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Las fuerzas duales son vistas en el plano donde
debe descubrirse el poder vital; los dos senderos enfrentan al Ángel solar;
los polos vibran. Aquel que medita debe hacer una elección. EL CAMPO DE BATALLA EN EL
PLANO ASTRAL |
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[e164] [i219] Comenzaremos el estudio y consideración de la séptima Regla de la
Magia. Hemos terminado el estudio de las seis anteriores que tratan
específicamente del trabajo en el plano mental, y tienen valor práctico
únicamente para quienes empiezan a utilizar el poder de la mente en el
trabajo mágico de creación. Es
interesante observar a este respecto que, mientras la humanidad va
adquiriendo su herencia mental, surge simultáneamente una creciente tendencia
hacia el trabajo mágico. En todas partes crecen escuelas de realización cuya
expresada intención consiste en crear esas condiciones naturales por las
cuales el hombre puede obtener lo que considera admirable y aconsejable. Los
libros sobre el tema de la mente creadora abarrotan las librerías. Las
polémicas sobre la fuerza que subyace detrás de las artes creadoras se
consideran de vital interés. Los psicólogos se ocupan ampliamente de este
asunto, aunque en la actualidad el ideal es visto casi totalmente en términos
del plano físico; sin embargo, todo indica una actividad vibratoria en el
alma del mundo, a medida que se expresa a través de la humanidad y surge del
reino mental. Los precursores de la raza, los pensadores más destacados y los
trabajadores creadores de la humanidad, sólo son sensitivos que responden más
fácilmente a los impulsos mentales. Hasta ahora constituyen una minoría; gran
parte de la gente responde a las fuerzas y vibraciones que emanan del plano
de las emociones y del deseo. Sin embargo, va despertando un mayor número de
personas, y el significado de las seis primeras Reglas de la Magia será cada
vez más evidente. [i220] Estas quince reglas se dividen
en: Seis reglas en
el plano mental. [e165] La idea principal que debe
mantenerse en la mente, es que estas reglas se limitan al empleo de la
energía en los tres mundos y que esta energía es manejada conscientemente por
el alma regente, o es impulsada a la actividad por la fuerza inherente a la
materia de los tres mundos, independientemente del alma. En este caso el
hombre es víctima de las energías de sus propias formas y del aspecto materia
de toda manifestación. En el otro es el regidor inteligente que controla su
propio destino, e impulsa, a las energías inferiores a adquirir formas y a
iniciar actividades mediante el poder de sus impulsos mentales y la enfocada
atención de su propia alma. En las seis reglas ya consideradas, surgen una o
dos ideas con mayor claridad, y podrían resumirse en los términos siguientes: Regla Uno - Recordación, trae como resultado
concentración. Los
estudiantes deberían considerar estas relaciones y desarrollar la síntesis
subyacente. En
esta regla está sintetizada la función y el problema del plano astral.
