Los Rayos y las Iniciaciones - Regla VIII

      


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PRIMERA PARTE

CATORCE REGLAS PARA LA INICIACIÓN GRUPAL

REGLA VIII

 

     Consideraremos ahora la Regla Ocho. El contenido de las siete reglas anteriores ha sido amplio y general; en su mayoría son postulados que acentúan la vida grupal, las relaciones planetarias y grupales y la fundamental Ciencia de Invocación y Evocación, que subyace en todos los procesos mundiales, energía inspiradora de todo desenvolvimiento evolutivo, creadora del medio o canal de comunicación entre los grandes centros de nuestro planeta, a través de los cuales afluye la vida de nuestro Logos y se lleva a cabo [e131] Su propósito. Les recordaré que el proceso creador fue iniciado por el Sonido y, con ese Sonido, el Logos invocó y evocó. Emitió el llamado, maquinó y complementó la respuesta y así vino a la existencia la "Hueste de la Voz" (como se la denomina en La Doctrina Secreta) .

     [i148] La Cabeza (la idea), el corazón (el ideal) y la garganta (agente creador del ídolo resultante, expresión temporaria y fugaz del ideal, inspirada por la idea) vino a la existencia; los tres Grandes Centros surgieron en tiempo y espacio y los denominamos -en esta etapa del ciclo evolutivo- Shamballa, Jerarquía y Humanidad.

     Las siete reglas anteriores se han ocupado de estos factores fundamentales y traté de ayudarlos para que vieran parcialmente sus significaciones, desde el ángulo de la conciencia iniciática.

     Entraremos ahora a considerar esta regla, de la cual podría decirse que inicia las reglas específicas para el entrenamiento de los iniciados. Las siete restantes deben estudiarse cuidadosamente desde ese ángulo. No son susceptibles de un análisis casual y superficial. Comprendo que sólo quienes han recibido la iniciación estarán en situación de captar la significación esotérica de las palabras empleadas y también de gran parte de lo que diré, pero escribo para ellos; su número es hoy mayor del que se cree y sus filas se acrecentarán en el período de posguerra, tanto por el arduo esfuerzo de los discípulos en entrenamiento, a fin de lograr lo que se han propuesto, como por los iniciados, de todos los grados, que vienen a la encarnación -algunos de los cuales son hoy niños.

Regla Ocho.

Para Aspirantes: Cuando el discípulo se acerca al Portal, los siete mayores deben despertar y evocar, sobre el doble círculo, respuesta de los siete menores.

Para discípulos e iniciados: Que el grupo evoque dentro de sí mismo respuesta a los siete grupos mayores que, con amor y comprensión, llevan a cabo la voluntad jerárquica. El grupo contiene a los siete, siendo el grupo perfecto. Los siete menores, los siete mayores y los siete planetarios, forman un gran todo, y el grupo debe conocerlos. Cuando esto se conozca y se entienda la Ley de los Siete Complementarios, que el grupo comprenda a los tres y luego al UNO. Pueden hacerlo por el aliento unido y el ritmo unificado.

     Superficialmente, esta regla parece ser de sorprendente [i149] complejidad y de extremada dificultad. Se ocupa de muchos grupos y septenarios, y ello, aparentemente, complica en forma considerable la comprensión. Sin embargo cada individuo tiene que ver con la multiplicidad de unidades y combinaciones de fuerzas que componen toda su vida cotidiana, las cuales crean el medio [e132] ambiente y las circunstancias de su vida. En realidad, la vida sería muy sencilla si el hombre común sólo tuviera que preocuparse de siete factores, adaptarse y trabajar con ellos y emplearlos. La progresión hacia el mundo de los valores espirituales y el reino de la existencia triádica (donde actúa el iniciado) es en definitiva la progresión hacia la simplicidad. Es salir de la complicaciones de la tabla de multiplicar y su resultante aritmética, y entrar en la simplicidad de las fórmulas simbólicas, utilizadas en las matemáticas avanzadas; es pasar del mundo de figuras caleidoscópicas en constante movimiento, al mundo de significados; es el proceso de ubicarse detrás del mundo de los efectos y penetrar en el mundo de las causas, comprendiendo que una simple causa o movimiento dirigido de energía pone en movimiento miríadas de efectos. El camino del iniciado no es complicado, cuando ha captado el hecho de que debe liberarse del mundo de lo visible y de la ilusión y permanecer libre en el mundo de la luz, donde todo queda claramente revelado. Luego puede recibir las lecciones y el entrenamiento que le permitirán manejar energías y -habiéndose liberado del control ejercido por las fuerzas- comenzar a dirigirlas de acuerdo con el gran Plan. La complejidad reside en el pensamiento del neófito, en cambio no sucede lo mismo respecto al iniciado.

