Sección A. La naturaleza de manas o mente.
Sección B. Manas como factor cósmico, humano y del sistema.
Sección C. El rayo del ego y el fuego solar
Sección D. Los elementales de la mente y los elementales del fuego.
Sección E. El movimiento en el plano de la mente.
Sección F. La Ley de Atracción.
SEGUNDA PARTE
PREGUNTAS DE INTRODUCCIÓN
¿Qué relación existe entre
el Hijo y el Sol?
¿Qué es la evolución y
cómo se desenvuelve?
¿Por qué el sistema solar
evoluciona como dualidad?
¿Qué es la conciencia?
¿Qué lugar ocupa en el actual esquema de las cosas?
¿Existe una analogía directa
entre un sistema, un planeta, un hombre y un átomo?
¿Quién es el aspecto mente?
¿Quiénes son los Masaputras o los Hijos de la Mente?
¿Por qué la evolución
se desenvuelve cíclicamente?
¿Por qué el conocimiento
es a la vez exotérico o esotérico?
¿Qué
relación existe entre
los diez esquemas
planetarios,
los siete planetas
sagrados,
las siete cadenas
de un esquema,
los siete globos
de una cadena,
las siete rondas
de un globo,
las
siete razas raíces y sus subrazas?
[e203][i223]Antes de tratar el tema referente al fuego de la mente, de acuerdo
al programa delineado, quizás seria útil explicar ciertos hechos y aclarar
uno o dos puntos. El tópico que vamos a elucidar es profundamente misterioso;
constituye la base de todo lo que vemos y conocemos, tanto objetiva como
subjetivamente. Hemos estudiado en parte el polo de la manifestación llamado
materia. Lo que entraremos ahora a considerar concierne a una variedad
de cosas que en términos generales podemos denominar Conciencia y
en términos específicos, de allí su importancia fundamental, abarca los
siguientes tópicos: [i224]
La ciencia de la objetividad.
La manifestación del Hijo
a través del Sol y sus esferas subsidiarias, o sea el sistema solar
en su totalidad.
El desarrollo evolutivo de la conciencia en tiempo y espacio, por
lo tanto la evolución del Espíritu y la materia.
[e204] Si
se estudian los tres fundamentos mencionados, se observará que son muy
amplios; dada la inmensidad del tema, lo único que se puede hacer es dar
un concepto claro y general respecto al extenso delineamiento del proceso
y al desarrollo gradual de la conciencia. Para poder seguir el tema inteligentemente
será conveniente que puntualicemos las proposiciones, que (aunque conocidas
y valoradas) servirán, al estudiante, como armazón sobre la que podrá
erigirse la correspondiente estructura del conocimiento. Si el que estudia
la Sabiduría es capaz de captar en forma general la naturaleza del tema
podrá ordenar con más facilidad y exactitud, en el casillero adecuado,
la información detallada. El mejor plan sería quizás formular ciertas
preguntas y, de acuerdo a las respuestas, dar forma a las proposiciones
que se presentarán. Lógicamente todos estos interrogantes surgen cuando
el que estudia La Doctrina Secreta llega al punto en que percibe
el gran Plan, pero el cúmulo de detalles a incorporar se halla todavía
en estado incipiente. Pueden ser formuladas y estudiadas las preguntas
siguientes:
¿Qué relación existe entre el Hijo y el Sol?
¿Qué es la evolución y cómo se desenvuelve?
¿Por qué el sistema solar evoluciona como dualidad?
¿Qué es la conciencia? ¿Qué lugar ocupa en el actual
esquema de las cosas? [i225]
¿Existe una analogía directa entre un sistema solar,
un planeta, un hombre y un átomo?
¿Qué es el aspecto mente y por qué el principio manásico
o mental es de tanta importancia? ¿Quiénes son los Manasaputras o Hijos
de la Mente?
¿Por qué la evolución se desenvuelve cíclicamente?
¿Por qué consideramos aún ciertos conocimientos como
esotéricos y en otros aspectos como exotéricos?
¿Qué relación existe entre
los diez esquemas planetarios
los siete planetas sagrados
las siete cadenas de un esquema
los siete globos de una cadena
las siete rondas de un globo
las siete razas raíces y sus subrazas?
Cuando hayamos tratado de responder breve y concisamente a estas nueve preguntas
y captado por medio de sus respuestas, algo de lo que subyace detrás de
la evolución de la conciencia del Hijo (y todo lo que incluye esta expresión),
estaremos en condiciones [e205]de entrar a considerar el plan en forma más
inteligente, y de entender con mayor exactitud la etapa inmediata que debemos
alcanzar, partiendo de la base de nuestro actual desarrollo.
Debemos recordar siempre que el interés investigador y una amplia captación
del plan del Logos no tienen importancia para el hombre, si éste no correlaciona
el presente con lo que cree que encierra el futuro, a no ser que esté seguro
del desarrollo alcanzado, y que comprenda en qué consiste el trabajo inmediato
a realizar durante el proceso gradual de obtener plena conciencia. [i226]
I. ¿QUÉ RELACIÓN EXISTE ENTRE EL HIJO Y EL SOL?
Esta pregunta nos lleva primeramente a considerar Quién es el Hijo y cuál
es Su función. Todo [i227]
sistema que merece el nombre de filosófico reconoce universalmente
dos factores, espíritu y materia, purusha y prakriti. A veces se tiende
a confundir los términos "vida y forma", "conciencia y vehículo de la
conciencia", con los términos "Espíritu y materia". Dichos términos se
relacionan, pero el punto de vista se aclararía si comprendiéramos que
antes de la manifestación o del nacimiento de un sistema solar es más
correcto emplear las palabras Espíritu y materia. Cuando ambas se interrelacionan
durante la manifestación, después que ha cesado el intervalo praláyico
entre los dos sistemas, entonces la vida y la forma, la conciencia y sus
vehículos, son términos correctos, porque durante el período de abstracción
no existe la conciencia ni la forma, y la vida, manifestándose como principio,
tampoco existe. Sólo existe Espíritu-sustancia pero en estado de positividad,
de total neutralidad, de negatividad y de pasividad. En la manifestación
ambos se aproximan; actúan entre sí; la actividad reemplaza a la pasividad,
la positividad a la negatividad; hay movimiento en vez de pasividad y
ambos factores primordiales ya no son neutros, sino que se atraen y rechazan,
se interactúan y se utilizan. Sólo entonces podemos tener la forma animada
por la vida y la conciencia manifestada a través de vehículos adecuados.
¿Cómo se puede manifestar esto? En términos de fuego, cuando los dos polos
eléctricos se unen definitivamente, se observa calor y luz por medio de
la vista y la sensibilidad esotéricas. Esta relación se establece y perfecciona
durante el proceso evolutivo. El calor y la luz se producen por la unión
de los dos polos, o por el matrimonio esotérico de lo masculino y lo femenino,
Espíritu (padre) y materia (madre). Físicamente dicha unión produce el
sistema solar objetivo, el Hijo del Padre y de la Madre. Subjetivamente
produce al Sol, suma total de [i228] las cualidades
de luz y calor. En términos de Fuego, mediante la unión o unificación
del fuego eléctrico (Espíritu) con el fuego por fricción (materia energeti [e206]
[e207]
zada) se produce el fuego solar. Este fuego solar se distinguirá de todo
lo demás por su desenvolvimiento evolutivo y por la intensificación gradual
del calor que se ha de sentir y la luz que se ha de ver.
Para poder llegar a una comprensión más clara de este tema tan abstracto,
podemos considerar que el microcosmos, el hombre, evoluciona en los tres
mundos. El hombre es el producto de la aproximación (imperfecta hoy) de
los dos polos: Espíritu (el Padre en el cielo) y materia (la Madre). Esta
unión da por resultado un Hijo de Dios individualizado, la unidad del
Yo divino, y su reproducción exacta, en miniatura, en el plano más inferior
del gran Hijo de Dios u Omni-Yo, quien constituye en Sí mismo la totalidad
de todos los hijos, en miniatura, de todos los yoes individualizados y
de todos y cada uno de los entes. Expresado en otros términos, el microcosmos,
desde el punto de vista subjetivo, es un sol en miniatura que se distingue
por las cualidades de luz y calor. En la actualidad esa luz se halla como
"debajo de un cesto", o profundamente oculta por un velo de materia; pero
en el proceso evolutivo brillará en tal forma, que los velos se desvanecerán
ante el resplandor de la excelsa gloria. Actualmente el calor microcósmico
es mínimo, es decir, la radiación magnética entre los entes microcósmicos
se siente poco (según el significado oculto del término), pero con el
tiempo las emanaciones de calor -debido a la intensificación de la llama
interna, unida a la radiación asimilada por otros entes- aumentarán y
alcanzarán tales proporciones, que la interacción entre los Yoes individualizados
traerá como resultado, en cada uno, la perfecta fusión de la llama y del
calor; esto continuará hasta que exista "una sola llama con incontables
chispas", y el calor sea general y equilibrado. Cuando ello ocurra y cada
Hijo de Dios llegue a ser un Sol perfecto, caracterizado por la luz y
el calor perfectamente expresados, [i229] todo el
sistema solar, el Hijo mayor de Dios, será un Sol perfecto.
El sistema estará entonces caracterizado por un "resplandor de refulgente
gloria", y por una radiación que lo vinculará con su centro cósmico; así
logrará la liberación del Hijo y Su retorno a la lejana fuente de donde
originó el primordial impulso. Por lo tanto téngase en cuenta que:
Primero, el Hijo es el resultado radiante de la unión del Espíritu
y la Materia, y se lo puede considerar como la totalidad del sistema solar:
el Sol y los siete planetas sagrados.
Segundo, el Hijo se manifiesta por medio de Sus cualidades de luz
y calor, lo mismo que el Sol.
Tercero, el Hijo es el producto de la unión eléctrica del "fuego por
fricción" y "el fuego eléctrico" y también Él es "fuego solar", [e208]
o sea la manifestación de los otros dos, por
consiguiente lo que se ve y lo que se siente.
Finalmente, el Hijo es, por lo tanto, la manifestación intermedia
producida, en sentido oculto, por lo que está arriba y lo que está abajo.
De manera que el Hijo, en Su propio plano (el mental cósmico), es el cuerpo
egoico del Logos, en el mismo sentido que el cuerpo egoico del microcosmos
es el producto de la unión de la Mónada o Espíritu, y la materia. Así
como el cuerpo egoico del hombre (lo que se llama cuerpo causal) está
sólo en proceso de formación y aún no es perfecto, lo mismo puede afirmarse
del sistema solar el expresar la Vida de Dios, pues está en proceso de
perfeccionamiento. El Hijo, manifestándose por medio del Sol y su esfera
de influencia, todavía está desarrollándose gradualmente y no alcanzará
"pleno desenvolvimiento" ni será perfecto hasta que todas las células
de Su cuerpo tengan plena vida y vibren a un ritmo uniforme; no alcanzará
Su lugar entre las constelaciones celestes (los Hijos de Dios en sentido
cósmico) hasta que la radiación y el resplandor de Su luz sean vistos
y sentidos perfectamente.
[i230] El Hijo en los Cielos no "resplandecerá" hasta que cada una de las
células de Su cuerpo sea una esfera de radiante gloria o, expresado esotéricamente,
una llama de fuego y luz y una fuente de radiación magnética o calor.
Como sabemos, desde el punto de vista cósmico, nuestro Sol sólo es de
cuarto orden y se encuentra en el plano cósmico inferior. Cuando el Hijo
haya alcanzado, por medio del Sol, plena expresión (es decir, perfeccionado
Su despliegue de luz y calor) brillará en otro plano, el mental cósmico.
Tenemos su analogía en el microcosmos u hombre. Cuando la luz del hombre
brille plenamente y su radiación magnética haya alcanzado una vívida interacción
o actividad grupal, habrá logrado la plena autoexpresión e incluido en
su esfera de influencia y control al plano mental. Entonces se lo considera
un Maestro, aunque también de cuarto orden, es decir, un cuaternario.
Físicamente el plano etérico es el centro de su vida, así como se dice
esotéricamente que el Sol y los planetas existen en materia etérica. La
ley esotérica expresa "como es arriba es abajo". Por lo tanto, la relación
entre el Hijo, el Padre y la Madre, en lo que respecta al Sol, es la misma
que existe entre el hombre y el vehículo por el cual actúa. Es Su modo
de actuar, Su vehículo de expresión; es la forma que Su vida anima con
el fin específico de
adquirir experiencia,
hacer contactos,
desarrollar pleno conocimiento de sí mismo.
alcanzar pleno dominio o control,
llegar cósmicamente a la "madurez . El Cristo cósmico
[e209]
debe llegar
a la estatura del "hombre plenamente maduro", según lo expresa La Biblia
cristiana."(91)
expandir Su conciencia.
[i231]Estas etapas
se han de alcanzar en los niveles cósmicos, exactamente como el microcosmos
persigue ideales similares en el sistema.
II. ¿QUE ES LA EVOLUCIÓN Y COMO SE DESENVUELVE?
1. Ciclos de Vida.
Me limitaré aquí a tratar brevemente el proceso evolutivo y a indicar que
el método de la evolución consiste simplemente en ajustar el aspecto materia
al aspecto Espíritu, a fin de que el primero sea adecuado como cuerpo de
expresión para el segundo. El ciclo de vida del Hijo es de cien años de
Brahma, así como el ciclo de vida del hombre es de cierto número de años,
el cual depende de su karma. Durante su ciclo de vida el hombre expresa
en su etapa particular todo lo que ha adquirido, desarrollándolo gradualmente
desde el período prenatal en que el Yo influye sobre el aspecto materia,
hasta el período en que ese Yo superior toma plena posesión de la forma
ya preparada. Esta etapa varía en cada individuo. Desde ese momento el hombre
procura desarrollar con mayor plenitud la autoconciencia y (si progresa
normalmente) expresarse con más propiedad por medio de la forma. En cada
ciclo menor de vida, dentro del gran ciclo del Ego o Yo, se completa más
esa expresión, controla más a la forma y desarrolla una realización consciente
del Yo, hasta que llega un ciclo culminante de vidas en que el Yo interno
domina rápidamente y asume plena autoridad. La forma llega a ser totalmente
adecuada; se produce la plena fusión de los dos polos, Espíritu y materia,
y la luz (fuego) y el calor (irradiación) se ven y se sienten en todo el
sistema. Entonces se utiliza la forma conscientemente con fines específicos
o se abandona, y el hombre se libera. El fuego eléctrico y el fuego por
fricción se fusionan y el consiguiente fuego solar resplandece con radiante
gloria.
Extendamos esta idea desde el hombre, como unidad individualizada de [i232]
conciencia, hasta los grandes Hombres celestiales,
en uno de cuyos cuerpos el hombre es una célula. El cuerpo de expresión
de cada Hombre celestial es uno de los planetas sagrados; persiguen el mismo
objetivo que el hombre: lograr en Sus propios niveles la plena expresión
y el desarrollo de Sus vehículos de conciencia, a tal grado, que el Espíritu
resplandezca como luz divina y calor. Este calor se irradia conscientemente
y con intensa atracción magnética entre los siete grupos del sistema o esquemas
planetarios. Su campo magnético de acción comprenderá el radio [e210] planetario
de todos y cada uno de ellos. Extendamos esta idea más aún hasta incluir
al Hijo y a todo el sistema solar que Él anima; Su intento es expresarse
plenamente dentro de él, para que con el tiempo y conscientemente se vea
Su luz y se sienta Su calor o radiación magnética, más allá de Su influencia,
el "círculo no se pasa" logoico. La luz y el calor del Hijo deben sentirse
en el polo cósmico opuesto, esa constelación que es el opuesto magnético
de nuestro sistema.
2. Objetivo de las Unidades de Conciencia.
La idea de unión y de fusión subyace en todo el plan evolutivo; el Hombre,
los Hombres celestiales y el Hombre cósmico (el Hijo del Padre y de la Madre)
han de:
Irradiar calor más allá de su propio "círculo
no se pasa" individual.
Resplandecer esotéricamente y demostrar luz u objetividad
ígnea.
Expandirse hasta abarcar lo que está más allá de
sus propias esferas inmediatas.
Fusionar y mezclar los dos fuegos para producir
perfectamente el fuego central, fuego solar.
Fusionar Espíritu y materia para producir un cuerpo
que exprese adecuadamente el Espíritu.
Fusionar la esencia de la forma, esotéricamente
[i233] cualificada
durante la evolución, con la esencia de todas las formas -en sentido
humano, planetario y cósmico.
Alcanzar madurez humana, sistemática y cósmica.
Dominar los tres planos del sistema solar, hablando
en sentido humano.
Dominar los cinco planos del sistema solar, en
lo que respecta al Hombre celestial.
Dominar los tres planos
cósmicos, en lo que respecta a] Cristo cósmico, el Hijo o Logos al manifestarse
objetivamente.
3. Unidades de Conciencia en Manifestación.(92) Si nos detenemos a considerar cuidadosamente los objetivos mencionados,
veremos que cada uno ocupa su lugar en el plan y que el término [i234]evolución se emplea para expresar el desenvolvimiento
gradual, en tiempo y espacio, de la capacidad inherente de [e212]
un ser humano, de un Hombre celestial y del gran
Hombre de losCielos. Debe tenerse en cuenta el lugar y la posición
que todos y cada uno ocupan respecto a otro u otros, pues ninguno puede
desarrollarse sin los demás. Por lo tanto, ¿qué tenemos?
a. El Hijo, el gran Hombre de los Cielos. Se manifiesta por medio
del Sol y de los siete planetas sagrados, cada uno de los cuales personifica
uno de Sus siete principios, de la misma manera que Él, en su totalidad,
personifica uno de los principios de una Entidad cósmica mayor.
b. Un Hombre celestial. Se manifiesta por medio de un planeta, personificando
uno de los principios del Hijo, el Logos, y se desarrolla similarmente por
medio de siete principios, fuente de Su unidad esencial con los demás Hombres
celestiales. En sentido cósmico, el hijo está desarrollando el principio
de un Ser cósmico mayor, el principio denominado amor-sabiduría, característica
fundamental que ha de desarrollar durante su ciclo de vida. Por consiguiente,
cada Hombre celestial personifica predominantemente un principio subsidiario
del fundamental. Posee similarmente seis principios subsidiarios, como el
Hijo.
c. Un Ser Humano, el Hombre. Se manifiesta en el plano [i235] físico
por medio de la forma y posee también siete principios; en cada ciclo de
vida trabaja para desarrollarlos; tiene además una coloración primaria,
que depende del principio fundamental personificado por el Hombre celestial
quien es su fuente de origen. Tenemos así:
que evoluciona por medio de [e213]
El Sol y los siete planetas sagrados,
cada uno personifica
Un principio cósmico, con seis diferenciaciones,
por el método de:
Expansión, estimulo vibratorio, interacción magnética o la ley de
atracción y repulsión.
