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Los Agnisuryas responden al sonido. El flujo
y el reflujo de las aguas. Que el mago cuide de no ahogarse en el punto donde
la tierra y el agua se unen. El punto medio, que no es seco ni húmedo, debe
proporcionar el lugar donde él asiente sus pies. Donde se unen el agua, la
tierra y el aire, ése es el lugar en que debe hacerse el trabajo mágico. LOS TIPO DE FUERZA ASTRAL |
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[e174] [i235] Sería aconsejable que el estudiante leyera con cuidado el comentario
sobre esta regla, dado en Tratado sobre Fuego Cósmico. Se observará que es
extremadamente abstracto y que contiene mucha información oculta y velada.
Sin embargo, debería ser estudiado. Las palabras "plano astral",
también deberían estudiarse para poder obtener una idea general respecto a su
naturaleza y función, como campo de batalla de los sentidos y el lugar desde
el cual se lleva a cabo la magia. El deseo inteligente y constructivo del
mago blanco, actuando bajo la instrucción de su propia alma y por lo tanto
ocupado con el trabajo grupal, es el poder motivador detrás de todos los
fenómenos mágicos. Este trabajo mágico comienza en la propia vida del mago,
se extiende al mundo del plano astral y desde allí (cuando ya es potente)
puede comenzar a manifestarse en el plano físico y oportunamente en los
planos superiores. Por
lo tanto, nos ocuparemos extensamente de esta regla porque abarca el trabajo
y la actividad inmediata del aspirante inteligente. Es la más importante
desde el punto de vista del estudiante común. No puede comprendérsela si no
se ha hecho contacto con el alma, ni tampoco puede manifestarse en el plano
físico la fuerza mágica del alma, hasta que el significado de sus frases
esotéricas no haya sido, hasta cierto punto, trabajado en la experiencia
interna del mago. La
mayoría de los verdaderos aspirantes están ahora en el punto medio y pueden
ahogarse (y paralizar su progreso en esta vida), permanecer y conservar el
terreno ganado, o bien convertirse en verdaderos magos prácticos, eficientes
en magia blanca, [i236] basada en el amor, animada por la
sabiduría y aplicada inteligentemente a las formas. [e175] Por consiguiente, a fin de
facilitar su estudio, dividiremos esta regla en tres partes, y nos ocuparemos
de cada una paso a paso, para poder captar su aplicación a la vida común del
discípulo en probación, y alcanzar así una comprensión inteligente de sus
amplias implicaciones; estas divisiones son: 1.
La respuesta de los elementales astrales y el consiguiente flujo y
reflujo de las aguas. 2.
Los peligros del punto medio, su naturaleza y la oportunidad que
ofrece. 3.
El lugar donde se hace el trabajo de magia. Estudiaremos
a continuación el primer punto resumido para nosotros en las palabras
siguientes: "Los Agnisuryas
responden al sonido. La
situación podría formularse en las concisas afirmaciones siguientes. Las
reglas ya estudiadas exponen la verdad respecto al mago. 1.
El alma se ha comunicado con su instrumento en los tres mundos. 2.
El hombre, en el plano físico, reconoce el contacto, y la luz de la
cabeza brilla, unas veces reconocida por el aspirante y otras no. 3.
El alma emite su nota. Se crea una forma mental en consonancia con la
meditación unida del alma y del
hombre, su instrumento. 4.
Esta forma mental, encarnando la voluntad del ego o alma, y cooperando
con la personalidad, toma para sí una forma triple, constituida de materia de
los tres planos y vitalizada por la actividad y las emanaciones de los
centros cardíaco, laríngeo y [i237] ajna, del mago blanco - el alma
en conjunción con su instrumento. 5.
Las envolturas de la personalidad, cada una con su propia vida
individual, sienten que pierden su poder y la batalla se renueva
violentamente entre las fuerzas de la materia y las del alma. 6.
Esta batalla debe ser librada en el plano astral, y decidirá tres
cosas: a.
Si es que el alma, en determinada vida (porque alguna vida contiene la
etapa crítica), es el factor dominante, y la personalidad desde ese momento
es la servidora del alma. b.
Si el plano astral ya no es el plano de la ilusión, puede convertirse
en el campo de servicio. [e176] c.
