NOTA
I
(Referente al
Capítulo IV)
[e141][i154] LO
siguiente ha sido extraído de una reciente publicación donde se expone de
otra manera el tema del alma, y quizás proporcione alguna idea de la
tendencia del pensamiento occidental moderno, respecto al mismo.
"La frase percepción religiosa es en sí vaga. ¿No
sería posible dar a esa frase un contenido definido sin apartarse de la
actitud de crítica? Ayudaría a obtener tal definición si nos
preguntáramos qué elemento lo ha inclinado a apartarse de la vida del
hombre moderno con la declinación de las disciplinas tradicionales. De
acuerdo a Walter Lippmann, el hombre moderno ha perdido la convicción de
que "existe una esencia inmortal que preside sobre sus apetitos como un
rey". Pero ¿por qué adjudicar la afirmación de tal esencia o voluntad
superior, al simple tradicionalista? ¿Por qué no afirmarlo ante todo
como una realidad psicológica, uno de los datos inmediatos de la
conciencia, una percepción tan primordial que, en comparación, las
negaciones deterministas de la libertad moral del hombre sólo son un
sueño metafísico? De esta manera estaríamos en posición de ejecutar un
movimiento de flanco alrededor de los conductistas y otros sicólogos
naturalistas, considerados hoy como los peores enemigos de la naturaleza
humana. Al mismo tiempo estaríamos bien encaminados hacia la evasión del
dilema moderno y a convertirnos en modernos, íntegros y cabales.
[i155] "Los filósofos han debatido frecuentemente la cuestión de
la prioridad de la voluntad o el intelecto del hombre. La cualidad de la
voluntad que estoy dilucidando y que bien merece ser considerada
suprarracional, ha estado, sin embargo, asociada al cristianismo
tradicional, no principalmente por la voluntad del [e142] hombre, sino por la
de Dios, como gracia. Los teólogos se han dedicado a inútiles sutilezas,
a propósito de la gracia. De ninguna manera podemos prescindir, como ha
sido la tendencia moderna, de la verdad psicológica de la doctrina,
conjuntamente con estas sutilezas. La voluntad superior debe ser
aceptada simplemente como un misterio que puede ser estudiado por sus
efectos prácticos, pero que su naturaleza real, no es posible definir.
Por eso, la voluntad superior no es peculiar. 'Todas las cosas', de
acuerdo a la máxima escolástica, 'terminan siendo un misterio'. El
hombre de ciencia está cada vez más dispuesto a aceptar que no sólo
elude la realidad detrás del fenómeno que está estudiando, sino que por
la naturaleza del caso deberá siempre evadirla. Por ejemplo, ya no
sostiene, como lo hacían sus antepasados más dogmáticos del siglo XIX,
que la hipótesis mecanicista, valiosa como técnica de laboratorio, según
ha probado ser, es absolutamente verdad; acepta que su verdad es
relativa y provisoria.
"La persona que se niega a aprovechar la voluntad
superior hasta no estar segura de que ha comprendido su naturaleza real,
se halla en el mismo nivel del hombre que se niega a utilizar en forma
práctica la energía eléctrica, hasta no haberse formulado una teoría
impecable de la electricidad; podrá decirse contrariamente que la
voluntad superior, sin sobrepasar la actitud de crítica, no es absoluta
ni un imperativo categórico, tampoco lo orgánico y mucho menos lo
mecánico, y por último, ni es 'lo ideal' en el sentido común de ese
término. Positivamente, podría definirse lo inmediato superior, conocido
por su relación con lo inmediato inferior -el hombre meramente
temperamental, [i156]
con sus impresiones, emociones y deseos comunicativos-, como un poder de
control vital. No ejercitar este control es indolencia espiritual, que
para el cristiano y el budista no es sólo uno de los orígenes
principales, sino el principal origen del mal. Aunque Aristóteles,
basándose en modismos griegos, no adjudica primacía a la voluntad sino a
la mente, a cuyo poder me he referido con toda seguridad y que se
relaciona a su 'energía del alma', el tipo de actividad distinta de la
mera actuación externa, considerada apropiada para la vida tranquila que
él propone como meta de una educación liberal... La energía del alma que
ha servido de nivel humanista para la mediación, aparece en el nivel
religioso como meditación. La religión, lógicamente, puede significar
algo más que meditación. Al mismo tiempo la mediación humanista que
tiene el apoyo de la meditación, puede decirse correctamente que posee
un trasfondo religioso. Después [e143] de todo, mediación y
meditación, son sólo etapas distintas del mismo 'sendero' ascendente y
no deberían separarse arbitrariamente".
Artículo: Humanism: An Essay on Definition, de
Irving Babbitt, págs. 39-41. Extraído de: Humanism and América: Essays
on the 0utIook of Modern Civilization, editado por Norman
Foerster.
NOTA
II
(Referente al
Capítulo VII)
[i157] ES interesante observar en la actualidad la proliferación
del hipertiroidismo y las diversas dificultades vinculadas con la glándula
tiroides. ¿Esta condición no corroborará la teoría oriental? Muchas
personas obligadas por las circunstancias y las estrechas condiciones
económicas, llevan una vida sexual anormal y practican el celibato. Otras
por alguna idea errónea sobre las demandas espirituales, rechazan el
matrimonio normal y se dedican a una vida célibe. Debido a estas
condiciones, la fuerza asciende al centro que constituye su meta y llega a
la laringe. Siendo anormal esta condición y estando el hombre o mujer
centrados emocionalmente y si el equipo mental (tan necesario para el
verdadero trabajo creador) es relativamente mediocre, no hay capacidad
para utilizar este poder creador, de allí surge el sobreestímulo de la
glándula tiroides. Hemos observado varios de estos casos y parecen
sustanciar esta posición. Aquí podría aplicarse la investigación y
emplearse el método científico de acumular evidencia, que prueben o
refuten la hipótesis. En el conjunto de casos y de testimonios, podrá
hacerse la luz en esta cuestión. Cuando la trasferencia es normal y no
prematura, se producen resultados en el trabajo creador, literatura,
drama, música y las artes en general.
BIBLIOGRAFÍA
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