Progresión cíclica, repetición rotatoria, conjuntamente con ascensión
en espiral, y desarrollando:
La cualidad de amor-sabiduría,
utilizando la forma por medio de la inteligencia activa.
Plena autoconciencia.
Un
perfecto sistema solar o forma, adecuado a las necesidades del espíritu
inmanente.
La misma clasificación podría aplicarse para demostrar la similitud del
proceso en el caso del Hombre celestial y del ser humano. Si se pregunta
por qué hay diez esquemas y, en efecto, diez planetas (siete sagrados y
tres ocultos), [i236] se nos
dirá que los siete planetas sagrados oportunamente se fusionan en los tres
y finalmente los tres en uno. Esto tiene su analogía en los siete Rayos.
Los siete Rayos, que en la manifestación son distintos, con el tiempo se
sintetizan. Se dice que los cuatro menores se fusionan en el tercero mayor,
y finalmente los tres mayores en el rayo sintético, Rayo de Amor-Sabiduría
(el Dragón de Sabiduría, la serpiente(93) oculta mordiendo su cola) de acuerdo
a H. P. B. Tenemos por lo tanto tres rayos principales, pero se ven siete
durante el proceso evolutivo. Respecto a los Hombres celestiales que actúan
por medio de los planetas, tenemos, por consiguiente, tres planetas que
podríamos considerar sintetizadores y cuatro que oportunamente son fusionados,
hasta que los tres han absorbido la esencia de los cuatro; finalmente uno
absorbe la esencia de los tres, y así se completa el trabajo. Este proceso
tendrá lugar dentro de millones de años; se desarrollará durante el inevitable
periodo de la gradual oscuración de nuestro sistema. Cuatro de los Hombres
celestiales encuentran Sus opuestos magnéticos mezclándose y fusionándose.
Primeramente lo realizan entre Ellos, fusionando y mezclando el Rayo negativo
y el positivo, luego los cuatro se trasforman en dos. Después los dos se
fusionan formando así una unidad, y el uno resultante se fusiona con el
tercer rayo mayor, el aspecto Inteligencia -rayo que en nuestra Jerarquía
planetaria está representado por el Mahachohan. La fusión continuará hasta
que se alcance finalmente la unidad del sistema, y el Hijo haya realizado
Su [e214] propósito,
Amor-Sabiduría perfectos; Su luz resplandece cósmicamente; Su radio magnético
toca la periferia de Su opuesto cósmico, llevándose a cabo el matrimonio
del Hijo. Las dos unidades cósmicas se fusionan.
Si preguntamos, como es lógico, qué unidad cósmica constituye nuestro opuesto
solar, se nos respondería [i237]
que por ahora es un enigma, aunque se halla insinuado
en La Doctrina Secreta y en otros libros sagrados. Una insinuación
velada se encuentra en la relación que existe con las Pléyades de nuestra
tierra; pero cuando avance más la precesión de los equinoccios se verá claramente
cuál es la relación exacta implicada.(94)
III. ¿POR QUE EL SISTEMA SOLAR EVOLUCIONA COMO DUALIDAD?
1. El Problema de la Existencia.
La tercera pregunta involucra uno de los más difíciles problemas de
la metafísica, y su consideración abarca todo el desconcertante misterio
de la razón de por qué existe la objetividad.
"¿Por qué razón creó Dios? ¿Por qué se nos impone la existencia?", son preguntas
formuladas en distintas oportunidades por los hombres de todas las escuelas
de pensamiento, por los religiosos, por los científicos en su búsqueda por
hallar la verdad final y en su esfuerzo por descubrir el motivo de todo
lo visible y obtener la explicación de la vida sensoria; por los filósofos,
al buscar activamente aquello que anima a la subjetividad, y ha sido expresado
en toda civilización y en todo tipo de personas por medio de las ciencias
morales y la ética; por el biólogo, en su persistente empeño por descubrir
la fuente de la vida y en su ansioso esfuerzo por explicar el principio
vida, que siempre elude sus investigaciones; por el matemático, quien al
considerar el aspecto forma de la manifestación en las distintas ramas de
las matemáticas, llega a la conclusión de que Dios geometriza, que la ley
y la medida rigen todo el universo y que el uno existe por medio de los
muchos, pero a pesar de todo es incapaz de resolver el problema respecto
a quién puede ser esa entidad [i238]
geometrizadora. El problema persiste, y todas
las vías de acercamiento (para hallar una solución) terminan en el callejón
sin salida de las hipótesis y en el reconocimiento de un algo terminante,
tan evadible que los hombres se ven forzados aparentemente a reconocer que
existe una fuente de energía, de vida, de inteligencia, a la que dan distintos [e215] nombres,
de acuerdo a la tendencia de sus mentes (religiosas, científicas o filosóficas),
Dios, Mente Universal, Energía, Fuerza, lo Absoluto, lo Desconocido. Estos
y muchos otros términos son los pronunciados por aquellos que, por medio
del aspecto forma, buscan al Morador de la forma que no han podido hallar
aún. Este fracaso se debe a las limitaciones del cerebro físico y a la falta
de desarrollo del mecanismo por el cual se puede conocer lo espiritual y
oportunamente establecer contacto con el Morador.
El problema de la dualidad es el problema de la existencia misma, y no puede
resolverlo quien se niegue a reconocer la posibilidad de dos hechos esotéricos:
1. Que el sistema solar personifica la conciencia de una Entidad, cuyo origen
está fuera del "círculo se no pasa" solar.
2. Que la manifestación es periódica y la Ley de Renacimiento el método
evolutivo del hombre, del Logos planetario y del Logos solar. De allí el
énfasis puesto en el proemio de La Doctrina Secreta sobre los tres
fundamentos siguientes:
El Principio Inmutable
e Ilimitado.
La Periodicidad del Universo.
La
Identificación de todas las Almas con la SuperAlma.
Una vez que los científicos reconozcan los dos hechos mencionados, sus explicaciones
tendrán un sentido diferente y la verdad, tal cual es, empezará a
iluminar su razón. Pocos hombres están preparados para recibir la iluminación,
que simplemente es la luz de la [i239] intuición
que derriba las barreras erigidas por la facultad de razonar. Con el tiempo
se reconocerá que la dualidad del sistema solar depende de los siguientes
factores:
De la existencia misma.
Del tiempo y el espacio.
De la cualidad deseo o
necesidad.
De la facultad adquisitiva
inherente a la vida misma. Esta facultad, por medio del movimiento,
reúne en sí el material con que satisface su deseo, construyendo la
forma mediante la cual trata de expresarse, confinándose ella misma
dentro de la prisión de la envoltura, a fin de adquirir experiencia.
Es correcta la suposición de que esta teoría admite una poderosa Inteligencia
que actúa de acuerdo a un plan ordenado; [e216]
conscientemente toma forma y encarna a fin de cumplir su propio
propósito específico. Esta hipótesis constituye por sí sola el hecho fundamental
que subyace en las enseñanzas orientales y generalmente es aceptada por
los pensadores de todas las escuelas de pensamiento del mundo, aunque lo
expresen y perciban de distintas maneras. Incluso este concepto, es sólo
una presentación parcial de la Idea real, pero debido a las limitaciones
que tiene el hombre en la actual etapa de evolución, es suficiente como
base práctica sobre la que se puede erigir el templo de la verdad.
Esta Entidad denominada Logos solar, de ninguna manera es el mismo Dios
personal de los cristianos, quien no es más ni menos que el hombre mismo
que se ha expandido hasta transformarse en un ser de enorme poder, sujeto
a las virtudes y vicios propios de aquél. El Logos solar es mucho más que
el hombre, pues es la suma de todas las evoluciones dentro del sistema solar,
incluyendo la humana, que se encuentra en el punto medio respecto a las
demás evoluciones. Por un lado se alinean las huestes de seres que son más
que humanos, quienes en [i240]
kalpas pasados alcanzaron y traspusieron la etapa en la que se encuentra
ahora el hombre; por otro lado se encuentran las huestes de las evoluciones
subhumanas, quienes alcanzarán en kalpas futuros la etapa de la humanidad
actual. El hombre se encuentra en medio de ambas y en el punto de equilibrio;
aquí reside su problema. No participa totalmente del aspecto material de
la evolución, ni es la presión total del tercer Logos, el aspecto Brahma
de la Deidad, esa expresión de la energía pura o inteligencia que anima
ese algo tenue denominado sustancia. El hombre no es totalmente Espíritu,
la expresión del primer Logos, el aspecto Mahadeva, una expresión de la
voluntad pura o necesario deseo que impele a la manifestación. Constituye
el móvil fundamental mismo o la gran voluntad de ser. Es el producto de
la unión de ambos y también el lugar de reunión de la materia o sustancia
inteligente activa con el Espíritu o voluntad fundamental. Es el hijo nacido
en este matrimonio o unificación. Entra a la objetividad a fin de expresar
aquello que se halla en los dos opuestos, más el resultado de la fusión
de ambos dentro de sí mismo.
2. Su Naturaleza y Dualidad.
En términos de cualidad ¿qué tenemos?; tenemos la Inteligencia
activa que unificada con la voluntad o poder produce el "Hijo de la necesidad"
(96)(como lo expresa H. P. B.), que personifica inteligencia, voluntad o
deseo y la conjunta demostración latente, amor-sabiduría. [e217] En términos de
Fuego ¿cómo podríamos expresar un pensamiento análogo? El fuego latente
en la materia -efecto de una manifestación anterior de la misma Entidad
cósmica, o la cualidad relativamente perfeccionada que ha desarrollado en
una encarnación cósmica anterior- es puesto nuevamente en actividad por
el deseo de dicha Entidad de volver a girar en la rueda de renacimiento.
Dicho "fuego por fricción" produce calor e irradiación y evoca una reacción
de su [i241] opuesto, "el fuego eléctrico" o espíritu. Esto nos da la idea del
rayo atravesando la materia, pues la acción del fuego eléctrico se dirige
siempre hacia adelante como ya se sugirió anteriormente. El Rayo uno, "fuego
eléctrico", penetra en la materia. En el sistema esto constituye el matrimonio
del Padre y de la Madre, dando por resultado la fusión de ambos fuegos y
la producción conjunta de esa expresión del fuego que llamamos "fuego solar".
Así se produce el Hijo. La Inteligencia Activa y la Voluntad se han unido
y darán por resultado Amor-Sabiduría cuando se ha perfeccionado mediante
la evolución.
El Fuego eléctrico o Espíritu, unido al fuego por fricción, calor,
produce fuego solar o luz.
De allí que, cuando la Entidad cósmica toma forma, se agrega a la inteligencia
activa, producto de Su encarnación anterior, una nueva cualidad que es inherente
o potencial, amor-sabiduría. Es primeramente la capacidad de amar lo objetivo,
el no-yo, y finalmente de utilizar la forma con sabiduría. La voluntad
pura es todavía una abstracción y será llevada a su pleno desarrollo en
otra encarnación del Logos. La Mente o Inteligencia no es una abstracción,
sino algo que ES. Tampoco Amor-Sabiduría es una abstracción, sino que está
en proceso de desarrollo o de manifestarse, y constituye el aspecto del
Hijo.
Lo que se ha expuesto no es nada nuevo, pero se han reunido estos conceptos
sobre la dualidad esencial a fin de inculcar en nuestras mentes la necesidad
de ver estas cosas desde el punto de vista del lugar que ocupan en el esquema
cósmico, y no desde el punto de vista de nuestra propia evolución planetaria
y del hombre mismo. La evolución humana es esa evolución por la cual
el aspecto Hijo ha de expresarse con la máxima perfección en esta encarnación
cósmica. El hombre fusiona los pares de opuestos; los tres fuegos se
unen en él; es la mejor expresión del principio manásico y, considerado
desde un punto de vista [i242]
muy interesante, dirige la obra de Brahma; es la envoltura para la vida
de Dios y la conciencia individualizada del Logos, manifestándose en los
siete Manasaputras divinos u Hombres celestiales, en Cuyos cuerpos cada
unidad de la familia humana tiene su lugar. El hombre es el aspecto Vishnu
en proceso de desarrollo por medio de la [e218]
inteligencia de Brahma, impulsado por la voluntad del Mahadeva.
Por lo tanto, en modo peculiar, el hombre es muy importante, porque constituye
el punto de unificación de los tres aspectos, pero no lo es puesto que no
constituye el ápice del triángulo sino simplemente el punto medio, si miramos
el triángulo de esta manera:
Espíritu-Padre.
El Hijo u hombre.
Materia-Madre.
La evolución del Hijo, la encarnación cósmica del Cristo, es de gran importancia
para los planes del Ser más grande que el Logos solar, AQUEL SOBRE QUIEN
NADA PUEDE DECIRSE. Los principios animadores de las constelaciones y sistemas
afines observan, con aguda atención, el progreso de la evolución del Hijo.
Así como el planeta llamado Tierra es el punto decisivo o campo de batalla
entre el Espíritu y la materia y, debido a ello, de gran importancia, así
nuestro sistema solar ocupa un lugar análogo en el esquema cósmico. El hombre
cósmico, el Arjuna solar, está luchando por obtener Su autoconciencia individualizada
perfecta y por liberarse e independizarse de la forma y del no-yo. También
en este planeta el hombre trabaja para lograr, en su pequeña esfera, ideales
similares; de la misma manera luchan en el cielo Miguel y Sus ángeles o
los divinos Hombres celestiales, cuyo problema es el mismo en más elevada
escala.
La dualidad y la interacción entre ambos producen: [i243]
La objetividad, el Hijo o Sol manifestado.
La evolución misma.
El desarrollo de la cualidad.
El tiempo y el espacio.
Las preguntas que estamos respondiendo encierran ciertos aspectos fundamentales
de la manifestación, contemplados principalmente desde el punto de vista
subjetivo o síquico.
IV. ¿QUE ES LA CONCIENCIA? ¿QUE LUGAR OCUPA EN EL ACTUAL ESQUEMA DE LAS
COSAS?
Podemos definir la conciencia como la facultad de captar; concierne principalmente
a la relación que existe entre el Yo y el no-yo, el Conocedor y lo conocido,
el Pensador y lo pensado. Estas definiciones involucran la aceptación
de la idea de la dualidad, de lo objetivo y de lo que está detrás de la
objetividad.(97) [e219]La
conciencia expresa lo que puede ser considerado como el punto medio de
la manifestación. No atañe totalmente al polo del Espíritu; se produce
por la unión de los dos polos y por el proceso de interacción y adaptación
que necesariamente resulta. A fin de facilitar su aclaración podría clasificarse
de la manera siguiente:c[i244]
Primer Polo
Punto de Unión
Segundo Polo
Primer Logos
Segundo Logos
Tercer Logos
Mahadeva
Vishnu
Brahma
Voluntad
Amor-Sabiduría
Inteligencia
Espíritu
Conciencia
Materia
Padre
Hijo
Madre
Mónada
Ego
Personalidad
El Yo
La Relación entre
El No-Yo
El Conocedor
El Conocimiento
Lo Conocido
Vida
Realización
Forma
Podríamos ir acumulando términos, pero los mencionados bastan para demostrar
la relación que existe entre los tres aspectos del Logos, durante la
manifestación. Se ha de recalcar lo antedicho: El sistema solar personifica,
durante la objetividad evolutiva, la relación logoica mencionada, y toda
la finalidad del desarrollo progresivo es llevar al Hijo del Padre y de
la Madre, a un punto de plena realización, de total autoconciencia y de
completo conocimiento activo. Este Hijo es objetivamente el sistema
solar, inherentemente voluntad o poder y subjetivamente amor-sabiduría.
Esta última cualidad se está desarrollando mediante el empleo de la inteligencia
activa.
Las tres Personas manifestadas de la Tríada logoica procuran obtener un
pleno desarrollo, dependiendo una de la otra. La voluntad de ser del aspecto
Mahadeva, con la ayuda de la inteligencia [e220]de Brahma, trata de desarrollar amor-sabiduría, el aspecto Vishnu
o hijo. En el sistema microcósmico, reflejo del triple Logos, el hombre
procura, valiéndose de los tres vehículos, alcanzar el mismo desarrollo
en su propio plano. En los planos superiores, los Hombres celestiales,
por medio de atma-budi-manas, tratan de lograr una progresión similar.
Los Hombres celestiales además de los entes de Sus cuerpos, compuestos
de mónadas dévicas y humanas, forman en conjunto el gran Hombre celestial.
Cuando el hombre realiza, los Hombres celestiales también realizan; cuando
Ellos alcanzan Su pleno desarrollo y conocimiento [i245]
y son autoconscientes en todos los planos, entonces el Hijo realiza
y el sistema solar (Su cuerpo de manifestación y de experiencia) ha servido
su propósito. El Hijo se libera. Extendiendo la idea del triple desenvolvimiento
de la conciencia al Logos, en un ciclo aún más amplio (los tres sistemas
solares de los cuales el nuestro es el punto medio) se repetirá en los
niveles cósmicos, en conexión también con el Logos, el proceso del desarrollo
del hombre en los tres mundos.
EL MACROCOSMOS
El primer sistema solar personificó el principio "Yo soy".
El segundo sistema solar personifica el principio "Yo soy ese
El tercer sistema solar personificará el principio "Yo soy ese yo soy".
EL MICROCOSMOS
La primera manifestación, la Personalidad, personifica el principio
"Yo soy".
La segunda manifestación, el Ego, personifica el principio "Yo soy Ese".
La tercera manifestación, la Mónada, personificará el principio "Yo soy
Ese yo soy".
De esta manera los distintos factores desempeñan su parte en el orden general
de las cosas; todos están interrelacionados, siendo partes interesadas y
miembros unos de los otros.
V. ¿EXISTE UNA ANALOGIA DIRECTA ENTRE UN SISTEMA, UN PLANETA, UN HOMBRE
Y UN ÁTOMO?
Si al formular esta pregunta existe el deseo de comprobar una similitud
exacta, la respuesta es la siguiente: No, la analogía nunca es exacta en
detalle, sino que sólo ofrece ciertas correspondencias amplias y fundamentales.
En los cuatro factores mencionados en la pregunta, hay puntos inmutables
de semejanza; pero, durante su desarrollo las etapas de crecimiento quizás
no parezcan iguales en los detalles evolutivos, si se los considera desde
el punto de vista del hombre en los [i246]tres mundos,
pues está obstaculizado por su limitada captación. Los puntos de semblanza
entre los cuatro se pueden sintetizar de la manera siguiente, tomando el
átomo del [e221] plano
físico como punto de partida y desarrollando el concepto por etapas:
El Átomo (98)
El átomo es un esferoide que contiene dentro
de sí mismo un núcleo de vida.
