[ Anterior | Indice | Otros Libros | Siguiente ]

Castellano:
Inglés:

[i599] REGLA QUINCE

Los fuegos se acercan a la sombra, sin embargo no la queman. La envoltura del fuego se ha terminado de construir. Que el mago entone las palabras que fusionan el fuego y el agua.

EL SENTIDO ESOTERICO

 

     [e429] [i601] Llegamos ahora a considerar la última regla de la magia. A medida que pensamos retrospectivamente sobre esta larga serie de instrucciones, se destacan con claridad excepcional ciertas líneas fundamentales de enseñanza, colocando en segundo término las de menor importancia. Los estudiantes deben recordar que al leer cualquier libro de texto (y éste es considerado como tal), debería adoptarse un procedimiento definido. El estudiante debe leer primero todo el libro, a fin de captar sus puntos más importantes, sus principales líneas de enseñanza y las tres o cuatro proposiciones sobre las cuales está fundada toda su estructura. Habiéndolas captado, puede entonces comenzar a considerar y aislar esos puntos secundarios que sirven para dilucidar y esclarecer los puntos esenciales. Después de eso, puede ocuparse de los detalles. Por lo tanto, los estudiantes hallarán de interés, repasar estas instrucciones y entresacar de ellas los puntos principales; luego pueden recopilar las enseñanzas secundarias y ubicar finalmente los detalles bajo los distintos encabezamientos. Esto, una vez terminado, constituye una sinopsis del libro, y fija en la memoria del estudiante el conocimiento que contiene.

     Una de las principales enseñanzas que puede verse en todas las instrucciones de carácter realmente esotérico, concierne a la actitud del estudiante de ocultismo. Se supone que trata con cosas subjetivas y esotéricas, pues su propósito es trabajar en magia blanca. Por eso debe asumir y mantener firmemente la posición del Observador, separado del mecanismo de observación [i602] y contacto; reconocerse a sí mismo como una entidad esencialmente espiritual, cuya naturaleza, objetivos y métodos de trabajo, son distintos de los de los cuerpos que considera inteligente ocuparlos temporariamente y emplearlos. Debe comprender su unidad y líneas de contacto con todos los trabajadores similares [e430] y así llegar a un conocimiento consciente de su posición en la jerarquía espiritual de Seres. Se ha difundido tanta información errónea y se ha puesto tan poco énfasis inteligente sobre el estado y la posición de lo que se denomina la jerarquía de almas, que los discípulos sensatos y equilibrados tratan ahora de dirigir sus pensamientos en otras direcciones y eliminar en lo posible todo pensamiento referente a grados y esferas de actividad. Posiblemente, en esta oscilación del péndulo, se tienda a ir demasiado lejos en la dirección opuesta y a no tener en cuenta estas etapas de actividades. Sin embargo, no me interpreten mal; no sugiero que se intente ubicar a las personas, decidiendo dónde se hallan en la escala de evolución. Esto se ha hecho insensatamente en el pasado, para desprestigio del tema, a tal extremo, que en la mente del público este tópico está desacreditado. Si estas etapas son consideradas sensatamente por lo que son - estados de expansión de conciencia y grados de responsabilidad - entonces el peligro de reacciones personales hacia los términos "discípulo aceptado, iniciado, adepto, maestro", sería insignificante y se evitarían muchas dificultades. Hay que recordar siempre que el estado individual debe mantenerse estrictamente para sí mismo, y el punto de evolución (que verdaderamente puede reconocerse como más avanzado que el de la persona común) será demostrado mediante una vida de servicio activo y altruista y por la manifestación de una visión iluminada que está por encima de la idea racial.

     Al reunir hoy al Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo, debe tenerse gran precaución. Cada trabajador es sólo responsable de sí mismo, de su servicio y de nadie más. Es prudente medir y [i603] tener una idea aproximada del estado evolutivo, no basándose en pretensiones sino en el trabajo efectuado y en el amor y la sabiduría demostrados. El fallo debe fundarse sobre un conocimiento evidente del plan, a medida que se desarrolla en una inteligente formulación del próximo paso para la raza humana, en un sentido esotérico manifestado y en una influencia o poder áurico, amplio, constructivo e incluyente.

     Se me pide que defina más claramente lo que quiero significar por "sentido esotérico". Significa, esencialmente, la capacidad de vivir y funcionar subjetivamente, poseer el constante contacto interno con el alma y el mundo en que se encuentra, y esto debe efectuarse en forma subjetiva a través del amor, demostrado activamente; de la sabiduría, constantemente difundida, y de esa capacidad de incluir e identificarse uno mismo con todo lo que respira y siente, una de las características sobresalientes de todo verdadero hijo de Dios. Por lo tanto, quiero significar que se debe mantener una actitud mental interna, que [e431] puede ser orientada a voluntad en cualquier dirección. Gobernar y controlar la sensibilidad emocional, no sólo del discípulo, sino también la de aquellos con quienes entra en contacto. Por la fuerza de su pensamiento silencioso puede llevar luz y paz a todo. Por medio de ese poder mental puede sintonizarse con los pensamientos del mundo y el reino de las ideas; puede discriminar y elegir esos elementos y conceptos mentales que le permitirán, como trabajador del plan, ejercer en su medio influencia y revestir los nuevos ideales con esa materia mental que facilitará el reconocimiento de esos ideales en el mundo común del pensamiento y del diario vivir. Esta actitud mental capacitará al discípulo para orientarse hacia el mundo de las almas y, desde ese lugar de elevada inspiración y de luz, descubrir a sus colaboradores, ponerse en comunicación con ellos y colaborar unidos en el desarrollo de las divinas intenciones.

     Poseer este sentido esotérico es la principal necesidad de los aspirantes [i604] en esta época de la historia mundial. Hasta que lo capten en alguna medida y utilicen, nunca podrán formar parte del Nuevo Grupo, ni trabajar como magos blancos, y estas instrucciones continuarán siendo teóricas y principalmente intelectuales, en lugar de ser prácticas y efectivas.

     Para cultivar este sentido esotérico interno es necesario, en las primeras etapas de desarrollo, una continua meditación, pero a medida que pasa el tiempo y el hombre crece espiritualmente, dará lugar forzosamente a una orientación espiritual constante y entonces la meditación diaria, como la comprendemos ahora, no será ya necesaria. El desapego del hombre por las formas que utiliza será tan completo, que vivirá siempre en el "sitial del Observador", y desde ese punto y actitud dirigirá las actividades de la mente, de las emociones y de las energías, que harán posible y útil la expresión física.

     La primera etapa de este desarrollo y cultivo del sentido esotérico consiste en mantener una actitud de constante y desapegada observación.

     El Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo bien puede ser considerado, en las filas externas, como un cuerpo de observadores entrenados y organizados. Dividiré al grupo en tres, haciéndolo con el fin de que los aspirantes y chelas de todo el mundo sean guiados en su conocimiento respecto al punto donde se hallan individualmente, y puedan, con toda sinceridad y verdad, empezar a trabajar inteligentemente. Así serán ayudados a conocer el lugar que les corresponde.

     Primero, existen los Observadores Organizados. Estos aspirantes aprenden a hacer dos cosas: practicar ese desapego que [e432] los capacitará para vivir como almas en el mundo de los asuntos cotidianos y comprender el verdadero significado de las palabras: trabajar sin apegos. Segundo, están además aquellos estudiantes de los asuntos mundiales en uno de los siete sectores, [i605] a los cuales me referí anteriormente al llamar la atención del mundo sobre el nuevo grupo. Estudian los signos de los tiempos. Investigan el gran drama de la historia a fin de descubrir su tendencia principal y expresar a todo el mundo académico y a los pensadores de la raza, lo que ven y comprenden.

     A lo largo de toda la historia humana corre un triple hilo, y en la interacción de estos tres hilos se encuentra la historia de la evolución. Un hilo guía los pensamientos del hombre mientras éste se ocupa de desarrollar el aspecto forma de las tendencias raciales, y muestra que las formas de las razas, de los países, de la fauna y la flora de nuestra vida planetaria, han ido, sin desviarse, paralelamente a las necesidades de los hijos de Dios que emergen lentamente. El segundo hilo nos lleva a una comprensión del desarrollo de la conciencia, e indica la emergente etapa que va desde la percepción instintiva a la intelectual, y de allí a la iluminación intuitiva, meta actual de la conciencia.

