Tratado Sobre el Fuego Cósmico - Segunda Parte - Sección C

      


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[e417] [504] SEGUNDA PARTE

SECCIÓN C

EL RAYO DEL EGO Y EL FUEGO SOLAR


I. LA NATURALEZA DEL CUERPO EGOICO o CUERPO CAUSAL


1. Producido por el contacto de dos fuegos, el del Espíritu y el de la materia.
2. Producido durante la individualización.


II. LA NATURALEZA DE LOS ÁTOMOS PERMANENTES


1. Su propósito.


a. Distribuir fuerza.
b. Conservar las facultades.
c. Asimilar y trasmutar.
d. Ser vehículos de la memoria.


2. Su lugar en el Cuerpo Egoico.


a. El átomo permanente.
b. El triangulo atómico.


3. Las Espirillas y el Rayo del Ego.


a. La composición de los átomos permanentes.
b. Los planos y la energía ígnea.
c. Los tres fuegos.


4. Resumen



III. EL LOTO EGOICO


1. Ruedas o centros de energía.


a. Centros de fuerza.
b. El cuerpo causal, centro cardíaco monádico.
[i505]

 


2. El Loto de doce pétalos.


a. Los tres pétalos de conocimiento.
b. Los tres pétalos de amor.
c. Los tres pétalos de sacrificio.


3. Resumen.


1. LA NATURALEZA DEL CUERPO EGOICO O CUERPO CAUSAL

El tema del Rayo egoico y su relación con el segundo fuego tiene vital importancia para tres tipos de personas: las que se interesan por la verdadera psicología o la evolución de la psiquis; las que se hallan en el Sendero o se acercan al mismo y por lo tanto [e418] establecen con mayor frecuencia contacto con su propio Ego, y aquellas que trabajan con las almas de los hombres, los servidores de la raza.

Lo antedicho tiene importancia cuando se logra comprender debidamente la función que le corresponde al Ego en el cuerpo causal, entonces se adquiere la capacidad de trabajar en forma científica para resolver el problema de la propia evolución, realizándose un trabajo encomiable a fin de ayudar a evolucionar a nuestros semejantes

1. La Manifestación Egoica se Produce por el Contacto de Dos Fuegos.

Entraremos ahora a considerar brevemente el tema del Rayo egoico y el cuerpo causal desde el punto de vista del microcosmos, dejando al estudiante que establezca por sí mismo las analogías concernientes al Logos, recomendándole que debe tener muy en cuenta que el ente humano sólo puede comprender la manifestación del Logos solar en el cuerpo físico.

Como bien sabemos, en toda manifestación existe la dualidad que produce la triplicidad. El Espíritu establece contacto con la materia; el resultado de ese contacto es el nacimiento del Hijo o Ego, el aspecto conciencia. Por lo tanto, la manifestación egoica constituye el aspecto intermedio, el lugar de unificación
[i506] y (después de los necesarios ciclos evolutivos) el lugar de equilibrio. Debe observarse que no es exacta la analogía entre el Logos y el hombre porque éste ha de pasar por todo el proceso dentro de la periferia solar, mientras que el Logos (dentro de esa periferia) atraviesa una etapa análoga a la del hombre cuando su envoltura astral se reviste al encarnar, de materia etérica; a esto nos referimos al dilucidar el tema “Fuego por Fricción”. Por lo tanto, es evidente que al considerar la manifestación del Ego, tratamos el punto central y esencial de la triple manifestación del hombre. Nos abocaremos a estudiar esa parte de su naturaleza que concierne al proceso de convertirlo en la perfecta estrella de seis puntas durante las etapas preliminares (la triple personalidad y la triple tríada se fusionaron y mezclaron produciendo en forma perfecta el cuerpo causal a través del punto intermedio) y cuando abandona el cuerpo físico lo transforma en la estrella de cinco puntos, el manasaputra perfecto.

Expondré lo antedicho en términos de fuego: El cuerpo causal se produce por medio de la vida positiva o fuego del Espíritu (fuego eléctrico) al encarnarse con el fuego negativo de la materia o “fuego por fricción”, lo cual hace surgir el fuego solar. Este fuego central consume, inevitablemente y a su debido tiempo, al tercer fuego, o absorbe su esencia y oportunamente se fusiona a sí
[e419] mismo con el fuego del Espíritu, quedando fuera de toda demostración objetiva.

Ahora dilucidaré el tema del cuerpo causal de dos maneras distintas, una de acuerdo a antiguas enseñanzas, la otra, estrictamente de acuerdo a los fenómenos eléctricos ocultos.

2. La Manifestación del Ego se Produce Durante la Individualización.

El cuerpo causal es esa envoltura de sustancia mental producida en el momento de la individualización cuando
[i507] los dos fuegos hacen contacto. La fuerza o energía que desciende de los planos superiores (el aliento de la Mónada si así quieren denominarlo) produce un vacío, o algo similar a una burbuja en suspenso, formándose la envoltura del cuerpo causal, “círculo no se pasa” de la Vida central. Dentro de esta envoltura se hallan tres átomos denominados: unidad mental, átomo astral permanente y átomo físico permanente; individualmente corresponden al séptimo principio de cada una de las tres personas de la triada microcósmica, reflejo (en los tres mundos del microcosmos) de las tres Personas de la Tríada logoica. En relación con el Logos, H. P. B. lo sugiere cuando dice que el sol visible es el séptimo principio del aspecto Brahma, átomo físico permanente del Logos.(62)(63)

II. LA NATURALEZA DE LOS ATOMOS PERMANENTES


1. Propósito de los Átomos Permanentes.

Los tres átomos permanentes constituyen en sí mismos centros de fuerza o esos aspectos de la personalidad que mantienen ocultos los fuegos de la sustancia o de la objetividad; cabe aquí hacer la enfática observación cuando al considerar al triple hombre en los tres mundos, nos referimos a la sustancia (en relación con la manifestación cósmica) considerada como el físico denso. La envoltura causal circunda a estos tres átomos y su finalidad es la siguiente:

Separar una unidad de conciencia egoica de otra aunque, sin embargo, constituye cada una por si misma una parte del cuerpo gaseoso (quinto subplano físico cósmico) en el cuerpo físico del Logos planetario, vida central de un determinado grupo de Mónadas. Muy poco se ha apreciado este hecho, y merece ser estudiado cuidadosamente.
[i508] En la capacidad inherente de responder a la vibración superior se hallan ocultas potencialidades espirituales: desde el momento de la individualización, hasta ser desechada [e420] durante la iniciación, la vida interna desarrolla constantemente dichas potencialidades y logra ciertos resultados definidos utilizando los tres átomos permanentes. Los vivifica y despierta gradualmente hasta que, en los tres planos, la vida central ha establecido un punto adecuado de contacto, capaz de originar la vibración necesaria en la materia de ese plano.

Los átomos permanentes de cada plano tienen una cuádruple finalidad respecto a la vida central o egoica:



Distribuir cierto tipo de fuerza.

Conservar la facultad o capacidad de responder a una vibración dada.

Asimilar experiencia y transmutarla en cualidad. Resultado directo del trabajo del Rayo del Ego al actuar sobre el átomo.

Ocultar la memoria de la unidad de conciencia. Cuando vibran en toda su plenitud constituyen la razón de ser de la continuidad de conciencia del hombre que actúa en el cuerpo causal. Se ha de establecer cuidadosamente esta diferencia.



Cuando se estudian temas tan difíciles debe recordarse siempre que nos ocupamos del cuerpo físico denso logoico, y que



la unidad mental se halla en la materia gaseosa logoica,
el átomo astral permanente en la materia líquida logoica,
el átomo físico permanente en la sustancia física densa,


por lo tanto tienen su lugar en la materia de los tres subplanos inferiores del cuerpo físico del Logos. Por consiguiente, durante el proceso evolutivo y a través de la iniciación cuando el hombre alcanza la conciencia de la Tríada espiritual y transfiere su centralización a los tres átomos
[i509] permanentes de la tríada, puede, con toda facilidad, actuar conscientemente en el cuerpo etérico de su particular Logos planetario. Establezcan la analogía en el desarrollo microcósmico al observar que el hombre, a fin de actuar conscientemente en su cuerpo etérico individual, tiene que abrirse paso quemando lo que llamamos la trama etérica, y estudien cómo los fuegos de la iniciación hacen algo parecido en el cuerpo etérico planetario y oportunamente en el etérico cósmico. A medida que cada unidad de conciencia, por medio del esfuerzo autoinducido, llega a la meta y atraviesa “el suelo ardiente”, sólo una porción microscópica de la trama etérica del cuerpo etérico planetario es consumida por el fuego; esto redunda en un definido beneficio para esa gran Entidad, el Logos planetario, debido a la liberación, sin importancia aparentemente, de la fuerza de una de las células de Su cuerpo. Cuando todas las unidades o células de Su cuerpo hayan logrado la realización, también Él se liberará de la manifestación densa y muere físicamente. A esta etapa de existencia [e421] etérica le sigue otra comparativamente más breve (que abarca el periodo de oscuración planetaria), entonces ya no encarna más.

        Si observamos este proceso desde el punto de vista del Logos, el aspecto Brahma desaparece o la vida se retira del átomo físico permanente, abandonando también otras etapas posteriores en niveles cósmicos, de los cuales no nos ocuparemos. Dichas etapas abarcan el retiro de la vida logoica de los otros dos aspectos. En un sistema solar la encarnación física del Logos, el aspecto Brahma es aparentemente el más importante, pues constituye su medio de expresión; sin embargo, tiene mayor importancia el aspecto subjetivo o la vida de deseos del Logos; concierne a lo que Él realiza en esos niveles superiores y planos cósmicos, más allá del conocimiento del Chohan más elevado.

Podría ser de valor indicarles que el Rayo egoico del ente humano(64) que nos preocupa,
[i510] se manifiesta, respecto a cada uno de los rayos, en forma similar a la manifestación logoica. Cada uno de los siete Rayos, observados en conexión con el cuerpo causal del hombre se manifiesta como unidad en el primer subplano, como triplicidad en el segundo y como septuplicidad en el tercero, formando así los cuarenta y nueve grupos que más atañen al hombre en evolución. Según el punto de vista esta enumeración de los grupos puede aumentar o disminuir, pero para estudiar los aspectos de la mente es suficiente la enumeración anterior. Durante el transcurso de sus innumerables vidas septenarias y a medida que los cíclicos siete pasan sobre él, el hombre queda bajo la influencia de los siete subrayes de su propio Rayo. Luego comienza a sintetizar y a fusionar los siete en los tres subrayos mayores, volviendo así a la unidad de su propio Rayo egoico.