El átomo contiene en si mismo moléculas diferenciadas
que, en su totalidad, forman el átomo mismo. Se dice, por ejemplo,
que el átomo físico contiene en su periferia catorce mil millones
de átomos arquetípicos, sin embargo estos millones se manifiestan
como uno.
El átomo se distingue por la actividad, manifestando
las cualidades de
movimiento giratorio
poder discriminativo
capacidad de desarrollo
Se dice que el átomo contiene en sí mismo tres
espirillas mayores y siete menores,
99 las
cuales están en proceso [i247]
de vitalización, pero no han logrado todavía
plena actividad. En esta etapa actúan cuatro únicamente; la quinta
está en proceso de desarrollo.
El átomo está regido por la Ley de Economía;
va siendo
[e222] lentamente
gobernado por la Ley de Atracción y, con el tiempo, estará bajo el
dominio de la Ley de Síntesis.
El átomo encuentra su lugar en todas las formas,
y el conglomerado de átomos produce la forma.
Un átomo responde al estimulo externo:
Estímulo eléctrico, que afecta su forma objetiva.
Estímulo magnético, que actúa sobre su vida subjetiva.
El efecto combinado de ambos produce el consiguiente crecimiento y
desenvolvimiento internos.
Por lo tanto, el átomo se caracteriza por:
Su forma esferoidal. Su "círculo no se pasa" es preciso
y perceptible.
Su disposición interna abarca la esfera de influencia
de cualquier átomo.
Su actividad vital, o la medida en que la vida de
su centro lo anima, cosa relativa en esta etapa.
Su séptuple economía interna en proceso de evolución.
Su eventual síntesis interna de los siete en los tres.
Su relación grupal.
Su desarrollo de conciencia, o capacidad de responder.
Habiendo establecido los hechos anteriores con respecto al átomo, podemos
ahora extender la idea al hombre, siguiendo el mismo delineamiento general:
El Hombre.
Un hombre tiene forma esferoidal. Puede ser visto
como un "círculo no se pasa" esférico, una esfera de materia con un
núcleo
[i248] de
vida en el centro. Al exponer esto estamos considerando al hombre verdadero
en su posición fundamental como Ego, con su esfera de manifestación,
el cuerpo causal, punto medio entre Espíritu y materia.
El hombre contiene en sí mismo átomos diferenciados,
que en su totalidad componen su forma objetiva en los planos de la manifestación.
Todos los átomos están animados por la vida del hombre, debido a su
persistente voluntad de ser; todos vibran de acuerdo al grado de evolución
que él haya alcanzado. Visto desde los planos superiores el hombre aparece
como una esfera (o esferas) de materia diferenciada, que vibra a determinado
ritmo, coloreada por determinado color y girando a un ritmo fijo -el
ritmo del ciclo de su vida.
El hombre se caracteriza por la actividad que despliega
en
[e223] uno
o más planos de los tres mundos, y manifiesta las cualidades siguientes:
Movimiento de rotación, o su determinado período cíclico en la
rueda de la vida, alrededor de su polo egoico.
Capacidad de discriminar, o el poder de elegir y de adquirir
experiencia.
Capacidad de evolucionar, a fin de acelerar la vibración y establecer
contactos.
Contiene en sí mismo tres principios mayores -voluntad,
amor-sabiduría, inteligencia activa o adaptabilidad- y su diferenciación
en siete principios. Estos, que constituirán eventualmente las diez
manifestaciones perfectas, están en proceso de vitalización; pero no
han alcanzado todavía plena expresión. En el hombre sólo cuatro principios
se hallan activos, y está en proceso de desarrollar el quinto o principio
manásico. Obsérvese cuán perfecta es la analogía entre el hombre visto
como el cuaternario inferior, desarrollando el principio de la mente,
y el átomo con sus cuatro espirillas activas y la quinta en proceso
de ser estimulada.
El hombre está regido por la Ley de Atracción;
[i249] evoluciona
por medio de la Ley de Economía y está entrando bajo el dominio de la
Ley de Síntesis. La Ley de Economía rige el proceso material, del cual
el hombre no es muy consciente. La atracción rige su vinculación con
otras unidades o grupos, y la síntesis es la ley de su Yo interno, la
vida dentro de la forma.
El hombre tiene su lugar dentro de la forma grupal.
Los grupos egoicos y los Hombres celestiales están formados por el conglomerado
de entes humanos y dévicos.
El hombre responde al estímulo externo:
Estímulo eléctrico, que afecta a la forma externa, o respuesta
pránica.
Estímulo magnético, que actúa sobre su vida subjetiva. Ésta proviene
de su grupo egoico y más tarde del Hombre celestial, de Cuyo cuerpo
es una célula.
El efecto combinado ole ambos estímulos induce al crecimiento
y desarrollo constantes.
En consecuencia el hombre se caracteriza por:
Su forma esferoidal. Su "círculo no se pasa" es preciso
y perceptible.
Su distribución interna; toda su esfera de influencia
está en proceso de desarrollo. En la actualidad dicha esfera es
[e224]limitada
y su campo de actividad pequeño. A medida que se desarrolla el cuerpo
egoico, el núcleo de vida que se halla en el centro aumenta su radio
de control, hasta dominar y gobernar todo el conjunto.
Su actividad vital, o lo que pueda expresar en determinados
momentos su autoconciencia, o el control que ejerce sobre su triple
naturaleza inferior.
Su séptuple economía interna; el desarrollo de sus
siete principios. [i250]
Su eventual síntesis interna bajo la acción de las
tres leyes, las siete en las tres y luego en una.
Su relación grupal.
Su desarrollo de conciencia,
de respuesta al contacto, que implica por lo tanto el desarrollo de
la percepción.
El Hombre Celestial (1).
a. Cada Hombre celestial debe ser visto también como un esferoide.
Posee además su "círculo no se pasa", como el átomo y el hombre. Dicho
círculo abarca todo el esquema planetario; un [e225]globo físico
denso, que corresponde a una cadena, es análogo, en su caso, al cuerpo
físico del hombre y al átomo en el plano físico. Cada esquema de siete
cadenas expresa la vida de la Entidad que la ocupa, así como el hombre
ocupa su cuerpo a fin de manifestarse y adquirir experiencia.
[i251] b.
El Hombre celestial contiene en Sí mismo aquello que es similar a las
células en los vehículos de expresión del ser humano. Los átomos o células
de Su cuerpo están formados por conglomerados de entes dévicos y humanos,
que vibran al ritmo de Su nota clave y responden al compás de Su vida.
Todas estas unidades se mantienen unidas y animadas por Su voluntad de
ser y todas vibran de acuerdo al grado de evolución por Él alcanzado.
Desde el punto de vista cósmico el Hombre celestial se ve como una esfera
de vida maravillosa, que comprende dentro de su radio de influencia la
capacidad vibratoria de todo un esquema planetario. Vibra a cierto ritmo,
que puede ser calculado por la actividad de la vida que palpita en el
centro de la esfera. El esquema planetario posee determinado color; gira
a velocidad fija -ritmo cíclico de Su vida dentro del mahamanvantara o
ciclo logoico mayor.
c. El Hombre celestial se distingue por su actividad en uno u otro de
los planos denominados Tríada o Atma-Budi-Manas, así como el hombre se
caracteriza por su actividad en uno de los planos de los tres mundos mental-astral-físico.
Oportunamente el hombre llega a ser autoconsciente en los tres, también
el Hombre celestial con el tiempo será plenamente autoconsciente en los
tres superiores. Todo movimiento progresivo o acrecentada vitalidad entre
el conglomerado de hombres en los tres mundos, va acompañado de una actividad
análoga en los tres planos superiores. La acción y la interacción entre
la vida que anima a los grupos u Hombres celestiales, y la vida que anima
a los átomos y a los hombres que forman las unidades de los grupos, son
misteriosas y maravillosas. El Hombre celestial, en los niveles correspondientes,
manifiesta en forma análoga las cualidades siguiente:
1. Movimiento de rotación o actividad particular cíclica que efectúa alrededor
de la rueda de Su vida, un esquema planetario y, por lo tanto, alrededor
de Su polo egoico. [i252]
2. Capacidad discriminadora o poder de elegir, a fin de adquirir experiencia.
Los Hombres celestiales personifican a manas o facultad inteligente que
comprende, elige y rechaza (de allí que se los denomine divinos Manasaputras),
adquiriendo así conocimiento y autoconciencia. Esta facultad manásica
la han desarrollado en anteriores kalpas o sistemas solares. Su propósito
ahora consiste en utilizar [e226]
lo que está en desarrollo con el fin de producir
ciertos efectos específicos y alcanzar determinadas metas.
3. Capacidad de evolucionar, de aumentar la vibración, adquirir conocimiento
y establecer contactos. Esta creciente vibración es de orden evolutivo
y gradual, progresa de un centro a otro, como en el caso del hombre y
de las espirillas del átomo. Su objetivo es lograr la uniformidad de contacto
entre sí, y fusionar con el tiempo Sus entidades en la Entidad Una, reteniendo
simultáneamente la plena autoconciencia o autocomprensión individualizada.
d. El Hombre celestial contiene en Sí tres principios mayores (voluntad,
amor-sabiduría, inteligencia), que se manifiestan por medio de los siete
principios tan frecuentemente tratados en la literatura ocultista, constituyendo
los diez de Su final perfección, pues los siete se resuelven en los tres
y los tres en el uno.
Cada Hombre celestial tiene, lógicamente, Su coloración primaria o principio
igual que el hombre y el átomo. El hombre tiene como coloración primaria
o principio la del Hombre celestial, de cuyo cuerpo es una unidad. Tiene
también otros dos principios mayores (igual que el Hombre celestial) y
su diferenciación en los siete, como se ha dicho anteriormente. El átomo
tiene como principio y coloración primaria la del rayo egoico del ser
humano, en cuyo cuerpo se encuentra. Esto naturalmente se refiere al [i253]
átomo físico de un cuerpo humano. Esta coloración
se manifiesta como vibración, la cual establece el ritmo de las tres espirillas
mayores y de las siete menores.
En el Hombre celestial, cuatro principios únicamente se manifiestan en
cierta medida; aunque uno de Ellos se halla más avanzado que los otros
y su quinto principio vibra adecuadamente, otros están en proceso de perfeccionar
el cuarto. El Hombre celestial de nuestra cadena vibra, en cierta medida,
de acuerdo con el quinto principio; mejor dicho, está en proceso de despertarlo
a la vida. Su cuarta vibración o principio, en esta cuarta ronda o ciclo
y en este cuarto globo, está despierto, aunque no funciona todavía como
lo hará en la quinta ronda. Gran parte de las dificultades que prevalecen
hoy en el planeta se debe a que entra en actividad la quinta vibración,
la más elevada, la cual se completará y trascenderá en el próximo quinto
ciclo. Aquí también puede aplicarse la analogía que existe entre el hombre
y el átomo, aunque no con exactitud.
e. El Hombre celestial está regido por la Ley de Atracción, ha trascendido
la Ley de Economía y está entrando rápidamente bajo la égida de la Ley
de Síntesis. Obsérvese, por lo tanto, el gradual y creciente control en
el hecho siguiente [e227]
Primero. La Ley de Economía es la ley primaria del átomo. La Ley
de Atracción está asumiendo el control del átomo. La Ley de Síntesis es
sólo ligeramente sentida por la vida del átomo. Constituye la ley de la
vida.
Segundo. La Ley de Atracción es la ley primaria del hombre. La
Ley de Economía es una ley secundaria para éste; rige la materia de sus
vehículos. La Ley de Síntesis comienza a hacerse sentir paulatinamente.
Tercero. La Ley de Síntesis es la ley primaria del Hombre celestial.
La Ley de Atracción Lo domina plenamente y trasciende la Ley de Economía.
El cuerpo físico denso no es un principio para el Hombre celestial, de
allí que haya trascendido la Ley de Economía. [i254]
La Ley de Atracción rige el proceso material
en la construcción de formas. La Ley de Síntesis constituye la Ley de
Su Ser.
f. El Hombre celestial encuentra Su lugar en los grupos logoicos, y trata
de comprender cuál es Su posición entre los siete y, mediante Su realización,
está próximo a constituir una unidad.
g. Responde al estímulo externo. Contemplado desde el limitado punto de
vista humano, abarca regiones inalcanzables todavía para el intelecto
humano. Concierne:
Al estímulo eléctrico, la respuesta dada a la irradiación solar y a la
paralela irradiación planetaria.
Al estímulo magnético, que actúa sobre Su vida subjetiva. Esta irradiación
emana de fuentes que están fuera del sistema. Podrían observarse los siguiente
hechos:
El estímulo magnético del átomo físico emana del hombre en los
niveles astrales y más tarde en los niveles búdicos.
El estímulo magnético del hombre emana del Hombre celestial en
el plano búdico y más tarde en los nivelas monádicos.
El estímulo magnético del Hombre celestial emana de fuera del sistema,
el astral cósmico; el efecto unido de dichos estímulos induce al constante
desarrollo externo.
El Hombre celestial se caracteriza por:
I. Su forma esferoidal. Su "círculo no se pasa" durante la objetividad
es preciso y perceptible.
II. Su disposición interna y Su esfera de influencia, o esa actividad
animadora de la cadena planetaria. [e228]
III. El control que ejerce sobre Su vida espiritual en un período dado,
poder mediante el cual anima Su séptuple [i255]
naturaleza. Obsérvese el acrecentamiento de
Su influencia, comparada con el triple radio de influencia del hombre.
IV. Su eventual síntesis final de los siete en los tres y los tres en
el uno. Esto abarca la oscuración de los globos y la fusión en la unidad
de los siete principios que cada globo está desarrollando.
V. Su evolución bajo la Ley y el consiguiente desarrollo.
VI. Su relación grupal.
VII. El desarrollo de Su conciencia y de Su percepción.
Finalmente, debemos extender dichas ideas hasta abarcar a un Logos solar
y ver cómo persiste la analogía. Los párrafos que tratan de los estímulos
magnético y eléctrico, inevitablemente nos llevan retroactivamente a la
contemplación del fuego, base y fuente de toda vida.
El Logos Solar.
a. Un Logos solar, el Gran Hombre de los Cielos, es igualmente de
forma esferoidal. Su "círculo no se pasa" abarca toda la circunferencia
del sistema solar, y todo lo que se encuentra dentro de la esfera de influencia
del Sol. El Sol ocupa una posición análoga a la del núcleo de vida en
el centro del átomo. Esta esfera contiene dentro de su periferia las siete
cadenas planetarias que, con las tres sintetizadoras, componen las diez
de la manifestación logoica. El Sol es el cuerpo físico del Logos solar,
Su cuerpo de manifestación; Su vida circula cíclicamente por los siete
esquemas, en el mismo sentido que la vida de un Logos planetario circula
siete veces alrededor de Su esquema de siete cadenas. Cada cadena mantiene
una posición análoga a la de un globo en una cadena planetaria. Obsérvese
la belleza de la analogía, a pesar de no ser exactos sus detalles.(2)
b. El Logos solar contiene en Sí mismo (como el átomo en su cuerpo de
manifestación) a grupos de todos los tipos, [i256] desde el
alma grupal involutiva hasta los grupos egoicos del plano mental. Tiene
(como centros animantes de su cuerpo) los siete grupos mayores o siete
Hombres celestiales, los cuales irradian Su influencia a todas partes
de la esfera logoica, y personifican en Sí mismos todas las vidas y los
grupos menores, los entes humanos y dévicos, células, átomos y moléculas.
Visto desde niveles cósmicos, puede visualizarse la esfera del [e229]
Logos como una vibrante bola de fuego de gloria
suprema, conteniendo dentro de su círculo de influencia las esferas planetarias,
también como vibrantes bolas de fuego. El gran Hombre de los Cielos vibra
a un ritmo constante y creciente; todo el sistema está matizado por cierto
color, el calor de la vida del Logos, el Rayo Uno divino; el sistema gira
a cierto ritmo, el ritmo del gran kalpa o ciclo solar, y alrededor de
su polo solar central.
c. El Logos solar se caracteriza por Su actividad en todos los planos
del sistema solar; es la suma total de toda la manifestación desde el
átomo físico más denso e inferior, hasta el más radiante y cósmico Dhyan
Chohan etéreo. Este séptuple ritmo vibratorio es el ritmo del plano cósmico
inferior, y su grado de vibración puede ser sentido en el astral cósmico
conjuntamente con una débil respuesta en el mental cósmico. Así en la
vida de la existencia logoica, en los niveles cósmicos, puede observarse
el paralelismo con la vida del hombre en los tres mundos, el plano más
inferior del sistema.
En sus propios planos el Logos manifiesta igualmente:
1. Movimiento de rotación. Puede observarse que su vida, al pasar cíclicamente
por un día de Brahma, gira en espiral alrededor de Su rueda mayor, los
diez esquemas de un sistema solar.
2. Capacidad discriminativa. Su primera acción, como sabemos, Consistió
en elegir la materia que necesitaba para la manifestación. Esta elección
fue controlada por el [i257]
karma cósmico,
la capacidad vibratoria,
el color o cualidad de respuesta,
los factores numéricos implicados en las matemáticas
cósmicas.
Es la personificación del manas cósmico, y al emplear
esta facultad, trata -mediante la forma animada- de desarrollar en Su
cuerpo causal cósmico la cualidad paralela de amor-sabiduría.
3. Capacidad de progresar, de aumentar la vibración y de lograr plena
autoconciencia en los niveles cósmicos.
d. El Logos solar contiene dentro de Sí mismo los tres principios o aspectos
mayores y su diferenciación en siete principios, que constituyen los diez
de Su final perfección, y se sintetizan, con el tiempo, en el principio
perfeccionado de amor-sabiduría. Este principio constituye Su coloración
primaria. Cada principio se halla personificado )uno de los esquemas y
se desarrolla por medio de [e230]
uno de los Hombres celestiales. Sólo cuatro
principios se manifiestan en cierta medida, porque la evolución del Logos
va a la par de la evolución de los Hombres celestiales.
e. El Logos solar está regido por la Ley de Síntesis. Mantiene el todo
en unidad sintética u homogeneidad. Su vida subjetiva está regida por
la Ley de Atracción y Su forma material por la Ley de Economía; ahora
comienza a ser regida por otra ley cósmica, todavía incomprensible para
el hombre, que sólo es revelada a los iniciados más elevados.
f. El Logos solar está en proceso de determinar Su lugar dentro del sistema
mayor en el cual ocupa un lugar análogo al del Hombre celestial en un
sistema solar. Primero, trata de descubrir el secreto de Su propia
existencia y alcanzar plena Autoconciencia; Segundo, determinar
la posición y el lugar de Su polo opuesto; Tercero, [i258]
fusionarse y mezclarse con ese polo opuesto. Éste es el matrimonio
cósmico del Logos.
g. Un Logos solar se caracteriza por Su respuesta al estímulo externo,
lo cual concierne:
Al estímulo eléctrico o Su respuesta a la fuerza fohática eléctrica, procedente
de otros centros estelares, que controlan, en gran parte, la acción de
nuestro sistema y sus movimientos en el espacio, en relación con otras
constelaciones.
