La Exteriorización de la Jerarquía - El Orden Mundial Prox.

      


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EL Orden Mundial Próximo.

[e148] Abril de 1940

El análisis de las condiciones mundiales está siendo escrito en Norteamérica, donde todavía hay una relativa seguridad física, [i175] tiempo para reajustar los puntos de vista y también la oportunidad de dar directivas -junto con la aguerrida Gran Bretaña y sus Aliados- a un mundo penosamente necesitado de guía y de visión. Existe una gran confusión de voces. Los que menos saben hablan más alto y con facilidad achacan a los demás las culpas. En todas partes prevalece mucha angustia mental, ocasionada por la guerra y también por el deseo de los bienintencionados de que prevalezca su particular solución al problema mundial.

En consecuencia, es necesario hablar directamente, indicar los peligros inherentes a la situación actual, presentar su extraordinaria oportunidad para traer los cambios necesarios y señalar las líneas de demarcación entre los modos de vivir correctos y los erróneos, entre una visión del nuevo orden mundial y los planes retrógrados del así llamado "nuevo orden" con el cual las potencias totalitarias tratan de abrumar a la humanidad.

Comenzamos con la premisa de que dos visiones mundiales opuestas enfrentan a la humanidad, y dos órdenes mundiales se le presentan al género humano. El hombre debe elegir entre éstos, y su elección determinará el futuro.

1941 y 1942 serán años de crisis y de tensión. Quienes perciben los riesgos, la oportunidad y la importante decisión a tomar, luchan con apresuramiento casi frenético para despertar a las masas acerca de lo excepcional de este momento. Lo que la humanidad decida durante los próximos doce meses condicionará el futuro como ninguna otra decisión humana lo ha hecho en la historia del género humano.

Existieron anteriormente puntos de crisis en la historia, pero ninguno involucró a toda la población del planeta. Hubo períodos de peligro, dificultad, guerra, hambre y angustia, pero ninguno condicionó las vidas de incontables millones de personas como el actual. Una y otra vez surgieron conductores, conquistadores, dictadores y personajes mundiales, pero hasta ahora llegaron en momentos en que sus influencias estaban limitadas por las comunicaciones mundiales y las limitaciones nacionales; por lo tanto, su poder no era universal y su progreso fue detenido por las condiciones del
[i176] periodo que vivieron. Hoy todo el planeta está [e149] involucrado y todas las naciones del mundo se hallan definidamente afectadas.

Se están estableciendo barreras en un inútil esfuerzo por mantenerse fuera de las dificultades y evitar la guerra; los grupos predominantes enrolan bajo una sola bandera a muchas naciones, para que se asocien a las potencias totalitarias o a las naciones que se les oponen. Las naciones que no son realmente beligerantes están también activas en la tarea de preservar su integridad nacional.

El conflicto actual es mundial, estando involucrados los siguientes grupos:

  1. Las naciones agresoras que luchan, regidas por dictadores ambiciosos.

  2. Las naciones que tratan de defenderse a sí mismas y a las libertades de la humanidad.

  3. Las naciones neutrales, que ven las condiciones involucradas y enfrentan la necesidad inmediata de tomar parte.

Esta lucha va adquiriendo cada día más intensidad. Nuevas zonas del mundo están siendo arrastradas al conflicto cada semana. Las cuestiones reales, los inminentes resultados económicos y las implicaciones políticas emergen con creciente claridad en todos los países, y -no se equivoquen- hasta en esos países que están entumecidos y sufrieron bajo la bota del conquistador. Entre ellos se fomenta una rebeldía silenciosa e inexpresada por ahora, rebeldía interna silenciosa que constituye en sí una amenaza para la paz mundial y, si es evocada para que se exprese plenamente, puede hundir al mundo en el conflicto, más profundamente.

Frente a la humanidad existen dos peligros mayores, y son: Primero, el conflicto se prolongará tanto que la humanidad quedará totalmente exhausta; se alcanzará un empate y surgirá una situación que terminará con todas las relaciones civilizadas y toda esperanza de una ordenada vida de belleza, paz y cultura. Segundo, las naciones aún no involucradas no verán las realidades de la situación ni ayudarán a los que luchan por la conservación de la libertad nacional e individual. Sí esto [i177] fuera así, entonces -sin ser ésta su intención y sin embargo inevitablemente- estarán del lado del mal y compartirán la responsabilidad de preparar el desastre mundial.

Actualmente, no hay más que dos partidos en el mundo -los que están del lado de las correctas relaciones humanas y los que están del lado de la política del poder egoísta y cruel. Las potencias totalitarias están en marcha impías, egoístas, crueles y agresivas-; las potencias que luchan por la libertad humana y por
[e150] los derechos de las pequeñas naciones indefensas, están contra la pared, enfrentando al más poderoso despliegue de poder humano que el mundo haya visto. Las naciones que no están todavía físicamente involucradas se preparan para algún tipo de acción y para la defensa contra las potencias dictatoriales, pero no contra las democracias que luchan.

Hoy la batalla se libra en tierra, mar y aire. Desde el punto de vista económico, todos los países están involucrados y la ruina acecha tras la estela de la guerra; el cese de las exportaciones e importaciones en muchos países está llevando a la ruina financiera a millares de personas; la presión del desastre económico, el temor al hambre y a la peste y el constante riesgo de llegar a ser parte activa de la guerra, enfrentan a todos los países que aún no están realmente en la línea de fuego. A estos problemas, en lo que concierne a las naciones en guerra, se agregan el temor a la derrota, a la muerte, a los traumas físicos y a la pérdida de todas las posesiones.

La humanidad debe hacer frente a estos hechos. No importa cómo la gente pueda eludir la verdad, sin evadirse hacia un mundo de ensueños y ansiosos deseos, la realidad es -inevitable e innegable-que el mundo está en guerra y todos se hallan implicados.

El Trabajo de Buena Voluntad

Antes de Septiembre de 1939, los objetivos de nuestro trabajo mundial, durante un período de nueve años, fueron difundir la buena voluntad mundial, descubrir a los hombres y mujeres de buena voluntad en todo el mundo y enseñar el significado de la voluntad al bien. Ésta es la tarea principal del [i178] nuevo grupo de servidores del mundo. Hemos inculcado una actitud no separatista y la necesidad de correctas relaciones humanas.

Tratamos de aclarar cuáles de las distintas formas de gobierno y variados sistemas ideológicos serían correctos y posibles, siempre que los seres humanos vivieran unidos, practicaran la buena voluntad y reconocieran su hermandad sanguínea.

Entonces, la humanidad decidió luchar y estalló la guerra: un grupo, los instigadores de la guerra, luchando por adquirir el poder material, la gloria de una nación y la subyugación de los indefensos; el otro, luchando por conservar su propia libertad de acción, su integridad, los derechos de las pequeñas naciones y los valores espirituales. Inmediatamente, las cuestiones fueron muy claras en las mentes de quienes estaban en contacto con los asuntos humanos; de pronto, ciertas naciones se pusieron en contra de las fuerzas agresoras, y otras naciones, con prejuicios
[e151] similares a los de las ideologías distorsionadas y propósitos egoístas, se pusieron de parte de la nación agresora; a continuación, el pánico embargó a las naciones restantes que se refugiaron en programas de defensa y neutralidad miopes -neutralidad y programas que probaron ser completamente inútiles para protegerlas.

¿A favor de quién debía estar el nuevo grupo de servidores del mundo? ¿Qué debían hacer los hombres y mujeres de buena Voluntad? ¿Debían estar a favor de las potencias totalitarias, porque así pondrían fin más rápidamente al conflicto, o de parte de las potencias neutrales persiguiendo frenéticamente ineficaces programas de paz, políticas de apaciguamiento, hasta caer en manos de las potencias totalitarias?

Habiendo decidido la humanidad participar en la lucha, físicamente no restaba hacer otra cosa que instar a los hombres y mujeres de buena voluntad a ponerse a favor de una acción que liberaría a la humanidad mediante la destrucción de las fuerzas del mal, las cuales habían determinado demostrar que la fuerza era la razón. Por consiguiente, las fuerzas que luchaban por el progreso y la civilización tenían que oponerse a la fuerza con la fuerza.

El desafío fue aceptado por las democracias que
[i179] representan el derecho y la libertad humanos. Debido a la decisión de luchar por el progreso espiritual, las fuerzas espirituales del planeta no tenían otra alternativa que alinearse a favor de las democracias aliadas y esforzarse por despertar a las naciones neutrales. Aquéllas se alinearon en contra de los conductores de las naciones agresoras, aunque no de sus pobres pueblos engañados y subyugados, que a su vez deben ser liberados por las democracias aliadas.

Sobre la base de una activa voluntad al bien, los hombres y mujeres de buena voluntad, actuando bajo la inspiración del nuevo grupo de servidores del mundo, no tenían otra alternativa que ponerse del lado de las fuerzas espirituales y entrar en la lucha para liberar a la humanidad de las ambiciones totalitarias y las intenciones de un grupo de hombres malignos. Pero el espíritu de buena voluntad debe, firme e invariablemente, ser el impulso motivador e impedir que el odio tenga cabida en él. El mayor bien para el mayor número reside ahora en la liberación de las naciones de la dominación de las potencias totalitarias.

