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[i445] REGLA ONCE

Aquel que trabaja con la ley tiene ahora que llevar a cabo tres cosas: Primeramente, descubrir la fórmula que confine las vidas dentro de la muralla esferoidal; luego, pronunciar las palabras que le expresen a esas vidas qué deben hacer y dónde llevar lo que ha sido hecho; finalmente, pronunciar la frase mística que lo salvaguardará de su trabajo.

ANALISIS DE LAS TRES FASES

 

     [e324] [i447] Esta regla es, como ya saben, la última de las que rigen el trabajo en el plano astral, y la tarea mágica de motivar esas formas mentales que serán la expresión de algún tipo de energía. Hemos considerado las diferentes energías con las cuales trabajan los hombres, y el poder que un hombre puede ejercer mediante la construcción. de formas mentales. Vimos también cómo un hombre puede manipular los diversos grados de materia hasta revestir de materia mental y astral la idea incorporada. Por lo tanto, es una entidad vital, a punto de materializarse en el plano físico. Debería observarse que nada puede ya evitar que surja a la objetividad, excepto el acto expresado, por la voluntad de su creador, porque siendo la forma vitalizada por su creador, está siempre sujeta a su voluntad, hasta que él se desconecta de ella mediante la pronunciación de la "frase mística". Se supone que su decisión es que surja a la existencia efectiva y que el trabajo creador sea llevado adelante.

     Debe tenerse en cuenta que este trabajo puede ser consciente o inconsciente. En la construcción inconsciente de formas mentales, como en el caso del hombre común, muchas personas nunca producen lo efectos deseados en el plano físico, fracasando en su propósito. Sin embargo, esto es algo benéfico mientras el hombre esté animado por el egoísmo y el odio. Afortunadamente para la raza humana, pocas personas trabajan con materia mental. La generalidad trabaja con materia astral o de deseos, y estas formas son fluidas y variables, y sólo poderosas por lo persistentes. Existe una base oculta en [i448] la afirmación de que al desear una cosa durante un prolongado período de tiempo se la llega a poseer. Ésta es la ley que rige el retorno a la reencarnación [e325] del hombre término medio. Faltando la unidad de enfoque de la materia del plano mental, a medida que es influenciado por la mente concentrada, estas formas de deseos no hacen el daño que de otra manera harían. Su efecto es ampliamente sentido por el creador de estas formas kamamanásicas y no por quienes lo rodean. Desde el momento que entra el factor mente y llega a ser dominante, entonces el hombre se hace peligroso o útil según el caso - peligroso no sólo para él mismo sino también para quienes lo rodean, o útil para realizar el plan de la evolución. Entonces él puede crear formas mentales, capaces de obtener resultados que se manifiestan externamente y producir efectos tangibles. Teniendo aspiración e impulsos espirituales, un hombre se puede convertir en verdadero ocultista y producir resultado organizados y organismos que actúen en el plano físico. Empleo premeditadamente la palabra "organismo", pues servirá para comunicar la idea de que cualquier forma mental es considerada por nosotros como una entidad subjetiva y existente, revestida de materia sutil y capaz de manifestarse. Esto es lo que comúnmente se llama "elaborar una idea", o "llevar a cabo un proyecto"; a veces es llamado un "descubrimiento", una "invención", o algo similar. Durante todo el tiempo y sin darse cuenta, el hombre habla en términos ocultistas, evidenciando una apreciación interna de los métodos por los cuales todo lo que ha sido pensado (por Dios o por el hombre) viene a la existencia,.

     La idea encarnada o el pensamiento (siendo la primera potencialmente mucho más efectiva que el segundo), se ha encaminado hacia el margen de la manifestación física. Su creador, que en el caso de un "mago blanco" no está centralizado emocionalmente, es llevado conscientemente a la etapa en la que su propósito y plan internos pueden ser demostrados. Él mantiene la forma mental en su conciencia [i449] y le da forma y energía mediante el poder de su propio enfoque mental centralizado.

     En la regla que estamos considerando, se dice que el aspirante debe realizar tres cosas:

     1. Averiguar la fórmula que cristalizará esa forma que él ha construido en modo muy similar a como los arqui-tectos, o constructores de puentes, reducen la forma empleada a una fórmula matemática.

     2. Pronunciar ciertas palabras que darán vitalidad a la forma y de esa manera conducirla al plano físico.

     3. Expresar la frase que separe la forma mental de su aura y así evitar el drenaje de sus energías.

     Se observará que la fórmula tiene relación con la forma mental, las palabras de poder con el objetivo para el cual la [e326] forma ha sido construida, y la frase mística concierne al corte del eslabón magnético que une al creador con su creación. Por lo tanto una corresponde a la forma, otra al alma incorporada en la forma (cuya característica inferior es deseo, el reflejo del amor) y la última al aspecto vida con el cual el creador dotó a su creación. Por consiguiente enfrentamos nuevamente las eternas triplicidades espíritu, alma y cuerpo. Debería recordarse que las Reglas de la Magia, según las entiende el verdadero esoterista, son tan verdaderas, respecto a un universo creado, un sistema solar o un planeta, como lo son respecto a una diminuta creación mental de un chela o aspirante.

     La primera reacción de un estudiante común al leer el párrafo anterior, es pensar inmediatamente en la naturaleza del cuerpo, cuando expresa algún tipo de energía. De modo que lo que se observa es la dualidad, y eso que utiliza la cosa está presente en su mente. Sin embargo, una de las principales necesidades ocultistas en la actualidad, es esforzarse por pensar en [i450] términos de la Realidad una, que es la Energía misma, y en nada más. Por eso es de valor recalcar en nuestras discusiones sobre este tema tan abstruso, el hecho de que espíritu y energía son términos sinónimos e intercambiables. Sólo cuando esto sea comprendido podremos llegar a una reconciliación entre ciencia y religión, y a una verdadera comprensión del mundo de fenómenos activos que nos rodea y en el cual nos movemos.

     Los términos orgánico e inorgánico, son en gran parte responsables de la gran confusión y la marcada diferencia que existe en las mentes de muchas personas, entre cuerpo y espíritu, vida y forma, y han conducido a negar la identidad esencial de la naturaleza de ambos. El mundo en que vivimos es considerado por la mayoría como realmente sólido y tangible, pero poseyendo algún poder oculto que está dentro de él, que produce movimiento, actividad y cambio. Está expresado con crudeza, lógicamente, pero es suficiente para resumir esta actitud ignorante.

     El científico ortodoxo se ocupa mucho de las estructuras, relaciones, composición de las formas y de la actividad de las partes componentes de las formas y sus interrelaciones y dependencias. Los elementos y productos químicos, las funciones y partes que desempeñan y sus mutuas interacciones al componer las formas en todos los reinos de la naturaleza, son el tema de sus investigaciones. La naturaleza del átomo, de la molécula y de la célula, sus funciones, las cualidades de sus manifestaciones de fuerza y sus diversos tipos de actividad, la solución del problema referente al carácter y naturaleza de sus energías - enfocadas o localizadas en diferentes formas del [e327] mundo natural o material -, requieren la consideración de las mentes más capaces en el mundo del pensamiento. Sin embargo, los interrogantes ¿qué es la Vida? ¿qué es la Energía? o ¿cuál es el proceso de Ser y la naturaleza del Ser?, permanecen sin respuesta. El problema del por qué y [i451] para qué, es considerado como infructuoso y especulativo, casi insoluble.

     Sin embargo, para la razón pura y mediante el correcto funcionamiento de la intuición, estos problemas pueden ser resueltos y estas preguntas contestadas. Su solución es una de las revelaciones comunes y uno de los logros de la iniciación. Los únicos verdaderos biólogos son los iniciados en los misterios, porque tienen una comprensión de la vida y su propósito, y están tan identificados con el principio vida, que piensan y hablan en términos de energía y sus efectos, y todas sus actividades, en conexión con el trabajo de la Jerarquía planetaria, están basadas en unas pocas fórmulas fundamentales que conciernen a la vida, cuando se hace sentir a través de sus tres diferenciaciones o aspectos: energía, fuerza, materia.

     Debería observarse aquí que tal como el hombre se comprende a sí mismo, puede alcanzar una comprensión de aquello que es la suma total de lo que llamamos Dios. Esto es una gran verdad oculta, pero cuando es llevada a la acción, conduce a una revelación que hace que el actual "Dios desconocido" sea una realidad reconocida. Permítaseme ilustrar:

     El hombre se conoce a sí mismo como un ser viviente y llama muerte a ese proceso misterioso, cuando se retira ese algo que comúnmente se designa como el soplo de vida. Cuando éste se retira, la forma se desintegra, La coherente fuerza vitalizante se ha retirado y esto produce la separada disgregación de los elementos esenciales de lo que hasta entonces había sido considerado como el cuerpo.

     Este principio de vida, la esencia básica del ser y factor misterioso y elusivo, es la correspondencia en el hombre de lo que llamamos espíritu o vida en el macrocosmos. Así como la vida mantiene unida la forma en el hombre, la anima, la vitaliza y la impele a la actividad y hace de él un ser viviente, así la vida de Dios - como la llama el cristiano - efectúa el mismo propósito en el universo y produce [i452] ese coherente, viviente y vital conjunto que llamamos sistema solar.

     Este principio vida en el hombre se manifiesta en forma triple:

     1. Como voluntad directiva, propósito e incentivo fundamental. Ésta es la energía dinámica que pone al ser en funcionamiento, lo trae a la existencia, fija el término de su vida, [e328] lo conduce a través de los años y se abstrae al final de su ciclo de vida. Es el espíritu manifestándose en el hombre como la voluntad de vivir, de ser, de actuar, de proseguir, de evolucionar. En su aspecto inferior trabaja a través del cuerpo o naturaleza mental, y en conexión con el físico denso se hace sentir a través del cerebro.

     2. Como fuerza coherente. Es esa cualidad esencial y significativa que hace ser diferente a cada hombre, y produce esa manifestación compleja de disposiciones de ánimo, deseos, cualidades, complejos, inhibiciones, sentimientos y características, que producen la psicología especial de un hombre. Es el resultado del intercambio entre el aspecto espíritu o energía, y la naturaleza material o corporal. Constituye el hombre distintivo subjetivo, su colorido o nota individual, que es lo que fija el grado de actividad vibratoria de su cuerpo, produce su particular tipo de forma y es responsable de la condición y naturaleza de sus órganos, de sus glándulas y su aspecto externo. Esto es el alma y - en su aspecto inferior - actúa mediante su naturaleza emocional o astral, y en conexión con el físico denso, mediante el corazón.

     3. Como actividad de los átomos y células de que está compuesto el cuerpo físico. Es la suma total de esas pequeñas vidas que componen los órganos humanos y comprende a todo el hombre. Éstos tienen vida propia y una conciencia que es estrictamente individual e idéntica. Ese aspecto del principio vida actúa por medio [i453] del cuerpo etérico o vital, y en conexión con el mecanismo sólido de la forma tangible mediante el bazo.

     No es posible, por supuesto, dar las palabras y frases mántricas mencionadas en esta regla. Serían profundamente incomprensibles para todos, excepto para los iniciados, y por lo tanto no es necesario que ocupen nuestra atención. Debe tenerse en cuenta que mucho de lo que se da en estas instrucciones se anticipa al pensamiento moderno, y tanto estas instrucciones como las del Tratado sobre Fuego Cósmico, serán plenamente comprendidas a fines de este siglo.

     Consideremos esta regla, frase por frase, para llegar a una de las interpretaciones más fáciles para el aspirante común. Todas estas reglas pueden ser leídas desde el punto de vista del hombre inteligente y le significarán muy poco; pueden ser leídas desde el punto de vista del aspirante y entonces trasmitirán ciertas ideas prácticas que serán susceptibles de aplicación diaria y podrán ser elaboradas en el crisol de la experiencia de la vida. Llegarán a tener sentido a medida que el aspirante aprenda a manipular las energías, a trabajar en la materia mental y a colaborar [e329] creativamente con el Propósito subyacente en el plan evolutivo. Desde el punto de vista del discípulo, estas reglas contienen ciertas poderosas instrucciones y lo conducirán a una comprensión del proceso del trabajo creador en la naturaleza, que está necesariamente oculto para la mente del aspirante. Con respecto a la comprensión del iniciado, estas palabras llevan órdenes definidas que sólo pueden ser interpretadas correctamente por su intuición iluminada. De los grados más elevados de inteligencias no es necesario que nos preocupemos. Por lo tanto, consideraremos esta regla únicamente desde el punto de vista del aspirante común, dejando otras interpretaciones para los individuos cuyo equipo interno les permita comprender.

     I. Averiguar la fórmula que confine las vidas dentro de su muralla esferoidal.

     Como ya se sabe, todas las formas en la naturaleza están compuestas de [i454] miríadas de diminutas vidas, teniendo cierta medida de percepción, ritmo y coherencia, de acuerdo con la fuerza de la Ley de Atracción, utilizada por el constructor de la forma. Esto es verdad tanto respecto al Macrocosmos como al infinito mundo de vidas microcósmicas contenidas dentro del gran todo. Sistemas solares embrionarios, que vienen al ser mediante el impulso del pensamiento divino, primero son fluidos y nebulosos, de contornos cambiantes y se mantienen débilmente unidos por el núcleo central de energía - otro modo de expresar la idea encarnada. A medida que transcurre el tiempo adquieren otras condiciones, toman formas más definidas, entran en relación peculiar con formas similares adyacentes, y se ajustan a variables relaciones de naturaleza interna, con esas formas de imposible realización en las etapas primitivas. Eventualmente hallamos un sistema solar como el nuestro y miríadas de otros - un sistema solar que actúa como un sol con sus planetas que giran y rotan manteniendo sus diferentes órbitas, sus señaladas y relativas posiciones, activos como organismos independientes e interdependientes, y sin embargo presentando al ojo del astrónomo una coherencia, una unidad y una estructura, única en cada caso y no obstante funciona de acuerdo a la ley cósmica. Se ajusta a un vasto propósito concebido y mantenido firmemente en la Mente universal, que es a su vez un aspecto de esa entidad consciente de grupo y autoconsciente, autora de su ser y creadora de su forma.

