La Exteriorización de la Jerarquía - El Trabajo de Reconstrucción

      


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EL TRABAJO DE RECONSTRUCCIÓN

Agosto de 1941

Al observar a los discípulos del mundo durante la actual crisis mundial, he visto que están abatidos por la inercia -no la que proviene del egoísmo y autocentrismo-, o de la incomprensión de la naturaleza de la crisis, o la de la pura haraganería, sino esa inercia basada en una profunda depresión interna, en un sentimiento de fracaso humano y en la introspectividad, lo cual es natural, pero inútil en este momento. Algunos discípulos (tanto en el sendero de probación como en el sendero del discipulado) se refugian en la perpetuación de las actividades que [e262] desempeñaban cuando se inició la guerra; otros se amparan en la determinación de esperar hasta que termine la crisis, y creen aparentemente que ningún trabajo en las antiguas líneas del esfuerzo espiritual tiene real valor; algunos más se amparan en una febril ocupación externa en cosas que el hombre común, sin orientación espiritual, puede realizar igual o mejor. Algunos discípulos y aspirantes pasan su tiempo luchando contra la sensibilidad psíquica evocada por las condiciones mundiales; muchos están simplemente abrumados y aturdidos por el dolor y la agonía de la humanidad, el horror del momento, la ansiedad del futuro y la premonición de acontecimientos peores. Su imaginación trabaja en forma excesiva e inútilmente. Todos ustedes son susceptibles a algunas de estas actitudes.

Escribo hoy para exhortar a todos los discípulos y aspirantes del mundo a iniciar un periodo intenso de preparación para la actividad y
[i314] el trabajo futuros. Desde ahora, hasta que el Sol se desplace hacia el norte, les pediría a cada uno hacer tres cosas:

Primero, fortalecer por medio de la meditación, la plegaria y el claro pensar, su fe, confianza y gozo y, sobre todo, profundizar su amor a la humanidad, llevando el amor del alma al plano físico y a sus relaciones humanas.

Segundo, eliminar de la vida de la personalidad, hasta donde puedan o deban, cualquier cosa (mental, síquica, emocional o física) que pudiera obstaculizar su utilidad futura.

Tercero, planear juntos el trabajo del futuro, que puede ser inaugurado en breve e iniciarse lenta y cuidadosamente y en colaboración mutua e incondicional conmigo. Debe ser llevado a cabo de forma firme, sin desviaciones, en forma conjunta y sin movimientos inútiles una vez determinados los delineamientos.

La principal necesidad de cada uno y de todos los que deben apoyar el trabajo futuro que estoy tratando de realizar con colaboración y comprensión de ustedes, consiste en fomentar el desarrollo de la voluntad de amar y en ponerse a trabajar. Este esfuerzo se expresará como un mutuo constante y profundo amor por la humanidad. Se demostrará en el perseverante esfuerzo por invocar la voluntad espiritual mediante la persistencia y la autodisciplina; se manifestará en el inteligente cumplimento del plan, tal como lo delinearé progresivamente.

Este trabajo sólo puede ser llevado a cabo por personas que aman a sus semejantes y poseen la suficiente iluminación que les permita trabajar conmigo en forma efectiva durante un período de cinco años, enfrentando cualquier cosa que pueda suceder; deben ser personas que se esfuerzan por que ninguna mala interpretación de la personalidad obstaculice su utilidad e
[e263] interrelación grupales y que -por amor- subordinarán incesantemente todo a la tarea que deba realizarse. En segundo término les pido extraer de mis folletos y últimos escritos, los planes e instrucciones sobre el servicio, aplicables a los cambios de condiciones y al futuro inmediato. Estudien esto cuidadosamente, junto con los requerimientos y [i315] las sugerencias de esta carta, de modo que puedan saber lo que yo, su instructor, el Tibetano, cree que podría y debería ser realizado por ustedes al prestar el servicio del futuro inmediato. Les pediría a quienes tienen interés en hacerlo, reunirse en el momento de la Luna llena de octubre, en un acto de compañerismo, meditación, unida consagración y consulta. Pediría también a quienes viven y trabajan en lugares muy distantes, exponer brevemente cuáles son sus reacciones al esfuerzo sugerido, indicando cómo creen que pueden ayudar mejor en la tarea. Les pediría a todos que se asocien conmigo en el trabajo del futuro, empleando cada día la breve meditación que delinearé más adelante. Es dinámica, afirmativa y -si es correctamente empleada- debería vincular la cabeza y el corazón, conduciéndolos a servir inteligente y amorosamente y a unirse en la más estrecha unidad espiritual. Esto ayudará a vitalizar los cuerpos etéricos de todos los trabajadores y, por lo tanto, a obtener una vitalidad grupal irresistible.


