Los Rayos y las Iniciaciones - Regla III

      


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PRIMERA PARTE

CATORCE REGLAS PARA LA INICIACIÓN GRUPAL

REGLA III

 

     [e67] En esta regla continúa el tema de la anterior y con frases concisas y simbólicas se imparten instrucciones sobre la Ciencia de Invocación y Evocación y su significativo ritual o programa.

     Dicho programa es, en realidad, la expresión o formulación humana de la Ciencia del Sonido, en lo que el Sonido puede -hasta ahora- afectar a la humanidad y a los asuntos humanos. Recuerden mi anterior enseñanza acerca de la Palabra; recuerden también que el Sonido es el sonido o nota de la Vida Misma, personificando su impulso dinámico, su poder creador y su respuesta sensible a todos los contactos.

Regla Tres

Dual es el movimiento hacia adelante. El Portal queda atrás. Esto es un acontecimiento pretérito. Que surja el grito invocador [i68] desde el profundo centro de la clara y fría luz del grupo. Que evoque respuesta del lejano y brillante centro. Cuando la demanda y la respuesta se pierden en un gran Sonido, que salga del desierto, abandone los mares y sepa que Dios es Fuego.

     Probablemente ésta sea una de las dos reglas más esotéricas que debe dominar el iniciado, ya sea como individuo o conjuntamente con el grupo. El grupo reconoce y actúa regido por la compenetrante influencia del propósito; el iniciado individual actúa con el plan. La expresión grupal, hasta donde es posible en un momento dado, en tiempo y espacio, está de acuerdo con la voluntad de Aquel en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, la Vida de todo lo que existe. El iniciado individual emplea la fuerza atractiva (que a menudo erróneamente denominamos amor) de esa Vida fundamental, con el propósito de reunir aquello que dará cuerpo a la formal y así manifestar la voluntad. El grupo puede responder y frecuentemente responde al "brillante centro" Shamballa, donde el iniciado por sí mismo y en su propia y esencial identidad no podría responder. El grupo debe proteger al individuo de la terrible potencia que emana de Shamballa, la cual debe ser aminorada para él, mediante el proceso de distribución, a fin de que su impacto no se centralice en algunos o en todos sus centros, compartiéndola todos los miembros del grupo. Aquí tenemos la clave del significado del trabajo grupal. Una de sus principales funciones consiste, esotéricamente hablando, en absorber, compartir, circular y luego distribuir energía.

     Este proceso de protección y distribución es una de las [e68] funciones llevadas a cabo durante las grandes reuniones en pleno, de la Jerarquía, bajo la égida de los tres Grandes Señores (el Manú, el Mahachoan y el Cristo), en ese elevado y sagrado valle de los Himalayas donde anualmente -después de la debida preparación- la Jerarquía hace contacto con Shamballa, estableciéndose entonces una relación entre "el brillante y viviente centro" y "el radiante y magnético centro", a fin de que "el pasivo y expectante centro" sea estimulado para seguir adelante en la escala evolutiva. Incluso la Jerarquía [i69] misma requiere la protección de todos sus miembros a fin de absorber correctamente las entrantes energías y luego distribuir sabiamente las fuerzas de la voluntad divina en los tres mundos, donde reside Su mayor responsabilidad. La enfocada voluntad de Dios, en sus implicaciones y aplicaciones inmediatas, constituye el punto de tensión desde el cual actúa Shamballa para lograr la fructificación final del Propósito divino.

     Existe una marcada diferencia entre Propósito y Voluntad muy sutil ciertamente, pero bien definida para el iniciado avanzado y, por lo tanto, aún en esto aparece la naturaleza dual de nuestra manifestación planetaria y nuestra Expresión solar. Miembros del Concilio de Shamballa reconocen esta diferencia y, en consecuencia, se dividen en dos grupos que, en antigua nomenclatura, se denominan Registradores del Propósito y Custodios de la Voluntad. La Voluntad es activa, el Propósito es pasivo, y espera los resultados de la actividad de la voluntad. Los Nirmanakayas o los Contemplativos planetarios y los Custodios del Plan son reflejos de ambos grupos en los círculos jerárquicos. La función de los Registradores del Propósito consiste en mantener abierto el canal entre nuestra Tierra, el planeta Venus y el Sol Central espiritual. La función de los Custodios de la Voluntad consiste en relacionar el Concilio, la Jerarquía y la Humanidad, creando así un básico triángulo de fuerza entre los tres principales centros de la vida planetaria, expresión superior (simbólica, si se quiere) de la estrella de seis puntas, formada por dos triángulos entrelazados. Una réplica de este fundamental triángulo y símbolo de energía, con su afluencia y distribución, lo tenemos en la relación entre los tres centros superiores del ser humano -coronario, cardíaco y laríngeo- y los tres centros inferiores -plexo solar, sacro y base de la columna vertebral. Podemos observar también que la Ciencia de Invocación y Evocación sigue simbólicamente líneas evolutivas. Cuando el hombre sabe que él es divino, debe reemplazar la adoración, actitud del místico, por la Invocación. Dicha revelación simbólica puede constatarse en la ascensión de las tres energías inferiores hasta las tres superiores y su respuesta evocadora, produciendo [i70] así una eventual unidad en el punto de tensión. Me doy cuenta que esto no es fácil de [e69] comprender porque encierra verdades que difícilmente podrá captar el discípulo. Pero cada uno de ustedes las captará y dominará a medida que recorren el Sendero del Discipulado y se someten al necesario entrenamiento para la iniciación. También serán dominadas posteriormente, en el actual siglo y a principio del siguiente, por una humanidad que va en rápida evolución, demostrando que la iniciación del momento se convertirá con el tiempo en una pretérita realización de las masas. Más adelante esta ponderable liberación aparecerá como resultado definido de la guerra. La Carta del Atlántico y las Cuatro Libertades, formuladas durante la tensión producida por la presión y agonía mundiales, son reflejo de ello y encierran todo lo que el hombre común, de orientación materialista, puede captar de la actual voluntad de Shamballa, a medida que condiciona los planes de la Jerarquía y es impulsada por los Registradores del Propósito. Asimismo esta revelación constituye la medida de lo que ambos grupos de Custodios han podido impartir a las mejores intelectualidades humanas -el primer grupo se ocupó de los miembros avanzados de la Jerarquía, el segundo, de los iniciados y discípulos estrechamente relacionados con la humanidad.