La Posición Pacifista

El segundo punto que quisiera abordar son los argumentos expuestos por los pacifistas del mundo. Toda la gente honesta y buena es de mente pacífica y odia la guerra. Este hecho lo olvida [e152] a menudo el idealista y pacifista académico. Estas personas dicen que dos males no hacen un bien y responder al asesinato con el asesinato (que es su definición de la guerra) es pecaminoso; que la guerra es mala (nadie lo niega) y que no se debe tomar parte en ella. Sostienen que con pensamientos de paz y amor, el mundo puede enderezarse y terminar la guerra. Tales personas, que luchan contra la existente realidad de la guerra, por lo general poco o nada concreto hacen para corregir los errores responsables de la misma, y permitir a otros emprender su defensa -personal, municipal, nacional e internacional. No puede dudarse de la sinceridad de estas personas.

Debe recordarse que para argumentar contra estas ideas y justificar el espíritu de lucha de las democracias cristianas,
[i180] lo que cuenta es el móvil. La guerra puede ser y es un asesinato en masa, cuando el móvil es erróneo. Puede ser sacrificio y correcta acción, cuando el móvil es justo. Matar a un hombre que mata al indefenso, no se lo considera como un asesinato. El principio también es aplicable cuando se mata a un individuo que mata a otro, o cuando se lucha contra una nación que ataca a los indefensos. Los medios materiales empleados por el mal para fines egoístas, pueden emplearse también para buenos propósitos. La muerte del cuerpo físico es un mal menor que hace retroceder la civilización, contrariar los propósitos divinos del espíritu humano, negar toda enseñanza y controlar las mentes y las libertades de los hombres, coartando libertades. La guerra es siempre mala, pero puede ser el menor de dos males, como sucede en la actualidad.

Si se lleva adelante la actual guerra, hasta obtener el triunfo, derrotando a las potencias totalitarias, constituirá un mal mucho menor que la subyugación de muchas naciones por la codicia sin precedente, los nefastos procesos educativos y la oposición, por parte de las potencias del Eje, a todos los valores espirituales reconocidos. Si las potencias totalitarias triunfan, significará años de desorden y revueltas; su victoria ocasionará un indecible sufrimiento.

Sin duda es una verdad espiritual innegable que el recto pensar puede cambiar y salvar al mundo, pero también es verdad que no hay suficientes personas capaces de pensar para realizar este trabajo. Tampoco hay tiempo suficiente para hacerlo. Los pensamientos de paz están principalmente basados en un idealismo obstinado que ama al ideal más que a la humanidad. Se basa también en un inconsciente temor a la guerra y en la inercia individual, que prefiere el mundo de ensueño de los deseos ansiosos, antes que asumir la responsabilidad por la seguridad de la humanidad.

[e153] He tratado brevemente de aclarar la posición del nuevo grupo de servidores del mundo cuando lucha por los derechos del hombre, por el futuro espiritual de la humanidad y por el nuevo orden mundial. Lo que ahora tengo que decir lo clasificaré en cuatro partes: [i181]

  1. El mundo tal como existe en la actualidad . La situación actual es resultado de tendencias pasadas, de presiones subyacentes y de decisiones humanas.

  2. El nuevo orden mundial. Diferirá del antiguo orden y del denominado "nuevo orden" por las potencias totalitarias.

  3. Algunos problemas involucrados. Exigirán ser tratados y considerados cuatro problemas mundiales principales.

  4. La tarea por delante. Próximamente me ocuparé del intervalo hasta lograr la paz, y haré además algunas sugerencias para el venidero período de reconstrucción.

I. EL MUNDO ACTUAL

¿Cuáles son las causas que produjeron las condiciones mundiales actuales? ¿Cuáles son las presiones subyacentes que están produciendo el actual caos, o las que producirán el eventual orden? Antes de poder hacer rectificaciones debe conocerse el error; debe haber comprensión de las causas predisponentes, productoras de la necesidad, saber que hay una culpabilidad general y una responsabilidad compartida por las malas condiciones, y también que existe la determinación de reparar el mal y de abstenerse de toda mala acción.

La tendencia a achacar la guerra a Hitler y a su camarilla de hombres malignos, no debería cegarnos respecto a las causas que posibilitaron su actuación maléfica. Hitler es principalmente un agente precipitador, pues fue el medio por el cual se enfocaron el egoísmo y la crueldad del mundo. Pero como Cristo dijo: "¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay del hombre por quien viene el tropiezo!" (Mateo 18:7). Las causas de este mal prevaleciente son inherentes a la humanidad misma.

El antiguo e incontrolado egoísmo fue siempre la característica del hombre; el deseo de poder y de posesiones movió siempre a los hombres y a las naciones; la crueldad, la codicia y el sacrificio de los valores superiores a los inferiores, se han arraigado profundamente en las costumbres humanas durante épocas. Todos los pueblos y naciones son culpables del comportamiento y de [e154] estos antiguos hábitos mentales. [i182] A medida que los pueblos se acercaban, las líneas de separación y el antagonismo de las naciones se acrecentaban constantemente, y así la actual guerra (iniciada en 1914) es el resultado inevitable del pensamiento erróneo, metas egoístas y de antiguos odios. Intereses individualistas, metas separatistas y deseos agresivos, marchan hacia su inevitable final: la guerra y el caos.

La situación económica también constituye un símbolo de esta condición. Las naciones se dividen en las que "tienen" y las que "no tienen", y originan así la era actual del "hampa". Las bandas organizadas en los Estados Unidos aparecieron como expresión de estas tendencias en la vida nacional. En el mundo internacional, tres naciones están ahora desempeñando el mismo papel. Las naciones aliadas y los Estados Unidos están reconociendo la amenaza del hampa nacional e internacional, y se esfuerzan por aplastarla. Pero -y éste es el punto de importancia- tales condiciones fueron posibilitadas por la totalidad de la humanidad.

Materialismo y Espiritualidad

Hoy existen tres corrientes humanas principales: primero, una tendencia hacia un sistema de vida espiritual y libre; segundo, la tendencia hacia el desarrollo intelectual; y por último, la poderosa tendencia hacia la vida material y la agresión. En la actualidad la última de estas tendencias innatas y la segunda, la actitud intelectual, prevalecen y están de parte de las metas materialistas. Un grupo relativamente pequeño arroja el peso de la aspiración humana a favor de los valores espirituales. La guerra entre los pares de opuestos -el materialismo y la espiritualidad- se libra ferozmente. Sólo cuando los hombres se aparten de la agresión material y se dirijan hacia objetivos espirituales, la situación mundial cambiará y los hombres -movidos por la buena voluntad- obligarán a los agresores a volver a su propio lugar y liberarán a la humanidad del temor y de la fuerza. Cosechamos ahora los resultados de nuestra propia siembra. El reconocimiento de la causa del problema proporciona a la humanidad la oportunidad de ponerle fin. Ha llegado el momento en que es posible instituir esos cambios [i183] de actitud que traerán una era de paz y buena voluntad, basadas en las correctas relaciones humanas.

Estas dos fuerzas -el materialismo y la espiritualidad- se enfrentan mutuamente. ¿Cuál será el resultado? ¿Detendrán los hombres al mal e iniciarán un período de entendimiento, colaboración y recta relación, o continuarán el proceso de planificación egoísta y de competencia económica y militante? Esta pregunta
[e155] debe ser contestada por el claro pensar de las masas y el desafío valiente y aplomado de las democracias.

En todas partes se reconoce la necesidad de un nuevo orden mundial. Las potencias totalitarias hablan del "nuevo orden en Europa"; los idealistas y pensadores desarrollan esquemas y planes que visualizan condiciones totalmente nuevas y que terminarán con el maligno y antiguo orden. Hay una constante demanda para que los Aliados fijen sus objetivos de paz e indiquen con claridad los ajustes que se harán después de la guerra, porque una visión de la futura conducta mundial ayudará a la humanidad en la crisis actual.

Antecedente Histórico

A través de la Edad Media, el gobierno de poderosos monarcas, la expansión de los imperios y la marcha de los conquistadores nacionales, fueron las características sobresalientes. Un número relativamente pequeño de pueblos estuvieron involucrados. La Iglesia de entonces tenía un poder inmenso en todos los países europeos: controlaba la educación del pueblo, pero no establecía ninguna base para el recto pensar político. La historia del pasado es la historia de muchas formas de gobierno. Razas y naciones aparecieron y desaparecieron. Regímenes políticos y formas religiosas desempeñaron su parte, persistiendo o desapareciendo. La triste historia de la humanidad ha sido de reyes y potentados, gobernantes y guerreros, presidentes y dictadores -llegando al poder a expensas de su propia nación o de otras. Conquistadores llegan y se van -Akbar, Genghis Khan, los Faraones, Alejandro el Grande, Julio César; Carlomagno, Guillermo el Conquistador, Napoleón Bonaparte, Hitler y Mussolini. Todos perturbaron el ritmo [i184] de su época y llegaron al poder por la agresión y el exterminio. A medida que las naciones fueron interrelacionándose más estrechamente, aumentó su influencia y su campo de expresión, producidos por los crecientes medios de comunicación; Gran Bretaña no supo nada de los movimientos de Alejandro; tampoco los pueblos de América de Genghis Khan, pero el ruido de los ejércitos en marcha de Napoleón, fue escuchado en una zona mucho más amplia, y son conocidos en todo el mundo los triunfos -diplomáticos y militares- de Hitler.

