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[i271] REGLA DIEZ

A medida que las aguas bañan la forma creada, éstas son absorbidas y utilizadas. La forma acrecienta su fuerza; que el mago continúe hasta que su trabajo sea suficiente. Que los constructores externos cesen su trabajo y los constructores internos inicien su ciclo.

LA CONSTRUCCION DE FORMAS MENTALES

 

     [e198] [i273] En esta regla se exponen dos hechos acerca de la forma, que atañen a todas las formas, y se dan también tres importantes preceptos en los siguientes términos:

     Los hechos son:

1.      La forma absorbe y utiliza las aguas donde está sumergida.

2.      Como resultado de esto acrecienta su fuerza.

     Los tres preceptos son:

1.      Que el mago continúe construyendo su forma hasta asegurar que su potencia es adecuada.

2.      Luego, que los "constructores externos" cesen su trabajo.

3.      Que los "constructores internos" inicien su ciclo.

     En el proceso de construcción de la forma mental vimos que ésta tuvo que ser oportunamente orientada en la correcta dirección y encaminada en el sendero apropiado, a fin de desempeñar la voluntad y el propósito de su creador. Esto sucede al comenzar el trabajo, y después del proceso de orientación prosigue el trabajo de construcción, pues la forma mental aún no está preparada para una vida independiente. Existe una verdadera analogía entre el período de gestación de una criatura y el de una forma mental. Un buen médico no descuida nunca la importancia de la correcta ubicación de la criatura dentro de la matriz y, análogamente, cuando hay una posición errónea en el sendero a recorrer para llegar a la existencia, con frecuencia sobreviene la muerte y el desastre. Como bien saben, esta analogía es muy exacta. El nacimiento va precedido por la "ruptura de las aguas" (en términos [i274] médicos); una reacción similar tiene lugar antes [e199] que la forma mental produzca los resultados en el plano físico; las aguas del deseo llegan a ser tan poderosas que causan la precipitación y la consiguiente aparición de la forma de expresión deseada.

     Tomemos los hechos y analogías tal cual se presentan y estudiémoslos desde el punto de vista del macro y del microcosmos.

     Observemos que la forma absorbe y utiliza la sustancia en que está sumergida. Nuestro sistema solar es uno entre muchos, y no el más grande. Constituye un fragmento de un todo mayor, el cual está formado de siete partes (o siete sistemas solares), está sumergido en las aguas del espacio, ha nacido del deseo y, en consecuencia, es hijo de la necesidad. Extrae su vida de aquello que lo circunda. De todas partes afluyen a nuestro sistema solar corrientes de fuerzas que emanan de "Aquel de Quien nada puede decirse" - como se lo describe en Tratado sobre Fuego Cósmico. Estas corrientes encarnan Su voluntad y deseo, expresan Su amor o capacidad de atracción y se manifiestan como esa gran forma mental que llamamos nuestro sistema.

     Al margen de esto sería conveniente observar que a esta Existencia se la denomina "Aquel de Quien nada puede decirse", no por ser un secreto o misterio, sino porque es imposible describir Su vida y propósito hasta no haber completado el período de evolución en nuestro sistema solar. Observen que digo nuestro sistema solar, no simplemente nuestra existencia planetaria. Especular sobre la Existencia, que a través de Su vida da forma a siete sistemas solares, es desperdiciar energía. En nuestro planeta, sólo las grandes vidas como las de Buda, los Kumaras y el Logos planetario, comienzan a percibir el impulso dinámico del gran Todo y, aún ellos, siendo apenas sensibles a Él, tampoco pueden concebir su tendencia, pues está más allá de la mente, del amor y de la voluntad. Pone en actividad factores [i275] para los cuales no tenemos términos, y también tendencias que aún no han sido ni remotamente imaginadas en nuestro planeta.

     Hemos creado un término que lo aplicamos al éter. Hablando esotéricamente, ésta es la forma moderna de expresar "las aguas del espacio", es decir, las aguas del deseo, en las cuales estamos sumergidos. Están en constante flujo y reflujo, y es la corriente de vida, constituida por cuarenta y nueve tipos de energía, que fluye a través del loto egoico cósmico y (irradiando de éste) nutre con medido sustento a la forma - solar, planetaria o humana - de la cual es responsable. Esto está dilucidado en Tratado sobre Fuego Cósmico.

     El hombre se halla sumergido en las fuerzas que son para él lo que las aguas del espacio para nuestro sistema solar. [e200] Descubre que al igual que nuestro sol y sus planetas-satélites, forman parte de un todo y, así como nuestro sistema es sólo uno de siete sistemas unidos para formar el cuerpo o expresión manifestada de una vida, así también el reino humano, del cual el hombre constituye una parte infinitesimal, es uno de los siete reinos. Éstas son las analogías de los siete sistemas solares en la vida del Logos planetario. Cuando el hombre empieza a percibir la vida del Logos solar, al expresarse a través de los siete esquemas planetarios, se habrá puesto en contacto con la conciencia del Logos planetario de nuestro esquema especial, el cual percibe parcialmente las vibraciones unidas de las vidas de los siete Logos solares.

     Para precisar más esta analogía, diré que el mismo reino humano se halla en un estado de conciencia similar al de la unidad humana, mediante la fuerza subjetiva de su existencia, y desde el punto de vista de la conciencia provee "las aguas del espacio", en las cuales el ser humano se reproduce y crece. Repito, enfrentamos en el cuarto reino las expresiones de las mismas siete fuerzas, y a medida que el hombre reconoce los siete rayos o tipos, y empieza a trabajar conscientemente con ellos, da los primeros pasos para trascenderlos y controlarlos [i276] dentro de su campo de acción. Esto es lo que actualmente está aconteciendo. El conocimiento de los siete tipos de rayo está comenzando a penetrar en los pensadores de la raza, y este conocimiento fue, en épocas pasadas, prerrogativa de los iniciados de entonces. En la presentación astrológica está latente esta información, que conducirá a los discípulos a la comprensión y los pondrá en relación con los siete esquemas planetarios. Sin embargo, no se puede esperar un verdadero desarrollo de la astrología, hasta no estar realmente con nosotros la nueva era y no haberse realizado la nueva orientación.

     La forma de la humanidad ya se ha completado. El objetivo de la Jerarquía es ubicarla correctamente dentro de la matriz de la materia, con sus consiguientes implicaciones. Observen estas palabras. La necesidad en esta época es muy grande, pues el alma de toda la humanidad está en proceso de nacer. Hablando cósmicamente, si se lograra ahora la correcta orientación de las fuerzas del reino humano, la humanidad manifestaría en la tierra un propósito, una belleza y una forma, expresiones plenas de una realidad interna espiritual, en concordancia con el propósito egoico. Se presiente que surgirán otras eventualidades, y por desgracia pueden acontecer, pero no las consideraremos porque los Hermanos observadores esperan y creen que los hombres trascenderán todas las eventualidades indeseables y alcanzarán la meta. Diré una palabra y haré una insinuación. La Jerarquía del planeta es simbólicamente el centro coronario de la humanidad, y sus [e201] fuerzas constituyen las fuerzas del cerebro. En el plano físico existe un gran grupo de aspirantes, discípulos probacionistas y discípulos aceptados, que tratan de responder al "centro coronario", algunos conscientemente y otros inconscientemente. Son extraídos de todos los campos de expresión, pero en una forma u otra todos son creadores. Constituyen a su vez lo que se podría denominar simbólicamente la "glándula pineal" de la humanidad. Así como en el individuo ésta se encuentra generalmente inactiva y dormida, de la misma manera, en la humanidad, este grupo de células en el cerebro del cuerpo colectivo está aletargado, [i277] pero sensible a las vibraciones del centro coronario, la Jerarquía oculta. Algunas de las células están despiertas, y deben intensificar su esfuerzo para despertar a otras. Los precursores de la familia humana, los científicos, los pensadores y los artistas, constituyen el cuerpo pituitario. Expresan la mente concreta, pero carecen de esa percepción intuitiva e idealismo, que los ubicaría (hablando en forma simbólica) en la glándula pineal; no obstante son inteligentes, expresivos e investigadores. El objetivo de la Jerarquía (también simbólicamente) es hacer tan potente la glándula pineal y por consiguiente ejercer tanta atracción, que las vidas celulares del cuerpo pituitario puedan ser estimuladas para lograr una estrecha interacción. Esto traerá como resultado una acción tan poderosa que hará afluir una corriente de nuevas células a la glándula pineal y, al mismo tiempo, se producirá una reacción tan fuerte que afectará a todo el cuerpo, trayendo como resultado la ascensión de numerosas vidas estimuladas, que ocuparán el lugar de aquellas que hallaron su camino hacia el centro del esfuerzo jerárquico.

     Las "aguas del espacio", donde tiene lugar esta reorientación y reversión de tendencias, están en violenta agitación. El torbellino de deseos contradictorios en que se encuentran sumergidos los hombres es hoy caótico y tan poderoso, que las aguas están agitadas hasta sus mismas profundidades. Los estudiantes de la historia moderna y del orden social, enfrentan una situación sin precedentes, la cual corresponde, en el cuerpo colectivo de la humanidad, a los trastornos en la vida del aspirante, que preceden siempre la entrada en el sendero del discipulado. Por lo tanto, no hay razón para sentir depresión o indebida ansiedad, sino ardiente deseo de que la transición pueda efectuarse a su tiempo y en debido orden, y sin demasiada rapidez - lo cual sería destructivo para los correctos vínculos y asociaciones - ni tan prolongada que vaya más allá de la tensión que puede soportar la urdimbre de la humanidad, que ha sido puesta a pruebas excesivas. Las nuevas manifestaciones en todos los reinos y épocas, deben venir a la existencia lentamente y sin peligro. [i278] Las nuevas [e202] formas, si finalmente han de soportar el peso y tomar el impulso necesario que las conduzca a través de su ciclo de vida, deben ser construida en silenciosa subjetividad, para que la construcción sea fuerte y sólida, y el contacto interno con el creador (humano o divino) y la fiel adaptación al canon, puedan ser sustanciales e inquebrantables. Esto es verdad respecto a un universo, un reino de la naturaleza o una forma mental, creada por un pensador humano.

     Todas las técnicas de construcción de formas son fundamentalmente las mismas, y las reglas y realizaciones pueden resumirse en los aforismos siguientes:

Que el creador se conozca como el constructor, y no como lo construido.

Que desista de ocuparse de la materia prima del plano físico y estudie el canon y los anteproyectos, actuando como agente de la Mente Divina.

Que utilice dos energías y trabaje con tres leyes. Las energías son: la energía dinámica del propósito, de acuerdo al Plan, y la energía magnética del deseo, que atrae a los constructores al centro del esfuerzo.

Que imperen estas tres leyes: la ley de limitación sintética, de interacción vibratoria y de precipitación activa. La primera se relaciona con la vida, la segunda con la construcción y la tercera produce la existencia manifestada.