Al estímulo magnético, actuando sobre Su Vida subjetiva, procedente de
ciertos centros cósmicos, sugeridos en La Doctrina Secreta. Éstos
tienen su fuente de origen en niveles búdicos cósmicos. Su efecto combinado
induce al desarrollo constante.
El Logos solar se caracteriza por:
I. Su existencia esferoidal
manifestada. Su "círculo no se pasa" es preciso y perceptible. Esto puede
ser demostrado únicamente mediante el esfuerzo realizado para determinar
la extensión del control subjetivo, la medida de la esfera solar de influencia
o la atracción magnética del Sol ejercida sobre otros cuerpos menores,
a los cuales mantiene en movimiento circulatorio alrededor de sí mismo.
II. La actividad de la
vida que anima a los diez esquemas.
III. La amplitud de Su
control, ejercido en cualquier periodo dado.
IV. La síntesis final de
los siete esquemas en los tres y de los tres en el uno, Esto abarca la
oscuración del los esquemas y la unificación de los siete principios que
ellos personifican. [e231]
V. Su sujeción a la Ley
de Su Ser.
VI. Su relación grupal.
VII. Su desarrollo de Conciencia;
el factor tiempo [i259]
está controlado por el ritmo del desarrollo
de todos los entes conscientes de Su cuerpo.
Hemos delineado muy brevemente algunas de las analogías que existen entre
los cuatro factores ya mencionados, habiendo respondido superficialmente
a la pregunta. Si estos puntos son estudiados resultarán de verdadera
ayuda para desarrollar la apreciación mental del estudiante y acrecentar
su comprensión de la belleza de todo el esquema solar.
VI. ¿QUE ES EL ASPECTO MENTE? ¿POR QUE EL PRINCIPIO MANASICO ES TAN IMPORTANTE?
¿QUIENES SON LOS MANASAPUTRAS?
Nos ocuparemos ahora del misterio más profundo de todo el sistema solar
manifestado, el misterio de la Electricidad,(3)
al cual H. P. B. se refiere. Está estrechamente vinculado
con la vida de Dios, tal como se manifiesta por medio de Sus siete Centros,
los siete Hombres celestiales, los divinos Manasaputras. Todavía es imposible
resolver este problema exotéricamente y muy poco puede ser revelado al
público; ello se debe a tres razones:
Primero, el grado de evolución alcanzado por el hombre no le permite
captar correctamente estas abstracciones.
Segundo, gran parte de lo que puede ser explicado sólo se revela a
los iniciados que han pasado la tercera Iniciación, y aún a ellos en forma
muy reservada.
Tercero, la revelación del estrecho vínculo que existe entre la mente
y fohat o energía, o entre el poder del pensamiento y el fenómeno eléctrico
-efecto del impulso fohático sobre la materia- encierra muchos peligros;
el eslabón que falta (si es posible denominarlo así) en la cadena del
razonamiento, partiendo de los fenómenos al impulso que los origina, sólo
puede impartirse sin riesgo, cuando se ha construido debidamente el puente
entre la mente superior y la inferior. Cuando lo inferior está siendo
controlado por lo superior, o cuando el cuaternario se está fusionando
con la Tríada, entonces se le puede confiar al hombre los [i260]
cuatro fundamentos restantes. Tres fundamentos
ya se han expresado en el proemio de La Doctrina Secreta, y conjuntamente
con el Concepto evolutivo de la psicología forman los tres conceptos [e232]
revelados y el cuarto que está apareciendo.
Los otros tres son esotéricos y se mantendrán así hasta que cada hombre
haya realizado por sí mismo su desarrollo espiritual, construido el puente
entre la mente inferior y la superior, preparado el santuario para la
Luz de Dios en el templo de Salomón y dedicado sus actividades a colaborar
abnegadamente en los planes del Logos.
Cuando dichas cualidades asuman un lugar prominente y el hombre haya dedicado
toda su voluntad al servicio, entonces se pondrá en sus manos la clave
que le permitirá encontrar el método mediante el cual el impulso eléctrico,
manifestándose como calor, luz y movimiento, puede ser dominado y utilizado;
descubrirá la fuente del impulso inicial que proviene de centros de fuera
del sistema, y el ritmo básico. Sólo entonces podrá ser un verdadero colaborador
inteligente, y (eludiendo ser controlado por la Ley que rige en los tres
mundos) manejará él mismo la ley en las esferas inferiores.
1. Naturaleza de la Manifestación.
Tenemos aquí tres preguntas importantes y las consideraremos como
una, pues todas ellas se refieren al mismo tema y conciernen a la objetividad
inteligente. Quizás si parafraseamos este triple interrogante y lo reducimos
a la objetividad microcósmica, el problema no parecerá tan complejo. Podríamos
expresarlo de la manera siguiente:
¿Qué es el aspecto pensante del ser humano? ¿Por qué su mente y sus procesos
mentales son tan importantes? ¿Quién es el pensador?
El hombre, en su esencia fundamental, es la triada superior manifestándose
por medio de una forma que evoluciona gradualmente, el cuerpo egoico o
causal, y utiliza la triple personalidad inferior [i261]
como medio de contacto con los tres planos inferiores. Todo esto
tiene por finalidad el desenvolvimiento de la autoconciencia perfecta.
Por encima de la tríada está la Mónada o Padre en el Cielo -un punto de
abstracción cuando el hombre lo contempla desde el plano físico, para
quien la Mónada ocupa la posición del Absoluto, en el mismo sentido que
el Logos indiferenciado se encuentra respecto a la Trinidad, las tres
Personas de la manifestación logoica. El paralelo es exacto.
La Mónada.
La Tríada, Atma-Budi-Manas, o voluntad espiritual, intuición y mente
superior.
El cuerpo egoico o casual, santuario del principio búdico. Este cuerpo
se construye con el poder de la mente, siendo la manifestación de los
tres. [e233]
La triple naturaleza inferior, los puntos de objetividad más densa.
La triple naturaleza inferior es, en esencia, un cuaternario: vehículo
etérico, vida animante o prana, kama-manas y mente inferior. Manas o
quinto principio constituye el vínculo entre lo inferior y lo superior.(5)
Tenemos, por consiguiente, cuatro inferiores y tres superiores y la relación
que existe entre ellos, el principio mente. He aquí los siete, formados
por la unión de los tres y los cuatro, y otro factor que hacen ocho. Los
siete finales se percibirán cuando budi y manas se fusionen. En algunos
libros ocultistas se han hecho muchas insinuaciones respecto a la octava
esfera. Quisiera sugerirles que en este factor vinculador, mente inteligente,
tenemos la clave del misterio. Cuando la mente obtiene un desarrollo indebido,
cesa de unir lo superior y lo inferior y forma una esfera propia. Éste es
el desastre más grande que puede ocurrir al ente humano.
La Mónada, el Absoluto microcósmico.
Espíritu Puro
El uno y único
La Trinidad Monádica
Primer aspecto
Atma o voluntad espiritual..
Segundo aspecto
Budi o principio crístico.
Tercer aspecto
Manas o mente superior.
El aspecto Hijo en la objetividad. El cuerpo egoico o causal.
El cuaternario inferior
1. Cuerpo mental
3. Cuerpo etérico
2. Cuerpo astral o emocional.
4. Cuerpo físico.
El microcosmos es la reproducción del sistema solar en miniatura. Lo que
antecede se refiere a las formas objetivas, que corresponden al Sol y a
los siete planetas sagrados. Pero paralelamente a la forma exotérica se
lleva a cabo un desarrollo síquico, denominado [e234]los siete principios. El hombre también desarrolla
siete principios, que podrían ser enumerados de la manera siguiente:
[i263] (La naturaleza
síquica de la Mónada es dual.)
1. El principio atma. Naturaleza espiritual. Voluntad.
2. El principio budi. Naturaleza amor. Sabiduría.
3. El principio manas. Naturaleza inteligente. Actividad.
Obsérvese que los tres principios, en términos de la Tríada, con los dos
principios sintetizadores del plano de la Mónada, hacen cinco principios
y dan la clave de la enumeración empleada por H. P. B. en algunas partes.
Podrían expresarse como:
Desde el punto de vista de la evolución, consideramos al más elevado y a
los dos superiores como la analogía del Absoluto, cuando se manifiesta en
la dualidad. Esto es anterior a la objetividad, y requiere la presencia
de los tres. Podría considerarse que los principios en la manifestación
son: [i264]
Primer Principio
La esfera de manifestación el
huevo monádico
Segundo Principio
Atma
Voluntad
Tercer Principio
Budi
Razón pura, sabiduría
Cuarto Principio
Manas
Mente pura, mente superior.
Quinto Principio
Manas
Mente inferior.
Sexto Principio
Kama-manas
Séptimo Principio
Emoción pura o sentimiento
Estos principios corresponden al microcosmos considerados como que han trascendido
totalmente el cuerpo físico, de manera que la enumeración se refiere a la
vida subjetiva o al desarrollo de la psiquis o alma.
Esto debe tenerse muy en cuenta, de lo contrario producirá confusión. Las
enumeraciones conciernen a la subjetividad, no a la forma. Por lo tanto,
hemos considerado:
a.
La séptuple objetividad
las formas materiales.
b.
La séptuple subjetividad
la evolución síquica.
c.
La séptuple espiritualidad
la vida de la Entidad.
Se recordará también que al clasificar la vida espiritual de la Mónada la
hemos considerado como quíntuple. Ello fue necesario en esta quíntuple evolución,
pero los dos principios que restan podemos considerarlos como:
6. La vida del Hombre celestial, en cuyo cuerpo el hombre tiene un lugar.
7. La vida del Logos, en cuyo cuerpo el Hombre celestial tiene también un
lugar.
Sería útil considerar aquí otra enumeración de los principios del hombre,(8)a medida que se manifiesta en los [i265]
tres mundos, los [e236]
planos en que lo subjetivo y lo objetivo se unen.
¿Qué tenemos allí? Empezaremos, donde el hombre comienza, con lo más inferior.
7. El Cuerpo etérico
1. Cuerpo vital
6. Prana
2. Fuerza vital
5. Kama-Manas
3. Deseo-mente
4. Mente inferior
4. Mente concreta
3. Manas
5. mente superior o abstracta
2. Budi
6. Sabiduría, fuerza crística, intuición
1. Atma
7. Voluntad espiritual
Esta es la clasificación inferior para el hombre poco evolucionado de la
actualidad. ¿Qué puede verse desde el punto de vista del Ego?
[e237] Al enumerar estos
principios, lo hacemos desde diferentes puntos de vista (tal como H. P.
B. dice que debe hacerse) (9), (10)los c9uales dependen de la
etapa y la visión alcanzada. Los hemos considerado así al responder a
la sexta pregunta, porque se ha procurado poner de relieve y grabar con
claridad en nuestras mentes, que deben tenerse en cuenta las tres líneas
de desarrollo al considerar la evolución de los Manasaputras.
2. Desarrollo Objetivo.
Séptuple en la evolución y en el tiempo, nónuple durante la oscuración
y décuple durante la desintegración.
Macrocosmos.
Los siete planetas sagrados del sistema solar.
Los dos planetas que se hallan ocultos, los planetas sintetizadores.
El único planeta sintetizador final, el Sol. Siete más dos y más
uno son diez.
En el vehículo físico existen siete centros que corresponden a dichos cuerpos
con sus centros sintetizadores situados en el corazón y en la garganta;
el centro coronario constituye el sintetizador final. Esta clasificación
se refiere totalmente al aspecto forma y a los vehículos ocupados por el
Logos, los Manasaputras y el Hombre.
3. Desarrollo Subjetivo.
Éste también es séptuple:
1. Astral
deseo, emoción, sentimiento puro.
2. Kama-manásico
deseo-mente.
3. Manásico
mente inferior concreta.
4. Manásico superior
mente abstracta o pura.
5. Búdico
razón pura, intuición.
6. Átmico
voluntad pura, realización.
7. Monádico
voluntad, amor-sabiduría, inteligencia.
Esto se refiere al séptuple desarrollo de inherente amor-sabiduría, con
la ayuda de la mente. Se lleva a cabo macrocósmicamente a través de los
siete Hombres celestiales, quienes son [i268]inteligentemente activos; Su amor es inherente y se los ve objetivamente
por medio de Sus formas, los esquemas planetarios. En su totalidad constituyen
el Logos, el gran Hombre de los Cielos. En el caso del Hombre celestial
el desarrollo prosigue por medio de los siete grupos de entes humanos, que
forman Sus centros síquicos. Dichos grupos, en su propio plano, desarrollan
la inteligencia, son inherentemente amor y pueden establecer contacto en
forma objetiva con las siete cadenas de un esquema. En el caso del individuo,
el desarrollo prosigue por medio de sus siete centros, clave de su evolución
síquica. El hombre está también desarrollando la inteligencia; es inherentemente
amor y se le ve objetivamente por medio de cualquiera de sus cuerpos.
Aquí trato de hacer resaltar el desenvolvimiento síquico, y también la
evolución subjetiva como la principal empresa del Logos, de
un Logos planetario y de un hombre. El amor inteligente [e239]
activo (que mediante la aplicación inteligente
de la facultad mental llevará a la actividad la latente cualidad del amor)
será el resultado del proceso evolutivo. Así como la objetividad es dual,
vida-forma, de la misma manera lo es la subjetividad, mente-amor, y la fusión
produce conciencia. Sólo el Espíritu es una unidad indivisible; el desenvolvimiento
del Espíritu (o la obtención de los frutos de la evolución) sólo se realizará
cuando la doble evolución de la forma y la psique se haya consumado. Entonces
el Espíritu cosechará el fruto de la evolución y reunirá en sí las cualidades
cultivadas durante la manifestación: perfecto amor y perfecta inteligencia,
manifestándose como amor-sabiduría inteligente y activo.
Podríamos por lo tanto responder a la pregunta: ¿qué es el aspecto mente
y por qué es tan importante?, expresando que el aspecto mente constituye,
en realidad, la habilidad o capacidad de la Existencia logoica de pensar,
actuar, construir y evolucionar, a fin de desarrollar la facultad del amor
activo. Cuando el Logos, que es inteligencia activa, haya recorrido Su [i269]
ciclo de vida, será también amor plenamente manifestado
en toda la Naturaleza. Esto se puede afirmar respecto a un Hombre celestial
en Su esfera, y a un hombre en su diminuto ciclo. De esta manera se podrá
apreciar plenamente la importancia de manas. Constituye el medio por el
cual la evolución se hace posible, se alcanza la comprensión y se genera
y utiliza la actividad.
Veamos cómo se puede considerar esta pregunta en términos de Fuego:
Objetivamente
Subjetivamente
Espiritualmente
1. El mar de fuego
1. Nuestro Dios es un fuego consumidor
Voluntad energetizadora.
2. El akasha
2. La Luz de Dios
Aspecto forma.
3. El éter
3. El calor de la materia
Aspecto actividad.
4. El aire
4. La iluminación de la intuición.
5. El fuego
5. El fuego de la mente.
6. La luz astral
6. El calor de las emociones.
7. La Electricidad del plano físico
7. El kundalini y el prana.
Esto está envuelto en un triple misterio:
El misterio de la electricidad.
El misterio de las siete constelaciones.
El misterio del UNO, POR ENCIMA DEL LOGOS.
4. Los Hombres Celestiales y el Hombre.
La parte final de la pregunta sexta es: ¿Quiénes son los Manasaputras?
[e240]Se
dará una respuesta más detallada, en lo que respecta a nuestro planeta,
cuando nos aboquemos al tema de la llegada de los Señores de la Llama. Es
conveniente aclarar ahora ciertos hechos que deberán constituir la base
de cualquier pensamiento sobre este tema.
[i270] Los divinos Manasaputras, (11,12) denominados con diversos nombres
en La Doctrina Secreta, son los Hijos nacidos de la Mente de Brahma,
el tercer aspecto logoico.
Son los siete Logos planetarios, los Señores de los Rayos, los siete Hombres
celestiales, que desarrollaron el aspecto mente durante el primer sistema
solar, en el que Brahma era el supremo y personificaba en Sí mismo la existencia
objetiva, y Lo logró porque al igual que el segundo aspecto (Vishnu o el
Dragón de la Sabiduría) es la suma total de la existencia en este segundo
sistema.
Las células de Sus cuerpos están constituidas por los entes de las evoluciones
humanas y dévica, así como los organismos vivientes (aunque en una vuelta
más alta de la espiral) las diversas [e241]
y animadas células o vidas menores, constituyen
los cuerpos de los seres humanos. Éste es un hecho fundamental en ocultismo,
y la relación que existe entre las células de los vehículos humanos y las
células de los distintos cuerpos del Hombre [i271]
celestial será iluminadora si se la estudia detenidamente.
De la misma manera que el ser humano tiene una fuente de origen, la Mónada,
y un vehículo semipermanente, el cuerpo causal, que se manifiesta por medio
de sus principios inferiores (de los cuales el físico denso no constituye
uno de ellos), así también el Hombre celestial tiene una fuente de origen,
su Mónada, un cuerpo semipermanente en los niveles monádicos del sistema
solar, pero manifestado por medio de tres envolturas inferiores, nuestros
planos átmico, búdico y manásico. Para Él los planos astral y físico no
constituyen un principio, así como para el hombre no lo es el físico.
El hombre vitaliza el cuerpo físico con su fuerza y su calor, pero no lo
considera ocultamente un principio. Así el Hombre celestial es ajeno a los
dos planos inferiores de la manifestación, aunque los vitaliza con Su fuerza.
El ser humano se da cuenta de su relación (como la célula la tiene con el
cuerpo) con el Hombre celestial únicamente cuando desarrolla la conciencia
del Ego en su propio plano. Permítaseme expresarlo de la siguiente manera:
el cuerpo causal constituye la forma más inferior por la cual se manifiesta
un Hombre celestial, así como el cuerpo físico es la forma más inferior
a través de la cual se manifiesta el ser humano, y ello en su significado
etérico.
Debe recordarse que las Existencias manifestadas personifican ciertos planos
y tienen Sus puntos de involución muy profundos en diversos niveles:
El hombre tiene su origen en el plano monádico,
su principal punto focal en el quinto nivel, el mental: pero trata de
obtener un pleno desarrollo consciente en los tres planos inferiores:
mental, astral y físico.