Obsérvense los términos empleados en las breves frases siguientes: 1. El plano de
las fuerzas duales. Una
de las cosas más vitales para todo aspirante es aprender a comprender el
plano astral, entender su naturaleza y permanecer apartado de él, y luego
trabajar en él. En esta instrucción trato de dar una enseñanza clara sobre
este plano, porque cuando el hombre puede "ver" en el plano astral,
alcanzar el equilibrio y mantenerse firme en medio de sus fuerzas
vibratorias, en ese momento está preparado para la iniciación. Primero,
reunamos algunos de los términos que se usan para describir esta esfera del
Ser divino, donde el hombre debe identificarse primeramente consigo mismo,
penetrar hasta el centro, [e166] traspasar su velada ilusión y
oportunamente, permanecer equilibrado, incólume, desapegado, exento de
influencias y libre. El
término "astral", tan a menudo empleado, en realidad está mal
aplicado. H.P.B. estuvo fundamentalmente correcta
cuando lo empleó en conexión con el plano etérico o vital del plano físico. Cuando
se hace contacto con el mundo etérico, la primera impresión recibida es
siempre la de una luz estelar que brilla y centellea. Sin embargo, la palabra
se identificó gradualmente con kama o deseo, y fue
aplicada al plano de la reacción emocional. Es
interesante observar esto, pues es un ejemplo del efecto del plano astral
sobre el cerebro humano, que en su ignorancia invierte la realidad y ve las
cosas en sentido invertido. Cuando el plano astral es nítidamente visto por primera vez por el "ojo
abierto" del aspirante, es como una densa niebla, confusión, formas
cambiantes, colores que se interpenetran y
entremezclan, y de una apariencia tan caleidoscópica que la empresa parece
desesperadamente abrumadora. No es luminoso, estelar o claro. Aparentemente
es un desorden impenetrable, pues constituye el lugar de encuentro de las
fuerzas. Debido a que las fuerzas [i222] están también desordenadas en el
propio cuerpo del aspirante, se mezclan con el caos que lo circunda, al
extremo de que al principio le es casi imposible al alma observadora disociar
su propio mecanismo astral del mecanismo astral de toda la humanidad y del
mecanismo astral del mundo. Una
de las primeras cosas que debe aprender el aspirante es disociar, en sentido
emocional, su propia aura de lo que la circunda, y esto lleva mucho tiempo
aprenderlo. Por esta razón una de las primeras condiciones cualitativas del
discipulado es la discriminación,
pues por el uso de la mente, como analizadora y separadora, se llega a
controlar el cuerpo astral. Segundo,
el plano astral es el de la ilusión, del espejismo y de la realidad
distorsionada. La razón de esto estriba en que todo el mundo trabaja con
materia astral, y la potencia del deseo humano y mundial produce esa constante
"exteriorización de la imaginación" y construcción de formas que
provocan efectos muy concretos de materia astral. Los deseos individual,
nacional, racial y de toda la humanidad, más el deseo instintivo de todas las
vidas subhumanas, causan el incesante cambio y
movimiento de la sustancia del plano; existe una continua construcción de
formas temporarias, unas de rara belleza, otras exentas de ella, y una vitalización de su creador por la energía astral.
Agréguese a estas formas el escenario persistente y creciente denominado
"registro akáshico", que contiene
historia emocional del pasado, y [e167] también las actividades de las
vidas desencarnadas que atraviesan el plano astral, ya sea al encarnar o
desencarnar; añádase el potente deseo purificado e inteligente de todas las
Vidas superhumanas, incluyendo las de la oculta
Jerarquía planetaria, y la suma total de estas fuerzas existentes se verá que
es estupenda. Todas actúan sobre, alrededor y a través de cada ser humano, y
de acuerdo a la calidad de su cuerpo físico y a la condición de sus centros, [i223] así será su
respuesta. A través de este panorama ilusorio, el aspirante debe abrirse
camino, encontrar la clave o hilo, que lo conducirá fuera del laberinto, y
aferrarse a cada pequeño fragmento de realidad a medida que se le presenta,
aprendiendo a distinguir la verdad de la ilusión, lo permanente de lo
transitorio y lo real de lo irreal. Como lo expresa El Antiguo Comentario: "Que el discípulo se
aferre a la cola de la serpiente de la sabiduría, y asiéndola con firmeza,
que la siga hasta el centro más profundo del Aula de la Sabiduría. Que no se
engañe y caiga en la trampa que la serpiente de la ilusión le ha preparado,
que cierre sus ojos al colorido arabesco de su piel, y sus oídos a la melodía
de su voz. Que perciba la joya engarzada en la frente de la serpiente, a cuya
cola se aferra, y por su radiación atraviese las cenagosas aulas de
maya." Ningún
espejismo ni ilusión pueden retener durante mucho tiempo al hombre que se ha
dedicado a la tarea de hollar el sendero del filo de la navaja, que lo