Que se ocupe primero con los constructores externos, enviando su llamado a la periferia de su círculo de influencia.

Que ponga en movimiento las aguas de la sustancia viviente por medio de su idea e impulso, sometiendo a los constructores a su propósito y plan.

Que construya con juicio y destreza, conservando siempre el "sitial del director" y que no descienda para establecer íntimo contacto con su forma mental.

Que proyecte su forma, en tiempo y espacio, mediante la [i279] visualización, la meditación y la destreza en la acción, y produzca aquello que su voluntad ordena, su amor desea y su necesidad crea.

Que retire los constructores de la forma externa, y que los constructores internos de fuerza dinámica la impulsen a la manifestación. Mediante el ojo del creador estos constructores internos son llevados a una actividad funcionante dirigida. Por la palabra del creador fueron guiados los constructores externos. Por el oído del creador el volumen de la Palabra mayor vibra a través de las aguas del espacio.

[e203] Que recuerde el orden del trabajo creador. Las aguas del espacio responden a la palabra. Los constructores construyen. El cielo de creación termina y la forma es adecuada para manifestarse. Le sigue el cielo de actuación, y su duración depende de la potencia de los constructores internos, los cuales constituyen la forma subjetiva y trasmiten la vida vitalizadora.

Que recuerde que la cesación de la forma sobreviene al lograrse el propósito, o cuando la impotencia de la voluntad hace fracasar el funcionamiento durante el ciclo de ejecución.

     Los estudiantes harían bien en estudiar estos ciclos de construcción creadora, ejecución y su consiguiente desintegración. Rigen tanto para un sistema solar y un ser humano, como para las formas mentales del pensador creador. El secreto de toda belleza reside en el correcto funcionamiento de estos ciclos. El secreto de todo éxito, en el plano físico, reside en la correcta comprensión de la ley y del orden. Para el aspirante, la meta de su esfuerzo es la correcta construcción de formas en materia mental, recordando que "como el hombre piensa, así es él", que el control de la sustancia mental y su utilización para pensar con claridad es esencial para el progreso.

     Esto se demostrará en la organización de la vida externa, [i280] en el trabajo creador de cualquier índole - ya sea al escribir un libro, pintar un cuadro, dirigir un hogar, conducir un negocio, sólida y honestamente, salvar una vida o cumplir con exactitud el dharma externo, mientras que los ajustes internos prosiguen en el silencio del corazón.

     Para el discípulo el trabajo se acrecienta. Debe comprender el plan y propósito grupales y no simplemente su propio problema espiritual e individual. Debe tener conformidad con el propósito de su ciclo y período de vida inmediatos y subordinar sus ideas y dharma personales al servicio y necesidad de ese ciclo. Debe adquirir conocimiento, fortaleza y coordinación entre el yo personal y el alma, de lo cual obtendrá la capacidad de construir formas y grupos organizados en el plano físico, y mantenerlos coherentemente unidos. Esto no lo hará mediante la fuerza de su propio carácter y equipo, sino porque éstos le permiten actuar como transmisor de las energías principales mayores de la vida y servir como colaborador eficiente en un plan, del cual sólo percibe un fragmento. Sin embargo, trabaja fielmente en la construcción de ese aspecto del gran plan, y el día que esta construcción haya finalizado y perciba la totalidad, se dará cuenta que ha construido fielmente según el diseño y de acuerdo a los anteproyectos contenidos en las mentes de los arquitectos (los [e204] Hermanos Mayores), que a Su vez, están en contacto con la Mente de la Existencia una.

     La aplicación práctica de estas verdades es de suma importancia. No existe vida tan limitada ni persona que por su situación no pueda empezar a trabajar inteligentemente y construir formas mentales, con comprensión de acuerdo a la ley. No hay día en la vida de un hombre, especialmente si es aspirante o discípulo, que no pueda trabajar con materia mental, controlar el uso de su pensamiento, observar el efecto de sus procesos mentales sobre aquellos con quienes se pone en contacto, y [i281] manejar en tal forma su materia mental o "chitta" (como la denomina Patanjali) para que él sea cada vez más útil.


Los Centros, las Energías y los Rayos

     Esta regla puede ser estudiada en dos direcciones y así se obtendrán resultados de valor práctico. Se la puede estudiar desde el punto de vista del trabajo que realiza el alma, en relación con su instrumento, el ser humano, y también desde el ángulo del trabajo de organización y construcción de formas que el discípulo lleva a cabo en relación con su servicio a la Jerarquía.

     Detrás de la forma externa de un ser humano, como sabemos, está el alma, responsable de su creación, sostenimiento y utilización. Detrás de toda actividad para el progreso de la evolución humana, como también de otros procesos evolutivos, se encuentra la Jerarquía. Ambos representan centros de energía; trabajan en forma creadora de acuerdo a la Ley; pasan de la actividad subjetiva a la manifestación objetiva, y responden (en la gran serie de vidas graduadas) a la vitalización y estímulo de los centros más elevados de energía. Algunos de los factores que el discípulo debe aprender a reconocer, a medida que transcurre su serie particular de vidas, se clasifica en dos grupos principales, cada uno somete su aspecto forma bajo siete tipos de energía o influencia.

     En primer lugar tenemos el grupo de fuerzas que concierne estrictamente al aspecto forma, trabajo de los Constructores externos y factores predominantes, hasta llegar a la etapa del sendero de probación. Éstas son las fuerzas inherentes a la materia misma; se ocupan de la naturaleza corporal y podrían enumerarse de la manera siguiente:

     1. Fuerzas físicas. Provienen de la vida de las células que constituyen el cuerpo. Esta vida celular responde a la vida celular del medio ambiente. No debe olvidarse que el esotérico [e205] ve siempre la correlación [i282] de los factores dentro de él mismo y los correspondientes factores en su medio circundante. Vivimos en un mundo de formas, las cuales están constituidas por vidas, y estas vidas tienen su propia influencia emanante y contribuyente. A su vez constan de tres grupos principales:

a.      Esas emanaciones, que al surgir de las células mismas y depender de su cualidad, producen efectos buenos o malos, y densifican o refinan, elevan o rebajan, debido a su influencia, la vibración física del unido cuerpo celular. Como bien sabemos, el efecto físico que produce el hombre de naturaleza burda, bruta y animal, será distinto a los efectos refinados y embellecedores producidos por el contacto con un alma madura, actuando en un cuerpo culto, aseado, disciplinado y purificado.

b.      Esas emanaciones, esencialmente físicas, responsables de esa afinidad química entre un cuerpo animal y otro, producen la atracción de los sexos. Es un aspecto del magnetismo animal y la respuesta de las células al llamado de otras células, actuando de acuerdo a la Ley de Atracción y Repulsión. Es compartida por el hombre y los animales, y siendo instintiva, está libre de toda reacción mental.

c.      Esas fuerzas o emanaciones, respuesta de las células a los ritmos armónicos, dependen, por lo tanto, de que la célula posea algo de aquello a lo cual responde. Dichas emanaciones son aún poco comprendidas, pero se evidenciarán acrecentadamente a medida que avance la raza. Este tipo de fuerza es ese algo misterioso que permite al cuerpo físico, por ejemplo, reconocer como armónico o congénito al medio ambiente físico circundante. Es esa reacción indefinible que hace que dos seres humanos (aparte [i283] de toda atracción sexual, porque las personas del mismo sexo lo sienten mutuamente) tengan un efecto físico armónico entre sí. Esto, en el plano externo, es la base esotérica de toda relación grupal, y la comprensión de estas emanaciones permite que se lleve a cabo el aislamiento y la segregación de razas de acuerdo al gran plan evolutivo.

     Estas tres podrían describirse como la cualidad de las fuerzas celulares que actúan totalmente en el plano físico, produciendo un tipo especial de cuerpo físico, la atracción magnética, entre dos cuerpos físicos, y los tipos raciales. Estos tres factores guían al Manu de la raza en la construcción de una nueva raza e impresiona con Sus ideas a los Constructores externos. [e206] También guían a un Maestro de Sabiduría cuando construye voluntariamente Su cuerpo físico, para efectuar Su trabajo en cualquier momento o lugar. Estas emanaciones, en la misma medida deberían ser parcialmente comprendidas por quienes tratan de formar organizaciones y grupos para un servicio activo en el mundo. El discípulo tendría que formularse la pregunta: ¿cuál debería ser la cualidad vibratoria de las células de ese cuerpo y de los individuos que lo componen? y ¿cuál la cualidad de su forma atractiva y del efecto magnético que tendrá en el mundo? ¿Qué posee el grupo que, mediante sus unidades colectivas, se pone en relación con otros grupos para armonizarse en sus relaciones con ellos? Éstos son interrogantes que merecen cuidadosa atención y debieran ser considerados por quienes forman grupos.

     2. Fuerzas vitales. A menudo son consideradas por los materialistas como intangibles, y por lo tanto absolutamente inmateriales. Pero el esotérico considera el medio etérico como una forma o aspecto de materia y relativamente tangible como la forma objetiva externa. Para él el éter del espacio, cuyo término necesariamente incluye la forma etérica de todos los cuerpos, el [i284] cuerpo astral o emocional sensorio y el mental, formados por materia mental, son todos materiales y también la sustancia del aspecto forma de la vida. Para una correcta comprensión, debería observarse que la vida celular, a la que nos hemos referido anteriormente, está coordinada, influida y vitalizada por la corriente sanguínea, ese sistema complicado que compenetra todas las partes del cuerpo, responsable de su bienestar, lo cual demuestra de una manera aún no bien comprendida, el hecho de que la "sangre es la vida". La sangre es un aspecto de la energía, como lo es la savia en el reino vegetal.

     El sistema nervioso simpático, maravilloso mecanismo de sensación, está íntimamente relacionado con el cuerpo emocional o astral. El contacto se produce por intermedio del plexo solar, así como la vitalidad, que rige la cualidad de la corriente sanguínea, efectúa su contacto mediante el corazón. En el corazón reside el centro de la existencia del plano físico. El sistema cerebro espinal funciona en estrecha relación con la sustancia mental, "chitta", razón por la cual debemos considerarlo como sigue:

1. La vida celular

corriente sanguínea

centro cardíaco

 glándula timo.

 

 

 

 

2. La vida sensoria

sistema nervioso

simpático

centro

plexo solar

 páncreas

 

 

 

 

3. La vida mental

sistema

cerebro espinal

 centro ajna

 cuerpo pituitario.

 

 

 

 

4. La vida vital

 

siete centros

bazo.

     [e207] Esto, según vemos, rige las manifestaciones del cuaternario pero hay otros aspectos de la humanidad que se manifiestan mediante la forma objetiva, completan al hombre y constituyen los siete de su múltiple existencia objetiva.

5. Autoconciencia

cerebro superior

centro coronario

 glándula pineal.

 

 

 

 

6. Autoexpresión

cerebro inferior

centro laríngeo

 tiroides.

 

 

 

 

7. Autoperpetuación

órganos sexuales

 centro sacro

órganos de reproducción.