     Puede afirmarse que esta Vida inteligente crea en su meditación (o meditaciones, si se prefiere, pues qué importan las palabras cuando son inútiles para expresar la realidad tal como es) y por consiguiente en su mente reflexiva, lo que llamamos [e330] una forma mental. Esta forma mental tiene cuatro características principales:

     1. Es traída a la existencia mediante, el uso consciente de la Ley de Atracción. [i455]

     2. Es formada por un infinito número de entidades vivientes que son atraídas por la mente del divino Creador, entrando en relación entre sí.

     3. La forma es la exteriorización de algo que su Creador:

          a. Ha visualizado.

          b. Ha construido inteligentemente, "matizado" o "calificado", a fin de cumplir el propósito para el cual estaba destinado.

          c. Ha vitalizado con la potencia de su deseo y la fuerza de su pensamiento viviente.

          d. Ha mantenido formado durante el tiempo necesario para efectuar su trabajo específico.

          e. Ha conectado en sí mismo, por un hilo magnético, el hilo de su propósito viviente y la fuerza de su voluntad dominante.

     4. Este propósito interno, que se ha revestido de sustancia mental, astral y vital, es potente en el plano físico mientras:

          a. Permanece conscientemente en el pensamiento de su Creador.

          b. Conserva "su distancia", en sentido esotérico, de Su Creador. Muchas formas mentales son inútiles por estar "demasiado cerca" de su Creador.

          c. Pueden ser dirigidas en cualquier dirección deseada, y de acuerdo a la ley de menor resistencia pueden encontrar su propio lugar, ejecutar su función deseada y llevar a cabo los propósitos para los cuales fueron creadas.

     Por lo tanto la "fórmula" puede ser considerada como la idea que emana del divino Pensador; podría ser definida como el propósito dinámico, la "cosa" como la ve el Pensador y la exterioriza en su mente y la visualiza como portadora de su intención. Las matemáticas que subyacen en la construcción de un puente, como los puentes de gran envergadura que señalan las hazañas humanas, nada [i456] expresan para el no iniciado, pero para quienes saben y comprenden, son el puente mismo, reducido a sus términos esenciales. Son el puente en latencia, y en estas fórmulas matemáticas subyace oculto el propósito, la calidad, la forma completa de la estructura y su utilidad eventual. Así sucede con los conceptos [e331] y las ideas que dan nacimiento a una forma mental. Estas fórmulas ocultas existen en el plano arquetípico que (para el aspirante) es el plano de la intuición, aunque en realidad es un estado de conciencia mucho más elevado. Estas fórmulas son la razón fundamental de un mundo de formas y deben ser conocidas por quienes están debidamente equipados para trabajar bajo el Gran Arquitecto del Universo. Simbólicamente hablando, hay tres grandes libros de fórmulas. Obsérvense las palabras "simbólicamente hablando" y no las olviden. Tenemos primero el Libro de la Vida, leído y eventualmente dominado por los iniciados de todos los grados. Existe luego el Libro de la Sabiduría Divina, leído por los aspirantes de todos los grados, llamado a veces el Libro de la Experiencia Conocedora, y también el Libro de las Fórmulas, que es lectura obligatoria para todos aquellos cuya inteligencia va despertando a la actividad funcionante. Ahora consideraremos el Libro de las Fórmulas.

     Pantajali habla de "la nube de cosas cognoscibles" que el alma percibe conscientemente. El aspirante, cansado del eterno divagar de sus propios pensamientos inútiles y sin importancia, procura extraer de los recursos de esa "nube" y así precipitar sobre la tierra algunos de los pensamientos de Dios. Trata de trabajar para promover la manifestación de las ideas del Creador. Para hacer esto debe cumplir ciertos requisitos iniciales, que pueden ser resumidos brevemente de la manera siguiente:

     1. Conocer el verdadero significado de la meditación.

     2. Alinear con facilidad el alma, la mente y el cerebro.

     3. Contemplar o funcionar como alma en su propio plano. Entonces el alma puede actuar como [i457] intermediario entre el plano de las ideas divinas y el plano mental. Se verá aquí que tal participación en el proceso divino creador actúa como objetivo de todo verdadero trabajo de meditación.

     4. Registrar la idea recibida intuitivamente por el alma y reconocer la forma que debe tomar. Estas últimas seis palabras son de vital importancia.

     5. Reducir la vaga y nebulosa idea a sus esencialidades, eliminando las vagas imaginaciones y las formulaciones de la mente inferior, capacitándose así para lanzarse a la actividad y, mediante la constancia en la contemplación, recibir con exactitud la visión de la estructura interna o del armazón subjetivo, si puedo emplear este término, de la forma tal como será.

     6. Cuando el alma registra en forma consciente esto en la mente, también lo registra conscientemente la mente, [e332] la cual se mantiene firme en la luz y puede considerarse como la reducción de la fórmula al anteproyecto. No es la fórmula misma, sino el proceso secundario. De acuerdo a la fuerza, simplicidad y claridad de la incorporación de la fórmula en una estructura sencillamente esbozada, así será finalmente el edificio completo y la consiguiente forma, que confinará dentro de la periferia externa de la forma misma, las vidas utilizadas en su construcción.

     Esto, en realidad, se asemeja a la etapa de la concepción. Latente dentro del germen (resultado de la interrelación femenina y masculina) se hallan todas las potencias y capacidades del producto final. Latente en la idea que materialmente ha sido concebida, pero que fue inspirada por el aspecto espíritu, están ocultas en potencia las formas mentales completadas. El aspecto materia, representado por la mente, ha sido fecundado por el aspecto espíritu, y la triplicidad [i458] será eventualmente completada por la forma creada. Pero en las primeras etapas existe sólo la "fórmula" - la idea concebida, el concepto latente aunque dinámico. Tiene suficiente potencia para atraer a sí misma lo esencial para su crecimiento y forma, pero ¿quién podrá decir si será un aborto, un producto débil y mediocre, o una creación de verdadera belleza y valor?

     Cada idea exteriorizada posee, por lo tanto, forma, está animada por el deseo y creada por el poder de la mente. En el plano del deseo la mente impone sus concepciones a fin de producir la "idea encarnada", revistiéndola con la forma. Es, por consiguiente, el campo de gestación. La mente ha sido previamente el receptor de la idea arquetípica, tal como la ha captado y visualizado el alma. A su vez el alma es el receptor de la fórmula, según le fue presentada en el mundo de las ideas. Tienen así la "idea presentada", la "idea percibida", la "idea formulada" y la idea desarrollándose en la manifestación.

     Es conveniente tener en cuenta los siguientes factores que rigen la idea cuando surge de la Mente Universal y va al mundo, de las formas tangibles. Éstas son:

     1. Las energías que emanan desde el plano arquetípico. Este plano es el foco de atención del grupo de Inteligencias más elevadas de nuestro planeta. Sus conciencias pueden responder y ser incluyentes en esa esfera de actividad en que la Mente de Dios se expresa, libre de las limitaciones de lo que entendemos por forma. Son los custodios de la fórmula, son los matemáticos que preparan los anteproyectos del gran Plan, calculan los efectos de las fuerzas con las cuales el trabajo se lleva a cabo, y de [e333] las energías que deben ser manipuladas; tienen en cuenta los esfuerzos y las tensiones a las que deben estar sujetas las formas bajo el impacto de la fuerza de la vida; tratan con los impulsos cíclicos a los cuales deben responder los procesos evolutivos; conciernen [i459] a la relación entre el aspecto forma y el impulso de la vida.

     2. El estado intuitivo de percepción. En este nivel de conciencia hallamos a los Maestros de Sabiduría efectuando Su trabajo, y en esta esfera de influencia trabajan con tanta comodidad y facilidad, como un hombre de inteligencia normal lo hace en el plano físico. Sus mentes están constantemente en contacto con las mentes arquetípicas, custodias de las fórmulas, y Ellos, tomando los anteproyectos (hablo nuevamente en forma simbólica), tratan con las especificaciones, buscan a esas personas adecuadas para controlar el trabajo y reúnen al personal necesario. Descubren entre Sus discípulos al más apto para servir de punto focal de información en el plano físico, o al grupo más apropiado para llevar a la manifestación la parte deseada del Plan. Trabajan con quienes han sido elegidos, impresionando en sus mentes esa eterna triplicidad de idea-cualidad-forma, hasta que empiezan a surgir los detalles y puede seguir adelante el trabajo, que es literalmente una "precipitación".

     3. La actividad del estado mental de la conciencia. En el plano mental es donde necesariamente se ha hecho gran parte de este trabajo y hay una razón suficiente para el desarrollo, en lo que al aspirante concierne, de un intelecto entrenado. La "nube de cosas cognoscibles" se precipita ante todo en el plano mental, y una precipitación posterior se produce cuando discípulos y aspirantes son receptores. Estos últimos, a su vez, procuran impresionar y guiar a los trabajadores y aspirantes menores que, kármicamente o por elección, se hallan dentro de su radio de influencia. De ese modo la "idea" presentada es captada por muchas mentes y el aspecto fórmula del gran trabajo ha desempeñado su parte.

     Puede verse que este trabajo es esencialmente trabajo grupal, y por lo tanto, sólo posible para quienes hayan dominado en parte el proceso [i460] de meditación y pueden "mantener la mente firme en la luz". En realidad esta luz emana de la Mente Universal, es de diversas clases, fue generada (esotéricamente hablando) en un sistema solar anterior y debe utilizarse y desarrollarse en el actual.

     Con las palabras "la luz de la intuición" se imparte a nuestras mentes el tipo de energía que encarna el propósito, la voluntad de Dios, el Plan, tal como lo consideramos. En las palabras [e334] "la luz del alma", tenemos la expresión que resume el propósito, el plan, la voluntad, de esas entidades que, encarnadas en la forma humana, actuando a veces fuera del cuerpo, tienen la responsabilidad de materializar los divinos conceptos en los cuatro reinos de la naturaleza. El reino humano es, por excelencia, el medio de expresión de la Mente Universal, y cuando los hijos de Dios sean humanamente perfectos, los problemas del mundo natural serán resueltos en gran parte. Los hijos de Dios plenamente conscientes, conscientes de sí mismos mientras están en la forma humana (pero aún son muy pocos), constituyen el cerebro de la vida planetaria.

     Hay una verdadera significación oculta en las palabras "arrojar luz" sobre un problema, una condición o una situación. En su significado esencial quiere decir la revelación de la idea presentada, del principio que subyace en la manifestación externa. El reconocimiento de la realidad espiritual interna produce la forma externa visible. Ésta es la nota clave de todo el trabajo simbólico. La tarea de comprobar las fórmulas y trazar los planos o diseños subjetivos de impresión intuitiva, más la intensa actividad en el plano mental, es exclusiva de la jerarquía planetaria organizada. La segunda fase del trabajo es llevada adelante por aquellos trabajadores que, colaborando conscientemente con la Jerarquía, demuestran la realidad de ese trabajo en los tres mundos de la evolución humana. Llevan el germen de la idea y el concepto embrionario a una externa y completa existencia, [i461] mediante el proceso del correcto pensar, el despertar del anhelo y el fomento de la correcta opinión pública. Así se efectúa la necesaria actividad física.

     Aspirantes, dirigentes de grupos y pensadores de todas partes del mundo, pueden estar dispuestos para este trabajo siempre que sus mentes estén abiertas y enfocadas. De acuerdo a la sencillez de su acercamiento a la verdad, la claridad de su pensamiento, su influencia grupal y su estado de percepción incluyente, y a su poder de soportar el prolongado esfuerzo, así se asemejará la forma externa a la idea interna y a la realidad espiritual subjetiva.

     Trato de poner de manifiesto que el lector común de estas instrucciones nada tiene que hacer con las fórmulas. Captadas y comprendidas por los grandes Conocedores que están tras el proceso evolutivo, son responsables de su actividad funcional. La Jerarquía de Maestros, los iniciados mayores y los discípulos, prosiguen firmemente con ese trabajo; pero de acuerdo a la Ley ello depende de quienes deben producir las formas externas en el plano físico. Si fracasa la respuesta, habrá demora o construcción incorrecta; si cometen errores, habrá pérdida de tiempo y de energía, [e335] y nuevamente demora; si pierden interés y dejan de trabajar o se interesan principalmente en sus propios asuntos y personalidades, el Plan tendrá que esperar, y la energía disponible para resolver los problemas humanos y guiar a la humanidad, deberá encontrar salida en otras direcciones. Nada es estático en el proceso creador; la energía que fluye en el palpitar de la Vida una, y en su rítmica y cíclica actividad - que nunca finaliza ni descansa -, es utilizada en alguna parte y halla su camino en alguna dirección, a menudo (cuando el hombre falta a su deber) con resultados catastróficos. El problema de los cataclismos, la causa del constante y acrecentado peligro de los insectos, por ejemplo, [i462] se relaciona con el influjo de energía no utilizada ni reconocida, factible de correcta orientación y propósito, y sirve al progreso del Plan si los aspirantes y discípulos del mundo asumen sus responsabilidades grupales, sumergen sus personalidades y logran verdadera realización. La humanidad debe ser más activa e inteligente en el cumplimiento de su verdadero destino y obligaciones kármicas. Cuando los hombres estén universalmente en armonía con los custodios del plan, y sus mentes y cerebros sean iluminados por la luz de la intuición, del alma y de la mente universal, y cuando puedan entrenarse a sí mismos para responder inteligentemente a los impulsos oportunos que cíclicamente emanan del aspecto interno de la vida, entonces habrá un constante ajuste entre la vida y la forma y un rápido mejoramiento de las condiciones mundiales. Es interesante recordar que el primer efecto de la respuesta a las fórmulas, de los hijos más avanzados de los hombres, según traducidas y trasmitidas por los Conocedores, será el establecimiento de correctas relaciones entre los cuatro reinos de la naturaleza, y también entre unidades y grupos de la familia humana. Se está dando un paso en esta dirección. Las relaciones entre las cuatro esferas de actividad que llamamos humana, animal, vegetal y mineral, no están actualmente bien ajustadas, porque la energía de la materia es principalmente el factor regente. En el reino humano la actuación de esta energía se manifiesta en lo que llamamos egoísmo. En el reino animal se demuestra en lo que llamamos crueldad, y no se puede criticar allí donde sólo existe el sentido instintivo y temporario de responsabilidad. En el reino vegetal estos ajustes equívocos se demuestran durante el período planetario de abuso y enfermedad.