     El tercer hilo concierne al Plan mismo, y aquí entramos en el reino de lo verdaderamente desconocido. Qué es el plan y cuál su meta, es aún totalmente incomprendido, excepto por los adeptos más elevados y los hijos de Dios más excelsos. Hasta que la mente iluminada o el poder de la respuesta intuitiva estén desarrollados en la familia humana, no podremos captar los conceptos básicos que se encuentran en la mente misma de Dios. Hasta no haber escalado el punto más elevado del Monte de la Iniciación, es imposible visualizar la Tierra Prometida. Hasta no superar las limitaciones - las necesarias limitaciones - de los tres mundos y que el hombre pueda actuar libremente como alma en el reino espiritual, lo que subyace detrás de ese reino debe permanecer oculto para el hombre, en la misma forma en que el estado de percepción del ser humano permanece como un libro cerrado para el animal. Ésta es una lección saludable y necesaria que todo discípulo debería captar. [i606]

     Pero los observadores de las temporadas y estaciones pueden hacer rápidos progresos en el desarrollo intuitivo si perseveran en su meditación, entrenan su intelecto y se esfuerzan siempre por pensar en términos universales. Que observen la historia retrospectivamente como parte de la emergente preparación que va a inaugurar el futuro. Que eleven su ánimo en el reconocimiento de que el reino de las almas está convirtiéndose paulatinamente en un fenómeno del plano físico (¿hablo, [e433] acaso, paradójicamente?) y será reconocido eventualmente como un reino de la naturaleza y considerado así por los hombres de ciencia antes de pasar dos siglos. Estos "Observadores Organizados" forman el círculo externo del nuevo grupo y su nota clave es la síntesis, la eliminación de cosas no esenciales y la organización del conocimiento humano. Al trabajar en muchos campos de la percepción humana, se los distingue por un espíritu sin sectarismos, por la capacidad de ocuparse de las esencialidades fundamentales y de vincular los diversos campos de la investigación humana, en un todo organizado y unificado.

     Segundo, el siguiente sector del Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo corresponde a los comunicadores telepáticos. Éstos son muy pocos y se distinguen por su relativamente estrecha e interna relación. Son principalmente un grupo de enlace o puente. Son extraídos del círculo esotérico de los observadores organizados, pero con un alcance más amplio de servicio, porque trabajan en forma más esotérica. Están en contacto entre sí y con los observadores organizados, y también con el grupo de hombres y mujeres que se hallan en el mismo centro o corazón del grupo mundial. Su trabajo es triple y muy difícil. Deben cultivar constantemente el desapego, característica del alma que se conoce a sí misma. Continuamente obtienen el conocimiento y la información acumulada, de los observadores organizados, adaptándolos a las necesidades mundiales y difundiéndolos como enseñanza. Trabajan en forma efectiva, [i607] pero siempre tras la escena, y aunque pueden ser conocidos en el mundo en esta etapa primitiva del trabajo del nuevo grupo, y reconocidos como instructores, escritores y trabajadores, posteriormente irán retrocediendo cada vez más hasta el trasfondo y trabajarán a través del círculo externo. Ellos los inspirarán y pondrán acrecentada responsabilidad sobre sus hombros; fomentarán el desarrollo del intercambio telepático en el mundo y así tejerán ese cordón que con el tiempo eliminará la actual separación entre lo visible y lo invisible, y hará posible el nuevo mundo, donde será abolida la muerte tal como la conocemos y se establecerá un entrenamiento universal en la continuidad de la conciencia grupal. Por eso se acentúa el entrenamiento de la sensibilidad telepática de los miembros de este sector del nuevo grupo. A los miembros de este segundo círculo de trabajadores se les enseña a desarrollar la sensibilidad en tres direcciones: hacia los pensamientos de los hombres en encarnación física, hacia la mente de quienes han pasado al más allá y aún se hallan en cuerpos mentales y, tercero, hacia el grupo de Seres espirituales que son los custodios del proceso evolutivo, a través de cuyas manos pasan constantemente los tres hilos de la vida en desarrollo. [e434]

     Su tarea es excesivamente difícil, más difícil que la del primer grupo, y más aún que la del último, porque carece todavía de ciertos poderes y experiencia necesaria. Su centro de conciencia es la intuición y no el intelecto sintetizador, y su estado de percepción es amplio e incluyente. Pueden sufrir más que la mayoría, pues la mayor parte de los que se encuentran en esta etapa son muy sensibles a su propio bienestar y responden demasiado a las vibraciones emanadas del aspecto forma en los tres mundos. Su estado de desapego no es todavía completo. Sirven de puente, por lo tanto soportan infinidad de problemas, y responden al dolor mundial. Ven demasiado, si puedo expresarlo así, pero aún no tienen el privilegio [i608] de visualizar con claridad la meta que se halla doscientos años adelante. Perciben la necesidad actual. Responden a la nueva corriente de fuerza espiritual que está afluyendo. Llevan el peso de la humanidad sobre sus hombros, y como están coordinados en cierta medida, viven simultáneamente en los tres mundos, aunque pocos pueden hacerlo. Perciben la urgencia de la oportunidad presente y también la apatía de la mayoría, y por esas razones trabajan bajo una enorme presión.

     Tercero, el grupo más interno de todos está constituido por los miembros de la Jerarquía misma. No importa que estas almas liberadas sean reconocidas como Hermanos Mayores de la raza, Maestros de Sabiduría, la Nube de Testigos, el Cristo y su Iglesia, como Superhombres, o bajo cualquier calificativo impuesto por las tendencias heredadas, o la tradición de la humanidad. A Ellos no les interesa. Las disputas mezquinas respecto a Su personalidad, nombres y estado, no tienen ninguna importancia. Pero constituyen las fuerzas inteligentes del planeta; expresan, debido a Su expansión de conciencia, la Mente de Dios; encarnan el principio inteligente, inmutable e inalterable, y a través de Ellos fluye la energía denominada Voluntad de Dios, a falta de mejor comprensión. Saben mucho más del plan que los dos círculos externos del Nuevo Grupo de Trabajadores del Mundo, porque ven con claridad el próximo paso que guiará a la raza hacia la evolución planetaria, durante los próximos doscientos años. No se detienen en especulaciones ociosas respecto a la meta final, al término de una era mundial. Quizás esto les sorprenda, en vista de las numerosas especulaciones de los no iniciados. Pero es así. Saben que hay un momento oportuno para todas las cosas, y mirando adelante y comprendiendo intuitivamente la meta de todos los reinos, en el futuro inmediato, todo su esfuerzo unido se halla abocado a un fin, el cultivo de la respuesta telepática intuitiva de los comunicadores, que son su punto de enlace [i609] con el mundo físico. Estos últimos a su [e435] vez tratan de emplear a los Observadores. Los Conocedores, Comunicadores y Observadores - que trabajan todos en estrecha unidad, a menudo sin darse cuenta, responden plenamente (según su grado) - al impulso de la Mente y Voluntad del Logos, la Deidad solar.

     Más allá de este triple grupo se hallan los Tronos, Principados y Poderes, de los cuales no es necesario ocuparnos. Al otro lado está la humanidad destrozada por los desastres de la pasada guerra mundial, perpleja por la presión social, religiosa y económica actuales, que responde y es sensible a las influencias y energías que fluyen de la nueva corriente de la era acuariana; al no poder comprenderla ni explicarla, sólo es consciente del anhelo de libertad de expresión y de una condición física similar, aferrándose a cualquier oportunidad para adquirir conocimiento y proveer así un campo fértil donde este nuevo grupo pueda trabajar.

     Hemos visto que el objetivo de todo entrenamiento interno es desarrollar el sentido esotérico y desenvolver esa percepción sensible interna que capacitará al hombre para actuar, no sólo como un hijo de Dios en encarnación física, sino como quien posee esa continuidad de conciencia que permite estar al mismo tiempo despierto internamente y activo externamente. Esto se logra mediante el desarrollo del poder que lo lleva a ser un Observador entrenado. Recomiendo estas palabras a todos los aspirantes. La persistencia en la correcta observación produce el desapego de la forma y el consiguiente poder para utilizarla a voluntad con el fin de acrecentar los planes jerárquicos y su consiguiente utilidad para la humanidad. Cuando se ha logrado en cierta medida este poder de observación, tenemos entonces al aspirante, unido al grupo intermedio de comunicadores entrenados que se encuentra entre los ya mencionados (los grupos exotéricos y el grupo de trabajadores espirituales en el plano subjetivo), interpretándose mutuamente. Es bueno recordar que también los miembros [i610] de la Jerarquía se benefician con las opiniones y consejos de esos discípulos interesados a los cuales se les puede confiar la interpretación y el reconocimiento correctos de la necesidad del momento.

     Cuando un hombre ha alcanzado esta etapa se halla en contacto consciente con el plan, entonces comienza el verdadero trabajo mágico. Hombres y mujeres, que empiezan a vivir como almas, se encargan del trabajo mágico de la nueva era, e inaugurarán los cambios y la reconstrucción que causarán la manifestación del nuevo cielo y la nueva tierra, Y de ellos son testimonio elocuente las Escrituras del mundo. Pueden entonces trabajar con fuerzas en la materia etérica, produciendo esas creaciones [e436] y organizaciones en el plano físico que encarnarán más adecuadamente la vida de Dios, en la era acuariana que está ahora entrando. La regla se refiere a esta etapa.

     Estas palabras marcan la consumación del trabajo mágico, y son las mismas para el trabajo mágico de un Logos solar, de un Logos planetario, de un alma encarnada o un ser humano avanzado, que aprendió a trabajar como un mago blanco bajo el plan de la gran Logia Blanca. Se refieren, lógicamente, al trabajo de aquellos que a través de la realización intelectual, aprendieron a trabajar como magos, pero sobre el aspecto negro, porque para los dos grupos rigen las mismas reglas del trabajo mágico, aunque difiera el impulso motivador. Con el trabajo del mago negro nada tenemos que hacer. Lo que ellos hacen es muy poderoso aunque de efecto transitorio, empleando la palabra transitorio en su sentido cíclico; pero estos efectos deben cesar a su debido tiempo y subordinarse a las demandas y al trabajo de los portadores de luz y de vida.