El Hombre celestial tiene Su fuente de origen
fuera del sistema solar (como el hombre lo tiene fuera de los tres mundos
de su esfuerzo) y Su principal punto focal en el segundo plano del sistema,
el monádico, pero trata de desarrollar la conciencia en los planos de
la Tríada (esto en relación con todas las células de Su cuerpo). Desarrolló
la conciencia en los tres
[i272]
planos inferiores de los tres mundos durante el primer sistema solar,
también en relación con las células de Su cuerpo. El hombre repite hasta
la quinta Iniciación, el esfuerzo de Aquél, lo cual lo llevará a la
etapa de conciencia lograda por el Hombre celestial en un mahamanvantara
muy anterior. Ha de recordarse que esto siempre está vinculado con las
iniciaciones. [e242]
El Logos solar tiene Su origen en un plano cósmico
aún más elevado y Su punto focal principal en el plano mental Cósmico
pero se expresa por medio de los tres planos cósmicos inferiores similarmente
como el hombre trata de expresarse en los tres mundos. Por consiguiente,
los siete planos mayores del sistema solar se encuentran, con respecto
al Logos solar, en la misma relación que el plano físico se encuentra
con respecto al ser humano. Forman Sus cuerpos etérico y denso. Se puede
decir que:
Los vitaliza con Su vida y calor.
Los anima.
Es plenamente consciente a través de ellos.
El etérico es, respecto al tiempo, Su principio más inferior,
pero el físico denso no es tenido en cuenta. El cuerpo físico denso
cósmico está compuesto de materia de los tres planos inferiores del
sistema solar, el mental, el astral y el físico. Por lo tanto el
plano búdico es el cuarto éter cósmico.
Los Hombres celestiales forman los siete centros
del cuerpo del Logos. Son las esferas de fuego que animan Su cuerpo,
y cada uno de Ellos expresa un tipo de la fuerza que este manifiesta,
de acuerdo a Su lugar dentro del cuerpo.
Los seres humanos, cuando están centrados dentro
de sus grupos en los planos causales, forman uno u otro de los siete
centros en el cuerpo del Hombre celestial.
El Logos solar forma un centro en el cuerpo de
una ENTIDAD cósmica aún mayor. En consecuencia los seres humanos
[i273] tienen
su lugar en uno de los cuarenta y nueve centros (no grupos, porque un
centro puede componerse de muchos grupos, que corresponden a diferentes
partes) de los siete Hombres celestiales.
Un Hombre celestial, con sus siete centros, forma un centro en el cuerpo
del Logos solar. He de indicar aquí que existe estrecha conexión entre
los siete Rishis de la Osa Mayor y los siete Hombres celestiales.
Aquéllos son en relación a estos lo que la Mónada es respecto a la unidad
evolucionante humana.
VII ¿ POR QUE LA EVOLUCIÓN SE DESENVUELVE CICLICAMENTE?
Esta pregunta es desconcertante y nos hace pensar. Vamos a encararla basándonos
en lo siguiente: Cuando se piensa en el progreso cíclico surgen ciertos
Conceptos que sería conveniente considerar.
a. Repetición en el tiempo: El concepto de actividad cíclica comprende
períodos de tiempo de diferente duración, ciclos mayores o menores, pero
de acuerdo a su duración, uniformes. Un manvantara o Día de Brahma, tiene
siempre determinada extensión; lo mismo ocurre con el mahamanvantara. Los
ciclos durante los cuales un átomo de cualquier plano gira alrededor de
su eje son uniformes en el plano correspondiente.
b. Repetición de los hechos: Da la idea de un ritmo clave o sonido,
en cualquier grupo particular de átomos que entran en la composición de
una forma determinada. Este agrupamiento de átomos tenderá a crear una serie
de circunstancias y repetirá el compás o sonido, cuando un factor animador
influye sobre ellos. Si en determinados períodos la fuerza vitalizadora
se pone en contacto con una serie de átomos, evocará un sonido específico,
el cual se manifestará objetivamente como circunstancias ambientales. En
otras palabras, [i274]
la interacción del Yo y del no-yo es, invariablemente,
de carácter cíclico. La misma calidad de tono será evocada por el Yo cuando
more en la forma, pero el ritmo ascenderá gradualmente. Es similar al efecto
producido al golpear la misma nota en octavas diferentes, empezando por
la más baja.
c. Repetición en el espacio: Este concepto se halla profundamente
implicado en un concepto más amplio respecto al karma, ley que realmente
rige la materia del sistema solar e inició su acción en sistemas solares
anteriores. Tenemos, por lo tanto, ciclos ordenados y repetición en espiral
ascendente, regida por una ley precisa.
Las ideas sugeridas podrían también expresarse de la manera siguiente:
El sistema solar repite su actividad........Repetición
en el espacio.
Una cadena planetaria repite su actividad...Repetición
en el tiempo.
La repercusión consecutiva y constante de la nota
de un plano, de un subplano y de todo lo que dicha nota trae a la objetividad.Planos
de Repetición
La tendencia de los átomos a perpetuar su actividad
y a producir circunstancias ambientales y vehículos similares... Repetición
de la Forma.
[e244]Cuando extendemos
estas ideas desde todos los planos del sistema solar hasta abarcar los planos
cósmicos, penetramos en lo infinito.
2. La Repetición de la Actividad Cíclica está Regida por Dos Leyes:
Quizá sea más exacto decir que está regida por una ley primaria y otra
subsidiaria. Esto nos lleva [i275]
a dos tipos de ciclos involucrados en la propia
y verdadera naturaleza del Yo y del no-yo. Su interacción trae, con la ayuda
de la mente, lo que llamamos medio ambiente o circunstancias.
Existe una Ley general que produce efectos cíclicos, la Ley de Atracción
y Repulsión, de la cual es subsidiaria la Ley de Periodicidad y de Renacimiento.
La evolución cíclica es el resultado de la actividad de la materia y de
la Voluntad del Espíritu. Tiene lugar por la interacción de la materia activa
y del Espíritu que moldea. Toda forma contiene una Vida. Toda vida tiende
a unirse con la vida similar latente en otras formas. Cuando el Espíritu
y la materia emitan la misma nota cesará la evolución. Cuando la nota emitida
por la forma es más fuerte que la del Espíritu, tenemos atracción entre
las formas. Cuando la nota emitida por el Espíritu es más fuerte
que la de la materia y de la forma, tenemos al Espíritu que rechaza a la
forma. Tenemos así la base del campo de batalla de la vida y sus miríadas
de etapas intermedias, lo cual podría expresarse de la manera siguiente:
El período en que domina la nota de la forma es
el de la involución.
El período en que el Espíritu rechaza a la forma
es el de la lucha en el campo de batalla en los tres mundos.
El período en que un Espíritu atrae a otro, y en
el que abandona la forma, es cuando se huella el Sendero.
El período en que domina la nota del Espíritu es
el de la evolución en los planos superiores.
A la sincronización o ausencia de sincronización de las notas se puede atribuir
todo lo que ocurre en los ciclos mundiales. Así se produce la armonía; primero,
la nota fundamental de la materia: luego, la nota del Espíritu dominando
gradualmente la nota inferior y monopolizando la atención, [i276]
hasta que gradualmente la nota del Espíritu predomina sobre las
otras. Sin embargo se ha de recordar que la nota de la vida mantiene unida
a la forma. La nota del Sol, por ejemplo, ejerce atracción exacta sobre
las esferas circundantes, los planetas. Las notas se sincronizan y armonizan
hasta alcanzar una etapa adecuada y el consiguiente período de abstracción.
La evolución cíclica prosigue. Similarmente un ser humano [e245] (por medio
de su nota) mantiene unidos los átomos de los tres cuerpos, representando
para ellos, lo que el Sol central representa para los planetas. No obstante
se puede afirmar que la Ley de Atracción manifiesta los poderes del Espíritu
y que la Ley de Repulsión rige a la forma. El Espíritu atrae al Espíritu
durante todo el ciclo mayor. En ciclos menores el Espíritu atrae temporariamente
a la materia. La tendencia del Espíritu es unirse y fusionarse con el Espíritu.
La forma rechaza a la forma, y así se produce la separación. Pero -durante
el gran ciclo de evolución- cuando comienza a actuar el tercer factor, la
mente, y el punto de equilibrio constituye la meta, se percibe el despliegue
cíclico de la interacción entre el Espíritu y la forma, dando por resultado
los ciclos ordenados de los planetas, de un ser humano y de un átomo. Así,
por repetición, se desarrolla la conciencia y comienza a adquirirse la facultad
de responder. Cuando dicha facultad es de tal naturaleza que constituye
parte inherente del haber activo de la Entidad, aquélla debe aplicarse en
todos los planos, y aquí rige también la actividad cíclica, de allí que
la repetición de los nacimientos constituya el método aplicado. Una vez
que la facultad consciente e innata, en toda unidad de conciencia, llegue
a coordinarse como parte del equipo del Logos en cada plano del sistema
solar, sólo entonces cesará la evolución cíclica; el movimiento giratorio
en todos los planos del plano físico cósmico vibrará tan uniformemente que
iniciará la acción en el plano cósmico inmediato, el astral. [i277]
3. La Tercera Idea Implicada en el Concepto de los Dos Tipos de Ciclos.
1. Rotación sobre el eje. Esto puede observarse ya sea que consideremos
un diminuto átomo de sustancia, un planeta girando sobre su eje, la rotación
de un cuerpo causal o de un sistema solar.
En relación con el ser humano puede ser considerada
como la rotación de las diversas envolturas alrededor de la conciencia
central durante cualquier encarnación.
En relación con el Hombre celestial, puede ser
considerada como la rotación de un globo dentro de una cadena, o el
período de una encarnación.
En relación con un Logos solar, puede ser considerada
como una revolución completa del Sol en el espacio, con todo lo incluido
dentro del "círculo no se pasa"
2. Rotación alrededor de una órbita. Constituye la rotación de una
esfera de vida, no sólo sobre su eje, sino a lo largo de la senda esferoide
de su órbita, alrededor de un punto central. [e246]
En relación con el hombre, puede ser considerada
como la revolución de la rueda de la vida, o el paso de un ente por
los tres planos inferiores cuando desciende a la encarnación y asciente
en su regreso.
En relación con el Hombre celestial, puede ser
considerada como el ciclo denominado una ronda, durante la cual la vida
del Hombre celestial recorre cíclicamente los siete globos.
En relación con el Logos solar, es la total revolución
del sistema solar alrededor de su centro cósmico.
Se ha de observar que las ideas que se han tratado, vinculadas a la evolución
cíclica, no se pueden exponer como algo separado del concepto conciencia.
Las ideas de [i278] tiempo,
espacio y actividad (desde el punto de vista ocultista) sólo se pueden concebir
como relativas a una entidad consciente, un Pensador.
Tiempo para el ocultista es ese ciclo mayor o menor en que una vida sigue
un curso específico, donde se inicia, continúa y termina un período determinado,
vinculado con la percepción de cierta Entidad, y sólo reconocido como tiempo
una vez que la vida participante ha alcanzado una etapa considerable de
percepción. El tiempo ha sido definido como una sucesión de estados de conciencia;
(13) por lo tanto se lo puede estudiar desde el punto de vista de: [i279]
La conciencia logoica,
o los estados sucesivos
de realización divina dentro de la esfera solar. [e247]
La conciencia planetaria,
o la conciencia
de un Hombre celestial, a medida que recorre cíclicamente el esquema.
La conciencia causal,
o la sucesiva expansión
de la percepción inteligente de un ser humano, vida tras vida.
La conciencia humana,
o la percepción del
hombre en el plano físico y, progresivamente, en los planos emocional
y mental.
La conciencia animal, vegetal y minera!,
la
cual difiere de la conciencia humana en muchos detalles, principalmente,
en que no coordina, deduce ni reconoce una entidad separada. Se asemeja
a la conciencia humana en que incluye, durante su breve ciclo, la
respuesta a los sucesivos contactos de las unidades implicadas.
La conciencia atómica,
que se manifiesta
en los sucesivos estados de atracción y repulsión. En esta última
definición se halla la clave de los otros estados de conciencia.
El átomo gira sobre su eje. Durante sus revoluciones penetra en
el campo de actividad de otros átomos. Los atrae y los incorpora a su
propio campo de actividad, o los rechaza y los arroja fuera de su campo
de actividad, causando la separación. Algo que debe tenerse en cuenta,
en el concepto de mutua atracción, es la preservación de la identidad
durante la cohesión.
El ser humano, en la manifestación objetiva, gira igualmente alrededor
de su eje o punto central, su principal fuente de animación; esto lo lleva
al campo de actividad de otros hombres, otros átomos humanos, lo cual
análogamente tiende a la cooperación o [e248] cohesión,
o a la separación o repulsión. Nuevamente debemos recordar que aún en
la cohesión no pierde su identidad. [i280] El
Hombre celestial, por medio de la forma de una cadena planetaria,
gira similarmente sobre Su eje, y aquí puede observarse un fenómeno análogo.
Un planeta rechaza a otro planeta similar, pues es una ley muy conocida
que las partículas similares se rechazan; pero otra ley oculta muy conocida
establece que, con el tiempo, se atraerán a medida que la vibración vaya
intensificándose. Un planeta negativo será atraído por otro positivo y
así ocurrirá con todas las demás formas. Esto constituye la manifestación
del SEXO en todo tipo de sustancia, desde el minúsculo átomo del cuerpo
hasta las inmensas cadenas planetarias; tal es la base de la actividad.
La actividad irradiatoria es simplemente la interacción entre lo femenino
y lo masculino; esto puede observarse en el átomo físico que estudia el
científico, en los hombres y mujeres y en el más vasto átomo de un sistema
solar, al vibrar con su opuesto cósmico.
Por lo tanto, podemos considerar que el tiempo es ese proceso de
la actividad o ese desarrollo progresivo, en que la Conciencia inmanente
busca a su opuesto y va siendo regida por la Ley de Atracción, que conduce
al matrimonio atómico, humano, planetario, espiritual, solar y cósmico.
Esta idea es relativamente sencilla en lo que se refiere al ser humano,
y puede observarse diariamente su manifestación al establecer contacto
con otros seres humanos; dichos contactos, por ejemplo, se deben en gran
parte a las simpatías y antipatías. Estas atracciones y repulsiones están
regidas por la ley, y su causa reside en la forma misma; la sensación
de simpatía o antipatía sólo es el reconocimiento, por parte de la entidad
consciente, de que ha entrado en su campo magnético una forma atómica,
la cual se ve impelida a ser atraída o rechazada por la ley de su propio
ser. Unicamente cuando se ha trascendido la forma y el Espíritu busca
al Espíritu, cesa el fenómeno de repulsión. Esta será la inevitable cesación
final de la evolución solar, produciendo el pralaya. A la duración de
la interacción, al período en que el Espíritu busca al Espíritu y [i281]
al proceso vibratorio necesario para utilizar
la forma, lo llamamos Tiempo, ya sea en relación con el hombre, el Logos
planetario o la Deidad.
También el espacio está incluido en la idea de conciencia y su utilización
por la materia. Espacio, para el Logos, es literalmente la forma donde
se desarrollan Sus propósitos y actividades conscientes, el "círculo no
se pasa" solar. El espacio, dentro del cual el Logos planetario realiza
Sus planes, es similarmente la parte del espacio solar que el desarrollo
de Su conciencia le permite utilizar. El hombre, por su parte, repite
el proceso, y su [e249]
"círculo no se pasa" está incluido en el campo de su conciencia, el cual
puede ser muy restringido, como en el caso de una persona poco evolucionada,
o incluir una parte muy extensa del espacio planetario y, en el caso de
una persona muy evolucionada, hasta puede comenzar a hacer contacto con
la periferia de la esfera de influencia del Logos planetario, de Cuyo
cuerpo es una célula.
Espacio, para el átomo (por ejemplo, el átomo del cuerpo físico del hombre),
constituye el radio de acción de la forma donde se encuentra el centro
mayor de conciencia del cual el átomo es parte, siendo atraído y rechazado
-atraído e incorporado a la forma de la Vida mayor, por lo tanto rechazado
y en consecuencia impedido de moverse en un determinado punto dentro de
esa forma.
Hemos tratado brevemente el tiempo y el espacio y su relación con un centro
específico de conciencia; hemos visto que son simplemente formas de ideas
para expresar la actividad cíclica de una entidad. El tema es extraordinariamente
abstruso, debido al poco desarrollo de la inteligencia humana, la cual
está tan preocupada en el aspecto objetivo o material de la manifestación
que la atracción entre Espíritu y Espíritu es poco más que un concepto.
Si un mayor número de miembros de la familia humana tuvieran su centro
de conciencia en el Ego y, por consiguiente, se ocuparan del rechazo de
la materia y del abandono de [i282] la forma
por parte del Espíritu, se comprendería el proceso transmutador; sólo
entonces se trascendería el tiempo (según se lo conceptúa en los tres
mundos), y sólo entonces se descubriría que el espacio (como se le manifiesta
al hombre por medio de los tres planos inferiores, o los diez y ocho subplanos)
constituye una barrera. La misma afirmación puede hacerse respecto a los
siete Logos y al Logos solar, extendiendo la idea a otros planos solares
y cósmicos. Análogamente se puede aplicar a las vidas subhumanas y a las
involutivas, teniendo siempre en cuenta que a medida que la conciencia
se va limitando y restringiendo, mayor serán la inercia, la falta de respuesta
y la limitación de la irradiación.
Un detenido estudio del quinto diagrama nos demostrará dónde reside el
problema del Logos y dónde se halla la exacta analogía entre Él y Su reflejo,
el Hombre.
Primero. Ambos se encuentran en manifestación objetiva en el plano
físico.
Segundo. Ambos se encuentran en el punto de mayor involución.
Tercero. Ambos se hallan trabados por la materia y están desarrollando
la conciencia (conciencia egoica) en el plano físico -el hombre en el
físico solar y el Logos en el físico cósmico. [e250] Cuarto. El hombre ha de procurar que el Dios interno ejerza
el pleno control consciente. Por medio de este control debe dominar las
circunstancias hacer de su medio ambiente un instrumento y manipular la
materia. El Logos hace lo mismo en los niveles cósmicos. Ambos están muy
lejos de la realización.
Quinto. Ambos trabajan en, con, y por medio de la fuerza eléctrica.
Sexto. Ambos están sometidos a las leyes que rigen la forma; por
lo tanto, están regidos, en tiempo y espacio, por el KARMA, la Ley de
la forma. Ésta tiene que ver con la cualidad, así como la fuerza con la
vibración.
Séptimo.Ambos trabajan por medio de formas compuestas, a su vez de:[i283]
Tres tipos principales de formas:
Una forma
mental, primer aspecto de la manifestación; una forma astral, segundo
aspecto; y una forma física, tercer aspecto. La vibración mental establece
la clave del ritmo y trata de utilizar y coordinar el cuerpo físico
a Voluntad. Se ocupa de la conciencia o la vincula a las tres
formas en una sola dirección: rechaza y causa la separación en otras.