     Definiré primero, con toda claridad, los distintos septenarios a que se refiere esta regla. Los clasificaré por orden de aparición y los definiré. Luego me explayaré a fin de indicar dónde comienza el entrenamiento, dónde se aplica la regla y cómo la regla incorporada adquiere categoría de Ley, que el iniciado no puede evadir.

     Les pediré que consideren de nuevo lo expuesto anteriormente acerca de las reglas, leyes y órdenes, cuando se inició este estudio particular. [i150]

1. Los siete grupos mayores... Los siete grupos o ashramas dentro de la Jerarquía:

LA JERARQUÍA

Llevan a cabo la voluntad jerárquica, el amor.
Trabajan por medio del amor y la comprensión.
Cada grupo denominado ashrama está regido por un Chohan y un grupo.
Los ashramas mayores tienen numerosos ashramas afiliados, presididos por un Maestro que pertenece al mismo rayo del Chohan, pudiendo ser en cualquier momento absorbidos en el Ashrama principal.
La Jerarquía constituye el grupo perfecto y completo, conteniendo los siete ashramas mayores y sus afiliados. [e133]


2. Los siete grupos planetarios... Los siete rayos, el septenario central de energía.

SHAMBALLA

Contienen en sí la voluntad de Shamballa, el propósito divino.
Trabajan con la energía de vida como cualidad, y produce la apariencia.
Cada grupo está regido por los Siete Espíritus ante el Trono por uno de los siete Señores de Rayo.
Cada uno de estos rayos tiene siete subrayos relacionados con los demás rayos.
Cada uno de ellos también puede, de acuerdo al propósito divino, ser reabsorbido en los Tres y después en el Uno.

3. Los siete menores... los siete tipos humanos y las siete razas raíces.

LA HUMANIDAD

Contienen en sí la inteligencia del Logos cuando se expresa por medio de la creatividad.
Están aprendiendo a trabajar inteligentemente con la materia a fin de desarrollar el amor en respuesta al propósito divino -la voluntad o vida.
Cada uno de los siete tipos responde a uno [i151] de los siete rayos, estando condicionado o regido por su prototipo, el alma en su propio plano.
Estos tipos mayores o razas humanas, tienen muchas subrazas y tipos subsidiarios, desarrollados durante el proceso evolutivo; eventualmente todas ellas manifestarán los siete tipos mayores. Cristo es el tipo perfecto, el Hombre celestial, que expresa los tipos mayores y constituye el "canon de las cosas tal cual son".

4. Los siete complementarios... Los siete centros de energía del hombre individual.


LA HUMANIDAD

En conjunto contiene en sí las fuerzas combinadas de la vida planetaria, registrada por el individuo perfecto. Eventualmente permitirá al hombre lograr la perfección.
Permite al individuo responder a las fuerzas materialistas, a la energía del alma y a la vida espiritual, constituyendo un completo mecanismo de respuesta hacia la vida, propósito, forma e intención planetarios.
Cada uno de los siete centros responde a uno de los siete rayos [e134] y de sus cualidades, de acuerdo a la energía condicionante del rayo del alma y de las fuerzas que emanan del medio ambiente. Dichos centros se desarrollan progresivamente de acuerdo al impacto de las circunstancias y a la Ley de los Siete Complementarios, pero, oportunamente, todos expresarán en cierta medida los siete tipos de energía de rayo.

     La Ley de los Siete Complementarios puede parafrasearse de la manera siguiente:

"La Ley exige la entrada de lo que puede efectuar un cambio.
La Ley exige que la correcta dirección debería guiar a las fuerzas entrantes.
La Ley exige que los cambios así efectuados produzcan la remoción de la forma, lleven la cualidad a la luz y pongan el énfasis sobre la vida. [i152]
La Ley exige que el Uno lo lleve a cabo, actuando a través de los Tres, energetizando a los Siete, trazando una línea recta que va de aquí allá, terminando en el punto que ignora a los tres".

     La regla sigue exponiendo que, cuando se comprende y aplica esto, al grupo le suceden cuatro cosas. Debe:

1. Comprender la naturaleza de los tres.
2. Captar y comprender la naturaleza del Uno.
3. Actuar por intermedio del aliento unido.
4. Lograr un ritmo unificado.

     Tenemos aquí un análisis relativamente simple (en apariencia, no en la realidad) de una regla compleja, que el iniciado debe aplicar a sí mismo una vez captado el significado de los siete postulados básicos. Las primeras siete reglas proporcionan la estructura dentro de la cual tiene que realizar su trabajo. Las últimas siete reglas conciernen a varias cuestiones significativas que, paso a paso, le son reveladas al iniciado a medida que se expande su conciencia. Se relacionan con:

1. El trabajo que el iniciado debe realizar dentro de sí mismo.

2. La relación grupal del iniciado y la absoluta necesidad de trabajar con su grupo como parte integrante y consciente.

3. El lugar que debe ocupar la invocación y la evocación como instrumento de su consagrado e inteligente servicio.

4. La fusión de las cuatro lecciones que el aspirante debe dominar y las que el iniciado debe completar, a fin de producir la total fusión de la personalidad y la mónada.