     La etapa de la sombra constituye el período nebuloso e incierto, previo a la manifestación densa y concreta. Aquí no se refiere a la sombra como la contraparte de la manifestación física del alma, sino a una de las etapas intermedias del proceso creador. [i611] Es llamada técnicamente la "etapa creciente y menguante de las nebulosas", y precede a la aparición más estabilizada y relativamente estática de la forma exotérica. En la formación de un sistema solar, esto es reconocido como un período preliminar y puede ser observado en el cielo estrellado. Indica la etapa en que el Gran Mago está en el proceso de llevar a cabo Su trabajo; Él todavía no ha entonado esas místicas palabras o sonidos espirituales, que producirán concreción y la aparición tangible de la forma.

     La Doctrina Secreta hace referencia a los tres fuegos, y estos se han utilizado antiguamente; el Vishnu Purana da a estos fuegos exactamente la misma nomenclatura extraída por H. P. B. de los términos de la antigua escritura. Cuando el Fuego Eléctrico, el Fuego Solar y el Fuego por Fricción, entran en conjunción, producen el manifestado macro y microcosmos, y a esta conjunción se refiere mi anterior libro Tratado sobre Fuego Cósmico. Estos fuegos son esotéricamente un fuego, el cual produce como efecto, según la conciencia que lo testimonia (variadas etapas del desarrollo evolutivo), la esencia ígnea diferenciada. Esta esencia ígnea puede ser conocida como la Vida misma o como la "Luz brillante del Ser", o como la forma activa inherente a la sustancia específica, subyacente en todo fenómeno. En esta última regla para la magia, son considerados los fuegos de la materia misma que se acercan a la sombra, y como lo expresa [e437] simbólicamente El Antiguo Comentario "se elevan desde la segunda oscuridad al llamado del espíritu de luz, y encuentran en su lugar asignado, aquello que los absorberá y elevará al punto ígneo, de donde vinieron los fuegos de luz viviente y vida radiante".


La Negación de la Gran Ilusión

     La frase que en esta regla dice "mezclan el fuego y el agua" se refiere al efecto producido en el [i612] punto de condensación, después de pronunciadas las grandes palabras que provocan ese efecto. Esta regla es casi imposible de explicar y no me es permitido darles las palabras que originan este proceso. Sólo podrían hacerse algunas insinuaciones que servirán para alentarlo a pensar al verdadero aspirante y quizás provoquen irritabilidad al pensador casual que busca los métodos rápidos y las fórmulas fáciles para trabajar. Calor y humedad están presentes en la producción de toda forma de vida, pero el gran misterio (y casi el último misterio a serle explicado al adepto) es conocer que la fusión de los tres fuegos puede producir humedad o sea el elemento acuoso. Este problema y fenómeno constituye la base de la Gran Ilusión a la cual se refieren los libros antiguos; por la acción de estas combinaciones se desarrolla el maya envolvente. En verdad no existe tal cosa como agua; la esfera acuosa, el plano astral, es, si pudieran comprenderlo, un efecto ilusorio y no tiene existencia real. Sin embargo - en tiempo y espacio y para la comprensión de la conciencia que lo testimonia - es más real que aquello que oculta y encubre. No puedo exponer esto con más claridad. Sólo es posible sugerir al estudiante inteligente que la luz de su alma (reflejada en su mente) y la energía de la forma (como se expresa en el cuerpo etérico) son para él, en el reino de la dualidad temporaria, sus dos realidades básicas. La naturaleza acuosa de su experiencia astral en la que estos dos aspectos de la divinidad parecen encontrarse y trabajar (obsérvese que es ilusión), es sólo fenómeno de espejismo y en sentido oculto está basado en los hechos. Todo verdadero aspirante sabe que su progreso espiritual puede ser medido en términos de su liberación de esta ilusión, para pasar a la límpida atmósfera y a la luz pura de su conciencia espiritual. El reino animal trabaja dentro de su conciencia, con la segunda de estas dos realidades básicas, para quien la vida del cuerpo etérico y la fuerza que rige la naturaleza animal o material, son las [i613] principales expresiones de la verdad. Sin embargo, el animal empieza a percibir confusamente el mundo de la ilusión y posee ciertos sentidos y poderes psíquicos que reconocen el plano astral, pero no lo interpretan. El velo de la ilusión comienza a disiparse ante [e438] los ojos del animal, pero él no lo sabe. El ser humano ha deambulado durante épocas en el mundo de la ilusión, porque es su propia creación. El hombre, a su vez, desde el punto de vista de la conciencia, tiene contacto con ambas realidades y aprende poco a poco a disipar la ilusión mediante el constante crecimiento de la radiante luz del alma. Permítanme detenerme para recordarles que la dualidad es tan sólo una etapa en el arco de la evolución, que conducirá oportunamente a la realización de la unidad.

     El velo de la ilusión se asemeja al momento previo al alba, cuando el mundo de las cosas familiares es visto a través de las nieblas y brumas que velan el mundo de las formas y también el del sol naciente. Entonces tenemos ese tiempo intermedio, el período misterioso y vago cuando lo real está oculto por lo irreal; esa condición misteriosa y fantasmagórica cuando las formas no se ven como en realidad son, pues pierden su forma, color y perspectiva. Entonces la visión verdadera no es posible. La etapa astral, el inmenso ciclo de tiempo en que la gran ilusión domina, puede ser juzgada, de acuerdo al acercamiento simbólico anterior, temporario y transitorio. No es la etapa de una definida manifestación divina, tampoco la de pura y clara percepción, ni la del trabajo perfeccionado. Constituye ese período de tiempo en que aparecen los semidioses; es el momento en que la verdad es sólo percibida tenuemente, la visión resulta vaga y se la ve ocasionalmente; es la etapa en que el Plan es comprendido a medias, y cuando se trabaja con conocimientos parciales, inevitablemente se producirán dificultades y errores. Es asimismo la etapa de deformación y constante mutabilidad, mientras se pone en evidencia tenemos la incesante atracción de las fuerzas que conducen de aquí para allá, trabajando ciegamente y sin propósito aparente. [i614] En lo que concierne a la humanidad, es el momento en que el hombre está envuelto en brumas y nieblas, y perdido en las miasmas que se elevan desde el suelo (símbolo de la naturaleza fundamental del reino animal). Sin embargo, a veces, esta etapa se ve tan irreal como la luz del amanecer de la conciencia espiritual cuando atraviesa la oscuridad reinante. Es el intervalo entre el dominio de la conciencia animal y la espiritual, y este intervalo de ilusión astral es conocido sólo en la familia humana. No existe el plano astral, excepto en la conciencia del cuarto reino de la naturaleza, porque el hombre está "bajo la influencia de la ilusión" en un sentido diferente de la percepción consciente de cualquier otro reino, subhumano o superhumano.

     Es desesperante no poder dar un significado más claro. ¿Cómo puede, aquel que está sujeto a las ilusiones de los sentidos, [e439] como lo están todos los seres humanos, concebir el estado de conciencia de quienes se han liberado de las ilusiones del plano astral, o comprender el estado de percepción de esas formas de vida que aún no han desarrollado la conciencia astral? La naturaleza dual de la mente es la causa de esta ilusión, porque la mente le presenta al hombre las llaves del reino de los cielos o le cierra la puerta de entrada en el mundo de las realidades espirituales. La mente concreta y sin principios provoca todos los trastornos de la humanidad. El sentido del yo y el espíritu de individualidad separatista ha llevado a la humanidad a su actual condición, y sin embargo, hasta eso forma parte del gran proceso de desarrollo. La conciencia de dualidad y el sentido subjetivamente comprendido y sincrónicamente reconocido de "Yo soy Dios" y "Yo soy forma" ha precipitado a la humanidad en la gran ilusión.