Primero. La etapa septenaria rige el lapso que transcurre entre la individualización y su entrada en el sendero.

Segundo.
La etapa ternaria rige el lapso que transcurre hasta la tercera Iniciación.

Tercero.
Logra la unidad de su Rayo en la quinta Iniciación, luego conscientemente forma parte del cuerpo del Hombre celestial.

La misma idea puede aplicarse en conexión con el despertar de las fuerzas vitales dentro de los átomos permanentes, considerando cada átomo como el séptimo principio de cada uno de los tres aspectos de la personalidad.
[e422]

2. El Lugar que Ocupan Los Átomos Permanentes en el Cuerpo Egoico.

a. La importancia que tiene el
átomo astral permanente. Existe un hecho que se debe captar y recalcar en relación con el lugar que ocupa el átomo permanente dentro de la periferia causal y su evolución: el átomo astral permanente constituye en este sistema solar el receptor de cierta influencia de fuerza o energía, siendo estimulado y energetizado en mayor grado que los otros átomos, lo cual se debe a las razones siguientes:
[i511]

Primero.
El centro de polarización del cuarto reino o humano, se halla en la conciencia astral, considerando a este reino como una unidad expresada. Inevitablemente, la mayoría de los hombres dirigen y controlan el vehículo físico desde el astral y a través de su naturaleza de deseos. El cuerpo astral se halla en línea directa con la fuerza que proviene de los niveles monádicos 2-4-6 a través del búdico.

Segundo.
La meta de la humanidad consiste en llegar a ser Maestro de Sabiduría, o entes conscientes dentro del Cuerpo del Dragón de Sabiduría o de Amor. El hombre lo logra cuando puede actuar conscientemente en el vehículo búdico o cuando el átomo astral permanente es reemplazado por el átomo búdico permanente.

Tercero.
El segundo aspecto del Logos (el amor o manifestación de la naturaleza amor del Logos por intermedio del Hijo) se manifiesta en este sistema, el cual

    1. es un Hijo de la necesidad o del deseo.
    2. vibra a la tónica del Rayo cósmico de Amor,
    3. constituye la forma a través de la cual este rayo de Amor cósmico (observado en la interrelación del Yo y el no-yo en la dualidad) se expresa.
    4. está regido por la Ley cósmica de Atracción. Las mónadas de amor constituyen la cualidad predominante. (He elegido especialmente la palabra “cualidad”.)


Cuarto. El centro cardiaco se halla en el cuerpo cósmico de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE, y nuestro Logos solar personifica Su fuerza. Aquí reside una de las claves del misterio de la electricidad. Los planetas sagrados y ciertas esferas etéricas similares que se hallan dentro del “círculo no se pasa” forman parte del centro cardíaco y constituyen los “pétalos del Loto” o del centro cardíaco de esa gran Existencia ignota que constituye para el Logos solar lo que Él a su vez constituye para los Hombres
[i512] celestiales y especialmente para Su particular Hombre Celestial, quien [e423] personifica la fuerza del centro cardiaco logoico. Por lo tanto, el estudiante serio observará que toda fuerza, energía y cualidad de su vida constituirá lo que denominamos (me veo obligado a emplear una palabra inapropiada y capciosa) AMOR. Esto explicará el hecho de que la fuerza que actúa a través de ese centro cardíaco cósmico llegará a ser la fuerza predominante de la manifestación de un Logos solar y de un Hombre celestial; similarmente producirá su analogía microcósmica y sus reacciones reflejas; de allí la importancia relativa del átomo astral permanente dentro de la periferia causal, el cual está en línea directa con la fuerza activa que emana de la existencia cósmica, penetrando cada vez en menor grado por intermedio del Logos solar de Su sistema de amor y del Logos planetario dentro de un esquema, el Dragón de Amor-Sabiduría.

Cuando esta fuerza está bien controlada y correctamente dirigida constituye un gran agente transmutador que oportunamente convertirá al ente humano en un Maestro de Sabiduría, un Señor de Amor, un Dragón de Sabiduría de grado inferior.

Finalmente, este sistema solar, manifestación física objetiva del Logos, es compenetrado por Su cuerpo astral tal como sucede en la manifestación humana. A medida que el Logos se polariza en Su envoltura astral cósmica y cuando aún no ha logrado la polarización mental cósmica, Su fuerza o naturaleza de deseo constituye el principal incentivo de Su vida, o las vidas subjetivas que subyacen en la forma.

Si el estudiante reflexiona cuidadosamente sobre estos cinco hechos, obtendrá la clave del problema de la existencia tal como la comprendemos, la clave de las causas que producen el calor en el sistema solar, del método de la Ley cósmica de Atracción y Repulsión que rige todas las formas atómicas y de la cuestión del SEXO que se evidencia en todos los reinos de la naturaleza. También le darán la clave de la constitución del divino Hermafrodita.

[i513] Por lo tanto, no se ha de olvidar la importancia relativa que tiene el átomo permanente del segundo aspecto de la personalidad dentro de la periferia causal; también debe recordarse que la fuerza que afluye a través de ese átomo, fuerza animadora del cuerpo astral, sigue la línea de menor resistencia y puede considerarse que ejerce una influencia dos veces más fuerte sobre la manifestación física que la que le llega a través de las otras dos. El Logos ahora se expresa a Sí Mismo a través del Rayo divino, Su segundo aspecto, y este Rayo es la suma total de la radiación de los Señores de Sabiduría, los Hombres celestiales, los Dragones, la Unidad y el Amor. Dicha fuerza fluye a través de Ellos, que a su vez se revisten con la forma, como lo expresa H. P. B., “El Rayo primordial se [e424] convierte en el “vahan” para el Rayo divino”: (65) Sus vidas animan a los átomos de la sustancia cuando la forma es construida con ellos, constituyendo la suma total del magnetismo logoico, o la gran naturaleza de deseo del Logos que va en busca del no-yo, produciendo así el Matrimonio cósmico; es la manifestación cósmica de la atracción sexual, la búsqueda de Su polo opuesto y su Unión mística.

Este proceso es repetido por el microcosmos siguiendo la línea de su ser, y análogamente lo lleva a la encarnación o a la unión mística con la forma.

b. El triángulo atómico. Para el vidente la envoltura causal es una esfera de sustancia vibrante y viviente; dentro de ella pueden verse tres puntos ígneos. En el corazón de la esfera hay una llamarada de luz central que emite
[i514] rayos; estos son siete y actúan sobre dichos puntos o círculos (análogos a los electrones de los átomos de la ciencia) produciendo en esta etapa un gran efecto sobre el átomo astral permanente. El átomo físico permanente está situado relativamente cerca del centro positivo; a través de él actúa la fuerza que pasa al átomo astral permanente, formando cinco rayos de luz semicoloreada que al mezclarse con el tono intenso y vívido del átomo astral permanente aumenta su intensidad, hasta que la llamarada es tan fuerte que los dos puntos o electrones parecen fusionarse, produciendo tal intensidad de luz que aparentan disolverse. La unidad mental, que ocupa dentro del cuerpo causal un lugar análogo al del planeta más apartado del sol, comienza a vibrar en forma similar, y los otros dos puntos (considerados ahora uno) inician una interacción con la unidad mental, en la que se origina y continúa aplicando un proceso similar hasta que los dos puntos -circulando alrededor de su centro positivo- también se acercan, mezclan, fusionan y disuelven. El centro positivo de vida reúne o sintetiza los tres puntos, así los tres fuegos de la personalidad repiten en pequeña escala el procedimiento microcósmico observado en la síntesis del fuego eléctrico, del fuego solar y del fuego por fricción, quedando únicamente una unidad flamígera, la cual, por medio del calor combinado de su ser, consume el cuerpo causal y [e425] se escapa y regresa a los planos de la abstracción. De esta manera el hombre es el Sendero mismo y el peregrino en el Sendero, así se quema, constituyendo también el suelo ardiente.

Esta analogía es aplicable al caso del microcosmos, observado desde niveles monádicos cuando se manifiesta como Mónada, Ego y personalidad; el mismo proceso se lleva a cabo en lo que atañe al Hombre celestial y también a un Logos solar. Si el cerebro pudiera captar el concepto,
[i515] percibiría que es el mismo proceso utilizado en los niveles cósmicos respecto a existencias tan elevadas como los siete Rishis de la Osa Mayor y ese Ser aún más elevado, AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE.

3. Las Espirillas y el Rayo del Ego.

Ahora nos abocaremos al tema de las espirillas, que se hallan dentro del átomo permanente, y observaremos en qué forma son afectadas por el rayo egoico, recordando siempre que las consideramos como:

Primero. La economía interna del germen de la vida en los tres planos concernientes al hombre en los tres mundos; segundo, los siete principios de cada una de las tres envolturas: tercero, el núcleo positivo de la fuerza que mantiene unida la materia de las tres envolturas.



Por lo tanto, estudiaremos dos cosas:


La composición del átomo permanente.
La diferencia que existe entre la unidad mental y los átomos permanentes astral y físico.

 



A fin de esclarecer esto y de extraer algún concepto definido de esas oscuras regiones de la abstracción, hagamos la siguiente clasificación:

a. La composición del átomo permanente. El átomo permanente de los planos astral y físico es una esfera de sustancia astral o física, compuesta de materia atómica y caracterizada por las cualidades siguientes:

Respuesta. Es el inherente poder de responder a la vibración de cualquiera de los Hombres celestiales y se transmite por intermedio del aspecto Brahma o dévico de Su triple naturaleza. El átomo permanente encuentra su lugar dentro de la esfera de influencia de uno de los grandes devas, los Señores Rajas de un plano.

El poder de construir formas. Estos devas pronuncian dos letras de la palabra microcósmica, y cada una constituye (en su propio plano) el agente coherente que reúne
[i516] la sustancia. produce la forma y atrae materia con el propósito de objetivarla. El sonido [e426] astral produce al microcósmico “Hijo de la necesidad”, y cuando reverbera en el plano físico produce la encarnación y la repentina aparición de los siete centros en los niveles etéricos. La construcción del físico denso es el resultado de la consiguiente acción automática de la esencia dévica, pues no debe olvidarse que el hombre es esencialmente (respecto al plano físico) un ser etérico y que su cuerpo físico denso es considerado esotéricamente como que se halla “debajo del umbral” y no constituye un principio.