5. La significación de la resurrección y ascensión, particularmente esta última, porque muy poco se ha impartido acerca de la ascensión.

     [e135] Existen ciertas estructuras mayores (si puedo continuar empleando esta frase) dentro de la cual el iniciado debe aprender [i153] a trabajar conscientemente, reconociéndolas por lo que son; una vez que ha aprendido a dominar lo que yace dentro de determinada estructura, descubrirá que sólo es una parte, una pequeña fracción de un todo aún mayor, en el cual debe también aprender a actuar y desempeñar su parte

     El discípulo primeramente aprende a trabajar dentro de la estructura de su fusionada alma-personalidad. Al principio esta tarea es una especie de disciplina y construcción del carácter (mientras se halla en el sendero de probación), una lucha por establecer un continuo contacto con el alma y un esfuerzo por obtenerlo. Finalmente, lo conduce al comienzo de la etapa de la fusión de la personalidad con el alma, y en este punto entra, teóricamente entendido, en el sendero del discipulado. De ahí en adelante su problema consiste en conocerse a sí mismo, tal como realmente es; en dirigir energía a los centros necesitados, que esperan atención científica; supervisar conscientemente su propia adaptación como personalidad; actuar como instrumento del alma y, posteriormente, de la Jerarquía aprender a hacer contacto con la energía y a manejarla y dirigirla. Esto significa la comprensión de su propio mecanismo -los siete centros del cuerpo vital- a través del cual la energía, con que ha hecho contacto, debe afluir dirigida por el alma; significa también el perfeccionamiento del mecanismo de respuesta y del mecanismo espiritual recientemente construido, que esotéricamente le permitirá hacer contacto con el mundo externo y esotéricamente con el mundo de las almas. Implica un proceso constante de perfeccionamiento interno, hasta que nada queda por realizar dentro de esa estructura individual. La mayor parte de este trabajo se lleva a cabo antes de recibir la cuarta iniciación y se completa al recibir la quinta.

     Todo ello insume mucho tiempo, pero cuando se ha obtenido cierto éxito y la comprensión del iniciado se ilumina parcialmente, aplicando inteligentemente la energía utilizada y su poder para dirigirla, entonces puede comenzar a trabajar dentro de la estructura de los siete grupos mayores, es decir, dentro de la Jerarquía. Primero lo hace en la periferia del aura jerárquica y posteriormente como trabajador consciente, aceptado y consagrado, en algún [i154] ashrama -el ashrama depende de su tipo de rayo. Luego se halla en posición de descubrir el estrecho entrelazamiento que existe entre los siete complementarios (sus propios siete centros) y los siete grandes grupos dentro de la Jerarquía; se da cuenta que sólo cuando sus centros están parcialmente despiertos y sintonizados, podrá actuar dentro de la estructura mayor de la Jerarquía, y ello se debe a que la cualidad de los grupos mayores y la [e136] expresión de la vida de los siete grupos planetarios, los siete rayos los desarrolla lentamente, por la influencia de la supervisión jerárquica, mediante sus propios siete centros -los siete complementarios.

     De esta manera, desde un ángulo práctico y no teórico, comienza a percibir que él es parte inalienable de la totalidad grupal, y que ese hecho incontrovertible involucra responsabilidades y deberes. Descubre que su mayor responsabilidad -espiritualmente hablando- reside en no permitir que los siete complementarios impidan la libre afluencia del amor desde los siete mayores y, posteriormente, la libre afluencia de vida (inspirada por el propósito) desde los siete planetarios. Sabe ahora que todo constituye un gran directivo entrelazado, por el cual se está llevando a cabo la voluntad de Dios. Sabe que él es una parte infinitesimal de ese gran Todo entrelazado, un átomo responsable y consciente dentro de su periferia. Luego sigue adelante y aprende a someterse a la Ley de los Siete Complementarios y descubre que, desde el ángulo de la vida y por propia dirección consciente, gradualmente desarrollada, todos los poderes de la divinidad le pertenecen y puede utilizarlos, una vez que se ha confiado en él como se confía en un iniciado avanzado. Queda entonces libre para colaborar plenamente con el propósito subyacente en el Plan. Ha salido del reino humano y entrado en la Jerarquía; más tarde saldrá del grupo jerárquico y entrará en Shamballa, o se retirará totalmente de la vida planetaria y comenzará a prestar un servicio más amplio y mayor, en cualesquiera de ellos.