     ¿Les sorprende esto? La enfermedad tiene sus raíces principalmente en los desajustes y en las fuerzas mal dirigidas del reino vegetal; éste afecta a los reinos animal y mineral [i463] y por consiguiente al humano. La demostración de esto se halla aún muy lejana, pero cuando sea comprendido, los investigadores deberán [e336] enfocar la atención en ese reino de la naturaleza y la extirpación de las enfermedades encontrará eventualmente su solución.

     I. Pronunciar las palabras que le expresen a esas vidas qué deben hacer y dónde llevar lo que ha sido hecho.

     Recordemos que esta regla sólo es poderosa de acuerdo a cómo "el que trabaja con la Ley" está en armonía con la realidad interna dentro de sí mismo, el alma. Es esencial que su conciencia esté plenamente despierta para que el alma actúe a través de él. El alma es quien pronuncia las palabras. El alma es quien expresa la frase mística, pero es el alma controladora o regente del mecanismo, el de la forma. Este control sólo es posible donde hay alineamiento del cerebro, la mente y el alma. Nuevamente es necesario recordar, que esta regla, siendo una expresión del trabajo creador, se aplica a todo proceso creador, macro o microcósmico, o al tratar de Dios como creador del sistema solar, del alma como creador del mecanismo humano, o del hombre cuando intenta dominar la técnica del trabajo mágico y así llegar a ser un creador de formas en su propia esfera. Todos deben elaborar la verdadera significación de esta regla, porque Dios actúa bajo la Ley de Su Ser, y esta Ley nos demuestra las leyes de la naturaleza.

     En la frase que estamos considerando, están incluidas las ideas de actividad ordenada y de una meta consciente e intencionada. El constructor de cualquier forma es ante todo un controlador de vidas y el árbitro de los destinos de ciertas entidades. Este pensamiento ilumina el tema del libre albedrío y de la Ley de Causa y Efecto. No debe olvidarse sin embargo, que el misterio de las causas está oculto en universos pasados - todos, en su día, fueron "formas habitadas por Dios". Para nosotros no puede haber tal [i464] cosa como la causa pura, sino únicamente el desarrollo de efectos mayores. Así como una realidad tal como la razón pura es totalmente incomprensible e inasequible para nosotros, así también sucede con la causa pura. Estos factores son anteriores a nuestro sistema solar, y por lo tanto será inútil especular sobre ellos, excepto en lo que tiende al desarrollo del mecanismo mental. Nuestro sistema solar es un sistema de efectos, que a su vez genera causas. Únicamente la familia humana y entre aquellos que utilizan conscientemente el poder mental, se generan causas de cualquier clase. Todas las causas iniciadas por alguna mente que actúa conscientemente y piensa con claridad, presupone un Pensador, y en realidad ésta es profundamente la posición de las ciencias ocultas. Nuestro sistema solar es [e337] una forma mental que tiene existencia real mientras persiste el pensamiento. Todo lo que existe forma parte de la corriente de ideas que emana del divino Pensador. Todos los pensamientos son parte de la corriente divina. Las multitudes no piensan y así no generan causas que a su debido tiempo producen efectos.

     Se preguntarán, ¿dónde está entonces la verdad afirmada en muchos libros esotéricos modernos, de que la tendencia de la vida o los ciclos de la vida, indican necesariamente el futuro y que las causas iniciadas en una vida se desarrollan como efectos en otra? Donde las vidas son predominantemente emocionales y están físicamente orientadas, no es determinada vida la que marca el paso, sino un grupo de vidas que interactúan simultáneamente, predisponiendo el futuro en ciertas líneas. Esto es eternamente verdad respecto a todos los seres humanos en cierto nivel de desarrollo consciente, donde son dominados por un conjunto de ideas, moldeados irreflexivamente por la tradición y la opinión pública; están decididamente sumergidos en intereses egoístas, y no comprenden las condiciones, pues son llevados adelante en la marea de la evolución. Es una forma de actividad grupal (grupos regidos por la vibración de formas físicas y astrales) que produce las [i465] características y tendencias causantes de la situación y circunstancias ambientales. En la comprensión de esto se halla oculto el secreto del karma y de las condiciones raciales y nacionales. En estos grupos se encuentra sumergido el hombre común activo y sensible, y para salir de esta sumersión debe encontrar su camino, descubriendo y utilizando su mente. El instinto tiene que ceder el lugar al intelecto. Durante ciclos de vidas, grupos de almas encarnan por la atracción de las formas materiales. Estas energías atractivas han sido anteriormente utilizadas por el alma - finalmente eliminadas y desintegradas. En el primer caso la potencia de la forma atrae al alma a la encarnación, porque en la primera mitad del proceso evolutivo la materia - altamente organizada en un sistema solar anterior - es el factor dominante. Más tarde, como es bien sabido, el espíritu se eleva sobre la materia. La interacción conjunta de espíritu y materia es ahora tan potente que una de las experiencias más importantes que puede sobrellevar un alma, es lograr la etapa donde la atracción de la materia empieza a disminuir y el alma aprende a desprenderse de ella. La humanidad está pasando ahora por esta experiencia - también es una actividad grupal en una vuelta más alta de la espiral.

     Las amplias generalizaciones son más seguras que la información detallada y frecuentemente errónea de las reglas que rigen la apropiación y el abandono de formas, que tanto abunda en nuestra literatura pueril, y aún estas generalizaciones deberían [e338] ser consideradas con mucho recelo. Lo único que se puede afirmar es que, bajo la Ley de Causa y Efecto, la materia y el espíritu se fusionaron y los mundos fueron hechos. Regidas por la misma ley, las formas fueron creadas y llegaron a ser expresiones materiales del impulso de vida. Fueron arrastradas dentro y fuera de la manifestación de acuerdo a una pulsación cíclica rítmica, iniciada en sistemas solares que precedieron al sistema inmediato al nuestro. Grupos de formas aparecían y desaparecían y estaban regidas [i466] casi completamente por su vibración y coherencia grupal. Así progresó la vida a través del reino elemental e involutivo, y de los tres reinos inferiores de la naturaleza hasta el reino humano.

     La misma actividad grupal reina en las etapas humanas inferiores y en la etapa del hombre animal, sólo que (como en los reinos involutivos) los grupos son cada vez más pequeños a medida que las unidades individuales logran, una por una, el estado de verdaderos individuos autoconscientes y comienzan a actuar como almas. Entonces no sólo llegan a ser creadores por el poder de permanecer solos, por la facultad de pensar con claridad y por la correcta visualización, sino que demuestran ser poseedores del arte creador o facultad de imaginación creadora. Pasan a través de una vida tras otra de autosuficiencia, donde desarrollan y utilizan la personalidad; luego empiezan a descubrir su grupo subjetivo, que oportunamente ocupará en sus conciencias el lugar de los grupos materiales externos. De ese modo vuelven a adquirir existencia grupal, pero esta vez con pleno conocimiento y control.

     En el grupo, con el cual están subjetivamente afiliados, encontrarán a muchos de los que trabajaron con ellos en la etapa masiva anterior, es decir, trabajarán en íntima asociación con quienes han estado más cerca y unidos a ellos en el gran ciclo de la vida.

     A estas etapas se les da ciertos nombres en los archivos ocultos, que son sugestivos e iluminadores y por supuesto simbólicos. Podría ser de interés si expusiera algunas de estas antiguas expresiones crípticas, las cuales proporcionarán los tres datos siguientes: el nombre de la etapa, su color esotérico y su símbolo. Quisiera señalar, sin embargo, que estos intrigantes fragmentos de informaciones que a veces imparto y que algunos estudiantes parecen considerar como de importancia vital, son de [i467] mucha menor trascendencia que el mandato de vivir benévolamente, expresar palabras gentiles y sabias y practicar el autoolvido. Los datos ocultos son leídos y observados; las instrucciones familiares son descuidadas y pasadas por alto. Nosotros, que trabajamos con aspirantes, frecuentemente sonreímos por [e339] la simplicidad y la falta de discernimiento que evidencian aquellos a quienes enseñamos. Dígasele a un estudiante que practique con constancia la ley de benevolencia amorosa, y dirá que tratará de hacerlo, pero en su fuero interno lo desvirtúa, debido a la familiaridad del requerimiento, considerándolo a lo sumo como una trivialidad necesaria. Dígasele al estudiante que se le darán algunas frases ocultas o alguna información sobre los Grandes Seres, y con ansiedad, excitación, satisfacción propia y complacida curiosidad, se preparará para recibir la importante revelación. Sin embargo, el primer requerimiento es portador de información oculta y le indica una ley que - si es seguida correctamente - lo conducirá a la libertad y liberación. El segundo concierne a los fenómenos, y este conocimiento no conduce al cansado peregrino a los portales del cielo. Es necesario que recuerden esto.

     Las etapas que preceden a la humana, son omitidas, porque ninguno de los que leen estas palabras posee el equipo necesario para comprender su significado interno. Comenzaremos por lo tanto con las etapas del reino humano.

1er. Etapa.

     La vida ha ascendido muchos peldaños al utilizar diariamente la forma. A través de los tres inferiores, con lento progreso, fue hollado el largo sendero. Ahora otra puerta está abierta. Y son emitidas las palabras: "Penetra en el camino del verdadero deseo".

     La vida, que se conoce a sí misma sólo como forma, se reviste de rojo vívido, el rojo del conocido deseo, y por medio del rojo todas las formas deseadas se acercan, son captadas y retenidas, utilizadas y desechadas, hasta que el color rojo cambia al rosa, [i468] del rosa a un rosado pálido y luego al blanco. Entonces florece la rosa blanca y pura de la vida.

     La diminuta rosa de viviente vida se ve en capullo; mas no la flor abierta.

2ª Etapa.

     El cuadro cambia de forma. Otra voz, que viene de muy cerca, pronuncia otra frase. La vida sigue su camino. "Entra en el campo donde juegan los niños y participa de sus juegos". Cuando ha despertado al juego de la vida, el alma atraviesa el portal.

     El campo es verde y sobre su ancha extensión las muchas formas movientes de la Vida una se divierten; forjan la danza de la vida las muchas formas modeladas que Dios adopta. El alma entra "en el campo de recreo del Señor" y juega en él hasta [e340] que ve la estrella de cinco brillantes puntas y exclama: "Mi Estrella".

     La estrella es sólo un punto de luz, aún no es un sol radiante.

3ª Etapa.

     El camino del rojo deseo fracasa. Pierde su seducción. El campo de recreo de los hijos de Dios ya no ejerce atracción. La voz emitida dos veces desde el mundo de la forma, se enuncia ahora dentro del corazón. Llega el desafío: "Prueba tu propio valor. Posesiónate de la esfera anaranjada de tu propósito centralizado". Respondiendo a la palabra emitida, el alma viviente, sumergida en la forma, emerge de las muchas formas y abre su camino hacia adelante. Viene el camino del destructor, del constructor y nuevamente del destructor de las formas. Las formas destruidas no tienen el poder de complacer. La propia forma del alma es ahora el gran deseo, y así entra al campo de recreo de la mente.

     Pero en estos sueños y fantasías llega a veces una visión - la visión de un capullo de flor de loto, sus pétalos cerrados, [i469] apretadamente sellados; sin aroma todavía, pero bañado en una fría luz azul.

     El color naranja y el azul, en lejana época serán fusionados. Su fusión baña en luz el capullo y trae su futura apertura. Que la luz brille.

4ª Etapa.

     Dentro de la oscuridad prosigue la vida. Una voz diferente parece surgir: "Penetra en la caverna y encuentra tu propia caverna; camina en la oscuridad y sobre tu cabeza lleva una lámpara encendida". La caverna es oscura y solitaria; es fría y un lugar de numerosos sonidos y voces. Las voces de los muchos hijos de Dios, que quedaron jugando en el campo de recreo del Señor, y claman pidiendo luz. La caverna es larga y estrecha. El aire está cargado de nieblas. El ruido del agua que corre se encuentra con el del viento impetuoso y el frecuente retumbar del trueno.

     A lo lejos, nebulosa y muy vagamente percibida, aparece una abertura ovalada de color azul. Extendida a través de este espacio azul, se ve una cruz rosada, y en el centro de la cruz, donde se unen los cuatro brazos, una rosa. En el brazo superior, un vibrante diamante brilla en el centro de una estrella de cinco puntas.

     El alma viviente se arroja con ímpetu hacia la cruz que impide su camino hacia la vida, revelada y conocida.

     [e341] 11La cruz aún no ha sido cargada y, por lo tanto, quedó atrás. Pero adelante va el alma viviente, los ojos fijos sobre la cruz, los oídos atentos a los lamentos de todas sus almas hermanas.

5ª Etapa.