 

 

 

 

8. Autoafirmación

el hombre entero

centro en la base de la columna

vertebral

 renales.

     [i285] Observarán que se han enumerado ocho factores, y es aquí donde se equivoca la mayoría de las escuelas. La denominación: "vida vital" es comprensible, pero debe recordarse que se relaciona totalmente con la vitalización física del hombre, mediante el aspecto inferior de los centros. Esta vida vital del universo de materia, penetra en el organismo humano a través del bazo.

     Los centros tienen tres funciones principales:

 

Primero, vitalizar el cuerpo físico.

Segundo, desarrollar la autoconciencia en el hombre.

Tercero, trasmitir la energía espiritual e impulsar al hombre a un estado de existencia espiritual.

     El hombre comparte el aspecto vitalidad con los animales y con todas las formas creadas, y la realización más importante de ese aspecto es su aptitud para moverse libremente en un mundo tridimensional. El aspecto autoconciencia es prerrogativa de la familia humana. Cuando el hombre haya evolucionado, cuando todas las partes de su sistema nervioso, su sistema endocrino y sus centros, estén coordinados y funcionen con ritmo armónico, entonces el aspecto superior, el espiritual, hará sentir su presencia. La energía espiritual y no simplemente la conciencia o energía sensible, afluye a través del hombre, el instrumento de la Vida divina y custodio de las fuerzas, que deben ser retenidas y utilizadas en beneficio de los otros reinos inferiores de la naturaleza.

     La enumeración anterior podría disponerse en el orden siguiente. Esta clasificación representa al hombre tal como está destinado a ser, y no como es ahora, mientras lleva a cabo su progreso evolutivo. [e208]

1. Autoafirmación

    (pleno desarrollo)

el cuaternario coordinado

centro en la base

de la columna vertebral

 renales

 

 

 

 

2. Autoexpresión

    (trabajo creador)

cerebro inferior

centro laríngeo

 tiroides

 

 

 

 

3. Vida autoconsciente

(personalidad)

cerebro superior

centro coronario

glándula pineal. [i286]

 

 

 

 

4. Auto- perpetuación

órganos sexuales

 centro sacro

glándulas sexuales

 

 

 

 

5. Vida mental

Sistema

cerebro espinal

 centro ajna

 pituitaria

 

 

 

 

6. Vida sensorial

Sistema

nervioso simpático

 plexo solar

 páncreas

 

 

 

 

7. Vida celular

corriente sanguínea

centro cardíaco

 corazón

 

 

 

 

    El octavo punto corresponde a la vida vital, que actúa a través de los siete centros y de todo un sistema de chakras menores y de los nadis (que sirven de base a los nervios y son el origen de su existencia, como lo son los centros para las glándulas), constituye el medio de muchas fuerzas y energías - algunas esencialmente físicas, otras relacionadas con el Ánima Mundi, el Alma del Mundo, y aún otras desconocidas, que recién harán sentir su presencia, posteriormente, en el programa evolutivo. Entonces expresarán la divinidad, la energía del Padre o el aspecto superior.

     Debería observarse que la clasificación anterior representa un desenvolvimiento de segundo rayo, y que al referirse a la autorrealización corresponde al yo del hombre espiritual. El aspecto inferior de la vida vital de Dios es la perpetuación de la especie, resultado de la vivencia de la Vida encarnada. El siguiente aspecto expresa simplemente la etapa en que domina la conciencia del "yo" y ha alcanzado su consumación al integrarse la personalidad. Entonces sobreviene la expresión del yo interno, oculto por la personalidad mediante una actividad creadora de carácter intangible. Tenemos, finalmente, la afirmación o plena manifestación, de la naturaleza divina. Esto sólo puede ocurrir cuando se ha despertado el centro inferior de la columna vertebral, cuando la energía de la naturaleza material es elevada al cielo por un acto de voluntad, y cuando la naturaleza material, sensible o psíquica, y el aspecto existencia, se han unificado y comprendido. Reflexionen sobre estas palabras porque significan la consumación en lo que a la humanidad concierne.

     [e209][i287] El aforismo oculto: querer, saber, osar y callar, tiene un significado especial aún no revelado y sólo me es posible dar una simple indicación. Las personas que poseen conocimiento interno lo comprenderán de inmediato.

Querer. Esta palabra se relaciona con la última realización, cuando por un acto de la voluntad del alma, combinada con la del hombre inferior, se produce la unificación y la comprensión. Implica el centro en la base de la columna vertebral.

 

Saber. Esta palabra concierne al centro ajna, el centro entre las cejas. Hay una insinuación en la frase "Que la Madre conozca al Padre". Se relaciona con la boda en los Cielos.

Osar. Esta palabra da la clave de la subordinación de la personalidad, y tiene una íntima relación con el plexo solar, el gran centro de distribución del deseo y de las fuerzas astrales y el principal centro del trabajo de transmutación.

Callar. Esta palabra concierne a la transmutación de la energía inferior creadora, en la vida superior creadora. El centro sacro debe permanecer en silencio.

     Se podrá observar que para el discípulo son de suma importancia los centros siguientes:

1.      El centro ajna, a través del cual se expresa la personalidad purificada.

2.      El centro en la base de la columna vertebral, mediante el cual se obtiene completo y absoluto control y coordinación, a través del despertar del fuego purificador.

3.      El centro sacro, donde la fuerza fundamental de nuestro sistema solar específico, la fuerza de atracción de una forma a otra, es trasmutada, y la fuerza atractiva del alma ocupa el lugar de la actividad material, creadora y reproductora. [i288]

4.      El centro plexo solar, situado en el medio del cuerpo, por ser el órgano del cuerpo astral y del psiquismo inferior, reúne todas las fuerzas inferiores y - impulsado por el alma- las dirige nuevamente hacia sus custodios superiores.

     Comprendo que esta enseñanza es tan profunda como abstracta, pero necesaria para algunos, y ellos aumentarán a medida que pasa el tiempo.

     La complejidad del tema se acrecienta también por el hecho de que la enseñanza de cada rayo contiene un acercamiento y método diferentes para cada una de esas almas que responden a su impulso característico.

     [e210] Aquí doy las siete claves para cada método de rayo. Se pueden estudiar en relación con las anteriores clasificaciones y en conexión con las cuatro palabras consideradas. Debe recordarse que "querer" es prerrogativa del espíritu, "saber" es función del alma, "osar" es el deber de la personalidad y "callar" es el dharma final o destino del aspecto materia, la naturaleza animal en su interacción con el alma.

     Primer Rayo: "Que se reúnan las Fuerzas. Que asciendan al Lugar Elevado, y desde esa cima, que el alma contemple un mundo destruido. Entonces que surjan las palabras: ¡«Yo persisto»!".

     Segundo Rayo: "Que sea atraída toda la vida al Centro, y penetre así en el Corazón del Amor divino. Entonces, desde ese punto de Vida sensible, que el alma reconozca la conciencia de Dios. Que surjan las palabras, resonando a través del silencio: ¡«Nada existe sino Yo»!".

     Tercer Rayo: "Que las Huestes del Señor, sensibles a la palabra, cesen sus actividades. Que el conocimiento termine en sabiduría. Que el punto vibrante llegue a ser el punto pasivo y que todas las líneas se conviertan en Una. Que el alma reconozca el Uno en los Muchos, y que surjan las palabras con [i289] perfecta comprensión: «Yo soy el Trabajador y el Trabajo, el Uno que Es»".

     Cuarto Rayo: "Que la gloria externa desaparezca y la belleza de la Luz interna revele al Uno. Que la disonancia se convierta en armonía, y desde el centro de la Luz oculta, que hable el alma: Que resuene la palabra: «La Belleza y la gloria no Me velan. Permanezco revelado. Yo soy»".

     Quinto Rayo: "Que las tres formas de energía eléctrica asciendan al Lugar de Poder. Que se mezclen las fuerzas de la cabeza, del corazón y de todos los aspectos inferiores. Que entonces el alma contemple un mundo interno de divina luz. Que surja la palabra triunfante: «Yo dominé la energía porque Soy la Energía Misma. El que domina y el dominado son Uno»".

     Sexto Rayo: "Que cese todo deseo. Que la aspiración termine. La búsqueda ha terminado. Que el alma comprenda que ha alcanzado su objetivo, y desde ese portal que da a la Vida eterna y a la Paz cósmica, que resuene la Palabra: «¡Yo soy el buscador y el buscado. Yo descanso!»".

     Séptimo Rayo: "Que los constructores cesen su trabajo. El Templo está terminado. Que el alma tome posesión de su herencia y desde el Santo Lugar ordene cesar todo trabajo. Que [e211] entonces en el silencio, entone la Palabra: «El trabajo creador ha finalizado. Yo Soy el Creador. Nada queda sino Yo»".

     Las fuerzas vitales que atraviesan simplemente la envoltura externa del éter del espacio, en constante movimiento, son de muchos tipos. Uno de los conceptos, detrás de las teorías astrológicas, es que el cuerpo etérico de determinada forma constituye parte del cuerpo etérico del sistema solar y, por consiguiente, es el medio para la transmisión de las energías solares, las fuerzas planetarias y los impulsos extrasolares o cósmicos, llamados esotéricamente "alientos". Estas fuerzas y energías de los rayos cósmicos circulan constantemente, siguen senderos definidos, que a través del éter [i290] del espacio existen en todas partes, y atraviesan por lo tanto constantemente los cuerpos etéricos de toda forma exotérica. Ésta es una verdad fundamental y debe tenerse muy presente, porque son muchas y variadas sus implicaciones, pero todas conducen nuevamente a la idea de unidad, y a la unicidad de toda la manifestación, que se conocerá y comprenderá únicamente en el aspecto subjetivo.

     La segunda idea fundamental es que la respuesta del vehículo etérico de todas las formas y su capacidad de apropiación, utilización y transmisión, depende de la condición de los centros, los chacras, según se los denomina en Oriente. Éstos incluyen no sólo los muy conocidos siete centros mayores, sino numerosos vórtices menores de fuerza, aún innominados y desconocidos en Occidente. Dependen además de la cualidad del vehículo etérico, de su vitalidad y también de la red entrelazada donde los centros tienen su lugar, llamada "red" o "cuenco dorado". Cuando está libre de impedimentos y sedimentos y sus canales no están obstruidos, entonces los rayos, las energías y las fuerzas, pueden fácilmente circular libremente por todo el cuerpo. Entonces les es posible utilizar esos centros que responden a sus vibraciones y trasferirlos a otras formas, a otros reinos o al mismo reino de la naturaleza. Aquí reside el secreto de toda curación científica y esotérica. Los sanadores experimentan con el cuerpo etérico, pero han adquirido escasos conocimientos. Poco o nada saben de los centros de su propio cuerpo, por donde las corrientes magnéticas o de otro tipo, deben fluir; ignoran la condición de los centros etéricos de las personas a quienes tratan de curar y la naturaleza de las fuerzas que desean emplear. Todo lo que pueden hacer es disciplinar sus vidas y controlar sus apetitos, para construir un cuerpo purificado y proveer canales libres para dar paso a las fuerzas a través de ellos y de allí a otros.