Permanencia relativa En el séptimo principio de todas las entidades que se manifiestan se van acumulando y desarrollando las facultades los dones y la memoria atómica, en otras palabras, la herencia del Pensador, desde el punto de vista físico y emocional. Las envolturas no son permanentes; están construidas en formas provisorias y son desintegradas cuando el Pensador ha agotado todas sus posibilidades pero el séptimo principio de cada una de las envolturas recoge para sí las cualidades adquiridas y las acopia (bajo la Ley del Karma) para ser desarrolladas nuevamente, expresándolas como impulso del plano en cada nuevo ciclo de manifestación. Dicha permanencia es también relativa, pues cuando el fuego Interno del átomo arde con mayor fuerza y los fuegos externos del ego o fuego solar, hacen impacto sobre el átomo con acrecentada intensidad, entonces el átomo a su debido tiempo es consumido. y la llamarada interna llega a ser tan poderosa que destruye el muro que la encierra.

Calor. Aquí se encuentra la diferencia que existe entre los átomos de todos los planos y la materia atómica de la cual forman parte. No es fácil dilucidar esta diferencia, ni tampoco es conveniente hacerlo en esta época: los hechos reales constituyen uno de los secretos de la iniciación pero la diferencia que existe entre el átomo permanente y la materia atómica podría más o menos llegar a comprenderse si decimos que:
[i517]



El átomo permanente es aquel del cual se ha apropiado una de las vidas que forman los centros del cuerpo de un Señor solar, mientras que la materia atómica en sí se emplea para formar otras partes de Su gran cuerpo de luz.

El átomo permanente es aquel que ha quedado bajo el poder atractivo del segundo aspecto, en cambio la materia atómica misma es vitalizada por la vida del tercer aspecto.

El átomo permanente sigue la línea de fuerza de menor resistencia y va quedando fuera del control del Señor de los Devas y entra bajo el control de la vida positiva. Esto concierne a la evolución de la conciencia de la sustancia.

El átomo permanente queda bajo el control directo de los tres grupos inferiores de los Señores Lipikas y constituye el
[e427] agente a través del cual Ellos imponen el karma correspondiente a un ente determinado que pudiera estar empleándolo. Trabajan directamente con los átomos permanentes de los hombres y logran resultados mediante la forma, hasta agotar la capacidad vibratoria de un átomo determinado; cuando esto ocurre el átomo entra en una etapa de oscuración, como lo hace el séptimo principio de cualquier envoltura. Queda así bajo la influencia del primer aspecto que se manifiesta como el Destructor.



Recuerden que al hacer estas afirmaciones nos referimos al microcosmos y a los átomos permanentes relacionados con el mismo; respecto al Logos solar manifestado en el sistema, nos ocupamos de uno de los átomos permanentes, siendo Su átomo físico permanente. Resultará evidente que en el átomo físico permanente del Logos solar se halla oculta la facultad de responder conscientemente a las vibraciones de todos los planos, el secreto del propósito kármico de Su encarnación
[i518] y también el misterio de Su actividad funcional; pero no podemos desentrañar todavía el secreto de Sus tres átomos permanentes inferiores al funcionar como una unidad dentro de Su vehículo causal. Hasta que no logremos esto es inútil hacer conjeturas respecto a su Ser fundamental.

La diferencia que existe entre ellos. La unidad mental tiene, respecto al hombre, una posición peculiar y única, la de Pensador en el cuerpo causal. Esto lo estudiaremos luego, por ahora sólo diré que el misterio de la unidad mental se halla oculto en la naturaleza de los Hombres celestiales. La siguiente analogía contiene la clave de este misterio, pero sólo puede insinuarse, dejando que el estudiante descubra la verdad por si mismo. En los tres planos de la manifestación logoica -los tres superiores- se manifiestan los tres aspectos: en el plano búdico, el cuarto éter cósmico, se manifiestan los centros logoicos etéricos, o sea esos vórtices de fuerza que animan a los tres planos inferiores de la manifestación físico densa. En conexión con los Hombres celestiales tenemos también una manifestación secundaria, y en el plano búdico se halla Su tercer aspecto, dejando el plano cósmico gaseoso o manásico para la expresión principal de Su fuerza; Ellos constituyen esencialmente los Pensadores divinos, los Manasaputras. Por lo tanto, en conexión con el microcosmos, considerado como parte de un centro del cuerpo de un Hombre celestial, hay un descenso menor dentro de la manifestación gaseosa o ígnea de un Señor solar. Esto atañe a los tres subplanos superiores, que podrían considerarse como la manifestación de los tres aspectos superiores del Hombre en materia mental, mientras que en el cuarto subplano tenemos los centros mentales del hombre dentro de la periferia de su cuerpo
[e428] mental del cual la unidad mental constituye el factor unificador. Como ya se ha dicho anteriormente, éste es un profundo misterio y no puede dilucidarse más extensamente.

b. Los planos y la energía ígnea. Seria bueno
[i519] considerar aquí las analogías de cada plano,(66) con sus siete subplanos, recordando al estudiante que estamos hablando de los planos no sólo como el campo para el desarrollo del hombre, sino como el campo de evolución de un Logos solar. En el sistema solar tenemos:

Primero, los tres planos superiores, correctamente denominados los planos de los tres aspectos; segundo, el séptimo principio logoico que se halla en el primer plano y puede considerarse como el impulso de la materia física que produjo Su cuerpo objetivo.

En el segundo plano se hallan los siete Hombres celestiales que constituyen Sus centros principales de fuerza. Existen otros pero de Ellos no nos ocuparemos, porque han logrado ya una meta determinada, y
[i520] personifican los centros que ahora se hallan en [e429] estado pasivo o fuera de manifestación, pues el kundalini logoico ha dirigido su atención hacia otra parte. Según otra clasificación constituirían los diez que corresponden a la vida esotérica, pudiendo también clasificarse como doce, formando así el Loto de doce pétalos o centro cardíaco del Cuerpo de AQUEL SOBRE QUIEN NADA PUEDE DECIRSE.

En el cuarto éter cósmico, el plano búdico, se encuentran los centros etéricos del Logos. Allí están también los planetas esotéricos y el Sol, considerados como el centro de los principios búdicos; desde allí el Logos anima a Su manifestación física densa.

Finalmente, en los tres planos inferiores tenemos Sus cuerpos o envolturas gaseosa, líquida y densa, que peculiarmente forman en conjunto una unidad; constituyen un todo coherente, así como los tres planos superiores forman análogamente la triple expresión unificada de las tres personas de la Trinidad.

Existe una analogía similar en los subplanos de cada plano del sistema, y ésta se hará más evidente a medida que el hombre vaya adquiriendo una visión más clara y pueda conscientemente comprobar por si mismo la verdad respecto a la vida subjetiva. Nos ocuparemos brevemente de estos planos y estudiaremos la vida o manifestación de fuerza en cada uno, dándole más importancia a los cuatro inferiores por ser los planos que conciernen más de cerca al hombre.

El Plano Logoico. Los subplanos primero, segundo y tercero del primer éter cósmico responden específicamente a la vibración de uno de los tres aspectos o a esas Entidades cósmicas cuya influencia llega desde más allá del sistema hasta la materia de los planos. En el cuarto subplano se obtiene una mezcla elemental de las tres Vidas ígneas que produce, en forma arquetípica, esa manifestación de fuerza de la electricidad que oportunamente hace surgir, en el plano siguiente, a los Hijos de la Luz. En esta connotación eléctrica tenemos los tres planos superiores personificando siempre al triple aspecto Espíritu; los tres
[i521] inferiores personificando al triple aspecto sustancia, el plano de unificación donde se logra un acercamiento que, en el Sendero de Retorno, señala el momento de la realización y del triunfo. A esto le sigue un período de oscuración. De allí que en todos los pIanos del sistema solar exista un cuarto plano donde se lucha por obtener la iluminación perfecta, lográndose en consecuencia la liberación, el campo de batalla, el Kurukshetra. Aunque para el hombre, el cuarto plano o búdico, es el lugar de triunfo y la meta de sus esfuerzos, para el Hombre celestial constituye el campo de batalla y para el Logos solar el suelo ardiente.

La diferenciación de los subplanos de los planos del sistema
[e430] en tres superiores, tres inferiores y un plano central de armonía, ocurre únicamente desde el punto de vista del fenómeno eléctrico y no del Espíritu puro, o sustancia pura, considerado separadamente. Esto concierne al misterio de la electricidad y a la producción de la luz. Los tres planos superiores tienen que ver con las Fuerzas o Vidas centrales, los tres inferiores conciernen a las Fuerzas o Vidas inferiores. Esto debemos tenerlo muy presente, recordando que, para el ocultista, no existe tal cosa como sustancia, sino únicamente Fuerza en distintos grados, Energía de cualidad diferenciada, Vidas que emanan de diferentes fuentes, cada una distinta y separada, y Conciencia que produce un efecto inteligente por intermedio del espacio.

Les indicaré que en el subplano atómico de cada plano el Señor Agni manifiesta Su ardiente vida; se demuestra como fuego solar en el segundo, tercero y cuarto, y como “fuego por fricción” en el quinto, sexto y séptimo. Desde el punto de vista del microcosmos, la Chispa en la Llama, el hombre, se manifiesta como fuego eléctrico en el segundo plano o segundo éter cósmico; como fuego solar en los planos tercero y cuarto y en los tres subplanos superiores del quinto;
[i522] como fuego por fricción en los subplanos inferiores del quinto, sexto y séptimo.

c. Los planos y Los tres fuegos. Hablando en forma relativa, en cada plano tenemos:

    1. Fuego eléctrico manifestándose como el estado primitivo de los tres superiores.
    2. Fuego por fricción como el factor más significativo de los tres inferiores.
    3. Fuego solar que surge como llamarada producida por la unión en el plano central.


Esto puede observarse en el sistema solar en conexión con un Hombre celestial en el plano búdico, donde dichos Fuegos surgen como llamaradas a través de Sus centros etéricos. Relacionada con el hombre en el plano mental, existe una condición similar: los tres subplanos superiores conciernen al aspecto Espíritu del cuerpo causal y los tres inferiores conciernen principalmente a la envoltura mental o fuego por fricción; en el cuarto subplano se hallan los centros de fuerza del cuerpo mental. Lo mismo sucede en el plano físico respecto al hombre -sus centros etéricos se hallan ubicados en la materia del cuarto éter.

Cada una de las tres Personas de la Trinidad se manifiesta igual que el hombre, Espíritu, Alma o Ego y Sustancia. Relacionándolo con Brahma tenemos el aspecto Espíritu o primer aspecto, animando a los tres subplanos superiores de cada plano. Su aspecto
[e431] alma se halla en el cuarto subplano de cada plano donde están situados los centros etéricos de todos los entes manifestados. En los tres subplanos inferiores es donde primeramente hace contacto con Su aspecto sustancia. De allí que existan cuarenta y nueve fuegos de materia o lo siete fuegos de cada plano; la unión de los tres superiores y los tres inferiores producen esa llamarada que denominamos ruedas de fuego o centros, en el cuarto subplano de cada plano.