     Volviendo al aspecto práctico de la cuestión inmediata, el iniciado enfrenta el problema de trabajar dentro de la estructura individual, pues aquí no me refiero a los [i155] requisitos necesarios para las iniciaciones superiores o más allá de la tercera. El iniciado ha llegado a una etapa donde capta el hecho significativo de que el camino hacia el Centro más recóndito está muy bien resguardado; nadie puede seguir adelante ni dar esos pasos más avanzados que lo conducen a mundos superiores del ser y de potencia sin parangón, hasta haber demostrado, dentro de la estructura de su propia vida, que tiene un control definido de la energía (esto también lo posee el adepto negro), pureza de móvil (que también puede tener el adepto negro, si por pureza de móvil significamos intención unilateral y centralizada); profundo amor a la humanidad (que el adepto negro nunca posee); altruismo; disposición a seguir la luz, donde quiera lo guíe; capacidad para comenzar a trabaja dentro de la estructura mayor en el momento en que sea posible clara visión y percepción espiritual, intuición desarrollada y un indesviable intención y gran fe en el futuro. Cuando empiecen a [e137] manifestarse estas cualidades, entonces es posible aceptar que el iniciado haga mayores progresos en el Camino.

     Se considera que ya puede dar sin peligro algunos pasos más hacia una mayor luz; luego -habiendo llegado a la siguiente etapa de prueba- nuevamente debe demostrar la rectitud del trabajo realizado dentro de la estructura individual, y su capacidad para trabajar en formación grupal dentro de la estructura mayor. Además debe comprender que no puede entrar sin peligro en el camino ascendente si no toma precauciones hasta adquirir mayor conocimiento, que protegerá el Camino de los daños que él pudiera causar, y aprender que el grupo lo protege, y únicamente puede avanzar sin riesgo con el grupo; entonces empieza a darse cuenta que el grupo no sólo constituye una protección, sino que es el campo elegido y destinado para prestar servicio. Conjuntamente con su grupo aprende el significado del "aliento unido", a que se refiere esta regla, y también a trabajar con "ritmo unificado".

     Así pasa de una empresa a otra. La Jerarquía lo ayuda siempre en su desarrollo, y al mismo tiempo protege el Camino de los daños que pudiera causar hasta el momento en que el espejismo ya no lo afecte. Su seguridad individual [i156] sólo puede alcanzarla en el lapso transcurrido entre la segunda y tercera iniciaciones. Previamente a ello se lo considera inestable y un riesgo en potencia. Posteriormente puede ser afectado por la ilusión, pero no existe temor de que retroceda permanentemente; tome el sendero de la izquierda y quizás, en casos excepcionales, se abra camino hacia la Logia Negra. El mayor riesgo del iniciado común es la pereza y la lentitud. Reflexionen sobre esto.

     Quisiera que captaran con toda claridad esta descripción harto condensada que he dado. En parte ya la conocían, pero lo que me interesa es que aprecien y se apropien de su presentación sintética. Nos ocuparemos ahora del trabajo que el iniciado realizará dentro de la estructura individual; procuraré ayudarlos a fin de que comprendan algo más claramente lo que la conciencia iniciática leerá en la Ley de los Siete Complementarios.

     Al comenzar a estudiar esta regla entramos a considerar ciertos desarrollos mayores, algunos acontecimientos espirituales y una serie de grandes despertamientos de la conciencia, lo cual involucra, asimismo, algunas apreciaciones y reconocimientos, que en forma creciente afectarán al iniciado y producirán su eventual realización. Estos factores condicionan la fecha de su propia realización, no la construcción del carácter ni el contacto con el alma tan necesarios en el sendero de probación y en el del discipulado.

     En esta etapa nos concierne principalmente la interpretación de la Ley de los Siete Complementarios. Debe recordarse que las [e138] Leyes de la Naturaleza son impuestas a toda la humanidad y no se pueden eludir. Si estas leyes se quebrantan, infringen o eluden, acarrean por sí mismas el consiguiente castigo, que tampoco puede eludirse Estas grandes leyes protectoras están destinadas a proteger a la personalidad, por cuyo intermedio encarna el alma y, con el tiempo, a estrechar y acrecentar las grandes y posibles relaciones. El hombre pasa de la etapa de antagonismo (como individuo) a la de control de estas naturales aunque divinas [i157] leyes, y reconoce su inevitabilidad y sabiduría. Entonces es controlado automáticamente.

     Cuando llega a ser total el control ejercido por las leyes de la naturaleza, el hombre se convierte en un aspirante y comienza a ser regido por los Leyes del Alma, las cuales conciernen principalmente al establecimiento de la Gran Fraternidad Universal. Entre los esoteristas hay mucha confusión acerca de estos puntos. Confunden la disciplina a que debe someterse la personalidad, cuando el alma influye sobre ella, con las Leyes del Alma, que nada tienen que ver con los insignificantes asuntos de la personalidad -para el alma en su propio plano no tienen importancia y pasan desapercibidas- sino con el creciente reconocimiento de las correctas relaciones grupales, las cuales se basan en la acrecentada compresión del método de trabajo de la Jerarquía y de las relaciones interjerárquicas. Por lo tanto, las Leyes de la Naturaleza conciernen a las actividades del alma en la forma y son obligatorias para la naturaleza-forma y aceptadas por ésta. Las Leyes del Alma conciernen a la vida del alma en su propio plano, y a la relación que el alma y la personalidad aprenden a establecer con otras almas y con la Jerarquía. A dichas leyes se las obedece y acepta consciente y voluntariamente y no simplemente porque son obligadas e impuestas al hombre por la fuerza de las circunstancias, la experiencia y la evolución. Tienden a producir una mayor relación entre la Jerarquía de Almas y toda la Humanidad, entre el gran centro planetario custodio del principio amor, y el centro planetario, la humanidad, que nutre y distribuye la energía de la mente.