     ¡Afuera hacia la radiante vida y luz! La caverna es dejada atrás; la cruz es echada abajo; el camino queda expedito. Las palabras suenen claras dentro de la cabeza y no dentro del corazón. "Entra de nuevo en el campo de juego del Señor y esta vez dirige los juegos". El camino hacia el segundo [i470] rellano está cerrado, pero por obra del alma misma. El rojo deseo ya no rige la vida, pero ahora la clara llama azul arde con fuerza. En el último peldaño del Camino cerrado él vuelve atrás y pasa abajo hasta el campo de juego, donde encuentra envolturas muertas construidas en una etapa anterior y pisando sobre las formas descartadas y destruidas tiende las manos serviciales. Sobre su hombro está el ave de la paz; en sus pies las sandalias del mensajero.

     ¡Aún no ha llegado la completa gloria de radiante vida! ¡Aún no ha penetrado en la paz eterna! Aún queda el trabajo y la elevación de los pequeños.

     Aquí tenemos en forma simbólica cuadros de la vida y del progreso humanos, de la vida en la forma y en el crecimiento mediante el proceso constructivo que caracteriza el trabajo creador. Es sólo una escueta traducción de algunas frases mántricas y algunos símbolos básicos, y de ninguna manera deben considerarse como algo que únicamente indica un proceso, velado y expresado de manera tal, que sólo quienes saben pueden comprenderlo. Los esotéricos observarán que estas cinco etapas abarcan el período de vida de toda forma, no importa que el creador sea cósmico, planetario o humano.

     Toda forma es construida por una chispa impulsora de vida, emanada de un creador, y crece etapa tras etapa bajo la ley de crecimiento - un aspecto de la ley de atracción, que es la ley de la vida. Esta ley colabora con la Ley de Causa y Efecto que, como sabemos, es la que rige la materia. Causa, atracción o deseo, crecimiento y efecto - estas cuatros palabras rigen la construcción de cualquier forma mental. Cuando esta última es una entidad completa, constituye un efecto producido por el crecimiento, bajo el poder de una causa organizada.

     La raza ha evolucionado hasta un punto en que pensamos en los efectos en términos de cualidad mas bien que de materia. Para nosotros existe una forma mental cuyo fin es [i471] producir un efecto. Hemos llegado a sentir que la razón de ser de todas las formas es expresar alguna cualidad subjetiva, que nos dará la clave [e342] del propósito de su creador. Reflexionen sobre estas palabras. Por lo tanto en esta regla encontramos que el propósito de la palabra pronunciada es decirle a las vidas que constituyen la forma "qué deben hacer y dónde han de llevar lo que ha sido hecho". Así nos encontramos con la idea de propósito, actividad y meta.

     No es necesario acentuar o agregar a la enorme cantidad de literatura publicada, la significación del propósito en conexión con una forma mental tal como un sistema solar, un planeta, un reino de la naturaleza o un ser humano. En cierto sentido esta subjetiva triplicidad de propósito, actividad y meta, es bien conocida, y en otro sentido es de naturaleza demasiado elevada e inescrutable para ser tratada en estas instrucciones e internarnos en los reinos de la especulación. Desde largo tiempo la religión se ha preocupado por la meta; actualmente el científico intenta tratar con el aspecto actividad; los pensadores y filósofos más avanzados constantemente especulan con la voluntad de Dios. Sólo cuando el hombre se someta a la disciplina de su propia voluntad espiritual, controle la actividad de las vidas dentro de su naturaleza forma y se oriente hacia la meta, a medida que progresivamente hace un llamado a su visión, llegará a una verdadera comprensión del plan, el cual constituye la voluntad de Dios, en la medida en que pueden captarla los seres humanos.

     Ahora nos ocuparemos de las formas mentales que el hombre comienza a crear mientras diariamente aprende a pensar, pues es la primera lección que debe aprender en el trabajo mágico. El creador en materia mental debe:

     a. Aprender a construir inteligentemente.

     b. Dar el impulso, mediante palabras correctas, que animará lo que ha construido y permitirá a la forma mental trasmitir la intención de la idea. [i472]

     c. Exteriorizar su forma mental, orientándola correctamente hacia su meta, dirigiéndola con tal exactitud que alcance el transmisor su objetivo y cumpla su propósito.

     La necesidad de pensar claramente y eliminar pensamientos ociosos, destructores y negativos, aumenta cuando el aspirante progresa en su camino. Cuando se va acrecentando el poder de la mente y el ser humano distingue su pensamiento del pensamiento de la masa, inevitablemente construye formas de sustancia mental. Al principio lo hace automática e inconscientemente. No puede evitarlo y, afortunadamente, para bien de la raza, las formas construidas, por ser tan débiles, la mayor parte son inocuas o están muy de acuerdo con los pensamientos de las masas que sus efectos son insignificantes. Pero a medida que el [e343] hombre desarrolla su poder, se acrecienta su capacidad de dañar o de ayudar, y a menos que aprenda a construir adecuadamente y a darle un móvil correcto a lo construido, se convertirá en un agente destructor y en un centro de fuerza maligna - destruyendo y dañándose no solamente a sí mismo, como pronto veremos, sino también a quienes vibran en su nota.

     Al admitir todo esto, cabe preguntarse: ¿Hay alguna regla simple que el neófito sensato y sincero pudiera aplicar a esta ciencia de construcción, y tan clara y concisa que produzca el efecto necesario? Las hay, y las estableceré tan sencillamente que el principiante podrá, si las sigue, eludir los peligros de la magia negra y aprender a construir de acuerdo con el plan. Si sigue las reglas que doy, evitará el intrincado problema que él mismo ha construido ciegamente y que en verdad impide la entrada de la luz del día, oscurece su mundo y lo aprisiona dentro de un muro de formas que son para él su propia gran ilusión.

     Estas reglas quizás le parezcan demasiado sencillas al aspirante entrenado, pero para quienes están dispuestos a volver a ser niños, encontrarán que son una guía segura hacia la verdad [i473] y oportunamente les permitirá pasar las pruebas para el adeptado. Algunas están expresadas en términos simbólicos, otras necesariamente veladas, y aún otras expresan la verdad tal como es:

     1. Observa el mundo del pensamiento y separa lo falso de lo verdadero.

     2. Aprende el significado de la ilusión, y en su centro localiza el cordón dorado de la verdad.

     3. Controla el cuerpo emocional, porque las olas que surgen en los mares tempestuosos de la vida engolfa al nadador, impiden la luz del sol e inutilizan todos los planes.

     4. Descubre que posees una mente y aprende su uso dual.

     5. Concentra el principio pensante y sé el maestro de tu mundo mental.

     6. Aprende que el pensador y su pensamiento y lo que constituye el medio del pensamiento, son diversos en su naturaleza, y sin embargo uno en la realidad última.

     7. Actúa como el pensador y aprende que no es correcto prostituir tus pensamientos en el vil deseo separatista.

     8. La energía del pensamiento es para bien de todos y para la ayuda del Plan de Dios. Por lo tanto no la utilices para fines egoístas.

     9. Antes que una forma mental sea construida por ti, visualiza su propósito, asegura su meta y verifica su móvil.

     10. Para ti, aspirante en el camino de la vida, el camino de [e344] construcción consciente no es aún la meta. El trabajo de limpiar la atmósfera del pensamiento, cerrar para siempre las puertas al odio, al dolor, al temor, a los celos y a los bajos deseos, debe preceder al trabajo consciente de construcción. Cuida tu aura, oh caminante en el sendero.

     11. Vigila atento los portales del pensamiento. Guárdate del deseo. [i474] Elimina todo temor, todo odio, toda codicia. Mira afuera y arriba.

     12. Porque tu vida está principalmente centralizada en el plano de la vida concreta, tus palabras y tu lenguaje indican tu pensamiento. Presta a éstos cuidadosa atención.

     13. Las palabras son de tres tipos. Las palabras vanas producirán su efecto cada una. Si son buenas y amables, nada necesita hacerse. De lo contrario el pago del precio no demorará mucho.

     Las palabras egoístas, emitidas con gran intención, construyen un muro de separación. Largo tiempo requiere la destrucción de ese muro para liberar el propósito egoísta acumulado. Reflexiona sobre tu móvil y trata de emplear esas palabras que fusionen tu pequeña vida con el gran propósito de la voluntad de Dios.

     La palabra de odio, la expresión cruel que arruina a quienes sienten su conjuro, la habladuría ponzoñosa que va de boca en boca porque causa una emoción, matan los impulsos vacilantes del alma, cortan las raíces de la vida y traen la muerte.

     Si son pronunciadas a la luz del día, traerán justa retribución; dichas y registradas como mentiras, refuerzan ese mundo ilusorio en que vive quien habla, y detienen su liberación.

     Si se pronuncian con la intención de herir, dañar y matar, vuelven al que las ha emitido y lo hieren y matan.

     14. El pensamiento vano, egoísta, cruel y de odio, expresado en palabras, produce una prisión, envenena todas las fuentes de vida, provoca enfermedad y causa desastres y demora. En consecuencia, sé amable, bondadoso y bueno, dentro de tus posibilidades. Guarda silencio y la luz entrará en ti.

     15. No hables de ti mismo. No te compadezcas de tu suerte. Los pensamientos del ego y de tu destino inferior impiden que la voz [i475] interna de tu propia alma suene en tu oído. Habla del alma; trata de explayarte sobre el plan; olvídate de ti mismo construyendo para el mundo. Así se neutraliza la ley de la forma. Así la ley del amor puede entrar en ese mundo.

     [e345] Estas simples reglas son las bases correctas para llevar adelante el trabajo mágico, y harán al cuerpo mental tan claro y poderoso que el correcto móvil controlará, y el verdadero trabajo de construcción será posible.

     La mayor parte de la significación de esta regla debe quedar en teoría y será considerada un desafío hasta el momento en que el verdadero trabajo mágico de construir formas mentales llegue a ser universalmente posible. Como se ha visto, la fórmula permanecerá desconocida por todos durante largas épocas futuras, excepto por los miembros de la Jerarquía de Adeptos. Pueden ser descubiertas las palabras directrices, pero sólo por aquellos que trabajan conscientemente bajo la guía de sus propias almas y, mediante el control mental y absorbidos en profunda meditación, podrán manipular la materia mental y convertirse en "creadores conocedores". Éstos pueden pronunciar y pronuncian las palabras impulsoras que traen a la existencia esas nuevas formas y organismos, esas expresiones de ideas y esas organizaciones, que viven su ciclo de vidas y sirven su propósito, y así llegan oportunamente a su fin designado. Estos creadores son los conductores y organizadores, los instructores y los guías en todos los aspectos del vivir humano. Su sonido es emitido hacia todas las tierras y su nota es reconocida internacionalmente. Centenares de nombres son fácilmente recordados y surgen en forma imprevista a la mente. Viven en la memoria de las multitudes, pero sólo vive el sonido de sus éxitos, sea bueno o malo.

     Pero en la frase a considerar tenemos descrita una función universal, aún cuando sólo se [i476] efectúe en su mayor parte en forma inconsciente. Estas palabras son:

     III. Finalmente, pronunciar la frase mística que lo salvaguardará de su trabajo.

     Por lo tanto, al finalizar el trabajo mágico de creación, se debe pronunciar una frase que efectúe la salvación y produce dos tipos de liberación - libera al agente creador de la forma que él ha creado, y emancipa a esa forma del control de quien la produjo.

     Es evidente que la relación del lenguaje con las ideas encarnadas está siendo algo comprendido. Estúdiese el método del lenguaje que es el principal factor empleado ahora para "lanzar una idea". Obsérvese que todos los inventos (que no son ni más ni menos que conceptos encarnados) vienen a la existencia exotérica en el plano físico mediante el poder de la palabra hablada, y considérese también atentamente el significado oculto subyacente, en todas las conferencias, reuniones, consultas y discusiones, [e346] concernientes al lanzamiento de alguna idea o serie de ideas, sobre el mar de la necesidad pública. ¿No será posible que bajo los métodos de actividad, empleados por las agencias de publicidad y el constante entrenamiento de los vendedores sobre el uso de la palabra hablada, como medio de acercamiento al público a fin de vender una idea, hallemos las primeras indicaciones distorsionadas de la emanación de esas frases místicas que traerán a la existencia en todos los campos de la empresa creadora, lo que el alma ha creado?

     Parte de la creciente comprensión del trabajo mágico lo constituye el entrenamiento de la opinión pública, la utilización de juegos de palabras y lemas llamativos, la tendencia a incorporar los conceptos propagandistas en frases vulgares y apropiadas. Todos estos medios son empleados ciegamente y sin una verdadera comprensión; constituyen parte de las emergentes actividades de una humanidad que se encuentra al borde del verdadero trabajo creador, [i477] cuyos principios aún no son comprendidos ni aplicados científicamente. Pero indican el camino, y bajo la simplificación que señala el retorno a la síntesis, tendremos la cesación del lenguaje hablado y la utilización de formas más sencillas. De acuerdo al impulso evolutivo hemos tenido el Sonido creador, la Palabra, el Lenguaje. Este último, a su vez, se ha diferenciado en palabras, frases, sentencias, párrafos y libros, hasta encontrarnos ahora en la era en que esta diferenciación está en su apogeo; tenemos conferencias a todas las horas del día y de la noche; la tribuna pública para llegar al pueblo; la radio para llegar a todas las clases y razas de la humanidad, en un esfuerzo por moldear la opinión pública y llevar ciertas ideas y conceptos a la conciencia del pueblo. Existen además millones de libros publicados y todos desempeñan su parte en el mismo gran trabajo, y vemos estos dos métodos de comunicación, prostituidos en fines egoístas y propósitos ambiciosos, de parte de quienes hablan y escriben. Sin embargo, unos pocos creadores verdaderos procuran hacer oír su voz y tratan de pronunciar esas palabras místicas que permitirán a la humanidad ver la visión. Así, serán dispersadas oportunamente las nubes de formas mentales que en la actualidad ocultan la diáfana luz de Dios.