Las potencias totalitarias han hecho del mundo un campamento armado -para la ofensiva o la defensiva. El móvil de todos estos conquistadores fue la avidez de oro, tierra, poder y triunfo personal. Los dictadores modernos no son una excepción. No traen nada nuevo.

[e156] Anarquía Mundial

La historia del mundo ha sido erigida alrededor del tema de la guerra; sus puntos críticos fueron las grandes batallas. La idea de venganza mueve a algunas naciones; la demanda de que se corrijan antiguos errores históricos influye a otra; la restitución de tierras, anteriormente poseídas, dirige aún los actos de otras. Por ejemplo, la antigua gloria del Imperio Romano debe ser restablecida -a expensas de los pequeños pueblos desamparados; la cultura de Francia debe ser sobresaliente, y su seguridad debe predominar sobre las demás consideraciones; el imperialismo británico ultrajó en el pasado a otras naciones; la hegemonía germana y el "espacio vital" deben dominar a Europa, y el superhombre alemán debe ser el árbitro de la vida humana; el aislacionismo norteamericano dejaría a la humanidad indefensa en su hora de necesidad y entregaría los hombres al régimen de Hitler; no se puede confiar en el silencio de Rusia; Japón está trastornando el equilibrio del poder en Asia. Tal es el cuadro de hoy. La anarquía rige al mundo; el hambre amenaza a los habitantes de Europa; la población civil de las ciudades, las mujeres y los niños, están en grave peligro de males y muerte, y se ven forzados a vivir bajo tierra; la peste aparece; no hay ninguna seguridad en tierra, mar o aire; las [i185] naciones están al borde de la ruina financiera; la ciencia se ocupa de inventar instrumentos de muerte; las poblaciones de ciudades y distritos enteros son trasladadas de una parte del país a otra; familias y hogares son deshechos; prevalece intenso temor, miran el futuro con desesperanza y duda; se suceden series de suicidios y crímenes; el humo de incontables incendios obscurece los cielos; los mares están sembrados de muertos y de buques hundidos; el tronar de los cañones y la explosión de las bombas se escuchan aproximadamente en veinte países; la guerra surge de las aguas, marcha sobre los países y desciende desde los cielos.

El viejo orden ha llevado a la humanidad a esta situación. La crueldad y el egoísmo del hombre condujeron a este desastre; ninguna nación escapa a esta crítica, y a todas ellas las moviliza más rápidamente el propósito egoísta que el espíritu de sacrificio.

Y hasta, incluso, la América idealista sólo puede ser incitada a la acción, apelando a su propio interés y seguridad.

Como incentivo reconozcamos que la misma humanidad que ha producido estas terribles condiciones, también puede crear el nuevo mundo, el nuevo orden y el nuevo modo de vida. El pasado maligno y egoísta debe ceder su lugar al bien, a un futuro de comprensión, de colaboración, de rectas relaciones humanas. La
[e157] separatividad debe ser reemplazada por la unidad. El conjunto de agresores totalitarios, de democracias aliadas y de ansiosas naciones neutrales, debe trasformarse en un mundo cuya característica sea un solo esfuerzo -el establecimiento de esas relaciones que traerán la felicidad y la paz de la totalidad y no únicamente de la parte.

 

 

II. EL NUEVO ORDEN MUNDIAL


Doy por sentado que mis lectores reconocen que algo inteligente y espiritual dirige a la humanidad. No me interesa cómo denominan a tal Propósito guiador. Algunos lo llaman la Voluntad de Dios; otros, las tendencias inevitables del proceso evolutivo; aún otros pueden creer en las fuerzas espirituales del planeta; habrá quienes lo consideran como la Jerarquía espiritual del [i186] planeta, o la gran Logia Blanca; muchos millones hablan de la guía del Cristo y Sus discípulos. Sea lo que fuere, hay el reconocimiento universal de un Poder guiador que ejerce presión a través de las edades, lo cual parece conducir todo hacia un culminante bien.

Alguna dirección definida ha conducido desde la etapa del hombre primitivo hasta ese punto evolutivo en que puede aparecer un Platón, un Shakespeare, un Da Vinci, un Beethoven. Algún poder ha evocado la capacidad del hombre para formular ideas, producir sistemas de teología, de ciencia y de gobierno; algún poder motivador interno ha dado al hombre la capacidad de crear belleza, descubrir los secretos de la naturaleza; alguna comprensión de la responsabilidad divina subyace en la filantropía, los sistemas educativos y el movimiento de bienestar en todo el mundo. El progreso del espíritu humano ha sido de irresistible desarrollo, de creciente apreciación de la realidad, la belleza y la sabiduría. El instinto se ha convertido en intelecto; el intelecto comienza a desarrollarse en intuición. La significación de Dios, el registro de potencialidades divinas del hombre y la creciente capacidad de comprender y participar en los procesos mentales de los demás, todo indica progreso y desarrollo.

Esta imagen de la belleza del espíritu humano debe compararse a la imagen anterior del egoísmo y la crueldad del hombre, y su inhumanidad hacia él mismo. Ambas imágenes son reales, pero únicamente la de la belleza es eterna; la otra es transitoria. El hombre es un compuesto de expresiones superiores e inferiores, y en todas las guerras y dificultades que acompañan al progreso del hombre a través de las edades, subyace este factor principal -una constante y antigua lucha entre la aspiración espiritual del hombre y sus deseos materiales. Hoy esta condición [e158] está centrada en el conflicto que se libra entre los poderes totalitarios y las naciones que luchan por los derechos del espíritu humano y la libertad de la humanidad.

El empleo de la palabra espiritual no tiene que ver con la forma en que la empleen las religiones ortodoxas, excepto hasta donde la expresión religiosa forma parte de la espiritualidad general de la humanidad. Es espiritual todo lo que tiende
[i187] a la comprensión, a la bondad, a aquello que produce belleza y puede conducir al hombre a una expresión más plena de sus potencialidades divinas. Es malo todo lo que introduce al hombre más profundamente en el materialismo, omite los valores superiores de la vida, fomenta el egoísmo, erige barreras al establecimiento de rectas relaciones humanas y nutre el espíritu de separatividad, temor y venganza.

Sobre la base de estas diferencias, lógicamente se evidencia que Dios está de parte de las naciones aliadas, pues no puede suponerse que el Cristo está del lado de Hitler y del gobierno de la agresión cruel. La Jerarquía espiritual del planeta arroja todo el peso de su fuerza contra los poderes del Eje, hasta donde las personas espiritualmente orientadas del mundo pueden colaborar, porque no debe coartarse el libre albedrío del hombre. Nadie teme a las naciones aliadas; la situación no ha sido precipitada por los Aliados; no emplean los métodos de la propaganda engañosa, ni aterrorizan a los débiles e indefensos. Los hechos lo prueban, y tal reconocimiento subyace en la constante ayuda de los Estados Unidos. El modo de vivir y los objetivos espirituales de las demás gracias son reconocidos por todos, y esto está amenazado por los conceptos totalitarios de la vida. La humanidad habla por intermedio de las democracias.

El Orden Mundial del Eje

El orden totalitario debe desaparecer, porque es contrario a la visión espiritual. El orden mundial, tal como lo visualiza Hitler, está basado en el sometimiento de los débiles al gobierno de una super Alemania, donde podrán seguir viviendo las pequeñas naciones en la medida que puedan servir a las necesidades de Alemania. A las potencias menores del Eje sólo se les permite vivir porque se benefician los objetivos alemanes -Italia, para dar a Alemania una salida al Mediterráneo, y Japón, para manejar el problema asiático, por ser demasiado grande para que Alemania lo resuelva sola. La intención de este orden es que debe ir a Alemania lo mejor de todos los productos industriales y agrícolas, y el residuo innecesario a las pequeñas naciones; un orden [i188] donde los procesos educativos serán controlados por la dominante [e159] super-raza. Todos los sectores del conocimiento estarán subordinados a la glorificación de Alemania. Ésta será representada como la simiente de toda la gloria del mundo y como despiadado salvador del género humano; las bellezas de la guerra, de la lucha y de la fortaleza física, serán enaltecidas y los así llamados objetivos admirables del espíritu humano serán desarrollados para producir una raza de hombres donde no tendrá cabida la "afeminada" belleza de la bondad amorosa ni la consideración inteligente de los demás.

Llamaré la atención sobre la enseñanza que está siendo impartida ahora a la juventud alemana. Que la fuerza es el derecho. Que el alemán pertenece a la super-raza, y que todas las demás son inferiores. Que sólo a una aristocracia elegida debe permitírsele el privilegio de la educación y del gobierno. Que las masas no son más que animales y existen únicamente para ser esclavos de la raza superior La guerra es para los hombres lo que es para la mujer dar a luz. La guerra es un proceso natural y, por lo tanto, eternamente justa. Todas las fuentes de provisión deben ser controladas por Alemania y, en consecuencia, aún esas naciones actualmente neutrales, deben ser puestas bajo la esfera de influencia alemana. Las potencias totalitarias dominarán el sistema económico del mundo y controlarán todas las importaciones y exportaciones. Descenderán las normas de vida en ambos hemisferios; todo estará relacionado con el bien de Alemania y ninguna otra nación será considerada. La enseñanza y la ética cristianas deben ser necesariamente eliminadas, porque Alemania considera al cristianismo y a su divino Fundador como afeminados y débiles, que acentúan las cualidades más débiles de la naturaleza humana y son responsables de la decadencia de todas las naciones, excepto Alemania. El cristianismo debe ser además derrotado, porque se fundamenta en fuentes judías; el gobierno de Cristo debe terminar, porque sólo el gobierno de la fuerza es justo.