conduce, a través de la maraña y de la tupida selva, a través de las
profundas aguas del infortunio y la angustia, a través del valle del
sacrificio y de las montañas de la visión, al portal de la Liberación. A
veces viajará en la oscuridad (y la ilusión de la oscuridad es muy real);
otras en una luz tan deslumbrante y ofuscadora que apenas verá el camino que
tiene por delante; sabrá de la vacilación en el sendero y el caer bajo la
fatiga del servicio y de la lucha; podrá desviarse momentáneamente y errar
por las sendas perdidas de la ambición, del interés personal y de la
atracción de lo material, pero el lapso será breve. Nada en el cielo ni en el
infierno, en la tierra ni en ninguna otra parte, podrá impedir el progreso
del hombre que ha despertado de la ilusión, ha vislumbrado la realidad más
allá del espejismo del plano astral, y ha oído, aunque sea una sola vez, el
toque de clarín de su propia alma. El
plano astral es también el Kurukshetra, tanto de la
[i224] humanidad
como de la unidad individual humana. Es el campo de batalla en que hallará su
Waterloo todo aspirante. En determinada vida llega
una crisis emocional donde se toma una acción decisiva y el discípulo prueba
el control de su naturaleza emocional. Esto puede ser una prueba grande y
vital; abarcará un breve período, pero exigirá todos los recursos de su
sabiduría y [e168] pureza, o quizás constituya una tensión
emocional, prolongada y continua, durante muchos años. Pero en el logro del
éxito y en la realización de la clara visión y correcto discernimiento
(mediante la correcta discriminación), el discípulo testimonia su capacidad
para la segunda iniciación. Quisiera
señalar que ésta es la prueba y la crisis por la que está pasando ahora la
humanidad, y empezó en esas condiciones que culminaron en la guerra mundial y
en la actual tensión del mundo. La primera iniciación de la humanidad, como
entidad, tuvo lugar cuando fue posible la individualización, y el alma nació en
el cuerpo de la humanidad. Esto fue precedido por un período de espantosa
dificultad y tensión, vagamente percibido por los precursores del reino
humano, cuando salieron de las filas de los hombres animales. Si esta crisis
se pasa con éxito, tendrá como resultado la segunda iniciación de la
humanidad - el paso a través del bautismo y la entrada en la corriente. De
manera que la guerra mundial y sus efectos resultantes, constituyen el Kurukshetra del Arjuna mundial,
y el resultado está aún en la balanza. Esto no debe olvidarse. Sin embargo,
no existe motivo para ser pesimista. El buen resultado es inevitable. Por lo
tanto es cuestión de una lenta o rápida comprensión y liberación de la gran
ilusión mundial, y se requiere que cada aspirante trabaje arduamente y preste
su ayuda para este fin. Todo aquel que se libera a sí mismo, ve con claridad
y se libra del espejismo de la ilusión y ayuda en el Gran Trabajo. [i225] También el plano astral es donde
los pares de opuestos actúan e interactúan y se siente con mayor potencia la
atracción de las grandes dualidades. La interacción se efectúa, en primer
lugar, entre el alma y su vehículo, la materia, pero existen numerosas
dualidades menores que desempeñan su parte y son más fácilmente reconocidas
por el hombre común. La
luz y la oscuridad interactúan, como lo hacen el placer y el dolor; el bien y
el mal se encuentran y forman el campo de recreo de los Dioses, y la pobreza
y la riqueza se contrarrestan mutuamente. Toda la situación económica moderna
es de naturaleza astral, resultado del deseo y del empleo egoísta de las
fuerzas de la materia. El calor y el frío, tal como entendemos los términos,
son en forma muy peculiar resultado de la interacción de los pares de
opuestos, y una interesante línea del estudio esotérico trata de los efectos
producidos por las emociones raciales en las condiciones climáticas.
Ciertamente en un sentido significativo conformamos nuestro clima. Cuando el
deseo se haya consumido, llegará a su fin la vida planetaria, pues las condiciones
climáticas imposibilitarán la vida de la forma tal como la comprendemos. [e169] Respecto a la unidad humana, el
secreto de la liberación reside en equiparar las fuerzas y equilibrar los
pares de opuestos. El sendero es una línea estrecha entre estos pares de
opuestos que el aspirante descubre y huella, sin desviarse a la derecha ni a
la izquierda. Debe
recordarse siempre que, cuando el hombre discierne sobre los pares de
opuestos, equilibra las fuerzas de su propia naturaleza, descubre el sendero
y se convierte en el sendero, entonces puede trabajar con las fuerzas del
mundo, equiparar y equilibrar las energías de los tres mundos y convertirse
en un colaborador de los Maestros de la Sabiduría. Oremos y esperemos que
esto sea el resultado práctico de nuestra comprensión de la naturaleza del
campo de batalla del plano astral.