     Nuevamente nos hallamos frente al hecho de que la Ciencia de Invocación y Evocación, de la que fundamentalmente se ocupa esta regla, constituye primordialmente una gran actividad científica, de la cual la moderna humanidad prácticamente nada sabe, pero está relacionada con el poder mental y la construcción de formas mentales. Únicamente los iniciados de grado muy superior -como los tres Grandes Señores- tienen el derecho de invocar solos y sin ningún agente protector, tal como lo sería un grupo, y la razón de ello estriba en que son miembros del Concilio de Shamballa e individualmente Registradores del Propósito. La aparición anual del Señor Buda constituye la demostración o símbolo externo del surgimiento de esta Ciencia de Invocación y Evocación, en la incipiente conciencia de la humanidad. La oración es la imperceptible, tenue e inadecuada expresión de ello; la afirmación de la divinidad, con el fin de obtener bienestar material, constituye una tergiversación de esta verdad, lo cual debe ser recordado. La significación verdadera de [i71] esta naciente ciencia reside en que las anteriores o primitivas etapas contienen el concepto simiente de la nueva religión mundial.

     En la gran invocación que he dado recientemente, la primera 1 ("que las Fuerzas de la Luz traigan iluminación a la humanidad. . . ") constituyó, de mi parte, un esfuerzo para poner en palabras la demanda invocadora del género humano y de los [e70] hombres y mujeres de buena voluntad. Su éxito indicó la fuerza de esa buena voluntad. La segunda 2 ("que surjan los Señores de la Liberación. . . "), en realidad, sólo pueden emplearla con cierta medida o esperanza de éxito, los aspirantes, discípulos e iniciados, y debido a ello no se popularizó mucho entre el público, aunque en realidad, era más poderosa y eficazmente potente. Sin embargo fue esencial que existiera una fusión de ambos grupos, antes de que el llamado invocador de toda la humanidad tuviera suficiente poder y eficacia para evocar respuesta.

     Antes de abocarnos al estudio de la Regla Tres, frase por frase, quisiera llamarles la atención acerca de la relación que existe entre ésta y la anterior, dada para aspirantes. El aspirante emite su llamado -a través del desierto, sobre los mares y a través de los fuegos. Su entera personalidad, integrada y orientada, está enfocada en un punto de tensión; luego emite su llamado (simbolizando la silenciosa expresión), el cual golpea contra el portal que en el primer caso lo separa de su alma, y en el segundo de la Jerarquía. El portal es sólo un símbolo de la separación; separa un lugar de otro, una esfera de actividad de otra y un estado de conciencia de otro. Fomenta en el aspirante un sentido de dualidad. Palabra descriptiva de la actitud mística. Dicha actitud abarca los conceptos de aquí y allá, de alma y cuerpo, de Dios y hombre, de Jerarquía y humanidad. Pero, la Regla Tres para iniciados demuestra que esta comprensión mística se desvanece finalmente, el sentido de separación desaparece y el portal queda atrás.

1. Dual es el movimiento hacia adelante. El Portal queda atrás. Esto es un acontecimiento pretérito.

     [i72] Lo primero que debemos observar es que tenemos aquí la definición de un iniciado. Aquel que, en su naturaleza dual (alma y personalidad), sigue adelante. La personalidad ya no constituye su punto de tensión. Ha fusionado y mezclado en sí mismo dos aspectos divinos, que ahora constituyen una unidad integrada. Dicha fusión produce su propio punto de tensión. Ha ido adelante a través del portal Nuevamente surge un punto de tensión en que se pronuncia una Palabra en respuesta al llamado invocador del nuevo iniciado. Una Palabra vuelve a él: Aceptado como grupo. Entonces, conjuntamente con el grupo, del cual es reconocido como parte, sigue adelante. Para el iniciado (como señalé anteriormente), el pasado ha quedado atrás: "Que no guarde recuerdos"; el presente encierra un punto de tensión; el futuro indica un movimiento hacia adelante desde ese punto de tensión, como resultado de su acción efectiva. El portal se cierra detrás del iniciado, quien ahora es un miembro aceptado de su grupo y, como reza en [e71] El Antiguo Comentario, "el sonido producido al cerrarse, anuncia al mundo observador que el iniciado ha entrado en el lugar secreto y que, para llegar hasta él, en su real sentido, el grupo debe también atravesar ese portal". Esto imparte la idea de autoiniciación individual, a la cual todos deben someterse, indicando también la soledad del iniciado, cuando sigue adelante. Aún no llega a comprender totalmente lo que el grupo capta; tampoco lo comprenden a él quienes están al otro lado del portal. Ha presentido durante un tiempo al grupo con el cual está ahora afiliado y es cada vez más consciente de su impersonalidad espiritual lo cual parece una especie de distanciamiento que de ningún modo nutre en él los elementos pertenecientes a la naturaleza de la personalidad, por lo tanto, sufre. Los que han que han quedado atrás, como parte de su antigua vida no pueden comprender su básica (aunque no desarrollada) impersonalidad. Esta actitud de parte de ellos evoca en él, cuando la siente, un resentimiento y crítica que le parecen incorrectos, siendo en dicha etapa imposible evitarlo, y aquellos a quienes criticó, tratan de destruirlo o (por lo menos) despreciarlo, e incomodarlo.