En el orden mundial de las potencias del Eje, el individuo no tiene derechos ni libertades, excepto hasta donde puede servir al estado; no habrá libertad de pensamiento o de conciencia; todas las cuestiones serán decididas por el estado y el ciudadano
[i189] no tendrá ningún derecho de opinión. Los hombres serán reclutados como esclavos al servicio del estado.

Tal es el cuadro del orden que las potencias del Eje están preparando para imponer al mundo, y sus propias palabras lo testimonian. Sólo la percepción de la verdadera naturaleza de esta crisis, la determinación de hacer frente a los hechos, más la valentía, bastarán para derrotar a Hitler. Esta temeridad conquistadora debe estar basada en el reconocimiento de los valores
[e160] espirituales involucrados, en la creencia en Dios y en un sentido común determinado a establecer seguridad, rectas relaciones humanas y libertad.

Es importante que la gente haga frente a los hechos inmediatamente. Debe comprender cuál es la naturaleza del orden mundial que Hitler está preparando para poner en vigencia lo que tiene por delante la humanidad, si triunfan las potencias del Eje. Es esencial que los pequeños niños del mundo sean librados de la mala influencia y la falsa educación a las que serán sometidos si las potencias totalitarias dominan Europa. Las actitudes mentales ambientales comprueban los efectos de la cultura intensiva dada a la juventud de Alemania durante los últimos veinte años. Estos niños que manejan tanques, vuelan en aviones sobre los países de Europa y libran una guerra contra mujeres y niños, son el producto de un sistema educativo y, por lo tanto, víctimas de un procedimiento maligno. Los niños de Alemania y los de otros países deben ser rescatados del futuro que Hitler tiene planeado; las mujeres de Alemania y de otras naciones deben ser liberadas del temor; la población de Alemania debe, además, liberarse del mal gobierno de Hitler. Esto lo reconocen las naciones aliadas. No se equivoquen. El alemán es tan caro al corazón de la humanidad, de Dios, de Cristo y de todas las personas que piensan correctamente, como cualquier otro pueblo. El pueblo alemán debe ser rescatado del orden mundial de Hitler, tanto como el polaco, el judío, el checoslovaco o cualquier nación cautiva. Al lograr esta liberación, las naciones aliadas y las potencias neutrales deben conservar el espíritu de buena voluntad, aunque empleen la fuerza, que es el único medio de conquistar que comprenden las potencias totalitarias.

[i190] Pasos Hacia el Nuevo Orden Mundial

¿Qué debería planificar el resto del mundo, en oposición al orden mundial totalitario? ¿Para qué objetivos mundiales deberíamos trabajar las democracias? Esquema utópico, formas idealistas de gobierno y procedimientos culturales de vida, fueron siempre juguetes de la mente humana a través de los siglos. Pero estas utopías se hallan tan lejos de ser posibles, que su presentación parece inútil. La mayoría son completamente nulas.

Sin embargo, pueden haber ciertas posibilidades inmediatas y pueden desarrollarse posibles objetivos si existe en la humanidad una definida voluntad al bien y si tiene paciencia.

Ciertas principales premisas espirituales deberían respaldar todo esfuerzo para formular el nuevo orden mundial. Expondré algunas de ellas: [e161]

  1. El nuevo orden mundial debe satisfacer la necesidad inmediata y no constituir un esfuerzo para satisfacer una visión idealista y distante.

  2. El nuevo orden mundial debe adecuarse a un mundo que ha sufrido una crisis destructiva y a una humanidad que fue destrozada por la experiencia.

  3. El nuevo orden mundial debe sentar las bases para otro futuro orden mundial, que sólo será posible después de un período de recuperación, reconstrucción y reedificación.

  4. El nuevo orden mundial estará basado en el reconocimiento de que todos los hombres son iguales en su origen y meta, pero que todos están en etapas distintas de desarrollo evolutivo; que la integridad personal, la inteligencia, la visión y la experiencia, así como una marcada buena voluntad, deben señalar al conductor. El dominio del proletariado sobre la aristocracia y la burguesía, como en Rusia, o el dominio de una aristocracia atrincherada detrás del proletariado y la clase media, como hasta hace poco en Gran Bretaña, deben desaparecer. El control del trabajo por el capital o el control del capital por el trabajo, también deben desaparecer. [i191]

  5. En el nuevo orden mundial, el grupo gobernante de cualquier nación, debe estar compuesto por quienes trabajan para el mayor bien del mayor número y, al mismo tiempo, ofrecen una oportunidad a todos, procurando que el individuo tenga libertad. Ya se reconocen hoy los hombres de visión, posibilitando así la correcta elección de líderes, que no fue posible hasta este siglo.

  6. El nuevo orden mundial se basará en un activo sentido de responsabilidad. "Todos para uno y uno para todos" será la regla. Esta actitud tendrá que ser desarrollada entre las naciones, pues aún no existe.

  7. El nuevo orden mundial no impondrá un tipo uniforme de gobierno, ni una religión sintética ni un sistema de regimentación a las naciones. Los derechos soberanos de cada nación serán reconocidos y se permitirá la plena expresión de su genio particular, tendencias individuales y cualidades raciales. Sólo en un caso particular debe hacerse el esfuerzo para lograr la unidad y esto será en el campo de la educación.

  8. El nuevo orden mundial reconocerá que los productos del mundo, los recursos naturales del planeta y sus riquezas, no pertenecen a ninguna nación, sino que deberán ser compartidos por todos. No habrá naciones que "poseen" y otras que no poseen. Una equitativa y apropiada distribución organizada del trigo, el petróleo y la riqueza mineral del mundo, se desarrollará teniendo como base las necesidades de cada nación, sus propios recursos [e162] internos y los requerimientos de su pueblo, lo cual se llevará a cabo si se tiene en cuenta a la totalidad.

  9. En el período preparatorio para el nuevo orden mundial habrá un desarme constante y regulado. No será optativo ni se permitirá a ninguna nación producir ni organizar equipo alguno para propósitos destructivos, o atentar contra la seguridad de cualquier otra nación. Una de las primeras tareas de toda conferencia de paz futura será regular esta cuestión y procurar gradualmente el desarme de las naciones.

[i192] Éstas son las premisas simples y generales sobre las cuales el nuevo orden mundial tiene que comenzar a trabajar Tales etapas preliminares deben ser mantenidas fluidas y experimentales, sin perder nunca de vista la posibilidad; deben mantenerse inviolables los cimientos; los procesos intermedios y los experimentos deben llevarse a cabo por hombres que se interesen por el bien de todos y cambien los detalles de la organización, mientras conservan la vida del organismo.

Rectas Relaciones Humanas

El objetivo de su trabajo puede ser resumido así: el nuevo orden mundial facilitará el establecimiento de rectas relaciones humanas, basadas en la justicia, el reconocimiento de los derechos heredados, la oportunidad para todos sin distinción de raza, color o credo, o la supresión de la delincuencia y del egoísmo por medio de la correcta educación, y el reconocimiento de las potencialidades divinas en el hombre, así como también el reconocimiento de una Inteligencia rectora divina en Quien el hombre vive, se mueve y tiene su ser.

Las dificultades que enfrentarán las naciones cuando termine la guerra parecerán insuperables, pero -dada la visión, la buena voluntad y la paciencia- pueden ser resueltas. Suponiendo que la humanidad no descanse hasta que las naciones agresoras sean sometidas, se requerirá que las democracias vencedoras sean generosas, benévolas, comprensivas y atentas a la voz del pueblo, como una totalidad. Esa voz (generalmente sana en sus pronunciamientos) debe ser evocada, reconocida y escuchada, y no las voces de los exponentes separatistas de cualquier ideología, forma de gobierno, religión o partido. El objetivo de aquellos a quienes se confíe la rectificación del mundo no es la imposición de la democracia a todo el mundo, o del cristianismo a un mundo de diversificadas religiones. Con toda seguridad, será el fomento de los mejores elementos de cualquier gobierno nacional, a quien el pueblo pueda adherirse o apoyar inteligentemente. Cada nación [e163] debería reconocer que su forma de gobierno puede ser adecuada [i193] para ella y muy inadecuada para otra; debería enseñársele que la función de cada nación es el perfeccionamiento de su vida, ritmo y maquinaria nacionales, de modo que pueda llegar a ser un eficiente socio de todas las demás naciones.

