Telepatía y el Vehículo Etérico - Segunda Parte - Capítulo II
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SEGUNDA PARTE CAPITULO II EL FUNDAMENTO DE LA NO SEPARATIVIDAD |
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[e120] [i148] El empleo de la imaginación creadora podría ser de valor aquí. Quizá no nos proporcione una verdadera imagen de los puntos a tratar, pero nos hará ver una gran realidad. La realidad a que me refiero es que no existe una posible separatividad en nuestra vida planetaria manifestada, ni en ninguna otra parte, ni siquiera más allá de nuestro "círculo no se pasa" planetario. El concepto de separatividad y de aislamiento individual es una ilusión de la mente humana, que aún no está iluminada. Todo lo que existe (cada forma, todo organismo existente en cada forma, todos los aspectos de la vida manifestada en cada reino de la naturaleza) está íntimamente relacionado entre sí a través del cuerpo etérico planetario (del cual todos los cuerpos etéricos son partes integrantes) que subyace en todo lo existente. Por poco que pueda significar e inútil que pueda parecer, la mesa en que se escribe, la flor que se tiene en la mano, el caballo que uno monta, el hombre con quien se conversa, comparten la vasta vida circulatoria del planeta a medida que fluye en todo aspecto de la naturaleza forma a través y fuera de él. Las únicas diferencias existentes residen en la conciencia, particularmente en la conciencia del hombre y en la de la Logia Negra. Existe sólo UNA VIDA que fluye por todas las formas, las cuales constituyen, en conjunto, nuestro planeta - tal como lo conocemos. Todas las formas están relacionadas, interrelacionadas y son interdependientes; el cuerpo etérico planetario las mantiene unidas de manera que aparecen, ante los ojos del hombre, como un Todo coherente, cohesivo y expresivo o, ante la percepción de la Jerarquía, como una gran conciencia en desarrollo. Las líneas de luz pasan de una forma a otra. Unas son brillantes, otras débiles, algunas se mueven o circulan con rapidez, otras están aletargadas o son lentas en su [i149] interacción, unas circulan con facilidad en algún reino particular de la naturaleza y otras en otro; algunas vienen desde distintas direcciones, pero todas están en continuo movimiento, es decir, en constante circulación. Todas pasan, penetran y atraviesan cada forma y no hay un solo átomo en el cuerpo que no [e121] sea receptor de esta energía viviente y móvil; no existe ni una sola forma que no "mantenga su forma y vivencia" debido a este determinado flujo y reflujo; en consecuencia, no hay ninguna parte del cuerpo de manifestación (parte integrante del vehículo planetario del Señor del Mundo) que no esté en complejo y a la vez en completo contacto con Su divina intención, mediante Sus tres centros mayores: Shamballa, la Jerarquía y la Humanidad. No es necesario que Él esté en contacto consciente con la multiplicidad de formas que componen Su gran vehículo. Sin embargo, esto es posible, si así Lo desea; pero no Le sería de valor, como tampoco lo es para el aspirante, ponerse en contacto consciente con algún átomo de determinado órgano del cuerpo físico. Sin embargo, trabaja por medio de Sus tres centros mayores: Shamballa, el centro coronario, la Jerarquía, el centro cardíaco planetario, y la Humanidad, el centro laríngeo planetario. Las energías actúan automáticamente en otras partes - controladas desde tres centros. El objetivo de las energías circulatorias - tal como nos parece cuando tratamos de penetrar en el propósito divino - consiste en vivificar todas las partes de Su cuerpo, a fin de promover el desenvolvimiento de la conciencia. Esto es fundamentalmente verdad desde el ángulo de Shamballa "donde la voluntad de Dios es conocida", pero es parcialmente verdad con respecto a los Miembros de la Jerarquía que perciben el Propósito, formulan el Plan y luego lo presentan en forma comprensible a los iniciados menores, discípulos y aspirantes. Ambos grupos trabajan totalmente con el aspecto conciencia, que motiva y dirige (según sea necesario) las energías móviles y [i150] circulantes. Esto no es verdad respecto a la mayor parte de la Humanidad, pues sólo es consciente dentro de su "círculo no se pasa", estando por lo tanto fundamentalmente separada debido a que pone el énfasis sobre la forma como existe en los tres mundos - los niveles físico densos del plano físico cósmico. En el más inferior de estos niveles la forma física externa reacciona y responde a las energías circulatorias mediante la energía etérica que procede de los cuatro niveles inferiores del plano etérico. Gradualmente la conciencia, dentro de estas formas, reacciona a la naturaleza del vehículo externo, cuando es impulsada desde los niveles etéricos, dando lugar a un desarrollo de profundo significado. Este desarrollo - hablando en general - cabe dentro de tres categorías:
Los estudiantes, por lo general hablan del cuerpo etérico como si fuera una entidad integral, constituida únicamente de sustancia etérica, olvidando que este cuerpo es el medio empleado para trasferir muchos tipos de energía y también olvidan los siguientes hechos: [i151]
a.
Los siete centros mayores, que ya conocen.
a.
El cuerpo etérico. Éstos forman una unidad y cuando están
encarnados son inseparables.