[i226] Apartándonos de la consideración
de la naturaleza del plano astral, trataremos sus funciones y la relación del
discípulo con sus actividades. Recordemos ciertas cosas del plano astral. En
primer lugar es preeminentemente el campo de
batalla, y en él se libra la guerra que termina con la liberación final del
alma aprisionada. Es útil recordar las características sobresalientes de los
tres planos y de los tres cuerpos que actúan en ellos. En
el plano físico se adquiere
activamente experiencia en la materia y por medio de ella. Es el plano de la
exteriorización y, de acuerdo a la condición y etapa de desarrollo del hombre
interno, así será la forma externa y sus actividades. En
el plano astral, el hombre pasa por
tres etapas de la conciencia: a.
Adquiere, mediante el mecanismo sensorio, conciencia en el mundo de
las formas, y desarrolla la capacidad de reaccionar sabia e inteligentemente
a dichas formas. Esta conciencia la comparte con el mundo animal, aunque en
un aspecto va más allá, debido a que posee una mente correlacionadora
y coordinadora. b.
Percibe o es sensible a los temperamentos, emociones y sentimientos, deseos
y aspiraciones, que están arraigados en él, en el principio de la
autoconciencia o ahamkara, como suele llamarlo el
esotérico - a quien le agradan las frases difíciles. Esto lo comparte con sus
semejantes. c.
Logra la percepción espiritual o sensibilidad al mundo espiritual, y
el aspecto sentimiento de la conciencia superior. Esto tiene sus raíces en el
alma, presupone el dominio de la naturaleza mental y constituye esa facultad [i227] que [e170] lo convierte
en un místico. Esta percepción la comparte en común con todos los discípulos,
y es la recompensa de las victorias alcanzadas en sus experiencias en el
plano astral. Luego
viene el plano mental. El correcto uso del intelecto es la realización más
destacada. Se caracteriza también por tres etapas: a.
La mente recibe impresiones del mundo externo, por medio de los cinco
sentidos y el cerebro, constituyendo una condición negativa, donde "las
modificaciones del principio pensante" son originadas por los impactos
del mundo externo y las reacciones del mundo astral. b.
La mente inicia sus propias actividades y el intelecto es el factor
dominante. Aunque es puesta en actividad por los factores ya enumerados,
responde también a las corrientes de pensamientos del plano mental y se
activa enormemente como resultado de estos dos contactos. De ello surge una
tercera actividad, en que el principio razonador actúa sobre la información
adquirida de estos dos modos, establece sus propias corrientes de
pensamientos y formula sus propias formas mentales, además de registrar las
de otros. c.