La vibración astral concierne a la cualidad, al ritmo atractivo. Es
el elemento síquico. El físico constituye el punto de reunión de la
conciencia con la forma material. Esta última es el resultado producido
por la unión de la clave del ritmo con la cualidad del tono.
Siete centros de fuerza,
que mantienen a
las tres formas en un conjunto coherente y causan su vitalización
y coordinación. Ponen a la triple unidad en correlación con su centro
principal de conciencia en los planos superiores, ya sea dicho centro
el cuerpo causal del hombre, del Logos planetario o del Logos solar.
Millones de células infinitesimales
cada
una de las cuales personifica una vida menor, se halla en constante
actividad y rechaza a las otras células a fin de mantener su individualidad
o identidad; sin embargo están unidas entre sí por una fuerza central
atractiva. Así se producen las formas objetivas de un cristal, un
vegetal, un animal, un hombre, un planeta y un sistema.
Finalmente, ambos actúan en forma dual y cada uno manifiesta atracción
y repulsión.
La atracción de la materia por el Espíritu y la construcción de una forma
para uso del Espíritu es el resultado de la energía eléctrica del universo,
la cual, en cada caso, pone las vidas o esferas menores al alcance de
su influencia. Es la fuerza magnética mediante la cual la vida del Logos
mantiene unido su cuerpo de manifestación. La fuerza magnética del Hombre
celestial, el Logos planetario, extrae del "círculo no se pasa" solar
lo que necesita para [e251] cada encarnación. [i284] La
fuerza magnética del Ego reúne, en cada nacimiento, materia de la esfera
o del esquema particular, dentro del cual el Ego tiene su lugar. Así sucesivamente
encontramos en toda la escala descendente que las vidas menores circulan
dentro de las vidas mayores.
En consecuencia, tenemos (durante un período de atracción y repulsión,
o ciclo de vida) lo que llamamos Tiempo y Espacio; y esto es verdad tanto
respecto al ciclo de vida de un Logos como de una hormiga y de un cristal.
Existen ciclos de actividad en la materia producidos por alguna Voluntad
energetizadora; entonces se conoce el Tiempo y el Espacio. Hay ciclos
de no-ser en que tiempo y espacio no existen y la Voluntad energetizadora
se retira, pero debemos recordar que esto es relativo y se ha de considerar
desde el punto de vista de una vida determinada o ente involucrado y del
grado de conciencia alcanzado. Todo debe ser interpretado en términos
de conciencia.
El primer tipo de ciclo, o el período transcurrido durante la revolución
completa de una esfera alrededor de su propio centro de conciencia, constituye
un ciclo menor para la Entidad particular implicada, sea Dios u hombre.
Podemos considerar como ciclo mayor al segundo tipo de ciclo, o el período
que tarda en recorrer una órbita, o la revolución completa de una esfera
que se desplaza alrededor de su centro del cual es parte integrante. El
tercer tipo de ciclo no tiene mucha relación con el desplazamiento de
la forma a través de determinado lugar del espacio, sino que es un ciclo
que incluye al mayor y al menor. Tiene que ver con la respuesta de la
ENTIDAD -de Cuyo cuerpo nuestro Logos solar sólo es un centro- a los contactos
establecidos con ese centro y su opuesto cósmico. Ambos centros, por ejemplo
nuestro sistema solar y su opuesto cósmico, en su interacción, crean un
período cíclico que tiene relación con "AQUEL QUE ESTÁ POR ENCIMA DE NUESTRO
LOGOS". Esto, naturalmente, está más allá del concepto humano; pero se
ha de incluir en nuestra enumeración de los ciclos si se quiere ser exacto.
VIII. ¿POR QUE EL CONOCIMIENTO (14) ES A LA VEZ EXOTERICO Y ESOTERICO?
[i285]Ahora dilucidaremos la pregunta que sigue: ¿Por qué consideramos
que algunos aspectos del conocimiento son esotéricos y otros exotéricos?
[e252] Prácticamente la respuesta significa que ya se tiene cierta noción
de que el conocimiento esotérico se ocupa del aspecto subjetivo de la
vida y el exotérico del aspecto objetivo; que un tipo de conocimiento
concierne a la energía y a la fuerza (de allí el peligro de la prematura
revelación) y el otro a aquello que está siendo energetizado. Se evidenciará
que hasta tanto no se haya logrado la facultad de comprobar la información
subjetiva, una larga serie de hechos quedarán fuera del campo de la conciencia
de la mayoría.
Como ya se ha dicho, la meta de la evolución consiste en ser consciente
en todos los planos; debido al poco desarrollo evolutivo de la raza, todavía
el plano físico está siendo sometido al control consciente. El
conocimiento adquirido sobre dicho plano, [i286]
la información concerniente a la objetividad más densa, el conjunto
de hechos relacionados con los cinco subplanos inferiores del plano físico
(desde el punto de vista ocultista), son considerados exotéricos. En el
transcurso de las dos próximas razas, dominaremos los otros dos subplanos;
entonces, todo el conocimiento concerniente a la materia física y etérica,
a la energía y a la forma, más la experiencia en el plano físico, estarán
fácilmente a disposición del hombre, y concernirán únicamente a
sus cinco sentido físicos.
La información y el conocimiento de la vida que evoluciona por medio de
las formas, serán todavía por largo tiempo considerados [e253] esotéricos,
lo mismo que la aprehensión y captación del aspecto materia y de las leyes
que rigen la energía en los planos astral y mental. Esto en relación con
el hombre medio y la masa. La información objetiva y exotérica es obtenida
y corroborada por los hombres, en gran parte, en el Aula del Aprendizaje
por medio de los cinco sentidos y del experimento. En el transcurso del
tiempo y después de muchas encarnaciones, el experimento se transmuta
en experiencia, produciendo con el tiempo lo que llamamos instinto o reacción
natural, de algún tipo particular de conciencia, a ciertas circunstancias
o medio ambiente. Puede verse la actuación de ambos factores, los sentidos
y el contacto experimental, en el reino animal y en el humano; la diferencia
entre ambos reinos se halla en que el hombre es capaz de captar, recordar,
anticipar y utilizar conscientemente los frutos de la experiencia pasada,
y así influenciar el presente y prepararse para el futuro. A este fin,
utiliza el cerebro físico. El animal posee también memoria instintiva,
la facultad de aprehender y la anticipación embrionaria; pero, por carecer
de mente, es incapaz de ajustarlos a las circunstancias en el sentido
de correlacionarlos de antemano; tampoco posee la capacidad de utilizarlos
conscientemente a fin de beneficiarse de los acontecimientos pasados y
aprehender por experiencia como lo hace el hombre. El [i287] animal
emplea el plexo solar que constituye el órgano del instinto del mismo
modo que el hombre emplea el cerebro.
Todo lo que puede adquirirse por el instinto y por el empleo de la mente
concreta, actuando por medio del cerebro físico, puede considerarse dentro
de lo que llamamos exotérico. Es evidente, por lo tanto, hasta qué punto
los hechos diferirán de acuerdo a:
La edad del alma.
La experiencia adquirida y aplicada.
La condición del cerebro y del cuerpo físico.
Las circunstancias y al medio ambiente.
A medida que pasa el tiempo y el hombre alcanza cierto grado de evolución,
la mente se desarrolla con más rapidez y entra en actividad un nuevo factor.
Poco a poco la intuición o mente trascendental empieza a actuar y con
el tiempo, reemplaza a la mente inferior o concreta. La intuición emplea
entonces el cerebro físico como placa receptora; pero al mismo tiempo
desarrolla ciertos centros en la cabeza, transfiriendo así la zona de
su actividad desde el cerebro físico a los centros superiores de la cabeza,
existentes en materia etérica. En la masa humana esto se efectuará al
abrirse los subplanos etéricos durante las próximas dos razas. Esto sucede
análogamente en el reino animal cuando la zona de actividad del [e254]
plexo solar es transferida en forma gradual
al cerebro rudimentario y se desarrolla paulatinamente con la ayuda de
manas.
Al considerar estos puntos se evidencia que esas zonas de conciencia que
constituyen realmente los aspectos esotéricos del conocimiento no han
sido conquistadas todavía ni traídas dentro del radio de control de la
Entidad inmanente.
Se ha de recalcar, que cuando llegue a comprenderse esto, será apreciado
el verdadero significado de lo exotérico y de lo oculto, y el esfuerzo
de todos los CONOCEDORES consistirá en atraer a su zona de conocimiento
a otros [i288] entes
que están preparados para obtener una expansión similar de conciencia.
En esta idea se halla la clave del trabajo de la Fraternidad. Con Su fuerza
atraen hacia cierto campo de realización y esfuerzo, y mediante dicha
atracción y la respuesta de esos átomos humanos que están ya preparados,
es coordinado el grupo de almas que se halla en el arco ascendente, un
determinado centro del Hombre celestial.
Análogamente, el animal es llevado a cierta etapa en la zona de influencia
de los hijos menores de la mente -los seres humanos, hermanos mayores
de los animales, así como los Maestros de Sabiduría son los Hermanos Mayores
de la humanidad. Así prosigue el entrelazamiento y la distribución de
la responsabilidad.
IX. ¿QUE RELACIÓN EXISTE ENTRE:
¿ Los diez sistemas o esquemas planetarios?
¿Los siete planetas sagrados?
¿Las siete cadenas de un sistema?
¿Los siete globos de una cadena?
¿Las siete rondas de un globo?
¿Las siete razas raíces y sus siete subrazas?
Tenemos en esta pregunta un vasto tema para ser tratado, con el cual sólo
se podrá obtener una idea amplia y general.
El tema es tan vasto y lo que abarcan los puntos interrelacionados es
tan grande, que únicamente podremos tratarlos con lucidez si circunscribimos
nuestra atención dentro de ciertos conceptos amplios y generales, dejando
los puntos secundarios para elucidarlos detalladamente más adelante.
1. Partes Interrelacionadas
En primer lugar propongo que estudiemos el tema únicamente en lo que
concierne al Hombre celestial, que nos abstengamos de considerar
la composición celular de Su cuerpo (las unidades separadas de conciencia
que llamamos devas y seres [i289]
humanos), [e255]
contemplando la cuestión desde el punto de vista de lo que constituye
para el ser humano el concepto grupal, no el individual.
La sección intermedia de este tratado sobre los Fuegos se ocupa del desenvolvimiento
de la conciencia del Hombre celestial y de la forma que Él aplica (con
la ayuda de manas o mente) el conocimiento adquirido en un sistema solar
anterior, a fin de obtener sabiduría mediante la objetividad, y de transmutar
las facultades, previamente desarrolladas, en Amor aplicado. Su trabajo
es similar al de las células de Su cuerpo, el cual consiste en desarrollar
el principio mente. Cuando los entes humanos, mediante la experiencia
en los tres mundos, lo hayan realizado podrán -por haber recibido las
iniciaciones finales- comprender algo acerca del concepto de grupo, o
se darán cuenta conscientemente del lugar y de la actividad energetizada
dentro del "círculo no se pasa" de su particular Logos planetario. Por
lo tanto, podríamos considerar los siguientes puntos:
Primero: El trabajo de los entes que componen un Logos planetario
determinado. Este trabajo es triple e implica obtener:
Conciencia del control adquirido en su propio
"círculo no se pasa" individual o en su propia esfera de actividad.
Esto abarca el período de evolución hasta la primera Iniciación o
la entrada en el Sendero, es decir, en el reino espiritual. Tiene
que ver con el despertar de la conciencia en los tres planos inferiores.
Conciencia de ese centro particular, que personifica
la actividad grupal de los entes en el cuerpo de un Logos planetario.
Esto los conduce a la quinta Iniciación, y abarca el período durante
el cual la conciencia despierta en los cinco planos de evolución.
Conciencia de ese centro en el Cuerpo del Logos,
del que todo Logos
[i290]
planetario constituye la suma total. Esto los conduce a la séptima
Iniciación, y abarca el período en que la conciencia despierta en
los siete planos del sistema solar.
Estas expansiones se obtienen con la ayuda de la mente transmutada a su
debido tiempo en amor-sabiduría, e implican el dominio consciente de los
siete planos del sistema solar, el plano cósmico inferior.
Segundo: El trabajo de los Hombres celestiales, que en su conjunto constituyen
los siete centros del cuerpo del Logos. Este trabajo también es triple e
implica obtener:
Conciencia individual o plena autoconciencia en
los cinco planos; vibrar con actividad consciente dentro de Su propio
"circulo no se pasa", un esquema planetario. Esto abarca un período
en el esquema de involución y ese período comprendido, durante la etapa
evolutiva, dentro de las tres primeras rondas, hasta entrar en la cuarta.
Conciencia del Logos solar, de Cuyo cuerpo constituyen
sus centros. Esto significa que los Hombres celestiales obtienen una
conciencia grupal de carácter séptuple, o adquieren la exacta relación
vibratoria con los otros Hombres celestiales, quienes forman los otros
centros. Encierra en sí la capacidad de ejercer pleno control consciente
en los siete planos del sistema solar, y abarca ese período de desarrollo
que se lleva a cabo en una cadena planetaria durante la cuarta, quinta
y sexta rondas. Téngase en cuenta la necesidad de reconocer que el Logos
solar ocupa una posición análoga, en el cuerpo de una Entidad cósmica,
a la que ocupa un Hombre celestial en el cuerpo de un Logos solar.
Conciencia de un centro mayor en niveles cósmicos.
Esto abarca el periodo de la séptima ronda, y da al Hombre celestial
(si consideramos las rondas como la luz del Eterno Ahora, y no desde
el punto de vista del tiempo y el espacio) la conciencia
[i291]
del astral cósmico, el segundo plano
inferior de los planos cósmicos. Gran parte del problema se está solucionando
lentamente debido a que el control del Hombre celestial -cuyo cuerpo
puede ser nuestro esquema- es todavía parcial, y Su experiencia cósmica
es aún imperfecta. Esto necesariamente afecta a las células de Su cuerpo,
de manera similar a como la falta de control astral, en el caso de un
ser humano, afecta a su vehículo. Podría decirse que la evolución de
los Hombres celestiales es despareja; nuestro Logos planetario no ha
logrado, por ejemplo, el mismo grado de control obtenido por el Hombre
celestial de la cadena de Venus. En cada ronda, controla un subplano
del plano astral cósmico, y la conciencia del Hombre celestial se expande
hasta incluir otro subplano. El Señor planetario de Venus ha dominado
y controlado los cinco subplanos y está trabajando en el sexto. Nuestro
Logos planetario está dedicado a un trabajo similar en el cuarto y quinto
subplanos. El trabajo en todos los ciclos se superpone, pudiendo explicarse
de la manera siguiente:
El Hombre celestial está perfeccionando Su control en el cuarto subplano
del plano astral cósmico, y casi lo ha completado ya. Ha comenzado a trabajar
para adquirir control en el quinto subplano -control que perfeccionará durante
la quinta ronda.
Presiente y responde a la vibración del sexto subplano, pero no es plenamente
consciente en él.
Tenemos un reflejo de esto en la cuarta y quinta razas raíces de este planeta,
donde la conciencia astral del ciclo atlante está perfeccionándose y desarrollando
el quinto principio, presintiéndose gradualmente el sexto. Esto merece una
detenida consideración.
Tercero: El trabajo de un Logos solar es también de naturaleza análoga,
e implica obtener: [e257][i292]
Por conciencia de todo Su "círculo no se pasa", o sea los siete planos
del sistema solar. Esto abarca un período durante el cual cinco de los
Hombres celestiales o cinco de Sus centros y, por lo tanto, cinco esquemas,
alcanzan la etapa en que responden con exactitud al contacto y al estímulo.
Conciencia del Logos cósmico, de Cuyo cuerpo es un centro. Ha de hallar,
por la experiencia, Su lugar dentro del grupo cósmico del cual forma
parte, de la misma manera que un Logos planetario recorre un curso similar.
Esto se obtiene cuando todos los Hombres celestiales o cada uno de los
siete centros, están despertando y funcionando consciente y libremente,
y su interrelación con el sistema está ajustada y regida por la Ley
de Acción y Reacción. Esto pone bajo Su control, no sólo los siete subplanos
del plano físico cósmico (nuestros siete planos principales) sino también
el plano astral cósmico.
Conciencia del centro en el cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE
DECIRSE. Dicho centro está formado por la esfera de influencia de un
Logos cósmico. Un Logos solar constituye un centro en el cuerpo de un
Logos cósmico.
Debe recordarse que esta enumeración se hace teniendo en cuenta el presente
y desde el punto de vista (relativamente limitado) del Hombre celestial
de nuestro esquema particular, que está en consecuencia restringido por
Sus condiciones peculiares, las cuales rigen la inteligencia de las células
de Su cuerpo; esta enumeración es dada desde el punto de vista de la diferenciación
y no de la síntesis. Oportunamente se produce una absorción sintética
en conexión con todas estas Entidades, estando sometida cada una en su
respectivo plano a un proceso paralelo al que está sometido el microcosmos:
en Su caso el cuerpo causal o cuerpo del Ego, actúa como sintetizador
de la energía del cuaternario o yo inferior, y la envoltura [i293]
TABLA [i294] espiritual o monádica actúa como sintetizadora de los siete principios,
formando así el tres, el siete y el diez.
Para finalizar, quisiera indicar que ha de evitarse que la mente reduzca
todas estas ideas a un concepto groseramente materialista. Se debe tener
cuidadosamente en cuenta que estamos tratando con la vida subjetiva no
con la forma objetiva, y que estamos considerando, por ejemplo, la síntesis
de los principios o energías cualificadoras, y no la síntesis de la forma.
El hombre, por medio de cada centro etérico, hace vibrar a la perfección
un principio determinado o cualidad, mediante el cual puede expresar la
vida subjetiva. El Hombre celestial por medio de cada cadena de un esquema,
procura hacer lo mismo.
Un Logos solar por medio de cada esquema de un sistema trabaja con el
mismo fin; la meta es cualidad sintética y no [e258]
CLASIFICACIÓN II
LA EVOLUCIÓN EN EL UNIVERSO
Entidad
Vehículo
Centro
Espacio
Tiempo
Lo Desconocido
7 constelaciones
Logos cósmico
5 planos cósmicos
Un Logos cósmico
7 sistemas solares
Logos solar
4 planos cósmicos
Un Logos solar
7 esquemas planetarios
Un Hombre celestial
3 planos cósmicos
Período de tres sistemas solares
Un Hombre celestial
7 cadenas planetarias
Choanes y grupos
2 planos cósmicos.
Período de un sistema solar
Un Hombre
7centros etéricos
Un Principio
1 plano cósmico.
Período de un esquema planetario
[e259] principalmente
perfección de la forma. La respuesta de la forma energetizada a la vida
cualitativa es lógicamente -de acuerdo a la ley- igual a la demanda, pero
de importancia secundaria, y no el objetivo que se desea alcanzar.