Es también esencial que el nuevo orden mundial desarrolle en la humanidad el sentido de la divinidad y de la relación con Dios; sin embargo, ningún énfasis se pondrá sobre las teologías raciales y los credos separatistas. Debe enseñarse lo esencial de las creencias religiosas y políticas e inculcarse una nueva simplicidad de la vida, que en la actualidad se ha perdido por poner el énfasis sobre las posesiones y las cosas materiales y sobre el dinero. Tendrá que enfrentarse el problema del dinero; el problema de la distribución de las riquezas -naturales o humanas- necesitará un cuidadoso manejo y deberán llegar a un entendimiento entre esas naciones que poseen recursos ilimitados y las que tienen pocos o ninguno; el problema de la variedad de formas de gobierno nacionales debe ser enfrentado con valor y percepción internos; el restablecimiento -psicológico, espiritual y físico- del género humano debe constituir una responsabilidad primordial. El sentido de seguridad debe cimentarse en una base firme -la base de la recta relación, no de la fuerza. Los hombres deben sentirse seguros cuando tratan de desarrollar la buena voluntad internacional y se tienen confianza mutua y, por lo tanto, no dependen de la fortaleza de sus ejércitos y armadas.

El reconocimiento de una Jerarquía espiritual que actúa por intermedio del nuevo grupo de servidores del mundo, debe acrecentarse constantemente en alguna forma. Esto sucederá cuando los estadistas del mundo y los gobernantes de las distintas naciones y cuerpos de gobierno -políticos y religiosos- sean hombres de visión, espiritualmente motivados y altruistamente inspirados.

El futuro orden mundial será la expresión efectiva de la fusión del modo de vida espiritual interno y el modo de actuar externo, civilizado y culto; ésta es una posibilidad definida, porque la humanidad, en sus capas superiores, ha desarrollado ya el poder de vivir simultáneamente en los mundos intelectual y físico. Muchos viven hoy también en el mundo espiritual. Mañana lo harán muchos más.

 
III. ALGUNOS PROBLEMAS INVOLUCRADOS


[i194] El nuevo orden mundial se enfrentará con muchos problemas Los problemas no se subsanarán imponiendo una solución por la fuerza, como en el orden mundial del Eje, sino por procesos [e164] educativos correctos y por la comprensión de los objetivos del verdadero orden mundial. En general, se dividen en cuatro categorías: el problema racial, el problema económico, el problema de gobierno y el problema religioso.

El Problema Racial

No hay forma de resolver el problema racial por la legislación, la segregación o el esfuerzo para producir bloques nacionales, como sucede hoy en Alemania, que se proclama a sí misma como super raza. Tales esfuerzos sólo erigen barreras insuperables. Con muy pocas excepciones, no hay razas puras, particularmente en Alemania, por estar ubicada en Europa en el cruce de caminos, siendo definidamente la fusión de muchos tipos raciales. Corrientes migratorias, ejércitos en marcha durante siglos y transportes modernos, mezclaron y fusionaron inextricablemente todas las razas Por lo tanto, puede suponerse que cualquier esfuerzo por aislar una raza o forzar la denominada "pureza racial", está condenado al fracaso. La única solución para este problema es el reconocimiento básico de que todos los hombres son hermanos; que una sola sangre corre por las venas humanas; que todos somos hijos del único Padre, y no reconocerlo indica simplemente una estupidez del hombre. Trasfondos históricos, condiciones climáticas y matrimonios mixtos, abundantemente diseminados, han hecho de las diferentes razas lo que son hoy. Sin embargo, la humanidad es esencialmente una -la heredera de las edades, el producto de muchas fusiones, condicionada por las circunstancias y enriquecida por los procesos del desarrollo evolutivo. Esta unidad básica debe ahora ser reconocida.

Durante siglos el problema racial principal ha sido el judío, llevado a una crisis por Alemania. Este problema es también susceptible de ser resuelto si se lo reconoce debidamente por lo que es, y si va acompañado del esfuerzo de [i195] los mismos judíos por resolverlo y colaborar con los esfuerzos del mundo a fin de darle solución. Ellos aún no lo han hecho porque el judío común es solitario e indefinido, incapaz de hacer algo para mejorar su posición ante el mundo. Instintiva e intelectualmente, es separatista, intuitivamente tiene visión, pero al mismo tiempo carece del sentido de fusión con otros pueblos.

Hasta ahora no se conoce ningún modo científico de resolver los problemas raciales. Es finalmente una cuestión de recto pensar, comportamiento decente y simple bondad. La cuestión no se solucionará por medio de matrimonios mixtos, por aislamiento de grupos para la ocupación de zonas especiales, o por ideas humanas
[e165] de superioridad o inferioridad. Las rectas relaciones humanas se establecerán por mutuo reconocimiento de errores, por el remordimiento de los actos erróneos del pasado y, si es posible, por la restitución. Vendrán cuando a las naciones se les enseñe a apreciar las buenas cualidades de otras naciones y a comprender la parte que les corresponde en el cuadro general. Se desarrollarán cuando se haya eliminado el sentido de superioridad racial; cuando las diferencias y las querellas raciales sean relegadas al pasado impío, y sólo cuando un futuro de colaboración y comprensión sea activamente desarrollado; harán sentir su presencia cuando las normas de vida de la recta relación (esperadas por las personas iluminadas de cada raza) se conviertan en una actitud habitual de las masas y cuando se considere contrario a los mejores intereses de cualquier nación la difusión de esas ideas que tienden a erigir barreras raciales o nacionales, despertar odios o fomentar diferencias y separaciones. Ese momento llegará con toda seguridad. Entonces la humanidad dominará el problema de las rectas relaciones y actitudes humanas.

Es inevitable la existencia de diferencias raciales, querellas nacionales y distinción de casta, pero es también imperativo que desaparezcan. El mundo es uno solo. La humanidad es una unidad en el proceso evolutivo. Las diferencias son elaboradas por el hombre y engendran odios y separaciones. Cuando a los niños de las diferentes razas se les enseñe en sus primeros años que no existen diferencias, que todos los hombres son hermanos y que las aparentes distinciones son esencialmente superficiales, entonces
[i196] las futuras generaciones abordarán el problema de las interrelaciones mundiales sin verse obstaculizadas por el prejuicio, el orgullo de raza o los históricos resentimientos inculcados. Mediante la correcta educación los niños pueden aprender actitudes correctas, y responderán porque los niños no ven ni reconocen diferencias, y la verdad de la promesa bíblica de que un niño pequeño los guiará, resultará ser científicamente verdadera. Este proceso educativo comenzará en el nuevo orden mundial.

El Problema Económico

Este problema es básicamente el más fácil de resolver. Con sano sentido común puede lograrse. Hay recursos adecuados para el mantenimiento de la vida humana, y la ciencia puede acrecentarlos y desarrollarlos. Los bienes minerales del mundo, el petróleo, el producto del campo, la contribución del reino animal, las riquezas del mar y los frutos y las flores, se ofrecen a la [e166] humanidad. El hombre controla todo y pertenece a todos; no es propiedad de un grupo, nación o raza. Se debe exclusivamente al egoísmo del hombre que (en estos días de rápida movilidad) millares de personas perezcan de hambre mientras que los alimentos se pudren o se los destruye; debido a los planes codiciosos y a las injusticias financieras de los hombres, los recursos del planeta no están universalmente disponibles de acuerdo a un inteligente sistema de distribución. No existe excusa que justifique que en alguna parte del mundo se carezca de las cosas esenciales para vivir. Tal carencia acusa una política miope y el bloqueo del libre traslado de los artículos de primera necesidad, por una u otra razón. Todas estas condiciones deplorables se basan en algún egoísmo nacional o grupal, ya que no se ha preparado un proyecto imparcial inteligente para satisfacer la necesidad humana en todo el mundo.

¿Qué otra cosa puede hacerse además de educar a las generaciones venideras sobre la necesidad de compartir, y para que circulen libremente los artículos esenciales de primera necesidad? La causa de este erróneo modo de vivir es muy simple. Es producto de antiguos métodos educativos erróneos, de la competencia y de la facilidad con que pueden ser explotados los indefensos y los débiles.
[i197] Ningún grupo en particular es responsable, como hacen suponer a los ignorantes ciertos ideólogos fanáticos. En nuestro período hemos llegado simplemente a la culminación del egoísmo humano al que, o se le pone fin inteligentemente, o destruirá a la humanidad.

Tres cosas terminarán con esta condición de gran riqueza y extrema pobreza, la superabundante alimentación de unos pocos y el hambre de los muchos, además de la centralización del producto del mundo controlado por un puñado de personas en cada país. Estas son: primero, el reconocimiento de que hay suficientes alimentos, combustibles, petróleo y minerales en el mundo para satisfacer la necesidad de toda la población. En consecuencia, el problema es básicamente de distribución. Segundo, esta premisa de provisión adecuada, manipulada por la correcta distribución, debe ser aceptada y las provisiones esenciales para la salud, la seguridad y la felicidad del género humano, deben estar disponibles. Tercero, que todo el problema económico y la institución de reglas necesarias y agencias distribuidoras, deberían ser manejadas por una liga económica de naciones, en la cual todas las naciones tendrán cabida; conocerán sus necesidades nacionales (basadas en la población y los recursos internos, etc.) y sabrán también con qué pueden contribuir a la familia de naciones; todas estarán animadas por la voluntad al bien general -voluntad al
[e167] bien que probablemente se basará, ante todo, en la conveniencia y la necesidad nacionales, pero será constructiva en su acción.