     Sin embargo, esta misma ilusión es la que oportunamente presenta al hombre la secreta contraseña del reino de Dios y provoca su liberación. Esa misma ilusión [i615] sirve para guiarlo hacia la verdad y el conocimiento; en el plano astral la herejía de la separatividad debe ser vencida, y en el campo de Kurukshetra el aspirante individual, Arjuna y el Arjuna cósmico, aprenden la lección de que el conocedor y lo conocido son uno. La ciencia secreta del Maestro de la Sabiduría constituye el secreto para disipar las brumas y nieblas, la oscuridad y la tristeza, producidas por la unión de los fuegos en las primeras etapas. El secreto del Maestro es descubrir que no existe plano astral; encuentra que el plano astral es una ficción de la imaginación y fue creado por el incontrolado empleo de la imaginación creadora y el abuso de los poderes mágicos. El trabajo de la Jerarquía consiste principalmente en poner fin a las sombras y dispersar la humedad; la meta de los Maestros es dejar entrar la luz del alma y demostrar que el espíritu y la materia son las dos realidades que constituyen la unidad, y que sólo en tiempo y espacio y mediante el cíclico empleo de los poderes mágicos y psíquicos, el plano astral de la gran ilusión vino a la existencia y es ahora una cosa más real para el hombre - en cierto sentido - que el reino de la luz y el reino de la forma. Es muy cierto y sumamente interesante que la ilusión se produce porque el ser humano es un alma cuya luz se encuentra dentro de él y va alcanzando gradualmente una radiación más completa. A causa de esta ilusión, el trabajo mágico ha ido adelante, siguiendo líneas erróneas, fundado en motivos equívocos y ajustado a un esquema más potente que el del trabajador común, porque toda la fuerza del mundo de la ilusión está contra todos los esfuerzos del principiante en magia blanca. [e440]

     Por lo tanto, las reglas para el aspirante finalizan con la declaración, que el mago entone las palabras que "mezclan el fuego y el agua". Las reglas similares para el iniciado, terminan con las [i616] palabras: "Que el iniciado entone la nota que unifica los fuegos". Esto es significativo y muy alentador para el principiante en el trabajo mágico. Forzosamente, aún trabaja en el plano astral y posiblemente no podrá evitar hacerlo así durante mucho tiempo. La señal de crecimiento consiste en el constante retiro de su conciencia de ese plano y en el equilibrio y percepción mental logrados, seguidos del trabajo creador en el plano mental. Hay una interesante y antigua afirmación que se encuentra en los archivos de los adeptos, que abarca algunas de las etapas del trabajo mágico, expresadas, por supuesto, en forma simbólica:

     "Que el mago se coloque en el gran mar del mundo. Que se sumerja en el agua y allí mantenga su posición. Que mire abajo, dentro de las profundidades acuosas. Nada es visto en forma correcta. No aparece nada más que agua. Se mueve alrededor de él, debajo de sus pies y encima de su cabeza. No puede hablar; no puede ver. La verdad desaparece en el agua.

     "Que el mago se coloque en la corriente. El agua corre a su alrededor. Sus pies están firmes sobre la tierra y la roca, pero todas las formas que ve están perdidas en la inmensidad gris de la niebla. El agua cubre su cuello, pero progresa con los pies sobre la roca y la cabeza en el aire. Todo es aún deformación. Sabe dónde se encuentra, pero no sabe dónde ir y cómo ir, ni lo comprende. Entona las palabras mágicas, pero con voz apagada, confusa y perdida, son devueltas por la niebla, y no surge ninguna verdadera nota. A su alrededor se escuchan los sonidos de las numerosas formas que absorben su sonido.

     "Que el mago se coloque en la bruma acuosa, libre de la corriente que fluye. Algunos contornos aparecen confusos. Ve una pequeña distancia en el sendero. Llamas vacilantes de luz penetran a través de las brumas y las nieblas. Escucha su voz; su nota es más clara y verdadera. Las formas de otros peregrinos pueden ser vistas. Detrás de él está el mar. Bajo sus pies se ve la corriente. A su alrededor brumas y nieblas. Sobre su cabeza no se ve el cielo ni el sol.

     "Que el mago se coloque en un terreno más elevado, pero bajo la lluvia. Las gotas caen sobre él; estalla el trueno; los relámpagos fulguran en el cielo. Pero a medida que la lluvia cae, [i617] disipa la niebla, lava la forma y aclara la atmósfera.

     "Así las formas son vistas y los sonidos oídos, aunque todavía confusamente, porque el trueno retumba, y fuerte es el ruido de la lluvia que cae. Pero ahora es visto el firmamento, el sol aparece, y entre nubes a la deriva, pedazos del cielo azul alegran los cansados ojos del discípulo.

     "Que el mago se coloque en la cima de la montaña. Debajo de él, en los valles y las llanuras, se divisa el agua, la corriente y las nubes. Sobre él está el azul del cielo, la irradiación del sol naciente, la pureza del aire de la montaña. Cada sonido es claro. El sonido es la palabra del silencio". [e441]

     Después vienen las significativas palabras que presentan el cuadro de la consumación:

"Que el mago se coloque dentro del sol, contemplando desde allí el globo terráqueo. Desde ese elevado punto de serena paz, que emita las palabras que crearán las formas, construirán mundos y universos y darán su vida a lo que él ha creado. Que proyecte las formas creadas sobre la cima de la montaña, de manera que puedan hendir las nubes que circulan alrededor del globo terráqueo, llevando luz y poder. Éstos dispersarán el velo de las formas, que ocultan la verdadera morada de la tierra al ojo del espectador".

      Tal es el fin del trabajo mágico. Implica el descubrimiento de que el plano astral y la llamada luz astral, son tan sólo un espectáculo creado por el hombre mismo. Lo que el hombre ha creado puede también destruirlo.

      Es todo lo que puedo dar por ahora sobre el trabajo mágico. Las palabras que fusionan no pueden ser dadas bajo ninguna circunstancia, excepto bajo juramento de guardar secreto, que automáticamente rige al discípulo juramentado; estos juramentos no son dados a ningún hombre, sino que el aspirante presta juramento a su propia alma cuando esa alma le ha trasmitido las palabras. Los encuentra por sí mismo como resultado de infatigable esfuerzo. Sabe que estás fórmulas son prerrogativas de todas las almas y sólo pueden ser conocidas y utilizadas, sin peligro, por quienes han comprendido que el Yo es el Uno. Por eso se compromete a sí mismo a no revelar estas [i618] palabras a quien no esté actuando como alma o esté vagando ciego en el valle de la ilusión. Debido a esta respuesta automática al conocimiento, de parte de los conocedores de la raza, la Jerarquía de Adeptos ha reunido su personal.

     
Un Llamado al Servicio

     Al finalizar este tratado sobre el trabajo mágico del aspirante individual, trataré de hacer dos cosas:

     1. Indicar el objetivo inmediato para los estudiante de este siglo y resumir los pasos que deben dar.

     2. Indicar lo que debe ser eliminado y vencido, más los castigos en que incurren el neófito y el discípulo, cuando cometen errores, y las faltas perdonadas.

     Ante todo debe ser bien reconocida la meta inmediata, si se quieren evitar esfuerzos inútiles y alcanzar verdadero progreso. Muchos aspirantes bien intencionados son propensos a dedicar demasiado tiempo a sus aspiraciones y a formular sus planes para el servicio. La aspiración mundial es actualmente tan pronunciada y la humanidad se está orientando tan poderosamente hacia el sendero, que en todas partes las personas sensibles son [e442] arrastradas hacia ese vórtice de deseo espiritual, y anhelan ardientemente alcanzar en la vida la liberación y emprender empresas espirituales y registrar la conciencia del alma. El reconocimiento de sus propias posibilidades latentes es hoy tan fuerte que se sobreestiman a sí mismos; dedican todo su tiempo en imaginarse que son místicos ideales, o en deplorar su falta de realización espiritual o fracaso si no obtienen una esfera de servicio. Por un lado se pierden en los vagos y nebulosos reinos de un hermoso idealismo, de coloridas hipótesis y de encantadoras teorías; por otro se engolfan en un campo fructífero de servicio, haciendo autodramatizaciones como centros de poder; desarrollan [i619] planos mentales para esfuerzos mundiales, se ven a sí mismos como un eje en torno al cual se moverá ese servicio; con frecuencia se esfuerzan por realizar esos planes y forman, por ejemplo, una organización en el plano físico, potencialmente valiosa, pero al mismo tiempo potencialmente inútil, aunque no sea peligrosa. No comprenden que el impulso motivador reside principalmente en lo que los instructores indúes llaman "el sentido del yoismo", y su trabajo se funda en un egoísmo subjetivo que debe ser eliminado, y lo será, antes de prestar el verdadero servicio.

     Esta tendencia a la aspiración y al servicio es correcta y buena y debe verse como formando parte de la próxima conciencia universal y de las facultades de la raza en su totalidad. Paulatinamente surge a la superficie debido a la creciente fuerza de la influencia acuariana que (más o menos desde el año 1640 d.C.) ha adquirido potencia y está produciendo dos efectos: destruye las viejas formas cristalizadas de la era pisciana y estimula las facultades creadoras, mientras se expresan a sí mismas en conceptos y planes grupales. Como bien saben, esto es la causa de las perturbadoras condiciones actuales, condiciones que pueden ser resumidas en las palabras: impersonalización, en que el estado, grupo o grupos, son considerados de mayor importancia que el individuo y sus derechos; amalgamación, tendencia a fusionar, mezclar, adherir y producir esa interrelación, que oportunamente debe marcar el intercambio de la humanidad y producir esa "síntesis de todos los hombres individuales", que Browning tan acertadamente observa; es la meta del proceso evolutivo y marca el final de la jornada del divino pródigo; la sensible intercomunicación entre unidades, grupos y combinaciones de grupos, tanto en la manifestación subjetiva como en la objetiva. En estas tres palabras - impersonalización, amalgamación e intercomunicación - se [i620] han resumido los fenómenos que actualmente se destacan y aparecen entre nosotros. Los estudiantes son instados a considerar el plan tal como se está expresando, y a estudiar estas crecientes tendencias en los asuntos humanos. El [e443] hecho de que se destaquen tanto, se pondrá de relieve, si el estudiante se toma la molestia de considerar el panorama histórico; entonces observará que hasta la historia de hace quinientos años le revelará que los grandes personajes de esa época fueron los factores prominentes, y que toda la historia está en gran parte interesada en la actuación de las poderosas personalidades que fascinaron en su tiempo y época; entonces el aislamiento y la separatividad gobernaban los asuntos humanos y cada hombre luchaba por su propia tierra, olvidaba a su hermano y vivía egoístamente; entonces había poca interrelación entre las diferentes razas o familias humanas, y no había verdaderos medios de comunicación, excepto el contacto personal que a menudo era imposible.