Si el hombre puede llegar a colaborar activamente con la Jerarquía, es
capaz de crear y manejar materia mental y desarrollar así los propósitos de
la Mente Universal, que son inspirados por el amor infinito e ilimitado y es
expresión de la Vida Una. Éste
es el punto crucial de toda la situación, y cuando el hombre ha dominado las
fuerzas que se le oponen, está preparado para la segunda iniciación, que
indica la liberación del alma de la prisión del cuerpo astral. Desde ese
momento el alma utilizará el cuerpo astral y moldeará el deseo de acuerdo al
propósito divino. Es
de valor que el estudiante sepa dónde se encuentra y cuál es su problema
específico. El hombre común está aprendiendo a controlar el cuerpo físico y a
organizar su vida en el plano físico. El estudiante en el sendero de probación
está aprendiendo una lección similar respecto a su cuerpo astral, su enfoque,
deseos y trabajo. El estudiante en el sendero del discipulado aceptado debe
demostrar este control, empezando por disciplinar la naturaleza mental y
actuar conscientemente en el cuerpo mental. [i238] El trabajo del iniciado y el del
adepto se desarrollan mediante tales realizaciones y no es necesario
tratarlas aquí. La
batalla se prolonga sobre una serie de vidas, pero en cierta vida alcanza un
punto crítico: se hace la última tentativa y Arjuna triunfa en la lucha, pero
únicamente dejando a Krishna asumir las riendas del control, aprendiendo a
dominar la mente y revelando la forma de Dios. Distinguiendo entre el alma y
la forma y la visión de la gloria perfecta que puede irradiar de las formas
"habitadas por Dios", aprende a elegir el camino de la luz y a ver
su propia forma y todas las formas, como custodios de la luz. Así emprende el
trabajo de convertir el cuerpo astral en un simple reflector de esa luz y, por
medio del apaciguamiento del deseo, mediante la subyugación de los
"Agnisuryas", que constituyen su cuerpo astral y son la sustancia
viviente del plano astral, aprende a actuar como adepto en ese plano, a
penetrarlo a través de su ilusión y a ver la vida tal como es. Hablando
simbólicamente, la sustancia del plano astral está animada por tres tipos de
fuerza divina, que al unirse producen la gran ilusión, y son: Primero,
la fuerza del deseo egoísta. Esta energía involutiva desempeña un papel
importante en la evolución, porque el egoísmo es la cuna de las almas
infantiles. De allí que el aspirante no se somete al mismo. Segundo,
la fuerza del temor. Es producto de la ignorancia, y en sus etapas iniciales
no es el producto del pensar erróneo. Es [e177] fundamentalmente instintiva y
predomina en el reino animal, que no es mental, así como también en el reino
humano. Pero en el reino humano, su poder es aumentado en forma intensa
mediante los poderes de la mente, y por el recuerdo de dolores y rencores pasados
y el presentimiento de quienes podemos ver con anticipación, el poder del
temor se agrava enormemente debido a la forma mental construida con nuestros
temores y [i239] fobias individuales. Esta forma mental
acrecienta su poder, y llega a dominarnos, a medida que le prestamos
atención, pues "la energía sigue al pensamiento". Las personas de
segundo rayo están especialmente sujetas a esto y para la mayoría de ellas
constituye el "morador en el umbral", así como la ambición y el
amor al poder, respaldado por el deseo frenético e inescrupuloso, constituyen
el "Morador" para las personas de primer rayo. La forma mental
cristalizada de la realización intelectual con fines egoístas y la aplicación
del conocimiento con objetivos personales, permanecen delante del portal del
sendero en la persona de tercer rayo, y a no ser que sean desbaratadas y
destruidas, la dominará y convertirá en mago negro. A
menudo se ha dicho que el temor es una ilusión. Sin embargo, esta afirmación
no sirve de ayuda, sólo es una generalización admisible y muy difícil de
aplicar individualmente. Los temores a que están sujetos los aspirantes
(obsérvese cómo está expresado) rara vez son de naturaleza egoísta, excepto
cuando el sufrimiento los ha obligado a retroceder ante una situación
desafortunada. Sus temores giran alrededor de un aparente amor por los seres
queridos. No obstante, todo discípulo debería formularse a sí mismo esta
pregunta muy práctica: ¿Cuántas horas de angustia han sido empleadas en
hechos y acontecimientos tangibles y cuántas en presentimientos ilusorios, en
dudas e interrogantes, basados en algo que nunca sucedió? Quisiera señalar a
mis hermanos que es necesario hacer dos cosas: Meditar sobre la verdad en la vida diaria, usando
como pensamiento simiente el concepto de la
verdad practicada y vivida; les sugiero que aprendan de memoria y
utilicen la siguiente fórmula o plegaria, todas las veces que se vean
arrastrados por ilusorios temores e innecesarios presentimientos: "Que la realidad rija todos mis
pensamientos, y la verdad predomine en mi vida." Repitan
esto para sí, constantemente, todas las veces [i240] necesarias, obligando a la mente