Ciertos hechos son evidentes. El viejo orden ha fallado. Los recursos del mundo cayeron en manos de los egoístas y no hubo una justa distribución. Algunas naciones tuvieron demasiado y explotaron sus excedentes; otras muy poco y, por ello, su vida nacional y su situación económica se perjudicó. Al final de esta guerra todas las naciones estarán en dificultades financieras, todas necesitarán ser reconstruidas y todas tendrán que dedicarse activamente a arreglar la futura vida económica del planeta y ajustarla sobre líneas más sólidas.

El período de reajuste ofrece la oportunidad de efectuar cambios drásticos y profundamente necesarios y establecer
[i198] un nuevo orden económico basado en la contribución de cada nación al todo, en la participación de los artículos de primera necesidad y en el inteligente acopio de todos los recursos para beneficio de la totalidad, además de un sensato sistema de distribución. Un plan así es factible.

La solución ofrecida aquí es tan sencilla que, por esa misma razón, quizá no llame la atención. La cualidad que deben poseer quienes preparan el cambio del enfoque económico es tan simple, que hasta la voluntad al bien puede ser pasada por alto, pero si no hay sencillez y buena voluntad, poco podrá efectuarse después de la guerra mundial. Se necesitarán hombres de visión, bien conceptuados, con conocimiento técnico e interés cosmopolita, los cuales deben tener también la confianza del pueblo, reunirse y establecer las reglas por las cuales el mundo se alimente adecuadamente; determinar la naturaleza y la extensión de la contribución que cada nación debe hacer; establecer la naturaleza y la extensión de las provisiones que deberán entregarse a cada nación; así se crearán esas condiciones que mantendrán circulando equitativamente los recursos del mundo y prepararán esas medidas preventivas que contrarrestarán el egoísmo y la codicia humanos.

¿Puede encontrarse un grupo de hombres así? Creo que sí. En todas partes hay quienes estudian profundamente la naturaleza humana, hay investigadores científicos de gran simpatía humana y hombres y mujeres conscientes, que durante largo tiempo -bajo el antiguo y cruel sistema- lucharon con el problema del dolor y de la necesidad humanos.

La nueva era de simplicidad debe llegar. El nuevo orden mundial inaugurará esta vida más simple, basada en una alimentación adecuada, un recto pensar, una actividad creadora y felicidad. Estas cosas esenciales son posibles sólo bajo un correcto
[e168] gobierno económico. Esta simplificación y sabia distribución de los recursos del mundo, debe abarcar tanto al que está arriba como al que está abajo, al rico y al pobre, sirviendo por igual a todos los hombres.

El Problema del Gobierno

Introduciéndonos ahora en la esfera del gobierno, enfrentamos una situación muy compleja bajo el nuevo orden mundial. [i199] Ciertos grandes regímenes ideológicos han dividido al mundo en grupos opositores. Están las grandes democracias bajo las cuales tienen lugar las pocas monarquías restantes y las potencias totalitarias donde están resumidas las antiguas dictaduras y autocracias del pasado. Nada nuevo existe en la política del Eje. Son esencialmente grupos reaccionarios, porque los tiranos, la crueldad y la explotación del débil forman parte de la historia antigua. Las democracias, con toda su inefectividad actual, contienen en sí el germen de lo que es realmente nuevo, porque expresan un surgimiento ascendente hacia el autogobierno y el autodominio de toda la humanidad. Existe también el ideal comunista, que es una curiosa mezcla del individualismo, la dictadura, el antiguo conflicto entre el trabajo y el capital, el Sermón de la Montaña y los peores aspectos de la revolución y la explotación. Las líneas que seguirá, aun en el futuro inmediato, son impredecibles. Hay otros países y pueblos cuyos gobiernos están condicionados por el medio ambiente y que, en la actualidad, no desempeñan una parte determinante en los acontecimientos mundiales, excepto cuando los emplea una potencia mayor. También existen pueblos y tribus que viven sus insignificantes vidas sin que les afecte el desorden existente en las partes más civilizadas del mundo.

Detrás de esta diversidad de métodos gubernamentales, emergen ciertos claros delineamientos que indican fusiones más amplias y la tendencia a crear ciertas síntesis. Están apareciendo diversas tendencias básicas de pensamiento que, en el nuevo orden mundial, se desarrollarán en esa síntesis mayor, tan deseada por la Jerarquía espiritual del planeta, y que, mientras conservan los más amplios delineamientos nacionales y raciales, producen un estado mental subyacente y subjetivo, que dará fin a la era de separatividad. Hoy se ansía formar los Estados Federados de Europa, modelados de acuerdo a las líneas de la Comunidad Británica de Naciones o de los Estados Unidos de América; se habla de un nuevo orden en Asia, de la política del buen Vecino en América, de una Unión Federal de las naciones democráticas, y existe también la constante ampliación de las Repúblicas
[e169] Socialistas Soviéticas. Ciertas agrupaciones [i200] mayores que parecerían posibles y probablemente aconsejables, podrían ser clasificadas como:

  1. La Unión Federal de las grandes democracias después de la guerra, que podría incluir a todo el Imperio Británico, los Estados Unidos, los países escandinavos y ciertas naciones del norte de Europa, incluso Alemania.

  2. La unión de los países latinos, incluso Francia, España, todos los países mediterráneos, los países balcánicos (excepto uno o dos que podrían ser absorbidos por la U.R.S.S.) y Sudamérica.

  3. La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y ciertas naciones asiáticas que trabajan en colaboración con ellas, tales como China y posteriormente Japón.

Estos tres grandes bloques no serian antagónicos, sino simplemente esferas geográficas de influencia. Todos trabajarían en la más estrecha unidad y relación económica. Cada nación dentro de los tres bloques conservaría su independencia soberana, pero entre estas naciones independientes y estos bloques, habría identidad de propósito, unidad de esfuerzo y reconocimiento del control económico de una liga de naciones, la cual se formaría con representantes de todas las naciones, y su cuerpo gobernante interno sería elegido por los tres bloques, que controlarían todas las fuentes de provisión y la distribución de todas las provisiones, y determinarían toda la política económica.

No consideraré los detalles de estos futuros ajustes. Deben ser forjados por los hombres y mujeres de buena voluntad, en el crisol de la experiencia y del experimento. Sólo un desastre universal podría llevar a los hombres a un estado mental en el cual tales proposiciones y soluciones pudieran ser presentadas. Es muy valioso el reconocimiento general de que el viejo orden lamentablemente ha fracasado.

El Problema Religioso

Cuando llegamos a considerar la religión en el nuevo orden mundial, enfrentamos un problema mucho más complicado [i201] y, sin embargo, mucho más fácil. Ello se debe a que el tema de la religión es estudiado y parcialmente comprendido por la mayoría de los hombres. Hay amplias diferencias en las interpretaciones teológicas; hay una reacción general similar respecto al amplio reconocimiento de una Inteligencia universal divina o de Dios (cualquiera que sea el nombre con que se denomine a esa Vida [e170] omniabarcante). Las formas de religión son tan diferentes y los adhesores teológicos tan crueles en sus lealtades y partidismos, que el surgimiento de una nueva religión mundial tendrá, necesariamente, profundas dificultades. Pero ese surgimiento está muy cercano y las diferencias son relativamente superficiales. La nueva religión mundial está más cerca de lo que muchos creen, y ello se debe a dos cosas: primero, las querellas teológicas son principalmente sobre puntos no esenciales y, segundo, la joven generación es básicamente espiritual, pero no le interesa la teología en lo mas mínimo.

La juventud inteligente de todos los países está repudiando rápidamente la teología ortodoxa, el clericalismo del estado y el control de la iglesia. No le interesan las interpretaciones humanas de la verdad, ni las pasadas querellas entre las principales religiones mundiales. Al mismo tiempo, está profundamente interesada en los valores espirituales y busca seriamente verificar su reconocimiento profundamente arraigado e inexpresado. No depende de Biblia o sistema alguno, de los así llamados conocimiento y revelación espirituales inspirados, sino que sus ojos están puestos sobre las grandes e indefinidas totalidades, en las cuales trata de sumergirse y fusionarse, tales como el estado, una ideología, o la humanidad misma. En esta expresión del espíritu de autoabnegación puede verse la aparición de la más profunda verdad de toda religión y la justificación del mensaje cristiano. A Cristo, en Su lugar elevado no le importa si los hombres aceptan las interpretaciones teológicas de los estudiosos y eclesiásticos. Le interesa que la nota clave de Su vida de sacrificio y servicio se reproduzca entre los hombres; Le resulta indiferente si se pone el énfasis sobre el detalle y la veracidad del Evangelio y si se lo reconoce y acepta, porque Le interesa más la persistencia en la búsqueda de la verdad y la experiencia espiritual subjetiva; Cristo sabe que dentro de
[i202] cada corazón humano existe lo que instintivamente responde a Dios, y que la esperanza de la gloria final está oculta en la conciencia crística.