     El tema es demasiado amplio para ser elaborado en este tratado. Sólo procuro hacer sugerencias que darán al lector inteligente alguna idea del enorme progreso hecho en el trabajo mágico. De este modo se capacitará para seguir adelante con optimismo, sabiendo que hasta ahora todo ha sido para bien, porque el hombre ha progresado en el conocimiento. Del actual conglomerado de palabras y discursos, alocuciones y libros, seguramente emergerán algunos claros conceptos que hallarán eco [e347] en los corazones de los hombres. También ellos serán conducidos hacia la nueva era, donde "el lenguaje morirá y los libros serán inútiles", porque las líneas de comunicación subjetiva [i478] estarán abiertas. Los hombres reconocerán que el ruido actúa como un obstáculo para el intercambio telepático. La palabra escrita tampoco será necesaria, pues se utilizarán símbolos de luz y color para complementar mediante el ojo lo que ha registrado el oído subjetivo. Pero aún no hemos llegado a eso, aunque la radio y la televisión son los primeros pasos en tal dirección.

     Expresando la verdad tan sencillamente como es posible, podría decirse que mediante la complejidad de la oratoria y la composición de libros, las ideas pueden ahora tomar forma y cumplir así su ciclo de actividad. Pero este método es tan poco satisfactorio en el campo del conocimiento, como las velas de sebo en el campo de la iluminación. La luz eléctrica las ha reemplazado y algún día la verdadera comunicación telepática y la visión, reemplazarán a las palabras y a los escritos.

     Llevando los mismos conceptos al campo del verdadero trabajo esotérico, tenemos al trabajador en materia mental que construye sus formas mentales y "confina las vidas" que expresan y responden a su idea dentro de un "círculo infranqueable". Este último persistirá mientras su atención mental y energía animadora sean dirigidas hacia él. Pronunciará las palabras que permitirá a la forma mental hacer su trabajo, cumplir la misión para la cual fue construida y llevar a cabo el propósito para el que fue creada. Todo lo que se ha dado hasta ahora referente a las palabras utilizadas en el trabajo creador, es la séptuple palabra sagrada AUM. Cuando ésta es utilizada correctamente por el alma en el plano mental, vitaliza y da curso a todas las formas mentales, produciendo una actividad exitosa. Es interesante observar que en los días atlantes la palabra usada era TAU, pronunciada en forma explosiva y con tanta fuerza que las formas mentales así energetizadas y expelidas actuaban inevitablemente como un "boomerang" y volvían al que las había enviado. Esta palabra TAU es también, en forma simbólica, el [i479] símbolo de la reencarnación. Desear la forma produce el uso de la forma y causa constantes renacimientos cíclicos. La continua utilización de la palabra TAU, provocó la catástrofe final por medio del agua, barrió la antigua civilización atlante; los pocos que empleaban la palabra AUM en esos días no eran bastante poderosos como para contrarrestar la fuerza del deseo. Los cuerpos mentales de la raza no podían responder a ese nuevo sonido creador. La humanidad estaba todavía impulsada totalmente por los deseos y anhelos en tal grado, que el deseo unido de poseer y gozar la forma, empujó esotéricamente a los hombres "dentro de las aguas". El deseo por la forma aún obliga a la humanidad al constante proceso [e348] de renacimiento, hasta que la influencia de TAU haya terminado y el sonido de AUM pueda dominar. Sin embargo, la influencia de la primera se va debilitando, y el AUM acrecentando en poder hasta ser el factor dominante. A este último sonido le seguirá la palabra del alma, y a su turno reemplazará totalmente a la palabra AUM.

     El rumor de las numerosas aguas (modo simbólico de expresar la influencia de TAU) cesará, y llegará el momento como asegura la Biblia Cristiana, en que "no habrá más mar". Entonces ocupará su lugar el sonido AUM, del que se habla simbólicamente como el "rugido del fuego", y es el sonido del plano mental. La palabra del alma no se puede expresar, excepto en el lugar secreto de la iniciación. Tiene su propia vibración Y nota especial, pero esta no puede ser trasmitida hasta que el AUM sea utilizado correctamente. Así como la palabra TAU, al llevar la nota del deseo y la urgencia de poseer y de ser, fue mal utilizada y condujo su civilización al desastre, así la palabra AUM puede también ser mal empleada y conducir su civilización hacia el fuego. Ésta es la verdad que realmente subyace tras la mal comprendida enseñanza cristiana, acerca del fuego del infierno y del lago de fuego. Expresan simbólicamente el fin de la era, [i480] cuando las civilizaciones del plano mental lleguen a un fin catastrófico en lo que respecta al aspecto forma, así como las civilizaciones anteriores llegaron a una culminación acuosa.

     Quiero hacer aquí una insinuación, que con frecuencia se pasa por alto. En el plano mental no existe el factor tiempo, por eso la ecuación tiempo no entra en la idea de un fin, por medio del fuego. No hay una hora fija para un desastre o catástrofe. Todo el efecto tendrá lugar en el reino de la mente, y ¿no podría decirse que actualmente el fuego de la ansiedad y la preocupación y del presentimiento y el temor, abrasa nuestros pensamientos y absorbe nuestra atención mental? Su trabajo es purificar y limpiar, así que el AUM haga su trabajo y que todos los que puedan lo empleen con frecuencia y con correcto pensamiento, a fin de que la purificación mundial proceda con rapidez. Mucho de lo que obstruye el camino para el surgimiento de nuevas ideas y nuevas formas arquetípicas debe ser quemado y consumido. Éstas dominarán oportunamente a la nueva era y harán posible que la palabra del alma sea emitida y escuchada exotéricamente.

     Comprendo que lo que he impartido aquí es difícil de captar, pero los párrafos anteriores contienen una advertencia para los incautos y mucha instrucción para el sincero buscador de luz.

     Trataré brevemente dos aspectos de la frase que estamos considerando. Hay muchos aspectos de los cuales podría ocuparme, pero serán suficiente dos, para hacer una sugerencia práctica e [e349] indicar ideas que los aspirantes de todas partes harían bien en captar. Debe ser considerado el pensamiento de liberar, del efecto, a las ideas encarnadas en las formas, y desearía también abarcar desde dos puntos de vista la idea de la "liberación". El aspirante debe liberarse de las formas mentales construidas diariamente durante su vida mental, y un alma encarnada debe también ser salvada de la adhesión de las formas que durante épocas han [i481] crecido y se han fortalecido y de las cuales él debe ser liberado mediante el proceso que llamamos muerte. Por lo tanto dividiremos nuestro tema de la manera siguiente:

     I. Liberación del poder ejercido por las formas mentales que nosotros mismos hemos creado.

     II. Liberación del poder del triple cuerpo que ha construido el alma, mediante la mágica liberación llamada muerte.

     Sobre esta última deseo ocuparme principalmente, pero debo decir ciertas cosas concernientes al poder de las formas mentales y a su peligro y modo en que pueden ser evitados.


La Liberación de Nuestras Formas Mentales

     Hablo ahora para los aspirantes que, mediante la concentración y la meditación, están adquiriendo poder mental. Hablo para los pensadores del mundo que, por su centralizada atención y devoción hacia los negocios, la ciencia, la religión o los diversos modos de actividad humana, han orientado sus mentes (no las emociones, sino las mentes) hacia una constante actividad que lógicamente es parte de la actividad divina en un amplio sentido.

     Precisamente aquí, en la utilización del pensamiento, puede verse la diferencia entre la magia negra y la magia blanca. Egoísmo, crueldad, odio e impiedad, caracterizan al trabajador en sustancia mental, cuyos móviles están centralizados, durante muchas vidas, en su propio engrandecimiento, enfocados en la adquisición personal de posesiones y dirigidos por entero al logro de placeres y satisfacciones, no importa lo que acontezca a los demás. Tales hombres son afortunadamente pocos, pero el camino hacia ese punto de vista es fácilmente asequible y muchos necesitan protegerse para no encaminarse irreflexivamente hacia el materialismo.

     El gradual y constante crecimiento de la conciencia y responsabilidad grupales; el sometimiento de los deseos del [i482] yo personal y la manifestación de un espíritu amoroso, caracterizan a quienes están orientados hacia la vida del divino todo. Puede decirse que los seres humanos tienen cabida en tres grupos principales:

     1. La gran mayoría no siendo buenos ni malos, son simplemente irreflexivos y están completamente sumergidos en la [e350] marea evolutiva, en el trabajo de desarrollar una verdadera conciencia del yo y en la necesidad de capacitarse.

     2. Un pequeño, muy pequeño número, que definida y conscientemente trabaja en el aspecto materialista o del mal - si prefieren expresarlo así. Son poderosos en el plano físico, pero su poder es temporal y no eterno. La ley del universo, que es la ley del amor, está eternamente contra ellos, y del mal aparente surgirá el bien.

     3. Un número considerable de precursores del reino del alma, exponentes de las ideas de la nueva era y custodios de ese aspecto de la Sabiduría Eterna, que será próximamente revelado a la humanidad. Este grupo está constituido por hombres y mujeres altruistas e inteligentes en todos los campos del esfuerzo humano, por los aspirantes y discípulos, por los iniciados que emiten la nota para los distintos grupos y tipos y por la oculta Jerarquía misma. La influencia de este grupo de místicos y conocedores es excesivamente grande y la oportunidad de trabajar en colaboración con él en esta época, es más fácil de obtener que en cualquier otra época en la historia de la raza.

     El primer grupo es irreflexivo, los otros dos grupos comienzan a pensar y a emplear las leyes del pensamiento. Me ocuparé del empleo del pensamiento por el aspirante. Mucho sobre el pensamiento encontrarán en Tratado [i483] sobre Fuego Cósmico, pero intentaré dar algunas ideas y sugerencias prácticas que ayudarán al aspirante común a trabajar debidamente.

     Recordaremos ante todo que ningún aspirante está libre de faltas, no importa cuán sincero y devoto sea. Si lo estuviera, sería un adepto. Todos los aspirantes son aún egoístas, propensos al mal genio y a la irritabilidad, a momentos de depresión y a veces hasta sentir odio. Con frecuencia ese mal genio y odio puede ser despertado por lo que podríamos llamar causas justas. Injusticias por parte de otros, crueldad hacia seres humanos o animales, odio y depravación hacia los semejantes, hacen despertar en ellos las reacciones correspondientes, ocasionándoles mucho sufrimiento y demora. Una cosa hay que tener siempre en cuenta. Si un aspirante siente odio por un compañero, si demuestra mal genio y encuentra aversión y antagonismo, es porque no es totalmente inofensivo; hay en él todavía la simiente de las dificultades, pues es ley de la naturaleza recibir lo que damos y producir reacciones de acuerdo a nuestra actividad física, emocional o mental.

     Hay ciertos tipos de hombres que no caen dentro de esta categoría. Cuando un hombre ha llegado a una etapa de elevada iniciación, el caso es diferente. Las ideas simientes que trata de trasmitir, [e351] el trabajo que está autorizado a hacer, la empresa precursora que trata de llevar adelante, puede provocar - y a menudo lo hace - odio y furia por parte de quienes no sienten la belleza de su causa y la exactitud de la verdad que enuncia, y de lo cual no es responsable personalmente, causándole muchos trastornos. Este antagonismo procede de los reaccionarios y los fanáticos de la raza, y debe tenerse en cuenta que es en gran parte impersonal, aun cuando está enfocado sobre él como representante de una idea. Pero no me refiero a estas almas elevadas, sino a los estudiantes de la Sabiduría Eterna que están aprendiendo, no sólo que raras veces piensan, sino que cuando lo hacen, con frecuencia piensan [i484] erróneamente, porque son forzados a una actividad mental por reacciones que residen en sus naturalezas inferiores, basadas en el egoísmo y la falta de amor.

     Hay tres lecciones que todo aspirante debe aprender:

     Primero, que él construya cada forma mental bajo el impulso de alguna emoción o deseo; en casos muy raros puede ser construida en la luz e incorporar por lo tanto alguna intuición. Pero en la mayoría, el impulso motivador que despierta la materia mental a la actividad, es emocional, o también un potente deseo que puede ser bueno o malo, egoísta o altruista.

     Segundo, se debe tener en cuenta que la forma mental así construida puede quedar dentro de su propia aura, o encontrar su camino hacia un objetivo presentido. En el primer caso, dichas formas mentales formarán parte de una densa pared, que lo rodeará completamente o constituirá su aura mental, y acrecentará en poder a medida que fija su atención en ella; podrá ser tan grande que le oculte toda realidad, o tan dinámica y potente que resulte víctima de lo que ha construido. La forma mental será más poderosa que su creador, de manera que llegará a obsesionarle sus propias ideas y a ser impulsado por sus propias creaciones. En el segundo caso su forma mental encontrará su camino hacia el aura mental de otro ser humano o grupo. He aquí la simiente del trabajo mágico maligno y la imposición de una poderosa mente sobre otra más débil. Si ésta halla su camino en algún grupo, formas análogas impulsivas (encontradas dentro del aura del grupo) se unirán a ella, teniendo el mismo valor o medida vibratoria. Entonces ocurrirá lo mismo que tuvo lugar en el aura grupal y sucedió dentro del "círculo infranqueable" individual - el grupo tendrá a su alrededor un muro separador de formas mentales y estará obsesionado por alguna idea. Aquí tenemos la clave de todo sectarismo y fanatismo, y de alguna forma de locura, individual o grupal.