a poner atención sobre la significación de estas palabras. Sugiero
también practicar el sentido común y cultivar esa actitud mental que se niega
a aumentar los temores ilusorios. [e178] El temor es, con frecuencia, el
mayor obstáculo para el paso vital que debe darse en esta vida, pero quizás
sea demorado para otra, si no se aprovecha la debida oportunidad y se estimula
fuertemente la naturaleza volitiva. El
aspirante de primer rayo que no logra vencer a su Morador puede llegar a ser
un "destructor de almas", como se lo denomina, y ser condenado (hasta
aprender la lección) a trabajar con las fuerzas de la materia y con las
formas que mantienen a todas las almas aprisionadas. Éste es el significado
oculto de las mal interpretadas palabras, muerte y destrucción. El Demonio es
su gran prototipo. El
aspirante de segundo rayo que construye su Morador y le permite ejercer
control en forma continua y acrecentada, se convierte en "engañador de
almas". Es el verdadero Anticristo, y mediante falsas enseñanzas,
supuestos milagros y el hipnotismo y sugestión de las masas, tiende un velo
sobre el mundo y obliga a los hombres a caminar en la gran ilusión. Es
interesante observar que el trabajo del Demonio, el aprisionador de almas,
empieza a perder su poder, porque la raza está al borde de comprender que la verdadera
muerte es la inmersión en la forma, y que la materia es sólo parte del todo
divino. La forma mental de este "Morador en el Umbral" que la
humanidad ha construido durante millones de años, está en vísperas de ser
destruida. Pero el trabajo del Anticristo recién ahora está llegando a su
culminación, y la ilusión de las riquezas, posesiones y falsas enseñanzas,
dominará acrecentadamente, pero el período de engaño será más breve que el de
destrucción, porque todos estos factores actúan bajo sus propios ciclos y
tienen su propio flujo y reflujo. La
persona de tercer rayo que no destruye su [i241] "Morador" se convierte
en lo que se denomina "manipulador de almas", utilizando la mente
para destruir lo real y tiende un velo entre el hombre y la realidad. Debe
recordarse que ninguno de estos nombres y actividades se refieren al alma en
su propio plano, sino únicamente a las almas humanas encarnadas en el plano
físico. Es necesario subrayar esto, porque en su propio plano las almas de
los hombres se mantienen libres de ilusiones y no pueden ser destruidas,
engañadas ni manipuladas. Sólo "las almas aprisionadas" están
sujetas a las actividades de las fuerzas del mal, y esto durante cierto
período. El primer grupo, cuyo número es relativamente pequeño, actúa a
través de los gobiernos, de la política y de la interacción entre las
naciones. El grupo de segundo rayo que alucina y engaña, actúa mediante los
agentes religiosos, la Psicología de las masas y el incorrecto empleo y
aplicación de la devoción y las artes. Son los más numerosos. El tercer grupo
actúa principalmente a través de las relaciones comerciales, en el mundo [e179] de los
negocios y mediante el empleo del dinero, la concreción de prana o energía
universal y el símbolo externo del flujo y reflujo universal. Estos
pensamientos son sugestivos pero no vitales, porque se refieren a tendencias
cósmicas. Tercero,
la fuerza de la atracción sexual, la cual proviene del plano físico, y es el
retroceso de un tipo de energía involutiva en el sendero de retorno. Hablando
cósmicamente, se manifiesta como la fuerza atractiva entre espíritu y
materia; hablando espiritualmente, se demuestra como la actividad del alma
cuando trata de llevar al yo inferior a una plena realización. Hablando
físicamente, es el impulso de unirse el macho y la hembra para los propósitos
de la procreación. Cuando el hombre era puramente animal, esto no implicaba
pecado. Pero a este impulso se le agregó el deseo emocional y entonces se
infiltró el pecado; el propósito por el cual se manifestó el impulso fue
pervertido en la satisfacción del deseo. Ahora que la raza es más mental y la
fuerza de la mente se hace sentir [i242] en el cuerpo humano, existe una
situación aún más seria que sólo podrá resolverse sin peligro cuando el alma
asuma el control de su triple instrumento. Como
lo demuestra esta regla, la humanidad está ahora en el punto medio. El hombre
es arrastrado por el deseo egoísta y la ambición, porque todos tenemos
cualidades de primer rayo. Es torturado por el temor - el propio temor, temor
por la familia, los temores nacionales y raciales, porque todos oscilamos al
ritmo de segundo rayo. Es dominado por el sexo y el dinero, otra
manifestación de la energía de la materia, de allí el triple problema, y está
bien equipado para resolverlo mediante su triple vehículo y las triples
potencias de su alma divina. Terminaremos esta instrucción con la frase: está
bien equipado para resolverlo. Podemos vencer la inercia mental y empezar a
actuar como almas, dominando nuestro medio ambiente. El alma es omnisciente y
omnipotente.