     El tercer concepto a observarse es que, hasta ahora, las formas [i291] responden principalmente a las fuerzas que les llegan desde otras formas del planeta y también a las de los siete tipos [e212] básicos de energía que emana de los siete planetas, y además desde el rayo solar dador de vida. Las formas de los cuatro reinos responden a estas numerosas fuerzas, a estas siete energías y al rayo mencionado. También la familia humana responde a otras energías y rayos solares - sin embargo todos están matizados por la fuerza generada dentro del "círculo infranqueable" solar.

     El trabajo del esoterista y del aspirante, es llegar a comprender estas fuerzas y aprender así su naturaleza y empleo, potencia y grado de vibración. Además debe aprender a reconocer su origen y a distinguir entre fuerzas, energías y rayos. El principiante puede hacer una clara diferenciación entre fuerzas y energías, reconociendo el hecho de que las personalidades nos afectan por medio de la fuerza que emana de su aspecto forma, pero estas mismas personalidades purificadas y alineadas, pueden ser transmisoras de las energías del alma.

     Hablando en forma general, el trabajo del reino humano consiste en trasmitir energía a los reinos inferiores de la naturaleza, mientras que el de la Jerarquía, en su relación con el reino humano, es trasmitir energía desde el reino espiritual, otros centros planetarios y el sistema solar. Cuando se amortiguan estas energías para ser trasmitidas se diferencian en fuerzas.

     Los estudiantes no deben confundirse con la complejidad del tema, sino aprender ciertas amplias generalizaciones y recordar que, a medida que extraen de la omniciencia del alma, ocupará paulatinamente su lugar el conocimiento más detallado.

     Los otros tipos de energía que conciernen a los dos primeros grupos principales, con los cuales tiene que ver el aspirante, se relacionan totalmente con el aspecto forma. El tercer grupo y los siguientes, son: [i292]

3.      Energía astral

4.      Energía de la mente concreta inferior, materia mental o "chitta".

5.      Energía de la personalidad.

6.      Energía planetaria.

7.      Energía solar o Aliento de Vida.

     Estos se pueden subdividir de la manera siguiente:

3.  Energía astral. Que emana de:

a.  El cuerpo astral o sensible, del hombre mismo.

b.  La familia humana como un todo.

c.  El plano astral, en amplio sentido.

d.  El "corazón del Sol". [e213]

4.      Energía mental. Que emana de:

a.      La materia mental individual o "chitta".

b.      La mentalidad de:

1.                                                            Toda la familia humana.

2.                                                            La raza particular a la que pertenece el hombre.

c.      El entero plano mental.

d.      La mente universal.

5.      Energía de la personalidad. Que emana de:

a.      La forma coordinada del hombre.

b.      Los seres humanos avanzados, los personajes que se destacan.

c.      Los grupos, a saber:

1.      La Jerarquía del planeta. Subjetivo.

2.      El grupo integrante de Místicos. Objetivo.

6.      Energía planetaria. Que emana de:

a.      Los siete planetas. Esta es la base de la práctica astrológica.

b.      La Tierra.

c.      La Luna.

7.      Energía solar. Que emana de:

a.      El Sol físico.

b.      El Sol, actuando como transmisor de los rayos cósmicos.


La Energía Astral y el Temor

     [i293] El tema a considerarse es de aplicación sumamente práctica, por tratarse del cuerpo astral - cuerpo en que el hombre está más polarizado y del que es más potentemente consciente. En realidad el cuerpo etérico está bajo el umbral de la conciencia. Los seres humanos son inconscientes del paso de las fuerzas a través de este vehículo, pero se acercan más a su reconocimiento cuando hablan en términos de vitalidad o carencia de ella. El cuerpo físico hace sentir su presencia cuando algo anda mal o desea satisfacer uno de sus apetitos. Sin embargo, la situación cambia respecto al cuerpo astral, porque es el vehículo de experiencia para la mayoría, y la mayoría pasa gran parte de su vida consciente, registrando las reacciones de dicho cuerpo y vibrando entre dos polos, la felicidad y el sufrimiento, la satisfacción y el descontento, la seguridad y la duda, el valor y el temor. En verdad esto significa que la fuerza inherente y la vida del vehículo emocional sensorio rigen la expresión de la [e214] vida y moldean la experiencia del alma encarnada. Por lo tanto, es de valor comprender algo respecto a estas fuerzas, de dónde proceden y cómo actúan y reaccionan en el hombre. Allí está su campo de batalla y también su campo de victoria.

     Para comenzar conviene tener presente que toda energía astral es parte de la energía astral del sistema solar y que, por consiguiente:

1.      El cuerpo sensorio de un ser humano es un átomo de sustancia en el cuerpo sensorio del Logos planetario.

2.      El cuerpo sensorio (término que prefiero al de astral, y que continuaré empleando) del Logos [i294] planetario, es un aspecto - no un átomo - del cuerpo sensorio del Logos solar,

3.      Éste a su vez es un canal para las fuerzas sensorias que emanan de grandes centros de energía totalmente fuera de nuestro sistema solar y bajo su influencia.

     Si se tiene presente lo anterior, se evidenciará que el hombre, por ser sólo un diminuto fragmento de una totalidad mayor, que a su vez está incorporada a un vehículo aún más vasto, es el campo donde se encuentran fuerzas mayores y más diversificadas de lo que su cerebro puede reconocer. De allí la complejidad de su problema y todas las posibilidades que surgen de esas expansiones de conciencia que llamamos iniciación. Toda corriente de energía que pasa por su cuerpo de deseos y reacción sensoria, es sólo un sendero que lo conduce a contactos y conocimientos cada vez más amplios. Ello constituye también una protección para la mayoría de los seres humanos, debido a que poseen aún un mecanismo inadecuado para el registro y la impresión de ese sinnúmero de posibilidades que ofrecen los canales de la comprensión. Hasta no estar el mecanismo mental suficientemente despierto y controlado, no le será posible al hombre interpretar y utilizar correctamente la información que su cuerpo sensible de respuesta podría trasmitirle, y afortunadamente aún no lo hace.

     Aparte de la constante circulación, a través de su cuerpo astral, de energías planetarias, solares y cósmicas, todo ser humano ha extraído del gran Todo mayor la energía astral necesaria para construir su cuerpo astral individual separado, que responde a su nota específica, matizado por su cualidad particular y, limitado o no, de acuerdo al punto alcanzado en la etapa de evolución.

     Esto constituye su "círculo infranqueable" astral, que define los límites de su respuesta emotiva a la experiencia de la vida, e [i295][e215] incorpora a su cualidad la amplitud de su vida de deseo, pero al mismo tiempo es capaz de una enorme expansión, desarrollo, ajuste y control, por el impulso del cuerpo mental y del alma. También está sujeto a la actividad vibratoria, como resultado de la interacción entre el "círculo" y la experiencia de la vida en el plano físico; así se pone en movimiento la gran rueda de la experiencia que persistirá hasta ser conocidas y comprendidas las cuatro Nobles Verdades del Buda.

     Este cuerpo astral contiene en sí la contraparte de los centros etéricos, o laya, y a través de ellos las fuerzas y energías tratadas anteriormente pasan al cuerpo etérico. Estos centros llevan, a cada parte del organismo astral, energías de los siete planetas y del sol, poniendo así al hombre en relación con todas las partes del sistema solar, y dando por resultado la determinación del destino del hombre, hasta el momento en que se da cuenta de su herencia inmortal y llega a ser sensible a las fuerzas que hasta ahora la mayoría no conoce. Dichas fuerzas emanan de la forma. Ésta es la razón por la cual un horóscopo frecuentemente es exacto en su pronóstico para quienes no han evolucionado ni están aún despiertos, siendo completamente erróneo y falso respecto al hombre altamente evolucionado. El hombre, en su conjunto, es producto de su cuerpo de deseos. Después, "como el hombre piensa, así es él". El cuerpo astral con sus anhelos, apetitos, modalidades, sentimientos y vehementes deseos, moldea el cuerpo físico mediante las fuerzas atractivas que fluyen a través de él, y lo llevan infaliblemente a satisfacer sus deseos. Si los apetitos de la naturaleza sensoria son predominantemente animales en su objetivo, tenemos al hombre de fuertes apetitos, dedicando su vida a satisfacerlos. Si sus deseos son de bienestar y felicidad, tenemos a un hombre sensual, amante de la belleza y las diversiones, regido casi completamente por el egoísmo. Lo mismo sucede con los innumerables tipos de deseo, buenos, malos [i296] y comunes, hasta tener lugar esa reorientación que reenfoca en tal forma las energías astrales, que las encamina hacia otra dirección. Así el deseo se convierte en aspiración y el hombre se libera de la rueda de nacimientos y de la necesidad de reencarnar. Entonces, el horóscopo, tal como se lo conoce, resultará fútil, falso e inútil, y la frase empleada comúnmente, aunque errónea, "el horóscopo del ego o alma" carece de sentido. El alma no tiene un destino individual, sino que está sumergida en el Uno. Su destino es el del grupo y el del Todo, su deseo es la elaboración del gran Plan, y su voluntad, la glorificación del Logos encarnado.

     Quisiera sugerir a los estudiantes que procuren leer, si es posible, La Ciencia de las Emociones, de Bhagavan Das. Es un buen [e216] tratado sobre los cuerpos astral y sensorio y trata de los factores que conciernen más de cerca al aspirante, a medida que enfrenta el problema de comprender y controlar su naturaleza emocional, dominar la técnica del desarrollo, reorientarse hacia una experiencia más amplia y prepararse para las pruebas y expansiones de la segunda iniciación mayor - la del bautismo, hasta entrar finalmente en la corriente. Metafóricamente hablando, la experiencia que tiene por delante en el sendero, está descripta en las siguientes frases esotéricas:

     "Cuando la corriente entra en el Río de la Vida, su paso puede ser visto durante un breve instante, luego se pierde. Cuando las corrientes de la vida sensoria se encuentran donde el río circunda la base maciza de la montaña, entonces es vista una sola y vasta corriente que fluye hacia el norte."

     Es evidente esta simbología, y también se la puede aplicar para representar la afluencia de las dos corrientes - Ida y Pingala - y su fusión en el río de la energía que asciende hacia la cabeza. Allí está el lugar de encuentro, y también el sacrificio consumado en el Monte del Gólgota (el lugar de la calavera).

     [i297] Al considerar el cuerpo sensorio de un ser humano, probablemente será de mayor utilidad si lo hago en términos de temperamento y expresiones comunes, porque sólo al tratar sus efectos y procurar dominarlos, el hombre llega al conocimiento de sí mismo y se convierte en Maestro. Las manifestaciones más comunes de la actividad astral son:

     I. Temor.
     II. Depresión o su polo opuesto, regocijo.
     III. Deseo de satisfacer los apetitos animales.
     IV. Deseo de felicidad.
     V. Deseo de liberación. Aspiración.