Meditación Sugerida

Cada mañana, antes de iniciar las actividades del día deben lograr la quietud interna, ver al yo como alma, ponerse a disposición del alma, de la humanidad y del grupo.

  1. En silencio y con plena intención dinámica decir:

En el centro de todo amor yo permanezco; desde ese centro yo, el alma, me exteriorizaré; desde ese centro yo, el que sirve, trabajaré. Que el amor del yo divino se difunda en mi corazón, a través de mi grupo y por todo el mundo.

  1. Enfocar la atención y dedicación, ver el grupo al cual pertenece como un gran centro de amor y de luz, irradiando al mundo de los hombres, trayendo acrecentadamente alivio, luz, amor y curación.

  2. Reflexionar sobre el Plan que debe llevarse a cabo y el servicio a prestar durante el día. Hacerlo como [i316] alma, manteniendo al yo inferior personal en una actitud expectante, como atento servidor que espera instrucciones.

  3. Entonces decir: [e264]

La alegría del yo divino es mi fortaleza.
El poder del espíritu del hombre triunfará.
Las Fuerzas de la Luz controlan a las fuerzas del mal.
El trabajo de los Grandes Seres debe continuar.
Aquel Que Viene está en camino. El Avatar se acerca.
Para ello debemos prepararnos.

  1. Finalmente, guardar un minuto de silencio dinámico. Quisiera pedirles que hagan esta meditación cada día hasta el primero de enero de 1942, en que les daré otra etapa de esta Meditación para la Preparación de Aquel Que Viene. Su finalidad es preparar internamente a todos ustedes. Quisiera también que leyeran y releyeran la instrucción dada sobre los Avatares, páginas 254-261.

Ustedes constituirán el primer grupo al cual le pido colaborar conmigo en el trabajo de reconstrucción de la nueva era. A medida que transcurre el tiempo, surgirán grupos subsidiarios que pueden trabajar en distintos países, como puntos focales en la gran red de luz que se va formando en todas partes, inspirados por los discípulos y aspirantes del mundo en todos los países, al trabajar bajo la instrucción de la Jerarquía. A algunos de ustedes ya los conocen, a otros no. Representan los grupos activos de los Maestros, y sobre ellos descansa el trabajo de reconstrucción, ayudados por millares de hombres y mujeres de buena voluntad de todos los países.

La reunión de dos discípulos y conductores mundiales que tuvo lugar en medio del Océano Atlántico, marcó un crisis en los asuntos del mundo. Los ocho puntos (pág. 265) que ambos formularon constituyen la base del futuro orden mundial. Lógicamente se delinearon en forma general sin dar detalles de su aplicación, y a la humanidad emancipada le corresponderá desarrollar los detalles, hacer los reajustes necesarios y reordenar la vida humana, de manera que puedan prevalecer los valores espirituales superiores, instituirse un modo de vida más simple, establecerse una mayor libertad y hacerse cargo cada
[i317] hombre de una más amplia responsabilidad. Esto tomará tiempo. Quizás algunos de ustedes no lleguen a ver el total esclarecimiento del camino que la humanidad debe recorrer (el "Camino Iluminado" del futuro), pero todos pueden ayudar materialmente en la importante tarea de preparación, indicando los principios mundiales necesarios, diseminando el evangelio de la buena voluntad y estableciendo rectas relaciones humanas. El trabajo realizado mentalmente con amor y dedicada actividad, durante los próximos tres años, es de primordial importancia y producirá la estabilización que deberá tener lugar en los últimos dos años, de los cinco que he mencionado como el momento inmediato de colaboración.

[e265]Los que trabajan en medio del caos y del conflicto, no pueden ni podrán ser capaces de juzgar con exactitud la medida de lo realizado. Sólo los Miembros de la Jerarquía (Maestros, iniciados y discípulos que no están hoy encarnados) pueden tener una verdadera perspectiva. Los discípulos activos en el frente de batalla, tienen que llevar adelante su trabajo en medio del caos, el desorden, la duda, el dolor y la angustia. Por lo tanto, no pueden ver el cuadro en toda su perspectiva. Algunos, muy pocos de los discípulos más avanzados que simultáneamente pueden "vivir en las alturas, en el valle y en las profundidades" ven realmente, resultando verídicas las palabras del Cristo a Su discípulo desorientado, cuando dijo: "Bienaventurados los que no han visto y sin embargo han creído". Practicar la meditación, atenerse a las instrucciones dadas, persistir ante la dificultad y la firme creencia en la belleza del espíritu humano, en el amor de Dios, en la victoria de las Fuerzas de la Luz y en el acercamiento de Aquel que Viene, son las actitudes que nosotros, los trabajadores del aspecto interno, pedimos que adopten a quienes hemos elegido para llevar a cabo nuestro trabajo en el plano externo.