Consideraremos
ahora las palabras "el flujo y el reflujo de las aguas". Al
comprender la ley de los ciclos, adquirimos conocimiento de las leyes
fundamentales de la evolución y llegamos a darnos cuenta del trabajo rítmico
de la creación. Incidentalmente logramos también equilibrio a medida que
estudiamos los impulsos de nuestra propia vida, porque también tienen su
flujo y reflujo, alternando entre períodos de luz y de oscuridad. Podemos
observar diariamente este acontecimiento simbólico cuando la parte del mundo
en que vivimos entra en la clara luz [e180] del sol, y luego vuelve a la
oscuridad restauradora de la noche. Nuestra misma familiaridad con este
fenómeno nos hace perder de vista su significado simbólico y también olvidar
que bajo la gran ley, los períodos de luz y sombra, de bien y mal, de
inmersión y surgimiento, de progreso hacia la iluminación [i243] y retroceso
hacia la oscuridad, caracterizan el crecimiento de todas las formas,
distinguen el desarrollo de razas y naciones y constituyen el problema del
aspirante, que se forja la imagen de que camina en una condición
constantemente iluminada, dejando atrás todos los lugares oscuros. En
estas instrucciones, no me es posible tratar el flujo y el reflujo de la vida
divina, al manifestarse en los distintos reinos de la naturaleza y a través
del crecimiento evolutivo de la humanidad, por la experiencia adquirida de
las razas, naciones y familias. No obstante, procuro extenderme sobre la
experiencia cíclica de un alma en encarnación, indicando el aparente flujo y
reflujo de su desenvolvimiento. El
ciclo más destacado para toda alma consiste en encarnar y regresar al centro
de donde partió. Según el punto de vista, así será la comprensión de este
flujo y reflujo. Esotéricamente se puede considerar que unas almas
"buscan la luz de la experiencia", por lo tanto van hacia la
expresión física; otras "buscan la luz de la comprensión", y por consiguiente
vuelven del reino del esfuerzo humano para forjar su camino internamente
hacia la conciencia del alma, y así llegar a ser "moradores en la luz
eterna". Sin apreciar la significación de los términos, los psicólogos
han presentido estos ciclos, y a ciertos tipos los denominaron extrovertidos
o introvertidos. Marcan el flujo y reflujo en la experiencia individual, y
son la analogía de la pequeña vida con los grandes ciclos del alma. Estas
entradas y salidas de la trama de la existencia encarnada, constituyen los
ciclos mayores de cualquier alma individual, y un estudio de los tipos de
pralaya tratados en La Doctrina Secreta
y en Tratado sobre Fuego Cósmico,
sería de real valor para el estudiante. Existe
también un flujo y reflujo en la experiencia del alma, en cualquier plano, y
esto abarcará muchas vidas en las primeras etapas de desarrollo. Por lo
general [i244] su expresión es extrema. Un estudio del
flujo y reflujo racial aclarará esto. En los días lemurianos el
"flujo" o ciclo de exteriorización, se consumaba en el plano
físico, y el "reflujo" llevaba el aspecto vida de vuelta al alma, y
no había ningún flujo o reflujo secundario en los planos astrales o mentales. Posteriormente,
la marea irrumpió en las costas del plano astral, si bien incluía lo físico
en menor grado. El flujo se dirigió hacia la vida emocional, y al regresar al
centro no tuvo en [e181] cuenta la vida mental. Esto
ocurrió en el punto culminante para la humanidad en la época Atlante y
también hoy atañe a muchos. En la actualidad el flujo y reflujo es cada vez
más incluyente y la experiencia mental desempeña su parte, de modo que los
tres aspectos son arrastrados por la vida del alma, los cuales están
incluidos en la energía saliente del alma que va encarnando, y durante muchas
vidas y series de vidas esta fuerza cíclica se agota a sí misma. En el
aspirante surge una comprensión de lo que ocurre y en él se despierta el
deseo de controlar conscientemente este flujo y reflujo (para expresarlo en
palabras más sencillas), o dirigir las fuerzas de la energía saliente en
cualquier dirección que elija, o se retire a su centro a voluntad. Trata de
detener el proceso que lo llevará a reencarnar sin tener un propósito
consciente; se niega a ver que la marea de su vida se estrella contra las
esferas mentales y emocionales de la existencia, y que esa vida se retira sin
su consciente voluntad. Se encuentra en el punto medio y quiere controlar sus
propios ciclos, el "flujo o reflujo" tal como él lo determine. Con
propósito consciente ansía caminar en los lugares oscuros de la existencia
encarnada y con un propósito análogamente consciente trata de retirarse a su