     La Ley de los Siete Complementarios es la grande y sintética Ley de la Vida o del Espíritu, con que trabaja el iniciado y la aplica. Después de acatar las leyes de la naturaleza y obedecer a las del alma, entra en la fase positiva, donde comprende y maneja la Ley de la Vida. Resulta extremadamente difícil explicar esta ley, debido a que rige a todos los iniciados y porque sabemos que la energía vida o espíritu, no puede ser comprendida hasta después de la tercera iniciación. Ustedes aún no poseen conciencia iniciática. [i158] He tenido, por lo tanto, que exponerla en términos de la forma, en cambio el iniciado la entiende desde el ángulo amorfo.

     [e139] Dicha ley concierne al manejo de la energía en el mundo de la 'Tríada espiritual y no a la distribución o transmisión de dicha energía a los tres mundos, donde habitualmente mora la humanidad común. El correcto manejo de esta ley (controlar la energía en el mundo iniciador de las causas) produce automáticamente actividad movimiento, expresión de la fuerza y la correcta distribución de las fuerzas de los tres mundos inferiores, las cuales, de acuerdo a la ley evolutiva, son reflejos directos de los tres mundos superiores de la luz y vida triádicas. La motivación, el empleo del ojo de la visión (dirigido esta vez, por el iniciado activo en el mundo de las causas, hacia los mundos del vivir humano) y la correcta dirección de la fuerza, en colaboración con el Plan jerárquico, condicionan todas las actividades del iniciado que trabaja con esta ley. No puedo ser más claro.

     La Ley de los Siete Complementarios concierne a la energía que afluye desde los siete centros planetarios a los siete grupos o tipos de hombres, por conducto de los siete grupos dentro de la Jerarquía. Durante el trabajo de transmisión son utilizados como agentes, los siete centros del iniciado; por lo tanto, su trabajo no es la correcta transmisión interrelacionada de energía dentro de la constitución septenaria del cuerpo etérico del iniciado individual, complementando la expresión de su vida, sino la tarea de responder a los siete tipos de energía planetaria que recibe en estado puro. Luego son canalizados a través de los siete centros del vehículo etérico del iniciado y externamente hacia el mundo de los hombres como fuerzas regeneradoras y constructivas. Maneja estas vivientes energías espirituales -trasmitidas por el iniciado individual desde los centros planetarios- regido por un gran plan uniforme, medios por los cuales puede venir la salvación (empleando una antigua y familiar palabra) en ayuda de la humanidad. Esta es la "fuerza salvadora" en sus distintos aspectos, a la cual se refiere la Gran Invocación: "Ha llegado la hora para que la Fuerza Salvadora preste servicio" * [i159] Los altos Iniciados (más allá del Grado de Maestro) trabajan con energías provenientes de los siete planetas del sistema solar, activos actualmente, los cuales nutren o complementan los siete centros planetarios. Pero la Ley de los Siete Complementarios es aplicada por los iniciados de grado inferior al de Maestro y, en consecuencia, trabajan únicamente con los siete centros dentro de la Forma de Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

     Una de las primeras tareas consiste en lograr la libre afluencia de energía y su correcta relación con los tres centros mayores de nuestro planeta, correspondientes a los centros coronario, cardíaco y [e140] laríngeo del hombre. Dichos centros mayores se ocupan de la circulación de energía entre Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad. Esta circulación que, por primera vez en la historia planetaria, incluye al centro más elevado, Shamballa, aún no ha sido establecida totalmente. Shamballa, mediante el impacto, se ha puesto en contacto varias veces, durante la historia de la raza, con el centro denominado Humanidad, pero no ha habido acción recíproca ni libre afluencia. La humanidad ha recibido el impacto de la energía que produjo cambios en la actividad del centro, aunque no hubo "respuesta de retorno", como se dice esotéricamente, por eso no se produjo la circulación. La fuerza de Shamballa fue trasmitida hasta ahora por conducto de la Jerarquía. En este siglo y por primera vez, ha habido impacto directo. El diagrama aclara esto.