     Los estudiantes deberían reflexionar sobre estas palabras, pues serán de acrecentada importancia en los próximos cincuenta años. Esto pertenece al futuro, y el estudiante común puede planear y mirar hacia él, y al reconocer este aspecto de la actuación del Propósito divino, le sería benéfico estudiar su individual expresión de vida y preguntarse:

     1. Si pierde el tiempo en sueños místicos, o se ocupa en la aplicación práctica de las verdades espirituales percibidas, haciéndolas de ese modo parte de su experiencia diarias.

     2. Si encuentra que reacciona con resentimiento a la creciente impersonalidad de la era, o esta actitud relativamente nueva de desapego personal, tiende a resolver sus propios problemas personales. [i621]

     3. Si reconoce la creciente capacidad de percibir los pensamientos e ideas de otros, y que es más sensible y por lo tanto más capaz de introducirse en la gran corriente de la intercomunicación.

     4. Hasta qué punto la facultad de dramatización gobierna su vida diaria. Si siente que es centro del universo, que gira automáticamente en torno de él, o está trabajando en el problema de la descentralización de sí mismo y de ser absorbido en el todo.

      Estas y otras preguntas que pueden surgir, sirven para indicar la respuesta del aspirante a la venidera nueva era.

      En este tratado sobre el desarrollo individual y control astral, se ha dado una visión y se ha expuesto una regla de vida que contiene la necesaria instrucción para el período que media entre las dos grandes eras, la pisciana y la acuariana. Una parte del propósito subyacente se ha expresado en palabras - propósito que es reconocido por muchas personas en todo el mundo [e444] y que se está desarrollando prácticamente en todos los sectores de la vida humana. Es subconscientemente registrado y seguido. intuitivamente por muchos que no conocen nada de los tecnicismos del plan. A quienes guían a la raza humana no les preocupa particularmente el éxito de las nuevas condiciones emergentes. Eso está definitivamente asegurado y no puede ser detenido el crecimiento de la comprensión humana y de la conciencia espiritual de la no separatividad. El problema está en saber qué medios emplear para lograr estos fines deseados, de tal manera que la naturaleza forma pueda ser excitada y preparada para manejar sus nuevas responsabilidades y tratar con los nuevos conocimientos, sin excesivos sufrimientos, penosas separaciones y horas de agonía, que atraen la atención, más que el progreso sutil y [i622] constante de la percepción divina. Cada vez que hay una tendencia a la síntesis y comprensión en el mundo; cada vez que lo inferior es fusionado con lo superior, y la unidad es mezclada con el todo; cada vez que los conceptos grandes y universales hacen su impacto sobre las mentes de las masas, hay un consiguiente desastre y cataclismo y una destrucción del aspecto forma y de lo que podría evitar que esos conceptos se convirtieran en realidades en el plano físico. Este, por lo tanto, es el problema de los trabajadores jerárquicos: cómo evitar el tan temido sufrimiento y conducir al hombre, mientras la oleada de realización espiritual invade al mundo y efectúa su necesario trabajo. De allí el presente llamado al servicio, emitido como una clarinada para el oído atento de todos los discípulos.

     Este llamado al servicio halla generalmente una respuesta, pero una respuesta matizada por la personalidad del aspirante y por su orgullo y ambición. La necesidad es verdaderamente comprendida. El deseo de satisfacer esa necesidad es genuino y sincero; el anhelo de servir y elevarse es verdadero. El estudiante da los pasos necesarios que lo capacitarán para adaptarse al plan. Pero el inconveniente que debemos enfrentar forzosamente en el aspecto interno es que, aun no existiendo duda alguna respecto a la voluntad y deseo de servir, los caracteres y temperamentos son de tal índole, que se presentan dificultades casi insuperables. Por medio de estos aspirantes tenemos que hacer el trabajo, y con frecuencia el material que nos brindan da mucho que hacer.

     Estas características latentes, a menudo no aparecen hasta después de haber emprendido el servicio. Los guías observadores pueden sospechar su existencia, pero ni aun ellos tienen el derecho de negar la oportunidad. Cuando tardan en aparecer, lo trágico es que otros sufren además del aspirante. A medida que el elemento humano se hace sentir y se desprende de la niebla del idealismo, de los hermosos planes y del demasiado hablar y [e445] reajustar, muchos son atraídos por el idealismo [i623] sincronizado que se congrega en torno al servidor. Cuando aparecen sus ocultas debilidades, esta gran mayoría sufre conjuntamente con él. El método de los Grandes Seres, de buscar a quienes se han entrenado en cierta medida para responder sensiblemente y trabajar por medio de ellos, trae consigo ciertos peligros. El aspirante común, bien intencionado, no se halla tan en peligro como el discípulo más avanzado y activo. El peligro lo acecha en tres direcciones y puede arrastrarlo de tres maneras:

     1. Toda su naturaleza está bajo un indebido estímulo, debido a sus contactos internos y a las fuerzas espirituales con las cuales está en contacto; esto lleva consigo un verdadero peligro, porque apenas sabe cómo manejarse a sí mismo y casi es inconsciente del riesgo que corre.

     2. Las personas que trabajan con él son, a su vez, su problema. Su codicia, adulación, elogios y críticas, tienden a oscurecer su camino. Porque no está suficientemente desapegado ni espiritualmente avanzado, camina como aturdido en una nube de formas mentales, sin saberlo. Pierde así su camino y divaga, desviándose de su intento original, y tampoco lo sabe.

     3. Su latente debilidad emerjerá bajo la presión del trabajo, e inevitablemente dará señales de derrumbe, si puedo emplear esta palabra. Se fortalecerán las fallas de la personalidad a medida que trata de expresar en el mundo su forma especial de servicio. Me refiero a ese servicio buscado por él mismo y formulado desde las profundidades de la ambición personal y amor al poder, aunque sea o no, parcialmente reconocido. Lógicamente está bajo tensión y - como hombre que lleva una carga pesada en una cuesta empinada - descubre puntos de tensión y evidencia la tendencia a derrumbarse [i624] físicamente, o a empequeñecer su ideal para estar de acuerdo con su debilidad.

     A todo esto hay que agregar la tensión de la época misma, y la condición general de la desdichada humanidad. Esto subconscientemente tiene su efecto en todos los discípulos, y en quienes actualmente trabajan en el mundo. Algunos demuestran signos de presión física, aunque la vida interna permanezca equilibrada y normal, sensata y correctamente orientada. Otros decaen emocionalmente, y esto produce dos efectos distintos según el grado de desarrollo del aspirante al servicio. A través de la tensión pueden estar aprendiendo el desapego, y [e446] en forma curiosa esto podría llamarse el "mecanismo de defensa" del alma en el presente período del desarrollo mundial, o estar cada vez más nerviosos, y en camino de convertirse en neuróticos. Otros, a su vez, sienten la presión en el cuerpo mental. En algunos casos están confundidos, y no ven con claridad la verdad. Entonces siguen trabajando sin ninguna inspiración, porque saben que es correcto y también porque tienen el ritmo del trabajo. Otros captan la oportunidad tal como la ven, y para hacerlo acuden a la innata autoimposición (que es la principal falla de tipo mental), erigen una estructura en torno a su servicio y construyen una forma que en realidad encarna lo que ellos desean, y creen correcto, pero es separatista y fruto de sus mentes, no de sus almas. Otros, a su vez, que son más poderosos y están mejor coordinados, sienten la presión de la entera personalidad; la versátil naturaleza psíquica responde tanto a la necesidad como a la teoría del plan; comprenden que su acerbo es realmente valioso y saben que tienen algo con que contribuir. Pero están aún, tan satisfechos de su personalidad que el servicio se ve gradual y continuamente llevado al nivel de esa personalidad, por estar sus simpatías y antipatías, [i625] sus tendencias y hábitos individuales de vida, matizados por sus reacciones. Éstas eventualmente se imponen y entonces el trabajador hace un buen trabajo, pero lo echa a perder debido a su separatividad inconsciente y sus métodos individuales. Esto significa que tal trabajador reúne a su alrededor sólo a quienes puede subordinar y gobernar. Su grupo no estará matizado por los impulsos de la nueva era, sino por los instintos separatistas del trabajador en el centro. El peligro es tan sutil que un discípulo debe tener mucho cuidado al hacer su propio análisis. Es tan fácil dejarse ilusionar por la belleza y visión de los ideales propios, por la supuesta rectitud de su propia posición y, sin embargo, estar todo el tiempo bajo la influencia subjetiva del amor al poder personal, ambición individual, celos de otros trabajadores y las muchas trampas que acechan al incauto discípulo.