propio centro. Así se convierte en aspirante. La
vida del aspirante comienza repitiendo los ciclos anteriores. Repentinamente
es estimulado por la naturaleza física y arrastrado violentamente por
antiguos deseos y ambiciones. [i245] A esto puede seguirle un ciclo en
que es consciente de que la energía vital se escapa del cuerpo físico,
desvitalizándose por no prestarle atención. Esto explica muchas enfermedades
y la falta de vitalidad de gran parte de nuestros más caros servidores. El
mismo proceso puede afectar al cuerpo emocional, y períodos de exaltación y
de elevada aspiración, alternan con períodos de profunda depresión y falta de
interés. El flujo puede pasar al cuerpo mental y producir un ciclo de intensa
actividad mental. El constante estudio, la profunda reflexión, la penetrante
investigación y un firme impulso intelectual, caracterizarán la mente del
aspirante. A esto puede seguirle un ciclo de desagrado para el estudio, y la
mente parece estar totalmente hueca e inerte. Cuesta pensar, y la futileza de
las fases reflexivas asaltan a la mente. El aspirante decide que ser es mejor que hacer, y se pregunta: ¿"Podrá vivir este cuerpo?" y no
desea verlo revitalizado. Todos
los verdaderos buscadores de la verdad son conscientes de esta experiencia
inestable y la consideran frecuentemente un pecado o una condición contra la
cual deben luchar vigorosamente. Entonces es el momento de comprender que
"el punto medio, que no es seco ni húmedo, deberá ser el lugar donde él
asiente sus pies". [e182] Ésta es una forma simbólica de
decirle que debe comprender dos cosas: 1.
Que los estados sentimentales son completamente insustanciales y no indican
el estado del alma. El aspirante debe centralizarse en la conciencia del
alma, no dejarse influir por las alternativas a que parece estar sujeto, sino
simplemente "mantenerse en el ser espiritual", y "habiendo
hecho todo esto, permanecer allí". 2.
Que el logro del equilibrio sólo es posible donde han regido las
alternativas, y que el flujo y reflujo cíclico continuará, mientras la [i246] atención del
alma fluctúe entre uno u otro aspecto de la forma y el verdadero hombre
espiritual. El
ideal sería lograr conscientemente este control, de modo que el hombre pueda
a voluntad enfocarse en la conciencia de su alma o en su aspecto forma - el
acto de enfocar la atención se lleva a cabo mediante un objetivo conocido y
específico que necesita esta centralización. Más
adelante, cuando las palabras del gran Instructor cristiano tengan
significación, él podrá decir si tiene importancia "estar dentro de, o
fuera del cuerpo". El acto de servicio determinará el punto de concentración
del yo, pero será el mismo yo, liberado temporariamente de la conciencia de
la forma, o sumergido en la forma para poder actuar en los diferentes
aspectos del todo divino. El hombre espiritual trata de llevar a cabo el plan
en la naturaleza e identificarse con la mente divina. Retirándose al punto
medio, procura percibir su divinidad y luego, habiéndolo logrado, se enfoca
en su forma mental, poniéndose en relación con la Mente Universal. Soporta
restricciones para que, mediante ellas, pueda saber y servir. Trata de
alcanzar los corazones de los hombres y llevarles "inspiración"
desde las profundidades del corazón del ser espiritual. Nuevamente afirma el
hecho de su divinidad y mediante una temporaria identificación con su cuerpo
de percepción sensoria, sentimiento y emoción, se unifica con el mecanismo
sensible de la divina manifestación, que lleva el amor de Dios a todas las
formas del plano físico. Procura
así ayudar en la materialización del plan divino, en el mundo físico. Sabe
que todas las formas son producidas por las energías correctamente utilizadas
y dirigidas. Conociendo plenamente su calidad de hijo divino y la potencia
implicada en el reconocimiento mental de ese término, enfoca sus fuerzas en
el cuerpo vital y se convierte en punto focal para la trasmisión de energía
divina y, por consiguiente, en un constructor [i247] unificado con las energías
constructivas del Cosmos. Lleva la energía [e183] del pensamiento iluminado y el
deseo santificado al cuerpo etérico, trabajando así con devoción inteligente. Me
han pedido una definición más clara del "punto medio". Para
el probacionista el plano
emocional, el Kurukshetra plano de la ilusión, es donde la tierra (naturaleza
física) y el agua (naturaleza emocional) se unen. Para
el discípulo, es el plano mental,
donde la forma y el alma establecen contacto y es posible la gran transición.