 

IMAGEN

 

     Con el tiempo habrá una libre afluencia y se establecerá un verdadero vórtice de fuerza entre los tres centros; se acrecentará en tal forma su actividad radiatoria que -moviéndose en ambas direcciones alrededor de los tres centros- oportunamente se hará contacto con las radiaciones que emanan de los otros cuatro centros [e141] de la Vida planetaria, completando la interacción e interrelación entre los siete. Los cuatro incluyen los tres reinos inferiores de la naturaleza, y cierto centro básico (correspondiente al centro que se halla en la base de la columna vertebral del hombre) del cual nada se sabe ni se sabrá durante muchas épocas.

     [i160] Por lo tanto, es evidente la importancia que tiene el centro denominado Humanidad. En La Doctrina Secreta se enseña que el género humano tiene la función especial de salvar y regenerar a la naturaleza. La "fuerza salvadora" -combinación circulatoria de tres energías mayores- es irradiada por la humanidad como impulso creador grupal que gradualmente atrae a todas las formas de vida hacia el campo de su potencia magnética, relacionándolas a todas ellas (o más bien, el alma de cada reino) con la Jerarquía y Shamballa. Esto encierra un gran misterio estrechamente vinculado -por poco que lo comprendan- con la doctrina de los Avatares o de los Salvadores del Mundo.

     A este respecto las palabras que expuse anteriormente son apropiadas: [i161]

1. "El grupo debe comprender la naturaleza de los tres". Se observará que se refieren a los tres centros mayores y a la naturaleza de su relación y no específicamente a la Trinidad.

2. "La naturaleza del Uno debe ser captada y comprendida". Se refiere a la realidad de que nuestra Vida planetaria es en sí un centro dentro de una Vida aún mayor, siendo en la actualidad uno de los tres centros planetarios (aunque todavía no es uno de los siete planetas sagrados) que custodian la fuerza, en proceso de transmisión, y que para la Vida mayor, será lo que Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad, son para nuestro Logos planetario.

3. "El grupo debe actuar por medio del aliento unido". Concierne al proceso de la circulación, puesto que el aliento es la vida y afluye a todos los centros.

4. "El grupo debe lograr un ritmo unificado". En realidad no se refiere al trabajo que realiza un grupo de discípulos, sino a un grupo de centros de vida, tales como los tres centros mayores o la totalidad del grupo formado por los siete centros.

     El estudio de estas ideas podrá traer iluminación, pero nuevamente les recordaré que escribo para los iniciados que vivirán posteriormente en este siglo y en el próximo.

     Al considerar esta ley de los Siete Complementarios, quisiera puntualizar que la palabra "Complementario" tiene un gran significado. Introduce un factor de mucho interés desde el ángulo de la iniciación. No debe olvidarse que cuando se construye y utiliza el antakarana, se produce el consiguiente libre juego de la energía [e142] en línea directa entre la Tríada y la personalidad, por ejemplo entre la mónada y su "anclaje terrestre", ni tampoco que el cuerpo del alma, la forma en los niveles superiores del plano mental que ha "amortajado" al alma, con el tiempo desaparece. Como saben ello tiene lugar en la cuarta iniciación, siendo uno de los hechos más conocidos en la enseñanza ocultista. La disolución del cuerpo astral -segundo aspecto [i162] de la personalidad- constituye la analogía de la desaparición de la forma del segundo aspecto divino, e] alma, en los tres mundos. La personalidad queda liberada de su control. Se ha desarrollado perfectamente la sensibilidad y reacción al contacto en los tres mundos, pero ya no lo aprisionan al discípulo.

     Después, en una etapa posterior en el sendero de iniciación, el cuerpo causal también desaparece y el iniciado queda liberado en los tres mundos. El cuerpo astral y el causal o cuerpo del alma son -en lenguaje esotérico- complementarios de la realidad. Durante el proceso evolutivo poseen una realidad momentánea, pero (habiendo cumplido su cometido y dotado al hombre de cierto necesario acerbo-conciencia, sentimiento, sensibilidad y la capacidad de establecer contacto y registrarlo) desaparecen cuando el iniciado ejerce poder sobre la forma, y su conciencia se halla plenamente despierta. Es un alma, y la fusión es total.

     Lo que es verdad del individuo también lo es en el Hombre celestial, el Logos planetario. En el extenso período de un ciclo mundial llega el momento en que la misma Jerarquía, como grupo organizado y activo, ya no es necesaria para complementar ciertos fines evolutivos. Se la considera entonces "complementaria" y, de acuerdo a la Ley, su vida, su potencia y la totalidad de su conciencia, son absorbidas en el centro coronario planetario, Shamballa. Tiene lugar un gran proceso de abstracción o retiro, que abarca lógicamente un extenso período de tiempo, culminando sólo cuando la evolución (tal como la conocemos) llega a su fin, y la Vida planetaria (tal como la conocemos) también. Este proceso de abstracción se lleva a cabo constantemente. Los hombres se convierten en discípulos, luego en iniciados. Algunos permanecen como trabajadores jerárquicos, prefiriendo trabajar con las fuerzas planetarias de la evolución. Otros ingresan en la Gran Cámara del Concilio del Señor del Mundo, y aún otros salen totalmente del "círculo no se pasa" planetario.