Vinculada al segundo aspecto existe una condición
[i523] similar. En el segundo plano el fuego solar surge en su aspecto eléctrico, haciéndolo también en el tercero y cuarto planos, pero su manifestación central se efectúa en los niveles manásicos brillando a través del vehículo causal de los grupos egoicos. Sólo quedan dos planos y medio donde puede manifestarse el aspecto fuego por fricción, dieciocho subplanos en total que conciernen al tercer aspecto de la segunda Persona de la Trinidad logoica.

Para el hombre, el microcosmos, es posible establecer una diferenciación similar; su Mónada y su aspecto egoico pueden estudiarse en sus triples esencias y en sus propios planos; el aspecto Brahma del Ego se halla dentro de los átomos permanentes. Por lo tanto debería estudiarse con cuidado lo siguiente:



1. Los Planos. Manifestación de Brahma, aspecto sustancia o tercer aspecto, debería aplicarse a esta Entidad la misma constitución triple que se evidencia en las otras dos. Deben estudiarse detenidamente los planos del fuego eléctrico, los de su naturaleza inferior y el punto donde surge como llamarada o, para él, conflagración (los centros etéricos). Brahma es la vida positiva de la materia, la revelación de la sustancia y la llamarada que puede percibirse.

2. La Vibración. Manifestación del segundo aspecto. Las vibraciones de la conciencia constituyen los tres mundos mayores, suma total de la vida egoica, los tres menores que rigen el tercer aspecto del Ego y el acorde de unificación que emite su sonido actualmente.



Los tres aspectos del Espíritu, tal como pueden ser percibidos, sólo es posible expresarlos en nuestro sistema solar, en términos de los otros dos, y en lo que respecta a su naturaleza, foránea al sistema, nada puede decirse que resulte de valor en esta etapa del conocimiento.

Las ideas anteriores respecto a los planos y a las nueve naturalezas de todo lo que existe, nos conduce a regiones que todavía se hallan muy lejos de la comprensión del hombre; sin embargo, el
[e432] científico se aproximará a la verdad [i524] y comprenderá la naturaleza de los fenómenos eléctricos, sólo cuando estudie la triple naturaleza del aspecto sustancia; únicamente entonces la electricidad será dominada y utilizada por el hombre como unidad, no sólo en uno de sus aspectos como lo ha hecho hasta ahora; lo único que se ha logrado extraer hasta hoy, para fines comerciales, es la electricidad negativa del planeta. Debe recordarse que aquí se emplea el término negativo en relación con la electricidad solar. Cuando el hombre haya descubierto la forma de extraer y utilizar la electricidad positiva combinada con la electricidad planetaria negativa, se producirá una situación muy peligrosa, constituyendo uno de los factores que oportunamente provocará la destrucción, mediante el fuego, de la quinta raza raíz. En ese grandioso cataclismo “los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos”, (67) como dice la Biblia. Esto sucederá, aún en mayor grado, en la próxima ronda, y mediante el fuego serán destruidas las formas de aquellos hombres que han fracasado, lo cual liberará en gran escala las vidas, quedando así la Tierra “purificada” momentáneamente de elementos que tiendan a obstaculizar el proceso evolutivo. A medida que pasan los ciclos se logrará gradualmente el equilibrio de estas corrientes ígneas, produciéndose una condición planetaria armónica y una cualidad esotérica que proporcionará un ambiente ideal para el hombre armonioso.

Solo cuando los sicólogos estudien la triple naturaleza esencial del aspecto forma se revelará el misterio de la conciencia, y la naturaleza de los tres grupos magnéticos, sus distintas subdivisiones y la consiguiente radiación efectiva se convertirán en un factor de la vida diaria. Esto tiene que ver con el desarrollo definitivo de la psiquis de acuerdo a la ley la expansión científica de la conciencia, produciendo oportunamente esas condiciones en que el trabajo preliminar a la primera iniciación, no formará parte de un proceso esotérico sino
[i525] que será estrictamente exotérico. A su debido tiempo se hallará que los esfuerzos autoinducidos por los cuales el hombre prepara conscientemente sus centros para que le sea aplicado el Cetro de la Iniciación, en la primera Iniciación, serán tratados en los libros y conferencias y formarán parte del pensamiento común de las masas. También esto conducirá a que se separen los dos grupos a mediados de la quinta ronda. Debe recordarse que dicha separación formará parte de un proceso natural y no será una drástica medida impuesta contra la voluntad de los pueblos. Los CONOCEDORES y los estudiantes del Conocimiento -impulsados por la conciencia de grupo y actuando conscientemente- reunidos en grupos, se apartarán de aquellos que no poseen [e433] conocimiento ni se preocupan por poseerlo. Dicha separación será autoinducida y constituirá un desarrollo lógico de la vida grupal; tendrá en sí mismo un carácter temporario, porque el objetivo fundamental consistirá en lograr oportunamente una fusión más estrecha: se establecerá primordialmente la línea de demarcación entre los cuatro Rayos inferiores y los tres superiores. Este misterio también se halla oculto en la relación existente entre los cuatro Kumaras exotéricos (68)y los tres esotéricos, y desde el punto de vista del hombre, separa a quienes están desarrollando la conciencia de la Tríada de aquellos que aún viven la vida del Cuaternario.

Involucra a los que responden a los Señores solares, distinguiéndolos de los que todavía sólo reconocen el control de los Señores lunares. Lo expondré en términos de Fuego: a quienes calienta el fuego por fricción y no responden al fuego solar permanecen dentro de la caverna y viven en la oscuridad, mientras que aquellos sobre cuyo ser irradia el Sol de la Sabiduría y se exponen a los rayos del calor solar, viven en la luz, gozan de una libertad cada vez mayor y llevan una existencia vital.

El verdadero significado de los tres aspectos del Espíritu recién comienza a percibirlo el iniciado de alto grado,
[i526] no pudiendo ser expresado en palabras ni captado por el hombre hasta no haber pasado del reino humano al espiritual. Por lo tanto, es innecesario detenernos para elucidarlo más extensamente.

Podríamos resumir esta cuestión, que tan frecuentemente citaba H. P. B. en los términos del Antiguo Comentario:

“Los Benditos Seres ocultan Su triple naturaleza, pero revelan Su triple esencia por medio de los tres grandes grupos de átomos. Tres son los átomos, triple su radiación. El interno núcleo de fuego se oculta a sí mismo y sólo es conocido a través de lo que irradia y por aquello que irradia. El fuego puede conocerse sólo cuando desaparece la llama y ya no se siente el calor.”

Ahora podemos reasumir nuestro estudio del misterio de la unidad mental y observar en qué difiere de los demás átomos permanentes; entonces podríamos condensar brevemente el cúmulo de información esotérica respecto a los átomos permanentes, lo cual será suficiente durante muchos años como base de investigación para los estudiantes de ocultismo. Los átomos permanentes y su economía interna continuarán siendo un misterio durante mucho tiempo, sólo podrán darse aquí unas pocas indicaciones generales.

La diferencia fundamental existente entre la unidad mental y los otros dos átomos permanentes consiste en que aquélla sólo contiene cuatro espirillas en lugar de siete. Esto ocurre debido al hecho mismo de la evolución, pues la unidad mental es el primer
[e434] aspecto de la triada, de la personalidad o del hombre, al actuar en el reino humano en los tres planos inferiores. Cuando el hombre pasa al reino espiritual, estos tres aspectos -los cuerpos mental, astral y físico- se sintetizan en el superior mediante un proceso dual:

    1. Cambia su polarización, pasando de los tres átomos inferiores a los de la Tríada.
    2. La fuerza que estos átomos generan y personifican se mezcla y fusiona en los puntos superiores de fuerza.

[i527] Átomo permanente es el núcleo positivo o sustancia germen de la envoltura donde éste se encuentra. Es aquello que constituye la base para la construcción de formas y, textualmente, es un punto vibrante de fuerza que emana del segundo aspecto de la Mónada y acumula en sí el aspecto negativo o tercero, con el cual construye la forma. Debe recordarse que este segundo aspecto es dual y que al considerar los átomos permanentes tratamos del aspecto femenino de la segunda Persona. En consecuencia, las espirillas no son más que corrientes de fuerza, o el segundo aspecto vital que circula geométricamente dentro del muro que circunda a la sustancia, compuesto de la fuerza o sustancia del tercer aspecto. Lo que se ha dicho de la objetividad o del átomo cósmico también puede decirse del átomo permanente del hombre, el microcosmos:

“El rayo primordial es el vehículo del Rayo divino.” (69) La fuerza negativa constituye un receptáculo para la fuerza positiva. Los átomos son centros de fuerza, y los centros, tal como los conocemos, el conjunto de puntos de fuerza que han alcanzado un grado específico en la evolución y responden, en cierta medida al primer gran aspecto o fuego eléctrico.

Debe reflexionarse detenidamente sobre este concepto pues oculta mucha información para el estudiante, y cuando sea captado debidamente, se vertirá, sobre el problema de la manifestación, la luz del conocimiento El lugar que ocupan y la parte que desempeñan los diferentes reinos de la naturaleza dentro del cuerpo logoico, concierne al secreto de la posición, pues todo depende del tipo de fuerza animadora, de la interacción de esa fuerza en la sustancia, del aspecto dual, triple o unificado de la fuerza, y de la manifestación septenaria en la construcción de formas.

Cada átomo es un punto focal de fuerza, fuerza de la sustancia misma, vida o vitalidad del tercer aspecto, la
[i528] vida de esa Entidad cósmica que constituye para el Logos el aspecto negativo de la electricidad.

[e435] Cada forma (70) y conglomerado de átomos son simplemente centros generados por la acción de la fuerza positiva y su interacción con la energía negativa. La vitalidad del segundo aspecto, actuando conjuntamente con el tercero, produce -en tiempo y espacio- esa ilusión o maya que surge momentáneamente y atrae la atención, creando la impresión de que la materia es algo concreto. En realidad no existe nada concreto; [i529] sólo existen distintas [e436] clases de fuerza y el efecto producido en la conciencia mediante su interacción.

Detrás de toda forma y sustancia (poco conocidas y comprendidas aún) se encuentra un tercer tipo de fuerza, que utiliza los otros dos factores para producir armonía eventual, y en su propio plano constituye la suma total del segundo. Podría llamársele:

    1. Vida sintetizadora.
    2. Fuego eléctrico.
    3. Punto de equilibrio.
    4. Unidad o armonía.
    5. Espíritu puro.
    6. Voluntad dinámica.
    7. Existencia.