El alma, mediante la concentración y la meditación, consigue imponer
sus ideas e impresiones sobre la mente mantenida "firme en la luz",
y permite al cuerpo mental responder a las impresiones y contactos que emanan
de los mundos subjetivos espirituales. Sin
embargo, la verdadera batalla se libra por excelencia en el cuerpo astral, y
alcanza su mayor intensidad y combatividad cuando hay un buen instrumento
físico y una mentalidad bien dotada. A mayor sensibilidad del cuerpo astral,
mayores reacciones al [i228] mundo físico y a la condición
mental, de allí que los discípulos y las personas más evolucionadas del mundo
tengan "un cuerpo astral más poderoso y trabajen bajo una mayor tensión
emotiva" que los menos evolucionados y los hijos de Dios. Por
lo tanto, se encarece a los estudiantes tratar drástica y potentemente su
naturaleza emocional, recordando que la victoria viene de arriba y no puede
empezar de abajo. El alma debe regir, y su arma en la lucha es la mente
consagrada. Resulta
interesante observar en la regla en consideración que hay una secuencia
esotérica en la descripción de este plano. Es
ante todo el plano de las fuerzas duales. Lo primero que descubre el
aspirante es la dualidad. El hombre poco [e171] evolucionado percibe la síntesis,
pero es la de su naturaleza material. El hombre altamente espiritual también
percibe la síntesis, pero es la de su alma, cuya conciencia es unidad. Pero
entre ambas está el desdichado aspirante, consciente sobre todo de la dualidad,
y llevado de un lado a otro por ambas. Su primer paso tiene como objetivo
hacerse consciente de los pares de opuestos y de la necesidad de elegir entre
ellos. Por medio de la luz que ha descubierto en sí mismo, se hace consciente
de la oscuridad. A través del bien que lo atrae, ve el mal, que para él es la
línea de menor resistencia. Mediante la actuación del dolor puede visualizar
y ser consciente del placer, y el cielo y el infierno llegan a ser para él
realidades. Mediante la actuación de la vida atractiva de su alma, se da
cuenta de la atracción de la materia y de la forma, y se ve obligado a
reconocer el impulso y la atracción de ambos. Aprende a sentirse como
"pendiendo entre las dos grandes fuerzas", y una vez comprendidas
las dualidades, va conociendo paulatinamente y con certeza que el factor
decisivo en la lucha es su voluntad divina, en contraposición a su voluntad
egoísta. [i229] Así las fuerzas duales desempeñan su parte
hasta que son percibidas como dos grandes corrientes de energía divina que
van en dirección opuesta, entonces se da cuenta de los dos senderos
mencionados en nuestra regla. Uno conduce de regreso al triste mundo del
renacimiento, el otro a través del portal dorado, a la ciudad de las almas
libres. Uno es involutivo y lo envuelve en la más densa materia; el otro lo
conduce fuera de la naturaleza corporal y con el tiempo lo hace consciente de
su cuerpo espiritual, mediante el cual puede actuar en el reino del alma.
Posteriormente (cuando sea un verdadero y consagrado chela)
reconocerá que uno es el sendero de la izquierda, y el otro el de la correcta
actividad. En un sendero llegará a ser experto en magia negra, que no es más
que el desarrollo de los poderes de la personalidad, subordinados a los
propósitos egoístas del hombre, movilizados por el propio interés y las
ambiciones mundanas. Éstos lo confinan a los tres mundos, cerrando la puerta
que da a la vida. En el otro sendero subordina su personalidad y ejerce la
magia de la Hermandad Blanca, trabajando siempre en la luz del alma, con el
alma de todas las formas y sin acentuar las ambiciones del yo personal. La
clara discriminación de estos dos senderos revela lo que se denomina en
algunos libros esotéricos, el estrecho "sendero del filo de la
navaja" que se encuentra entre ambos. Es el "Noble Sendero
Medio" de Buda, que traza la fina línea demarcatoria entre los pares de
opuestos y entre las dos corrientes que ha aprendido a reconocer - una
asciende a los portales del cielo y la otra desciende al infierno más
profundo. Al
usar sus dos armas principales, la discriminación y el [e172] desapasionamiento, el aspirante adquiere esa cualidad que
en esta regla se denomina "poder vital". Así como el ojo es el
instrumento que sirve para elegir el camino a recorrer en el plano físico y tiene
además su propio poder que atrae y desarrolla su [i230] propio
lenguaje por medio de signos, así también el aspirante siente un poder vital.