Esta carta se refiere a la formación del grupo que llevará a cabo los planes para 1942-1945, el cual se está formando en el momento más oscuro del año, en el nadir de la angustia humana, en el punto de crisis y -en el caso de muchos de ustedes como individuos- en el momento de más grave dificultad personal. Les digo que todos unidos estén a la altura de la tarea.

[i318]
Volveré a escribir e indicaré los aspectos prácticos del trabajo. En el ínterin, mediten y reflexionen sobre lo dicho; comiencen la meditación y esfuércense por fortalecer el vínculo con su alma y entre sí. Que el amor, no la emoción y el sentimiento, controle sus pensamientos, palabras y actos. Les pediría también que estudiaran cuidadosamente las indicaciones que he dado en el pasado sobre el trabajo que debe realizarse y además que analizaran detenidamente los Ocho Puntos delineados en alta mar y las Cuatro Libertades tan a menudo discutidas en todo el mundo.

Que el silencio y la profundidad caractericen sus vidas internas.

LOS OCHO PUNTOS DE LA CARTA DEL ATLÁNTICO


14 de agosto de 1941

El Presidente de los Estados Unidos de América, Franklin D. Roosevelt y el Primer Ministro, representante del gobierno de Su Majestad del Reino Unido, Sr. Winston Churchill, se reunieron
[e266] y consideraron conveniente hacer conocer ciertos principios comunes de la política nacional de sus respectivos países, sobre los cuales se basan sus esperanzas, por un futuro mejor para el mundo.

Primero. Sus países no persiguen el engrandecimiento territorial ni de otra naturaleza.

Segundo. No desean que se efectúe ningún cambio territorial que no esté de acuerdo con los deseos libremente expresados por los pueblos implicados.

Tercero. Respetan el derecho de todos los pueblos de elegir la forma de gobierno bajo la cual vivirán; desean el restablecimiento de los derechos soberanos y el gobierno autónomo en esos pueblos a los que se les ha privado de ello por la fuerza.

Cuarto. Se esforzarán, respetando debidamente sus actuales obligaciones, en fomentar para todos los Estados, grandes o pequeños, vencedores o vencidos, el beneficio que proporciona el acceso en igualdad de condiciones, al comercio y a las materias primas del mundo, necesarias para su prosperidad económica.

Quinto. Desean que se establezca la más amplia colaboración entre todas las naciones en el campo de la economía, con el objeto de asegurar para todos, mejores normas de trabajo, desarrollo económico y seguridad social.

[i319]
Sexto. Después de la destrucción final de la tiranía nazi, esperan ver el establecimiento de una paz que depare a todas las naciones los medios de residir sin peligro, dentro de sus propias fronteras, y asegure que los hombres de todos los países puedan vivir libres del temor y de la necesidad.

Séptimo. Una paz así, debería permitir a todos los hombres cruzar los mares y océanos sin impedimentos.

Octavo. Creen que todas las naciones del mundo, por razones reales y espirituales, deben abandonar el empleo de la fuerza. Ya que no es posible mantener la paz futura, si las naciones que amenazan, o pueden amenazar con la agresión fuera de sus fronteras, continúan empleando los armamentos de tierra, mar y aire, creen esencial el desarme de esas naciones, mientras se establece un sistema de seguridad más amplio y permanente. Análogamente ayudarán y alentarán toda medida práctica que alivie a los pueblos amantes de la paz, del abrumador peso de los armamentos.

LAS CUATRO LIBERTADES


6 de enero de 1941.

En los días futuros, queremos que haya seguridad y ansiamos un mundo basado sobre cuatro libertades humanas esenciales.
[e267]

La primera, es la libertad de palabra y expresión -en todas partes del mundo.

La segunda, es la libertad de cada persona para adorar a Dios a su propia manera -en todas partes del mundo.

La tercera, estar libres de necesidades -que traducido en términos mundiales significa convenios económicos que aseguren a cada nación una vida saludable y pacífica para sus habitantes -en todas partes del mundo.

La cuarta, estar libres del temor -que traducido en términos mundiales significa reducir mundialmente los armamentos en tal grado y en forma tan completa, que ninguna nación pueda cometer un acto de agresión física contra algún vecino -en cualquier parte del mundo.
FRANKLIN D. ROOSEVELT


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