     Pero si se cultiva verdadera impersonalidad, se desarrolla el poder de mantenerse firme, se maneja toda la situación con espíritu de amor, no se actúa precipitadamente ni permite que se infiltre la separatividad, entonces se desarrollará un grupo de verdaderos servidores, que reunirá a quienes puedan materializar el plan, producir.el nacimiento de la nueva era y sus consiguiente milagros.

     Para efectuar esto, debe haber un valor especial. El temor hunde al mundo en la esclavitud, y nadie está exento de su influencia. Para el aspirante y el discípulo hay dos tipos de temores, [e447] que requieren ser considerados especialmente. Los temores que hemos considerado en la primera parte de este tratado y los que como bien saben son inherentes a la existencia misma, no son familiares. Tienen su raíz en la naturaleza instintiva (temores económicos, temores provenientes de la vida sexual, temor y terror físico, temor a lo desconocido, ese predominante temor a la muerte que colora tantas vidas) y han sido objeto de muchas investigaciones psicológicas. Éstos no los voy a tratar aquí. Deben ser vencidos por la vida del alma a medida que compenetra y trasforma la vida diaria, [i626] y por el aspirante que se resiste a reconocerlos. El primer método tiene como finalidad fortalecer el carácter y evitar que penetren nuevos temores. No pueden existir cuando el alma está conscientemente controlando la vida y sus situaciones. El segundo método contrarresta las viejas formas mentales y provoca oportunamente su destrucción por falta de nutrición. Por lo tanto es llevado a cabo un doble proceso, que produce una genuina manifestación de las cualidades del hombre espiritual y una creciente liberación de la esclavitud de los conceptos anticuados del temor. El estudiante se desapega constantemente de los primordiales instintos que lo rigen, y le han servido para fusionarlo con el esquema general de la vida planetaria elemental. Sería valioso señalar aquí que todos los instintos principales tienen sus raíces en la cualidad especial de la vida planetaria - reacciones del temor, que conducen a cualquier clase de actividad. Como saben, los psicólogos catalogan cinco principales y predominantes instintos, que trataremos brevemente.

     El instinto de autoconservación tiene su raíz en un innato temor a la muerte; mediante la presencia de ese temor, la raza ha luchado hasta alcanzar el presente punto de longevidad y resistencia. Las ciencias que conciernen a la preservación de la vida, al conocimiento médico en la actualidad, y a las proezas de la comodidad de la civilización, todo ha surgido de este temor básico. Todo ha tendido hacia la conservación del individuo y su persistente condición de ser. La humanidad persiste, como raza y reino de la naturaleza, y el resultado de la tendencia a ese temor, trae la reacción instintiva de la unidad humana a la propia perpetuación.

     El instinto del sexo tiene su principal raíz en el temor a la separatividad y al aislamiento, en la rebeldía contra la unidad separatista y contra la soledad en el plano físico, y su resultado ha sido llevar adelante a la raza mediante [i627] la persistente propagación de las formas, por las cuales la raza puede venir a la manifestación. [e448]

     El instinto de rebaño como puede observarse fácilmente tiene su raíz en una reacción similar; por el sentido de seguridad - y por esta seguridad basada en un conjunto numérico - los hombres siempre han buscado su propio género, uniéndose en grupos para su defensa y estabilidad económica. Nuestra moderna civilización es el resultado de esta reacción instintiva de la raza, como un todo; han emergido sus vastos centros, sus grandiosas ciudades y sus aglomeradas viviendas, y tenemos el moderno rebaño llevado a su máxima expresión.

     El cuarto gran instinto, la autoimposición, está también basado en el temor; significa el temor del individuo a no ser reconocido y a perder lo que considera suyo. A medida que el tiempo ha transcurrido, el egoísmo de la raza ha crecido paralelamente; su sentido de adquisición se ha desarrollado y ha surgido el poder de apoderarse de diversas cosas (la "voluntad de poder" en una forma u otra), hasta llegar al intenso individualismo de hoy y al positivo sentido de importancia, que han producido gran número de los modernos trastornos económicos y nacionales. Hemos fomentado la autodeterminación, la autoimposición y el interés propio, al punto de encontrarnos con problemas casi insolubles. Pero de todo eso ha surgido mucho bien y mucho más surgirá, porque ningún individuo tiene valor hasta que se da cuenta de ese valor por sí mismo, y entonces sacrifica definitivamente en bien del todo los valores adquiridos.

     El instinto de investigación está a su vez fundado en el temor a lo desconocido, pero de este temor ha emergido - como resultado de investigaciones durante épocas - nuestros actuales sistemas educativos y culturales y toda la estructura de investigación científica.

     Estas tendencias, basadas en el temor, han actuado (porque el hombre es divino) como un potente estímulo para toda su naturaleza, conduciéndolo al presente punto [i628] de amplia comprensión y utilidad; han producido nuestra moderna civilización con todos sus defectos y, sin embargo, con toda su divinidad. De estos instintos llevados adelante hasta lo infinito, y del proceso de trasmutación en sus correspondencias más elevadas, emergerá la plena expresión del alma. Quisiera puntualizar lo siguiente:

     El instinto de autoconservación halla su consumación en la segura inmortalidad, y el trabajo de los espiritistas e investigadores psíquicos, durante épocas, constituye el método de acercamiento y su inevitable garantía.

     El instinto sexual se ha desarrollado y encuentra su consumación lógica en la relación - conscientemente comprendida - entre el alma y el cuerpo. Esto constituye la nota clave del misticismo [e449] y de la religión que, actualmente y como lo ha sido siempre, es la expresión de la Ley de Atracción, no mediante el matrimonio en el plano físico, sino (para el hombre) en el sublime matrimonio consumado con consciente intención entre el alma positiva y la forma negativa y receptiva.

     El instinto de rebaño halla su divina consumación en la conciencia grupal despierta, que se evidencia hoy en la tendencia general a la amalgamación, y en la amplia fusión y mezcla que se efectúa en todas partes. También se demuestra en la capacidad de pensar en términos de internacionalismo, de conceptos universales, que oportunamente dará por resultado el establecimiento de la hermandad universal.

     El instinto de autoimposición, a su vez, ha dado a nuestra moderna civilización su intenso individualismo, el culto a la personalidad y el establecimiento del culto a los antepasados y los héroes. Sin embargo, está conduciendo a la afirmación del Yo, el divino Regidor interno, y de nuestra ciencia más nueva, la psicología, surgirá la imposición de un conocimiento del Yo espiritual dominante, que llevará [i629] finalmente a la manifestación del reino de las almas en la Tierra.

     Y ¿qué puede decirse respecto al instinto de investigación? Trasmutado en divina investigación y trasformado por la aplicación de la luz del alma en el reino de la investigación, tendremos a la humanidad conducida al Aula de la Sabiduría, y el hombre dejará atrás las experiencias del Aula del Conocimiento. Nuestros grandes centros educativos serán escuelas para el desarrollo de la percepción intuitiva y el conocimiento espiritual.

     El estudiante debe analizar cuidadosamente la clasificación siguiente:

Instinto Analogía Medio

1. Autoconservación....................Inmortalidad...........................Investigación
Espiritismo
2. Sexo........................................Unión espiritual.......................Religión
Unificación Misticismo
3. Rebaño ..................................Conciencia grupal....................Hermandad

4. Autoimposición........................Afirmación del Yo....................Psicología

5. Investigación............................Intuición..................................Educación

     Como vemos, los temores que acosan a la humanidad tienen sus raíces en los instintos; sin embargo, parecen ser características divinas mal aplicadas y utilizadas. Pero cuando éstas son correctamente comprendidas, utilizadas y trasmutadas por el alma conocedora, traen percepción y son fuente de crecimiento y de [e450] aquello que imparte al alma dormida - en tiempo y espacio - el necesario impulso, ímpetu y anhelo de progreso, que ha conducido al hombre hacia adelante, desde la etapa de las cavernas y del ciclo prehistórico, a través del largo período de la historia, y puede confiarse en que, lo llevará adelante con mayor rapidez a medida que llega a la captación intelectual y se consagra al problema del progreso, con pleno conocimiento.

     Los estudiantes deben comprender más profundamente que todo el proceso es divino, y lo que se llama mal, es tan sólo una ilusión y una parte inherente a la dualidad, dando lugar en el [i630] tiempo y fuera del tiempo a una divina unidad. El mal se debe a una percepción e interpretación errónea de lo que se percibe. El logro de la verdadera visión, además de la correcta comprensión, libera de las reacciones instintivas y evoca ese desapego interno que permite al hombre caminar libremente dentro del reino de Dios.

     Pero, ¿qué decir de los dos temores que conciernen especialmente al aspirante, del temor a la opinión pública y al fracaso? Éstos son dos poderosos factores en la vida del servicio, y constituyen obstáculos para muchos.