Hemos visto que el trabajo a realizar, en todos los casos mencionados,
es necesariamente triple:
Primero. El desarrollo de la conciencia individual.
Segundo. El desarrollo de la conciencia grupal.
Tercero. El desarrollo de la conciencia divina; esa conciencia que,
en cada caso, representa a la Fuente espiritual más elevada, reconocida
como de la misma esencia del Dios que existe dentro del individuo, ya
sea un hombre o un Logos solar.
Todos los pensadores debieran meditar sobre este concepto y hacer resaltar
la síntesis que le es inherente. Es de vital importancia la relación de
la célula con el grupo, del grupo con el conjunto de grupos, y de todos
éstos con la Entidad inmanente que los mantiene en correlación sintética
por medio de la Ley de Atracción y Repulsión. Deben tener siempre en cuenta
dos ideas principales:
[i295] Que los términos "células, grupos o conjunto de grupos", se relacionan
totalmente con la forma del vehículo y, por consiguiente, con el aspecto
materia.
Que la idea de Entidad, que sintetiza los grupos y es la vida que anima
a la célula, tiene que ver con el aspecto Espíritu.
Ambos conceptos llevan necesariamente a un tercero, el del desarrollo
de la conciencia -la gradual expansión del conocimiento respecto a la
existencia del Morador de la forma; la captación, por el Yo, de la relación
existente entre Él y la forma, y su lenta utilización y control. Esto
continua hasta que ese Conocimiento incluya a la célula, al grupo
y al conjunto de grupos. Estas ideas son aplicables a los tres grados
de conciencia ya mencionados.
Un Hombre, el tipo inferior de conciencia coherente (empleando
la palabra "conciencia" en su verdadero significado como "aquel que sabe")
sólo es una célula, un diminuto átomo dentro de un grupo.
Un Hombre celestial, representa a un coherente grupo consciente.
Un Logos solar, en Su propio plano, ocupa un lugar análogo al de
un Hombre celestial en el sistema solar y, desde un punto de vista más
elevado, es similar al del hombre dentro del sistema solar. Una vez que
se comprenda el lugar que ocupan definitivamente los planos solares dentro
del esquema cósmico, se reconocerá que en los niveles cósmicos de orden
superior, el Logos solar es una Inteligencia en el orden de la conciencia
cósmica, tan [e260]
relativamente inferior como la del hombre en relación con la Conciencia
solar. El Logos solar no es más que una célula en el cuerpo de AQUEL SOBRE
QUIEN NADA PUEDE DECIRSE; Su trabajo en las esferas cósmicas es paralelo
al del hombre en los planos solares. Tiene que someterse en los tres planos
inferiores cósmicos, a fin de desarrollar la comprensión de Su medio ambiente,
a un proceso de carácter similar a aquél al que está sometido el hombre
en los tres mundos. Este hecho debe recordarse cuando se estudie [i296] esta sección
central de nuestro tema: se ha de reflexionar especialmente sobre la analogía
que existe entre los planos físico cósmico y físico solar pues contiene
el cuádruple misterio:
El misterio del Akasha.
El secreto de la quinta ronda.
El significado esotérico de Saturno el tercer planeta.
La naturaleza oculta del kundalini cósmico o la fuerza eléctrica
del sistema
Podría hacer una indicación sobre el cuarto punto para que se lo reflexione
inteligentemente. Cuando se determine mejor la interacción eléctrica de
los planetas (quiero significar la interacción negativa y positiva), entonces
se revelará cuáles están relacionados o conectadas, y cuáles se acercan
al punto de equilibrio. Señalaré aquí brevemente ciertos hechos sin extenderme
ni elucidarlos, y haré simplemente algunas afirmaciones que, cuando el
hombre haya adquirido mayor conocimiento asumirán el lugar que les corresponde
en el esquema ordenado. Serán iluminadoras y revelarán la necesaria secuencia
del desarrollo.
2. Trabajo de los Entes Atómicos.
a. Les siete Hombres celestiales, considerándolos en relación con
la Entidad de Quien el Logos solar es un reflejo, vienen a ser como los
siete centros del cuerpo físico del ser humano. Esto se comprenderá a
medida que se estudie la analogía que existe entre el plano físico cósmico
y el plano físico del sistema.
b. Tres de estos centros, por lo tanto:
Conciernen a los tres centros inferiores del Ser cósmico.
Tienen sus analogías en los pianos denso, líquida y gaseoso.
Son en la actualidad objeto de atención del kundalini cósmico. [i297]
c. Uno de estos centros corresponde al plexo solar, y sintetiza los tres
inferiores, formando así el cuaternario.
d. El centro análogo al que está situado en la base de la columna vertebral
o depósito del kundalini, es más perdurable que [e261]
los otros dos centros inferiores. El Hombre
celestial que personifica este principio y es fuente generadora de calor
para Sus Hermanos, debe ser descubierto con la ayuda de la intuición.
De nada servirá la Mente concreta.
e. Los tres centros superiores u Hombres celestiales, que corresponden
al coronario, cardíaco y laríngeo del Logos solar, tienen Sus analogías
etéricas en los tres niveles etéricos superiores del plano físico cósmico;
de la misma manera que el Hombre celestial que personifica al plexo solar
del Logos, tiene Su fuente de manifestación en el cuarto etérico,
f. Este Hombre celestial, con Su vórtice etérico o rueda de fuerza en
el cuarto éter cósmico, en esta cuarta ronda, constituye un factor vital
en la evolución planetaria.
g. Cuando el Hombre celestial, que en la actualidad se manifiesta por
medio del esquema de la Tierra, consiga vitalizar Su centro medio o apartar
la fuerza del kundalini planetario de los centros inferiores, llevándola
al plexo solar, se habrá alcanzado un nuevo ciclo, y cesará gran parte
del malestar actual. Su trabajo es todavía embrionario; transcurrirán
otros dos ciclos y medio antes de que El pueda realizar el trabajo necesario.
Una vez realizados el resultado, en relación con los entes humanos, será
triple.
El estímulo sexual, tal como hoy se entiende, tenderá a manifestarse como
creación, no tanto en el plano físico sino más bien en el astral y en
el mental, expresándose en creaciones de arte y de belleza y en el trabajo
objetivo de los científicos.
El crimen, tal como hoy lo vemos, originado en gran parte por la pasión
sexual, [i298] será cosa
del pasado; el libertinaje en el plano físico, las orgías y los horrores
consiguientes, se reducirán por lo menos en un setenta y cinco por ciento.
La interacción, entre los tres planetas físico densos, se perfeccionará
y el hombre podrá pasar de uno a otro a voluntad.
Quisiera advertirles lo inapropiado del método mediante el cual se suceden
los nombres de los globos de una cadena, así como los nombres de una cadena
del esquema siguen la nomenclatura planetaria. Esto ha dado lugar a confusiones.
La frase "Venus es el primario de la Tierra"(15) encierra un indicio a
fin de llegar a una correcta comprensión. No puede decirse mucho acerca
del misterio de que "Venus es el alter ego de la Tierra", ni tampoco
es aconsejable, pero pueden sugerirse ciertas ideas que, si se reflexiona
sobre ellas, darán una comprensión más [e262] amplia
de la belleza que encierra la síntesis de la naturaleza y la maravillosa
correlación de todo cuanto evoluciona Quizás se obtendrá una idea a este respecto si recordamos que, en
sentido oculto, Venus es para la Tierra, lo que el Yo superior para el
hombre.
La llegada a la Tierra de los Señores de la Llama, acaeció regida por
la ley, no como un acontecimiento accidental y afortunado, sino como una
cuestión planetaria que tiene su analogía en el vínculo existente entre
la unidad mental y el átomo manásico permanente. Repito, así como el hombre
individual construye el antakarana entre estos dos puntos, así también,
en sentido planetario; el conjunto de hombres de este planeta construye
un canal que llega hasta su primario, Venus.
Con respecto a estos dos planetas debe recordarse que Venus es un planeta
sagrado y la Tierra no lo es. Esto significa que ciertos planetas son,
con respecto al Logos, lo que los átomos permanentes con respecto al hombre.
Personifican los principios. Algunos planetas representan sólo temporariamente [i299] dichos
principios, otros permanentemente durante todo el Mahamanvantara. Venus
es uno de ellos.
Se ha de recordar que tres de los planetas sagrados constituyen el hogar
de los tres Rayos mayores, las formas personificadas de los tres aspectos
o Principios logoicos. Otros planetas personifican los cuatro rayos menores.
Desde el punto de vista actual podemos considerar que Venus, Júpiter
y Saturno constituyen, en esta época, los vehículos de los tres superprincípios.
Mercurio, Tierra y Marte están estrechamente aliados a estos tres; pero
en esto se oculta un misterio. La evolución de la ronda interna tiene
estrecha conexión con este problema. Quizás podrá arrojarse alguna luz
sobre este oscuro tema si comprendemos que, así como el Logos tiene (en
los planetas no sagrados) su analogía en los átomos permanentes del ser
humano, así también la evolución intermedia entre ambos (Dios y el Hombre)
la constituye el Hombre celestial, cuyo cuerpo está formado por mónadas
humanas y dévicas, teniendo igualmente Sus átomos permanentes. Los tres
principios superiores siempre pueden distinguirse de acuerdo a su importancia,
de los cuatro inferiores.
La clave se halla oculta en el hecho de que entre el número que le corresponde
a un globo de la cadena y su cadena correspondiente, existe un medio de
comunicación. Lo mismo sucede respecto a la analogía existente entre una
cadena de globos y un esquema que tiene un número análogo. La conexión
entre Venus y la Tierra se halla oculta en el número. El magno acontecimiento
conocido como la venida de los Señores de la Llama tuvo lugar en [e263]
un momento de misterioso alineamiento entre un globo, su cadena
correspondiente y el esquema de número similar. Ocurrió durante la tercera
raza raíz de la cuarta ronda. Tenemos aquí la analogía entre el cuaternario
y la Tríada, llevando la analogía hasta un Hombre celestial. La cadena
fue la cuarta y el globo también el cuarto. En este [i300] acontecimiento
participaron íntimamente la cuarta cadena del esquema de Venus y el cuarto
globo de esa cadena.
h. La progresión en el desarrollo del Hombre celestial no es, en manera
alguna, uniforme. Hasta ahora no se ha hecho resaltar suficientemente
que cada uno de Ellos enfrenta un problema distinto: por lo tanto, no
le es posible al hombre apreciar correctamente el trabajo realizado por
Ellos, ni Su punto relativo de realización. Se ha dicho, debido a que
Venus está en la quinta ronda, que el Señor venusiano ha progresado más
que Sus hermanos, lo cual no es del todo verdad. Así como en el desarrollo
humano pueden observarse tres líneas mayores y cuatro menores fusionándose
en una de las tres líneas principales, así también, en lo que atañe al
Hombre celestial, existen tres líneas principales de las cuales la venusiana
no es una de ellas. El Señor de Venus tiene su lugar en el cuaternario
logoico, lo mismo que el Señor de la Tierra.
La idea principal subyacente en la pregunta que hemos tratado de responder
se relaciona con los esquemas, cadenas, rondas y razas: se ha de tener
en cuenta que estas manifestaciones guardan la misma relación, con respecto
al Hombre celestial, que las encarnaciones con el ser humano Esto ofrece
la oportunidad para aclarar un poco más el lugar que ocupan los ciclos
en la evolución de todas esas Entidades, desde el hombre al Logos cósmico,
pasando por el Hombre celestial y el Logos solar. (16) Como se indica
en La Doctrina Secreta, en la evolución de un sistema solar hay
ciclos mayores y menores: lo mismo puede decirse de un Hombre celestial,
de un ser humano y de un átomo. Esto nos lleva, en consecuencia. a otra
afirmación:
i. Los ciclos del proceso evolutivo de estas Entidades, pueden ser divididos
en tres grupos principales, aunque dichos grupos podría septuplicarse
un sinfín de veces.
En conexión con un Logos solar los ciclos
podrían ser denominados:
Cien años de Brahma.
Un año de Brahma
Un día de Brahma
[e264] Estos
períodos han sido computados por los estudiantes indúes, siendo la suma
total del tiempo, tal como lo comprendemos, o la duración de un
sistema solar. [i301] En conexión
con un Hombre celestial, tenemos los ciclos correspondientes a los
del Logos:
El período de un esquema planetario.
El período de una cadena planetaria.
El periodo de una ronda planetaria.
Dentro de estas tres divisiones o diferenciaciones de los tres grandes ciclos
de encarnación de un Logos planetario, hay numerosos ciclos menores o encarnaciones,
pero todos entran en cualquiera de las tres divisiones principales. Dichos
ciclos menores podrían ser comprendidos más fácilmente si dijéramos que
marcan los períodos de:
Manifestación de un globo.
Duración de una raza raíz.
Duración de una subraza.
Duración de una ramificación de la raza.
A fin de comprender, aunque sea superficialmente, la identidad de la manifestación
de un Logos planetario, por ejemplo, en una raza raíz, debe recordarse que
el conjunto de entes humanos y dévicos de un planeta constituye el cuerpo
vital de un Logos planetario, mientras que el conjunto de vidas menores
de un planeta (los cuerpos materiales de los hombres y devas y descendiendo
a los otros reinos de la naturaleza) forman Su cuerpo físico, y pueden
ser clasificados en dos grupos:
a. Las vidas que se encuentran en el arco evolutivo, tales como las del
reino animal. [i302]
b. Las vidas que se encuentran en el arco involutivo, tales como las formas
de materia elemental, dentro de Su esfera de influencia. Todas las vidas
involutivas forman, como ya se dijo, el vehículo para el espíritu del planeta
o la entidad planetaria, suma total de las esencias elementales en proceso
de involución. Ocupa una posición (en relación con el Hombre celestial)
análoga a la de los diferentes elementales que componen los tres cuerpos
del hombre, físico, astral y mental, y es -como todos los seres manifestados-
de naturaleza triple aunque involutiva. Por lo tanto, el hombre y los devas
(diferenciando a éstos de los Constructores menores) constituyen el ALMA
del Hombre celestial. Otras vidas forman SU CUERPO, pero lo que concierne
a estas dos secciones de nuestra tesis sobre el FUEGO [e265] son el
cuerpo y el alma. Uno manifiesta el fuego de la materia y el otro el fuego
de la mente, pues los devas personifican la activa mente universal, en cambio
al hombre se lo considera manásico en un sentido diferente. Los hombres
tienden el puente con esencia; los devas tienden el puente con materia.
En conexión con el Hombre, los ciclos son análogamente triples:
El ciclo de la mónada, que en el hombre corresponde
a los cien años de Brahma y a un esquema planetario.
El ciclo del Ego.
El ciclo de la Personalidad.
Estos conceptos sobre los ciclos, nos abren un extenso campo de pensamiento,
especialmente si vinculamos la idea de los ciclos del Ego y de la personalidad
a los más vastos períodos relacionados con el Logos planetario. El concepto
es susceptible de gran expansión, y está regido por ciertos conceptos fundamentales
que deberían considerarse y contemplarse detenidamente.
[i303] Los ciclos
durante la manifestación de la personalidad humana se suceden en
grupos de cuatro y siete, y siguen la común secuencia evolutiva:
Diferenciación,
el proceso involutivo o el
uno convirtiéndose en los muchos; lo homogéneo transformándose en lo
heterogéneo.
Equilibrio
o el proceso de reajuste kármico.
Síntesis
o espiritualización, los muchos
convirtiéndose nuevamente en el Uno.
Oscuración
o liberación, el fin del
proceso evolutivo o la liberación del Espíritu de las limitaciones de
la materia.
Por lo antedicho se comprenderá que no todas las encarnaciones en el plano
físico tienen la misma importancia; algunas, desde el punto de vista del
Ego, son insignificantes y otras de valor; algunas, para el Espíritu humano
evolucionante, tienen análoga importancia a la encarnación de un Logos planetario
en un globo o en una raza raíz; mientras que en otras, su importancia es
relativa, así como lo es para un Hombre celestial la manifestación de una
ramificación de la raza.
Debido al insuficiente grado de evolución del hombre medio, muy poco se
tienen en cuenta las encarnaciones o ciclos astrales, pero no se ha de prescindir
de ellas, pues con frecuencia son más importantes que las físicas. A su
debido tiempo, se comprenderá mejor el significado de los ciclos astrales
y su relación con los [e266]
ciclos físicos. Cuando se comprenda que el cuerpo
físico no es un principio pero que el principio kama-manasico (o deseo-mente)
es el más vital para el hombre, entonces el período o ciclo durante el cual
el hombre actúa en el quinto subplano del astral (fundamentalmente el plano
kama-manásico) asumirá el lugar que le corresponde. Lo mismo ocurrirá con
los ciclos mental y causal. Los ciclos causales o egoicos, que incluyen
todos los grupos de ciclos [i304] menores
en los tres mundos, corresponden a una ronda completa en los ciclos de un
Hombre celestial. Existen siete de tales ciclos, pero el número de ciclos
menores (incluidos en los siete) es uno de los secretos de la Iniciación.
Los ciclos del ego prosiguen en grupos de siete y de tres, y no de cuatro
y de siete como los ciclos de la personalidad; la misma proporción existe
en los ciclos centrales de un Hombre celestial y de un Logos solar.
Los ciclos monádicos prosiguen en ciclos de uno y de tres, como los ciclos
básicos de las grandes Entidades de las cuales el hombre es el reflejo microcósmico.
Si el concepto general aquí expuesto es estudiado en relación con los esquemas
y con otras formas de manifestación, y si se estudia el microcosmos mismo
como si fuera la clave del todo, alguna idea comenzará a penetrar en la
mente respecto al propósito que subyace en todas estas manifestaciones.
Se debe recordar además que así como el hombre medio en cada encarnación
alcanza los tres objetivos.
desarrollar la conciencia o despertar la facultad de la percepción.
lograr en cierta medida la facultad de permanecer o el acrecentamiento
definido del contenido del cuerpo causal,
generar karma o iniciar (por la actividad) causas que producirán ciertos
efectos inevitables, así también un Hombre celestial realiza lo mismo
en una etapa de Su evolución. A medida que el hombre progresa y entra
en el Sendero de Probación y en el subsiguiente Sendero de Iniciación,
logra obtener otros desarrollos notables:
Como sucedió anteriormente, su conciencia se expande pero comienza
a trabajar inteligentemente desde arriba y no a ciegas en los
planos inferiores.
Termina la construcción de su cuerpo causal y comienza a destruir
lo que hizo antes, a derribar el Templo que construyó tan cuidadosamente,
pues encuentra que lo limita.
Deja de crear karma en los tres mundos y empieza a agotar el ya creado
literalmente, "empieza a ordenar sus asuntos".
[e267] Los
Hombres celestiales hacen lo mismo porque también tienen un sendero cósmico
que hollar, análogo al del hombre al acercarse a la meta de su esfuerzo.