     En las primeras etapas se defiende de quienes han quedado [i73] atrás, retrotrayéndose en sí mismo; en un silencio innecesario y casi inoportuno. Aprende a penetrar en la conciencia de su nuevo grupo, realizando un arduo esfuerzo para desarrollar en sí mismo la capacidad del grupo de ser espiritualmente impersonal. Sabe que es algo que debe lograr y -a medida que lo logra- descubre que esa impersonalidad no está basada en la indiferencia o en la preocupación, como había creído, sino en la profunda comprensión, en el enfoque dinámico sobre el servicio mundial, en un sentido de proporción y en el desapego, que hace posible prestar la verdadera ayuda. De esta manera el portal y el pasado quedan atrás. San Pablo expresó esta idea cuando dijo: "Olvidando las cosas que quedan atrás, sigue adelante hacia la recompensa de tu elevado llamamiento en Cristo". Quisiera que observen la palabra "llamamiento".

2. Que surja el grito invocador desde el profundo centro de la clara y fría luz del grupo.

     No se trata aquí de la luz de la cabeza o la del alma, como la percibe la personalidad alineada y sintonizada. Eso también queda atrás, y el iniciado es consciente de la luz del ashrama y de la luz omnincluyente de la Jerarquía. Ambas son aspectos de la luz del alma, revelados por la luz individual de la cabeza. La luz del alma, de la cual fue consciente el iniciado desde el primer instante en que hizo contacto con el alma, durante intervalos que decrecen rápidamente, se va creando mediante la fusión de la luz del alma [e72] con la luz de la sustancia, siendo una inevitable y automática consecuencia de la purificación de los tres vehículos y de la meditación creadora. Las Sagradas Escrituras dicen que "en esa luz veremos la Luz", y es a esa Luz que me refiero -luz que únicamente puede percibirse cuando el portal se ha cerrado detrás del iniciado. Esa luz está compuesta por la luz de budi y la luz de atma, y son (interpretando esotéricamente los términos sánscritos) la luz de la razón pura, sublimación del intelecto, y la luz de la voluntad espiritual, revelación del propósito en desenvolvimiento La primera [i74] está enfocada en el ashrama, y la segunda en la totalidad de la Jerarquía; ambas son expresiones de la actividad de la Tríada espiritual.

     Si es posible, trataré de que me comprendan con toda claridad. Tenemos, por lo tanto, tres grandes luces, enfocadas en el plano mental, pues más allá de ese plano no se emplea el simbolismo de la luz; la divinidad se conoce como vida en lo que concierne a la mónada y su expresión, la Tríada espiritual. Finalmente todas las luces se enfocan en el plano mental:

1. La luz del alma y de la personalidad fusionadas.

2. La luz del grupo egoico que, al constituir un grupo reconocido en la conciencia del iniciado iluminado, se denomina ashrama, y corporifica la luz de budi o razón pura.

3. La luz de la Jerarquía como centro de radiación en el cuerpo planetario, corporifica la luz que produce la comprensión del plan y la cooperación con él y se obtiene mediante la identificación -en niveles mentales- con la voluntad espiritual.

     Estos tres aspectos de la luz pueden describirse como:

1. Luz arrojada hacia arriba. La luz menor desde el ángulo de la mónada.
2. Luz que refleja la Tríada espiritual sobre el plano mental
3. Luz enfocada, producida por la unión de las dos luces, la superior y la inferior.

     Éstas son analogías superiores del fulgor de la luz que surge en la cabeza, cuando la luz de la personalidad y la del alma hacen contacto.

     Más allá del plano mental, el impulso iniciático o énfasis, se aplica sobre el aspecto vida, sobre la energía dinámica y la causa de la manifestación, y dicho incentivo para el progreso no se basa en la revelación, que siempre es incidental a la luz o está relacionada con su significado. Luz y revelación son causa efecto. La futura revelación que todos los hombres esperar vendrá cuando los reajustes mundiales hayan [i75] alcanzado un punto determinado, y su objetivo será inculcar en la conciencia humana [e73] el significado y propósito de la vida; tendrá lugar mediante una serie de acontecimientos espirituales que se desarrollarán paulatinamente. No puedo ni debo aclarar más estas verdades, aunque estuvieran disponibles las palabras apropiadas para expresar lo que ni tenuemente pueden presentir aún los discípulos que han pasado la primera y segunda iniciaciones. Lo que sobrevendrá por esa serie de acontecimientos espirituales y la inevitable reacción sobre el cuerpo de la humanidad, de ninguna manera estará relacionado con la conciencia, con la revelación ni con la luz. Llegará para la humanidad, en un momento aún muy lejano, un período de comprensión, que constituirá un punto de tensión y de crisis. Tal comprensión resumirá, con una efectiva conciencia condicionadora, todo lo que la cualidad sensitiva ha impartido al género humano durante las épocas. Es la consumación de la actividad de la conciencia crística. a la cual se refiere la frase respecto al Cristo, que dice: "Verá los afanes de su alma y será satisfecho". Durante la crisis provocada por esa revelación, en su punto más elevado de tensión, la humanidad exclamará al unísono: "He aquí: todas las cosas sean hecho nuevas". Ésta es la apoteosis de la visión y el preludio del desenvolvimiento de ciertos poderes y capacidades en la conciencia general y masiva de la humanidad (que se logrará lentamente desde ese punto en el tiempo), de la cual la raza es hoy totalmente inconsciente. La revelación constituirá en el futuro inmediato el primer paso hacia el lejano punto mencionado, y su significado no será evidente para la actual generación ni siquiera para la siguiente; no obstante, será apreciada gradualmente a medida que la nueva religión mundial, con su énfasis puesto sobre la invocación de energías y la evocación de "vida más abundante". se vaya desarrollando y produzca su inevitable efecto. Los estudiantes harían bien en recordar que el resultado del impacto que la energía produce sobre las formas, depende de la cualidad de las formas que reciben la impresión. Este es un enunciado de a ley oculta.