Fuerza que actúa por medio de la doble manifestación de la fuerza diferenciada, mediante la energía de la materia y la coherencia de las formas, por intermedio de los centros y los puntos de fuerza, siendo la triple manifestación de FOHAT, del cual la última o tercera manifestación es aún desconocida o inconcebible.

Esto me lleva a considerar el hecho citado anteriormente de que la unidad mental sólo posee cuatro de las siete corrientes de fuerza. Cada corriente de fuerza de los átomos permanentes vibra de acuerdo a la nota de un determinado subplano, y sirve como medio para vitalizar la materia del subplano, con la cual se construye cualquier cuerpo alrededor de un átomo permanente. Constituye la fuerza del Hombre celestial cuando anima las células de Su forma y las mantiene en coherencia como una unidad. Se ha de recordar, desde el punto de vista del microcosmos, que el aspecto del Espíritu puro o Fuego eléctrico permanece en este sistema solar como una abstracción. Un hombre puede lograr conciencia grupal: vibrar de acuerdo a la nota del Hombre celestial de cuyo cuerpo es una célula; manifestar con relativa perfección el fuego por fricción y el fuego solar, pero corresponde a un mahamanvántara posterior la revelación
[i530] de la verdadera naturaleza del Espíritu. Por lo tanto, en lo que respecta al hombre que actúa en la familia humana, es evidente este hecho y su analogía. Hasta que no se retira de los tres mundos y se convierte en un Maestro de Sabiduría, la verdad sobre estos tres aspectos se halla oculta para él. El mental no es un átomo permanente septenario, sino que responde a cuatro tipos de fuerza y no a toda la gama de vibraciones. Aquí tenemos la razón de la tolerancia. Hasta que el hombre no comience conscientemente a ser controlado por el Ego y empiece a percibir la vibración del átomo manásico permanente, es inútil esperar que responda a ciertos ideales o capte ciertos aspectos de la verdad.

[e437] La unidad mental cubre sus necesidades y no existe un puente entre ésta y el átomo manásico permanente.

Dos planos y medio del cuarto reino se dedican a la evolución de cada hombre, quien sólo comienza a trascenderlos cuando se acerca y recorre el Sendero. Desde el ángulo del hombre común en encarnación física, la conciencia egoica, dentro de la periferia causal, es tan abstracta como lo es el Logos cuando lo vemos como el Morador dentro del sistema. Estos dos planos y medio son de especial interés para el Logos porque personifican:



Aquello que para Él se halla debajo del umbral de la conciencia.
Aquellos centros desde los cuales el kundalini logoico retorna.
Aquello que no es considerado un principio.
Aquello que gradualmente entra en la oscuración.



No es posible explayarse más sobre este misterio.

4. Resumen.

Antes de continuar, sería conveniente resumir algunos de los hechos respecto a las espirillas y al átomo, y luego encarar el tema del cuerpo causal y del hombre, el individuo.
[i531]

  1. Las cuatro espirillas inferiores están definidamente influenciadas por el Rayo de la personalidad.
  2. Las espirillas quinta y sexta están más específicamente influenciadas por el Rayo del ego, cualquiera sea ese Rayo.
  3. La quinta espirilla tiene un valor peculiar porque sintetiza las cuatro inferiores. Constituye la tercera cuando enumeramos las corrientes de fuerza espiral desde el ángulo del polo atómico. Vibra de acuerdo a cinco tipos de fuerza.
  4. Textualmente, las espirillas son diez, tres mayores y siete menores, pero desde el punto de vista de la unidad, constituyen las cuatro y las tres mayores; las tres restantes se cuentan como una, conjuntamente con sus mayores, pues constituyen reflejos directos.
  5. Los átomos permanentes no tienen forma de corazón, según los ilustran ciertos libros. Una cantidad de átomos son de ese tipo, pero no constituyen átomos permanentes, los cuales son más definidamente esferoidales, ligeramente aplanados en la parte superior, y análogamente aplanados en la parte inferior, encontrándose en ello la analogía de la depresión polar.
  6. El orden de las espirillas, dentro de los átomos permanentes, varía en cada plano, y las que con más frecuencia se mencionan son las espirillas del plano físico. El orden de estos minúsculos vórtices de fuerza y su economía interna en cada plano constituye [e438] uno de los secretos de la iniciación y no puede ser revelado. Sólo es posible hacer una sugerencia para guiar al estudiante: El átomo astral permanente posee corrientes internas de fuerza, ordenadas de tal modo que las espirillas se asemejan a la figura del corazón, pero sin terminar en punta. El átomo búdico permanente contiene espirillas ordenadas que forman aproximadamente el número ocho, con una corriente central que secciona la doble espiral.
  7. Cuanto más se acercan a la realidad, más sencillo se hallará el ordenamiento de las espirillas. Estas corrientes de fuerza evidencian un ordenamiento septenario en los [i532] tres átomos permanentes inferiores del hombre, mientras que los tres superiores contienen sólo tres espirillas -las tres mayores.

  8. Debe observarse que existen únicamente seis átomos permanentes vinculados, a la evolución humana, mientras que el Hombre celestial posee cinco, y uno de ellos se halla en el sistema solar. (Aún no ha sido revelado el misterio de un planeta y su vida central, que está vinculado a otra manifestación de la cual nada sabemos.)
  9. Se ha de recordar que estamos tratando de la encarnación física de estas grandes Entidades y que Sus átomos permanentes, excepto el físico, están fuera del sistema.
  10. El cuerpo causal del Hombre celestial se halla en el tercer subplano del plano cósmico mental, mientras que el del Logos solar y el de las tres Personas de la Trinidad logoica están en el primer subplano.
  11. Los átomos permanentes de los hombres se hallan en el subplano atómico de cada plano, excepto en el mental; los de los animales en el segundo subplano; los de los vegetales en el tercer subplano, y los de los minerales en el cuarto subplano. Existe, por lo tanto, una estrecha analogía entre estos puntos focales de fuerza del grupo sea o no humano -de una cadena, un globo, una ronda- debidamente aplicado llega el esclarecimiento. La suma total de los átomos permanentes de cualquier reino determinado forman las corrientes de fuerza o espirillas de los grandes átomos que pertenecen a las entidades solares o lunares, mientras que la suma total de los átomos permanentes del hombre en el reine espiritual (los tres átomos de la tríada, atma-budi-manas) forman las corrientes espirales de fuerza dentro de ciertos centros.
  12. A medida que los átomos permanentes llegan a ser radiactivos, durante la evolución, producen dentro del centro un notable acrecentamiento de la vibración.
  13. Los átomos permanentes tienen que ver con los entes solares cuando se hallan en, o por encima del mental superior. [e439] [i533] Conciernen a los entes lunares del mental inferior, en los planos astral y físico.

  14. Se ha de observar que en el sistema solar los entes enumerados a continuación se manifiestan a través de:


I. Un átomo permanente        el físico.


1. Un Logos solar.
2. Los tres Rayos mayores o Señores de Aspecto.
3. Los siete Hombres celestiales.
4. Los cuarenta y nueve Regentes de las cadenas planetarias.


II. Dos átomos permanentes        el físico y el astral.


1. Los siete Señores que pertenecen a los globos de cada cadena.
2. Los cuarenta y nueve Manu-Raíces.
3. Los setenta y siete formadores de las formas -grupos de Señores solares que se dedican a construir formas, trabajando principalmente en el primer Rayo.
4. Algunos Avatares, elegidos por el Logos a fin de contener cierto tipo de fuerza en determinados intervalos y así acrecentar la evolución de la psiquis.


III. Tres átomos permanentes        físico, astral y mental.


1. Los Señores del tercer reino, el reino animal. Son siete Entidades cuyos cuerpos están formados por almas animales; así como los Hombres celestiales personifican para el hombre el principio búdico, análogamente esos Señores personifican para el reino animal el principio manásico que constituye para dicho reino la meta del proceso evolutivo.
2. Ciertas grandes Entidades que personifican toda una serie de existencias en cinco planetas, de los cuales la Tierra no forma parte, pero con el tiempo se comprobará que ejercen un poderoso efecto sobre el hombre en la Tierra, mediante los tres Budas de Actividad. Un indicio sobre esta influencia esotérica le llega al hombre debido al estrecho vínculo que existe entre la Tierra y Mercurio. No es posible extenderme más por ahora.
3. Las entidades que son la suma total de esas almas grupales que contienen tríadas permanentes definidas. Nueve tríadas constituyen el cuerpo de una de estas entidades.

 


IV. Por intermedio de cuatro átomos permanentes        físico, astral, mental y búdico.


1. Ocho grupos de Entidades solares que constituyen la vida subjetiva de los siete centros en el cuerpo de Brahma, considerado como una Entidad cósmica separada,
[i534] disociado de Sus dos hermanos. Son los siete Hijos de Fohat, incluyendo el octavo Hijo, y la diferenciación final de los cuarenta y nueve fuegos, anteriores a Su unión con el fuego de Eros. Así lo expresa H. P. B. (71)
2. Esa Entidad que actúa por intermedio de la FORMA de una
[e440] Jerarquía planetaria oculta, empleándola como Su cuerpo de manifestación y considerándola como el centro por intermedio del cual Su fuerza puede fluir. Debe recordarse que dichos grupos constituyen, en cada planeta, un vehículo mediante el cual se expresa la vida de un gran Individuo, quien da a esa Jerarquía su coloración característica y su nota clave particular.
3. Un número de Deidades solares que irradian el magnetismo solar y constituyen la vida de la forma.
4. Un grupo peculiar de Seres conectados con cierta constelación y el Dragón menor; quienes tienen su morada en Neptuno y trabajan con el sexto principio del sistema solar. Toman forma física, están animados por el deseo puro y controlados por la mente, e imparten amor-sabiduría en ciertas “Aulas de Sabiduría” en los diversos planetas. Las palabras “Aulas de Sabiduría” en su significado esotérico no describen un lugar sino una etapa de conciencia.