También puede ampliarse mas aún en concepto diciendo que el Logos solar
lleva a cabo una acción similar.
Estamos analizando la consideración de esta pregunta y será evidente que
la relación que existe entre las manifestaciones mencionadas es de carácter
síquico (empleando esta palabra en su verdadera acepción, la que se refiere
a la psique, alma o conciencia) y trata de la gradual expansión del Conocimiento
del Alma de parte de un Hombre celestial. Cabe aquí hacer una advertencia
que, aunque todos estos Señores cósmicos tienen en el hombre un reflejo
de Su propia Naturaleza, la analogía de su semejanza no puede ser llevada
a los extremos. El hombre refleja, pero no lo hace a la perfección: el
hombre evoluciona, pero no tiene exactamente los mismos problemas que
los Manasaputras perfectos.
El hombre aspira a convertirse en un Manasaputra divino, en un
perfecto Hijo de la Mente, expresando todos los poderes inherentes a la
mente, y así llega a parecerse a su fuente monádica, un Hombre celestial.
Éste ha desarrollado Manas y se ocupa del problema de llegar a ser un
Hijo de la Sabiduría no inherentemente, sino en plena manifestación. Un
Logos solar es a la vez Manasaputra divino y Dragón de Sabiduría y
Su problema consiste [i306] en desarrollar
el principio de la Voluntad cósmica. que Lo convertirá en un "León de
Voluntad cósmica".
En todas estas graduadas manifestaciones se aplica la ley, estando lo
menor incluido en lo mayor. De allí la necesidad de que el estudiante
mantenga el debido sentido de proporción, la discriminación del aspecto
tiempo en la evolución y la justa apreciación del lugar que le corresponde
a cada unidad dentro de su esfera mayor. Después de esta advertencia,
podemos continuar con las consideraciones finales sobre esta última pregunta. Se ha dicho que las 777 encarnaciones encierran un misterio. Este
guarismo da lugar a muchas conjeturas. (17) Debe
observarse que no es el número exacto de un determinado ciclo de encarnaciones
por las cuales el hombre ha de pasar, sino la clave de los tres ciclos
mayores ya mencionados. En primer lugar, este número se aplica al Logos
planetario o a nuestro esquema y no a los demás. Cada Hombre celestial
tiene Su número, y el de nuestro Hombre celestial se halla oculto en los
citados tres números, así como el 666 y el 888 ocultan el enigma de otros
dos Hombres celestiales.
[e268] El número 777 es también el número de transmutación, trabajo
fundamental de todos los Hombres celestiales. El trabajo básico del hombre
consiste en adquirir y acumular, o en la adquisición de aquello que habrá
de transmutarse más tarde. La tarea de transmutación o el verdadero ciclo
del 777, comienza en el Sendero de Probación, y es precisamente la actividad
del Hombre celestial que está siendo conocida y obedecida por las células
de Su cuerpo. Únicamente cuando Su cuerpo haya alcanzado cierto movimiento
vibratorio puede influir realmente sobre las células individuales. La
tarea de transmutar la actividad celular empezó en este planeta
durante la última raza raíz, y todavía continúa la divina alquimia. El
progreso obtenido es poco, pero cada célula [i307]
consciente transmutada aumenta la rapidez y exactitud del trabajo.
Sólo es necesario el factor tiempo para darle fin. Respecto a esta cuestión
surgió la leyenda de la Piedra Filosofal, que significa literalmente la
aplicación del Cetro de la Iniciación.
__________________________________________
91)
La Biblia, Ep. IV, 13.
92) "Debe recordarse
que Materia constituye la totalidad de la Existencia del Cosmos en cualquiera
de los planos de posible percepción." D.S. II, 214.
Dichas Existencias podrían
enumerarse de la manera siguiente:
1. Los siete Hombres celestiales.
En conjunto forman el Cuerpo del gran Hombre de los Cielos, el Logos.
Otros nombres aplicados
a estos Seres son:
D. S. I, 135, 147, 166;
II, 191-192
Son las entidades que
dan forma al Rayo divino, Rayo del segundo Logos, más o menos en
el mismo sentido en que Fohat y sus Siete Hermanos constituyen la totalidad
del Rayo Primordial. D. S. I, 123, 129, 168.
La Materia es fecundada por el Rayo
Primordial de Inteligencia. Éste es el ánima mundi, el
alma del mundo.
El Rayo Primordial constituye el vehículo
del Rayo divino de Amor-Sabiduría. El objetivo de la evolución
consiste en la fusión de ambos.
El Rayo divino es sétuple. Introduce
siete Entidades.
Estas son:
1.
El Logos de Voluntad
o Poder.
2.
El Logos de Amor y Sabiduría
3.
El Logos de Actividad
4.
El Logos de Armonía
5.
El Logos de Ciencia Concreta
6.
El Logos de Devoción o Idealismo
Abstracto
7.
El Logos de Ley Ceremonial u Orden
2. Los Hombres , la Mónada, las
Unidades de Conciencia. En su totalidad constituyen los cuerpos de los
siete Hombres celestiales. Cada Mónada pertenece a uno de los Siete
Rayos. D. S. I, 204,278; II, 267; III, 90, 170, 187-188.
3. Devas. D.S. I, 297; III, 108-109. Dichos
devas, por ejemplo son:
a.
El Señor de los
devas de un plano. La esfera de Su cuerpo constituye todo el plano.
b.
Grupos de devas constructores.
4. Entidades involucradas en los reinos
mineral, vegetal y animal. D. S. I, 215, 289.
a.
La vida del tercer Logos
- átomo de la materia.
b.
La vida del segundo Logos -grupos
de átomos con los cuales se construyen las formas vegetal y
animal
c.
La vida del primer Logos -formas
en las cuales mora el Espíritu superior.
5. El espíritu de un planeta. D.
S. I, 188; III, 236-237;IV, 45-46. La suma total de las innumerables vidas
evolutivas que se hallan sobre el planeta.
6. El átomo. D. S. II, 263, 264-266.
Resumen: Referente al proposito y la meta
véase D. S. I, 97-98,149.
93) La serpiente mordiéndose la
cola. D. S. II, 335; III, 287.
94) Los estudiantes podrían comparar
las siguientes referencias y luego llegar a sus propias conclusiones.
D. S. II, llamada, 342, 201, 112; IV, 323, 183, 339-340, 118-119; III,
391, 415-416, 342.
95) D. S. I, 78-81.
96) D.S. I, 101.
97) "Conciencia, simientE cósmica
de la omnisciencia supercósmica. Posee la potencialidad de florecer
como conciencia divina." D. S. VI, 189. El universo es el conjutno
de estados de conciencia. D. S. III, 164.
En general puede clasificarse la conciencia
de la manera siguiente:
1.
Conciencia Absoluta o
de Dios
"Yo soy Ese Yo soy"
Logos inmanifestado
2.
Conciencia Universal o Grupal
"Yo soy Ese"
Logos manifestado
Conciencia del Logos planetario
3.
Conciencia Individual o Autoconciencia
"Yo soy"
Conciencia humana
4.
Conciencia o conciencia atómica
Conciencia subhumana
Conciencia que deberá lograr:
1.
Un Logos planetario
Conciencia absoluta
2.
El hombre
Conciencia grupal
3.
El átomo
Autoconciencia
El Logos constituye el Macrocosmos para
el hombre. D. S. I, 280,287
El hombre constituye el Macrocosmos del
átomo.
Resumiendo: La Vida y las Vidas. D. S.
I, 275-276
98) Referente al Átomo, La Doctrina
Secreta dice:
1.
La inteligencia absoluta
vibra a través de todo átomo
D. S. I, 289.
2.
Dondequiera que existe un átomo,
existe vida
D. S. I, 243,265,273.
3.
El átomo es la manifestación
concreta de la Energía Universal
D. S. I, 207.
4.
Las mismas vidas invisibles componen
los átomos, etc.
D.S. I, 275
5.
Cada átomo del universo contiene
autoconciencia en potencia
D.S. I, 149, IV, 261
6.
Átomos y almas son términos
sinónimos en el lenguaje de los Iniciados.
D.S. II, 264, 268
7.
El átomo pertenece totalmente
al campo de la metafísica
D. S. II, 213
8.
La Deidad reside en todo átomo
D. S. I, 113, 192-193
9.
Cada átomo está destinado
a sufrir incesantes diferenciaciones
D. S. I, 178
10.
El objetivo de la evolución
del átomo lo constituye el hombre
D. S. I, 211
11.
Existe un germen en el centro de
cada átomo
D. S. I, 112; IV, 155
12.
Existe calor en todo átomo
D. S. I, 192
13.
Cada átomo posee 7 planos
de ser
D. S. I, 184
14.
Los átomos son vibraciones
D. S. II, 326
99) Inner Life: T. II, 177-179.
Occult Chemistry, pág. 22. Occult Chemistry, Apéndice II
y III. "Light and Colour" por Babbitt, págs. 97, 101
1) Los Hombres celestiales constituyen:
1.
La suma total de la conciencia
D. S. I, 269
2.
Los Creadores
D. S. I. 144,147-152
Compárese D. S. III, 231
a.
Las siete creaciones primarias, o
la apropiación del cuerpo etérico por un Hombre celestial
b.
Las siete creaciones secundarias,
o la apropiación del cuerpo físico denso
Aplíquese esto al Microcosmos
y al trabajo que realizan los devas del éter al construir
el cuerpo
c.
El cúmulo de inteligencia
divina
D. S. I, 153
d.
Los Hijos de Brahma nacidos de
la mente
Los Cuaternarios logoicos, los Cinco
y los Siete
D. S. I, 157;IV,145, 151.
e.
Los
siete Rayos
Los
siete senderos de retorno a Dios....Espíritu
Metafísicamente
constituyen los siete principios.
Físicamente
constituyen las siete razas.
D.
S. I, 215;III, 193
f.
Los
Señores de incesante e incansable devoción
D.
S. III, 96
g.
Los
fracasos del sistema anterior
D.S.
III, 229, llamada 20
h.
Los
polos opuestos de las Pléyades. En
sentido oculto nuestro sistema es masculino y las Pléyades
femeninas.
D.
S. IV, 117-119
Un Hombre celestial crea, en forma similar,
en Su esquema planetario. Véase D. S. II, 269.
2) D. S. I, 152-153.
3) D. S. II, 128; I, 128, 225.
4) D. S. I, 79-81.
5) D. S. I, 128.
6) Kama-manas-La fusión
de los elementos mente y deseo que forman la personalidad o la común
inteligencia cerebral del hombre.
"Energías
que se expresan a través de los tipos inferiores de materia mental,
transformándose de esta manera en vibraciones lentas a las cuales
responde la materia astral, permitiendo que los dos cuerpos vibren continuamente
al unísono y se interpenetren estrechamente." Sabiduría
Antigua, por A. Besant.
7)
En
la naturaleza existen dos principios cósmicos principales:
Activo y pasivo, masculino y femenino.
D. S. IV, 95-96; I, 82.
Budi y mahat. Véase también
D. S. I, 45; IV, 179; V,247
La unión de estos principios superiores
produce los tres y los siete. D. S. I, 82.
Se los denomina
los tres Rayos de Esencia y los cuatro Aspectos. D. S. I, 143-144
Pueden denominarse
los tres Vehículos con sus tres aspectos y Atma. D. S. I, 143-144
Se los denomina
también las llamas trifurcadas de los Siete Pabilos. D. S. I, 254
Esto es verdad, cósmica y humanamente
Los Principios del Logos....................Los siete Logos planetarios.
D.S. II, 46,52.
Los Principios del Logos planetario.........Vehículo
llamado una cadena. D.S. I, 201, 202,203;IV, 157-158.
Los Principios del hombre...................Los
distintos vehículos.
Véase también D. S. I, 185, 186, 197;
IV, 161, 162. Resumen: D. S. VI, 114.
La ideación cósmica
al enfocarse en un principio, produce la conciencia del individuo D. S.
II, 40-41
Al apropiarse el
individuo de un vehículo produce, en cualquier plano deteminado, un
despliegue de energía. Dicha energía poseerá color y cualidad determinados,
de acuerdo al plano involucrado
Los siete principios
son manifestaciones de la Llama Una. D. S. I, 81; VI, 26-27
Véase la función de
los Dioses al proporcionar al hombre sus principios. D. S. I, 298.
8) Enumeración de los principios. D. S. IV, 159, 162.
1er. Principio
Cuerpo físico
denso.
Sthula Sharira
2do. Principio
Cuerpo etérico.
Linga Sharira
3er. Principio
Prana.
Energía vital.
4to. Principio
Kama Rupa.
Energía del deseo.
D. S. I, 152
5to. Principio
Manas.
Energía del pensamiento.
Principio medio
D. S. III, 87, 88, 308; IV, 196
6to. Principio
Budi.
Energía del amor
D. S. IV, 192, 202; V, 66-67
7mo. Principio
Atma
Principio sintético
D. S. II, 45; I, 207-208; V, 137
Véase D. S. V, 186, llamada 10.
Budi es el vehículo de atma
Manas es el vehículo de budi
Kama Rupa es el vehículo de manas. D.
S. III, 165-166.
El cuerpo etérico es el vehículo de prana
Recuérdese también que:
El cuerpo físico no es un principio. D. S. IV, 181-182; VI, 87, 186
Atma no es un principio. D. S. V, 69-71;
V, 264.
(Otras enumeraciones que
difieren en ciertos detalles se hallarán en: D. S. I, 187, 191; II, 318-319;
IV, 196; VI, 115, 194. Estos últimos son más esotéricos.)
9) H.P. Blavatsky en
La Doctrina Secreta en relación con los principios dice lo
siguiente:
Es muy posible que haya errores en la
clasificación. D. S. IV, 203-204.
Debemos buscar el significado oculto.
D. S. IV, 181-182. Realmente existen seis y no siete principios.
Existen varias clasificaciones. D. S.
VI, 26, 88.
La enumeración esotérica no corresponde
a la exotérica. D. S. VI, 115.
La enumeración de los principios es cuestión
de progreso espiritual. D. S. VI, 97-101
10) D. S. VI, 97.
11) Se dice en La Doctrina Secreta
que los Hombres celestiales son:
Los agentes de la creación.
La totalidad de la manifestación. D. S. II, 139.
Precósmicos. D. S. II, 139
La suma total de los entes solares
y lunares. D. S. II, 139. Compárese III, 344.
Los siete Arcángeles bíblicos.
Las siete Fuerzas o Poderes creadores.
Los siete Espíritus ante el Trono.
Los siete Espíritus de los Planetas.
D. S. II, 140.
En su totalidad el Impronunciable Nombre
Secreto. D. S. II, 141.
El conjunto de los Dhyan Chohanes.
D. S. II, 144-145.
Los siete Kumaras. Los siete Rishis.
D. S. II, 158; III, 182, 292-293
Los Hijos de la Luz. D. S. II, 180-181
La Jerarquía de Poderes creadores.
D. S. I, 235
La síntesis velada. D. S. II, 49.
Nuestras deidades planetarias. D. S.
I, 166-167.
Todos los hombres que se encuentran
en todos los mundos. D. S. II, 149-150
Se hallan íntimamente
vinculados con las siete estrellas de la Osa Mayor. D. S. II, 154;
III, 308; IV, 116-117, 195-196; V, 182.
Están simbolizados por círculos. D.
S. IV, 119.
En conjunto constituyen los Ángeles
caídos. D. S. III, 265; IV, 81-82.
12) Los Hijos de la Mente:
se los conoce por diversos nombres, tales como: Manasaputras, Prajapatis,
Kumaras, los Siete Primordiales, Rudras, Hombres celestiales, Rishis,
Espíritus ante el Trono.
13) La Doctrina Secreta
expone lo siguiente:
El Universo es en realidad un
enorme conglomerado de estados de conciencia. D. S. IV, 164; I, 98;II,
267.
Espíritu y conciencia son términos sinónimos.
D.S. I, 80; 143-144;II, 38-40,240-242
Cada átomo del universo está dotado
de conciencia. D. S. I, 126-127; IV, 231-232, 260-261.
Existe seis tipos de conciencia incorporados
al Reino de la Naturaleza en los cinco planos de la evolución humana.
D. S. I, 142; IV, 204.
Reino Mineral 1. Actividad inteligente.
Cada átomo demuestra la capacidad de seleccionar, de discriminar inteligentemente
por medio de la Ley de Atracción y Repulsión. D. s. i, 287.
Reino Vegetal 2. Actividad inteligente
más sensación o sentimiento en embrión
Reino Animal 3. Actividad inteligente,
sensación más instinto o mentalidad emgrionaria. D. S. VI, 204-209.
Los tres constituyen la conciencia
subhumana.
Conciencia Humana 4. Actividad inteligente,
amor o sentimiento perfeccionado, o comprensión y voluntad o propósito
inteligente. Los tres aspectos. D. S. I, 219, 232-233; IV, 95; VI, 210-211
Esto constituye la autoconciencia
- el punto medio. D. S. I, 288-289.
Conciencia Espiritual 5. Realización
búdica. El ente es consciente de su grupo. El ente separado se identifica
con su rayo o tipo. D.S.I, 192-193; II, 266; VI, 204
.
Conciencia Átmica 6. Conciencia del
ente del sistema solar septenario. D. S. IV, 199-200,260.
Ambos personifican la superconciencia.
El séptimo tipo de conciencia abarca a
todos y es Conciencia de Dios. D. S. IV, 259, llamada 22.
Estúdiese también D. S. I, 291-292, 192,
224; IV, 260, 92-93, llamada 21; VI, 205-206, 191-192, 215.
14) En La Doctrina Secreta se expresa
que existen siete ramas de conocimiento, mencionadas en los Puranas. D.
S. I, 200.
Los siete Rayos, los Señores del Sacrificio,
del Amor y del Conocimiento.
Los siete estados de conciencia.
Los siete estados de materia o planos.
Los siete tipos de fuerzas.
Las siete Iniciaciones y muchos otros
septenarios.
Gnosis, conocimiento oculto, constituye el séptimo principio; las siete
escuelas de filosofía hindú constituyen los seis principios. D. S. I,
290. Dichas escuelas son:
Escuela
de Lógica......Prueba de correcta percepción.
Escuela Atómica........Sistema de clasificaciones.
Elementos. Alquimia y Química
Escuela de Sankhya.....Sistema de números.
Escuela materialista. Teoría de los siete estados de la materia o prakriti.
Escuela de Yoga........Unión. Regla para
la vida diaria Misticismo.
Escuela de Religión Ceremonial Ritual.
Adoración a los Devas o Dioses
Escuela Vedanta........Tiene que ver con
la no-dualidad. Trata de la relación que existe entre el Atma del hombre
y el Logos.
Gnosis o conocimiento oculto es análogo
a Atma Vidya o Teosofía, e incluye a los otros seis.