     La necesidad de [i76] destruir las formas inadecuadas constituye uno de los propósitos que se hallan detrás del actual holocausto (segunda guerra mundial). Esta destrucción pudo haberse producido mediante un acto de Dios, por ejemplo una gran catástrofe natural o una epidemia universal, y esa fue la intención original. Sin embargo, la humanidad fue arrastrada por fuerzas que contenían en sí las simientes de la destrucción, porque en ella existía aquello que respondió a esas fuerzas. Por lo tanto se permitió que la Ley de Destrucción actuara por medio de la humanidad misma, y los hombres están destruyendo las formas a través de las cuales numerosos grupos actúan. Considerándolo desde el ángulo de la evolución esto es bueno y malo. Sin embargo, es un hecho que no [e74] puede contradecirse, por lo tanto, el problema que enfrentan Custodios de la Voluntad, que actúan a través de los Custodios del Plan, consiste en extraer el bien del mal que el hombre ha forjado y así engranar los acontecimientos con las cuestiones mayores

     Éste es uno de los actuales objetivos de la Jerarquía (escrito en abril de 1943) mientras se prepara para participar en los plenilunios de mayo y junio. ¿Podrán organizarse las fuerzas de tal manera, y las energías distribuirse en tal forma, que el bien, en su más plena medida, pueda ser evocado por la humanidad mediante la invocación emitida por Shamballa? Esta evocación, para un nuevo ciclo de contacto y liberación espirituales, ¿podrá ser lograda por la invocación de hombres y mujeres de buena voluntad? La voluntad al bien de las fuerzas espirituales y la buena voluntad de la humanidad, ¿podrán unirse y producir esas condiciones en que actuará el nuevo orden mundial? Éstas son las importantes preguntas que la Jerarquía está tratando de responder.

     Debe recordarse que la Ciencia de Invocación y Evocación constituye un esfuerzo recíproco. La humanidad no podría ser invocadora si la Jerarquía espiritual (incluyo en el término a Shamballa y a la Jerarquía planetaria) no evocara al espíritu del hombre. La demanda invocadora de la humanidad es evocada por la invocación o Sonido de las Jerarquías espirituales. Sin embargo, la responsabilidad del hombre consiste hoy en invocar a los Señores de la Liberación y al Espíritu de Paz. Estos seres tienen el poder de elevar a la humanidad una vez que la raza humana haya adoptado la correcta [i77] actitud, y en el tercer grado de la masonería corresponden al grupo que asciende al Maestro. Su respuesta al clamor de la humanidad depende en gran parte, aunque no totalmente, de la cualidad de ese clamor.

     Me pregunto si podría aclararles más el problema de la invocación, sugiriendo que las palabras "que surja el grito invocador desde el profundo centro de la clara y fría luz del grupo" tienen significado, tanto para el iniciado individual como para todos los grupos de discípulos y todos los ashramas. El empleo de las palabras "clara y fría luz" es profundamente simbólico. La claridad de esa luz indica la función del alma, pues su gran luz permite al iniciado ver la luz La frialdad de esa luz se refiere a la luz de la sustancia, que ni el deseo ni el ardor de la pasión pueden impartirle calor para que brille, pues ahora responde por fin, únicamente, a la luz del alma. Por lo tanto, es fría para todo lo que limita y obstaculiza y este estado de conciencia de la personalidad debe ser logrado en el propio centro del ser del hombre; allí la clara luz del alma y la fría luz de la personalidad se unen en el punto consciente más profundo de la naturaleza del discípulo, punto máximo de [e75] retiro (para lo cual todos los ejercicios de concentración y meditación han constituido la preparación científica). Luego, mediante la tensión producida, el grito invocador puede surgir con poder y eficacia. Lo mismo atañe al grupo del discípulo o a cualquier grupo de verdaderos aspirantes altruistas. Quizás llegue un momento en la vida del grupo, en que la fusionada fría luz de las personalidades contribuyentes y la clara luz de sus almas puedan funcionar en tal forma, que el unificado grito invocador evocará respuesta. Ese grito tendrá que ver siempre con el servicio altruista que presta el grupo -servicio que de acuerdo al Plan está tratando de prestar a la humanidad.

     A medida que estudiamos esta Regla Tres me doy cuenta de lo adecuado de sus palabras, en conexión con este particular ciclo histórico y en relación con las verdades que lentamente se van configurando en la conciencia de la humanidad. Nuevas verdades (quiero significar verdades nuevas para los pensadores preclaros, sólo [i78] percibidas tenuemente por los esoteristas avanzados) se hallan suspendidas sobre el horizonte de la mente humana. Se está preparando el terreno para sembrar esta nueva simiente y fijando la etapa para la entrada de los nuevos actores en el gran drama del despliegue de la revelación de la Deidad.