     Éstas resumen prácticamente la mayoría de las experiencias sensorias del hombre, y las consideraremos cada una desde los siguientes ángulos:

     1. La causa.
     2. El efecto.
     3. El método de dirección.

     Observarán que digo "método de dirección", no método de control. Los aspirantes deben comprender que trabajan con las fuerzas y dentro de ellas, y que la actividad correcta o errónea del plano físico se debe simplemente a una buena o mala dirección de las corrientes de fuerza, y no a algo bueno o malo de las energías mismas.

     I. Temor. Es una de las manifestaciones más comunes de la [e217] energía astral, y se la enumera primero porque constituye, para la mayoría, el Morador en el Umbral y, en último análisis, el mal astral básico. Todo ser humano conoce el temor; el alcance de las vibraciones del temor abarca desde los temores instintivos del hombre salvaje, basados en su ignorancia de las leyes y fuerzas de la naturaleza, y en su terror a la oscuridad y a lo desconocido, hasta los temores, tan prevalecientes hoy, de perder a los seres queridos, los amigos, la salud, la riqueza, el dinero, la popularidad, [i298] y así sucesivamente hasta los últimos temores del aspirante - temor al fracaso, temor arraigado en la duda, o al último rechazo o aniquilamiento, temor a la muerte (que comparte igualmente con toda la humanidad), temor a la gran ilusión del plano astral, a la fantasmagoría de la vida misma y además temor a la soledad en el sendero, hasta temer al temor mismo. Esta lista podría extenderse, pero es suficiente para indicar la prevalencia de toda índole de temores. Dominan la mayoría de las situaciones y oscurecen muchos momentos felices. Reducen al hombre a un tímido y atemorizado átomo de vida sensoria, atemorizado ante los enormes problemas de la existencia, consciente de su insuficiencia como hombre para resolver todas las situaciones, e incapaz de abandonar sus temores y dudas y heredar la libertad y la vida. A menudo está tan embargado por el temor, que hasta teme perder la razón. Nunca podrá ser suficientemente descrito este panorama sombrío, porque el temor es la energía astral que predomina en la actualidad, y la sensible humanidad sucumbe demasiado fácilmente a él.

     Se preguntarán: ¿Cuáles son las causas fundamentales del temor? Esta pregunta, si la llevamos retrospectivamente hasta los orígenes de la historia esotérica del sistema solar, no tiene respuesta inteligible. Sólo el iniciado avanzado puede comprenderla. El temor tiene sus raíces en la trama y urdimbre de la materia misma, y es por excelencia la formulación o efecto del principio mente y resultado de la actividad mental. El hecho de que las aves y los animales conozcan el temor, ubica el tema sobre una base más amplia que si sólo se tratara simplemente de la debilidad humana y el resultado de la actividad del funcionamiento de la mente humana. No es algo que proviene del poder de razonar del hombre, pero si empleara su razón en forma correcta podría eliminar el temor. Reside en lo que se denomina mal cósmico - frase altisonante, pero que nada dice. Es inherente a la realidad de la materia y a la acción de los pares de opuestos - alma y materia. Las almas sensorias [i299] de los animales y de los hombres se dan cuenta subconscientemente de factores tales como:

     1. La inmensidad y, por lo tanto, la sentida opresión que ejerce el Todo. [e218]
     2. La presión de otras vidas y existencias.
     3. La actuación inexorable de la ley.
     4. La sensación de aprisionamiento, limitación y su consiguiente incapacidad.

     En estos factores, que surgen del mismo proceso manifestado, y persisten y aumentan en potencia durante épocas, residen las causas de todo el temor moderno y la base de todo terror, primordialmente el estrictamente psicólogo y no sólo el temor instintivo del animal.

     No tendría ninguna utilidad concretar la cuestión con mayor claridad. ¿De qué sirve decir que el temor es una cualidad del mal (o sea de la materia), que colora fundamentalmente o caracteriza al cuerpo sensorio o astral de nuestro Logos planetario? ¿Qué se obtendría si explicara el problema de esa gran Vida en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, a medida que Él, en Su propio plano cósmico, busca la liberación y encara Sus propias pruebas y experiencias peculiares? ¿Qué palabras adecuadas existen para describir la lucha cósmica entre esas Vidas de conciencias tan impersonales y excelsas, que las palabras "suyo, él o prueba" son irrisorias y no dan a entender ningún aspecto de la verdad ni de la realidad? El mal cósmico, la progresión cósmica o los problemas cósmicos, pueden muy bien dejarse para esa lejana época en que los aspirantes hayan recibido la tercera iniciación, perdido el sentido de separatividad y - identificados con el aspecto Vida y no con el aspecto forma - puedan penetrar hasta cierto punto en el estado de conciencia de nuestro Logos planetario, percibir Su destino y tener una visión fugaz de la maravilla de la consumación.

     En consecuencia, limitemos nuestra atención al hombre y muy [i300] especialmente al hombre común, y veamos de dónde proceden las oleadas de temor que constantemente lo arrastran:

1.      Temor a la muerte. Está basado en:

a.      El terror, en el proceso final del desgarramiento en el acto de la muerte.

b.      El horror a lo desconocido y a lo indefinido.

c.      La duda respecto a la inmortalidad.

d.      El pesar por tener que abandonar a los seres queridos o ser abandonado por ellos.

e.      Las antiguas reacciones a las pasadas muertes violentas, arraigadas profundamente en el subconsciente.

f.        El aferrarse a la vida de la forma, por estar principalmente identificados con ella en la conciencia.

g.      Las viejas y erróneas enseñanzas referentes al cielo y [e219] al infierno, siendo ambas, perspectivas desagradables para cierto tipo de personas.

     Como conozco el tema, tanto por la experiencia en el mundo externo como por la expresión de la vida interna, diré que: La muerte no existe. Como bien saben, hay una entrada en una vida más plena. Hay liberación de los obstáculos del vehículo carnal. El tan temido proceso de desgarramiento no existe, excepto en los casos de muerte violenta o repentina, entonces lo único desagradable es la sensación instantánea y abrumadora de peligro y destrucción inminentes, y algo que se parece a un shock eléctrico. Nada más. Para los no evolucionados, la muerte es un sueño y un olvido, porque la mente no está bastante despierta para reaccionar, y el archivo de la memoria está prácticamente vacío. Para el ciudadano común y bueno, la muerte es la continuidad en su conciencia del proceso de la vida, y lleva a cabo los intereses y tendencias de esa vida. Su conciencia y sentido de percepción son los mismos e invariables. No percibe mucha diferencia, está bien cuidado, y a menudo no se da cuenta que ha pasado [i301] por la muerte. Para el perverso y cruel egoísta, el criminal y esos pocos que viven únicamente para el aspecto material, se produce esa situación denominada "atados a la tierra". Los vínculos que han forjado con la tierra, y la atracción hacia ella, de todos sus deseos, los obliga a permanecer cerca de la misma y de su último medio ambiente terreno. Tratan desesperadamente por todos los medios posibles, de ponerse en contacto y volver a penetrar en él. En contados casos, un gran amor personal por quienes han dejado, o el incumplimiento de un deber reconocido y urgente, mantienen a quienes poseen bondad y belleza, en semejante situación. Para el aspirante, la muerte es la entrada inmediata en una esfera de servicio y de expresión a que está muy acostumbrado, percibiendo enseguida que no es nueva. En las horas de sueño ha desarrollado un campo de servicio activo y de aprendizaje. Ahora sencillamente funciona en él durante las veinticuatro horas (hablando en términos de tiempo del plano físico) en vez de las breves horas de sueño en la tierra.

A medida que pasa el tiempo y antes de finalizar el próximo siglo, se comprobará que la muerte no existe tal como se la comprende ahora. La continuidad de conciencia será tan ampliamente desarrollada y tantos hombres de tipo elevado actuarán simultáneamente en ambos mundos, que el antiguo temor desaparecerá y el intercambio entre el plano astral y el físico estará firmemente establecido y científicamente controlado, llegando a su fin, felizmente, la actuación de los médium de trance. La común y vulgar mediumnidad y las materializaciones controladas por los guías indios, son perversiones del intercambio entre los [e220] dos planos, como lo son las perversiones sexuales y la distorsión de la verdadera relación entre los sexos. No me refiero aquí al trabajo de los clarividentes por pobre que sea, ni a la posesión del cuerpo por entidades de alta calidad sino a [i302] los fenómenos desagradables de materialización, ectoplasma y al trabajo ciego e ignorante efectuado por antiguos y degenerados atlantes y almas aferradas a la tierra, tales como los guías comunes y el cacique indio. No hay nada que aprender de ellos, pero sí mucho que evitar. El reinado del temor a la muerte casi ha terminado, y entraremos pronto en un período de conocimiento y seguridad, que socavará la base de todos nuestros temores. Respecto al temor a la muerte, poco puede hacerse, excepto elevar el tema a un nivel más científico y, en este sentido, enseñar a las personas a morir. Existe una técnica de morir, así como existe una de vivir, pero se ha perdido en gran parte en Occidente y casi en Oriente, excepto en algunas agrupaciones en Oriente formadas por Conocedores. Quizás  consideremos esto más adelante, y la idea de encarar este tema puede permanecer en la mente de los estudiantes que lo leen, y probablemente al estudiar, leer y pensar, quizás obtengan material de interés para ser recopilado y publicado.

2.      Temor al futuro. Este es un temor que todavía demuestra una creciente tendencia a desarrollarse y causará mucha angustia en el mundo, antes de ser eliminado. Surge de tres facultades humanas:

a.     Los hábitos de pensar, instintivos y psicólogos, profundamente arraigados en la naturaleza animal, y que se remontan al instinto primordial de autoconservación. Sin embargo, las razas primitivas tienen poco de esto. El estado mental que ve el futuro con anticipación es una característica predominantemente humana, siendo ese germen de la facultad imaginativa, ligado a los procesos mentales que, finalmente, se fusionarán en la meditación intuitiva, además de la visualización, verdadera base de todo trabajo creador. Por ahora es una amenaza y un obstáculo. Antiguos sufrimientos, recuerdos espantosos, tormentos obsesores, hondamente asentados en el subconsciente, surgen con frecuencia a la superficie y provocan una [i303] situación de temor y aflicción que ningún razonamiento es capaz de aquietar. Las facilidades de los medios de comunicación ponen a todo el mundo en relación con las tragedias, dolores y sufrimientos de sus hermanos, a miles de kilómetros de distancia. La catástrofe económica de la época actual ha producido una condición de terror colectivo, y cuanto más sensible es el individuo, mayor es [e221] su reacción a este estado mental. Por lo tanto, el temor al futuro es una mezcla dolorosa de recuerdo instintivo e imaginación premonitoria, y pocos escapan a esta amenaza. La preocupación y la ansiedad constituyen el destino de todo hombre, y no pueden ser ni serán contrarrestadas ni vencidas por ningún factor inferior al alma.

b.      Los destellos de previsión, emanados del alma que mora en la conciencia del Eterno Ahora. Cuando se establece firmemente contacto con el alma y se estabiliza en el cerebro la conciencia del Conocedor, la previsión no nos causará terror. Entonces se verá el panorama en su totalidad, no como una vislumbre pasajera y fragmentaria, como sucede ahora. Aquí nuevamente el remedio es el mismo: el establecimiento de relaciones tan estrechas entre el alma y el cerebro, por medio de la mente entrenada y controlada, que la causa y el efecto se verán como uno y se podrán dar los pasos apropiados para solucionar las situaciones correctamente y en forma más ventajosa. La previsión raras veces anuncia felicidad, y la razón no hay que buscarla muy lejos. La raza se encuentra en el punto en que el hijo pródigo es consciente de la vacuidad y futilidad de la vida terrena, pues está ya preparado para considerar cuidadosamente el mensaje del Buda, debido a que durante siglos ha sido asolado por la guerra y el hambre, el deseo y la lucha económica. El panorama que tiene por delante parece ser desastroso y amenazador.

