Discipulado en la Nueva Era I - Cartas a L. D. N-C.
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L. D. N-C. |
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Hermano mío: ¿Qué podré decirle a usted, fogoso guerrero? Simplemente esto: En la quietud y en la confianza hallará su fortaleza, y en el amor omnincluyente, su oportunidad. Creo que esto ya lo sabe. Durante los últimos tres años, hizo un verdadero progreso al liberarse de las limitaciones de su personalidad de sexto rayo. Durante siete años lo he observado, y ha logrado desprenderse, en gran medida, de ciertos obstáculos bien definidos. Lo que más lo obstaculiza hoy son en gran parte los antiguos hábitos mentales y modos de expresión, que también deben desaparecer, pero no mediante la inhibición drásticamente impuesta, sino barridos por la afluyente oleada de amor. La combinación de sus rayos es muy complicada hermano mío, y ha condicionado poderosamente su vida. El rayo de su alma es el primero de Poder, y el de la personalidad el sexto de Devoción. Poder, voluntad, devoción, idealismo, fanatismo, tal es la combinación. Afortunadamente, en su vida anterior el rayo de la personalidad fue el segundo de Amor, siéndolo también en vidas previas, lo cual ha ayudado grandemente a contrarrestar los efectos dinámicos y destructivos de la fuerza de sexto rayo. Esto debería alegrarlo. Lentamente va entrando en un nuevo ciclo de actividad. Procure que esté caracterizado por el amor, sin desear nada para el yo separado. Quizá cree estar libre de tales deseos. Pero si lo estuviera hermano mío, no sufriría tanto por la gente ni por la frustración inevitable -y siempre será así-, hasta que el discípulo ya no se preocupe del éxito o el fracaso y si lo estiman o no. Reflexione sobre esto y ausculte su corazón más detenidamente. Está al borde de una real liberación y se lo digo para animarlo y ayudarlo. Para llevar adelante este nuevo servició al cual se ha consagrado, necesitará el poder liberador de la oleada de amor, el alma. Recuerde que pertenece al rayo de poder, el poder de querer servir inteligentemente. Que estas palabras sean la nota clave de su reflexión y esfuerzo durante los próximos [i263] meses. Le doy una meditación que facilitará el esfuerzo... Le sugiero también que practique la recapitulación adjunta sobre el desapego, la cual será de valor si la practica durante algún tiempo. Siga adelante en paz y con confianza, hermano mío. [e250] Tiene mucho para dar: mucha sabiduría, mucha experiencia y mucha comprensión. Sin embargo, con frecuencia permanece en su propia luz y la personalidad se interpone entre su verdadero yo espiritual y aquellos a quienes tan ardorosamente trata de servir. NOTA: Las condiciones de vida en Europa durante la guerra, en 1939, imposibilitaron a este discípulo continuar con el trabajo. |
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