V. Por intermedio de cinco átomos permanentes ... físico, astral, mental, búdico y átmico.


1. Los Señores de ciertos subplanos que trabajan dirigidos por el Señor Raja de un plano y constituyen en si vibración y actividad.
2. Los Hombres celestiales menores en el nivel búdico, que reflejan a Sus prototipos superiores en el segundo plano del sistema.
3. Las entidades que constituyen la suma total de la conciencia grupal en niveles egoicos; se ha de recordar que estos grupos están diferenciados, compuestos y agrupados en siete, hasta formar cuarenta y nueve grupos de siete vehículos egoicos, formando a su vez un grupo que constituye el cuerpos de esta Deidad solar menor. Existe una multiplicidad de estos grupos de cuarenta y nueve unidades. Esto ya fue mencionado anteriormente cuando se
[i535] anunció que un Maestro y Su conjunto particular de discípulos e iniciados forman un grupo o centro de fuerza. Estos grupos tienen sus átomos permanentes como lo tienen todas las vidas que intentan expresarse objetivamente

4. Las entidades que constituyen la suma total del reino vegetales en sus diversas manifestaciones en los diferentes globos, cadenas y esquemas.


VI. Por intermedio de seis átomos permanentes ... físico, astral, dos mentales, búdico y átmico.



El HOMBRE.



Todo lo que aquí se enuncia es una ampliación de los informes dados sobre “La Hueste de la Voz” (72) en un esfuerzo por demostrar que muchas vidas distintas (personificando todas las vidas menores, o que se hallan personificadas en vidas mayores) se encuentran dentro de los diferentes esquemas. Sólo nos ocupamos de esas
[e441] vidas superhumanas o humanas, las cuales han sido o son HOMBRES.

No hemos tratado las vidas subhumanas, los señores lunares o pitris menores, pues su día no ha llegado aún, progresando inconsciente y no autoncientemente a medida que avanza el progreso evolutivo. Ya han sido consideradas estas entidades y sus átomos permanentes en relación a su manifestación en un sistema solar; no nos hemos extendido más allá del “círculo no se pasa” solar.

Todos los átomos permanentes se relacionan. con la materia física y la manifestación.
El átomo permanente superior del hombre, el átmico, después de todo es un átomo del tercer éter cósmico, y esto debe ser estudiado y meditado. También fueron comentadas las distintas personalidades (la palabra “personalidad” se aplica deliberadamente, pues ¿qué son Ellas, sino personalidades o Seres en encarnación física?), en primer lugar desde Su punto de fuerza inferior. Hemos considerado al átomo permanente como el punto donde se establece contacto con la fuerza de un plano, de un planeta, de una cadena, de un esquema o de un sistema. Esto debe tenerse siempre presente.

Se ha de tener en cuenta que gran parte de lo antedicho
[i536] podrá parecer incomprensible, pero lo que aquí se expone se esclarecerá cuando los científicos lleguen a comprender y a regular la fuerza, entonces se verá que hemos tratado con la fuerza positiva de todas as formas negativas que se hallan por encima del reino humano e incluyendo a éste.

EL LOTO EGOICO. (73)

Ahora encararemos el tema del cuerpo causal en su propio plano desde el punto de vista del FUEGO. Lo hemos estudiado brevemente desde el ángulo más común y en sentido materialista,
[e442] considerándolo como un vehículo de sustancia sutilizada que contiene en sí mismo el séptimo principio de cada una de las dos envolturas inferiores del microcosmos y de la unidad mental. Esta última personifica el primer aspecto en manifestación y es análoga al primer aspecto logoico -el cual, en el sistema solar, no llega a expresarse plenamente.

Quisiera señalar que al estudiar el sistema solar, como la manifestación física de un Logos solar, estamos investigando:

  1. El átomo permanente físico de un Logos solar, contenido dentro del cuerpo causal logoico en su propio plano.
  2. Los siete tipos de fuerza, o las siete espirillas logoicas dentro de ese átomo permanente. Si esto llega a ser comprendido [i537] se obtendrá una nueva perspectiva respecto al tema de la vibración del plano.
  3. La estrecha analogía que existe entre los planos y las siete espirillas en el átomo permanente de un Logos solar.

Han sido consideradas muy brevemente estas espirillas y su función, ahora encararemos el tema del Rayo del Ego y del fuego de la mente desde el punto de vista subjetivo, o en términos de fuego.

1. Centros o Ruedas de Energía.

a. Centros de fuerza. Se alcanzará la claridad de visión deseable si estudiamos el tema del desarrollo monádico desde el punto de vista del ente humano. Se ha dicho en muchos libros de texto ocultistas que el hombre tiene siete centros de fuerzas (o diez, según algunos cálculos); que tres de éstos son los principales y, eventualmente, sintetizan los otros cuatro o absorben su fuerza o energía. Esto produce su eventual oscuración o desaparición de la manifestación “muriendo” en sentido oculto. Esto tiene su paralelo en los centros logoicos, los esquemas planetarios, que a su debido tiempo también entran en la oscuración y transmiten su energía a los tres esquemas mayores. Los tres centros principales del microcosmos son el coronario, el cardíaco y el laríngeo.

1. El centro coronario Mónada Voluntad Espíritu.
2. El centro cardíaco Ego Amor Conciencia.
3. El centro laríngeo Personalidad Actividad Materia.

Por lo tanto es evidente que así como en el hombre estos centros se relacionan con el triple hombre espiritual en su total desarrollo, de la misma manera los tres tipos de centros -micro y macrocósmicos- gradualmente son vitalizados por el poder de uno de les tres aspectos del Logos. Dichos centros son reconocidos también como puntos focales de fuerza activa y aparecer ante la visión [i538] del clarividente como ruedas ígneas o pétalos llameantes de un loto. [e443]

b. El cuerpo causal... centro cardíaco monádico. Al estudiar el cuerpo egoico debe recordarse que el cuerpo causal es la analogía en la manifestación monádica del centro cardiaco. Es una rueda llameante de fuego dentro del huevo aúrico monádico, que abarca los cinco planos de manifestación monádica; se lo ve también como el loto de doce pétalos. De estos doce pétalos, los tres internos aún no se han revelado o están en embrión, de allí que al cuerpo causal se lo considere frecuentemente como un Loto de nueve pétalos o una rueda de fuego con sólo nueve rayos o verticilos. Esto es verdad en lo que se refiere al proceso evolutivo, pero cuando un hombre ha conseguido despertar o desarrollar los nueve pétalos, o excitar el fuego de los nueve rayos o verticilos (quienes llegan a su consumación prácticamente en las tres Iniciaciones mayores), los tres internos son revelados. Responden, a la vibración monádica, al aspecto del Espíritu puro; el estímulo o la revelación de estos pétalos internos por el Iniciador Uno en la tercera y cuarta Iniciaciones produce la conflagración final y la ignición del cuerpo causal, con la consiguiente liberación de la Vida o Fuego positivo central.

2. El Loto Egoico de Doce Pétalos.

El Fuego solar es dual, siendo la fusión del fuego de la materia o sustancia y del fuego de la mente. Esto convierte al hombre en la Estrella de Luz de seis puntas, pues cada uno de estos fuegos es triple. El fuego de la mente es también dual en esencia, dando lugar a otra triplicidad que forma así los nueve. Cuando un hombre haya despertado los nueve fuegos, desarrollado los nueve pétalos y recibido el estímulo que se imparte en la iniciación -lo cual se lleva a cabo mediante el contacto consciente con la chispa eléctrica de su propio Hombre celestial particular-, todo ello se mezcla y fusiona. Los
[i539] tres internos que completan los doce y conciernen a las etapas finales, esencialmente espirituales de su evolución, están más íntimamente relacionados con la evolución del Hombre celestial y vinculados con el estímulo que Él recibe al entrar en contacto con la chispa eléctrica logoica, o el aspecto Espíritu puro del Logos.

Debe observarse que este nónuple desarrollo se insinúa en La Doctrina Secreta en las distintas partes donde H. P. B. trata de los Kumaras,(74) o los Hombres celestiales, de los cuales el microcosmos es un reflejo. Les denomina los Señores de Conocimiento, los Señores de Amor y los Señores de Sacrificio. Cada uno de Ellos es un Loto de nueve pétalos en el cuerpo logoico. Constituyen las
[e444] Ruedas llameantes, y en los diversos nombres con que se los denomina en La Doctrina Secreta puede descubrirse la clave de este misterio. Comprendamos esto con toda claridad respecto al microcosmos y después extendamos la idea hasta los Hombres celestiales, imaginémonos al loto egoico de nueve pétalos, el centro cardíaco en la conciencia monádica, desarrollando en triples grupos, cada uno de sus pétalos en los tres planos del mental superior. Su desenvolvimiento se lleva a cabo por medio del proceso evolutivo, en los tres planos de los tres mundos o en las Aulas de la Ignorancia, del Aprendizaje y de la Sabiduría.

a. Primer Grupo de Pétalos: Pétalos de Conocimiento:

    1. El Pétalo de Conocimiento en el plano físico. El sufrimiento es el precio que se paga por la ignorancia al quebrantar la Ley, adquiriéndose así conocimiento. Este desarrollo se lleva a cabo mediante la experiencia en el plano físico.
    2. El Pétalo de Amor en el plano físico. Se abre por medio de las relaciones físicas y el desarrollo gradual del amor, desde el amor al yo hasta el amor a los demás. [i540]



    3. El Pétalo de Sacrificio en el plano físico. Este desarrollo se realiza mediante la fuerza impulsora de las circunstancias y no por el libre albedrío. Es la ofrenda del cuerpo físico en el altar del deseo -al principio es deseo inferior pero al final, aunque sigue siendo deseo, se convierte en aspiración. En las primeras etapas de su evolución el hombre se polariza en lo físico, por lo general lo hace inconscientemente y sin comprender lo que se está consumando, pero su resultado se ve como un doble acrecentamiento del calor o de la actividad en el cuerpo causal:

      El átomo físico permanente se hace radiactivo o se convierte en un punto radiante de fuego.

      Los tres pétalos inferiores vibran y comienzan a abrirse hasta desarrollarse completamente




b. Segundo Grupo de Pétalos: Pétalos de Amor:

  1. El Pétalo de Conocimiento en el plano astral. Su desarrollo se realiza por el equilibrio consciente de los pares de opuestos y el empleo gradual de la Ley de Atracción y Repulsión. El hombre deja el Aula de la Ignorancia donde, desde el punto de vista egoico, trabaja ciegamente, comienza a apreciar los efectos de su vida en el plano físico, y por la comprensión de su dualidad esencial empieza a darse cuenta de las causas. [e445]

  2. El Pétalo de Amor en el plano astral. Se abre por el proceso de transmutar gradualmente el amor a la naturaleza subjetiva o Yo interno. Esto tiene un efecto dual y se desarrolla en el plano físico durante muchas vidas de dificultades, esfuerzos y fracasos, a medida que el hombre lucha por enfocar su atención en el amor a lo Real.
  3. El Pétalo de Sacrificio en el plano astral. Se abre por la actitud del hombre cuando se [i541] esfuerza conscientemente por abandonar sus propios deseos en bien de su grupo. Su móvil es aún confuso y está coloreado por el deseo de recuperar lo que él da y el amor de aquellos que trata de servir, pero es de orden mucho más elevado que el sacrificio ciego al cual se halla impulsado el hombre por las circunstancias, como en el caso del desarrollo anterior. A medida que prosigue esta triple iluminación o desenvolvimiento, observa nuevamente un resultado dual:

    El átomo astral permanente entra en plena actividad y brillantez, es decir cinco de sus espirillas y los dos átomos, el del plano físico y el del astral, vibran en forma análoga.