Sin embargo, si los hombres llevaran el concepto de la hermandad, con todas sus implicaciones, a la vida y al trabajo diarios, [i304] a las interrelaciones entre el capitalista y el obrero, el político y el pueblo, una nación y otra o una raza y otra, se obtendría esa paz en la tierra que nadie podría derribar. ¡Una regla tan sencilla y sin embargo tan lejos de la comprensión de la mayoría!

c.      Un conglomerado, de sufrimientos y temores de otras personas pueden afectar a un individuo, sin que nada tengan que ver con él. Es muy posible que un individuo capte el temor que domina a otras personas, aunque no tema a nada. Se identifica tanto con los presentimientos de futuros desastres, que los interpreta en términos de su propia y futura experiencia. Es incapaz de desligarse de sus reacciones, y absorbe tanto veneno en sus auras mental y emocional, que lo arrastran a un torbellino de temor y terror. Sin embargo, debe saber que el futuro no oculta para él ningún desastre. Está simplemente bajo una ilusión, pero el efecto sobre su cuerpo astral y plexo solar es el mismo. [e222] Desgraciadamente esto ocurre en la actualidad, donde hay miles de almas sensibles que tienen aspiraciones, inexpertas en el manejo del karma mundial, abiertas al sufrimiento de los demás e incapaces de distinguir entre su propio destino y el ajeno, en su medio ambiente y en el futuro inmediato.

     También es posible, para aquellos aspirantes más avanzados y quienes están en el sendero del discipulado, hacer contacto en el plano astral con antiguas vibraciones del mal y del dolor - males acontecidos y desaparecidos hace mucho tiempo; posiblemente puedan leer una pequeña fracción de los archivos akáshicos que conciernen a los futuros sufrimientos de un individuo o grupo, que probablemente no los verán cumplirse, no obstante adjudicarse para sí la información recibida, sufriendo las consecuencias.

     3. Temor al dolor físico. En algunas personas este temor es la causa fundamental de todas sus ansiedades, aunque [i305] no lo reconozcan. En realidad es el resultado de los tres temores anteriores, de la presión ejercida sobre su cuerpo astral y de la tensión provocada por la imaginación y el raciocinio, en el sistema nervioso físico. El sistema nervioso llega a ser excesivamente sensible y puede producir intensos sufrimientos físicos. Las enfermedades y achaques, que para las personas comunes y flemáticas tienen importancia vital, se agravan hasta convertirse en verdadera agonía. Quienes cuidan de los enfermos deben reconocerlo y dar los pasos necesarios para aliviar la condición física mediante el empleo de sedantes y analgésicos, a fin de que no haya indebida tensión sobre el sistema nervioso, excesivamente forzado.

     Me preguntarán si apruebo el empleo del éter, el cloroformo y las drogas sedantes, en las operaciones. Diré que como principio no, pero provisionalmente sí. Cuando el hombre haya hecho un firme contacto con su alma y desarrollado la facultad de entrar y salir a voluntad de su cuerpo físico, no será necesaria la ayuda de sedantes. Mientras tanto pueden considerarse como medidas de emergencia, necesarias para el karma mundial y el punto de evolución de la raza. Naturalmente que no me refiero al uso de narcóticos y drogas, por las personas desequilibradas e histéricas, sino al empleo sensato de lenitivos bajo la inteligente dirección de un facultativo.

     4. Temor al fracaso. Afecta a la mayoría de las personas por muchas causas. El temor de no poder cumplir y de no lograr el amor y la admiración de los seres queridos, el temor al desprecio de otros y a que lo conceptúen inferior, y el temor de no ver ni aprovechar la oportunidad, son todos aspectos del complejo del temor que colora las vidas de tantas personas dignas. Puede estar [e223] basado en un medio ambiente desagradable e incomprensivo, en un instrumento [i306] inadecuado para la tarea, y muchas veces tiene su origen en el hecho de que el hombre es un discípulo o un alma elevada, ya preparada para hollar el sendero de probación.

     Ha obtenido un leve contacto con su alma; ha percibido la visión y sus posibilidades; observa su personalidad, y la compara con el trabajo que debe realizar y la calidad de las personas con quienes se ha puesto en contacto, dando por resultado un complejo de inferioridad extremadamente fuerte, debido a que es nutrido por el descenso de verdaderas corrientes de fuerzas. Como sabemos, la energía sigue al pensamiento y está matizada por la calidad del pensamiento. El hombre analiza con desagrado su personalidad, nutriendo las mismas cosas que deplora y haciéndose más inadecuado para la tarea. Es el círculo vicioso del esfuerzo, pero debe ser contrarrestado por la plena comprensión de la verdad contenida en las palabras: "Como el hombre piensa, así es él". A medida que reflexiona sobre la naturaleza de su alma omnisciente, se hace a semejanza de esa alma. Su pensamiento está enfocado en la conciencia del alma y se convierte en esa alma en manifestación, por intermedio de la personalidad.

     Esto sólo es un breve resumen de los principales temores que afligen a la humanidad, y únicamente sirve para entrar en tema y tener la oportunidad de hacer unas pocas sugerencias prácticas.

     II. Depresión y su polo opuesto, el regocijo. Cuando tocamos el tema de la depresión, tratamos algo tan difundido que muy pocos escapan a sus ataques. Es como un miasma, una niebla que cubre al hombre y le imposibilita ver con claridad, caminar con seguridad y conocer la realidad. Es parte de la gran ilusión astral, y si esto es comprendido, resultará evidente por qué existe la depresión y por qué su causa es astral o física, e incidental a una situación mundial o personal. Por lo tanto, estudiaremos la depresión en los individuos y buscaremos sus causas: [i307]

     1. El espejismo mundial que arrastra a las profundidades de la reacción mundial a la unidad aislada, la cual está libre de esas condiciones individuales que producen depresión. Este espejismo mundial con sus resultados desvitalizadores y deprimentes, tiene sus raíces en diversos factores, que sólo describiré brevemente:

a.      Los factores astrológicos que afectan al horóscopo planetario, y en consecuencia al individual o primordialmente racial, y éstos generalmente son pasados por alto.

b.      El recorrido del Sol en el firmamento. Su tránsito por el sur tiende a disminuir la vibración de su influencia, y los aspirantes deben tener en cuenta esto en otoño y en los [e224] primeros meses de invierno. (En el hemisferio sur sucede a la inversa. N. del T.)

c.      La parte oscura de la Luna, el período final del menguante y las primeras fases de la Luna nueva, como bien saben, afecta el trabajo de meditación.

d.      Factores psicológicos e inhibiciones en masa, sin duda debido a fuerzas externas a nuestro planeta y a planes cuya intención es desconocida para el ser humano común. Estas fuerzas que actúan sobre la raza humana afectan a los más sensibles, que a su vez afectan a su medio ambiente, estableciéndose paulatinamente un impulso que se precipita a través de una raza o nación, durante un período o ciclo de años, produciendo estados de profunda depresión y desconfianza mutua. Causa una triste autoabsorción, a la cual denominamos pánico u oleada de inquietud. Es casual el hecho de que su desarrollo sea militar, económico, social o político, o tome la forma de una guerra, una inquisición religiosa, restricciones económicas o desconfianza internacional. Las causas tienen su origen en los anteproyectos del proceso evolutivo y están regidos - aunque no sea comprendido - por la buena Ley. [i308]

     2. Polarización astral. Mientras el hombre continúe identificándose con su cuerpo emocional, interpretando la vida en términos de caprichos y sentimientos y se deje llevar por el deseo, tendrá igualmente sus momentos de desesperación, oscuridad, duda e intenso sufrimiento y depresión. Esto se debe a la ilusión y al espejismo del plano astral, que distorsiona y engaña. No es necesario extendernos en esto. Si existe un factor que los aspirantes reconocen, es el de la necesidad de liberarse de la Gran Ilusión. Arjuna lo sabía y, sin embargo, sucumbió a la desesperación. Pero en la hora de la necesidad, Krishna no le falló, y plasmó en el Bhagavad Gita las sencillas reglas por las cuales pueden vencerse la depresión y la duda. Éstas pueden resumirse brevemente como sigue:

a.      Conócete a ti mismo, como el Uno imperecedero.

b.      Controla tu mente, pues por su intermedio puede conocerse al Uno imperecedero.

c.      Aprende que la forma no es más que el velo que oculta el esplendor de la Divinidad.

d.      Comprende que la Vida Una compenetra todas las formas, de modo que no existe la muerte ni el sufrimiento ni la separación.

e.      Deslígate, por lo tanto, del aspecto forma y ven a Mí, y [e225] así morarás donde se encuentran la Luz y la Vida. Así se desvanece la ilusión.

     La polarización astral pone al hombre a descubierto de sus innumerables reacciones emocionales y de las oleadas de sentimiento colectivo de cualquier tipo. Por esta causa su ser es arrastrado al vórtice de energías incontroladas y fuerzas emocionales mal dirigidas, que dan como resultado una guerra mundial, un pánico financiero, un despertar religioso o un linchamiento. Lo lleva también a las regiones de la hilaridad y la felicidad espuria, donde la "luz engañosa" del plano astral le descubre falsas fuentes de diversión, o la hilaridad colectiva - debido a su sensibilidad - lo arrastra a la histeria, que encuentra su desahogo [i309] en la diversión incontrolada, polo opuesto del llanto desenfrenado. No me refiero aquí al verdadero júbilo ni al sentido del buen humor, sino a esas expresiones histéricas de hilaridad, tan comunes en la mayoría de los humanos, que producen fatiga.