Para el discípulo avanzado y el iniciado, el punto medio es el cuerpo causal,
el karana sarira, el cuerpo espiritual del alma, manteniéndose como
intermediario entre espíritu y materia, vida y forma, mónada y personalidad. Esto
puede también ser explicado y comprendido en términos de centros. Todo
estudiante sabe que existen dos centros en la cabeza. Uno se encuentra entre
las cejas y tiene el cuerpo pituitario como su manifestación objetiva. El
otro está en la región superior de la cabeza y tiene la glándula pineal como
su aspecto concreto. El místico puro tiene centrada la conciencia en la parte
superior de la cabeza, casi totalmente en el cuerpo etérico. El hombre mundano
avanzado está centrado en la región de la glándula pituitaria. Cuando por
medio del desenvolvimiento y el conocimiento esotéricos, se establece la
relación entre la personalidad y el alma, existe un punto medio en el centro
de la cabeza, el campo magnético llamado la "luz en la cabeza", y
es allí donde se sitúa el aspirante. Este punto es de importancia vital. No
es terreno, ni físico, ni acuoso, ni emocional. Se lo podría considerar como
el cuerpo vital o etérico, que ha llegado a ser la esfera de servicio
consciente y de control dirigido, donde se utiliza la fuerza para fines
específicos. Allí
se sitúa el mago, y [i248] mediante su cuerpo de fuerza o
energía, lleva a cabo el trabajo creador mágico. Esta
regla contiene un punto muy abstracto, pero se puede aclarar si se estudian
con cuidado sus palabras. Al final de la regla se dice que donde se unen
"el agua, la tierra y el aire", allí es el lugar en que debe
hacerse el trabajo mágico. Es curioso, pero en estas frases se omite la idea de
ubicación y sólo se considera el factor tiempo. El
aire es el símbolo del vehículo búdico, el plano del amor espiritual, y
cuando los tres enumerados anteriormente se unen en su aspecto energía,
indican un enfoque en la conciencia del alma y una centralización del hombre
en el cuerpo espiritual. Desde ese punto de poder, fuera de la forma, desde
la esfera central de unificación y desde el punto enfocado en ese círculo de [e184] conciencia,
el hombre espiritual proyecta su conciencia en el punto medio, dentro de la
cavidad cerebral, donde debe desarrollarse el trabajo mágico respecto al
plano físico. Esta capacidad de proyectar la conciencia desde el plano de
realización del alma hacia el trabajo mágico creador, en los subplanos
etéricos, se hace posible a medida que el estudiante desarrolla en la
meditación la facilidad de enfocar la atención en uno de los centros del
cuerpo. Esto se lleva a cabo por intermedio de los centros de fuerza en el
cuerpo etérico. Paulatinamente alcanza esa plasticidad y fluidez de la
conciencia autodirigida que le permitirá valerse de los centros como el
músico utiliza las siete notas musicales. Cuando ha logrado esto, puede
empezar a entrenarse para alcanzar un enfoque más amplio y extenso y debe
aprender a retirar su conciencia no sólo del cerebro sino del alma en su
propio plano, y desde allí redirigir sus energías para efectuar el trabajo
mágico del alma. El
secreto fundamental de los ciclos reside en este retiro y en el consiguiente
reenfoque de la atención; [i249] debe recordarse respecto a esto,
que la ley básica subyacente de todo trabajo mágico es que la "energía
sigue al pensamiento". Si los aspirantes recordaran esto atravesarían
sus períodos estériles con mayor facilidad y serían conscientes del propósito
subyacente. Aquí
se podría preguntar, ¿cuáles son los peligros en este punto medio? Los
peligros de una fluctuación demasiado violenta entre la tierra y el agua o
entre la respuesta emocional a la vida y la verdad, o sea la vida en el plano
físico. Algunos aspirantes son demasiado emocionales en sus reacciones y
otros demasiado materialistas. El efecto de esto se siente en el punto medio
y produce una violenta inestabilidad, inestabilidad que tiene un efecto
directo en el centro plexo solar, el "punto medio" en los
primitivos tiempos Atlantes, y aún ahora en los procesos de trasmutación de la aspirante personalidad. Trasmuta y trasmite las energías del centro sacro y