     El hombre está captando firmemente ciertos grandes conceptos. Grandes esperanzas toman forma y se convertirán en el diseño de la vida humana. Grandes conjeturas se trasformarán en teorías experimentales y posteriormente llegarán a ser hechos comprobados. Dos cosas están sucediendo detrás de esto: Los hombres reciben estímulo y son llevados a un punto de necesaria tensión que (como resultado de una crisis) debe poner a un gran avance en el Sendero de Evolución. Se está llevando a cabo un proceso de reorientación que oportunamente permitirá a la masa humana presentar un frente unido sobre los puntos de vista considerados hasta ahora como nebulosas visiones de los inteligentes y optimistas soñadores. Una gran conmoción y movimiento está en marcha. El mundo de los hombres se agita en respuesta a la afluencia de energía espiritual. Dicha energía ha sido evocada por la inconsciente e inaudible demanda de la propia humanidad. La humanidad -por primera vez en la historia- ha llegado a ser espiritualmente invocadora.

     Ahora consideraremos brevemente la naturaleza de lo que se está evocando, para obtener una vislumbre de la interrelación que existe entre los tres grandes centros planetarios: el humano, el jerárquico y Shamballa. Cada uno evoca al que actúa con menos o menor rapidez (si puedo aplicar estos términos tan inapropiados) e invoca al superior -aplicando también vocablos extremadamente [e76] engañosos; en la realidad de nuestro universo no existen superior ni inferior, mayor o menor. Sólo hay interpenetración de la sustancia, que es básicamente expresión de la materia, y su vitalización y organización en forma de expresión de la Realidad desconocida, Realidad esencial que denominamos espíritu o vida.

     Como resultado de la interrelación de ambos la humanidad aparece oportunamente en tiempo y espacio. La humanidad es el resultado de todas las formas subhumanas de expresión y de experiencia y de la actividad de Seres superhumanos. Estos seres [i79] superhumanos son el producto de sistemas evolutivos anteriores y constituyen en sí la suma total del gran Sacrificio Divino a medida se enfoca en nuestra vida planetaria. Debido a que han pasado todas las fases anteriores de la existencia y perfeccionado el aspecto conciencia en Sí Mismos, mediante la experiencia humana, trascendido todo lo que el hombre puede saber y todos los estados de conciencia con los cuales está familiarizado o lo estará e futuro; ahora están expresando una fase de la divinidad de la cual el hombre nada puede saber. Ellos VIVEN. Son la energía misma, y en Su totalidad forman el "lejano y brillante centro".

3. Que evoque respuesta del lejano y brillante centro.

    A dicho centro damos el nombre de Shamballa. Las letra lo componen son, numéricamente las siguientes: S.H.A.M.B.A.L.L.A. o 1.8.1.4.2.1.3.3.1. La palabra es igual al número 24, que a su vez es igual a 6. Llamaré la atención sobre el hecho de que la palabra contiene nueve letras y, como saben, el nueve es el número de la iniciación. La meta de todo proceso iniciático consiste en permitir al género humano comprender la voluntad o propósito de la Deidad e identificarse con ella. El 6 es el número de la forma o manifestación, siendo el agente o medio a través del cual llega dicha comprensión, y por su intermedio se desenvuelve la conciencia a fin de llegar a ser la base del proceso superior instituido en la tercera iniciación. Iniciación que está estrechamente vinculada con el tercer centro mayor, Shamballa. Es el tercero desde el ángulo de la percepción y comprensión del hombre, pero el primero desde el ángulo de la Deidad Misma. Nuevamente, siendo el 6 el número del sexto rayo, es, por lo tanto, el número del idealismo y de esa fuerza impulsora que hace ir adelante a la humanidad en el sendero, la cual respondiendo a la visión, se esfuerza por ascender hacia la luz. En realidad es devoción a una meta invisible, que está perennemente adelante, y a un indesviable reconocimiento del objetivo. Como toda cualidad divina, tiene análogamente su contraparte material, por eso el 666 es considerado el número de la Bestia o materialismo, el número que [i80] predomina en los tres mundos antes del proceso de reorientación y expresión del [e77] idealismo y propósito desarrollados. El tercer aspecto se expresa por medio de un extremo materialismo, de allí los tres seis. Un antiguo libro sobre la ciencia de los números describe al iniciado como "el que experimentó y expresó el 666 y halló que era cero; descartó un 6 y se convirtió en 66 y así se encontró en el CAMINO; luego descartó nuevamente un 6 y se convirtió en el 6 perfecto -la forma, instrumento y expresión del espíritu".

    El número 24 es muy interesante, pues expresa el 12 doble el zodíaco mayor y menor. Así como el número 6 manifiesta espacio, el número 24 expresa tiempo, y es la clave del gran ciclo de la manifestación. Clave de toda apariencia o encarnación cíclica. Sus dos cifras definen el método de evolución; 2 es igual a la cualidad amor-sabiduría, actuando de acuerdo a la Ley de Atracción, y conduce al hombre de un punto de realización a otro; mientras que el 4 indica la técnica del conflicto y el logro de la armonía por medio de ese conflicto; el 4 es también el número de la Jerarquía humana "Y el dos es el número de la Jerarquía espiritual. Técnicamente hablando, hasta la tercera iniciación, el iniciado se "ocupa de la relación entre el 2 y el 4; cuando éstos están colocados uno al lado de otro significa relación, y cuando están colocados uno arriba del otro, el iniciado pasa del 4 al 2". Es innecesario decir que mucho más podría explicarse acerca de estos guarismos, pero lo antedicho es suficiente para demostrar la exactitud de la ciencia esotérica de los números -no la ciencia de los números tal como se la entiende hoy.

