superior de la cabeza, existe otro abismo -una analogía del abismo que se encuentra entre el plano del Ego y el punto inferior de la Tríada, el átomo manásico permanente. Cuando el hombre ha construido el antakarana (en las etapas finales de su evolución en los tres mundos) ese abismo es salvado y la Mónada y el Ego se vinculan estrechamente; cuando está polarizado en su cuerpo mental, comienza a unir el antakarana, y cuando el centro entre los omóplatos, mencionado anteriormente como el centro manásico, vibra fuertemente, entonces el centro alta mayor y el centro coronario pueden ser unidos mediante el centro laríngeo. El hombre, al alcanzar esta etapa, se convierte en un creador que emplea materia mental, poseyendo una calidad diferente de la del común trabajador inconsciente. Construye al unísono con el plan, y el divino Manasaputra o Hijo de la Mente, en lugar de centralizar la atención como Hijo del Poder en los tres mundos, lo hará en la Tríada espiritual, recapitulando así en una vuelta más alta de la espiral el trabajo hecho anteriormente como hombre. Esto es posible cuando el crecimiento del triángulo ya mencionado (base de la columna, centro alta mayor y laríngeo, unificados en la cabeza) es acompañado por otra triplicidad, el plexo solar, el corazón y el tercer ojo; la energía fusionada por medio de ellos se unifica similarmente en ese centro de la cabeza. El tercer ojo es un centro de energía construido por el hombre, analogía del centro de energía, el cuerpo causal, construido por la Mónada. El centro alta mayor está construido similarmente por otras corrientes de fuerza y corresponden, en forma interesante, a la triple forma construida por el Ego en los tres mundos. Cuando este trabajo dual ha continuado hasta cierto nivel evolutivo, otra triplicidad se vivifica dentro de la [i1161] cabeza como consecuencia de estas corrientes duales de triple energía. Este triángulo transmite energía ardiente por medio de la glándula pineal, el cuerpo pituitario y el centro alta mayor, alcanzando el centro de la cabeza. De esta manera, tenemos en estos tres triángulos nueve corrientes de energía que convergen y entran en el loto superior de la cabeza. La analogía con ciertas fuerzas macrocósmicas será aquí evidente para todo estudiante perspicaz. Hemos visto la estrecha conexión que existe entre los diferentes centros y el efecto gradual que se observa a medida que se vinculan y producen oportunamente un sistema circulatorio sintético para la energía egoica conjuntamente con la energía del hombre inferior, lo que constituye una especie de medio por el [e908] cual se hace sentir la fuerza egoica. Sin embargo, macrocósmicamente, poco puede decirse en forma inteligible para el hombre en su actual etapa de evolución. A pesar de todo, pueden hacerse breves afirmaciones que (una vez reflexionadas y correlacionadas) arrojarán alguna luz sobre la evolución planetaria y la relación que existe entre el Logos planetario y el Logos solar. Un Logos solar usa como centros de energía los esquemas planetarios, personificando cada uno un tipo peculiar de energía y vibrando, por consiguiente, de acuerdo a la clave del Ángel solar logoico, del cual el Ángel solar humano es un vago reflejo. Aquí es interesante observar que mientras el Ángel solar humano es una unidad manifestándose a través de tres hileras de pétalos, la analogía logoica es aún más interesante, porque la gran Entidad cósmica se manifiesta en el plano mental cósmico como una triple llama que atraviesa siete hileras de pétalos, siendo la energía de estos siete círculos de energía lo que palpita por medio de un esquema. Todo esto se halla oculto en el enigma de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE, y no puede ser develado por el hombre -siendo la verdad oscura, incluso para el más elevado Dhyan Chohan de nuestro sistema. Los centros de energía del Logos solar tienen [i1162] la forma de vastos lotos (21) ruedas, en cuyos centros reside oculta esa Vida cósmica central que llamamos un Logos planetario. Es el lugar de encuentro de dos tipos de fuerza, espiritual o logoica, que llegan hasta Él (por medio del Loto logoico en los planos mentales cósmicos) desde el plano de los siete Rishis de la Osa Mayor y, en [e909] segundo