del centro en la base de la columna vertebral, y es el lugar de distribución
de todas las energías enfocadas en los centros abajo del diafragma. Los
peligros derivan de la prematura e incontrolada afluencia de energía
espiritual pura al mecanismo de la personalidad. Dicha fuerza espiritual vital
penetra por la abertura craneana y afluye a los centros de la cabeza. De allí
sigue la línea de menor resistencia, determinada por las tendencias diarias
de la vida reflexiva del aspirante. Otro
peligro bastante grande resulta de unir la tierra con el agua, literalmente
hablando. Se demuestra como la afluencia, en la conciencia cerebral (el
aspecto tierra), de los conocimientos [e185] del plano astral. Una de las
primeras cosas que percibe el aspirante es cierta tendencia al psiquismo
inferior. Es una reacción del centro plexo solar. Pero este punto medio puede
utilizarse como "trampolín" para el mundo de los fenómenos
astrales, lo cual producirá la "muerte por ahogo", [i250] porque la
vida espiritual del aspirante puede ser inundada y completamente sumergida en
los intereses de las experiencias psíquicas inferiores. Es aquí donde muchos
aspirantes dignos se extravían - podrá ser temporalmente, pero los momentos
son tan críticos que es deplorable perder tiempo en experimentos inútiles y
retroceder en el sendero elegido. Una
clave del significado de estas palabras se encuentra en el reconocimiento del
siguiente hecho oculto. El lugar donde se encuentra la tierra y el agua es el
centro plexo solar. El sitio donde se unen el agua, la tierra y el aire, está
en la cabeza. La tierra es el símbolo de la vida del plano físico y de la
forma exotérica. El agua es el símbolo de la naturaleza emocional. Desde el
gran centro de la vida de la personalidad, el plexo solar, se rige y
administra la vida. Cuando el centro de dirección reside abajo del diafragma,
no es posible la magia. El alma animal controla y el alma espiritual está
obligadamente pasiva. El aire es el símbolo de la vida superior, donde domina
el principio crístico, se experimenta la liberación y llega el alma a su
plena expresión. Es el símbolo del plano búdico, como el agua lo es del
emocional. Cuando la vida de la personalidad asciende al cielo y la vida del
alma desciende a la tierra, allí se halla el lugar de encuentro, y allí es
posible el trabajo mágico trascendental. Este
lugar de encuentro es el sitio del fuego, el plano de la mente. El fuego es
el símbolo del intelecto y todo trabajo mágico es un proceso inteligente
llevado a cabo por la fuerza del alma y por el uso de la mente. Para hacerse
sentir en el plano físico se requiere un cerebro receptivo a los impulsos
superiores, que pueda ser impresionado por el alma, utilizando
"chitta" o sustancia mental, para crear las formas mentales
necesarias y así expresar las ideas y propósitos de la inteligente y amorosa
alma. Éstos son reconocidos por el cerebro y [i251] fotografiados sobre los
"aires vitales" que se hallan en la cavidad cerebral. Cuando dichos
aires vitales pueden ser percibidos por el mago en meditación y las formas
mentales plasmadas en este reflejo en miniatura de la luz astral, entonces
empieza a hacerse sentir el verdadero poder de la magia. El cerebro ha
"oído" ocultamente los mandatos e instrucciones de la mente a
medida que retransmite los mandatos del alma. Los aires vitales son
arrastrados a una actividad constructora de formas; de igual modo que su
analogía superior, las "modificaciones del principio pensante, la
materia mental" (como lo denomina Patanjali) son impulsados hacia una
análoga actividad de [e186] construcción de formas. Éstos
pueden ser observados internamente por el hombre que trata de efectuar el
trabajo mágico; parte del éxito depende de su capacidad para registrar
impresiones exactas y ver con claridad las formas del proceso de la magia que él está tratando de demostrar
como trabajo mágico en el mundo externo. Por
lo tanto, podría decirse que existen tres etapas en el proceso de construir
formas. Primero, el alma u hombre espiritual, centrado en la conciencia del
alma y actuando en "el lugar secreto del Altísimo", visualiza el