     Quienes comienzan a trabajar en colaboración con el plan y aprenden el significado del servicio, temen ser criticados y mal interpretados o, de lo contrario, creen que lo que hacen no agradará ni será apreciado o comprendido suficientemente. Exigen ser queridos y elogiados. Miden el éxito por el número y la respuesta. No les agrada que sus móviles sean impugnados y mal juzgados, y violentamente se apresuran a dar explicaciones; se sienten desdichados si son criticados sus métodos, las personas de su grupo o la forma en que prestan servicio. Son dominados por los falsos objetivos del conjunto, del poder o del enunciado de una doctrina. Si hacen algo que no es de su misma categoría, ni está de acuerdo a la técnica mental del grupo que los rodea o atrae, se sienten desgraciados y con frecuencia cambian sus planes, alteran su punto de vista y rebajan su norma hasta estar de acuerdo a su psicología colectiva inmediata o a sus consejeros elegidos.

     El verdadero discípulo ve la visión. Luego trata dé mantenerse tan íntimamente en contacto con su alma, que puede permanecer firme mientras procura hacer realidad esa visión; aspira a lograr aquello que desde el punto de vista del mundo parece imposible, sabiendo que la visión no se materializa por conveniencia, o indebida [i631] adaptación de las ideas sugeridas por consejeros mundanos e intelectuales. La opinión pública y el consejo de quienes tienen tendencias piscianas y no acuarianas, son [e451] cuidadosamente considerados, aunque no con exceso, y cuando el consejo es separatista, tendiente a eliminar la armonía, y no produce amor fraterno ni comprensión, es inmediatamente descartado. Cuando se critica constantemente a los trabajadores en otro campo del servicio mundial y cuando sólo hay propensión a ver egoísmos y faltas e imputar móviles falsos y malos pensamientos, entonces el verdadero aspirante no se deja influir y sigue serenamente su camino.

     Quiero recalcar que en el ciclo próximo el verdadero trabajo será efectuado (el trabajo de unir espiritualmente al mundo en una síntesis y formar una reconocida hermandad de almas) sólo por quienes se niegan a ser separatistas y cuyas palabras son vigiladas, de modo que nada malo se diga; estos trabajadores ven lo divino en todo y se niegan a pensar mal y a imputar el mal; trabajan en silencio; no intervienen en los asuntos de su hermano, ni revelan lo que no les concierne; sus vidas están matizadas por la comprensión y el amor; sus mentes se caracterizan por una entrenada percepción espiritual y el conocimiento que emplea un agudo intelecto, como corolario de un espíritu amoroso.

     Repetiré este tema con otras palabras, porque su importancia es vital y el efecto sobre el trabajo de estos instrumentos en el mundo es inmenso. Los hombres y mujeres cuya misión consiste en inaugurar la nueva era han aprendido el secreto del silencio; están animados incesantemente por un espíritu de amor incluyente; sus palabras no les permiten desviarse al campo de la crítica común; no acusan a nadie, y están animados por un espíritu de protección. Les está encomendado el trabajo de fomentar la vida de la nueva era. [i632]

     Aquellos que aún no han alcanzado este punto en la evolución y cuya visión no es tan clara, ni su naturaleza tan disciplinada, les queda la importante labor, en un nivel inferior, de actuar con los de su clase. Sus atributos y facultades les permiten atraer hacia sí a quienes se les asemejan; no trabajan tan solos y su actuación es externamente más productiva, aunque no siempre.

     Debe recordarse que para los Grandes Seres todo trabajo es de igual importancia. Para esas almas que están en la etapa donde el hogar o la oficina les proporciona suficiente experiencia, constituye el supremo esfuerzo; su trabajo es - en su propio nivel - una hazaña tan grande como dar cumplimiento al destino de un Cristo o un Napoleón. No olviden esto y procuren ver la vida tal cual es, sin las peligrosas diferenciaciones creadas por el hombre. El discípulo que no posee la plena visión de un [e452] trabajador más avanzado, y por lo tanto recién está aprendiendo el abecé del trabajo público, puede, con todos sus fracasos y estupideces, hacer su tarea tan bien como la de un discípulo más avanzado con su amplitud de conocimiento y experiencia.


Los Grupos de la Nueva Era y el Entrenamiento

      Para los que actuamos en el aspecto interno, los trabajadores mundiales se dividen en tres grupos:

     1. Los pocos y muy diseminados, verdaderos acuarianos. Trabajan en condiciones muy difíciles, porque su visión va más allá de la comprensión de la mayoría, y con frecuencia se enfrentan con la incomprensión los constantes desengaños, de sus colaboradores y además se hallan muy solos.

     2. Los directamente piscianos. Trabajan con mayor facilidad y hallan respuesta más rápida de quienes los rodean. Su trabajo es más doctrinario, menos incluyente y matizado por el espíritu de separatividad. Abarcan la masa de [i633] trabajadores mundiales en todos los campos del pensamiento y bienestar humanos.

     3. Los piscianos que están suficientemente desarrollados para responder al mensaje acuariano, pero aún no tienen confianza en sí mismos para los verdaderos mensajes y mé- todos acuarianos de trabajo.

     Por ejemplo, en el campo político poseen un sentido del internacionalismo, pero no pueden aplicarlo cuando tienen que comprender a otros. Creen poseer conciencia universal, pero cuando deben ponerla a prueba emplean la discriminación y la eliminación. Constituyen un grupo mucho más pequeño que el de los verdaderos piscianos, están haciendo un buen trabajo y llenan un lugar muy necesario. Sin embargo, presentan un problema para el trabajador acuariano, porque si bien responden al ideal y se consideran a sí mismos como de la nueva era, en realidad no lo son. Ven una parte de la visión y han captado la teoría, pero no pueden expresarla en la acción.

     Tenemos así estos tres grupos que efectúan un trabajo muy necesario, llegando a las multitudes mediante su esfuerzo unido y cumpliendo así su deber o dharma. Un grupo trabaja necesariamente bajo el espejismo de la opinión pública. El grupo intermedio tiene una tarea muy difícil que cumplir, porque donde no hay clara visión la voz de su medio ambiente elegido y la voz del grupo interno de los Conocedores del mundo están con frecuencia [e453] en conflicto, y el grupo es arrastrado de acá para allá, a medida que responde primeramente a unas y después a otras. El grupo de quienes responden más plenamente a las entrantes vibraciones acuarianas, registran las voces de los conductores de los otros dos grupos, pero la voz de los Maestros guías y la voz del grupo de los Maestros del mundo, sirven para conducirlos infaliblemente hacia adelante.

     He tratado de explicar estas modalidades y métodos [i634] de trabajo, porque los momentos actuales son difíciles y se requiere claridad de pensamiento para continuar el trabajo como es de desear. Incluso las triples distinciones que existen entre los grupos son de carácter separatista, y es aún imposible presentar una idea en su verdadera y sintética relación. Se logra una conquista cuando los millares de grupos separatistas pueden ser agrupados en tres grupos comprensivos y la mente del discípulo puede liberarse del detallado análisis de la situación mundial entre los trabajadores del Plan.

     La segunda gran prueba del discípulo sensitivo es el temor al fracaso. Está fundado en experiencias pasadas (porque todos han fracasado), en la comprensión de la necesidad inmediata y en la oportunidad y la aguda apreciación de la limitación y deficiencia del individuo. Es frecuentemente el resultado de una respuesta a la disminuida vitalidad espiritual y física de la raza actual. Nunca ha existido una época en que el temor al fracaso haya obsesionado tanto a la familia humana. Otra causa de esta reacción se encuentra en el hecho de que la humanidad como un todo y por primera vez en la historia de la raza, presiente la visión y por lo tanto tiene un sentido más exacto que nunca, de los valores relativos. Los hombres saben, que son divinos, y esto se está comprendiendo cada vez más universalmente. De allí la actual inquietud y la rebeldía contra las condiciones limitadoras. Sin embargo, es una seria pérdida de tiempo para el discípulo pensar en el fracaso o temer fracasar. No existe tal fracaso; sólo puede haber pérdida de tiempo. Eso en sí mismo es grave en estos días de aguda necesidad mundial, pero el discípulo inevitablemente debe rehabilitarse algún día y reparar los fracasos pasados. No necesito repetir que aprendemos mediante los fracasos, verdad bien conocida, y sabida por todos los que procuran vivir, como almas. El discípulo debe afligirse por los fracasos, aparentes o reales, de sus condiscípulos. El sentido del tiempo produce espejismo y desengaño, mientras que el trabajo realmente [i635] avanza, y una lección aprendida mediante un fracaso actúa como resguardo para el futuro. Esto conduce a un rápido crecimiento. Un discípulo honesto puede estar momentáneamente ilusionado, pero a la larga nada podrá detenerlo. ¿Qué son unos pocos y breves años [e454] comparados con un ciclo de eones? ¿Qué es un segundo de tiempo en los setenta años asignados a un hombre? Para el discípulo individual son muy importantes; para el alma observadora no son nada. Quizás, para el mundo, un fracaso temporario podrá significar una demora en la ayuda esperada, pero eso también es breve, y la ayuda vendrá de otras fuentes, pues el Plan avanza infaliblemente.