     De esta manera la Ley de los Siete Complementarios siempre está vigente. Actúa en los procesos llevados a cabo en los siete centros del hombre, acumulando la energía de un centro a otro, hasta estar todos centrados en la cabeza y controlados y dirigidos desde allí. En la etapa denominada [i163] "samadhi" por los hindúes, las energías vitales de los centros se concentran en el centro más elevado [e143] del cuerpo etérico, en esa zona que está justamente encima de la cabeza física. Así se completa la analogía. Los procesos de abstracción, como podrán observar, están vinculados con el aspecto vida; se ponen en movimiento por un acto de la voluntad espiritual, constituyendo "el principio de resurrección, oculto en el trabajo del Destructor", según lo expresa una antigua frase esotérica. La manifestación inferior de este principio se observa en el proceso denominado Muerte -que en realidad es el medio de abstraer de la forma, o de los cuerpos, en los tres mundos, el principio vida animado por la conciencia.

     Así emerge la gran síntesis y, la destrucción, la muerte, la disolución, son en realidad sólo procesos de la vida. Abstracción indica proceso, progreso y desarrollo.

     Con este aspecto de la Ley de la Vida (o Ley de Síntesis, denominada así, para expresar ciertos significados más amplios) se ocupa específicamente el iniciado cuando aplica la Ley de los Siete Complementarios. Podemos percibir el ángulo grupal de la cuestión si recordamos que el iniciado individual, al aplicar esta Ley extrae la unida energía de la voluntad, a medida que el grupo la expresa con "ritmo unificado". El empleo del "aliento unido" por el grupo (en la medida en que su voluntad individual puede asimilar, enfocar, emplear y dirigir), aumenta su propia voluntad y fuerza dirigida. Como saben, el aliento es vida; esta Ley es aplicada por el Cristo viviente o resucitado, en perfecta armonía con la voluntad de Shamballa. Aquí reside uno de los misterios de la iniciación de la resurrección, sobre la cual muy poco se ha dicho, siendo el núcleo del misterio de la iniciación de la ascensión, en la cual el viviente Cristo resucitado se retira o abstrae y penetra consciente y permanentemente en el gran centro, Shamballa. La resurrección y la ascensión son el resultado de la muerte o destrucción del cuerpo causal. Por lo tanto, podrán observar la veraz similitud entre el relato evangélico y el propósito de Shamballa.

     Ahora, en forma breve, interpretaremos o más bien dilucidaremos las [i164] cuatro frases en las cuales he tratado de abarcar esta ley o la pondré en palabras, hasta donde sea posible, a fin de iluminar a los iniciados del futuro.

1. La Ley exige la entrada de lo que puede efectuar un cambio.

     Teniendo en cuenta lo expresado en otra parte, es evidente que lo que debe entrar es la voluntad vital concentrada, que al ponerse en movimiento en un individuo, en un grupo, en una nación, en un reino de la naturaleza (un centro planetario) y en el planeta como un todo, por ejemplo, producirá simultáneamente en todos los centros un estremecimiento, un cambio de ritmo, un nuevo movimiento e impulso, una rebelión y la consiguiente abstracción. Los [e144] cambios producidos en los centros cuando tiene lugar la muerte del cuerpo físico, nunca han sido observados ni registrados, sin embargo están definidamente presentes para el ojo del iniciado, siendo muy interesantes e informativos. El iniciado sabe por la condición de los centros -durante el proceso de curación- si es permitida o no la curación del cuerpo físico. Puede ver si está activamente presente el principio voluntad de abstracción, al que me he referido. El mismo proceso tiene lugar en las organizaciones y civilizaciones cuando se va destruyendo el aspecto forma, a fin de poder abstraerse la vida y posteriormente reconstruir para sí una forma más adecuada. Lo mismo sucede durante los grandes procesos iniciáticos que, no sólo son procesos de expansión de conciencia, sino que están enraizados en la muerte o proceso de abstracción, que conduce a la resurrección y ascensión.

     La descarga (palabra totalmente inadecuada) de la voluntad dirigida y enfocada, efectúa un cambio, cuya cualidad muy magnética atrae hacia sí la vida de los centros, produciendo la disolución de la forma y la liberación de la vida. La muerte llega al individuo, en el sentido común del término, cuando desaparece del cuerpo físico la voluntad de vivir y es reemplazada [i165] por la voluntad de abstracción. A esto lo denominamos muerte. En caso de guerra no es una cuestión de voluntad individual de abstracción, sino de la participación obligada, en una gran abstracción grupal. Desde su propio lugar, el alma del individuo reconoce que ha llegado a su fin un ciclo de encarnación y llama a su vida, haciéndolo mediante una descarga de energía-voluntad suficientemente fuerte como para producir el cambio.