trabajo a realizar. Esto no es un acto consecutivo, sino que el trabajo de la
magia, terminado y completo, es
visualizado mediante un proceso que no involucra en absoluto el elemento tiempo
o conceptos espaciales. Segundo, la mente responde al alma (recordándole el
trabajo que debe realizar), y por medio de esta impresión, es llevada a la
actividad la construcción de formas. De acuerdo con la lucidez y la
iluminación de la materia mental, así será la respuesta a la impresión. Si la
mente es un verdadero reflector y receptor de la impresión del alma, la
correspondiente forma mental será exactamente igual a su prototipo. Si no lo
es (como generalmente sucede en las primeras etapas del trabajo), entonces la
forma mental creada será incorrecta y estará deformada, desequilibrada y
"fuera de perspectiva". Por
medio de la meditación se aprende el trabajo exacto de recepción [i252] y de correcta
construcción; de allí proviene el énfasis que todas las verdaderas escuelas
de entrenamiento esotérico ponen sobre la mente enfocada, la capacidad de
visualizar, la habilidad para la construcción de formas mentales y la
captación exacta de la intención egoica. De aquí también la necesidad de que
el mago comience el trabajo práctico de la magia, utilizándose a sí mismo
como sujeto de experimento mágico. Así empieza a captar la visión del hombre
espiritual, tal como él es en esencia.
Se da cuenta de las virtudes y de las reacciones que ese hombre espiritual
debe evidenciar en la vida del plano físico. Construye una forma mental de sí
mismo como hombre ideal, el verdadero servidor, el maestro perfecto.
Gradualmente coordina sus fuerzas para que el poder de ser lo que es en la
realidad externa, empiece a tomar forma, de manera que todos los hombres la
vean. Su mente crea un molde que es una réplica exacta del prototipo que
moldea al hombre inferior y lo fuerza a estar de acuerdo con el ideal. A
medida que perfecciona su técnica adquiere un poder que trasmuta y trasforma, actuando sobre las energías que
constituyen su naturaleza inferior, hasta subordinarlo todo y llegar a ser en
la práctica lo que es esotérica y esencialmente. Cuando esto acontece,
empieza a interesarse por el [e187] trabajo mágico en el que deben
participar todas las verdaderas almas. Entonces
se manifiesta el tercer aspecto del proceso de construcción de formas, el
cerebro se sincroniza con la mente y la mente con el alma, y se percibe el
plan. Los aires vitales en la cabeza se modifican y responden a la fuerza del
trabajo mágico constructor. Entonces en el lugar de la actividad cerebral
está la forma mental, como resultado de las dos actividades previas, y se
convierte en un centro de enfoque para el alma y en un punto a través del
cual puede fluir la energía para la realización del trabajo mágico. Este
trabajo mágico llevado a cabo bajo la dirección del alma (inspirando a la
mente, que a su vez impresiona al cerebro) conduce entonces (como resultado
de esta triple actividad coordinada) a la creación de una forma [i253] o centro de
enfoque dentro de la cabeza del mago. La energía que fluye a través de este
punto focal, actúa mediante tres agentes distribuidores, y por eso los tres
están involucrados en todo trabajo mágico. 1.
El ojo derecho, a través del cual la energía vital del espíritu puede
expresarse. 2.
El centro laríngeo, a través del cual el Verbo, el segundo aspecto o
alma, se expresa. 3.
Las manos, mediante las cuales actúa la energía creadora del tercer
aspecto. "El
Mago Blanco" trabaja "con los ojos abiertos, la voz que proclama y
las manos que otorgan". Estos
puntos son únicamente de interés técnico para el trabajador experimentado en
magia, pero sólo de interés simbólico para los aspirantes, a quienes se les
ha destinado estos escritos. Que
la visión interna sea nuestra, que el ojo perciba claramente la gloria del
Señor, que la voz hable únicamente para bendecir y que las manos se utilicen
sólo para ayudar, esto bien puede ser la plegaria de cada uno de nosotros. |
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Última Modificación, 21
Noviembre 2006
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