     3. El debilitamiento del cuerpo físico. Se debe a diversas causas:

a.      Un agotamiento del cuerpo etérico o vital.

b.      Una enfermedad física, inherente o traída de otra vida, o accidental, por reacciones emocionales equívocas, o producidas como resultado del karma grupal, tal como una epidemia.

c.      Una condición atmosférica. Esto a veces se pasa por alto, pero el clima, la densidad, la humedad o la sequedad, el calor o el frío, tienen un efecto definido sobre la perspectiva psicológica.

     Encontrarán, si estudian, que todas las causas de depresión subsidiarias y temporarias y sus opuestos, pueden agruparse bajo uno de estos tres acápites, y cuando la causa se descubre, su curación es evidente.

     Me he ocupado en forma algo extensa de las dos primeras manifestaciones de la fuerza astral - el temor -, temor a la muerte, al futuro, al sufrimiento, al fracaso y a los muchos temores menores a los cuales está sujeta la humanidad - y la depresión -, porque estos dos temores constituyen para el hombre el Morador en el Umbral en esta era y ciclo. Ambos indican que hay reacción sensoria a factores psicológicos y no pueden ser remediados mediante el uso de otro factor como el valor. Tienen que ser afrontados por la omnisciencia del alma, actuando a través de la mente - pero no por su omnipotencia. Esto oculta un indicio. No me ocuparé de los otros factores enumerados, tales como el deseo de felicidad, la satisfacción de los apetitos animales y [i310] la liberación, porque ellos, para la mayoría, no constituyen un [e226] problema como los dos primeros. Podría escribirse extensamente sobre la manifestación y causa de todos ellos, pero cuando el temor y la depresión sean vencidos, la raza tomará posesión de su herencia, la felicidad, la verdadera satisfacción (símbolos de los vehementes deseos indicados anteriormente) y la liberación. Consideraremos primero los males fundamentales. Una vez dominados, todo lo que resta es la correcta orientación, y la polarización en el alma.

     Después consideraremos la subyugación de la vibración errónea en el cuerpo astral y el empleo de energía astral en la correcta dirección.

     Hemos tratado extensamente el tema del cuerpo astral o sensorio, y considerado los diversos y erróneos modos en que éste hace sentir su presencia. La humanidad vibra principalmente de un modo u otro, y el cuerpo sensorio del ser humano común casi nunca está libre de algún estado de ánimo, temor y emoción. Esto ha traído el anormal desarrollo del centro plexo solar. En la mayor parte de la humanidad el centro sacro y el plexo solar rigen la vida, y debido a ello el deseo por las cosas materiales y la vida sexual están estrechamente fusionados. El plexo solar es el cerebro del animal y rige todas las reacciones instintivas, pero no se halla tan estrechamente aliado con la expresión puramente sexual como en el ser humano. Cuando el cerebro sea sensible a la mente que va despertando, y no esté tan ocupado con el mecanismo que registra la impresión sensoria, tendremos la orientación que finalmente elevará la conciencia hasta los centros situados arriba del diafragma. El plexo solar entonces será relegado nuevamente a su antigua función, como agente directriz de la vida animal, esencialmente instintiva. Para el discípulo mundial avanzado, el plexo solar es por lo general el órgano de sensibilidad psíquica, y permanecerá así hasta que los poderes psíquicos superiores reemplacen a los inferiores [i311] y el hombre actúe como alma. Entonces la vida sensoria descenderá bajo el umbral de la conciencia.


El Correcto Empleo de la Energía

     Al tratar la forma de vencer la vibración errónea y considerar la correcta dirección de la energía astral, podría ser de utilidad a esta altura, enumerar, muy brevemente, las energías mayores que impresionan al organismo humano y circulan por el cuerpo sensorio del hombre.

     1. Energías que pasan y repasan por el cuerpo sensorio del planeta mismo. Esto, en otras palabras, es el cuerpo astral del [e227] espíritu de la tierra. Esta entidad no es el Logos planetario, sino un ser de gran poder, en el arco involutivo, que guarda la misma relación con el Logos planetario, como el elemental astral con el ser humano. En Tratado sobre Fuego Cósmico se hallarán datos sobre esta vida, la cual constituye el conglomerado de un vasto número de vidas, y esos pitris lunares o constructores menores, que constituyen la vida sensoria del aspecto personalidad del Logos planetario - una fuerza muy poderosa tanto para el bien como para el mal, en el sentido en que empleamos la palabra "mal". En sí, el mal no existe, como tampoco el bien, en el sentido de los pares de opuestos. Únicamente en tiempo y espacio existen diversos estados de conciencia que producen distintos efectos externos. La energía de esta vida involutiva tiene potente efecto sobre esa otra minúscula vida involutiva que constituye nuestro elemental astral. La individualidad del hombre y la potencia de su personalidad, que va coordinándose rápidamente, lo protege de la total identificación con esta vida mayor.

     El hombre es un individuo. Es el resultado de varios factores que al combinarse lo protegen de la total absorción en la vida sensoria planetaria, como sucede con los animales. Al morir el hombre, su cuerpo astral se desintegra, y sus partículas [i312] constituyen nuevamente fragmentos no diferenciados de la gran totalidad.

     2. Ciertas energías astrales emanan de algunas formas planetarias que no existen bajo la forma de planetas físicos, ni aún en el reino etérico, pero están encerradas en el "círculo infranqueable" de nuestro sistema solar. Representan, en sentido planetario, dos grupos de vidas: Primero, esos cascarones astrales de planetas en descomposición y desintegración, que puede percibir el iniciado, que aún giran alrededor de nuestro sol y, no obstante, están desapareciendo rápidamente. Nuestra luna se unirá a ellos cuando se haya producido la total desintegración de su forma externa. Segundo, las formas astrales de esas vidas solares menores en el arco evolutivo, que van tomando forma lentamente, pero todavía no tienen cuerpo etérico y que, en este período mundial, no tendrán cuerpo físico. Estos dos grupos son las analogías planetarias de esos tipos de hombres que reencarnar y los que pasaron al más allá y lentamente descartan sus cuerpos antes de renacer, o los que abandonaron sus cascarones por completo.

     Dos de estas formas astrales están muy cercanas a nuestra Tierra, y se van "descomponiendo" muy rápidamente, si así puede decirse, ejerciendo, sin embargo, una influencia muy poderosa. Debido a esta estrecha relación, originan dos tipos de deseo o tendencia astral entre los hombres. Una, produce gran parte de esa tendencia instintiva a la crueldad que se observa en los niños y [e228] en ciertos tipos de hombres; la otra tiene efecto sobre la vida sexual, y produce la tendencia a las perversiones que actualmente causan tantas dificultades. Estas tendencias sádicas y perversiones sexuales, reciben mucha influencia fortalecedora, proveniente de esas moribundas emanaciones astrales. En los tiempos antiguos eran aún más poderosas, por estar más próximas a nuestra tierra, de allí las crueldades ritualísticas y los horrores, por ejemplo, de Sodoma y Gomorra. Su potencia está declinando rápidamente, y debe recordarse que no tendrían absolutamente ningún [i313] poder si no existieran en la humanidad ciertos instintos, sobre los cuales pueden actuar estas energías. También debe recordarse que su influencia fue constructiva en la época lemuriana, porque en esos días primitivos la lección del sexo y el registro inteligente del dolor, tenían cabida en los proyectos de quienes trataban de llevar al hombre animal, al estado de conciencia humana - no a la conciencia del alma ni a la autoconciencia.

     Cercana a nuestra tierra, y en camino hacia el renacimiento, hay una gran Vida que está en proceso de tomar forma etérica. Por estar en el arco evolutivo y no constituir la vida de un cascarón en descomposición, el efecto real de esta vida en la inauguración de la nueva era, es doble: mediante las emanaciones del cuerpo astral de esta gran Vida se efectúa el derrumbamiento de la muralla separatista del individualismo, que se demuestra en el hombre como egoísmo y en las naciones como nacionalismo. A través de este cuerpo etérico, que se va integrando rápidamente, dicha Vida conduce al cuerpo etérico de nuestro planeta, a un estado de acrecentada y rápida vibración. En Tratado sobre Fuego Cósmico se hace referencia a un avatar procedente de Sirio, que viene para producir ciertos efectos planetarios. Dicha Vida no es este avatar, sino algo así como un precursor - un San Juan Bautista, que "bautiza con agua (emanaciones astrales) y con el Espíritu Santo". No es posible dar mayor información a este respecto, pero lo menciono, pues hay que tener presente las energías provenientes de ambos factores.

     3. Energías astrales que emanan del nuevo signo del zodíaco, Acuario, en el que estamos entrando ahora. Este signo del portador de agua, es viviente y emocional. Estimulará (mediante el efecto de su poderosa fuerza) los cuerpos astrales de los hombres en una nueva coherencia, en una hermandad humana, que ignorará las diferencias raciales y nacionales y [i314] llevará la vida de los hombres hacia la síntesis y la unidad. Esto significa una oleada de vida unificadora, de tal poder, que no podemos imaginarla ahora, pero que - dentro de mil años - habrá fusionado a todo el género humano en una perfecta hermandad. Su efecto emocional consistirá en "purificar" los cuerpos astrales de los hombres, de [e229] manera que el mundo material ya no ejerza una atracción tan poderosa y, en etapas posteriores, podrá llegar a una exageración sensoria tan excesiva como la que se experimentó en el materialismo. Las etapas finales de todos los signos producen un excesivo desarrollo del factor sobre el cual actúan más poderosamente. Este signo en la actualidad tiene un efecto constructivo en los precursores de la raza y destructivo en el vulgo. Es innecesario extenderme sobre el tema, pues la información y los datos referentes a la venidera era acuariana, se obtendrán en los libros actuales.

     4. Débiles emanaciones desde el sagrado "Corazón del Sol", no reconocidas por la masa, pero que producen respuesta inmediata de los místicos de la raza, quienes afirman cada vez más, una integridad grupal realmente de gran importancia e interés. Estas emanaciones son demasiado elevadas para ser percibidas por casi toda la humanidad, pero los místicos, al percibir la nueva vibración, reaccionan y son atraídos recíprocamente. Su trabajo consiste en disminuir la vibración, de manera que, con el tiempo, los más avanzados de la raza puedan sentir sus efectos. El trabajo de este grupo de místicos debe, por lo tanto, acrecentarse inevitablemente, pues el "corazón del Logos solar" palpita ahora con un ritmo más afín a nuestro planeta, lo cual no ha ocurrido antes, por no ser el nuestro un planeta sagrado. El amor y el pensamiento de esa Vida divina son dirigidos hacia esta "pequeña hija, de un hijo largo tiempo extraviado", como a veces se lo llama a nuestro planeta en los libros ocultos de los Grandes Seres.