    Quisiera que observaran que la palabra "Shamballa" está compuesta de sonidos que pertenecen a la línea de voluntad, poder o energía de primer rayo de las nueve letras; seis pertenecen a la línea de fuerza de primer rayo, 1.1.1.3.3.1. -espíritu y materia, voluntad e inteligencia. El dos corresponde a la segunda línea de fuerza, 4 y 2. El número 8 inicia siempre un nuevo ciclo o continuación del número 7, número de la perfección relativa. Es el número de la conciencia crística; así como el 7 es el del hombre el 8 es el [i81] de la Jerarquía y el 9 el de la iniciación o de Shamballa. Recuerden que, desde el ángulo de la Jerarquía, la tercera iniciación es considerada como la primera gran iniciación.

    Estas observaciones preliminares están destinadas a impartir mucha información esotérica a quienes comprenden que los números dan la clave de la forma Y del propósito de la vida, velado por la forma. En la tercera iniciación mayor, la tercera planetaria (en realidad la primera iniciación solar), el discípulo liberado por primera vez -solo y sin ayuda- invoca al centro más elevado de nuestro planeta, Shamballa. Esto lo hace porque, por primera vez, consciente v comprensivamente, registra el aspecto vida (que [e78] su alma puso en actividad por medio de la forma) y vibra con la mónada. Dicho registro le permite hacer contacto con el "lejano y luminoso centro", fusionar su voluntad individual con la voluntad divina y colaborar con el aspecto propósito de la manifestación. Ha aprendido a actuar por medio de la forma; se ha dado cuenta, como alma, de la divina forma en sus muchos aspectos y diferenciaciones; comienza así a recorrer el camino del desarrollo superior, cuyo primer paso es el contacto con Shamballa, lo cual involucra la fusión de la voluntad de su yo y la voluntad superior con la Voluntad de Dios. .

    En la tercera iniciación permanece ante el Único Iniciador, el Señor del Mundo, y "ve brillar Su estrella", y oye el sonido que -citando El Antiguo Comentario:

"...surge desde ese punto central de poder, donde se unieron la sustancia y la vida externa, donde el espíritu lanzó reciamente el grito que impelió a la forma a satisfacer la necesidad superior; donde la energía surgió y se fusionó con la fuerza y (al fusionarse) por ese medio tuvo su origen la música dentro de la esfera de fusión y creación.

     El hombre sólo oye el sonido lejano, y no lo conoce por lo que es. El discípulo oye el sonido y ve su forma Quien permanece por tercera vez en la cima de la montaña oye una nota clara, [i82] sabe que es la suya, la nuestra, la vuestra y, sin embargo es una nota que nadie ha emitido".

4. Cuando la demanda y la respuesta se pierden en un gran sonido, que salga del desierto, abandone los mares y sepa que Dios es Fuego.

     Esto tiene más significación que su evidente significado. Superficialmente podría significar que al oír el sonido, el iniciado deja atrás la vida del desierto de la encarnación física, la vida emocional del plano astral, agitada e inestable como los mares y actúa en el plano de la mente, cuyo símbolo es el fuego. Lo antedicho es el significado más elemental y evidente. Debido a que este tomo del Tratado sobre los Siete Rayos ha sido para quienes poseen comprensión iniciática, esta evidente interpretación no les será satisfactoria. El significado debe ser más amplio y profundo. Las palabras "salga del desierto", son aplicables a toda la vida de la mónada encarnada en los tres mundos del esfuerzo y actividad humanas. "Abandone los mares", se refiere a que el iniciado debe abstenerse de toda experiencia sensual, porque, como he puntualizado, el estado de conciencia o percepción es superado cuando se pasan las iniciaciones superiores, siendo reemplazado por otro estado del ser, para el cual no [e79] tenemos una palabra apropiada para designarlo, excepto la inadecuada identificación. Este estado del ser es algo muy diferente del de la conciencia, tal como ustedes lo conocen. Por lo tanto, la frase significa (si es justificable el empleo de palabras tan engañosas) que el iniciado deja atrás la conciencia misma y trasciende los cinco mundos de la expresión de la vida; en la tercera iniciación el iniciado capta lo que significa cuando se dice que Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser (observen esta expresión) es Fuego. Desarrollé este tema en Tratado sobre Fuego Cósmico -libro que está fuera de la comprensión de todos, excepto de quienes poseen conciencia iniciática. El Fuego es la totalidad de aquello que destruye a la forma, produce la total pureza de lo que no es él, y genera el calor y la vitalidad misma detrás de todo crecimiento.

     [i83] La comprensión iniciática se logra por la súbita apreciación y captación del sonido, por el despertar del oído interno a la significación de la Voz, así como el discípulo despertó en la primer etapa a la significación de la visión. Por eso, en la tercera iniciación, el iniciado ve la estrella y oye el sonido. En las primeras dos iniciaciones ve la luz y oye la Palabra pero esto es algo distinto y constituye la analogía superior de la experiencia anterior. Evidentemente no puedo explayarme más sobre este tópico.