lugar, de la fuerza búdica, transmitida por medio de las Siete Hermanas o las Pléyades, desde una constelación llamada el Dragón en algunos libros, de donde proviene la denominación de "El Dragón de Sabiduría. Se suma a ésta una tercera energía de tipo manásico, en consecuencia, puede ser detectada en estos centros. Llega a los centros logoicos por medio de la estrella Sirio y es transmitida desde esa constelación que (como ya hemos [i1163] mencionado) debe permanecer incógnita en la actualidad. Estas tres grandes corrientes de energía forman la manifestación total de un centro logoico. Es conocido por nosotros como un esquema planetario. Dentro del esquema planetario, estas corrientes de energía actúan predominantemente de la manera siguiente:
La energía física, remanente de un sistema solar anterior, se demuestra a través de la forma física densa y del material energetizado durante el ciclo involutivo. No se la considera un principio; se la observa como la base de maya o ilusión. Los distintos esquemas planetarios no son todos parecidos pues difieren en
La principal diferencia reside en el hecho de que, como hemos repetido a menudo, tres de ellos forman los tres centros superiores de energía etérica del Logos, y cuatro constituyen los centros inferiores. Saturno es aquí de interés para nosotros porque el Logos de Saturno mantiene una posición, en el cuerpo logoico, similar a la mantenida por el centro laríngeo del microcosmos. Hacia el fin de la manifestación tres centros se alinearán de la misma manera que lo han hecho el centro de la base de la columna vertebral, el centro laríngeo y el centro alta mayor. Debe destacarse que hay tres esquemas planetarios que [i1164] mantienen una posición análoga a la de la glándula pineal, del cuerpo pituitario y del centro alta mayor, pero no son los esquemas a los cuales nos referimos como centros o que sabemos que los Logos planetarios les dan forma. Algunos planetoides y también un esquema que ya no está activo y se halla en pasividad tienen su ubicación aquí. En el cuerpo logoico dicho esquema constituye la analogía del tercer ojo atrofiado del cuarto reino de la naturaleza. Cuando el hombre haya desarrollado la visión etérica y expandido así su campo visual será consciente de estos hechos, porque entonces verá. Muchos esquemas planetarios que se encuentran sólo en materia etérica serán revelados ante su mirada atónita, y no sólo encontrará que (como en el cuerpo microcósmico) existen siete (o diez) centros principales, sino numerosos centros con el propósito de energetizar diversos órganos. De la misma manera el cuerpo macrocósmico tiene miríadas de puntos focales de energía o nutridores, que tienen su lugar, su función y se perciben sus efectos. Estos centros sin globo físico denso, constituyen lo que a veces se llama "la ronda interna", transmitiendo su fuerza a través de esos centros mayores que según se dice en los libros ocultistas, están vinculados con la ronda interna. Cada uno de estos esquemas planetarios puede verse como un loto formado de siete pétalos principales, formando cada cadena un pétalo, pero teniendo también pétalos subsidiarios de un color secundario de acuerdo a la naturaleza y al karma de la Entidad implicada. En la enumeración de estos Lotos solares los estudiantes de ocultismo se extravían. Por ejemplo, es correcto decir que el esquema planetario que corresponde a la base de la columna vertebral microcósmica es un loto cuádruple y tiene, por lo tanto, cuatro pétalos. Posee cuatro pétalos sobresalientes de un matiz peculiar, pero hay tres que poseen un color secundario y nueve de naturaleza terciaria. La indicación dada puede revelar a los [e911] estudiantes intuitivos el nombre del planeta y la naturaleza de su evolución. [i1165] Cada uno de estos lotos solares o esquemas planetarios, se despliega en tres grandes etapas de actividad, en cada una de las cuales domina uno de los tres tipos de energía. A medida que prosigue el desarrollo, la actividad vibratoria crece y la aparición de la actividad manifestante cambia:
2) D. S. I. 219, 242-243,287. 3) El átomo. D. S. I, 133; II, 219. La ciencia esotérica está construída sobre la naturaleza ilusoria de la materia y la infinita divisibilidad del átomo.