     [i485] Tercero, el creador de la forma mental (en este caso un [e352] aspirante) es responsable. La forma permanece vinculada a él por su propósito vital y en consecuencia, por el karma de los resultados, correspondiéndole el trabajo final de destruir aquello que ha creado. Esto es verdad respecto a toda idea encarnada, tanto buena como mala. El creador de todas ellas es responsable por el trabajo de su creación. El Maestro Jesús, por ejemplo, tiene aún que enfrentarse con las formas mentales que denominamos la Iglesia Cristiana, y tiene mucho que hacer. El Cristo y el Buda tienen todavía algún trabajo que consumar, aunque no con las formas que encarnan sus principios enunciados, sino con las almas que han evolucionado mediante la aplicación de esos principios.

     Sin embargo, el problema es diferente con el aspirante que aún está aprendiendo a pensar. Tiende a utilizar la materia mental para encarnar su comprensión equívoca de las verdaderas ideas, tiende a expresar sus simpatías y antipatías mediante el poder del pensamiento; se siente inclinado a utilizar la materia mental para lograr los deseos de la personalidad. Esto lo atestiguará todo aspirante sincero.

     Muchos de ustedes controlan demasiado sus pensamientos y protegen la formulación de las ideas. Algunos pensamientos son ideas, revestidas de materia mental y residen en el plano de materia mental. Éstas son las concepciones abstractas y los hechos apenas percibidos de la vida oculta interna o mística, que pasan a través de la mente del pensador. No son tan difíciles de proteger, por ser sus vibraciones tan elevadas y sutiles que pocas personas tienen el poder de revestirlas adecuadamente de materia mental, y su número es tan reducido que no es mayormente grande el riesgo de que tales expresiones sean imprudentemente propaladas.

     Además la enseñanza oculta implica las comunicaciones. El círculo de los que las captan se está ampliando, y esas formas mentales frecuentemente [i486] atraen hacia sí y llevan al corazón del estudiante la materia astral del deseo con el fin de verificar, corroborar y participar con el grupo, cuyo conocimiento es tan vital como el suyo. A veces esto es posible y otras no. Si se prohibe, ¿cuál será entonces el medio de protección? En gran parte no permitir que la materia del plano astral se adhiera a la forma mental. Combatir la cuestión en el nivel del deseo e impedir se forme ese tipo de materia. Donde no existe deseo de hablar y donde el esfuerzo va dirigido a evitar la acumulación de materia alrededor del núcleo, se produce otra forma mental que interviene y protege.

     Aún surge otro tipo de forma mental - el más predominante y causa de la mayor parte de los trastornos. Éstos son la información, [e353] el material detallado, las noticias (si así prefieren llamarlo), base de lo que puede degenerar en habladurías referentes al trabajo administrativo y de otra índole, y aquello que concierne a otras personas. ¿Cómo evitar que la mente no trasmita hechos como éstos? Ellos tienen su origen en los acontecimientos del plano físico, y aquí reside la dificultad. Los hechos internos de la vida oculta y aquellos que se originan en el plano mental no son difíciles de ocultar. No llegan, a ustedes hasta que el templo de las vibraciones sea bastante elevado como para poder captarlas y, por regla general, cuando esto sucede, se posee un carácter y sabiduría suficientemente estabilizado. Pero esto no acontece con un hecho en el plano físico. ¿Qué debe hacerse? Los pensamientos anteriores descienden desde arriba; los posteriores se elevan hacia arriba desde el plano físico y aumentan su vitalidad por el conocimiento de la mayoría, generalmente de la mayoría inculta. Uno se origina nebulosamente en el plano mental; sólo el tipo más elevado de mente puede formularlo y revestirlo de materia con precisión geométrica, y una mente de esta naturaleza tiene por lo general la suficiente sabiduría para no revestirlo de materia del plano astral. Esto no acontece en el plano físico. [i487] Cuando se la encuentra y se hace contacto con ella es una entidad vital, ataviada con materia del plano astral y del plano mental. En este caso, ¿la vitalizarían o la detendrían? Se puede detener mediante un impulso y una oleada de amor hacia el sujeto implicado que envuelve a la forma mental y la devuelve a quien la origina, llevada por una emanación de materia astral, de fuerza suficiente como para impulsarla a través y alrededor de ella, tal vez desintegrándola, pero con toda seguridad será devuelta a quien la envió, sin causarle daño. Puede ser una información maligna, una mentira o una habladuría. Desvitalícenla por medio del amor, destrúyanla mediante el poder de una forma mental opuesta, de paz y armonía.

     Quizás pueda ser una verdad, un acontecimiento funesto o una mala acción cometida por algún hermano descarriado. ¿Qué hay que hacer entonces? La verdad no puede ser desvitalizada o desintegrada. La Ley de Absorción les ayudará en este caso. Absorban en sus corazones la forma mental que encuentren y trasmútenla mediante la alquimia del amor. Permítanme ser práctico e ilustrar esto, porque la cuestión es de mucha importancia.

     Si un hermano les habla de un hecho cualquiera de otro hermano - hecho que el mundo denomina maldad -, ustedes que saben más que el común de los hombres, comprenderán que eso que se llama maldad podrá ser sólo la expiación de karma [e354] o tener como base un buen móvil, erróneamente interpretado. No deben agregar nada más a las habladurías, ni propalarlas; de este modo, en lo que a ustedes concierne, la forma mental construida alrededor del hecho ha llegado a un punto muerto.

     ¿Qué harían entonces? Construir una corriente contraria de pensamientos que enviarán (sobre una ola de amor) al hermano, aparentemente errado: bondadosos pensamientos de ayuda, de valor y aspiración y una inteligente aplicación de la lección que deberá aprender, resultante de la acción cometida. No utilicen la fuerza, porque los pensadores fuertes no deben influenciar a otras mentes, sino enviar una nueva corriente [i488] de amor inteligente y transmutador. He aquí tres métodos, ninguno estrictamente oculto, porque éstos, impartidos más adelante, serán asequibles a la mayoría:

     1. La forma mental mantenida en los niveles mentales, por ejemplo, la inhibición de la materia del plano astral.

     2. La forma mental destruida y desintegrada por una corriente de la fuerza del amor bien dirigida.

     3. La absorción de la forma mental y la formulación de un pensamiento contrario de sabiduría amorosa.

     Inhibición     Desintegración     Absorción

     Hay tres castigos principales que acompañan al erróneo empleo de la sustancia mental y el aspirante debe aprender a resguardarse y evitar esas actividades; oportunamente esto hará que el proceso de liberación sea innecesario:

     1. Una forma mental potente puede actuar como un "boomerang". Vuelve a quien la envió para cumplir su misión con mayor intensidad. El odio profundo revestido de materia mental puede retornar a su creador cargado con la energía de la persona odiada, y por lo tanto causa estragos en la vida del aspirante. No odien, porque el odio siempre retorna a su punto de partida. Hay una profunda verdad en el antiguo aforismo: "Tanto las maldiciones como los pollos vuelven a casa a dormir".

     Un gran deseo de posesión material vuelve trayendo inevitablemente lo que ha sido deseado, hallando sólo en la mayoría de los casos que el aspirante ya no tiene el deseo vehemente de posesión, sino que lo considera como una obligación o, al mismo tiempo, ya posee más de lo que necesita; está saciado y no sabe qué hacer con todo lo adquirido.

     Una poderosa forma mental que incorpora la aspiración de iluminación espiritual, o el reconocimiento por parte de un Maestro, puede atraer tanta iluminación como para cegar al aspirante y hacerlo poseedor de una riqueza de energía espiritual [e355] para la cual no está preparado [i489] ni en condiciones de utilizar. También el aspirante puede ser atraído por la forma mental de uno de los Grandes Seres, y se introduce más profundamente en el mundo de la ilusión y del astralismo. De allí la necesidad de humildad, de anhelo de servir y, por consiguiente, de olvido de sí mismo, si se quiere construir verdadera y correctamente. Tal es la ley.

     2. Una forma mental también puede actuar como agente ponzoñoso y envenenar todas las fuentes de la vida. Quizá no tenga fuerza suficiente para salir del aura de su creador (muy pocas formas mentales la tienen) y hallar su meta en otra aura, para acopiar allí fuerzas y volver a su punto de partida, pero puede tener una vitalidad propia capaz de devastar la vida del aspirante. La violenta aversión, la roedora preocupación, los celos, la constante ansiedad o el anhelo por algo o alguien, puede actuar tan potentemente como un excitante o veneno, que echará a perder toda su vida e inutilizará su servicio. Toda una vida se amarga y desvitaliza por la preocupación, el odio y el deseo encarnado en él. Todas las relaciones con otras personas son inutilizadas y hasta nocivas, pues el aspirante preocupado o suspicaz, echa a perder el círculo familiar o el grupo de amigos por su actitud interna ponzoñosa, dominado por una idea. La relación con su propia alma y la fuerza de contacto con el mundo de las ideas espirituales se paralizan, no progresa, queda detenido por el veneno de su sistema mental. Su visión se deforma, su naturaleza se corroe y todas sus relaciones impedidas por los pensamientos agotadores que él mismo ha encarnado en formas, poseen una vida tan poderosa que pueden envenenarlo. No logra librarse de ellas por más que lo intente, aunque vea claramente en teoría la causa de su dificultad. Ésta es una de las formas más comunes de dificultades, porque tiene sus raíces en la vida personal egoísta, frecuentemente tan fluida que parece desafiar la acción directa.

     3. El tercer peligro del cual el aspirante debe [i490] protegerse es obsesionarse con sus propias ideas encarnadas, ya sean aparentemente correctas o fundamentalmente erróneas. Recuérdese que las ideas correctas son temporarias, y en su oportunidad ocuparán su lugar como verdades parciales, cediéndolo más tarde a verdades mayores. Un hecho del momento es considerado luego como parte de un hecho más grande. Un hombre puede haber captado algunos de los principios menores de la Sabiduría Eterna con mucha claridad, y estar tan convencido de su corrección que, olvidándose del todo mayor, construye una forma mental sobre la verdad parcial que ha visto, lo que se convertirá en una limitación y lo mantendrá prisionero, impidiendo su [e356] progreso. Está tan seguro de poseer la verdad, que no puede ver la verdad de otro. Puede estar tan convencido que es real su particular concepto de la verdad que ha llegado a él mediante su propia alma, matizada por su rayo y construida en cierta forma por su mente personal separatista, que olvida las limitaciones de su propio cerebro. Sólo vive para esa pequeña verdad, no puede percibir otra; quiere inculcar su forma mental a otras personas, y se convierte en una fanático obcecado y mentalmente desequilibrado, aunque el mundo lo considera cuerdo.

     ¿Cómo puede el hombre resguardarse de estos peligros? ¿Cómo podrá mantener el equilibrio que le permita juzgar correctamente y conservar el contacto mental con su alma y las de sus semejantes?

     Primero y ante todo, mediante la constante práctica de la Inofensividad. Esto implica inofensividad en la palabra, en el pensamiento y en consecuencia en la acción. Es una inofensividad positiva, que significa constante actividad y vigilancia, no es una tolerancia negativa y fluida.

     Segundo, cuidar diariamente los pensamientos y supervisar la vida mental. No se permitirán ciertas líneas de pensamiento; viejos hábitos mentales deben ser neutralizados por un pensar constructivo [i491] y creador; ciertas ideas preconcebidas (obsérvese el valor esotérico de esta frase) serán relegadas a segundo término para poder visualizar los nuevos horizontes y penetrar en las nuevas ideas. Esto significa una constante vigilancia diaria, hasta que los viejos hábitos hayan sido vencidos y el nuevo ritmo establecido. Entonces el aspirante descubrirá que la mente está tan enfocada sobre las nuevas ideas espirituales, que las viejas formas mentales dejarán de llamarle la atención y morirán por inanición. Éste pensamiento es alentador. El trabajo de los primeros tres años será el más arduo. Después, la mente será acaparada por las ideas y no por las formas mentales.

     Tercero, rehusará vivir en el mundo de los propios pensamientos y entrará en el mundo de las ideas y corrientes de pensamientos humanos. El mundo de las ideas es el mundo del alma y de la mente superior. La corriente de pensamientos humanos y opiniones, pertenece a la conciencia pública y a la mente inferior. El aspirante debe actuar libre en ambos mundos. Obsérvese esto cuidadosamente. No significa que debe actuar libremente, lo cual implica la idea de facilidad, sino que debe actuar como un agente libre en ambos mundos. De la meditación constante diaria obtiene lo primero, y mediante lecturas generales y el interés y comprensión lo segundo.

     Cuarto, debe aprender a desprenderse de sus propias creaciones [e357] mentales y librarlas a fin de que cumplan el propósito para el cual él inteligentemente las envió. Este cuarto proceso se divide en dos partes:

     1. Mediante una frase mística, corta el vínculo que retiene una idea incorporada en su aura mental.

     2. Desligando su mente de la idea, una vez que la ha enviado a cumplir su misión, aprende la lección del Bhagavad Gita y "trabaja sin apegos".

     Estos dos puntos variarán de acuerdo al crecimiento y posición del aspirante. Cada uno, por sí mismo, formulará [i492] su propia "frase de ruptura" y aprenderá por sí solo y sin ayuda, a apartar su mirada de los tres mundos en los cuales trabaja, en su esfuerzo por impulsar la idea del trabajo que debe realizar. También ha de aprender por sí mismo a apartar su atención de la forma mental que ha construido, donde está encarnada esa idea, sabiendo que mientras viva como alma y la energía espiritual fluya a través de él, su forma mental expresará la idea espiritual y llevará a cabo su trabajo. Se mantiene unida por la vida del alma y no por el deseo de la personalidad. Los resultados tangibles siempre dependen del impulso de la fuerza espiritual que anima la idea encarnada en su forma mental. Su trabajo reside en el mundo de las ideas y no en los efectos físicos. Automáticamente los aspectos físicos responderán al impulso espiritual.


