En esta hora de crisis, ansiedad y suspenso, hay ciertas cosas que harían
bien en recordar y otras que deberían tratar de llevar a cabo.
Lo primero que quisiera recordarles es que: LaJerarquía permanece.
Detrás de todo lo que acontece actualmente se halla como hasta ahora
el mismo grupo de Fuerzas espirituales y los
[i80]mismos Hermanos Mayores y Maestros, guiando a
la humanidad por el sendero de la vida y llevándola segura y satisfactoriamente
a la
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etapa
actual de desarrollo. El Buda, Cuyo festival celebramos, y el Cristo, Que expresa
para nosotros el inmutable amor de Dios, siguen estando con nosotros, y la Jerarquía
permanece como una fortaleza entre nosotros y el posible desastre; este centro
de vida espiritual es "como la sombra de una gran roca en una tierra calcinada".
Lo otro que deberían recordar es que el género humano ha ido constantemente
adelante, pasando de un estado de ciega ignorancia e inconsciencia, a otro de
preocupación inteligente por la vida y a un creciente sentido de responsabilidad.
Este sentido de responsabilidad, que va despertándose en todos ustedes,
es -en su actual gran escala- relativamente nuevo y uno de los factores que aumentan
definidamente la aflicción y el dolor que todos sienten. Quizás
se pregunten dónde, como raza, hemos fracasado y qué podemos hacer
para rectificar nuestros errores. No obstante, a pesar de todo, los hombres han
ido de una etapa a otra de desenvolvimiento inteligente y espiritual y, sin tener
en cuenta cuáles hayan sido o puedan ser los sucesos externos, la raza
ha hecho un progreso real. No ha habido retroceso alguno y no lo habrá.
La humanidad ha capeado muchos temporales y sobrevivido a muchas dificultades;
los hombres han salido mejores y más fuertes, de períodos de crisis,
purificados como por el fuego acercándose definidamente más
a la meta.
Les recordaré también la integridad y la solidaridad de la familia
humana. Somos un solo pueblo -uno en nuestras relaciones, capacidades y deseos,
en nuestro origen y nuestra meta. Esta integridad esencial y reconocible está
surgiendo poderosamente hoy en la conciencia humana. Quizás piensen que
esto no es así, que al creerlo, su posición es excepcional y que
son algo fuera de lo común, pero ustedes están equivocados y no
se ajustan a los hechos. En todos los países y entre los diversos pueblos,
existe el mismo deseo de comprensión, de establecer relaciones rectas y
pacíficas y de
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expresar
esa básica buena voluntad que es una de las características humanas
más profundas y nuestra herencia divina.
A mi parecer éstas son las cosas importantes del momento y haríamos
bien en recordarlas. ¿Quisieran recordarlo? Cualquier cosa que suceda en
el mundo -guerra y paz, lucha y agresión, tratativas y conciliación
comprensiva- enfrentaremos un difícil período de reajuste, y debemos
estar preparados para ello. Los próximos tres años son críticos,
y esto se ha repetido a menudo.
Mucho dependerá de lo que ustedes, y todos los hombres de buena voluntad
y los discípulos, piensen y hagan. Quisiera recordarles otra cosa muy alentadora
y es que el poder que manejan quienes tratan de vivir como almas y están
en contacto con el
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alma
y el mundo de realidades espirituales, está fuera de toda proporción
según el sentido de poder y utilidad captado. Cuando se esfuerzan en manejar
fuerza espiritual, constructiva y altruistamente, poseen más poder
de lo que creen. Si a esta comprensión añaden el reconocimiento
de que no están solos, que existen sin excepción en todos los países,
en toda religión, grupo u organización, personas con visión
similar a la de ustedes y con los mismos ideales y aspiraciones espirituales,
pueden entonces avanzar con valor y con esperanzada fe. Si éste es un enunciado
de un hecho (y creo que lo es), avancemos al unísono con nuestros hermanos
de todas partes, conscientes de la oportunidad, la fortaleza, la responsabilidad
y la alegría de servir.
Respecto a algunas de las cosas que pueden realizar, sugeriría lo siguiente.
No permitan ser arrastrados por ninguna psicosis de temor, ni precipitados en
ninguna actitud donde la ansiedad, la intranquilidad y el desamparo del mundo
puedan abrumarlos. Esfuércense por permanecer en el ser espiritual. Cada
semana, durante la meditación, traten de asumir esa actitud con una nueva
y fresca determinación y mantenerla durante las horas de servicio que tiene
por delante cada día. Esto no será fácil, pero pueden realizarlo
si obtienen la suficiente calma durante cinco minutos cada mañana -completa
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e
internamente- y si llenan sus días con una ocupación vital y un
verdadero servicio, vigilando con cuidado todo pensamiento y cada palabra.
De ahora en adelante hasta el Festival de Wesak de 1940, que cada uno obtenga
el control de la palabra, que ha sido a menudo su meta, pero raras veces lo lograron,
y recuerden que el factor más poderoso para controlar la palabra es un
corazón amoroso. La charla desordenada y desbocada, una conversación
plena de odio, una insinuación cruel, una sospecha, la atribución
de móviles erróneos y malintencionados a personas y pueblos y la
diversidad de actitudes que separaron a las numerosas naciones del mundo, abundan
en la actualidad y llevaron a la actual situación angustiosa. Es muy fácil
adoptar las mismas costumbres de hablar y pensar que prevalecen a nuestro alrededor
y participar de las habladurías y demostraciones de odio. Cuídense
esforzadamente de esto y no digan nada que pueda encender el odio y la suspicacia
respecto a cualquier raza, persona, grupo o líder de grupos y naciones.
Deberán precaverse cuidadosamente para, aun en defensa de lo que personal
o nacionalmente puedan aprobar, no dejarse llevar por el odio y quebrantar la
ley del amor -única ley que puede salvar verdaderamente al mundo. Quizás
la clave para el éxito en esta línea sea el silencio de un corazón
amoroso.
Además será conveniente cultivar la alegría que trae fortaleza.
No es el momento de estar tristes, desesperados o deprimidos.
[e74]Si permiten que los dominen, serán puntos
focales negativos y destructivos en su medio ambiente. Si creen realmente que
la vida espiritual es fundamental en el mundo actual; si piensan que la divinidad
guía al mundo; si en verdad captan el hecho de que todos los hombres son
sus hermanos y que todos somos hijos del Padre Uno, y si están convencidos
de que el corazón de la humanidad es sano, ¿no son acaso estas ideas
suficientemente poderosa para mantenernos gozosamente firmes ante un mundo cambiante?
Por lo tanto, ¿quisieran adoptar las siguientes ideas?:
Primero, que la Jerarquía de las Fuerzas espirituales
permanece en el Ser espiritual. [i83]
Segundo, que nosotros también podemos permanecer firmes en el Ser
espiritual.
Tercero, que el silencio de un corazón amoroso debería ser
nuestra nota clave para el año venidero.
Cuarto, que la fuerza para poder permanecer, es resultado de una gozosa
actitud y de una verdadera orientación hacia el alma.