     ¿Puedo, formalmente, ofrecerles el paradójico mandato de trabajar con toda seriedad, y al mismo tiempo no trabajar, sin embargo, con tanta formalidad y no tomarse a sí mismos tan en serio? Los que se hallan en el aspecto interno y estudian el trabajo de los aspirantes del mundo, ven actualmente con lastimosa angustia la deficiencia del individuo, el esfuerzo sostenido y tenaz de su parte para "convertirse en lo que debe ser" y, sin embargo, al mismo tiempo, el penoso desequilibrio y ausencia del sentido del buen humor. Los incito a cultivar estas dos cualidades. No se tomen a sí mismos demasiado en serio, y hallarán que podrán liberarse para realizar el trabajo con mayor libertad y poder. Tomen seriamente el Plan y el llamado al servicio, pero sin perder el tiempo en el constante autoanálisis.

     Por lo tanto, la meta inmediata para todos los discípulos aspirantes en estos momentos, puede ser vista como:

     1. El logro de la claridad mental respecto a sus problemas personales e inmediatos, y principalmente el problema concerniente a su objetivo en el servicio. Esto deberá hacerse a través de la meditación.

     2. El desarrollo de la sensibilidad a los nuevos impulsos que afluyen al mundo en esta época. Esto se [i636] logrará amando más a toda la humanidad y, por el amor y la comprensión, haciendo contacto con ella más fácilmente. El amor revela.

     3. El servicio prestado con completa impersonalidad. Esto se hace eliminando la ambición personal y el amor al poder.

     4. La negación a prestar atención a la opinión pública y a los fracasos. Esto se hace mediante la aplicación de la estricta obediencia a la voz del alma y por el esfuerzo de morar siempre en el lugar secreto del Altísimo.

     Hemos fusionado el primer punto, respecto a la meta inmediata y los pasos que deben darse para alcanzarla, con el segundo punto respecto a la conducta y los factores que deben ser eliminados. Sólo resta, en consecuencia, señalar los castigos que sobrevendrán al discípulo en probación y al trabajador entrenado, en caso de dejarse llevar por el espejismo y las fallas inherentes a [e455] su naturaleza, permitiendo que éstas obstaculicen su trabajo y se interpongan entre él y la meta percibida.

     Podría señalarse que hay tres puntos principales de peligro en la vida de servicio. No trato aquí del entrenamiento individual del discípulo, sino de su vida de servicio y de los actividades en que se desempeña como trabajador. Su temperamento, sus características (físicas, emocionales y mentales), tienen un potente efecto sobre su ambiente y las personas que trata de ayudar, como también su trasfondo familiar, su entrenamiento mundial y su forma de hablar.

     El primer punto peligroso es su condición física. Respecto a esto no puedo explayarme mucho, excepto exhortar a todos los discípulos a actuar con sabiduría, dormir lo suficiente, alimentarse adecuadamente (esto varía para cada individuo) y desenvolverse en ese ambiente que les permita trabajar con la mayor facilidad. El castigo por violar [i637] estas sugerencias recae en la falta de poder para el servicio y en la creciente esclavitud del cuerpo físico. Cuando el cuerpo físico está en malas condiciones, el discípulo debe soportar las consecuencias surgidas por atraer fuerzas que él es incapaz de manejar.

     El segundo punto de peligro reside en la ilusión astral, en la cual vive toda la humanidad, y su poder para ilusionar, aún a los trabajadores experimentados. He considerado esto extensamente en este tratado que, como ya saben, se refiere al control del cuerpo astral y a la correcta comprensión de sus leyes. Únicamente el control mental y la verdadera percepción espiritual, serán suficientes para penetrar en esta ilusoria miasma astral, y revelarle al hombre que él es una entidad espiritual encarnada y en contacto - a través de su mente - con la Mente universal. Es evidente que el castigo sobreviene al discípulo que permite persistentemente ser ilusionado. Su visión llega a ser confusa y nebulosa y "pierde el sentido del tacto" como se lo llama en los antiguos comentarios. "Vaga por las sendas de la vida y erra el camino recto que lo lleva a su meta".

     El tercer peligro, y éste prevalece mucho en nuestros días, es el orgullo mental y la consiguiente incapacidad de trabajar en forma grupal. Su castigo consiste frecuentemente en el éxito temporario y la obligación de trabajar en un grupo que ha sido desvitalizado de sus mejores elementos y que sólo reúne a personas que se nutren de la personalidad del guía del grupo. Debido al énfasis sobre sus propias ideas y sus propios métodos de trabajo, el discípulo encuentra que su grupo carece de esos factores y esas personas que lo hubieran integrado, equilibrando su esfuerzo y dando a su empresa esas cualidades de que él carece. Esto [e456] es en sí un castigo suficiente, y conduce rápidamente a su sano juicio al discípulo honesto. Si un discípulo [i638] inteligente, honesto y fundamentalmente verdadero, yerra de esa manera, con el tiempo despertará al hecho de que el grupo que ha reunido en torno suyo fue moldeado por él, y él está moldeado por ellos; con frecuencia son personificaciones de él mismo y sus repeticiones. La ley trabaja rápidamente en el caso de un discípulo, y los reajustes se efectúan con rapidez.

     Quisiera indicar a los estudiantes que, si siguen adelante con perseverancia, descubrirán que la unión exotérica y esotérica de las escuelas externas e internas o grupo de conocedores, es tan estrecha, que ningún estudiante sincero pasa sin ser reconocido. En la presión del trabajo y en la carga y el afán de la tarea diaria, es alentador saber que hay quienes vigilan, y que cada acción amorosa, cada pensamiento de aspiración y cada reacción altruista, es observada y conocida. Recuerden, sin embargo, que es reconocido por Aquellos que nos ayudan, mediante la vibración acrecentada del aspirante y no por un conocimiento específico de la acción efectuada o el pensamiento emitido. Aquellos que enseñan se ocupan de los principios de la verdad, de los grados de vibración y de la cualidad de la luz que se verá. No se dan cuenta ni tienen tiempo para considerar hechos específicos, palabras y condiciones, y más rápidamente progresarán los estudiantes, cuanto más pronto capten esto y eliminen de sus mentes la esperanza de ponerse en contacto fenoménico con algún individuo, a quien llaman un Maestro, con mucho tiempo disponible y tanto poderes desarrollados que puede ocuparse, en tiempo y espacio, de los asuntos triviales de los estudiantes.

     Sin embargo, donde hay un crecimiento constante, una aplicación a los principios ocultos, a fin de producirse definidos cambios en los cuerpos empleados, y donde una acrecentada luz radiante es conocida y registrada, el aspirante es recompensado con progresivas oportunidades para servir a sus semejantes. No se recompensan las recomendaciones, ni se dan palmaditas en la [i639] espalda, tampoco se expresa conformidad con palabras de alabanza. Procuran hacer de los hombres y mujeres comunes, conocedores e instructores:

     1. Enseñándoles a conocerse a sí mismos.

     2. Liberándolos de toda autoridad, despertándoles el interés y deseo de investigar en sus propias mentes, e indicándoles (nada más que eso) la dirección donde hallar la respuesta.

     3. Dándoles las condiciones que los obligue a mantenerse en sus propios pies y depender de sus propias almas, ni de [e457] ningún ser humano, sea un amigo amado, un instructor o un Maestro de Sabiduría.

     No quiero volver a repetir lo dicho. La mayoría de los puntos que conciernen al trabajo del aspirante, en la actualidad, fueron considerados anteriormente en este tratado. Sólo les resta estudiarlos con atención. Finalizaré exhortando a todos aquellos que leen estas instrucciones, reunir todas sus fuerzas, renovar sus votos de dedicación al servicio de la humanidad, subordinar sus propias ideas y deseos al bien del grupo, apartar la vista de sí mismos y fijarla nuevamente en la visión, vigilar sus palabras y no ocuparse de habladurías, críticas o insinuaciones, y leer y estudiar de tal modo que el trabajo pueda seguir adelante con inteligencia. Que todos los estudiantes se decidan en este día de emergencia y oportunidad a sacrificar lo mejor de sí mismos para ayudar a la humanidad. Ahora es la necesidad y la demanda. El tiempo nos apremia, e insto a todos aquellos a quienes estoy tratando de ayudar a unirse al esfuerzo supremo de los Grandes Seres. Ellos trabajan día y noche en un esfuerzo por aliviar a la humanidad y neutralizar esos males y desastres, que son inherentes a la presente situación. Les ofrezco la oportunidad y les digo que son necesarios, hasta el más insignificantes de ustedes. Les aseguro que los grupos de estudiantes que trabajan al [i640] unísono y con amor mutuo, profundo e inquebrantable, pueden obtener resultados significativos.

     Que todos trabajen así, y que cada uno pierda de vista al yo, en la comprensión de la necesidad mundial, es la sincera oración y la más profunda aspiración de vuestro hermano EL TIBETANO.


Castellano:
Inglés:

[ Anterior | Indice | Otros Libros | Siguiente ]

Última Modificación, 21 Noviembre 2006          © 2006 Fundación Lucis. Derechos reservados.