La Liberación de la Muerte

     Llegamos ahora a la segunda fase de nuestro estudio de las palabras finales de esta regla. Hemos tratado ya cómo evitar los peligros incidentales a la creación de formas mentales por el ser humano que ha aprendido o está aprendiendo a crear en el plano mental. Mucho más se podría haber dicho desde el ángulo de la incapacidad de pensar con claridad, de la mayoría de los estudiantes. Pensar con claridad implica capacidad de desprenderse, por lo menos temporariamente, de todas las reacciones y actividades de la naturaleza emocional. Mientras el cuerpo astral se halla en estado de inquietud y su temperamento y sentimientos, sus deseos y emociones, son bastante poderosos como para atraer la atención, no son . posibles los procesos mentales positivos y puros. Hasta que no llegue el momento de una apreciación más general del valor de la concentración y la meditación, y, hasta que la naturaleza de la mente y sus modificaciones no sean comprendidas más universalmente, mayor enseñanza sobre el tema será inútil.

     En estas instrucciones he procurado dar una indicación [i493] sobre los primeros pasos en la psicología esotérica, y he tratado [e358] principalmente la naturaleza y el modo de entrenar el cuerpo astral. Más adelante en este siglo, la psicología de la mente, su naturaleza y modificaciones, podrán ser manejadas más detalladamente. Pero aún no ha llegado el momento.

     Nuestro tenia será ahora, la liberación de la naturaleza corporal por el proceso de la muerte.

     Dos cosas deben tener presente a medida que estudian los procesos de esta liberación:

     Primero, por naturaleza corporal quiero significar la personalidad integrada, o el mecanismo del cuerpo físico humano, el vehículo vital o etérico, materia (o modo de ser) de la naturaleza del deseo y la sustancia mental. Constituyen las envolturas o formas externas del alma encarnada. El aspecto conciencia está unas veces enfocado en uno y otras en otro, o identificado con la forma o con el alma. El hombre común trabaja con facilidad y conciencia propia en los cuerpos físico y astral. El hombre inteligente y altamente evolucionado, ha agregado a estos dos el control consciente de su mecanismo mental, aunque sólo en alguno de sus aspectos, tales como las facultades de memorización y análisis. También, en algunos casos, ha logrado unificar estos tres en una personalidad que actúa conscientemente. El aspirante empieza a comprender algo del principio vida que anima a la personalidad, mientras que el discípulo utiliza los tres, porque ha coordinado y alineado el alma, la mente y el cerebro, y ha empezado por lo tanto a trabajar con su mecanismo subjetivo o aspecto energía.

     Segundo, esta liberación es llevada a cabo mediante una correcta comprensión de la experiencia mística que llamamos muerte. Éste será nuestro tema, y el asunto es tan inmenso que sólo indicaré ciertas líneas sobre las cuales el aspirante pueda pensar y proponer algunas premisas que más adelante elaborará. En primer lugar, nos limitaremos a la muerte del cuerpo físico.

     [i494] Ante todo tratemos de definir este misterioso proceso al cual están sujetas todas las formas, y que frecuentemente sólo constituye el fin temido - temido por no ser comprendido. La mente del hombre está tan poco desarrollada que el temor a lo desconocido, el terror a lo no familiar y el apego a la forma, han provocado una situación en la que uno de los acontecimientos más benéficos en el cielo de vida de un encarnado Hijo de Dios, es visto como algo que debe ser evitado y postergado el mayor tiempo posible.

     La muerte, si sólo pudiéramos comprenderlo, es una de las actividades que más hemos practicado. Hemos muerto muchas veces y moriremos muchas más. Muerte es, esencialmente, cuestión [e359] de conciencia. En cierto momento estamos conscientes en el plano físico; en otro, nos retraemos a otro plano y estamos allí activamente conscientes. En la medida en que nuestra conciencia se identifica con el aspecto forma, la muerte continuará manteniendo su antiguo terror. Tan pronto nos reconozcamos como almas y hallemos que somos capaces de enfocar a voluntad nuestra conciencia y sentido de percepción en cualquier forma o plano, o en cualquier dirección dentro de la forma de Dios, ya no conoceremos la muerte.

     La muerte para el hombre medio es un fin desastroso, pues implica la terminación de todas las relaciones humanas, la cesación de toda actividad física, la ruptura de todos los signos de amor y afecto y el tránsito (involuntario y disconforme) a lo desconocido y temido. Es lo mismo que salir de una habitación iluminada y agradable, cordial y familiar, donde están reunidos nuestros seres queridos, y pasar a la noche fría y oscura, sólo y aterrorizado, esperando lo que vendrá y sin ninguna seguridad.

     Pero las personas olvidan por lo general que todas las noches, durante las horas de sueño, morimos en lo que respecta al plano físico y vivimos y actuamos en otro lugar. Olvidan también que han adquirido ya la facilidad de dejar el cuerpo físico, [i495] porque aún no pueden conservar en la conciencia del cerebro físico los recuerdos de esa muerte y el consiguiente intervalo de vida activa, y no relacionan la muerte con el sueño. Después de todo, la muerte es sólo un intervalo más extenso en la vida de acción en el plano físico; nos vamos "al exterior" por un período más largo. Pero el proceso del sueño diario y el proceso de la muerte ocasional son idénticos, con la única diferencia que en el sueño el hilo magnético o corriente de energía, a través de la cual corren las fuerzas, vitales, se mantiene intacto, y constituye el camino de retorno al cuerpo. Con la muerte, este hilo de vida se rompe o corta. Cuando esto ha acontecido, la entidad consciente no puede volver al cuerpo físico denso, y al faltarle a ese cuerpo el principio de coherencia, se desintegra.

     Debe recordarse que el propósito y voluntad del alma, la determinación espiritual de ser y hacer, utiliza el hilo del alma, el sutratma, la corriente de vida, como medio de expresarse en la forma. Esta corriente de vida se divide en dos corrientes o hilos, cuando llega al cuerpo, y así cada una queda "introducida", si puedo, expresarlo, en dos lugares de ese cuerpo. Esto simboliza las diferenciaciones entre Atma o Espíritu y sus dos reflejos; alma y cuerpo. El alma, o aspecto conciencia, eso que hace a un ser humano una entidad racional pensante, está "introducida" por un aspecto de este hilo - alma en un "lugar" del cerebro, [e360] que se encuentra en la región de la glándula pineal. El otro aspecto de la vida que anima a cada átomo del cuerpo y constituye el principio de coherencia o integración, encuentra su camino hacia el corazón y queda enfocado o "introducido" allí. El hombre espiritual, desde estos dos puntos, trata de controlar el mecanismo. Así llega a ser posible la actuación en el plano físico, y la existencia objetiva se convierte provisoriamente en un modo de expresión. El alma, situada en el cerebro, hace que el hombre sea una entidad racional inteligente, autoconsciente y autodirigida; [i496] percibe en diversos grados el mundo en que vive, según su etapa de evolución y el consiguiente desarrollo de su mecanismo. Ese mecanismo es triple en expresión. Ante todo existen los nadis y los siete centro de fuerza; luego el sistema nervioso en sus tres divisiones: cerebro-espinal, gran simpático y periférico, y después el sistema endocrino, que podría considerarse como el aspecto más denso o exteriorización de los otros dos.

     El alma, situada en el corazón, es el principio vida, el principio de autodeterminación, el núcleo central de energía positiva, mediante el cual los átomos del cuerpo se mantienen en su correcto lugar y se subordinan a la "voluntad de ser" del alma. Este principio de vida utiliza la corriente sanguínea como su modo de expresión y agente controlador, y mediante la íntima relación del sistema endocrino con la corriente sanguínea, tenemos unidos los dos aspectos de actividad del alma, a fin de hacer del hombre una entidad viviente, consciente y activa, gobernada por el alma, y expresando el propósito del alma en todas las actividades del vivir diario.

     Por lo tanto, la muerte es literalmente, el retiro del corazón - y de la cabeza de esas dos corrientes de energía, produciendo, en consecuencia, la completa pérdida de la conciencia y la desintegración del cuerpo. La muerte difiere del sueño en que ambas corrientes de energía son retiradas. En el sueño se retira el hilo de energía introducido en el cerebro, y cuando esto ocurre, el hombre queda inconsciente. Con esto queremos decir que su conciencia o sentido de percepción está enfocado en otra parte. Su atención no está ya dirigida a las cosas tangibles y físicas, sino que se desvía hacia otro mundo del ser y queda centralizada en otro mecanismo. Al morir, los dos hilos son retirados o unificados en, el hilo de la vida. La vitalidad cesa de penetrar a través de la corriente sanguínea y el corazón deja de funcionar, [i497] lo mismo que el cerebro deja de registrar, y así se establece el silencio. La casa está vacía. La actividad cesa, excepto esa actividad asombrosa e inmediata que es prerrogativa de la materia misma y se expresa en el proceso de descomposición. Desde ciertos aspectos ese proceso indica la unidad del hombre con todo lo material; demuestra [e361] que es parte de la naturaleza misma, y por naturaleza querernos decir el cuerpo de la vida una, en quien "vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro ser". En esas tres palabras, vivir, mover y ser, tenemos toda la historia. Ser es percepción, autoconsciencia y autoexpresión y sus símbolos exotéricos son la cabeza y el cerebro del hombre. Vivir es energía, deseo en la forma, coherencia y adhesión a una idea, y sus símbolos exotéricos son el corazón y la sangre. Mover indica integración y respuesta de la entidad existente, perceptiva y viviente, a la actividad universal, y sus símbolos exotéricos son el estómago, el páncreas y el hígado.

     Es interesante tener en cuenta, aunque incidental a nuestro tema, que en caso de imbecilidad e idiotez y en esa etapa de la vejez que llamamos decadencia senil, el hilo introducido en el cerebro es retirado, mientras el que trasmite el impulso o anhelo de vivir aún permanece introducido en el corazón. Hay vida, pero ninguna percepción inteligente; hay movimiento, pero no dirección inteligente; en el caso de la decadencia senil, cuando durante la vida se ha utilizado un mecanismo de alta calidad, puede haber, aparentemente, un funcionamiento inteligente; pero eso es una ilusión debido a viejos hábitos y a un propósito coordinado y coherente.

     Debe observarse también que la muerte se produce bajo la dirección del ego, no importa que el ser humano no tenga conciencia de esa dirección. En la mayoría, este proceso ocurre automáticamente, pues en el momento en que el alma retira su atención, la reacción inevitable en el plano físico es la muerte, ya sea por la abstracción de los [i498] hilos duales, de vida y de energía razonadora, o por la abstracción del hilo de energía calificado como mentalidad, dejando a la corriente de la vida funcionar a través del corazón, pero sin conocimiento inteligente. El alma está en otro lugar, ocupada en su plano y en sus propios asuntos.

     En el caso de los seres humanos altamente desarrollados, a menudo encontramos un sentido de visión previo al período de la muerte; esto es incidental al contacto egoico y a la percepción de los deseos del ego. A veces implica un conocimiento del día exacto de la muerte, conjuntamente con la conservación de la autodeterminación hasta el momento final del retiro. En el caso de los iniciados hay mucho más que esto. Existe una inteligente comprensión de las leyes de abstracción, lo cual capacita al que efectúa la transición para retirarse conscientemente y con pleno conocimiento del cuerpo físico, y entonces actuar en el plano astral. Esto implica la conservación de la continuidad de la conciencia, de manera que no hay interrupción de continuidad entre el sentido de percepción en el plano físico y el estado posterior [e362] a la muerte. El hombre se considera tal como era antes, aunque sin un mecanismo con el cual hacer contacto en el plano físico. Permanece consciente de los sentimientos y pensamientos de aquellos que ama, aunque no puede percibir ni tener contacto con el vehículo físico denso. Puede comunicarse con ellos en el plano astral, o telepáticamente a través de la mente, si todos están en armonía, pero la comunicación que requiere el empleo de los cinco sentidos de percepción, está necesariamente fuera de su alcance. Sin embargo, es útil recordar que astral y mentalmente la interacción puede ser más íntima y más sensitiva que antes, por estar libre de las trabas del cuerpo físico. No obstante, dos cosas militan contra esta interacción: una es la aflicción y el violento trastorno emocional de los que quedan; la otra, en el caso del ser humano común, es la ignorancia [i499] y perplejidad del hombre mismo, al encontrarse con lo que para él son nuevas condiciones, aunque en realidad son viejas, si pudiera comprenderlo. Una vez que los hombres hayan perdido el temor a la muerte y tengan una comprensión del mundo posterior a la muerte, que no esté basada en la alucinación y la histeria, o en las conclusiones (frecuentemente ignorantes) de los médium comunes, que hablan bajo el control de su propia forma mental (construida por ellos mismos y el círculo de asistentes), controlaremos correctamente el proceso de la muerte. La condición de los que quedan será cuidadosamente manejada, para evitar pérdida de relaciones y superfluo desgaste de energía.

     Actualmente existe una gran diferencia entre el método científico de traer una persona a la encarnación y la forma completamente ciega y frecuentemente atemorizada e ignorante con que la despedimos al salir de la encarnación. Trato hoy de mostrar a Occidente un método nuevo y más científico para dirigir el proceso de la muerte y permítanme dejar bien aclarado que lo que tengo que decir, de ninguna manera abroga a la ciencia médica moderna, con sus paliativos y pericia. Todo lo que alego es un acercamiento sensato a la muerte; sólo trato de sugerir que cuando el debido sufrimiento ha terminado y sobreviene el debilitamiento, se permita a la persona moribunda prepararse, aunque esté aparentemente inconsciente, para la gran transición. No olviden que requiere una fuerte y constante opresión sobre el sistema nervioso para producir dolor. ¿Les resulta imposible concebir el momento en que el acto de morir sea el triunfo final de la vida? ¿No pueden imaginarse que el tiempo transcurrido en el lecho de muerte será el preludio de un retiro consciente? ¿Pueden imaginarse el momento en que el hombre llegue a desprenderse del obstáculo de la envoltura física y sea para él y quienes lo rodean, la tan esperada y feliz consumación? ¿No pueden visualizar el [e363] momento en que en vez de lágrimas y temores, por no querer reconocer lo inevitable, la persona moribunda y [i500] sus amigos se pongan de acuerdo respecto a la hora, y sólo la felicidad caracterice el tránsito? ¿Que las mentes de los que quedan estén libres de ideas funestas, y los lechos de muerte sean considerados como ocasiones más felices que los nacimientos y casamientos? Les digo que dentro de poco tiempo esto será ciertamente así para los inteligentes de la raza, y poco a poco para todos.