La palabra "prana" es casi tan mal interpretada como lo son los términos "etérico" y "astral". Esta vaga designación es responsable de la gran ignorancia que prevalece en los círculos esotéricos. Prana puede definirse como la esencia de vida de cada plano en la zona séptuple a la que denominamos plano físico cósmico. Es la VIDA del Logos planetario, reducida dentro de los límites, animando, vivificando y correlacionando a los siete [i155] planos (en realidad los siete subplanos del plano físico cósmico) y a todo lo que se encuentra dentro de ellos y sobre los mismos. El sustratma [e125] cósmico o hilo de vida del Logos planetario se manifiesta en el más elevado de nuestros planos (el logoico) y, mediante la instrumentalidad de las Vidas que dan forma, que se hallan en Shamballa (debo recordarles que no es el nombre de una localidad), entran en contacto o están relacionadas con la materia de la cual están formados los mundos manifestados - amorfos, como los planos etérico cósmicos (nuestros cuatro planos superiores), o tangibles y objetivos, como los tres planos inferiores. El hecho de que se llame tangible sólo a lo que se puede ver, palpar y tocar mediante los cinco sentidos, es completamente erróneo. Todo lo que existe en el plano físico, en el astral y en los niveles de la mente inferior, se considera como perteneciendo al mundo de la forma. Este plano mental inferior, al que me referí anteriormente, incluye el nivel en que se encuentra el cuerpo causal, el plano en que "flota el loto del amor", como lo expresa El Antiguo Comentario. Todo lo que se halla por encima de esto, en los niveles mentales, y asciende hasta al más elevado de los planos físico cósmicos, es amorfo. Estas diferencias deben tenerse en cuenta. En el cuerpo humano existe un maravilloso símbolo que establece la diferencia entre los niveles etéricos superiores y los llamados físicos. El diafragma separa la parte del cuerpo que contiene el corazón, la garganta, la cabeza y los pulmones, del resto de los órganos del cuerpo, los cuales son de gran importancia desde el ángulo de la VIDA. Aquello que la cabeza decide, el corazón impulsa, el aliento sostiene y se expresa por medio del aparato laríngeo, determina lo que el hombre ES. Abajo del diafragma se encuentran los órganos cuyo uso es mucho más objetivo, aunque de gran importancia; para que cada uno [i156] de estos órganos inferiores tenga vida y propósitos propios, su existencia y funcionamiento deben estar impulsados, decididos y condicionados por la vida y el ritmo que emanan desde la parte superior del vehículo. Esto no lo comprende fácilmente el hombre común, pero cualquier grave limitación o enfermedad física que exista arriba del diafragma, tiene un grave efecto compulsivo sobre todo lo que se produce abajo del mismo. No sucede lo mismo a la inversa. Esto simboliza la potencia y esencialidad del cuerpo etérico, tanto micro como macrocósmico, y la expresión macrocósmica de la cuádruple Vida, condiciona todas las formas vivientes. Cada uno de los cuatro éteres, como se los denomina a veces, está destinado, en lo que concierne al hombre, a ser canal o expresión de los cuatro éteres cósmicos. En la actualidad esto no es así, y lo será realmente cuando esté construido el antakarana y actúe, por lo tanto, como canal directo para los éteres cósmicos, a los que hemos denominado vida universal, intensidad monádica, propósito [e126] divino y razón pura. Reflexionen sobre estos tipos de energía e imaginen en forma creadora el efecto que producen cuando, en el trascurso del tiempo y del desarrollo espiritual, pueden fluir sin restricciones en el cuerpo etérico de un ser humano y a través de éste. Hoy, el cuerpo etérico responde a energías que provienen de:
Cuando el antakarana ha sido creado y los tres superiores se hallan directamente relacionados con los tres inferiores, entonces el alma ya no es necesaria. Luego, reflejando este acontecimiento, los cuatro niveles etéricos se convierten simplemente en trasmisores de la energía que emana desde los cuatro niveles etérico cósmicos. El canal entonces es directo, completo e ininterrumpido; la trama etérica de luz resplandece, y todos los centros en el cuerpo se despiertan y actúan al unísono y rítmicamente. Entonces el centro coronario - la vinculación con la Mónada y la Personalidad directamente relacionada - el loto de mil pétalos, el brahamarandra, estará directamente relacionado con el centro en la base de la columna vertebral. Así se establece el dualismo en lugar de la triple naturaleza de la manifestación divina: 1. Mónada................................................................................................... Personalidad 2. Centro coronario.................................... Centro en la base de la columna
vertebral. [e127]
[i158] El Antiguo
Comentario referente a esto dice: "Los tres que eran considerados como todo lo que era, actuando como Uno y controlando los siete, ya no existen. Los siete que respondieron a los tres, respondiendo al Uno, ya no oyen la triple llamada que determinó todo lo que fue. Sólo quedan los dos, para demostrar al mundo la belleza del Dios viviente, la maravilla de la Voluntad al Bien, el Amor que anima al Todo. Los dos son Uno, y así el trabajo queda terminado. Y entonces los "Ángeles cantan". Notas: |
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