En el nuevo orden mundial, por lo tanto, la espiritualidad reemplazará a la teología y la experiencia viviente tomará el lugar de las aceptaciones teológicas. Las realidades espirituales surgirán con creciente claridad, y el aspecto forma retrocederá a segundo plano; la verdad expresiva y dinámica será la nota clave de la nueva religión mundial. El Cristo viviente asumirá el lugar que Le corresponde en la conciencia humana y verá la fructificación de Sus planes, sacrificio y servicio, pero el aferramiento de las órdenes eclesiásticas se debilitará y desaparecerá. Permanecerán como guías y conductores del espíritu humano sólo aquellos que hablan por experiencia viviente y no conocen ninguna
[e171] barrera religiosa; reconocerán el avance de la revelación y las nuevas verdades que surgen, verdades que estarán fundadas sobre las antiguas realidades, pero serán adaptadas a la necesidad moderna y manifestarán progresivamente la revelación de la naturaleza y la cualidad divinas. A Dios se Lo conoce hoy como Inteligencia y Amor. Eso nos lo ha dado el pasado. Debe ser ahora conocido como Voluntad y Propósito, y esto lo revelará el futuro.

Cuando el problema racial haya desaparecido por el reconocimiento de la Vida una; cuando el problema económico haya sido resuelto por las naciones que trabajan cooperativamente unidas; cuando el problema del correcto gobierno dentro de cada nación haya sido determinado por el libre albedrío de sus respectivos pueblos, y el espíritu de la verdadera religión no esté obstruido por las antiguas formas e interpretaciones, entonces veremos un mundo en proceso de recta experiencia, rectas relaciones humanas y un avance espiritual hacia la realidad.

Un estudio de estas cuatro líneas de la vida humana demostrará que Alemania es hoy verdaderamente el punto focal de la situación mundial. En esa infeliz nación, el problema racial ha alcanzado tal importancia que afecta al mundo entero. Hitler, desde el ángulo financiero, ha dicho que Alemania se ha visto obligada a luchar a fin de conservar la vida, económicamente hablando, de su pueblo; en realidad, la vida económica de Alemania no estaba tan críticamente amenazada como la de muchas
[i203] naciones más pequeñas. El problema de gobierno ha llegado también a un punto crítico por la actividad y conquistas alemanas y el énfasis que las potencias del Eje han puesto sobre la relación del estado con el individuo. La actitud de los gobernantes alemanes hacia la religión, es de reconocido y pronunciado antagonismo. De esta manera, los cuatro problemas principales del mundo están siendo precipitados por Alemania a la palestra de la acción, evocando investigaciones en todas partes; los hombres de todos los países se dedican a resolver estos problemas, y su solución será inevitable cuando termine la guerra. Cuando sean abordados correctamente por los hombres y mujeres de buena voluntad, entonces tendremos una "planificación mundial" que llevará a una vida armoniosa, como nunca fue posible hasta ahora.

Le corresponde a la humanidad resolver sus serios problemas, basándose en la hermandad y estableciendo un modo de vivir que pueda proporcionar una adecuada provisión de artículos de primera necesidad mediante la apropiada Organización del tiempo, el trabajo y los bienes, lo cual conducirá a una interacción entre el ciudadano y el estado, donde el individuo prestará servicio y recibirá la debida protección del estado. Entonces la humanidad
[e172] tendrá libertad para experimentar la vida espiritual, que se expresará mediante las vidas humanas despiertas. ¿Qué más puede pedirse o esperarse? Un modo de vida así puede ser posible si los hombres y mujeres de buena voluntad, inteligentes e idealistas, inician la tarea de inaugurar el nuevo orden mundial.

IV. LA TAREA QUE HAY POR DELANTE


Esto nos lleva a los aspectos prácticos del tema y a responder a la pregunta siguiente: Dada la posibilidad de un nuevo orden mundial ¿qué puede hacerse en medio del actual conflicto para traerlo a la existencia?

El período en el cual estamos entrando ahora se divide en dos partes:

  1. El período actual de la guerra, hasta la derrota de Alemania y el fin de la lucha. [i204]

  2. El próximo período, después que los cañones hayan dejado de tronar. La paz necesaria y la reconstrucción deberán ser determinadas.

Debemos ocuparnos de estos períodos porque son y serán, momentos de gran dificultad, de conflicto y de reajuste dolorosos. La tarea de restablecer la armonía y el orden en el mundo es enorme. Educar a las personas de todas partes sobre la necesidad de nuevos ideales para el recto vivir; los nuevos ritmos y la nueva "participación", no será fácil. El trabajo de curar las heridas de la humanidad, de reconstruir la civilización destruida, de instituir el desarme, de reconocer las necesidades nacionales, materiales y psicológicas, de rescatar y restablecer la felicidad de los niños del mundo y de planificar su futura seguridad, exigirá lo mejor de los hombres y mujeres de buena voluntad y también la sabia guía del nuevo grupo de servidores del mundo, y absorberá la atención de las personas inteligentes y de mentes comprensivas de cada nación.

El paso preliminar para los hombres y mujeres de buena voluntad es decidirse de una vez por todas a favor de cuál de las dos fuerzas antagónicas se alinearán mental y espiritualmente, aunque no lo hagan físicamente en su país. En este momento escribo para quienes están a favor de las fuerzas constructivas, que luchan por los valores democráticos y la libertad de los pueblos. Deben saber que entre el pueblo alemán e italiano, millares de personas también silenciosamente están a favor de quienes luchan por derrotar a las potencias del Eje. Esto nunca debe olvidarse, porque tales personas son numerosas bajo el régimen [e173] totalitario. Las Fuerzas de la Luz se encuentran en todos los países, pero en la actualidad sólo pueden expresarse efectivamente en los países alineados contra Alemania.

Los hombres y mujeres de buena voluntad, asociados al nuevo grupo de servidores del mundo, deberían tratar inteligentemente de comprender el problema de actuar y estudiar la situación mundial, desde todos los ángulos posibles. La comprensión inteligente,
[i205] el amor a sus semejantes y el sano sentido común, son requisitos para cualquier servicio que se demande. Los hombres deberían cultivar estas cualidades, divorciándose de toda emoción sentimental y ocupándose realmente de las circunstancias y condiciones ambientales. Debe comprenderse que la tarea tomará tiempo y los hombres y mujeres de buena voluntad tienen que prepararse para un esfuerzo sostenido, para la oposición y para ese letargo mortífero y esa enfermiza inercia que afligen a las masas de todos los países. Hay dos actividades inmediatas a desempeñar:

  1. La búsqueda de esas personas que en cada país reaccionan a la visión del nuevo orden mundial y que son los hombres y mujeres de buena voluntad.

  2. Ellos presentarán las futuras posibilidades a las masas de todos los países.

Aquí les recordaré que los miembros del nuevo grupo de servidores del mundo y los hombres y mujeres de buena voluntad deben ser extraídos de todos los sectores de la vida. Se hallarán entre los adeptos de todas las ideologías actuales, en los círculos políticos y científicos, entre los educadores y filántropos del mundo, entre los trabajadores creativos, los industriales, en los hogares comunes y en las filas de los trabajadores.

El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo

El nuevo grupo de servidores del mundo no es una nueva organización que se está formando en el mundo. Es simplemente un conjunto de hombres de objetivos constructivos, pacíficos y de buena voluntad, vinculados libremente, que ponen el énfasis sobre la previa necesidad de establecer rectas relaciones humanas, antes de cualquier paz duradera. Este grupo no responderá a la fidelidad y lealtad de ningún hombre. Es la agrupación de todos los que tratan de expresar el espíritu crístico y están libres de todo espíritu de odio y venganza. Este grupo desafía al mundo a abandonar todos los antagonismos y antipatías, odios y diferencias raciales, y trata de vivir en términos de una familia, una vida y una humanidad.

[i206] El nuevo grupo de servidores del mundo cree que (por [e174] intermedio de la buena voluntad) el nuevo orden mundial puede ser firmemente establecido en la Tierra. Hoy, en el período intermedio de la guerra, la preparación para la reconstrucción puede ir adelante simultáneamente con el esfuerzo para derrotar a las potencias totalitarias.

A los hombres y mujeres de buena voluntad no se les debe impulsar a la actividad, pidiéndoles mayores sacrificios. La guerra ya les ha exigido demasiado. Debe llegarse a ellos con alegría mediante la actividad de buena voluntad. Que la belleza de lo que puede ser la gloria de la visión y la reconstrucción espiritual, científica y física de la humanidad, se mantenga ante ellos, inspirándolos para un renovado esfuerzo.

Por el trabajo que realizaron anteriormente en todo el mundo los hombres de visión y de buena voluntad, muchos miles de personas en Europa, América y otras partes, esperan hoy ser guiadas para iniciar la correcta actividad. En todos los países los hombres y mujeres de buena voluntad están dispuestos a responder al claro llamado y a una organización inteligente para prestar servicio en la reconstrucción. Descúbranlos.

El mensaje a divulgarse antes de cualquier paz futura, consiste en tres claras y prácticas verdades:

  1. Que los errores y desatinos de los siglos, que culminaron con la actual guerra mundial, son los errores y desatinos de toda la humanidad. Reconocer esto conducirá a establecer el principio de compartir tan necesario en el mundo actual.

  2. Que no hay problemas ni condiciones que no puedan ser resueltos por la voluntad al bien. La buena voluntad nutre el espíritu de comprensión y fomenta la manifestación del principio de cooperación. Este espíritu es el secreto de todas las correctas relaciones humanas y el enemigo de la rivalidad.