¿Qué es un átomo?
4) D. S. III, 79, llamada 52 5) Las cuatro subdivisiones del deseo deberían ser estudiadas en el Brahmana del Sama-veda (1) el deseo de conocer; de allí surge (2) el deseo de poseer; después (3) el deseo de afianzar la posesión, por ejemplo dar los pasos necesarios y emprender la acción que adjudicará la posesión; y finalmente (4) la adquisición -éstas son respectivamente las cuatro subdivisiones, deseo-cognoscitivo, deseo en sí, deseo-activo y la suma total de los deseos. "El regidor del deso es Shiva y las instrucciones que imparte a sus subjerarcas es: Nuestra tarea es destruir. La orden y el método son los siguientes: Esto debe destruirse primero, aquello después; luego debe efectuarse este o aquel trabajo negativo. Primero averigüen, fomenten el "deseo de saber" y comprendan plenamente la naturaleza de Yo y de Esto. Luego fomenten el "deseo de poseer". Obtendré el Yo y el "Esto". Habiéndolos obtenido, pasarán a la Negación, a exclamar "no (ya no los deseo más)" En la Negación está el resumen, sam-a-hara, "reunir todo" y también el sam-hara, el "acaparar todo", reabsorción, destrucción. Pranava-Vada, pág 364.6)
He aquí por qué surge el denominado "rechazo", porque la conciencia o el desarrollo del Ego (logoico o humano) es la meta de la evolución y no el aspecto materia. "El Rayo Primordial es sólo el vehículo del Rayo divino." D.S. I, 129. 7) Forma: "El modelo de acuerdo al cual la naturaleza hace su trabajo externo." D. S. III, 109; II, 263.
8) En relación con la transmutación será interesante
conocer la antigua fórmula siguiente. Constituía la base del trabajo
alquímico del pasado. 9) El hombre debe comprender la naturaleza de la rueda
en la que está girando, llamada en sánscrito la rueda de Samsara. Esta
última palabra, derivada de la raíz Sru, mover, significa una rueda
en movimiento o la gran rueda de la mutable vida donde las entidades
humanas han sido convocadas para trabajar; nunca debe ser abandonada
por compasión al hombre y en obediencia a la ley de unidad que vincula
a los muchos, según la opinión de todos los verdaderos yoguis y de Sri
Krishna. El Instructor explica la naturaleza de la rueda samsárica,
de manera peculiar que merece ser reflexionada. 10) La Biblia , Pedro II, 4. 11) Color. Significaba originalmente una "cobertura". De la raiz "celare", cubrir u ocultar. También ocultare, esconder. Simbolismo de los colores. El lenguaje del prisma, en el cual "los siete colores maternos tienen cada uno siete hijos", es decir cuarenta y nueve matices o "hijos" entre los siete, cuyos graduados matices constituyen tantas letras o caracteres alfabéticos. El lenguaje de los colores contiene cincuenta y seis letras para el iniciado. El septenario de cada letra es absorbido por el color materno, así como los siete colores maternos son finalmente absorbidos por el rayo blanco, la Unidad divina simbolizada por dichos colores.