     Quizás digan que éstas son sólo hipótesis respecto a la inmortalidad y no evidencias seguras. En la acumulación de testimonios, en las afirmaciones internas del corazón humano y en el hecho de la creencia en la perduración eterna, como una idea en las mentes de los hombres, reside la segura indicación. Pero la indicación dará lugar a la convicción y al conocimiento antes de pasar otros cien años, porque tendrá lugar otro acontecimiento y será dada a la raza una revelación que tornará la esperanza en realidad y la creencia en conocimiento. Mientras tanto se debe cultivar una nueva actitud y establecer una nueva ciencia respecto a la muerte. Que la muerte deje de ser lo único que no podemos controlar y que nos vence inevitablemente, y comencemos a controlar nuestro tránsito al más allá y a comprender algo de la técnica de esa transición.

     Antes de abordar con mayor detalle este tema quisiera referirme a la "trama del cerebro", intacta en la mayoría, pero inexistente en el vidente iluminado.

     En el cuerpo humano, como sabemos, tenemos un cuerpo vital subyacente interpenetrante, contraparte del físico y más grande que éste, denominado doble o cuerpo etérico. Es un cuerpo de energías, compuesto de centros de fuerza y nadis o hilos de fuerza. Éstos subyacen o son la contraparte del sistema nervioso - los ganglios y los nervios. En dos lugares del cuerpo vital humano hay orificios de salida para la fuerza vital. Una abertura está en el plexo solar y la otra en el cerebro, en la cima de la cabeza. Protegiendo [i501] a ambas hay una trama sólidamente tejida de materia etérica, compuesta de hebras entrelazadas de energía vital.

     Durante el proceso de la muerte la presión de la energía vital, golpeando contra la trama, produce eventualmente una ruptura o abertura. Por ésta sale la fuerza vital, a medida que aumenta la potente influencia abstrayente del alma. En el caso de animales, niños, hombres y mujeres, completamente polarizados en los cuerpos físico y astral, la puerta de salida está en el plexo solar, y esa es la trama que se rasga y permite salir a la fuerza vital. En el caso de tipos mentales, de unidades humanas más altamente desarrolladas, se rasga la trama en la cima de la cabeza [e364] o región de la fontanela, permitiendo así la salida del ser racional pensante.

     En los psíquicos y en el caso de los médium y videntes inferiores (personas clarividentes y clariaudientes), la trama del plexo solar se rasga prematuramente y por lo tanto entran y salen fácilmente del cuerpo cuando están en trance, según se lo denomina, y actúan en el plano astral. Pero para éstos no hay continuidad de conciencia y parece no haber relación entre su existencia en el plano físico y los acontecimientos que relatan mientras están en trance, y de los cuales son, por lo general, totalmente inconscientes al despertar de él. Toda la acción sucede debajo del diafragma y está relacionada principalmente con la vida animal sensoria. En el caso de clarividencia consciente y en el trabajo de los psíquicos más elevados y los videntes, no hay trance, obsesión o mediumnidad. Es la trama del cerebro que se rasga, y la abertura en esa región permite la entrada de la luz, información e inspiración; también confiere el poder de pasar al estado de samadhi, que es la correspondencia espiritual del trance en la naturaleza animal.

     En el proceso de la muerte las dos principales salidas son, entonces, el centro plexo solar para los astralmente polarizados, [i502] los seres humanos físicamente predispuestos y, por lo tanto, la gran mayoría, y el centro de la cabeza para los mentalmente polarizados y los seres espiritualmente orientados. Éste es el hecho más importante y el primero que debe recordarse, y se observará fácilmente cómo la tendencia de una vida, más el enfoque de la atención vital, determinan el modo de salida en el proceso, de la muerte. También puede verse que el esfuerzo por controlar la vida astral y la naturaleza emocional, y orientarse uno mismo hacia el mundo mental y las cosas espirituales, tiene un efecto importante sobre los aspectos fenoménicos del proceso de la muerte.

     Si el estudiante piensa con claridad, le será evidente que una salida concierne al hombre espiritual y altamente evolucionado, mientras que la otra corresponde al ser humano de grado inferior, que apenas ha avanzado más allá de la etapa animal. ¿Qué sucede entonces con el hombre medio? Hay una tercer salida que ahora es utilizada temporariamente; justamente más abajo del vértice del corazón se encuentra otra trama etérica que cubre un orificio de salida. Tenemos por lo tanto la siguiente situación:

     1. La salida en la cabeza, utilizada por los de tipo intelectual, por los discípulos y los iniciados del mundo.

     2. La salida en el corazón, utilizada por hombres y mujeres [e365] bondadosos y bien intencionados, buenos ciudadanos, amigos inteligentes y trabajadores filántropos.

     3. La salida en la región del plexo solar, utilizada por las personas emocionales, incultas, irreflexivas, y por aquéllos cuya naturaleza animal es muy pronunciada.

     Éste es el primer punto de la nueva información que lentamente llegará a ser de común conocimiento en Occidente, durante el próximo siglo, la cual en su mayor parte es conocida por pensadores de Oriente, y un primer paso hacia la comprensión racional del proceso de la muerte.

     El segundo punto que debe captarse es que puede darse una técnica de morir y también un entrenamiento durante la vida, que conducirá a emplear esa técnica.

     Respecto al entrenamiento a que pueda someterse el hombre, daré algunas sugerencias que [i503] impartirán un nuevo significado a la mayor parte del trabajo que realizan los aspirantes. Los Hermanos Mayores de la raza, que han guiado a la humanidad durante siglos, están preparando personas para dar el próximo paso, lo cual traerá una continuidad de conciencia que terminará con el temor a la muerte y vinculará los planos físicos y astral en tan íntima relación, que en realidad constituirán un solo plano. Así como tiene que producirse una unificación entre los diversos aspectos del hombre, también debe efectuarse una unificación en conexión con los diferentes aspectos de la vida planetaria. Los planos deben ser unificados del mismo modo que el alma y el cuerpo. Esto ya se ha realizado en gran parte entre el plano etérico y el plano físico denso. Ahora se efectúa rápidamente entre el físico y el astral.

     En el trabajo que están realizando los investigadores en todos los campos del pensamiento y de la vida humana, continúa esta unificación, y en el entrenamiento sugerido a los aspirantes sinceros hay otros objetivos, además de producir la unificación entre el alma y el cuerpo. Sin embargo, no se acentúa ninguno de ellos debido a la propensión del hombre a recalcar los objetivos erróneos. Quizás podría preguntarse si es posible dar una serie de reglas sencillas para ser seguidas por todos aquellos que procuran establecer tal ritmo, y así la vida será metódica y constructiva, y llegado el momento de retirarse de la envoltura externa no habrá problema ni dificultad. Daré por lo tanto cuatro reglas sencillas que enlazará lo que muchos estudiantes actualmente hacen:

     1. Aprender a mantenerse enfocados en la cabeza mediante la visualización, la meditación y la práctica constante de la concentración; desarrollar la capacidad de vivir [e366] acrecentadamente como el rey sentado en el trono entre las cejas. Ésta es una regla que puede ser aplicada a los asuntos de la vida. [i504]

     2. Aprender a rendir cordial servicio y no insistir emocionalmente en la actividad dirigida a manejar los asuntos ajenos. Esto significa, antes que cualquier actividad, responder a dos preguntas: ¿Estoy rindiendo este servicio a un individuo como individuo, o como miembro de un grupo a otro? ¿Es mi móvil un impulso egoico o estoy impulsado por la emoción, la ambición de sobresalir y el deseo de ser amado o admirado? Estas dos actividades tendrán como resultado el enfoque de las energías de la vida arriba del diafragma, y así se anulará el atractivo poder del plexo solar. En consecuencia este centro será cada vez menos activo y no existirá el peligro de rasgar la trama en ese lugar.

     3. Aprender, antes de dormirse, a retirar la conciencia a la cabeza. Esto debe practicarse definidamente como un ejercicio al entrar en el sueño. No deberían permitir deslizarse en el sueño, sino mantener la conciencia intacta hasta pasar conscientemente al plano astral. Debería intentarse el relajamiento, la cuidadosa atención y una constante atracción hacia el centro de la cabeza, porque mientras el aspirante no haya aprendido a ser consciente de todos los procesos del sueño y a mantenerse al mismo tiempo positivo, resulta peligroso este trabajo. Los primeros pasos deben darse con inteligencia y seguirse durante muchos años, hasta hacer con facilidad el trabajo de abstracción.

     4. Anotar y vigilar todos los fenómenos relacionados con el proceso de retiro, ya sea durante el trabajo de meditación o al dormir. Se hallará, por ejemplo, que muchas personas despiertan sobresaltadas inmediatamente después de dormirse. Esto se debe a que la conciencia no se desliza por la trama que está bien abierta, sino por un orificio parcialmente cerrado. Otros podrán oír un chasquido violento en la región de la cabeza. Es causado por los aires vitales en la cabeza, que generalmente no percibimos, producidos [i505] por una interna sensibilidad auditiva que causa percepción de sonidos siempre presentes, pero normalmente no registrados. Otros verán una luz cuando están por dormirse, nubes de colores o banderas y gallardetes de color violeta, éstos son todos fenómenos etéricos, sin real importancia, y se relacionan con el cuerpo vital, las emanaciones pránicas y la trama de luz.

     [e367] Efectuar esta práctica y seguir estas cuatro reglas durante anos, facilitará grandemente la técnica del lecho mortuorio, porque el hombre que ha aprendido a manejar su cuerpo cuando está por dormirse, tiene una ventaja sobre quien nunca ha prestado atención al proceso.

     En relación con la técnica de morir sólo me es posible ahora hacer una o dos sugerencias. No me ocupo aquí de la actitud de los atentos vigías, sino de esos puntos que harán más fácil el paso del alma transeúnte.

     Primero, se debe guardar silencio en la habitación. Esto con frecuencia se hace. Se ha de recordar que la persona moribunda está por lo general inconsciente. Esta inconsciencia es aparente, no real. De novecientos casos sobre mil hay percepción cerebral, con plena conciencia de lo que ocurre, pero existe parálisis completa de la voluntad para expresarse y total incapacidad para generar la energía indicadora de vida. Cuando el silencio y la comprensión reinan en la habitación del moribundo, el alma que parte, puede retener con claridad la posesión de su instrumento hasta el último minuto y hacer la debida preparación.

     En el futuro, cuando se sepa más sobre los colores, sólo se permitirá la luz anaranjada en la habitación de un moribundo, siendo instalada con una ceremonia apropiada cuando no haya posibilidad de restablecimiento. El color anaranjado ayuda al enfoque en la cabeza, así como el rojo estimula [i506] el plexo solar y el verde tiene un efecto definido sobre el corazón y las corrientes de la vida.

     Ciertos tipos de música se utilizarán cuando se conozca algo más en conexión con el sonido, pero aún no existe ninguna música que facilite el trabajo del alma al abstraerse del cuerpo, aunque se descubrirá que ciertas notas del órgano son efectivas. En el momento exacto de la muerte, si se emite la misma nota de la persona, se coordinarán las dos corrientes de energía y eventualmente se cortará el hilo de vida, pero este conocimiento es demasiado peligroso para trasmitirlo y sólo podrá darse más adelante. Quisiera indicar el porvenir de los futuros estudios esotéricos y las líneas que deberán seguir.

     Se encontrará que la presión sobre ciertos centros nerviosos y arterias, facilitará el trabajo. (Esta ciencia de la muerte es mantenida en custodia en el Tibet, como lo saben muchos estudiantes.) Presión sobre la vena yugular y sobre ciertos grandes nervios en la región de la cabeza y en un punto especial de la médula oblongada, será muy útil y efectiva. Más tarde se elaborará inevitablemente una ciencia definida de morir, pero sólo cuando la existencia del alma sea reconocida y su relación con el cuerpo haya sido científicamente demostrada.

     [e368] También se emplearán frases mántricas y serán definidamente construidas en la conciencia de la persona moribunda por quienes la circundan, o serán empleadas deliberada y mentalmente por él mismo. Cristo demostró su empleo cuando exclamó: "Padre, en Tus manos encomiendo Mi espíritu". Y tenemos otro ejemplo en las palabras: "Señor, ahora dejarás a Tu siervo irse en paz". El constante uso de la Palabra Sagrada entonada en voz baja o en una nota especial (a la cual responda la persona moribunda), podrá más adelante constituir una parte del ritual de transición acompañado con unción de aceite, según se practica en la Iglesia Católica. La extremaunción tiene una base oculta científica. La cima de la [i507] cabeza del moribundo debería también simbólicamente estar hacia el este y las manos y los pies cruzados. Debería quemarse en la habitación sólo madera de sándalo y no permitirse ninguna otra clase de incienso, porque la madera de sándalo es el incienso de primer rayo o destructor, y el alma está en proceso de destruir su morada.

     Esto es todo lo que puedo comunicar por ahora sobre el tema de la muerte, para la consideración del público en general. Pero les suplico activar en lo posible el estudio de la muerte y su técnica y llevar adelante la investigación oculta sobre este tema.

 


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