2. La Ley exige que la correcta dirección debe guiar a las fuerzas entrantes.

     Las fuerzas entrantes, actuando bajo esta ley, son dirigidas primero al centro coronario, de allí al centro ajna y después a ese centro que rigió y estuvo muy activo durante la encarnación del principio vida. Ese centro varía de acuerdo a la etapa alcanzada en la escala de evolución y al rayo de la personalidad; posteriormente el rayo del alma establecerá el acondicionamiento y cambio. Durante el trabajo realizado por el iniciado que aplica conscientemente la ley, el principio de abstracción (cuando penetra en el cuerpo) se mantiene enfocado en la cabeza, y es de tal potencia magnética que la energía de los restantes centros se recoge y retira rápidamente. Lo que atañe al proceso individual de abstracción del principio vida, de acuerdo a la Ley de los Siete Complementarios, atañe igualmente a los procesos que tienen lugar en las formas o grupos de formas. Cristo se refirió a este trabajo de abstracción, respecto al tercer gran centro planetario, la Humanidad [e145] cuando dijo (y hablaba como Representante de la Jerarquía, segundo centro planetario, adonde esotéricamente se "retiran" los seres humanos que han logrado la iniciación): "Si Yo fuera ascendido, atraeré a todos los hombres hacia mí". Al final de la era serán pronunciadas palabras distintas cuando el Señor del Mundo hable desde Shamballa; Él abstraerá el principio vida de la Jerarquía, y toda vida y conciencia se enfocará entonces en el centro coronario planetario -la gran Cámara del Concilio en Shamballa.

3. La Ley exige que los cambios así efectuados produzcan la remoción de la forma, lleven la cualidad a la luz y pongan el énfasis sobre la vida.

     [i166] Los tres grandes aspectos -forma, cualidad y vida- se ponen en relación, y el propósito objetivo de la meta es percibido en su verdadera luz -VIDA. Observen esta frase. Habiendo cumplido su propósito, la forma o apariencia, desaparece. Tiene lugar la muerte de la forma. Debido a que la cualidad, principal atributo divino, se está desarrollando en nuestro planeta, llega a predominar y es "consciente de sí misma" -como lo expresan escrituras muy antiguas. Tiene identidad y es individual, pero no posee forma complementaria, excepto la del todo mayor en el cual ocupa el lugar que le corresponde. En el nuevo estado del Ser, la forma y la cualidad (cuerpo y conciencia) no tienen importancia, pero sólo el aspecto vida, el espíritu en su propio plano, se trasforma en el factor predominante. Podrá obtenerse una tenue e imperceptible luz sobre su significado si se tiene en cuenta que nuestros siete planos son los siete subplanos del plano físico cósmico. Los procesos de desarrollar la sensibilidad se han llevado a cabo en esta séptuple evolución, a fin de que el iniciado pueda actuar en el plano astral cósmico, cuando ha sido retirado o abstraído después de las iniciaciones superiores. Abstraído totalmente de nuestra vida planetaria. El único factor que podría impedirlo sería su consagrada resolución a prestar servicio temporariamente dentro del "círculo no se pasa" planetario. Se dice que los Miembros de la Jerarquía consagrados a realizar ese trabajo, poseen conciencia búdica, cuyo linaje (entendido esotéricamente) desciende del Eterno Peregrino, del Señor del Mundo del Buda y del Cristo. Debido a su libre resolución se identifican con la "cualidad percibida dentro de la luz" y durante el período en que han prestado servicios libremente, trabajan con el aspecto conciencia, a fin de acentuar posteriormente el aspecto vida.

4. La Ley exige que el Uno lo lleve a cabo, actuando a través de los Tres, energetizando a los Siete, trazando una línea recta que va de aquí allá, terminando en el punto que ignora a los tres.

     Permítanme exponerlo en otras palabras, porque no podemos hacer comentarios detallados, pues nos está vedado. La voluntad Una [e146] dirigida (del individuo, [i167] de la humanidad, de la Jerarquía) y los grandes Señores de Shamballa, actuando a través de los tres centros mayores (coronario, cardíaco y laríngeo; Humanidad, Jerarquía y Shamballa), energetizan a los siete centros (hasta alcanzar el punto de abstracción), emplean la línea recta del antakarana de arriba abajo (desde el centro de poder, el coronario o Shamballa) y son atraídos hacia arriba, hasta un punto que no es ninguno de los Tres (Shamballa, Jerarquía, Humanidad), ignorándolos, pues ya no deben limitar la vida Dicho punto está fuera de la manifestación. La abstracción es total.

     Por lo tanto reflexionen sobre la doctrina de la abstracción. Abarca todos los procesos de la vida, y develará el dulce y eterno enigma de la Muerte, la entrada en la vida.

Notas

* La Exteriorización de la Jerarquía, pág. 249, (ed. en inglés).


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