12) Maya o Ilusión. La palabra Maya debe ser bien comprendida para que pueda captarse el espíritu de la filosofía antigua. La derivación que se atribuye a la palabra es Ma+ya, o eso no. Maya es por lo tanto un poder que hace aparecer las cosas como lo que no son, o el poder de la ilusión que surge de la restricción del antiguo concepto sobre la verdadera unidad que periódicamente aparece como multiplicidad, debido al poder de Maya que coexiste con esa unidad. 13) "La mente es el Destructor de lo Real." La Voz del Silencio , pág. 14. 14) "Ahamkara. El "Yo" que hace necesario establecer un principio para que pueda desarrollarse la conciencia y trascender cuando ha realizado su trabajo. 15) La Biblia. Pedro I, V, 1. 16) La Biblia. Mal. IV, 2. 17) El centro alta mayor, ubicado en el lugar donde el canal de la columna vertebral se une al cráneo; está situado en la parte baja y posterior de la cabeza. y se compone del tipo de materia etérica más inferior, materia del cuarto éter, mientras que los centros etéricos de los discípulos están compuestos de materia de los éteres superiores. 18) "De aquí que a todo Dios manifestado se lo denomine Trinidad. La unión de los tres Aspectos o fases de manifestación, en sus puntos externos de contacto con el círculo, da el Triángulo fundamental de contacto con la materia, la cual con los tres Triángulos formados con las líneas trazadas por el Punto, producen el divino Tetractys a veces llamado el Cuaternario cósmico, los tres Aspectos divinos en contacto con la materia, preparados para crear. Éstos, en su totalidad, son la Superalma del cosmos que va a existir". "La Forma. Podemos observar primeramente los efectos de dichos Aspectos cuando la materia responde a ellos. Por supuesto no se deben al Logos de un sistema sino que son las analogías en la materia universal de los Aspectos del yo universal. El Aspecto Bienaventuranza o Voluntad, impone a la materia la cualidad de Inercia -Tamas, el poder de resistir, estabilidad, quietud. El aspecto Actividad hace que la materia responda a la acción - Rajas, movilidad. El aspecto Sabiduría le otroga Ritmo-Sattva, vibración armónica. Mediante la ayuda de la materia así preparada, los Aspectos de la Conciencia logoica pueden manifestarse como Seres." Estudio sobre la Conciencia, por Annie Besant. 19) Símbolos "Un símbolo oculta o revela." Carlyle.
20) La salida y la puesta del Sol simbolizan la manifestación y la oscuración. D. S. III, 79. El Pralaya es de diferentes clases:
El hombre repite esto en la séptima y quinta Iniciaciones y en cada renacimiento en los tres mundos. Las Pléyades son el centro alrededor del cual gira nuestro sistema solar. D. S. III, 236; IV, 118-120 El Sol es la semilla y la matriz de todo en el sistema solar. D. S. I, 299-300; II, 86-87. "Semilla proviene de la misma palabra que grano." Compárense las palabras de La Biblia: "Salvo que un grano de trigo caiga sobre el terreno y muera, qudará solo, pero si muere traerá mucha fruta. "El Sol está regido por las mismas leyes que todos los átomos. D. S. I, 179. 21) Ver Sección VIII, D. S. II, 86 El Loto es tanto el símbolo del Macrocosmos como del Microcosmos.
"El significado de la tradición de que Brahma nace del loto o en el loto, es el mismo. El loto simboliza un sistema mundial y Brahma reside allí representado por la acción; se lo denomina por lo tanto el Kamal-asana, el Loto sentado. También se dice que el loto surge del ombligo o en el ombligo de Vishnu, porque el ombligo de Vishnu u omniconocimiento es "deseo necesario"; su forma primaria, como se representa en el texto Veda, es: Sea yo nacido (como progenie multitudinaria). De tal deseo central y esencial, la voluntad de vivir, surge todo el devenir, todas las actuaciones , todos los remolinos y vórtices de cambio y manifestación que configuran la vida. En tal devenir reside Brahma, y desde él y por él, es decir, por la incesante actividad, surge y se manifiesta el mundo organizado, el trib huvanam, el triple mundo. Por ser el primer manifestado, Brahma es llamado el primero de los dioses; por la acción viene la manifestación, y Él es el actor; porque es actor, se lo denomina a veces el preservador o protector del mundo; porque quien hace una cosa desea también el mantenimiento y la preservación de su obra y, más aún, haciéndolo, proporciona la base y la oportunidad para la acción de preservación, la que, por supuesto, pertenece exclusivamente a Vishnu." Pranava-Vada, páginas 84,311. |
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