    Los tres pétalos del círculo central del loto egoico llegan también a su pleno desarrollo, y el centro cardíaco de la Mónada es percibido como una rueda de fuego, con seis de sus rayos en pleno despliegue de energía y rotando rápidamente.


c. Tercer Grupo de Pétalos: Pétalos de Sacrificio:

  1. El Pétalo de Conocimiento en el plano mental. Su desenvolvimiento marca el período en que el hombre emplea conscientemente todo lo que ha adquirido o está adquiriendo bajo la ley, para bien de la humanidad.
    Cada uno de los grupos de pétalos se caracteriza por un colorido predominante; el de Conocimiento en el plano físico se caracteriza por el colorido de los otros dos subsidiarios, el de Amor, en el plano astral, por la luz del sacrificio, de un tono más apagado que el de los otros dos, presentándose con igual brillo. En el plano mental, la luz del sacrificio se despliega plenamente y todo lo que se percibe está coloreado por esa luz.

  2. El Pétalo de Amor en el plano mental se desenvuelve [i542] por la constante aplicación consciente de todos los poderes del alma al servicio de la humanidad, sin esperar ni desear recompensa por el inmenso sacrificio implicado.

  3. El Pétalo de Sacrificio en el plano mental se demuestra [e446] como inclinación predominante del alma, observada en la serie de muchas vidas por las que ha pasado el iniciado antes de su emancipación final. Éste se convierte, en su propia esfera en el “Gran Sacrificio”.

Cuando el clarividente puede ver esta etapa en forma objetiva observa que produce dos efectos:

  1. La unidad mental se convierte en un punto radiante de luz; sus cuatro espirillas transmiten fuerza con gran velocidad.
  2. Los tres pétalos superiores se abren y el loto de nueve pétalos se ve perfecto.


Luego el cuerpo causal (expresado en términos de fuego) se transforma en un centro de calor llameante, irradiando a su grupo calor y vitalidad. Dentro de la periferia de la rueda egoica pueden verse los nueve rayos rotando con gran velocidad y -después de la tercera Iniciación- se hacen cuadridimensionales, o las ruedas “giran sobre sí mismas”. (75)
En el medio, formando cierto triángulo geométrico (el cual difiere de acuerdo al rayo de la Mónada), pueden verse tres puntos de fuego o los átomos permanentes, y la unidad mental en toda su gloria: en el centro puede verse una gloriosa llama central aumentando su intensidad a medida que los tres pétalos internos responden al estímulo. Cuando el fuego de la materia o “fuego por fricción” es suficientemente intenso; cuando el fuego de la mente o fuego solar (que vitaliza los nueve pétalos) llega a ser igualmente intenso y cuando brilla y puede verse la chispa eléctrica en el centro más recóndito, [i543] todo el cuerpo causal se hace radiactivo. Entonces los fuegos de la sustancia (la vitalidad de los átomos permanentes) escapan de las esferas atómicas, sumando su cuota a la gran esfera que los contiene; el fuego de la mente se fusiona con su fuente emanente y la vida central se escapa. Esto constituye la gran liberación. El hombre, en términos de esfuerzo humano, ha realizado su objetivo. Ha pasado por las tres Aulas y lo adquirido en ellas lo ha transferido al contenido de su conciencia; en orden correlativo ha desarrollado y abierto los pétalos del loto -haciéndolo primero con los tres inferiores, lo cual implica un proceso que abarca un vasto período de tiempo. Entonces los pétalos de la segunda serie se abren durante el lapso que abarca su participación inteligente en los asuntos [e447] mundiales, hasta penetrar en el reino espiritual en la primera Iniciación y en el período final y más breve en que los tres pétalos superiores, o círculo interno, se desarrollan y abren.

Antes de terminar la elucidación de este tema del Rayo del Ego y del fuego de la mente, les pediría a los estudiantes que recuerden lo siguiente:

Primero.
Que el orden de desarrollo de los pétalos y el estímulo de los fuegos depende del Rayo de la Mónada y del subrayo en el cual se encuentra el cuerpo causal. Este concepto podría ampliarse y ser fuente fructífera de estudio para el investigador ocultista.

Segundo. Que este desarrollo se realiza lentamente en las primeras etapas, y únicamente se acelera a medida que el hombre se dedica a él conscientemente.

El Ego no se interesa activamente en este desarrollo hasta que el segundo pétalo de la segunda serie comienza a abrirse. Antes de eso el trabajo se efectúa de acuerdo a la
[i544] ley de su ser y por medio de la vida inherente del segundo Logos, la vida de los pétalos del Loto. La vida del primer Logos que actúa por intermedio del yo (quien mora en una forma construida por la vida o energía del segundo Logos, empleando la fuerza-sustancia animada por la vida del tercer Logos) sólo responde a la oportunidad cuando la etapa mencionada ha sido alcanzada.

Por último: La ceremonia de la iniciación sólo se realiza cuando el cuerpo causal está en condiciones de responder al aspecto Voluntad del Hombre celestial (el primer aspecto), haciéndolo por intermedio de la gozosa colaboración del yo plenamente consciente.

Por ahora nada más puedo decir sobre esto, pero lo impartido es bastante como para abrir diversas líneas de investigación que, si se las sigue, conducirán al estudiante a adquirir mucho conocimiento que será de valor y de aplicación prácticos.

3. Resumen.

Nuestro próximo tema se refiere a los elementales del plano mental, a las formas mentales que ellos animan, considerándolos como centros de fuerza capaces de producir resultados -constructivos si se los dirige correctamente, destructivos si se los deja seguir ciegamente su propio curso. Sin embargo, antes de entrar en materia, quisiera reunir ciertos hilos de pensamiento, en relación con el tema que acabamos de tratar. Si se han seguido cuidadosamente los datos proporcionados acerca de la manifestación egoica en su propio plano y los fuegos del cuerpo causal, se habrá
[e448] observado la estrecha semejanza entre el cuerpo egoico, considerado como un centro de fuerza, y ciertos aspectos de la manifestación logoica.

Hemos visto que el cuerpo causal es una rueda de fuego conteniendo dentro de su periferia tres puntos focales de energía, los átomos permanentes siendo análogos, como se ha señalado con anterioridad, al séptimo principio de cada uno de los tres aspectos -voluntad o poder, amor-sabiduría e inteligencia activa.
[i545] Cada uno de estos puntos focales posee su propia economía interna, tal como se ve en la espirillas, las cuales son esencialmente corrientes de fuerza, que responden al estímulo y a la vibración producidos dentro y fuera de su “circulo no se pasa” limitador. La vida del tercer aspecto es la vida interna del átomo permanente y lo que anima y produce su actividad, y la vida del segundo aspecto es la fuerza que actúa sobre y a través de él. A medida que prosigue la evolución la intensidad de las fuerzas vitales procedentes de lo interno y aquellas que lo afectan desde lo externo se intensifican cada vez más; la luz de los átomos permanentes aumenta, los pétalos del loto se abren y los rayos del fuego radiante entran en actividad. Tengan presente aquí que los átomos permanentes conciernen al aspecto sustancia de la Existencia o Devenir, mientras que los pétalos del loto, o los rayos ígneos de la rueda, tienen que ver específicamente con el aspecto síquico o el desarrollo de la conciencia: el núcleo central, o los tres pétalos internos, personifica el aspecto del Espíritu puro.

Las tres líneas de la evolución proceden simultáneamente y tienen una acción refleja entre sí; esto es lo que produce la consiguiente perfección del desenvolvimiento. No es posible ni deseable estudiar por separado cada línea de esta triple evolución ni considerarlas como disociadas entre sí. La interacción es demasiado exacta y el estímulo mutuo muy importante para ser ignorado por el que estudia la evolución egoica.

Como ya se ha dicho en otra parte, es por intermedio de los átomos permanentes que el Ego entra en relación con su mundo objetivo: actúa exitosa o ciegamente sobre y a través de su medio ambiente, en la medida que puede energetizar sus átomos permanentes y llevar a las espirillas del estado latente al potencial. Esto se hace posible únicamente cuando el hombre comienza a abrir los pétalos del loto. Debe recordarse que los tres pétalos inferiores, cuando están plenamente abiertos, afectan
[i546] por medio de su vitalidad a las tres espirillas mayores del átomo físico permanente. A medida que se abre gradualmente la segunda hilera de pétalos, el átomo astral permanente pasa por un proceso similar que despierta totalmente las espirillas dentro de la unidad mental.

[e449] Haré notar aquí que existe una ligera diferencia en el caso de la unidad mental, pues sus cuatro espirillas entran en plena actividad cuando se abre el pétalo de conocimiento de los tres últimos. La apertura de los dos restantes revela a la resplandeciente triple flor, que se encuentra en el centro de la manifestación egoica.

Sería conveniente hacer una advertencia respecto a esta cuestión del desarrollo egoico. Lo expuesto, sólo es la formulación del plan general del desarrollo egoico, interpretado en términos de conciencia o fuego. Estudiando el tema con la debida aplicación personal, el estudiante debería tener presente los siguientes hechos:

Primero,
que los pétalos se abrirán de acuerdo al Rayo de la Mónada. Por ejemplo, si el Rayo de la Mónada es el segundo, el pétalo de conocimiento se abrirá primero, pero el segundo pétalo de amor tendrá un desarrollo casi paralelo, siendo la línea de más fácil desarrollo para este tipo particular de Ego, para quien la dificultad residirá en la apertura del pétalo de conocimiento.

Segundo,
que los efectos de la apertura de una hilera de pétalos se harán sentir dentro de la hilera siguiente en una etapa anterior y causarán una respuesta vibratoria; a eso se debe la gran rapidez con que se suceden las etapas posteriores de desarrollo comparándolas con la primera.