  3. Que hay una relación sanguínea entre los hombres y, cuando es reconocida, derriba todas las barreras y pone fin al espíritu de separatividad y odio. Por lo tanto, la paz y la felicidad de cada uno es la preocupación de todos. [i207] Esto desarrolla el principio de responsabilidad y sienta las bases para la recta acción cooperativa.

Éstas son las creencias básicas de los hombres y mujeres de buena voluntad y proveen el incentivo para todo servicio y acción. Estas tres verdades prácticas y científicas contienen los tres hechos básicos y la aceptación inicial de todos los servidores mundiales. No son contrarias a ninguna posición mundial ni subversiva [e175] para ningún gobierno ni actitud religiosa, y permanecen innatas en la conciencia de todos los hombres, evocando respuesta inmediata. Su aceptación curará las heridas internacionales.

Acudo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo para que estudien los principios del nuevo orden mundial. Recurro a los que luchan por la justicia y los derechos de las pequeñas naciones y por el futuro de los niños de todas las naciones, para que comiencen a enseñar a aquellos con quienes pueden entrar en contacto, las correctas actitudes y esa visión previsora que impedirá en el futuro los errores del pasado.

Existe un atributo divino básico que aún no es muy fuerte en la humanidad, y es el olvido. Se lo asocia todavía a la magnanimidad. No se lo considera esencialmente una condición de la futura relación entre todas las naciones, basada en el reconocimiento de nuestra humanidad común. Alemania, bajo sus gobernantes malignos y desviados, necesita olvidar. Todas las grandes Potencias han pecado también en algún grado y todas se equivocaron seriamente en el pasado. Alemania ha precipitado el mal que ha afligido al mundo, pero ella contiene en sí misma la simiente de su propio castigo, simiente que no fructificará si se le aplica un excesivo castigo desde el exterior.

El mundo se salvará cuando cese el fuego de los cañones, porque:

  1. Se reconocerá que todos son responsables de las pasadas condiciones del mundo. Deberá enfrentarse la verdad de que "todos han pecado".

  2. Se aceptará que si el pueblo alemán se sometió mansamente al gobierno de Hitler, también fue básicamente víctima de un engaño organizado. Desde [i208] 1914 sólo se le ha dicho mentiras. El futuro nuevo orden mundial inaugurará una era de verídica propaganda e información nacional e internacional.

  3. Se comprobará que el pasado ha desaparecido con todos sus males y que hay por delante un futuro de posibilidades ilimitadas para el bien y los cambios constructivos. El futuro debe ser desarrollado por todas las naciones en la más estrecha colaboración.

Estos tres puntos deben ser constantemente presentados al público en el lenguaje más simple, porque el problema más difícil lo constituirá la masa inerte del pueblo irreflexivo. Se debe apelar a lo mejor que hay en ella, porque la tarea inmediata consiste en desarrollar esas actitudes correctas sin las cuales la paz no puede ser duradera ni la justicia posible. La paz no debe ser impuesta [e176] por quienes odian la guerra. Debe ser resultado y expresión natural del espíritu humano y la decisión de que la actitud del mundo se transforme en rectas relaciones humanas.

Éste no es un sueño idealista imposible, sino una posibilidad inmediata, dado el olvido de agravios y el espíritu de buena voluntad. Será necesaria paciencia, debido a la tensión nerviosa de la guerra, al dolor, la ansiedad, el temor y la desnutrición. Los seres humanos serán iguales a como eran antes de la guerra, excepto el agotamiento y la disposición de la mayoría de aceptar cualquier arreglo que les permita volver a vivir con tranquilidad, libres del temor a las bombas, al hambre y la ruina. Será necesaria una acción lenta, dejando que el tiempo lleve a cabo los procesos de curación y los reajustes, antes de que se establezcan los arreglos finales de la paz por el consejo de naciones. Las naciones tendrán que cambiar, del estado en pie de guerra a una actividad de paz establecida, y de las tensiones organizadas de la guerra al comparativo relajamiento de la paz. El desarme debe realizarse como un movimiento inicial, pero de tal manera que el problema de la desocupación no se agrave indebidamente. Forjar "arados con los cañones" debe llevarse a cabo racionalmente, y sólo una amplia planificación internacional puede hacerse cargo
[i209] de este estupendo proceso. Será muy difícil establecer las fronteras nacionales y las esferas de influencia, y sólo podrá determinarse satisfactoriamente si la buena voluntad está activamente presente y es conscientemente empleada y si se consultan con espíritu no partidista los deseos de los pueblos involucrados. El énfasis puesto sobre las fronteras históricas pasadas, como factor determinante, es siempre peligroso. Aquí se necesitará una sabia y lenta acción, así como la consideración apropiada de los deseos de los pueblos. No es el restablecimiento de las antiguas fronteras lo deseable, sino el restablecimiento de las esferas de influencia nacionales y raciales, de acuerdo a la actual situación.

No es la imposición sobre el mundo, de cualquier ideología particular o su remoción, lo de importancia, sino el establecimiento de esas condiciones mundiales que proporcionan a todas las naciones el alimento adecuado, las necesidades de la vida y la oportunidad de expresarse y de hacer su única contribución al bienestar de toda la familia de naciones.

Los detalles prácticos deberán ser desarrollados por todos los pueblos en la más estrecha colaboración. Hombres de visión y no sólo políticos; servidores del mundo y no únicamente líderes militares; personas humanitarias y no sólo gobernantes de naciones, deben determinar esos tremendos acontecimientos. Mientras lo
[e177] hacen, deberán contar con el apoyo de los hombres y mujeres de buena voluntad de todos los países. Resumiendo:

El intervalo entre el momento actual y el ajuste final se divide en dos períodos principales, y se puede definir con toda claridad el trabajo práctico en cada uno de ellos:

  1. El intervalo entre el momento actual hasta la cesación de la guerra, debe emplearse para:
    1. Educar y estabilizar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

    2. Descubrir a los trabajadores, a las personas humanitarias y a esos hombres y mujeres de comprensión y visión, que respondan a los principios aquí expuestos.

    3. Preparar a estos hombres y mujeres para trabajar al unísono por la justicia y las rectas relaciones humanas en todos los países, después de cesar la guerra. [i210]

  2. El intervalo entre el final de la lucha física y los arreglos para la paz final. Es de esperar -en aras de la justicia- que este intervalo abarque varios años de rehabilitación y educación. Durante estos intervalos entre el viejo y el nuevo orden mundial, los hombres y mujeres de buena voluntad pueden ayudar activamente a los estadistas de todas las naciones, cooperando inteligentemente en la centralización planificada de la opinión pública iluminada, y la definición y la enseñanza del verdadero significado de las rectas relaciones humanas.

Ahora nos concierne el primer intervalo.

Es de desear que se pongan inmediatamente en contacto con esas personas cuyos nombres ya conocen y que inicien el trabajo y a su vez, descubran más personas y las guíen en los procesos de reconstrucción. Que reúnan estos nombres y direcciones en una lista central y local, y la conserven en Nueva York y en Londres, porque la tarea de los pueblos de habla inglesa es reconstruir el mundo con la ayuda de las demás naciones. Por lo tanto, debe haber cierta medida de centralización del trabajo para llegar de alguna forma a esta gente, e impulsar a la actividad cooperadora.

Con buena voluntad hacia todos, con una firme creencia en las posibilidades divinas de los seres humanos y en la futura resurrección de la humanidad, con un excelso reconocimiento de Dios, con un reconocimiento de los valores fundamentales de la enseñanza de Cristo y con una gozosa determinación de llevar adelante [e178] el trabajo de reconstrucción, exhorto a todos los que responden a esta visión para que se pongan a trabajar inmediatamente.

No los exhorto a prestar una lealtad organizada, sino solamente a que amen a sus semejantes, ya sean alemanes, americanos, judíos, británicos, franceses, negros o asiáticos. Los llamo a que abandonen sus sueños de vaga belleza, sus utopías imposibles y sus ansiosos deseos y enfrenten la vida tal tomo es hoy y, luego, empiecen por mejorar la vida en el lugar donde se encuentren. Los insto a que experimenten las rectas relaciones humanas, comenzando con sus propias relaciones personales, con su familia y sus amigos, y luego se dediquen
[i211] a la tarea de educar a aquellos con quienes entran en contacto, para que ellos también inicien un trabajo similar. Es el trabajo de obtener rectas relaciones individuales, rectas relaciones grupales, correctas relaciones intergrupales, rectas relaciones nacionales y rectas relaciones internacionales. Los llamo a la comprensión, de que en este trabajo nadie es fútil o inútil, todos tienen su tarea de valor práctico. Los exhorto a que reconozcan que la buena voluntad es una energía dinámica que puede traer cambios mundiales fundamentales y se expresará por la actividad del hombre y de la mujer individualmente y mediante su esfuerzo masivo. El poder masivo de la buena voluntad, el efecto dinámico de la comprensión inteligente y activa y la potencia de una opinión pública entrenada y viviente, que desea el mayor bien para el mayor número, están más allá de toda creencia. Este poder dinámico nunca ha sido empleado. Hoy puede salvar al mundo.


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