Esto pone oportunamente en actividad aI tercer ojo,
y adquiere tal poder y clara visión, que la correcta elección y el rápido
progreso en el camino se convierten en un constante avance. Se dice que el
poder crece o se desarrolla en el silencio, y sólo aquel que encuentra un
centro de paz en su cabeza, donde se unen los senderos de las fuerzas
corporales y las corrientes espirituales afluyentes, puede practicar
correctamente la verdadera discriminación y el desapasionamiento,
poniendo bajo la guía del alma los cuerpos astral y mental controlados. Entonces
puede comprender el significado de "los polos vibrantes" y obtener
ese punto de equilibrio, resultante de la interacción y vibración de los
mismos. La
percepción de las fuerzas duales y el claro discernimiento de los dos
senderos, conduce al desenvolvimiento del poder vital, demostrándose su
primera actividad cuando permite al aspirante alcanzar un punto de equilibrio
y permanecer en ese pináculo de realización donde "se hace una
elección". ¿Cuál
es esa elección? Para el aspirante es elegir entre un progreso rápido o
lento. Para el discípulo aceptado y leal, la elección reside en los métodos
de servicio. Para el iniciado la elección está entre el progreso espiritual y
la ardua tarea de permanecer con el grupo y desarrollar el Plan. El Maestro
debe elegir entre los siete senderos, de allí que su problema sea difícil y
penoso. Sin
embargo, todo prepara al aspirante para la correcta elección mediante la
correcta discriminación que conduce a la recta acción, posible mediante la
práctica del desapasionamiento. Esta frase resume
la técnica del guerrero en el campo de batalla del plano de deseos. Debe
observarse aquí que en el continuo desarrollo del poder de elección, y en la
batalla lealmente librada en el plano [i231] astral, la conciencia del hombre
cambia etapa tras etapa. Primero, es el aspirante abatido y cansado que tiene
que luchar con el deseo, el espejismo, la ambición y con su cuerpo emocional
sensorio. Piensa que la batalla es tremenda, aunque desde un ángulo más
amplio es relativamente ínfima - sin embargo, es
todo lo que él puede soportar. Posteriormente,
el experimentado discípulo en probación, que lucha en el valle de la ilusión,
no sólo con su propia naturaleza [e173] sino con las fuerzas de ese
valle, es quien reconoce su naturaleza dual. Entonces el discípulo entra en
la lucha y enfrenta con valor (y muchas veces con clara visión) las fuerzas
desplegadas contra él. Éstas implican no sólo las de su propia naturaleza y
las de esos aspectos del plano astral, a los cuales reacciona en forma
natural, sino también las fuerzas de la ilusión formadas en contra del grupo
de discípulos al cual pertenece. Que todos los discípulos tomen nota y tengan
esto presente en los actuales días arduos y difíciles. Tales discípulos están
a veces en contacto consciente con las propias fuerzas del alma y para ellos
no hay derrotas ni retrocesos. Son los guerreros probados, llenos de
cicatrices, cansados, que saben que les espera una victoria triunfal, puesto
que el alma es omnipotente. Los discípulos aceptados, que luchan contra todos
los factores enumerados, y las fuerzas negras formadas en contra de los
Hermanos Mayores, pueden demandar las energías espirituales de su grupo y, en
momentos excepcionales e indicados, apelar al Maestro bajo el cual trabajan.
Así se expande la tarea y el trabajo; así se acrecienta continuamente la
responsabilidad y la lucha; pero al mismo tiempo también aumenta
constantemente el reconocimiento de potestades con las cuales pueden hacer
contacto y ser utilizadas, y cuando se establece correctamente dicho
contacto, la victoria final está asegurada. La
frase "aquel que medita", se refiere al alma. Arjuna,
el discípulo aspirante, renuncia a la lucha y entrega las armas y las riendas
del gobierno a Krishna, el alma, y es recompensado
finalmente por la comprensión [i232] y la visión de la forma divina
que vela al Hijo de Dios, que es Él Mismo. Cuando
se ha librado y ganado esta batalla, el discípulo ingresa en las filas de los
magos blancos de nuestro planeta y puede manejar fuerzas, colaborar con el
Plan, mandar a los elementales e imponer orden en el caos. Ya no está
sumergido en la ilusión mundial, pues se ha elevado por encima de ella. Ya no
puede ser retenido por las cadenas de sus propios y antiguos hábitos y su
karma. Ha adquirido el poder vital y se manifiesta como un Hermano Mayor. Éste
es el sendero que tienen por delante cada uno y todos los que se atreven a
hollarlo. Es la oportunidad brindada a todos los estudiantes que han hecho su
elección con desapasionamiento y están impulsados
por el amor y el deseo de servir. |
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Última Modificación,
21 Noviembre 2006
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