Tercero, que existen muchos casos de desarrollo desigual. Con suma frecuencia existen personas que han desarrollado dos pétalos en el primer círculo y otro está latente, mientras que un pétalo de la hilera central o la segunda, puede estar totalmente desarrollado. Esto explica frecuentemente por qué algunos poseen poder para servir en
[i547] ciertas líneas y se hallan en una etapa inferior de desarrollo o de conciencia -hablando en sentido egoico. Esto se debe a diversas causas, como ser al karma de la Mónada en su plano superior y a la fuerza del aferramiento monádico sobre el Ego, a muchas vidas dedicadas a desarrollar cierta línea de actividad particular, dando por resultado el establecimiento de una fuerte vibración, tan fuerte que dificulta el desarrollo de la respuesta a las vibraciones subsidiarias; a ciertas condiciones peculiares ocultas en la evolución de un determinado Señor de Rayo y el efecto producido por esa condición sobre un grupo particular de células; al karma grupal de un conjunto o conglomerado de cuerpos causales y su interacción mutua. Cada unidad egoica o centro monádico de fuerza tiene un efecto definido sobre el grupo o comunidad de Egos al cual pertenece y, a medida que continúa la interacción, a veces se producen resultados de carácter temporario e inesperado.

El que estudia la evolución egoica debe tener muy en cuenta esto. Todo el tema es interesante porque constituye el próximo paso que ha de dar el estudiante de psicología esotérica.
[e450] Oportunamente se constatarán muchas cosas que arrojarán nueva luz respecto a la posibilidad que tiene el hombre para trabajar en el plano físico. El secreto del éxito en cualquier esfuerzo o empresa se basa principalmente en dos cosas:

Primero, la capacidad del Ego para trabajar por intermedio de la personalidad, empleándola simplemente como un medio de expresión.

Segundo,
el karma del grupo egoico al evidenciarse en el plano físico. Hasta ahora mucho se ha dicho y enseñado sobre el karma individual. En el futuro, el karma grupal ocupará lentamente su correcto lugar en el pensamiento de los estudiantes, conduciéndolos
a una colaboración más inteligente, a una comprensión más armónica respecto a las responsabilidades grupales y a una solución más adecuada de los problemas grupales.

[i548] El estudio de la psicología esotérica implica una verdadera concepción de la naturaleza del Ego, o su despertar a la plena actividad durante la manifestación y necesitará la sólida formulación de las leyes del desarrollo egoico, de los métodos por los cuales cada pétalo del loto puede ser llevado a la perfección y a la triple naturaleza de su evolución; traerá una oportuna captación del verdadero significado de la fuerza y de la energía en su aspecto dual -vibración interna y radiación externa; hará que los estudiantes avanzados enfoquen su atención sobre los centros -no los centros físicos en niveles etéricos, sino los centros síquicos, tales como el Ego en el cuerpo causal y los grupos egoicos. Más adelante, esto traerá una mejor comprensión respecto al efecto que produce una conciencia sobre otra en el plano físico, y este conocimiento será científicamente empleado para producir resultados específicos en la evolución grupal, solucionándose así algunos de los problemas mundiales. Por último se estudiarán las leyes del fuego; se investigará esotéricamente la naturaleza del calor, de la irradiación y de la llama y se comprenderá cómo actúa un fuego sobre otro y el resultado de la irradiación desde una esfera de conciencia a otra; gradualmente será revelado el método de despertar la conciencia en los diferentes planos, actuando y estimulando los fuegos del cuerpo causal.

Toda la cuestión comienza a predominar lenta, muy lentamente, en el pensamiento humano (aunque ello sea poco comprendido) mediante el estudio de la educación vocacional, la eficiencia comercial y el lugar que ocupa el ente humano en cualquier negocio o empresa. Se habla de los hombres y se los considera como factores potenciales de fuerza, y este es un paso dado en la correcta dirección.

Encarando la misma cuestión desde el punto de vista de la
[e451] personalidad y no del ego, se acerca rápidamente el momento en que la educación se ocupará, en forma destacada, de enseñar [i549] a la juventud el mejor modo de establecer contacto con su propio ego o energía superior, el mejor método que la conduzca a extraer el conocimiento y a adquirir la capacitación de su Yo superior para ser empleado en el plano físico; la mejor manera de asegurar su formación grupal a fin de trabajar conjuntamente con su grupo y al unísono con toda la energía de ese grupo; la mejor forma de lograr que su triple yo inferior -físico, astral y mental- entre en alineamiento directo con su centro superior de fuerza, haciendo descender así un continuo suministro de energía para fortalecer los tres vehículos y su inteligente manipulación; el mejor sistema de despertar las distintas espirillas y de liberar la energía de sus células a fin de que entren en actividad. Todo esto evolucionará gradualmente; como en la formulación de sus posibilidades reside su eventual comprensión, he delineado aquí la tendencia del estudio futuro. Tal proceso debe necesariamente ser lento. Los poderes del ego son enormes, y si se liberan ahora por intermedio de una personalidad aún no preparada, conducirán a un terrible desastre. Pero el momento llegará; mientras tanto, la debida comprensión de la capacidad inherente será beneficiosa para todos aquellos que intuitivamente pueden reconocer la meta.

_______________________________________

62) D.S. V, 138.

63) D.S. II, 225.

64) El Rayo humano. "Cada centro humano constituye un rayo cristalizado del Ser Absoluto, que ha pasado por los procesos de la evolución hasta llegar a ser lo que se conoce como ser humano." SomeThougts on the Gita.

65) El Rayo divino contiene en sí a otros siete rayos y constituye:

El cisne y sus siete vástagos.

El Logos de amor-sabiduría y los siete Logos planetarios.

El Gran Hombre de los Cielos y los siete Hombres celestiales.

El Único Principio Ilimitado y los siete principios.

Esto subjetivamente.

Los siete planetas y sus entidades que les dan forma.

Los siete planos y sus principios animadores.

Amor-Sabiduría es la manifestación de la naturaleza astral (o de deseos) del Logos solar. D. S. I, 125.

66)

1) Los siete planos del sistema son:

1. Divino Logos 1er. éter cósmico
2. Monádico Mónada 2do. éter cósmico
3. Espiritual   3er. éter cósmico
4. Intuicional   4to. éter cósmico
5. Mental Ego plano gaseoso
6. Astral   plano líquido
7. Físico   denso

2) Las siete diferenciaciones en términos de energía ígnea, constituyen:

a. El plano de la vida divina Padre Mar de fuego
b. El plano de la vida monádica Hijo Akasha
c. El plano átmico Espíritu Santo Éter
d. El plano búdico, intuición Central Aire
e. El plano de la mente   Fuego
f. El plano del deseo   Luz Astral
g. El plano físico   Éter

Pensamiento......Formas Mentales.....Materialización

Microcosmos...............Macrocosmos

3)

Los planos de evolución logoica los siete planos
Los planos de evolución del Hijo los seis planos
Los planos de evolución monádica los cinco planos
Los planos de evolucion humana los tres mundos

Siete es el número de toda manifestación.

Tres es el número de la conciencia.

Uno es el número de la Vida o Espíritu.

4)

Fuego elétrico Fuego solar Fuego por fricción
Padre Hijo Espíritu Santo
Espíritu Conciencia Materia

67) La Biblia. Pedro, II, 3:10.

68) D. S. I, 136; II, 158; III, 113, 146.

69) D.S. I, 126.

70) Formas.

 

  1. La Divina ideación pasa de lo abstracto a lo concreto o forma visible.
    1. Lo objetivo constituye la emanación de lo subjetivo. D. S. II, 86-87.
    2. Impulso es la energía del espíritu que causa la objetividad. D. S. II, 38-39, 316
    3. El Logos objetiva un pensamiento que se halla oculto. D. S. III, 39.
  2. Tres cosas se requieren antes de que cualquier forma de energía pueda objetivarse. D. S. I, 113.
    1. Privación...Separación. Impulso inicial. Energía. Voluntad.
    2. Forma.......Cualidad o figura. Naturaleza. Amor.
    3. Materia.....Esfera objetiva. Actividad inteligente.
  3. La Vida precede a la forma. D. S. I, 242.
    1. El Pensador siempre permanece. D. S. III, 39
    2. La transformación del pensamiento del Logos en Energía, constituye la fuerza de la vida. D. S. V, 168.
  4. El Espíritu evoluciona a través de, y fuera de la forma. D. S. II, 314.
    1. El espíritu debe adquirir plena autoconciencia. D. S. I, 219.
    2. La forma aprisiona al espíritu. D. S. IV, 290.
    3. La forma constituye el principio limitador. D. S. VI, 194-195.
    4. El espíritu da forma a todas las envolturas. D. S. II, 305 nota.
    5. El Espíritu pasa por el ciclo del Ser. D. S. I, 173.
  5. Los devas son el origen de la forma. D. S. II, 154.
    1. Existen dos grandes grupos:
    2. Los Ah_hi son el vehículo del pensamiento divino. D. S. I, 97.
    3. La Hueste de la Voz. D. S. I, 140.
    4. Constituyen la suma total de la sustancia de los cuatro planos superiores y de los tres inferiores.
  6. Existe una forma que contiene todas las formas. D. S. I, 102, 137.
  7. Esta forma es la suma total de todo lo manifrestado o de toda la esfera solar o sistema. Contiene:
    1. Los diez esquemas planetarios y su contenido.
    2. Todos los cuerpos interplanetarios menores.
    3. Las evoluciones humanas y dévicas
    4. Todos los reinos de la naturaleza
    5. Los Dioses involutivos y evolutivos
    6. Los átomos de la sustancia en todos los planos.
  8. Todas las formas son destruídas períodicamente.

    Léase cuidadosamente La Doctrina Secreta, II, 78-82.

     

71) D. S. I, 155; 159-160.

72) D. S. I, 140.

73) El Loto Egoico. "... las leyes del karma son justas y su clave puede encontrarse cuando se denominen los dieciséis rayos del Ego, para los cuales se imparten dieciséis mántram o palabras, sin embargo, sólo los iniciados pueden pronunciarlas correctamente." Kali Upanishad.

"El misterio de los dieciseis rayos del Ego será develado cuando la fuerza de las Sagradas Tétradas se fusione con la de los Santos Doce." El Antiguo Comentario.

El primordial es el Rayo y la emanación directa de los primeros Cuatro Sagrados. D. S. I, 135-136.

 

Los Cuatro Sagrados son:

Padre Espíritu Existencia Unidad
Hijo Alma Amor-Sabiduría. Dualidad.
Madre Materia   La Trinidad
La manifestación conjunta de los tres constituye el sistema solar activo evolucionante, el "círculo no se pasa" logoico  

Este es el Macrocosmos.

 

74) D. S. III. 241.

75) La Biblia. Ezequiel, I, 15, 21.


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