     Sin embargo, es esencial, que algún conocimiento empiece a llegar al público sobre el centro espiritual más elevado al cual como el Evangelio insinúa) el Cristo Mismo obedecía. Frecuentemente leemos en El Nuevo Testamento que "el Padre le habló", que "oyó una voz" y que el sello de la afirmación (como se lo denomina esotéricamente) le fue conferido. Sólo el Padre, el Logos planetario el Señor del Mundo, emite el sonido final de afirmación. Esto no se refiere -cuando ocurre- a las primeras iniciaciones, sino a las últimas. Existen cinco evidentes crisis de iniciación que conciernen al Maestro Jesús a medida que, paso a paso, repitió las cinco iniciaciones. Detrás de esta evidente y práctica enseñanza, existe una corriente o hilo oculto de la revelación superior. Concierne a las realizaciones del Cristo influyente cuando captó la Voz que se oye en la tercera, quinta, sexta y séptima iniciaciones. El Evangelio nos describe las cinco iniciaciones del Maestro Jesús, comenzando por la primera y terminando por la quinta. También nos da las iniciaciones de Cristo, comenzando por la segunda y terminando por la séptima. Esta última ha quedado incompleta, pues no se registró la Voz, debido a que en la Resurrección y en la Ascensión se dice que no se oyó el sonido afirmativo, el cual se oirá cuando Cristo concluya Su trabajo en Su segundo Advenimiento. Entonces la séptima gran iniciación, iniciación dual (amor-sabiduría en plena manifestación, [e80] motivados por el poder y la voluntad), culminará; Buda y Cristo unidos se presentarán ante el Señor del [i84] Mundo, unidos verán la gloria del Señor y unidos prestarán un Servicio superior cuya naturaleza y calidad nos son desconocidas.

     A este respecto es conveniente recordar que hay tres grandes energías enfocadas en Shamballa, el sitial del fuego:

1. La Energía Purificadora: El poder innato en el universo manifestado que, gradual y constantemente, adapta el aspecto sustancia a lo espiritual mediante un proceso que denominamos purificación, en lo que concierne a la humanidad. Involucra la eliminación de todo lo que impide la plena expresión de la naturaleza divina, y ello también se debe a la capacidad inherente o latente. Para que se realice, es necesario abandonar etapa tras etapa, ciclo tras ciclo, vida tras vida y un plano tras otro, todo lo que en la naturaleza forma tiende a velar u ocultar la gloria de Dios. Esencialmente es la energía que sustituye al mal por el bien. El pensamiento humano ha degradado este concepto de tal manera, que relaciona la purificación con los fenómenos físicos con la vida en el plano físico y con el idealismo egoísta, basado en gran parte en la idea del cuidado higiénico de la sustancia. El celibato obligatorio y el vegetarismo rígido son ejemplos conocidos, y estas disciplinas físicas ocupan el lugar de la emoción amorosa, claridad mental, iluminación intuitiva, y hacen que los pensamientos del aspirante se enfoquen hacia abajo, en la materia y no externamente hacia arriba, en la luz.

2. La Energía Destructora: Destrucción que elimina todas las formas que aprisionan la vida espiritual interna y ocultan la interna luz del alma. Dicha energía, por lo tanto, constituye uno de los principales aspectos de la naturaleza purificadora de la Vida divina, y por esta razón mencioné la purificación antes que la destrucción. Es el aspecto destructor de la vida misma, así como análogamente existe un agente destructor de la materia misma. Dos cosas deben tenerse presentes en conexión con el aspecto destructor de la Deidad y con los aspectos responsables de su aparición:

a. La actividad destructora es iniciada por la voluntad de Aquellos que constituyen el Concilio de Shamballa, los agentes encargados de poner las formas de los reinos subhumanos en línea con el [i85] propósito evolutivo. De acuerdo a la ley cíclica, esta energía destructora entra en actividad y destruye las formas de vida que impiden la divina expresión.

b. También es puesta en actividad por determinación de la humanidad, que -de acuerdo a la ley del Karma- convierte al hombre en amo de su propio destino, llevándolo a iniciar [e81] las causas que son responsables de los acontecimientos y consecuencias cíclicas, en los asuntos humanos.

Lógicamente existe una estrecha relación entre el primer Rayo de Voluntad o Poder, las energías concentradas en Shamballa y la Ley del Karma, particularmente respecto a su potencia planetaria y en relación con la humanidad avanzada. Es evidente por lo tanto, que cuanto más rápidamente se acerca el aspirante individual a la tercera iniciación, tanto más rápida y directamente se agotará el karma del individuo. Cuando se ha establecido la relación monádica se libera el aspecto destructor de la energía básica, destruyendo con premura todos los obstáculos, lo cual también atañe a toda la humanidad. Dos factores han precipitado subjetiva y espiritualmente la actual crisis mundial: El crecimiento y desarrollo de la familia humana y -como ya se ha dicho- la afluencia de fuerza proveniente de Shamballa en esta época particular, resultado de la ley kármica y de la planeada decisión del Gran Concilio.

3. La Energía Organizadora: Energía que puso en actividad a las Grandes Vidas de Rayo e inició el motivo y el impulso de aquello que produjo la manifestación. Así vinieron a la expresión las siete cualidades de rayo. La relación entre espíritu y materia produjo este proceso ordenado que, a su vez, cíclicamente y de acuerdo a la ley, crea el mundo manifestado, como campo de desarrollo del alma y zona donde se cumple el propósito divino por medio del plan. Nuevamente llamaré la atención acerca de la diferencia que existe entre propósito y plan. Este aspecto que emana de Shamballa y es también inherente a la forma (como lo son los otros dos), oportunamente relaciona la voluntad humana, por medio del correcto empleo de la mente, con el planeamiento organizado de su vida independiente e individual en los [i86] tres mundos, y eventualmente relaciona y reorienta esa voluntad con la Voluntad de Dios.