     5. Otra emanación en masa que arrastra el cuerpo astral del hombre a una actividad enérgica, es el impulsivo deseo del cuerpo astral del cuarto reino o humano, [i315] considerándolo como un todo, o como la expresión de una Vida. Este cuerpo sensorio de la humanidad responde, en forma incomprendida, a los cuatro tipos de energía astral mencionados anteriormente, y según la calidad del cuerpo astral individual y la etapa de desarrollo, así será la respuesta. Aquí es donde realmente tienen sus raíces la Psicología de la masa y el predominio del vulgo. También se encuentran allí las raíces de la denominada opinión pública, pero pasará mucho tiempo antes de que los psicólogos de las escuelas académicas reconozcan estos cuatro factores. Quienes guían a los hombres tratan de trabajar con este tipo de respuesta sensoria, moldeando sus pensamientos, a fin de despertar el deseo de obtener algo. Trabajan con este tipo de materia sensoria sin tener la menor idea de la situación ni comprender los factores que enfrentan; si pertenecen al segundo rayo trabajan magnéticamente; si al primer rayo, trabajarán inspirando temor mediante la [e230] destrucción; si al tercero, se valen de la Ley de Conveniencia. Los tres rayos trabajan con los cuerpos astrales de los hombres, y su capacidad de triunfar depende en gran parte de su tipo de cuerpo astral y de su poder de atraer a quienes están suficientemente desarrollados como para responder con adecuada sensibilidad y luego llevar a cabo un buen trabajo. Por consiguiente, el hombre de la calle es la víctima de la potencia astral de quienes lo impulsan, ya sea para sus propios fines o para el bien de su alma - pues actúa en ambos sentidos.

     6. La vida astral o las emanaciones sensorias, de la familia o amigos, que circundan al hombre, lo afectan mucho más de lo que cree, o puede por lo tanto afectarlos de acuerdo al lado positivo o negativo. Toda persona que conozcamos o con las que nos pongamos en contacto, aquellos con quienes vivimos o convivimos diariamente, nos afectan para bien o para mal. Conmueven nuestra naturaleza emocional en un sentido bueno y elevado y ayudan así a reorientarla, o disminuyen su calidad, de modo que el progreso es obstaculizado, [i316] llevándose a cabo el descenso al materialismo. Esto es bien sabido, por lo tanto innecesario extenderme sobre ello.

     7. El equipo emocional (astral sensorio) con el que viene a la vida el hombre, es utilizado y construido a medida que progresa en la vida. Muchos son víctimas de un cuerpo emocional que construyeron cuando respondían a las energías de los grupos ya enumerados. El cuerpo astral reacciona de tres maneras, a todas las emanaciones sensorias:

a.      Emocional. El cuerpo astral es impelido a responder a algún tipo de emanación de los cuerpos astrales - grupales o individuales - de quienes lo circundan. Esta frase merece cuidadoso estudio.

b.      Sensorio. Todas las impresiones se registran en el cuerpo astral sensorio, aunque se carezca de respuesta emocional, y los discípulos deben aprender a diferenciarla con cuidado. Cuando se carece de reacción emocional, como se entiende generalmente, se registra no obstante la causa originadora que trató de producir un efecto en el cuerpo emocional.

c.      Reacción simple. Registro o negación a registrar o a responder a un impacto, a una impresión emocional. Esto puede ser bueno o malo.

     En los tres casos, se elige uno de los pares de opuestos; la selección depende de la calidad del mecanismo astral del hombre afectado. Un cuarto método involucra el completo desapego del cuerpo emocional y la plena capacidad de aislarse [e231] voluntariamente de toda impresión sensoria - a fin de servir con mayor eficiencia y amar más inteligentemente. No debe olvidarse que, en último análisis, amor y emoción no son lo mismo.

     [i317] Surge ahora la pregunta práctica: ¿Cómo se puede vencer la vibración errónea?

     Primero: es necesario reconocer la vibración errónea y ser capaz de registrar la reacción. Una vibración, un impulso, una emoción, un deseo, se originan en el aspecto inferior de la forma. Difieren de la emanación proveniente del alma. Se debe reconocer que los dos impactos sobre el cuerpo sensorio son diferentes. Deben preguntarse: ¿Esta reacción es una respuesta a la vida de la personalidad o una respuesta a la conciencia del alma? ¿Este impulso que trata de arrastrar a mi cuerpo sensorio a la actividad, viene de la Vida divina dentro de mí, o procede del aspecto forma en alguna de sus manifestaciones? ¿Permite a mi cuerpo astral ser activo hasta el punto de ser perjudicados quienes se relacionan conmigo? ¿Son obstaculizados o auxiliados?

     Un estudio esmerado de nuestras reacciones emocionales nos lleva a la consideración de esa característica básica que nunca se llega a recalcar bastante, en vista de la actual situación del mundo: Inofensividad. Diré que el logro de la inofensividad en el sentido positivo, no en el negativo, significa dar el paso que conduce definidamente al Portal de la Iniciación. Cuando se menciona por primera vez esta palabra, parece insignificante y ubica todo el tema de la iniciación, en un nivel tan insignificante que pierde toda su importancia. Pero quien piensa así, que trate de practicar esa inofensividad positiva que se manifiesta en el correcto pensar (por estar basado en el amor inteligente), en el correcto hablar (por estar regido por el autocontrol), en la correcta acción (por estar fundada en la comprensión de la ley), y descubrirá que tal tentativa exigirá todos los recursos de su ser y tomará mucho tiempo para realizarlo. No es la inofensividad que proviene de la debilidad y de una disposición sentimental y afectiva, que rehuye las molestias, porque trastorna la establecida armonía de la vida y conduce a la [i318] consiguiente incomodidad. No es la inofensividad del hombre o mujer negativos, impotentes y poco evolucionados, que no tienen el poder de perjudicar, por estar mal equipados para hacer daño.

     Al contrario, la inofensividad brota de la verdadera comprensión y control de la personalidad por el alma, la que lleva inevitablemente a la expresión espiritual en la vida diaria. Emana de la capacidad de penetrar en la conciencia y en la comprensión de nuestro hermano, y cuando se ha logrado, todo se perdona y se pierde de vista en el anhelo de ayudar y auxiliar.

     [e232] La respuesta a la vibración errónea no será impedida tan fundamentalmente por los métodos de "construir una envoltura" o por el "aislamiento", mediante el poder de los mántram y la visualización. Ambos métodos son provisorios, y a través de ellos tratan de protegerse quienes aún tienen algo que aprender. Como bien lo saben, la construcción de una envoltura lleva a la separatividad, y es necesario vencer oportunamente el hábito de construirla, además de destruir y quemar las ya construidas. Hacer esto último es más fácil que vencer el hábito. Automáticamente continúa el proceso de construcción hasta que finalmente el aspirante ha erigido tantas barreras a su alrededor que ya no puede salir ni puede hacerse contacto con él. El proceso de aislarse, siendo una práctica más avanzada, demanda mayores conocimientos de magia; consiste en la emanación de ciertas energías del cuerpo vital, en determinada dirección, lo cual sirve para mantener alejadas otras energías, por medio de lo que se denomina impactos. Mediante este impacto sobre las energías que se acercan, se las hace retroceder y seguir otra dirección. Pero éstas deben ir a alguna parte, y si perjudicaran a otra persona ¿no sería responsable quien invirtió su dirección en el deseo de protegerse a sí mismo?

     La práctica de la inofensividad es, para el aspirante, [i319] el más fácil y mejor modo de trabajar. Nada en él perjudica la vida de cualquier forma y, por lo tanto, atrae hacia sí únicamente lo benéfico. Utiliza las fuerzas benévolas así atraídas, para ayudar a otros seres. Este es el primer paso; la disciplina que encierra y la constante supervisión de todas las actividades en los tres planos de la evolución humana y en todas las reacciones, ponen al cuerpo emocional bajo el dominio de la mente iluminada, llevando también comprensión a nuestros semejantes.

     Segundo: en una etapa posterior, el discípulo aprende a absorber y trasmutar las vibraciones erróneas y las energías destructivas. No tiene envolturas ni barreras. No se aísla ni se aparta de sus hermanos. Mediante la inofensividad ha aprendido a neutralizar todas las emanaciones malignas. Ahora actúa con otro tipo de positividad. Definidamente y con plena conciencia de lo que hace, atrae hacia sí todas las emanaciones malignas (energías destructivas y fuerzas erróneas), las desintegra en sus partes componentes y las envía de retorno a su lugar de origen, neutralizadas, impotentes e inofensivas, pero intactas en su naturaleza. Quizás creerán que esta enseñanza es difícil e imparte muy poco al aspirante común. El método de la enseñanza esotérica es así, pero quienes saben lo comprenderán, y hablo para ellos.

     Hay otro método más avanzado que emplea el iniciado. Mediante el conocimiento de la ley y de ciertas Palabras de [e233] Poder, puede ordenar el retroceso de las energías y el regreso a su centro de origen, pero con este método nada tenemos que hacer. Deben aún practicar mucho la inofensividad y vigilar cuidadosamente su aplicación en la vida diaria.

     La correcta dirección de la energía astral está resumida en sus tres aspectos en el antiguo Libro de las Reglas, dado a los chelas en los grados de ingreso. Todas las verdaderas escuelas [i320] esotéricas comienzan por el control del cuerpo astral, y el chela debe memorizar y practicar estas tres reglas después de haber efectuado algún verdadero progreso al expresar la inofensividad.

Regla Uno. Penetra en el corazón de tu hermano y ve su dolor. Entonces habla. Que las palabras pronunciadas le impartan la poderosa fuerza que necesita para soltar sus cadenas. Pero tú no las sueltes. Tuya es la tarea de hablar con comprensión. La fuerza que él reciba lo ayudará en su trabajo.

Regla Dos. Penetra en la mente de tu hermano y lee sus pensamientos, pero sólo cuando sean puros los tuyos. Entonces piensa. Que los pensamientos así creados penetren en la mente de tu hermano y se mezclen con los de él. Sin embargo, mantente desapegado, porque ninguno tiene el derecho de influir en la mente de un hermano. El único derecho que existe le hará exclamar: "Él ama. Me acompaña. Sabe. Piensa conmigo y yo soy fuerte para hacer lo correcto". Aprende a hablar así. Aprende a pensar así.

Regla Tres. Fusiónate con el alma de tu hermano y conócela tal cual es. Sólo en el plano del alma puede efectuarse esto. En cualquier otra parte, la fusión alimenta el combustible de su vida inferior. Entonces concéntrate en el plan. De este modo verás la parte que él y tú y todos los hombres desempeñan. Así penetrarás en la Vida y conocerás el trabajo realizado. Una nota adjunta a estas tres reglas dice:

     "Con estas tres energías - la palabra, el pensamiento y el propósito - cuando son manejadas con comprensión por el chela y combinadas con fuerzas incipientes del hermano a quien trata de ayudar, trabajan todos los adeptos."

     Es casi imposible traducir estas antiguas fórmulas en términos apropiados, pero la inadecuada fraseología anterior dará una idea a los iluminados; estas reglas [i321] resumen unas pocas ideas que el aspirante común necesita captar, respecto a la correcta dirección de la energía, para lo cual está preparado.


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Última Modificación, 21 Noviembre 2006          © 2006 Fundación Lucis. Derechos reservados.