     Estas tres energías están simbolizadas tenuemente en la vida de Cristo, cuando ejercían influencia sobre el Maestro Jesús, hace dos mil años.

     El aspecto purificador de la fuerza monádica está indicado en el episodio del Bautismo; el aspecto destructor puede observarse expresándose a sí mismo en el momento de la crucifixión, cuando rasgó de arriba abajo el velo del Templo. El episodio que indica la energía organizadora y la relación entre la voluntad espiritual del Cristo y el propósito y la voluntad del Padre, aparece cuando exclamó en el huerto de Getsemaní: "Hágase Tu Voluntad y no la mía". Este acto final tiene estrecha relación con la voluntad expresada conscientemente por el Cristo-Niño, cuando estando en [e82] el Templo comprendió que debía atender los asuntos de su Padre y que cumpliría la voluntad y ejecutaría el propósito del Padre, la Mónada, y de Aquel de Quien la Mónada es la expresión.

     Dichas energías han precipitado la crisis mundial, y es de valor reconocer la naturaleza real de las fuerzas de Shamballa a medida que actúan sobre nuestra vida planetaria y desarrollan el destino humano. La gran energía purificadora está regenerando a la humanidad, y el signo externo y visible de ello lo tenemos en la difusión de incendios, característica de la guerra actual (1914-1945). Mucho mal se está consumiendo debido a la revelación de la terrible naturaleza de ese mal, y por este intermedio se está logrando la unidad. El género humano vio el mal en todos los países, y sabe que los hombres lo han producido. Los hombres han visto ese espectáculo que nunca olvidarán, y el horror así engendrado ayudará a reforzar la voluntad humana hacia un mejoramiento. La energía destructora tiene su parte bella cuando son captados los valores espirituales. Va desapareciendo lo que tan groseramente aprisionó al espíritu; la pétrea tumba de la humanidad se está resquebrajando y libera a los hombres para llevar una vida de resurrección. Recuerden que en el intervalo entre la experiencia en la tumba y Su aparición a Sus discípulos en forma [i87] viviente, el Maestro Jesús descendió al infierno (hablando en forma figurada), liberando a quienes se hallaban allí confinados. Se producirá un intervalo entre la oscuridad de la guerra, con la maligna historia del pasado y la aparición de una viviente civilización y cultura basadas sobre los valores espirituales, que desarrollará inteligentemente el propósito divino. Para ello se está preparando ahora el escenario.

     La Crucifixión y la experiencia en la tumba llevan con el tiempo a la resurrección y a la vida. La destrucción es espantosa, pero en este ciclo particular, concierne sólo al aspecto forma de la manifestación, y (un punto que encarezco no olvidar) es la destrucción de mucho mal planetario, el cual ha estado enfocado durante eones en toda la humanidad y ha sido traído a la superficie y precipitado a una violenta actividad por un grupo de hombres malignos, cuyo destino era ése, resultado de su propia y deliberada elección y también de prolongados ciclos de egoísmo estrictamente materialista.

     Quisiera pedirles a los aspirantes y discípulos que reflexionen sobre el destructivo propósito de Dios -propósito motivado por el amor, guiado por un sensato juicio respecto a la forma que ama y fomenta la vida, y por sus resultantes valores espirituales.

     Existe en la materia misma una energía inherente muy destructora y poderosa, con la cual actúan las Potencias del Eje. La [e83] energía destructora que emana del "luminoso centro", Shamballa, es algo muy distinto y quisiera que lo recordaran. El poder destructor del espíritu no es el mismo que el de la materia. El ser humano destruye su propia forma una y otra vez por medio de la práctica del alma y por el enfoque materialista de sus deseos; es bien sabido que llevar una vida viciosa engendra enfermedad.

     El discípulo también puede destruir su naturaleza forma por el servicio altruista y devoción a una causa. En ambos casos la forma es destruida, pero el impulso motivador es distinto y la energía destructora proviene de diferentes fuentes. La muerte de un Maestro Jesús o de un Padre Damián, [i88] la muerte de un Hitler o de un asesino, no son el resultado de las mismas energías esenciales.

     Cuando el fragor de la batalla, el humo y el fuego de los bombardeos y los crueles efectos producidos en los cuerpos humanos hayan quedado en el pasado, le será evidente al aspirante comprensivo, que mucho mal fue destruido en todos los campos de la actividad humana -también en los campos de la teología religiosa, de la política y de la egoísta competencia comercial. Entonces corresponderá a la humanidad precipitar y afianzar el emergente bien, lo cual aprenderá a realizarlo empleando la tercer energía de Shamballa -la energía organizadora. El nuevo mundo será construido sobre las ruinas del antiguo. Surgirá la nueva estructura. Los hombres de buena voluntad de todas partes, guiados por el nuevo grupo de servidores del mundo, se organizarán en vitales batallones y su primera tarea consistirá en desarrollar las rectas relaciones humanas mediante la educación de las masas. Ello significa que debe haber un desarrollo paralelo de la opinión pública iluminada, que (esotéricamente hablando) es la correcta respuesta al sonido impartido por la voluntad de Dios a los oídos atentos. Entonces, en verdad, la humanidad saldrá del desierto, abandonará los mares y sabrá que Dios es Fuego.

Notas:

1. Exteriorización de la Jerarquía
2. Ídem.


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